San Bartolomé de Tirajana

San Bartolomé de Tirajana
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Municipio de España
Bandera de San Bartolomé de Tirajana
Bandera

Escudo de San Bartolomé de Tirajana
Escudo

San bartolome de tirajana mapa.png
Ubicación del municipio en la isla de Gran Canaria
Coordenadas: [1]
CapitalTunte
EntidadMunicipio
 • PaísBandera de España España
 • Comunidad autónomaFlag of the Canary Islands.png Islas Canarias
 • ProvinciaProvincia de las palmas bandera.png Las Palmas
 • IslaBandera gran canaria.png Gran Canaria
AlcaldeMarco Aurelio Pérez Sánchez (2023)
Subdivisiones65 localidades
SuperficiePuesto (Canarias) 1.º
 • Total333,13 km²
Población (2024)Puesto (Canarias) 3.º
 • Total52 936 hab.
 • Densidad158,9 hab/km²
Sitio web oficial
Dunas de Maspalomas.jpg
Dunas de Maspalomas, uno de los principales atractivos del municipio

San Bartolomé de Tirajana es un municipio del sur de la isla de Gran Canaria, perteneciente a la provincia de Las Palmas, en la comunidad autónoma de Canarias. Con una superficie de más de 330 km², es el término municipal más extenso de la isla y uno de los más importantes desde el punto de vista turístico.

Su capital se encuentra en el núcleo interior de Tunte, mientras que en la franja costera se localizan los principales núcleos turísticos, entre los que destacan Maspalomas, Playa del Inglés y San Agustín. Estas zonas costeras han sido clave en el desarrollo económico del municipio, consolidándolo como uno de los principales destinos vacacionales del archipiélago desde mediados del siglo XX.

San Bartolomé de Tirajana combina una notable diversidad geográfica, que abarca desde paisajes de alta montaña hasta extensas playas y dunas, lo que le confiere una singular riqueza natural y cultural dentro del conjunto insular.

Historia

Época prehispánica

La presencia humana en el territorio que hoy ocupa San Bartolomé de Tirajana se remonta, según los restos arqueológicos hallados en la necrópolis de Arteara, al menos a los siglos IV o V. Antes de la conquista castellana, esta zona formaba parte del guanartemato de Telde, uno de los dos reinos indígenas en los que se dividía la isla de Gran Canaria.

Los documentos históricos posteriores a la incorporación a la Corona de Castilla permiten conocer la existencia de varios asentamientos aborígenes relevantes en la zona, como Tirajana, Taidia y Tunte. Tirajana era el más extenso de ellos, con más de un centenar de cuevas utilizadas como viviendas, graneros y lugares de enterramiento. Taidia se localizaba cerca del actual Pan de Azúcar o Riscos Blancos, y junto a este risco se hallaba el almogarén de Humiaga, destruido en 1479 por fuerzas conquistadoras dirigidas por Pedro Hernández Cabrón.

En el lugar donde hoy se encuentra el pueblo de San Bartolomé de Tirajana, conocido también como Tunte, existía un importante núcleo indígena ubicado en una zona fértil y arbolada. De aquella época aún se conserva una vivienda aborigen que, pese a haber sido modificada a lo largo del tiempo, sigue en uso como residencia particular. La economía de la población prehispánica se basaba en la agricultura y la ganadería, y con el paso del tiempo se desplazaron hacia las zonas de medianías en busca de mejores recursos hídricos y mayor seguridad frente a incursiones externas.

Conquista y siglo XV

El 24 de agosto de 1479, coincidiendo con la festividad de San Bartolomé, las tropas castellanas bajo el mando del obispo Juan de Frías y el capitán Pedro Hernández Cabrón sufrieron una importante derrota en las inmediaciones de la caldera de Tirajana. No obstante, en 1484, las fuerzas dirigidas por Pedro de Vera lograron culminar la conquista de la isla en nombre de los Reyes Católicos.

Uno de los últimos focos de resistencia indígena se localizó en el actual término municipal de San Bartolomé de Tirajana, en el área de Ansite, donde los defensores, superados en número y recursos, optaron en muchos casos por el suicidio antes que rendirse. El sometimiento definitivo ocurrió el 16 de marzo de 1485, marcando el final de la conquista de Gran Canaria.

Tras la incorporación de la isla a la Corona de Castilla, los Reyes Católicos ordenaron respetar la libertad de los aborígenes pacificados y en proceso de cristianización, aunque permitieron la esclavización de aquellos que resistieran activamente. Algunos abusos por parte de conquistadores fueron corregidos gracias a la intervención directa de representantes reales.

El territorio conocido como Los Tirajanas fue incluido dentro del señorío de Agüimes, con el barranco de Tirajana como frontera jurisdiccional. Gran Canaria, al haber sido conquistada como isla de realengo, experimentó un proceso de reparto de tierras a manos de Pedro de Vera, que benefició a los colaboradores de la conquista conforme a su participación y estatus social. Tirajana formó parte del tercer distrito de estos repartimientos, aunque amplias zonas quedaron como tierras comunales o de dominio real.

En 1494, los Reyes Católicos concedieron el fuero de Gran Canaria, inspirado en los modelos castellanos y andaluces. Este documento no solo regulaba aspectos jurídicos, sino también la estructura territorial y administrativa de la isla. El Cabildo, con sede en Las Palmas, fue establecido como órgano rector insular, y en los pueblos con parroquia propia se instituyeron figuras como el alcalde pedáneo, los diputados del común y el síndico personero, con diferentes sistemas de nombramiento según el periodo.

A nivel eclesiástico, la isla fue inicialmente dividida en tres beneficios: Las Palmas, Gáldar y Telde. San Bartolomé de Tirajana quedó adscrito a este último, aunque con el tiempo se constituyeron nuevas parroquias. Tras la conquista, se construyó en el núcleo de Tunte una iglesia dedicada a San Bartolomé, destacada por su artesonado de estilo mudéjar, que aún se conserva.

Siglo XVI

Durante el siglo XVI, el actual municipio de San Bartolomé de Tirajana fue escenario de acontecimientos relevantes tanto a nivel local como en el contexto de la expansión atlántica. En 1502, Cristóbal Colón fondeó en la costa de Maspalomas durante su cuarto viaje hacia América para aprovisionarse de agua y leña. En conmemoración de este hecho, se erigió en 2002 una escultura junto a la playa, recordando su paso por la zona el 24 de mayo de ese año.

A nivel eclesiástico, se documenta la llegada del primer sacerdote residente en 1535, mientras que en 1537 aparecen las primeras referencias a las salinas del Castillo del Romeral, evidencia de una temprana actividad económica relacionada con la extracción y comercialización de sal.

La estructura social local comenzó a transformarse en esta etapa con la progresiva liberación de personas esclavizadas que trabajaban en las plantaciones de caña de azúcar. Aunque accedieron a la libertad, pasaron a formar parte de una clase social inferior. Este proceso, junto al contacto entre poblaciones de origen europeo, indígena, africano y morisco, dio lugar a un paulatino mestizaje.

La ganadería, especialmente caprina, ocupó un lugar destacado en la economía local. También se introdujeron otras especies como el ganado ovino, los camellos, los caballos y los asnos. En cuanto a la agricultura, se cultivaban cereales como la cebada y el trigo, aunque el principal cultivo comercial fue la caña de azúcar, orientada a la exportación hacia América y Flandes, lo que generó importantes beneficios económicos.

La playa de Maspalomas, que funcionaba como puerto natural, fue utilizada por embarcaciones pesqueras, transportes de madera y barcos que cubrían rutas atlánticas. La zona también fue objeto de incursiones por parte de piratas y corsarios de diversas nacionalidades. Entre estos episodios destaca el desembarco del corsario Pieter van der Does en 1599, tras su fallido intento de invasión de Las Palmas, quien recaló en Maspalomas para enterrar a sus hombres caídos y reabastecerse.

Siglo XVII

Durante el siglo XVII, San Bartolomé de Tirajana vivió importantes transformaciones en cuanto a la tenencia y explotación del suelo. Entre 1609 y 1619 se establecieron tres grandes mayorazgos en la zona: los de Francisco Amoreto, Alejandro Amoreto y la Casa de Rocha, este último incluyendo las salinas del Castillo del Romeral. La creación de estos mayorazgos respondía al objetivo de evitar la fragmentación de las tierras, asegurando su continuidad dentro de las mismas familias.

En 1624, el Cabildo vendió la Data de Maspalomas al capitán y regidor Simón Lorenzo de Acosta mediante un censo perpetuo. Esta propiedad fue revendida en 1630 a la familia Pérez Villanueva. Aunque la operación fue inicialmente anulada por el enviado real al tratarse de tierras de dominio público, el rey Carlos II ratificó la venta en 1680 mediante una Real Cédula. El territorio afectado abarcaba desde Arteara hasta el mar, incluyendo el barranco de Fataga y el Charco de Maspalomas, junto a sus pastizales y colmenares silvestres.

Estas tierras pasaron a constituir el llamado cortijo de Maspalomas, una unidad agrícola que permitió el asentamiento progresivo de colonos. Con el tiempo, el cortijo fue adquirido por Francisco Amoreto Manrique, consolidándose bajo la propiedad de su familia, que mantuvo un estrecho vínculo con la historia del municipio.

Para proteger las salinas de los ataques piráticos, el rey Carlos II autorizó en 1677 la construcción de una fortificación costera. Las obras de la Casa Fuerte de Santa Cruz del Romeral comenzaron en 1681. Esta estructura, que dio origen al actual Castillo del Romeral, llegó a alojar varios centenares de soldados y jugó un papel estratégico en la defensa del litoral, de la actividad salinera y de los barcos que buscaban refugio ante incursiones enemigas.

El siglo XVII también estuvo marcado por la ocupación irregular de tierras comunales. Numerosos particulares ocuparon terrenos de realengo que más tarde regularizaron mediante compraventas a tributo. Estas usurpaciones dieron lugar a conflictos entre los nuevos propietarios y los ganaderos tradicionales, que veían restringido el uso de los espacios comunales. La destrucción de archivos durante el ataque de Van der Does en 1599 dificultó la recuperación de documentos fiscales, lo que agravó las disputas por la tenencia de la tierra y dio lugar a enfrentamientos y disturbios en la comarca.

Siglo XVIII

Durante el siglo XVIII, la familia Amoreto consolidó su influencia en el sur de Gran Canaria al incorporar el cortijo de Maspalomas a sus dominios. Este se sumaba a otras propiedades significativas, como los cortijos de Juan Grande, Arguineguín y Amurga, todos bajo régimen de mayorazgo.

Entre 1706 y 1708, el Cabildo ordenó el deslinde de terrenos públicos con la finalidad de vender las tierras restantes y aliviar la difícil situación financiera que atravesaba. En paralelo, se incrementó el número de capellanías en San Bartolomé de Tirajana, que consistían en donaciones de tierras a la Iglesia a cambio de favores espirituales o privilegios eclesiásticos para los descendientes de los donantes. A comienzos del siglo XIX aún se contabilizaban dieciséis de estas fundaciones.

En 1732, la unión matrimonial entre los terratenientes Fernando Castillo y su prima Luisa Amoreto permitió fusionar importantes patrimonios. El rey otorgó entonces el título nobiliario de Condado de la Vega Grande de Guadalupe. Bajo la influencia de esta familia se erigieron edificios emblemáticos como la Casa Condal y la ermita de San Fernando el Chico en Maspalomas, así como una residencia en Juan Grande, actualmente utilizada como alojamiento turístico. A partir de 1774, la familia también heredó el mayorazgo de la Casa Ruiz de Vergara, lo que consolidó aún más su dominio sobre el territorio.

Durante esta época, los condes de la Vega Grande promovieron la construcción del llamado "camino del Conde", una vía privada que conectaba Agüimes con Arguineguín y facilitaba el acceso a sus propiedades del sur. Este camino se convirtió con el tiempo en la principal vía de comunicación de la zona y en eje del desarrollo urbano de Maspalomas, alrededor del cual crecieron viviendas y se ubicaron los edificios principales del incipiente núcleo urbano. Parte de este antiguo trazado aún se conserva como la actual calle Alcalde Marcial Franco.

Desde una perspectiva social, crónicas de la época como las de Pedro Agustín del Castillo y el fraile mercedario Medinilla mencionan la importante presencia de población negra y mulata asentada en Tirajana, muchos de ellos descendientes de esclavos manumitidos. Algunos llegaron a edades avanzadas, como Francisco Liria, de 108 años, o su suegro Pedro de la Cruz, que alcanzó los 115. Esta población formó una parte significativa de la comunidad local y desarrolló expresiones religiosas propias, como la Cofradía de San Sebastián de Tunte.

Hacia finales del siglo XVIII, se construyó el molino de agua de Fataga, también conocido como molino de Abajo o de Gurieta. Esta infraestructura rural, movida por el agua, fue concebida para la molienda de grano y hoy día se conserva en excelente estado como muestra de la arquitectura hidráulica tradicional.

Siglo XIX

El siglo XIX trajo consigo profundas transformaciones institucionales, sociales y económicas. Entre 1812 y 1814, con la promulgación de la Constitución de Cádiz, se instauraron ayuntamientos en localidades con más de mil habitantes. San Bartolomé de Tirajana eligió por sufragio censitario su primer ayuntamiento, aunque sin competencias fiscales ni presupuestarias, que seguían centralizadas en Las Palmas. El regreso del absolutismo con Fernando VII revocó estas reformas, aunque volvieron de forma transitoria entre 1820 y 1823.

En 1813, una epidemia asoló la zona sur de la isla, afectando gravemente a Maspalomas, Arguineguín y Cercados de Araña. En ese contexto se evidenció la necesidad de nuevas estructuras religiosas y se formalizó en 1814 la separación entre las parroquias de San Bartolomé de Tirajana y Santa Lucía.

En 1817 se produjo un conflicto entre la comunidad negra de Tunte y el clero local, cuando se les negó su tradicional participación en la procesión de San Sebastián. Este episodio evidencia la relevancia social de esta población, descendiente de antiguos esclavos dedicados principalmente a la agricultura.

En 1823 se construyó un nuevo cementerio junto al casco de la villa, ampliado en 1847. Ante su insuficiencia, se erigió un nuevo camposanto en estilo neogótico entre 1900 y 1905, obra de Tomás Arroyo, actualmente declarado bien de interés cultural.

Según datos censales, la población del municipio en 1834 era de 2.796 habitantes, aumentando a 4.644 en 1900. La mayoría eran jornaleros o aparceros con escaso nivel educativo. A partir de 1835, con las reformas liberales, los ayuntamientos adquirieron plena capacidad económica, y se estableció el partido judicial de Telde, con un juzgado de paz en el municipio.

Durante las desamortizaciones de Mendizábal y Madoz (1836-1855), las tierras comunales pasaron a manos privadas. En San Bartolomé de Tirajana, estos procesos no beneficiaron a los pequeños agricultores, sino que fortalecieron aún más a los grandes propietarios. A mediados del siglo XIX, el conde de la Vega Grande poseía cerca de un tercio del territorio municipal, cifra que ascendió al 37 % en el siglo XX. Según un amillaramiento de 1860, esta familia recogía más de la mitad de la producción de trigo y cebada, y el 39 % del maíz.

A partir de mediados del siglo XIX comenzó el poblamiento progresivo del litoral, hasta entonces escasamente habitado por su escasez de agua y exposición a incursiones piráticas. Entre 1860 y 1878, el cultivo de la cochinilla para la exportación vivió una etapa de auge, aunque no benefició a los agricultores modestos, centrados en cultivos de subsistencia.

En 1870 una severa sequía provocó una grave hambruna, intensificando la emigración hacia América, especialmente Cuba. La desaparición del mercado de la cochinilla, sustituida por colorantes sintéticos, sumada a la precariedad de las comunicaciones y la ausencia de una red de exportación eficaz, agudizó la crisis económica local.

En 1872 se inició la construcción del camino de La Plata, destinado a mejorar la comunicación con Las Palmas de Gran Canaria, dado el mal estado de los caminos existentes. El transporte marítimo desde Arguineguín seguía siendo más eficaz que el terrestre.

Con la Restauración borbónica en 1874 se inauguró una etapa de estabilidad política, en la que el control del municipio quedó en manos de los grandes propietarios, consolidando un sistema caciquil. En 1890 se celebraron las primeras elecciones municipales por sufragio universal.

Faro de Maspalomas en 1925

Ese mismo año se inauguró el Faro de Maspalomas y el muelle anejo, infraestructuras esenciales para el transporte de mercancías ante la falta de carretera costera. El faro, de 56 metros de altura, es actualmente uno de los símbolos del municipio. A partir de su construcción, se estableció un servicio mensual de transporte marítimo hacia la capital.

En 1894, la Reina Regente María Cristina concedió oficialmente a San Bartolomé de Tirajana el título de villa, a petición del propio ayuntamiento.

A finales del siglo XIX, la red de caminos reales consolidó la conexión de San Bartolomé de Tirajana con el resto de la isla, especialmente a través de rutas como el camino de La Plata, que conectaba la comarca con Gáldar, Telde y Las Palmas. Aunque las comunicaciones seguían siendo deficientes, estas rutas permitieron un tránsito más regular de personas y mercancías, siendo la base de futuras mejoras infraestructurales en el siglo XX.

Siglo XX

Durante el siglo XX, San Bartolomé de Tirajana experimentó un cambio radical en su estructura económica, social y territorial, pasando de una economía agrícola tradicional a convertirse en uno de los principales destinos turísticos de España.

En el contexto de la Guerra Civil Española (1936-1939), el ejército construyó la carretera que une Tunte con Ayacata, obra que más adelante sería asfaltada por el Ministerio de Obras Públicas, facilitando así el acceso a la zona central de la isla.

El inicio del turismo internacional en Gran Canaria tuvo lugar en la Navidad de 1957, cuando aterrizó el primer vuelo chárter de la aerolínea sueca Transair AB, con 54 pasajeros. Este hecho marcó el comienzo de una etapa de crecimiento turístico que transformaría profundamente la economía insular.

A mediados del siglo XX se construyó la carretera comarcal C-812, una de las principales vías que conectaban la capital con el sur de la isla antes de la llegada de las autopistas modernas. Este eje viario fue clave para el desarrollo del transporte terrestre y para el inicio de la actividad turística en la costa sur.

En 1961 se inauguró el poblado de San Fernando, construido sobre terrenos cedidos por Alejandro del Castillo y del Castillo, 8.º Conde de la Vega Grande. El proyecto incluía viviendas para aparceros del condado, además de una iglesia, una escuela y la urbanización del entorno, elementos financiados en parte por el propio Conde.

Ese mismo año, Alejandro del Castillo promovió el Concurso Internacional Maspalomas Costa Canaria, con el objetivo de desarrollar urbanísticamente la zona costera como enclave turístico. El proyecto ganador fue presentado por la empresa francesa S.E.T.A.P. (Société Pour L'Étude Technique d'Aménagements Planifiés). Aunque el diseño inicial fue modificado con el tiempo, el concurso marcó el inicio de una transformación sin precedentes, que convirtió a Maspalomas en un núcleo turístico de referencia a nivel nacional e internacional. Esta transformación implicó la rápida urbanización del litoral y el abandono progresivo del modelo agrícola tradicional que había caracterizado la región durante siglos.

En 1968 comenzó la construcción del templo ecuménico de El Salvador en Playa del Inglés, obra del arquitecto Manuel de la Peña Suárez, finalizada en 1971. Esta edificación respondía a la creciente presencia de visitantes internacionales de diferentes confesiones religiosas.

La conexión viaria entre el sur de la isla y la capital se mejoró significativamente con la construcción de la autopista GC-1. Esta infraestructura fue ejecutada por tramos desde la década de 1970 hasta los años 90, y más tarde ampliada hasta el municipio de Mogán. La GC-1 corre paralela a la antigua carretera comarcal C-812, formando un corredor logístico que actualmente constituye el principal eje de comunicación entre Las Palmas de Gran Canaria, el Aeropuerto y la zona turística del sur insular.

Geografía

San Bartolomé de Tirajana está ubicado en el sur de Gran Canaria, a 54,5 kilómetros de la capital insular. Con una extensión de 333,13 km², es el municipio más grande de la isla, con forma triangular que se abre hacia la costa sur, limitando con Tejeda, Mogán, Santa Lucía de Tirajana, Vega de San Mateo y Valsequillo. Su capital es el pueblo rural de Tunte, situado a 850 metros de altitud, y su punto más alto es el Morro de la Agujereada, con 1.957 metros.

La costa central destaca por sus playas amplias de arena dorada, el campo de dunas de Maspalomas y su charca de agua salobre, mientras que el norte es rocoso y el sur presenta acantilados. Tierra adentro, una llanura urbanizada se eleva gradualmente y está cruzada por profundos barrancos que conducen a las montañas centrales.

El municipio cuenta con un crecimiento urbano progresivo, representando en 2010 un 5,2 % del territorio. Además, posee importantes espacios naturales protegidos dentro de la Red Canaria de Espacios Naturales Protegidos, como los Riscos de Tirajana, el Parque Natural de Pilancones, el Paisaje Protegido de Fataga y la Reserva Natural de las Dunas de Maspalomas. También integra áreas de la Red Natura 2000 y zonas especiales para la conservación de aves y ecosistemas marinos, y dispone de montes de utilidad pública como San Bartolomé, La Plata, Maspalomas y Montaña del Rey.

Clima

San Bartolomé de Tirajana disfruta de un clima característico de la vertiente sotavento de Gran Canaria, protegido de los vientos húmedos del noreste. Esta situación geográfica provoca precipitaciones escasas y concentradas principalmente en los meses de invierno, con temperaturas suaves durante todo el año.

La temperatura media anual ronda los 15,8 °C, siendo enero el mes más frío con una media de 12,1 °C y agosto el más cálido, con aproximadamente 20,5 °C. Las precipitaciones anuales alcanzan un promedio de 307 mm.

Estas condiciones climáticas favorables explican que la temporada turística principal se extienda de septiembre u octubre hasta abril, periodo en el que el clima templado atrae a numerosos visitantes europeos.

Economía

La economía de San Bartolomé de Tirajana se basa principalmente en el turismo, especialmente en la zona costera, que actúa como motor económico dominante. Hacia las zonas más elevadas, el clima más fresco y la mayor fertilidad del suelo favorecen la agricultura, aunque esta representa una actividad secundaria.

El municipio cuenta con aproximadamente 29.615 hectáreas de terrenos rústicos divididos en más de 9.300 parcelas, en las que predominan los pastos y terrenos incultos (85,9 %), seguidos por especies maderables (9,5 %), regadíos (2,3 %), frutales (1,1 %) y cultivos de secano (1 %).

Actualmente, el turismo atraviesa un proceso de modernización y adaptación a nuevas demandas, impulsado por planes elaborados con la colaboración de instituciones como la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, el ayuntamiento, el cabildo y el Gobierno de Canarias. Estos planes buscan conservar el patrimonio cultural y arquitectónico mientras renuevan la oferta turística.

Entre los proyectos previstos destacan la construcción de un parque temático multiaventuras y un centro de alto rendimiento para deportes de motor en la Punta de Tarajalillo, así como la creación del parque acuático Wake Park Feliz, orientado a actividades deportivas acuáticas.

Cultura

Fiestas

Gala de la Gran Dama en el escenario del Carnaval de Maspalomas de 2024.

San Bartolomé de Tirajana destaca por su variada oferta festiva que combina tradiciones religiosas con eventos culturales y de ocio de gran relevancia a nivel local e internacional. Entre las festividades más importantes se encuentran:

  • Festividad de Santiago Apóstol (25 de julio), celebración tradicional que honra al patrón de la localidad.
  • Festividad de San Bartolomé Apóstol (24 de agosto), patrono del municipio y evento central en el calendario local.
  • Carnavales de Maspalomas, uno de los eventos más populares y multitudinarios del municipio, que se celebra con desfiles, concursos de disfraces, actuaciones y una gran participación tanto local como turística. Su carácter festivo y colorido atrae a visitantes de toda la isla y del extranjero.
  • Pride Maspalomas, evento anual de orgullo LGTBIQ+ que se ha consolidado como uno de los más importantes de España y Europa, con desfiles, actividades culturales, deportivas y sociales que promueven la diversidad y la inclusión.
  • Winter Pride Maspalomas, versión invernal del Pride, que reúne a miles de participantes en torno a un amplio programa de celebraciones durante el mes de noviembre o diciembre, combinando ocio, cultura y turismo.

Patrimonio arqueológico

San Bartolomé de Tirajana cuenta con numerosos yacimientos arqueológicos distribuidos a lo largo de su territorio, que abarcan desde la costa hasta las zonas montañosas. Estos restos incluyen casas de piedra seca, conjuntos trogloditas con graneros, torretas posiblemente de carácter ceremonial, y espacios funerarios como cuevas y túmulos, que formaron grandes cementerios prehispánicos como el de Arteara.

Entre los sitios arqueológicos más relevantes se encuentran:

  • En Maspalomas: necrópolis, construcciones aborígenes y cuevas habitacionales y funerarias.
  • En El Salobre: cuevas naturales usadas como viviendas y enterramientos.
  • En Amurga: restos de castillos, estructuras semicirculares, grabados rupestres, torretas y cuevas labradas.
  • En la Caldera de Tirajana: complejas estructuras circulares, conjuntos de cuevas y pilas labradas.

Lugares de interés

El municipio alberga diversos puntos turísticos y patrimoniales, entre ellos:

  • Las Casas Condales ubicadas en San Fernando de Maspalomas y Juan Grande.
  • La iglesia de San Bartolomé de Tirajana y el templo ecuménico El Salvador, en Playa del Inglés.
  • El pueblo de Fataga y el parque temático Palmitos Park.
  • Hoteles emblemáticos en la zona de Meloneras, como Villa del Conde y Baobab.
  • El Molino de Cazorla y el Cementerio Monte Pibre.

Fuentes