Isabel de Valois

Isabel de Valois
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Reina consorte de España, Nápoles, Sicilia, Cerdeña.
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Reinado 22 de junio de 1559 - 3 de octubre de 1568
Otros títulos Duquesa consorte de Milán, duquesa titular consorte de Borgoña y soberana consorte de los Países Bajos.
Nacimiento 13 de abril de 1546
Fontainebleau, Bandera de Francia Francia
Fallecimiento 3 de octubre de 1568
Madrid, Bandera de España España
Entierro Panteón de Infantes del Monasterio de El Escorial
Predecesor María I de Inglaterra
Sucesor Ana de Austria
Consorte Felipe II de España
Descendencia Isabel Clara Eugenia, Catalina Micaela
Casa Real Casa de Valois
Padre Enrique II de Francia
Madre Catalina de Médicis.


Isabel de Valois. Reina de España y la tercera esposa del monarca español Felipe II de España. Su padre fue el rey francés Enrique II y su madre Catalina de Médici, estuvo prometida con el rey de Inglaterra pero al fallecer éste se decidió, según lo acordado en la Paz de Cateau-Cambrésis 1559, que contrajese matrimonio con el rey español.

Síntesis biográfica

Primeros años

Ella nació en el castillo de Fontainebleau. A pesar que su infancia transcurrió en la itinerante corte francesa, donde recibió todo tipo de cuidados y fue rodeada de comodidades. Así tras su nacimiento y para disgusto de su madre, fue puesta bajo la tutela de la amante de su padre, Diana de Poitiers. Cuando la princesa tuvo edad suficiente comenzó su instrucción en compañía de María Estuardo, la prometida del futuro Francisco II de Francia. La educación de ambas tuvo un marcado carácter humanista y fue vigilada atentamente por Catalina de Médicis, que si bien se mostró en ocasiones excesivamente severa, intentó participar de forma activa en los progresos efectuados por sus hijos. Isabel demostró en todo momento poseer una gran inteligencia y aunque no se han conservado muchos testimonios de esta época, parece que desde su infancia sintió adoración por la música y por las artes, seguramente como fruto de su educación, muy influenciada por los principios del Renacimiento.

Isabel de Valois prácticamente desde su nacimiento, había sido prometida en matrimonio al hijo de Enrique VIII de Inglaterra, aunque debido a la corta edad de ambos se decidió posponer el enlace. Este proyectado matrimonio, que pretendía sellar una alianza entre el rey inglés y Enrique III de Francia, no llegó a celebrarse debido a la prematura muerte de Eduardo VI en el año 1553.

Matrimonio

Aunque en su niñez estuvo prometida al futuro Eduardo VI de Inglaterra, al morir éste Isabel de Valois entró en las negociaciones previas del tratado de Cateau-Cambrésis, por el cual se acordó su boda con el príncipe Carlos de España, en 1559.

Ese mismo año, la muerte de María Tudor, segunda esposa de Felipe II, y la influencia del cardenal Granvela y sus consejeros de los Países Bajos, determinaron que Isabel de Valois se convirtiera en la tercera esposa del monarca español, y como tal, en reina de España. La unión de las coronas española y francesa fue acogida con entusiasmo en Francia. Gracias a su matrimonio y a la intervención de Isabel en favor de la firma de los acuerdos de Bayona con Francia en 1565, Felipe II estrechó la alianza contra el protestantismo.

Isabel de Valois y Felipe II

Isabel se casó con Felipe II de España, apodado "Felipe el Católico", hijo de Carlos V, emperador del Sacro Imperio Romano Germánico, e Isabel de Portugal en 1559. Originalmente se casó por poderes en Notre Dame, con el duque de Alba en pie de Felipe antes de salir de Francia. La mencionada ceremonia tuvo lugar en París el 22 de junio de 1559, en la catedral de Notre Dame. El matrimonio fue el resultado de la Paz de Cateau-Cambrésis en 1559. Su segunda esposa, María I de Inglaterra, había muerto recientemente, por lo que Isabel de Valois fue la tercera esposa de Felipe.

En su boda conoció al famoso pintor Sofonisba Anguissola y Ana de Mendoza, que iba a vivir con ella el resto de su vida. Isabel había sido un pintor aficionado antes, pero Anguissola le ayudó a mejorar su técnica aún más.

Felipe estaba encantado por completo a su novia de 14 años, y en un corto período de tiempo había renunciado a su amante. A pesar de la diferencia de edad, Isabel fue también muy satisfecha con su marido. En las cartas a su madre, se proclamó a sí misma como la suerte de haberse casado con un príncipe tan encantador. Felipe disfrutaba de torneos de caballería para entretener a su esposa. Isabel jugaría de señora feudal de los tres jóvenes príncipes de la corte española: Carlos, Príncipe de Asturias, Don Juan de Austria (hijo ilegítimo de Carlos V), y Alejandro Farnesio, duque de Parma (hijo de la hija ilegítima de Carlos V, Margarita).

Isabel había sido prometida al hijo de Felipe, Carlos, Príncipe de Asturias, pero las complicaciones políticas inesperadamente necesario en lugar de un matrimonio de Felipe. Su relación con su hijastro Carlos no presentaba problemas, era cálido y amable. A pesar de los informes de su comportamiento cada vez extraños, Carlos siempre fue amable y gentil con Isabel. Cuando finalmente llegó a ser necesario que Felipe la mantuviera bajo llave y en poco tiempo llevó a la desaparición del príncipe. Isabel lloró durante días. Felipe era muy apegado a Isabel, manteniéndose cerca a su lado incluso cuando estaba enfermo de viruela.

Vida matrimonial

La vida matrimonial de Isabel de Valois fue armoniosa en todo momento, ya que parece que ambos esposos se profesaron un gran cariño durante los años que duró su unión y esto a pesar de las discretas infidelidades cometidas por Felipe II, entre los años 1560 y 1564, sobre las cuales Isabel no realizó ningún comentario. Felipe II al igual que sus súbditos muy pronto aprendió a querer a su tercera esposa, que sin duda le ofreció los momentos más felices de su vida. Por su parte Isabel se mostró satisfecha con su vida de casada, a pesar de lo aburrida que le parecía la corte de España, tan diferente a la francesa. Así la reina en una carta enviada a su madre afirmó:

Este lugar me parecía uno de los más aburridos del mundo. Pero os aseguro, Señora, que tengo un marido tan bueno y soy tan feliz que aun cuando fuese cien veces más aburrido, yo no me aburriría nada.

Las acusaciones vertidas sobre la supuesta infidelidad de Isabel con Carlos de Austria y la teoría de que su muerte fue provocada por este motivo, no tienen ningún fundamento histórico, ya que por el contrario Felipe II confió ciegamente en su esposa. Prueba de la confianza que tenía depositada en Isabel es que en 1565 la envió en misión diplomática a Francia, acompañada por el duque de Alba, para que Catalina de Médicis cambiara la orientación de su política frente a los protestantes. Isabel que disfrutó de la compañía de su madre y su hermano, Carlos IX de Francia, discutió airadamente con la regente de Francia para salir en defensa de su esposo, a lo cual Catalina replicó: "Muy española venís". A pesar de que las conversaciones de Bayona no tuvieron éxito, Felipe II no tuvo reproches por la actuación de Isabel, pero hay que señalar que fue la única de sus esposas que participó en la política del reino.

Las relaciones de Isabel con los miembros de su nueva familia fueron en todo momento cordiales. La reina fue una de las mejores amigas de Juana de Austria y trató con cariño a don Carlos, el cual a pesar de sus bruscos cambios de humor siempre se mostró atento con su madrastra. Además la extremada juventud de la familia del monarca, don Juan de Austria y Alejandro Farnesio era prácticamente de su misma edad, provocó que el rígido protocolo que dominó la casa del rey fuera suavizado por Isabel, la cual se complacía en organizar fiestas, excursiones, bailes, mascadas, etc. Así era frecuente que Felipe II observara los juegos de su esposa complacida y que estuviera atento a todos sus caprichos.

Pero la felicidad de los monarcas nunca fue completa, ya que Isabel durante los años que duró su matrimonio dio muestras de tener una delicada salud. La reina padeció en dos ocasiones de viruelas y era frecuente que sufriera fuertes fiebres y trastornos intestinales, que la dejaban postrada en la cama durante días. Pero la actuación de los médicos de la corte no fue precisamente la más adecuada, ya que los tratamientos que se le aplicaron, sobre todo sangrías y purgas, no hicieron más que debilitarla. Por ese motivo Isabel sintió una profunda aversión por los médicos y tuvo que ser reprendida por su esposo por negarse a seguir las indicaciones de éstos.

Descendencia

La reina francesa, de carácter sensible y exiliada en la corte española, mantuvo a lo largo de toda su vida una inextinguible nostalgia de su país. De su unión con el soberano español sobrevivieron dos hijas.

En el mes de mayo de 1564 se anunció oficialmente que la reina se encontraba en estado, pero ésta abortó a los tres meses, debido a que sufrió de fiebres tercianas. En opinión de los médicos su vida corría grave peligro y por ese motivo Felipe II realizaba frecuentes visitas a sus aposentos. En el otoño de 1565 Isabel quedó nuevamente embarazada y el 1 de agosto de 1566 dio a luz en el palacio de Balsain, Segovia a su hija primogénita, Isabel Clara Eugenia. A pesar de la desilusión inicial, el monarca intentó animar a su esposa que se mostró muy apenada por no haber dado a luz un hijo.

Aproximadamente un año después, el 10 de octubre de 1567, nació Catalina Micaela y dada la condición de ésta y la delicada situación del heredero al trono, la cuestión sucesoria se hacía cada vez más desesperada. Ambos embarazos fueron muy duros para Isabel que se vio afectada por fuertes dolores de cabeza, mareos y vómitos.

Muerte

El último año de la vida de Isabel estuvo marcado por su profunda tristeza. Así intentó mediar sin éxito, en el conflicto que mantenía el rey con su hijo Carlos, aunque la locura de éste se agravó tanto que fue imposible interceder por él. La muerte de Carlos fue un duro golpe para ella, que en aquellas fechas se encontraba embarazada.

Una vez más la intervención desacertada de los médicos, provocó grandes sufrimientos a Isabel de Valois. Puesto que diagnosticaron trastornos intestinales a la reina, cuando en realidad ésta había quedado nuevamente embarazada en las Navidades de 1567. Así el duro tratamiento al que fue sometido empeoró su estado de salud de tal modo, que en el mes de septiembre no podía levantarse de la cama. Durante los días siguientes Isabel sufrió de fuertes dolores de riñones y de trastornos digestivos y urinarios. El 22 de septiembre de 1568 notó como las fuerzas la abandonaban y supo que el momento de su muerte estaba cerca, por ese motivo solicitó la presencia de su confesor y pidió al monarca que fuera a visitarla. En la última conversación privada que mantuvo con Felipe II, ésta rogó el perdón del monarca por no haber concebido hijo varón y le expresó su pena por dejar a sus hijas huérfanas a tan temprana edad. Además recomendó al monarca que tratara con consideración a las damas de su séquito y que sobre todo mantuviera la concordia con Francia.

Isabel dispuso poco antes de morir los detalles de su funeral. La reina pidió ser enterrada con un hábito de San Francisco, en el monasterio de las Descalzas Reales, tras lo cual solicitó por escrito la autorización de su cuñada, que había fundado el mencionado monasterio. El 3 de octubre comenzó a sentir terribles dolores y ante la sorpresa de todos, dio a luz a una niña de cinco meses, que apenas vivió unas horas. Isabel de Valois expiró poco tiempo después y fue enterrada siguiendo sus indicaciones. El pueblo lloraba su perdida, la corte hacía lo mismo y el desconsolado marido, que desde ese momento siempre vistió de negro y se recluyó por unos días en el monasterio de San Jerónimo para rezar por su alma.

Después de la muerte de Isabel, Catalina de Médicis le ofreció la hija menor de Margarita como una novia de Felipe. Felipe rechazó el ofrecimiento, porque pensó que estaba en contra de la ley bíblica y Canon para casarse con la hermana de la esposa fallecida. Felipe II intentó, en 1593, reivindicar el trono de Francia para su hija mayor basándose en la ascendencia materna de Isabel Clara Eugenia, pero el propósito fracasó a causa de la división de la Liga Católica y la conversión al catolicismo de Enrique IV de Borbón.

Ver también

Enlaces externos

Fuentes