José Maceo

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José Maceo
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El león de oriente
Mayor General
NombreJosé Marcelino Maceo Grajales
ApodoEl León de Oriente
LealtadEjército Libertador Bandera de Cuba
Participó enGuerra de los Diez Años
Guerra Chiquita
Guerra Necesaria

Nacimiento2 de febrero de 1849
finca Las Delicias,
Majaguabo,
San Luis,
actual provincia de Santiago de Cuba
(antigua provincia de Oriente),
capitanía general de Cuba,
Reino de España Bandera de España
Fallecimiento5 de julio de 1896 (47 años)
cerca del caserío de Ti Arriba,
actual municipio de
Songo-La Maya,
actual provincia de Santiago de Cuba
(antigua provincia de Oriente),
capitanía general de Cuba,
Reino de España Bandera de España

José Marcelino Maceo Grajales (San Luis, 2 de febrero de 1849 - Songo-La Maya, 5 de julio de 1896) fue un militar cubano. Combatiente de las tres guerras por la independencia de Cuba, símbolo de coraje y valor para los cubanos. Carácter, firmeza de ideas, intransigencia y temperamento fueron rasgos que lo distinguieron. Protagonista de las más heroicas acciones. Hermano del mayor general Antonio Maceo.

El Apóstol José Martí en carta fechada el 3 de noviembre de 1894, unos meses antes de la alborada del 24 de febrero de 1895 escribe:

«Amigo, quien ha defendido con valor mi Patria y su libertad de hombre, es como acreedor mío y me parece mi hermano»

Síntesis biográfica

Nació el 2 de febrero de 1849, en la finca Las Delicias, cerca de la aldea Majaguabo, en el municipio San Luis. Fueron sus padres el venezolano don Marcos Maceo y la cubana Mariana Grajales, descendiente de dominicanos. Marcos y Mariana contrajeron matrimonio en 1851 ya Mariana tenía cuatro hijos de su primer matrimonio con Fructuoso Regüeiferos, llamados Felipe, Fermín, Justo y Manuel.

Con Marcos tuvo dos hembras ―Baldomera y Dominga― y siete varones ―Antonio, José, Rafael, Miguel, Tomás y Marcos― que suman once centauros que casi todos cayeron de frente al enemigo en la lucha por la libertad. Su padre fue el que les enseñó el sendero ya que fue el primero en caer. José desde muy niño, demostró lo que iba a ser de hombre, era fuerte y robusto, en sus juegos con los niños del barrio siempre era el jefe, todos los respetaban y lo querían.

Recibió la instrucción primaria, sus padres lo dedicaron a las labores del campo, era un gran jinete y un cazador empedernido con fama de experto tirador, fama esta que conservó hasta su muerte. Sus diversiones favoritas eran las lidias de gallos, los bailes y apasionadísimo en las conquistas amorosas. A pesar de ser un joven divertido era obediente y respetuoso con sus padres, demostrando siempre gran predilección por su hermano Antonio, sentía amor al trabajo que jamás abandonó.

El uso del fusil, el manejo del machete como arma para defenderse, la agilidad y destreza como jinete, la madurez de su pensamiento, fueron factores influyentes para que muy pronto se convirtiera en un verdadero guerrero. El desarrollo familiar sencillo, en el que la honradez, la honestidad y el amor a la libertad fueron presencia permanente de los Maceo Grajales en las luchas por la independencia de Cuba. Fue el único que participó en las tres guerras independentistas y en ellas acumuló una extensa hoja de servicios y varias cicatrices en su cuerpo.

Descendencia

De su relación con cinco mujeres, dejó descendencia a través de sus cinco hijos:

  • Cecilia López, no tuvo hijos
  • Teresa Pérez Nicot, tienen dos hijos Pilar y Alberto.
  • Patricinia Patro Rizo Necolarde, madre de Elizardo Maceo Rizo.
  • Elena González Núñez. Esposa legítima de José Maceo; de esta unión nace José de la Concepción Maceo González (quien sería gobernador de la provincia de Oriente,
  • Agripina la Negra Barroso Lazo. De esta relación nace el niño José Maceo Barroso.

Guerra de los Diez Años

Se incorporó el 12 de octubre de 1868. Ese mismo día tuvo su bautizo de fuego en el combate de Ti Arriba bajo las órdenes del capitán Juan Bautista Rondón. Posteriormente se subordinó al coronel Juan Monzón. Participó en el ataque a Jiguaní, en las acciones de El Cobre y El Cristo, y en la toma de Mayarí.

En 1869, encontrándose subordinado al mayor general Donato Mármol, jefe de la División Cuba, resultó herido en los combates de El Salado 8 de enero y La Sidonia 28 de agosto. En ese año también combatió en Majaguabo Arriba, Maniabón, Baitiquirí, San Agustín de Aguarás, donde cayó su padre, Marcos, el 24 de mayo de 1869; el ingenio Armonía entre otros. En 1870 participó en las acciones de El Mijial, Pinalito, Songuito, Hondón de Majaguabo, Tí Arriba, Barajagua, Nuevo Mundo 12 de diciembre, donde fue herido, y Larrieta.

En 1871 se batió en La Gloria, El Ermitaño, San Juan, Pilotos y El Quemado. Integró las fuerzas del mayor general Máximo Gómez que invadieron a la región de Guantánamo en agosto de ese año. Después de combatir en Loma de La Galleta y La Estacada, resultó herido gravemente en el Cafetal de La Indiana 12 de agosto de 1871, y permaneció convaleciente hasta enero de 1872.

En ese mes se destacó en el ataque a Tiguabos, el 24 y el 29 de junio de 1872 fue nuevamente herido en Rejondón de Báguanos. Poco después sobresalió en las acciones de El Rayo y El Zarzal. El 20 de junio de 1873 fue nombrado jefe del 1er batallón del regimiento de infantería Guantánamo, con el cual participó en el combate de El Purial y en el ataque a Manzanillo. En febrero pasó al contingente que organizó Gómez para invadir a Las Villas. Tuvo participación en los combates de Naranjo-Mojacasabe, Las Guásimas, Cascorro, Tibisí y Arroyo Hondo, entre otros.

El 30 de septiembre de 1874 regresó a Oriente, junto con su hermano Antonio. Allí fue nombrado jefe del regimiento de infantería Santiago, con el cual combatió en Tí Arriba en diciembre de ese año. Fue un firme opositor de la sedición de Lagunas de Varona 26 de abril de 1875. El 23 de mayo de 1875 recibió el mando del regimiento de infantería Guantánamo. En ese año sobresalió en los combates de Minas, San Germán, Mandinga, La Sabana, Montecristo, Cantillo, Gran Tierra y Mesa Grande. En los primeros días de enero de 1876 lo nombraron jefe del regimiento caballería Santiago, con el que asaltó el fuerte de Arroyo Plata, el 11 de enero de 1876, y combatió en Nuevos Mundos.

En mayo de 1877 demostró una vez más su lealtad a los mandos legítimos de la revolución al oponerse a los sediciosos de Santa Rita. El 12 de ese mes fue herido por segunda ocasión en Rejondón de Báguanos. En Mangos de Mejías 6 de agosto de 1877 salvó a Antonio de una muerte segura y lo protegió durante su convalecencia. Terminó ese año combatiendo en Pinar Redondo y Sabana del Burro. En febrero de 1878 estuvo en los combates de Llanada de Juan Mulato y Tibisial, en momentos en que otros cubanos gestaban el Pacto del Zanjón. Fue una de las principales figuras de la Protesta de Baraguá, el 15 de marzo de 1878.

Dos días más tarde recibió el mando de una columna volante para continuar la guerra. Sostuvo los combates de Arroyo Blanco, El Caobal y Dos Caminos. Después de la salida de Antonio hacia Jamaica 9 de mayo de 1878, se mantuvo por la zona de Palma Soriano hasta el 4 de junio de 1878, en que depuso las armas en San Luis. En esta guerra recibió ascensos con la siguiente secuencia:

  • cabo, 11 de enero de 1869;
  • sargento, mayo de 1869;
  • teniente, finales de 1870;
  • capitán, 24 de enero de 1871;
  • comandante, 10 de marzo de 1872;
  • teniente coronel, 20 de junio de 1873.
  • coronel, 17 de marzo de 1878, otorgado por el Gobierno provisional de Baraguá, reconociéndole una antigüedad con fecha 1 de noviembre de 1876.

Guerra Chiquita

En las calles de Santiago de Cuba, junto con Guillermón Moncada y Quintín Bandera, dio el grito de “Viva Cuba Libre” el 26 de agosto de 1879 iniciando así la Guerra Chiquita en la parte sur de Oriente. Durante casi diez meses mantuvo gran actividad sobre el enemigo, destacándose el ataque a Peladero, la acción de La Gran Piedra 12 de diciembre de 1879, donde venció al Batallón Madrid; el encuentro en Alto de Boquerón y el victorioso combate de Arroyo de Agua 29 y 30 de marzo de 1880.

Fue ascendido a general de brigada. Ante la esterilidad de continuar la lucha y encontrándose acosado por el enemigo, se vio obligado a contraer el acuerdo de Confluentes, mediante el cual deponía las armas con la condición de que se le garantizara, a él y a sus compañeros, la salida del país.

Prisión y exilio

El 4 de junio de 1880 embarcó por Guantánamo hacia Jamaica y, encontrándose en alta mar, fue apresado por un cañonero español y conducido a Puerto Rico. Mes y medio después lo enviaron a las islas Chafarinas, adonde llegó el 3 de agosto de 1880. En agosto de 1882 lo trasladaron hacia las prisiones de Ceuta, pero al hacer escala en Cádiz logró fugarse, el día 15, y tomó un barco con destino a Tánger, Marruecos. Allí obtuvo el permiso del cónsul de Estados Unidos para ingresar en ese país.

Cuando hizo escala en el Peñón de Gibraltar, el jefe de la policía de ese lugar, quien había sido sobornado por el cónsul español lo entregó a las autoridades españolas. Lo condujeron a Algeciras y de allí al castillo de El Hacho, en Ceuta. Posteriormente estuvo en las cárceles de Pamplona y de La Estrella. En julio de 1884 fue trasladado hacia el castillo de La Mola, en Mahón, de donde escapó hacia Argelia el 22 de octubre de 1884. Después de pasar por Francia, Estados Unidos y Jamaica, viajó a Panamá para encontrarse con Antonio, en diciembre de 1886.

Guerra del 95

Busto a José Maceo ubicado en la Avenida de los Libertadores de Santiago de Cuba

Con vistas a participar en la Guerra del 95, integró junto con su hermano, la expedición de la goleta Honor, que bajo el mando del mayor general Flor Crombet desembarcó por Duaba, Baracoa, el 1 de abril de 1895, fecha en que sostuvieron el primer contacto con el enemigo. El día 8 de abril, tras un encuentro con una emboscada montada por los guerrilleros en La Alegría, los expedicionarios fueron dispersados. José, junto a Flor y otros cuatro expedicionarios, fue perseguido por los montes.

El día 10 de ese mismo mes cayó Flor, en Alto de Palmarito, y José quedó aislado. Tras una verdadera odisea, ocho días más tarde logró hacer contacto con un pequeño destacamento subordinado al entonces teniente coronel Prudencio Martínez. Algunas fuentes plantean que este encuentro debió haberse producido el día 18 de abril en lugar del 23. El 25 combatió a una columna española en Arroyo Hondo y el 28 de abril de 1895 fue ascendido a mayor general.

Después del combate de Jobito 13 de mayo de 1895 quedó al frente de los regimientos Moncada y Crombet, con los que iba tomando cuerpo la 1ra división, cuya jefatura asumió. Le siguieron los combates de Santa Fe, La Esperanza, Santa Rosa, Yateras, La Soledad, Santa Lucía, San Andrés, Loma de la Cruz, Santa Rosa, Baconao, Guantánamo, Casa Soto, El Desierto, La Galleta, Santa Rita de Burenes, Sao del Indio y otra vez Jobito.

Además de que ya era jefe del 1er Cuerpo, el 20 de octubre de 1895 su hermano Antonio le entregó el mando de la provincia oriental 1er y 2do cuerpo.Ocho días más tarde se despidieron. Antonio continuó con su marcha invasora hacia occidente. El 6 de diciembre de 1895, el general en jefe ratificó en el mando del Departamento Oriental a José con carácter interino. Nueve días después recibió una herida de bala en la pierna derecha durante el combate de La Juba.

En 1896 libró las acciones de La Curia, Maibío, Sagua de Tánamo, Altos de Ampudía y Arroyito. En abril, el Consejo de Gobierno nombró al mayor general Mayía Rodríguez en el cargo de jefe del Departamento Oriental; pero José se negó a entregarle formalmente esa jefatura sin una orden expresa del General en Jefe. No obstante, renunció al cargo.

Después de haber desistido Mayía de los propósitos del gobierno, José continuó mandando la provincia hasta finales de mayo en que asumió el cargo el mayor general Calixto García, quedando José como jefe del 1er cuerpo. Aunque volvió a hacer efectiva su renuncia, ésta no fue aceptada. El 29 de abril de 1896 había combatido exitosamente en el ingenio Triunfo; le siguieron las acciones de Cauto Abajo, Altos de Santiago y El Caney.

Muerte

El 5 de julio de 1896 fue gravemente herido en combate en la batalla de Loma del Gato y murió horas después en La Soledad de Ti Arriba (cerca de Songo-La Maya). Sus compañeros de luchas ocultaron celosamente su cadáver para que no fuera profanado por los españoles.

Su muerte fue una pérdida sensible para la revolución y abrió en las filas del Ejército Libertador un claro difícil de superar.

Véase también

Fuentes