Ciencia y Caridad

Ciencia y Caridad
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Obra del pintor español Pablo Picasso
Datos Generales
Autor(es):Pablo Picasso
Año:1897
País:Bandera de España España
Técnica:Oleo sobre lienzo.
Dimensiones:197 X 249'5 cm
Localización:Museo Picasso de Barcelona.

Ciencia y Caridad fue la última gran obra que Pablo Picasso pintó a los 15 años vinculada a la estética academicista. Pintada en 1897 el lienzo cosechó un buen número de éxitos; aquel mimo año. Se trata de una obra de realismo social que hace hincapié en los sentimientos filantrópicos y el avance de la ciencia.

Comentario.

Antes de que Picasso se pusiese en contacto con la Vanguardia artística en Barcelona y París, el academicismo impregnaba sus dibujos y obras. Esta obra fue realizada tras el fallecimiento de su hermana pequeña, Conchita, además influenciado el hecho por el ambiente melancólico de La Coruña y la añoranza de Málaga. Hechos estos que impregnaron la memoria de Picasso para que dos años después realizara esta obra cuando contaban tan sólo 16 años. Concurre con ella a la Exposición Nacional de Bellas Artes, presentada previamente en el Certamen Provincial de Málaga donde recibió la medalla de oro, y en Madrid obtuvo una de las 125 menciones honoríficas que se otorgaron en aquel año, sorprendiendo sobre todo por la alta calidad el cuadro, teniendo en cuenta la edad de su autor. Por otro lado, el tema de la obra incidía plenamente en la línea del realismo social, tan en boga entonces, lo que la hacía más atractiva para presentarla a concurso y, por otro, se trataba de una obra muy cuidada en todos sus aspectos, sabemos que es fruto de una detenida meditación por parte de Picasso, prueba de ello son siete bocetos preparatorios que se conservan, donde se va configurando la obra hasta concebir lo que tenemos delante. Un rasgo de minuciosidad que sorprende en un Picasso que siempre lo conocemos con una ejecución rápida y espontánea, como de hecho aparece en numerosas ocasiones a lo largo de su producción, si no, qué mejor ejemplo que el propio Guernica.

Análisis de la Obra.

El tema, la idea y la composición de la obra partieron de don José (su padre) y en ella quedan reflejadas las influencias de la época: la búsqueda del efecto luminoso heredado del impresionismo, pero también cierto provincialismo, se mezclan con la intención social y humanitaria de algunos modernistas. En el colorido, también se ven dos tendencias: la paleta académica de ocres y marrones acoge tonos «fin de siglo», como son el malva, lila y blanco. La rigidez y estructura de la obra contrasta con la libertad de los bocetos preparatorios, que se guardan.

Para la figura del médico, posó el padre del artista; para la enferma, una pordiosera que pedía limosna en las inmediaciones del estudio y que fue contratada con el niño a dos duros por sesión, más los regalos y golosinas que le diesen al pequeño. El hábito de hermana de la caridad fue facilitado por sor Josefa González, de la comunidad de San Vicente de Paúl, que había sido atendida médicamente en algunas ocasiones por don Salvador. La escena representa a una madre en el lecho la cual se nos presenta inerte, casi sin vida, muestra la mano derecha que pende sin gesto; el médico circunspecto observa su reloj de bolsillo mientras le toma el pulso, él representa la ciencia. La caridad está representada por la monja la cual la atiende ofreciéndole una taza y portando a su hijo; la mirada afligida de la madre trasluce su pensamiento: ¡pobre hijo mío!

La habitación es mísera, a juzgar por el aspecto de las paredes, la ventana permanece cerrada y la decoración es sobría, prácticamente desnuda.Un espejo cuelga de la pared, excesivamente elaborado, su marco contrasta con la sencillez del habitáculo y la escena. El espejo sobre su cabeza nos recuerda la vanidad misma, es el símbolo de la autenticidad, objetividad, sinceridad, en el espejo el alma se muestra tal como es. En los momentos difíciles la vanidad ya no sirve, es el alma desnuda la que se muestra tal y como es realmente, demostramos lo que anhelamos. A la altura de la enferma la atiende el médico, aunque la atiende callado él está cerca, no a los pies de la cama y de pie. La monja en sus manos ofrece a la madre dos alternativas: una posible medicina o alimento y el hijo deseado; la madre ya ha optado por cual elegir, es como si estuviese pensando: ¡pobre hijo mío, que va a ser de tí cuando yo falte! El artista ha sabido captar a la perfección el ambiente recargado de la estancia que invita al descanso y el recogimiento a través de una luz que es tenue y completamente artificial, y una gama cromática oscura en la que destaca sobremanera la palidez de la enferma. Este es, también y sobre todo, un cuadro de manos: aparecen varias manos pintadas en diferentes actitudes y posturas. Manos de anciano, de hombre o de mujer, manos de niño... Picasso se lo contaba a su amigo Sabartés:

“Mi padre me lo decía siempre: en las manos es donde se ve si un pintor es bueno o no”.

El color de la vida y la muerte.

En cuanto a los colores representados en la obra, los tonos que predominan son el amarillo y el negro, ambos relacionados con la enfermedad y la muerte (el negro es uno de los colores con el valor simbólico de lo absoluto, y comparable por eso a su opuesto el blanco; es negra la negación de la vanidad terrena a la vez que una promesa de la futura resurrección. Principalmente la enferma está representada en un tono más amarillento que los dos personajes que están en contacto con ella, lo que puede apreciarse comprobando el color de las manos de los tres personajes. Igualmente la colcha o manta es de un intenso color amarillo lo que pone una vez más de relieve la situación de enfermedad en que se encuentra la encamada, recordemos que el amarillo está relacionado con uno de los humores corporales "bilis amarilla" de la Teoría de los cuatro humores corporales. En la manta destacan unas líneas en rojo, color que en la simbología tiene un carácter muy especial; ya desde el Neandertallos cadáveres eran pintados de rojo, probablemente para devolverles así el color rojo de la sangre y el color de la vida. Al atribuírsele un carácter de calentador y ser considerado el resplandor de la sabiduría, en la obra ésta es demostrada por la enferma con su gesto de aceptar su situación y el trance al que se enfrenta. Es un color considerado vital y hace referencia tanto al amor como a la lucha entre la vida y la muerte. En el Cristianismo, el rojo es el color de la sangre de Cristo y de los mártíres, (el rojo de los Cardenales de la Iglesia sugería que los que lo llevaban estaban dispuestos a morir por la Iglesia); en defmitiva, el rojo significa entrega, pero también tribulaciónque es la idea que antes apuntábamos referida a la sensación que transmite la enferma.

Temática.

La temática del lienzo es una escena de género que en el siglo XX vino a sustituir en los círculos oficiales la tradicional pintura de historia tan popular en el siglo anterior. En ella se pone de manifiesto tanto el avance de la Medicina, una tendencia en boga durante aquellos años como el carácter filantrópico de la nueva sociedad. El artista presenta la perfecta combinación que debía regir en los centros hospitalarios de la época: la ciencia representada por el médico y la Caridad a los enfermos que representa la religiosa. Ambos unidos bajo un mismo propósito, aliviar al paciente. En la actualidad el lienzo se conserva en el Museo Picasso de Barcelona junto con seis dibujos preparatorios que demuestran el concienzudo trabajo del artista para preparar la composición de su obra.

Fuentes