Diferencia entre revisiones de «Majagua»
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Revisión del 09:13 16 sep 2010
| Municipio Majagua | |
|---|---|
| Municipio de Cuba | |
![]() Ubicación del municipio Majagua | |
| Entidad | Municipio |
| • País | |
| • Provincia | Ciego de Ávila |
| Superficie | |
| • Total | 541 5 km² |
| Población | |
| • Total | 26 483 hab. |
| • Densidad | 48,9 hab/km² |
| 220px Entrada al municipio Majagua | |
Municipio Majagua. Constituye uno de los 10 municipios de Ciego de Ávila, con una estructura política organizada en cinco Consejos Populares: Majagua y Orlando González como urbanos y Guayacanes, Mamonal y Limones Palmeros en la zona rural, todos ellos agrupan 53 Circunscripciones.
Sumario
Ubicación
El municipio Majagua se localiza en el suroeste (SW) de la provincia de Ciego de Ávila y tiene como Límites:
N: municipio Florencia y Ciro Redondo.
S: municipio La Sierpe.
E: municipio de Ciego de Ávila y Venezuela.
W: municipio Jatibonico.
La ubicación al oeste (W) a la trocha y por ser una especie de región fronteriza entre las antiguas provincias de Camagüey y Las Villas, el territorio adquirió rasgos de la cultura hispánica por asentamientos de isleños que se dedicaron al cultivo de frutos menores, tabaco y ganadería, lo que establece determinadas diferencias con la parte de la provincia situada al este (E) de la Trocha donde hay mayor influencia de inmigrantes caribeños.
Extensión
El territorio ocupa una superficie total de 541,5 Km², su forma es alargada de NE a SW formando un polígono irregular. Los puntos extremos se ubican en la intersección de la carretera Majagua-Marroquí al Norte y por la porción meridional en un lugar situado a 2.5 Km. al SW de la pista Ramblasón en el Cayo.
Como dato de interés se puede establecer que en Europa Continental existen cinco países más pequeños que nuestro territorio: Andorra, Liechtenstein, Mónaco, San Marino y el Vaticano
Escudo majaguence
El escudo, de forma rectangular con esquinas envueltas de color ocre, representa la flor de Majagua, con una base puntiaguda y en cuyo centro superior se destaca el sombrero de Yarey con la estrella blanca, símbolo del campesino cubano y sus luchas. Está rematado en la parte inferior por una cinta Roja y Azul con el nombre de Majagua que define nuestro apego por la Cultura popular tradicional: la fiesta de los Bandos.
En su interior una armazón de madera del árbol de Majagua, típico y abundante en la zona, con sus matices y fortaleza, representa la unión del pueblo. Este árbol resulta una de las hipótesis que da origen al nombre de nuestro poblado.
Dentro aparecen cuatro cuadros bien definidos sobre los cinco rayos del sol que se extienden en su interior, representan los cincos Consejos Populares. En la parte superior izquierda se encuentra un paisaje con el Río y la Palma, elementos distintivos de nuestra zona, la que es atravesada por su caprichoso caudal de aguas claras, profundos recodos, hermosos saltos y una tupida vegetación que lo rodea.
En la parte superior derecha aparece el centro del sol que irradia a los demás cuadros mezclándose con el blanco que simboliza lo más puro y brillante de nuestros ideales. Al centro el machete mambí, con los grados del Coronel Simón Reyes Hernández "El Águila de la Trocha", ejemplo de las luchas independentistas libradas en el territorio Majagüense donde además se desarrollaron importantes acciones en la Campaña de La Reforma dirigidas por el Generalísimo Máximo Gómez Báez y donde nuestra insigne Doña Emilia González Echemendía tuvo su hospital de sangre en la prefectura mambisa de La Vega.
En la parte derecha inferior se destacan los principales recursos de la economía del territorio que contribuyen al desarrollo del país y son fuentes de ingresos; la zona azucarera representada por el CAI Orlando González Ramírez cumplidor por 25 años de sus planes de fabricación y también se encuentra una señalización del CUPET (Empresa de Perforación y Extracción del Petróleo) en la Cuenca Central del país.
En el cuadro inferior izquierdo se muestra una pareja de bailadores y una guitarra, que representan las tradiciones culturales del municipio con los Bandos Rojo y Azul, festejos que se celebran en el territorio desde las primeras décadas del siglo.
Historia
Patriota Insigne: Doña Emilia
"Una mambisa extraordinaria."
A esta mujer cubana le correspondió jugar un papel destacado en las luchas independentistas contra el oprobioso régimen español. Contribuyó con su agenciosa labor al avituallamiento de las tropas insurrectas, trasladó mensajes a la manigua, curó heridos y asistió enfermos en los hospitales de sangre en lo más intrincado del monte; lavó, cosió y remendó la ropa de los combatientes, confeccionó calzado, arregló monturas; anduvo errante por los montes huyendo de la represión enemiga; cuidó a sus hijos, labró la tierra en las prefecturas junto a los hombres y parió en la manigua redentora.
Resistió todas las escaseces, la miseria y soportó como nadie los horrores de la reconcentración; vio morir a sus hijos de hambre y de frío, de enfermedades que no podía curar por carecer de medios; como soldado se incorporó al Ejercitó Libertador, desarrolló diferentes misiones y desempeñó cargos de responsabilidad y frente al enemigo liberó numerosos combates.
Fueron figuras femeninas las que constituyen paradigma de la historia de la patria como Mariana Grajales Cuello, Adela Azcuy Labrador, Isabel Rubio Díaz, Bernarda Toro Pelegrín (Manana), María Cabrales Isaac, entre otras, y son muestra del patriotismo y el sentido humano con que actuó la mujer cubana por la causa de la independencia, frente al coloniaje español.
Emilia González Echemendía fue una de esas mujeres que por sus virtudes merecen un lugar en la historia patria. Esta humilde campesina supo crecerse ante las adversidades de la guerra y las miserias y penurias en la paz. Se ganó la admiración, el respeto y la consideración desde el simple soldado hasta el más alto oficial, como el General en Jefe Máximo Gómez Báez, por sus servicios prestados en las guerras por la independencia.
Su ejemplar vida y su consagración a las luchas por la independencia como jefa de un hospital de sangre mambí, su dedicación por forjar aun en las condiciones más difíciles una honorable familia en la manigua, y en las dificultades, luego del término de la guerra, se esbozan en la presente trabajo sobre Doña Emilia. Tiene el fin de tributar un homenaje merecido de reconocimiento a esta extraordinaria campesina mambisa, y contribuir a que los presentes y futuras generaciones conozcan el modelo de mujer cubana que fue, por su hondo desprendimiento humano.
Sus primeros años.
Río Grande fue el nombre original que se le dio al río Majagua a comienzos de la colonia. Río Grande se le denominó al hato, el cual es cursado por esa corriente de Norte a Sur. Estaba situado en el partido pedáneo de Ciego de Ávila, jurisdicción de Sancti Spíritus y ocupaba casi todo el norte del actual municipio Majagua de la provincia avileña, y una porción de terrenos del hoy término de Jatibonico, de la provincia espirituana.
Se demarcaron estas tierras en 1577 y se conoció del asentamiento de vecinos hacia 1603. Ya en 1740 el alférez mayor Don Juan Bautista Rodríguez Gallo tenía a su cargo la hacienda de Río Grande.
A partir de 1854 se aplican los acuerdos de límites entre los hatos y corrales colindantes, paso importante en la organización de la propiedad, dando lugar al nacimiento y desarrollo del latifundio y al reparto de las mejores tierras entre los poderosos terratenientes.(1)
En la finca “Ojo de Agua” de la referida hacienda, situada actualmente al este del poblado Majagua y al lado de la línea del ferrocarril central, nació Emilia de la Caridad González Echemendía, el 5 de abril de 1850, hija de Don Juan González Gómez e Inés Echemendía Pérez. De este matrimonio vieron la luz sus hermanos Manuel, Juan, Serafina y Felicidad. Emilia era la cuarta.
Siendo niña le tocó vivir las limitaciones de la etapa colonial, el incipiente desarrollo económico de la zona, la incultura y ninguna instrucción, pues jamás asistió a una escuela, ni aprendió a leer, ni escribir.
Las penurias y vicisitudes de la guerra.
Las contradicciones con el régimen imperante se agudizaron y se manifestaron con más fuerza hacia 1867. El 10 de octubre de 1868 se dio el grito de independencia en La Demajagua, iniciándose las luchas armadas contra el coloniaje español.
En noviembre de 1868 ya operaba una perdida de insurrectos entre la zona de Guayacanes, los hatos Sabana del Limón y Río Grande.
Por esa época Emilia era una joven de 18 años y conoció a José Eusebio Abelardo Egües Bonachea, natural de “La Esperanza”, Santa Clara, con quien contrajo matrimonio en la parroquia de San Eugenio de la Palma de Ciego de Ávila, el 9 de enero de 1872 (2). Decidieron convivir con la familia en “Ojo de Agua”.
La situación se tornó difícil para el nuevo matrimonio y tuvieron que irse para el monte, pues la persecución y represión a los campesinos por las tropas españolas era constante. Muchas fueron las penurias, el hambre y las vicisitudes pasadas.
Allí en el monte nacieron sus tres primeros hijos, los cuales murieron por las enfermedades, la desnutrición, la falta de medicamentos y asistencia médica. Por estas causas la joven pareja emigró para Morón donde vio la luz el cuarto descendiente, quien falleció también por las mismas causas que las anteriores.
Emilia tuvo que sentir en los más profundo de su ser el dolor de haber perdido en corto período a sus más preciados seres queridos. Esto laceró su sentir y la hará en el futuro una madre tierna, pero a la vez una pujante mujer. Era muy fuerte de espíritu y de enérgica palabra. La vida le enseñó el abrirse a campo traviesa, salvar los obstáculos por difíciles que fueran, a conocer los secretos de las plantas medicinales para curar a sus hijos y a mitigar el hambre con lo que le aportara la naturaleza.
Nace una amistad.
A finales de 1875, en plena guerra, retornaron ella y su esposo a la comarca. Se asentaron en lo intrincado del monte de la finca “San Antonio”, conocida por “La “Vega. Pertenecía esta propiedad, al hato de Río Grande, y estaba ubicada al noroeste del actual municipio de Majagua. Desde 1878, esta zona pertenecía a la provincia de Puerto Príncipe (Camagüey), término municipal de Ciego de Ávila. (3).
Al encontrarse enclavada la localidad donde nació y vivió Doña Emilia, al oeste de la trocha militar de Júcaro a Morón, en aquella época formó parte del escenario de operaciones militares desatadas por los mambises durante la invasión a Las Villas.
El 6 de enero de 1875 cruzó la Trocha, el General Máximo Gómez al mando del contingente invasor. A partir de su llegada se incrementan las acciones insurrectas.
En la espesura montuna de La Reforma, en el margen este del río Grande o Majagua, asentó Gómez su bohío de yagua y guano. Con él vinieron a compartir los azares de la guerra su fiel esposa Bernarda Toro Pelegrín (Manana) y su pequeña Clemencita. En este lugar nació el 11 de marzo de 1876 su hijo “Panchito” (4).
Pronto el matrimonio de Doña Emilia y Abelardo trabaron relación con Manana y Máximo (5). La finca “La Vega” distaba 3 kilómetros al sur de La Reforma, también a la orilla del citado río. Nace así una fecunda amistad que se extendería por muchos años.
Por el conocimiento que poseían Doña Emilia y Abelardo sobre las plantas medicinales, auxiliaron a las tropas mambisas y se convirtieron en colaboradores de los insurrectos hasta el término de las operaciones.
El General Máximo Gómez tuvo que abandonar el territorio el 14 de noviembre de 1876 desde el Hoyo de la Palma (6) por las contradicciones de los jefes villareños con los jefes de Camagüey y Oriente, el caudillismo y el regionalismo, lo cual trae como resultado el término de la guerra y la firma del Pacto del Zanjón en 1878.
La etapa de tregua.
Durante la etapa de tregua Doña Emilia y Abelardo se dedicaron a las labores de campo y a levantarse de las ruinas de la guerra. Así es que le nació el primer hijo que lograron el 5 de febrero de 1880 y al cual nombraron Antonio Águedo; luego vendrían Petronila Josefa, el 19 de enero de 1882; Rafael Utaquio, el 23 de junio de 1883; José Claro, en 1888 y Juana Rita, el 12 de julio de 1890. (7).
La crianza de sus hijos les causó a ella y su esposo penas y dificultades; el hambre, la escasez y las enfermedades fueron un azote que esta supo sortear. La miseria era tal que en los primeros años de la década del 1890, Emilia envió a casa de su hermana Serafina y de su esposo el coronel del Ejército Libertador Justo Sánchez Peralta en “Paso Viejo”, a su hija pequeña Juana Rita; solo pudieron brindarle como alimento jutía y palmito de corojo (8). La niña se negó a comer jutía porque no le gustaba y se tuvo que conformar con el palmito.
De nuevo a la manigua.
Después del período de la “tregua fecunda” en que José Martí logra la unión de los cubanos para lanzarse otra vez a la manigua, se inicia la Guerra del 95, el 24 de febrero.
Desde el comienzo de la guerra el gobierno español se propuso matar la insurrección antes de que tomara auge y dispuso de todas las fuerzas y recursos para aniquilarla. De hecho era una necesidad de los mambises llevar la insurrección a toda la Isla mediante la invasión a las provincias occidentes.
El 22 de mayo de 1895 su cuñado, el veterano mambí Justo Sánchez Peralta, su esposa Serafina González y sus hijos, se alzaron desde “Paso Viejo”, hacienda de Río Grande.
Doña Emilia con su familia se fue a la manigua poco después. Su hijo Rafael, de 12 años, había salido a dar una vuelta por los alrededores de “La Vega” y una tropa española al verlo comenzó a dispararle. Este llegó jadeante y le informó de lo ocurrido. Ella, con la energía que la caracterizaba, dio la orden de inmediato de recoger lo imprescindible e irse rápido para el monte con toda la familia. Luisa, su hija, que a la sazón contaba con nueve años, en la huida recogió una lechoncita que ella criaba; luego este animal les sirvió de alimento en el campamento para mitigar el hambre que pasaron. (9).
“Paso Viejo” era un cruce muy antiguo en la colonia por un vado del río Grande o Majagua, 2 kilómetros al sureste de la finca “La Vega” y 2,5 kilómetros al noreste del actual poblado de Majagua. Dio origen al nombre de esta propiedad. Allí en la espesura del bosque asentó Doña Emilia y los suyos al campamento; construyeron la ranchería y crearon las condiciones para la siembra y la supervivencia.
El 30 de octubre de 1895 cruzó la trocha de Júcaro a Morón el General en Jefe Máximo Gómez, ya en su territorio predilecto, cuyo centro era La Reforma, el actual territorio del municipio Majagua y parte del municipio Jatibonico, se proyectó en realizar una serie de operaciones y acciones militares para llamar la atención del enemigo de ese enclave militar para propiciar el paso del Lugarteniente General Antonio Maceo con el contingente invasor oriental.
No estuvo ajena Doña Emilia al encuentro de Gómez y Maceo, que se produjo el 29 de noviembre de 1895 en la finca “San Juan”. Estos se dirigieron a Lázaro López donde se conformó definitivamente el Ejército Invasor. Desde allí partieron villareños, camagüeyanos y orientales el 30 de ese mes hacia Occidente, teniendo que batirse en La Reforma El Titán de Bronce, al frente de la retaguardia, contra las fuerzas españolas de General Suárez Valdés, el 2 de diciembre de 1895 (10).
Entonces Doña Emilia, la antigua colaboradora del General en Jefe, recibió unos heridos enviados por él, quienes fueron víctimas de los enfrentamientos contra las tropas españolas por esos días. Desde ese momento se convirtió su casa en un hospital de sangre permanente (11).
En la campaña de La Reforma, como jefa de hospital de sangre.
Después de la campaña desatada en las provincias de La Habana y Matanzas, el Generalísimo Máximo Gómez resolvió divergencias con el Gobierno en Armas en Oriente y desató una ofensiva en el Camagüey. Retomó el mando supremo de la revolución; inició la estratégica y genial campaña de La Reforma, de tal manera que logró atraer al enemigo y aliviar la situación de los invasores en el resto de las provincias occidentales.
Puso en práctica su plan de la campaña para activar la revolución. Concibió liberarla de tal forma que obligara a Weyler a concentrar fuerzas y medios sobre el cuadrilátero de La Reforma que era una reducida área en los términos municipales de Ciego de Ávila y Morón, provincia de Puerto Príncipe (Camagüey), de apenas 70 kilómetros cuadrados, limitada al Este por la trocha militar de Júcaro a Morón y al Oeste con los ríos Jatibonico del Norte y del Sur (12).
De hecho a Doña Emilia y su familia les tocó vivir y ser partícipe activo de los acontecimientos desarrollados durante esa operación por radicar muy cerca de su centro: La Reforma.
Con el fin de llevar su plan de acción Gómez reestructuró las fuerzas, efectuó una reorganización militar en el 4to. Cuerpo del Ejército Libertador, garantizando una fuerte base de operaciones a lo que concedió gran importancia a las prefecturas de producción y el apoyo de la población civil (13).
Hospitales de sangre permanente se organizaron dos: en la Reforma, a cargo de Doña Ana Joaquina Miqueline, la madre de los Cervantes, y en el otro lo dirigía Doña Emilia González Echemendía en “Paso Viejo”.
Allí donde ella, su esposo e hijos se habían refugiado se convirtió su casa en un verdadero hospital permanente y se organizó la subprefectura dirigida por José Echemendía Sorí. En los montes de “Paso Viejo” se levantó una ranchería compuesta por varias familias.
En el rancho de Doña Emilia todos tenían sus funciones; Abelardo, su esposo, y otros rancheros se ocupaban del sitio de la subprefectura, arreglaban arreos de las bestias, confeccionaban zapatos. Sus hijas Petronila y Luisa eran sus auxiliares para atender a los enfermos y heridos en el hospital; Rafael, aún adolescente, funcionaba como escolta del lugar, se encargaba de buscar alimentos para los animales y confeccionar nasa para pescar jicoteas (14).
El capitán Manuel Campos Sosa, era el jefe de la escolta que tenía a su cargo la custodia del hospital y el jefe del pelotón que traía parque y municiones desde el Camagüey para el Cuartel General. Este se casó con Petronila, la hija de Doña Emilia, celebrando la boda mambisa allí en “Paso Viejo” en 1896 (15).
Muy dedicada era Doña Emilia en el cuidado de los heridos y enfermos a quienes brindaba toda la atención y el cariño de su noble corazón, era conocedora del uso de las plantas medicinales las que aplicaba eficazmente en sustitución de los deficitarios productos farmacéuticos.
El 31 de enero de 1897 resultó herido de gravedad el entonces teniente coronel Simón Reyes Hernández, jefe del regimiento “Castillo” y su compañero de armas Joaquín Sabina Morales; estos habían participado en un combate contra una fuerte columna enemiga en “Santa Inés”, punto distante a tres kilómetros de “Paso Viejo”. Ella les brindó sus auxilios hasta la llegada del médico. En dicho lugar se restablecieron Simón y Joaquín bajo los esmeros y cuidados de esta enfermera mambisa.
Se inició la brillante campaña de La Reforma con el ataque al poblado fortificado de Arroyo Blanco el 29 de enero de 1897. El 1ro. de febrero reaccionan los españoles y enviaron una fuerte columna en auxilio a la plaza sitiada, los interceptaron en el potrero Juan Criollo y se peleó fuertemente. Weyler trasladó su Cuartel General hacia Sancti Spíritus y se dispuso a desarrollar la campaña contra Máximo Gómez. Luego ocurriría una nueva acción en Juan Criollo, otra en Pelayo, y los días 8 y 9 de marzo de ese año se desarrolló el enconado combate de Santa Teresa.
En esa última acción las fuerzas cubanas tuvieron 5 bajas; un muerto, el corresponsal norteamericano Mr. Crosby, y cuatro heridos. Estos los enviaron al hospital de “Paso Viejo”. Quedaron bajo el cuidado de Doña Emilia el capitán Manuel Pinto, el alférez Juan Felipe González, el sargento Manuel Benítez y el asistente del General en Jefe, el intrépido Morón. (16)
La situación de los hospitales se hacia cada vez más difícil; carecían de medicamentos suficientes; los enfermos no recibían los alimentos necesarios; el paludismo hacía estragos considerables entre los afectados. Por todas estas vicisitudes tuvo que atravesar Doña Emilia para cumplir sus funciones como enfermera, sin embargo por su firmeza inclaudicable y su manera especial de tratar a los pacientes logró siempre un servicio eficiente.
La ignominiosa y cruel política de Weyler de arrasarlo y destruirlo todo con el marcado propósito de desvalijar a los insurrectos de sus provisiones, se aplicó de forma despiadada en este territorio. La captura de mujeres y niños indefensos, pacíficos campesinos para llevarlos a reconcentrar a los pueblos, el asesinato de los colaboradores, informantes, prácticos, perfectos o soldados mambises era cotidiano ver (17).
El deber es la Patria.
A finales de 1897el hijo de Doña Emilia, Rafael, se dispuso a realizar su tarea habitual de buscar comida para los animales y lo sorprendieron los españoles; de pronto echó a correr velozmente, le puso una mano a la punta de una madre de cerca de jiquí y brincó con la rapidez de sus quince años. Entonces la descarga cerrada de los “rayadillos” (18) dio contra esta, de la cual se desprendieron astillas y se adhirieron a su piel. El adolescente cayó al suelo de manos y pies y siguió corriendo por el monte.
Su madre, Doña Emilia, cuando sintió los disparos expresó: “¡Mataron a Rafelito! ¡Rápido!, recojan lo imprescindible, ¡vamos!”. Y cumpliendo primero con el deber patrio y oponiéndose al dolor de madre, evacuó el hospital de sangre y la ranchería, salvó los enfermos y heridos. En el lugar se quedaron dos bravos mambises de la escolta, quienes repelieron a la tropa española para dar tiempo a que escapara ella con la impedimenta. Los peninsulares le dieron candela al hospital y a los bohíos de la subprefectura.
Con los suyos se fue a vagar por los montes, donde sufrió la intemperie, el hambre y el cansancio. Tres días estuvo Rafael en busca de su madre y de su gente, hasta que los localizó por la huella. Doña Emilia al verlo comentó: “Mira, no mataron a Rafelito” y siguió curando heridos.
De vuelta a su puesto.
El hospital de sangre se pasó provisionalmente para “Ojo de Agua”, finca donde ella había nacido y continuó en ese lugar brindando sus servicios. De nuevo regresó a “Paso Viejo” con su familia y sus vecinos de la subprefectura, y volvieron a levantar la ranchería y de nuevo funcionó el hospital de Doña Emilia (19).
El 31 de marzo de 1898 el coronel, Dr. Gustavo Pérez Abreu, médico del General en Jefe y del Cuartel General, vino a visitar unos heridos y enfermos en casa de Doña Emilia, de quien emite en su diario juicios y frases de elogio:
La casa de Doña Emilia González Echemendía en los montes de “Paso Viejo”, es un verdadero hospital permanente que ha salvado muchas vidas. “Doña Emilia” como cariñosamente la llamamos, los Jefes, Oficiales y soldados de las fuerzas, es una señora de alma muy noble a quien todos quieren por sus infinitas bondades y porque se desvive en atender personalmente a cada uno. (20)
Era frecuente que Doña Emilia recibiera visitas del General en Jefe Máximo Gómez, quien pasaba a visitar a los enfermos y heridos de “Paso Viejo” y a conversar con su fiel colaboradora y amiga. Mucha predilección sentía el Generalísimo y los de su escolta por lo más pequeña de sus hijos Juana Rita, esta recibía todo el cariño de los jefes, oficiales y soldados. Gómez en una ocasión le trajo de regalo a la niña una toalla que le habían obsequiado, para que ella se tapara del frió, y según él, no la usaba pues decía que los soldados en campaña no se secaban.(21)
El 9 de abril de 1898 realiza una nueva visita a “Paso Viejo”. De esta manera lo refleja en su diario el brigadier Bernabé Boza Sánchez, jefe de su Estado Mayor:
Regresa el Dr. Pérez Abreu. El General en Jefe va a visitar a los heridos de la subprefectura de Echemendía y a ver a Doña Emilia. Los que en la Guerra de los Diez Años conocieron en Camagüey, y los que en esta conocen, a Rosa la bayamesa, esa negra abnegada, noble y generosa, dedicada por completo a asistir heridos y enfermos de nuestras fuerzas, ya conocen a Doña Emilia, esta blanca espirituana que nuestros soldados bendicen y cuya presencia infunde el más profundo respeto en todos nosotros.(22)
Por esta etapa ya los norteamericanos habían intervenido en la guerra a lo cual atribuyeron como pretexto la explosión del acorazado “Meine” el 15 de febrero de 1898. Con ello el imperialismo frustraba la verdadera independencia de Cuba que tanta sangre y sacrificio había costado.
Durante el periodo de intervención de los americanos el centro de operaciones del Cuartel General de Máximo Gómez se ubicó entre La Reforma y Majagua, donde recibe las noticias al respecto. Esto posibilitó que las visitas a “Paso Viejo”, donde estaban sus antiguos amigos y conocidos, fueran más frecuentes.
El adiós a un amigo.
Hasta el 11 de julio de 1898 estuvo el Generalísimo recibiendo la expedición de Palo Alto, embarcadero al sur de la actual provincia de Ciego de Ávila. De regreso en el campamento de La Demajagua (23) escribe en su diario de campaña el 12 de julio de ese año: “…De los expedicionarios, solamente el general Rafael Rodríguez me ha traído como muestra de cariño, un pañuelo y un sombrero. Mi vieja tienda no ha podido ser respuesta […] (23).
Luego Doña Emilia volvería a recibir la visita de Gómez. Entonces le obsequiaría el pañuelo recibido, a la hija de ella, Juana Rita, quien ese 12 de julio de 1898 cumplía 8 años, como muestra del profundo cariño que le profesaba a la niña (24).
Triste fue la despedida de Doña Emilia y su viejo amigo y jefe. El estratega dominicano parte definitivamente el 17 de agosto de 1898 de este territorio desde el campamento de “Los Hoyos” a recibir la expedición que por Punta Alegre había traído Bernabé Boza. En ese punto se confirmó la noticia de la paz rubricada entre España y Estados Unidos y el reconocimiento de la “independencia” de Cuba que permanecería bajo el dominio norteamericano.
A comenzar de nuevo.
Quedaba la devastación de los campos, las familias campesinas dispersas y menguadas; la economía se encontraba en ruinas, el hambre y las enfermedades cubrían el país: todo se encontraba en la más penosa situación. Había que comenzar de nuevo.
A finales de 1898 Doña Emilia, su esposo e hijos volvieron a la finca “La Vega”. Comenzaron a rehacer lo deshecho. Vendría una etapa dura y de trabajo rudo y la lucha por la vida.
Aumentó la familia y las responsabilidades fueron mayores; sus hijos se casaron y se tornaron independientes, pero casi todos vivían cerca de ella, del tronco principal de la familia Egües-González. Empezaron a crecerle sus nietos que veían en ella a otra madre.
Al licenciarse el Ejército Libertador y entregarse la paga a los veteranos ella consideró indigno hacer reclamación, pues expresó que no había contribuido a la independencia para recibir dinero alguno y se negó a que nadie de los suyos, su esposo e hijos, fueran a cobrar la remuneración.
Su lucha hasta el final.
El 14 de agosto de 1914 su corazón se llenó de luto al sufrir la pérdida de su esposo Abelardo Egües Bonachea. De esta manera su adorada hija Juana y su esposo Aquilino Echemendía Moya, vienen a vivir con ella. El dolor les volvió a unir y comenzaron a nacer los nietos que ella ayudó a criar con todo cariño y devoción.
Sólo un año había transcurrido de la defunción de su cónyuge y en 1915 perdía a su hijo José Claro en un accidente. Este hecho causó gran consternación en la familia y sobre todo a Doña Emilia que sufrió infinitamente su deceso. Por una penosa y larga enfermedad muere su hija Luisa Francisca, el 24 de agosto de 1919 y de nuevo tiene que soportar la pena del fallecimiento de un hijo amado.
Es así que sus nietos, los hijos de Juana y Aquilino y los de Luisa y Carlos, son criados en su casa bajo el maternal cariño de ella y Juana (25). Para estos, que la llamaban “Mamita”, fue una madre buena, pura y bondadosa, pero recta como el machete mambí que siempre colgaba de su cintura.
Muy enferma estuvo Doña Emilia, ya anciana, al padecer junto a los demás de la casa, de tos ferina, y así y todo ayudaba a su hija Juana a auxiliar el resto de los infectados.
Hasta las últimas horas de su vida estuvo luchando esta heroica mambisa que en la manigua lo dio todo por la causa y en la paz forjó con espíritu estoico su honorable familia.
Allá en los predios que la vieron luchar 79 años, dejó de existir Doña Emilia González Echemendía el 20 de julio de 1929, en su casa de la finca “La Vega”. Su sepelio se efectuó en el cementerio de Majagua donde descansan sus restos.
Hondo dolor y pena dejó en sus familiares, compañeros de armas y amigos su deceso. Perdía la patria una extraordinaria e incansable luchadora y sus hijos una dedicada y ejemplar madre.
La vida de esta virtuosa mambisa es un ejemplo de consagración de la mujer cubana a la causa noble de la independencia patria, del humanismo y de la dedicación a la formación de la familia como célula básica de la sociedad.
Características
Clima
Dentro de las principales características climáticas se pueden observar la existencia de vientos estacionales y calmos, así como la influencia continental en invierno. El clima es de sabanas tropicales (AW) en el cual influyen las masas de aire árticas en invierno.
Durante el verano la variabilidad del tiempo está asociada a los disturbios propios de la zona de circulación tropical, como perturbaciones ondulatorias del flujo del este (E) y ciclones.
La suma anual de horas de luz oscila entre 2700 y 2900. En marzo y abril son los meses de máxima ocurrencia de días despejados.
La temperatura media anual está entre los 25°C y 26°C. La regularidad especial de esta variable se hace notable en los meses de julio y agosto con valores promedios de 28°C.
La tendencia al paso de temperaturas medias por debajo de los 25°C de noviembre a mayo está relacionada con la llegada del aire frío polar. Esto explica el hecho de que las temperaturas mínimas puedan variar en los diferentes años, mientras que las máximas varían relativamente poco, debido a que las masas de aire cálido que llegan desde las regiones ecuatoriales tienen aproximadamente las mismas temperaturas que el aire del lugar.
Desde 1916 a 1989 llegaron al municipio 1080 frentes fríos (73 % de los que arribaron al país). Las causas de la temporabilidad e irregularidad de ocurrencias de lluvias se deben a la influencia de procesos atmosféricos, condicionados por el sistema general de circulación y al calentamiento irregular de la superficie de la tierra y de las aguas costeras.
La distribución espacial de las precipitaciones con datos desde 1931 muestra que llueve más en la mitad norte (N) donde la media anual alcanza magnitudes entre 1400 y 1600mm, mientras que en el sur éstas son del orden de 1200-1400mm.
La causa de esta distribución está en que la porción septentrional de Majagua se encuentra dentro del cinturón central convectivo, así como la convergencia de los alisios y brisas del norte con las brisas procedentes del sur.
En los alrededores del poblado cabecera la media es de 135, las máximas para la localidad se registran en junio (249mm) y las mínimas en diciembre (17mm). Las lluvias en verano por lo general del tipo cinnectivo (turbonadas) y son mayores al paso de las ondas del este y ciclones tropicales. En invierno son frontales, relacionadas con el paso de frentes fríos y en forma eventual de organismos de bajas presiones.
La humedad relativa media anual a las 07.00 am es del 95 % y a la 1.00 pm es del 60 %.
Al observar el paisaje relativamente estable que nos rodea se hace difícil pensar que en el pasado todo era distinto. Con el decursar del tiempo geológico se han ido produciendo cambios que han dado lugar a renovados accidentes geográficos.
Todo parece indicar que en el eoceno, el área del municipio se encontraba cubierta por las aguas del mar y predominaba la deposición. Él substrato del territorio donde está actualmente Majagua, se formó hace más de 42 000 000 de años, estas rocas yacen bajo cobertura sedimentaria a distintas profundidades.
Después del Eoceno Superior emergen porciones, como zonas llanas, en el Mioceno todo vuelve a quedar bajo nivel de las aguas, para emerger nuevamente en el Pleistoceno.
El relieve se caracteriza por ser llano, al norte en las estribaciones de la cordillera a Las Villas es más elevado y ondulado, su altura sobre el nivel del mar es de 180 metros.
En las inmediaciones del poblado de Majagua, la altitud es de 100m y en la porción meridional de sólo 5 metros sobre el nivel del mar. La inclinación de la pendiente hacia el sur oscila entre 30 y 50.
Hidrografía
La distribución de las aguas dentro del municipio no resulta homogénea en el tiempo y el espacio.El período de ocurrencia de las lluvias determinan el régimen hídrico de los ríos, el escurrimiento es mayor y permanente en la época de lluvias (mayo-octubre) y en el período menos lluvioso (noviembre-abril) los ríos y arroyos disminuyen notablemente sus gastos, llegando a secarse en algunos sectores.
El volumen de aguas superficiales es mayor en la mitad norte, lugar que recibe mayores precipitaciones y la infiltración es menor que en el sur por las características de las rocas.
Las corrientes fluviales se caracterizan por poseer poco caudal, no aptas para la navegación, las cuencas son pequeñas y fluyen hacia el sur, lo que está determinado por el buzamiento del relieve en esa dirección.
El principal río con aproximadamente 77 Km. de longitud es el Majagua o Grande, nace en las zonas elevadas que se encuentran al norte, en la loma del Cacahual (Mpio Florencia). Una parte de su curso se encuentra en el municipio de Jatibonico, en las proximidades de Guayo, a 1,5 Km al este y hasta la carretera central constituye el límite entre la provincia de Ciego de Ávila y Sancti Spíritus. Gran parte del río corre sobre rocas calizas y en algunos lugares fundamentalmente en el Sur sus aguas contribuyen a enriquecer el manto freático.
El río Los Negros nace en el norte del municipio, cerca de Mamonal con el nombre de Arroyo Corrales fluye hacia el Sur y a lo largo de su curso recibe las aguas de diferentes arroyos como Farfán, la cañada Cristóbal y el Río Guayacanes, este último se une al río Los Negros aproximadamente a 500 metros del poblado a Guayacanes. Este río al sur del territorio penetra en el municipio de Venezuela.
La tercera cuenca hidrográfica es el arroyo intermitente Limones, al suroeste (SW) del municipio, este cauce tiene su nacimiento al oeste (W) del poblado de Majagua, en territorio de la provincia de Sancti Spíritus.
La superficie acuosa de Majagua es de 7.13 Km.2 Según se observa en el nuevo Atlas Nacional de Cuba, en el Norte del territorio hay combinaciones de suelos pandos con carbonato y húmices calcemórficos con predominio del primero. Los pandos se caracterizan por una evolución sealítica relativamente joven y presentan minerales arcillosos.
Los Húmices calcimórficos, son suelos donde predomina el proceso de humificación (acumulación de humus) por la presencia de altos contenidos de calcio y arcilla. En el centro hay combinaciones de Hidromórfico de tipo Gley ferralítico y ferralíticos rojos. Los hidromórficos son suelos distribuidos en zonas llanas, donde predominan las condiciones hidromórficas por la presencia de un manto freático oscilante. La humedad condiciona el proceso de gleyzación, estos suelos evolucionan a partir de sedimentos arcillosos y de materiales aluviales. Los ferralíticos se caracterizan por una alteración de los minerales primarios. Evolucionan a partir de rocas calcáreas.
En el extremo sur se combinan vertisuelos del tipo oscuro plástico gleyzado con hidromórficos.
Población
En el período de 1970-1980 la población aumentó en 18,1 %, en la etapa de 1980-1989 el crecimiento fue menor 13%.
Tasa de Natalidad
La tasa de natalidad que en 1981 fue de 12 %, en 1989 se elevó hasta 16,1%, esto como consecuencia que arribaron a la edad reproductiva las personas que en 1981 estaban entre 15 y 19 años que constituían mayoría en aquel momento.
Tasa de Mortalidad
La tasa de mortalidad en 1989 es ligeramente superior a la 1981 con 7,1 % y 5,0 % respectivamente; la explicación de esta situación está en el aumento de la esperanza de vida. Así tenemos que los primeros años de la década del 80 el número de personas mayores de 65 años era de aproximadamente 1 700 de los que 2,84 tenían edades superiores a los 85 años y para 1989 con más de 65 la cifra sobrepasa los 2 200. Este número de ancianos hace que en determinados momentos y por causas biológicas se observe aumento en los fallecimientos.
En 1981 la población urbana era del 42,2 %, en 1989 del 47 % esto demuestra que el índice de urbanización aumentó. La población absoluta es de 26 740 para una densidad de 50 habitantes por Km2.
Desarrollo económico
Las fuentes principales de la economía son la agricultura cañera, la extracción de petróleo y gas acompañante, las industrias ligeras, de conservas y alimentaría local, la ganadería y otros renglones diversos, destacándose el cultivo de frutos menores en especial del tomate.
El municipio se yergue con significativos logros en el sector no productivo, teniendo las instituciones básicas de salud para la atención primaria preventiva y asistencial, y en la educación cuenta con centros que agrupan todos los niveles de enseñanza incluyendo tres sedes universitarias.
Desarrollo social
Tradiciones Culturales
La cultura, con sus ricas tradiciones de parrandas y los bailes guajiros protagonizados por los Bandos Azul y Rojos; así como con los deportes y demás servicios comerciales, gastronómicos, técnicos y personales se completa una adecuada red de establecimientos y unidades que abarcan los cinco Consejos Populares de territorio.
A pesar de la difícil situación económica que tenía el campesinado en el Municipio Majagua estos efectuaban sus celebraciones a partir de fiestas familiares, y en la época primaveral las más relevantes eran las parrandas que también se efectuaban en los Pascuas, otras actividades culturales eran: bailes de sala, velorios de santos, juegos de pelota, carreras de cintas y ceremonias de bautizo.
En el poblado de Majagua existieron cinco sociedades; tres para blancos y dos para negros:
Facultad Colonia Española en Majagua (raza blanca)
Facultad Unión Club en Majagua (raza blanca)
Facultad Martí en Guayacanes (raza blanca)
Facultad Santa Teresa Los Manrique (raza negra)
Facultad Gloria Maceo en Majagua (raza negra)
De las actividades de la asociación Unión Club nacieron en la casa de Encarnita Martínez y su esposo entre los años 1920-30 los bailes guajiros, en ellos inicialmente se bailaban bailes de salón de modas como el danzón y el son; siendo amenizados por el sexteto majagüense Hatuey. Estos bailes tuvieron grandes éxitos y se quedaron como tradición folklórica de la cultura hasta la actualidad.
Otras de las tradiciones de la localidad fueron los carnavales, estas fiestas se organizaban por las distintas sociedades; se realizaban bailes de disfraces, los paseos de comparsas desfilaban por las calles donde había un jurado integrado por comerciantes, estos paseos eran por la tarde ya que por la noche salía la comparsa y hacía sus evoluciones y bailes característicos.
Otra peculiaridad del movimiento cultural en la localidad fue la actividad de las sociedades y clubes como a continuación se explica:
Sociedad Club de los 30. Era de la raza negra fundada por los años 1928-29 fundamentalmente por la juventud, pues ya se había desintegrado la sociedad “Gloria a Maceo”. Entre sus organizadores estaban Aurelio Carballo, Rafael Suárez, Lorenzo Llera (Procurador Público), Ismael Recio (Dtor Orquesta), Julio Chávez, Baldomero Companionis (Boticario), Sandalio Reynoso, Juan Bello, Epifanio Herrera y otros. Contaba con una junta directiva cuyo presidente fue Sandalio Reynoso y vicepresidente Agustín Agramante, En ella se daban bailes donde asistían jóvenes de Sanct Spíritus, Jatibonico, Ciego de Ávila y otros lugares a los que se les pagaba el pasaje, demostrándose un alto nivel de confraternidad.
Sociedad Unión Latina. En la década del 30 todavía se manifestaban en lucha las consecuencias de la crisis económica capitalista que se produjo a nivel mundial. En Majagua existía un amplio comercio se serraron barios de ellos fue así y debido a la situación imperante que las dos sociedades, Unión Club y Colonia Española celebraron una junta general en la Lógica Masónica “Fidelidad” (Institución que se inauguró el 24 de octubre de 1921) en la que se adoptó el acuerdo de fundir ambas sociedades en una, denominándose Unión Latina radicando en el local de Unión Club (Hoy Cabaret Guajaca) y la asamblea fue presidida por Emilio García primer venerable maestro que tuvo la logia “Fidelidad”.
La sociedad estaba integrada por fundadores, protectores y honoríficos. Su primera directiva estuvo compuesta por:
Presidente …………………………. Manuel García Leyva.
Vicepresidente ……………………. Jesús Fernández Álvarez.
A la sociedad asistían socios, amigos e invitados pero nunca de la raza negra. Allí se podía jugar dominó, oír la radio, ver televisión, tomar café, etc.
Todos los años se celebraban bailes de renombre con bailadores procedente de distintos poblados, los que se amenizaban por importante orquestas y cantante como Barbarito Diez, la orquesta de Antonio María Romeo, la orquesta de mujeres y otros.
Entre estos bailes se hicieron tradicionales los siguientes:
Baile de las Flores (mes de Mayo)
Baile de las Uvas (31 de Diciembre)
Festival del Algodón (Octubre: todos usaban ropas de algodón)
Los bailes Guajiros (Primera semana de Abril)
Los días treinta y uno de diciembre en el baile de las uvas, existía alegría por doquier y era un medio de olvidar la difícil situación y los problemas del pueblo, los que no asistían al baile se sentaban en los portales y allí recibían visitas de un muñeco representando al año viejo, que recorría las calles despidiéndose y a las 12:00 m era quemado en el parque. Cada una de estas fiestas contaba con el lanzamiento de voladores, dando un toque de alegría al pueblo, exceptuando de ello al baile guajiro, que por tratarse de ser guajiro y entenderse que no lo conocían, no se tiraban voladores al paso de la comparsa.
Es significativo que la raza negra era discriminada, pues en los Bandos solo manifestaban el agrado por el color preferido pero no bailaban los negros.
Según investigación realizada existe consenso de que fue Pedro García, radicado en Majagua y procedente de Sancti Spíritus, el que organizó y enseño los bailes en ambos bailes. Sus hijos Irene y Alejandro que él los dividió (a sus propios hijos) para ambos bandos y que además de parrandero y gran bailador su padre tocaba acordeón y laúd y cantaba décimas sin ser poeta.
Los bandos se organizaron y participaron en el primer baile guajiro en la sociedad Unión Latina (1932-1933), a partir de
entonces fue una costumbre que cada bando llevara un matrimonio o un hombre y una mujer que los representara. En el primer año que salieron los bandos fueron Pedro García y Encarnita Martínez por el bando rojo y por el azul, Pablo Sarmiento, no recordándose la mujer que lo acompañaba.
En aquellos años se ensayaba poco y cada bando lo hacia en casas particulares, pues las comparsas eran de 30 parejas. Las comparsas iban en carretas y se bailaba dentro de la sociedad; cercaban media cuadra y fuera del local colocaban la baya de gallos, el bohío, la vaca, etc. Pablo La Cruz y Catalina Alfonso bailadores de entonces plantearon: “la sociedad se adornaba con hojas de palma, matas de plátano y de yuca, se colocaban bohíos…, a las 10 PM. ya habían actuado los bandos. Los comercios adornaban sus vidrieras con motivos alegóricos a las fiestas.
El jurado estaba integrado por lo general, por algunos miembros de la orquesta, los que se reunían y rápidamente el director de la misma informaba el bando ganador, iniciándose la música y con ella la fiesta.
En el bando azul, la figura fundamental fue y sigue siendo Don Pepe y los comparseros al bailar cantan: “Anda Pepe monta atrás que la yegua se te va”. Por su parte el rojo tiene como figura principal a Doña Joaquina y los comparseros cantan: “Doña Joaquina ponte en vela que la yegua se te va”.
Desde que surgieron los bandos al frente de cada comparsa va una rastra campesina tirada por bueyes, adornada con guano que lleva una bella muchacha vestida con los colores de la bandera de la estrella solitaria y un gorro frigio representando a Cuba y el joven que la acompaña es de estatura pequeña, representando a Liborio como símbolo del campesinado; ambos al llegar al lugar de actuación, escuchan el Himno Nacional y dicen sus versos, iniciándose seguidamente la evolución de la comparsa.
Los bailes que años tras años ejecutaban ambos bandos son: Zumbantonio, Zapateo, Caringa, Papalote, Polca y Gavilán, pero nunca los llamados bailes de rescate. Tampoco se llevaban caballerías, las que solo se veían en el torneo que se desarrollaba por el día.
En los años 1939-1940 la competencia entre los bandos era tal que se producían riñas por lo que en una ocasión salieron tres bando, es decir, el rojo, el azul y el verde al que llamaron el desguaso; así como un cuarto bando denominado “Las mujeres del palmar” en el que las mismas llevaban una trenza de guano.
Después del triunfo de la revolución se creó el primer grupo musical, el combo "Praga" dirigido por el músico Nilo Alvarez, agrupación que llenó el espacio recreativo cultural de la localidad. Luego se fundó el conjunto "Renacimiento" a finales de la década del 1960. La trova continuó alcanzando espacio con intérpretes como José Borrel (Tito), Digno Morffi, los Hermanos Nilo y Nicido Alvarez, Joaquín Pérez Orozco (Mulato), Evelio Manrique y otros.
La presentación de los bailes guajiros en los años 1966 y 1967 revivieron en el pueblo el amor a la
s tradiciones pasadas y se creó un ambiente de genuina cultura pero la competencia de los bandos no tuvo el apoyo necesario ni las condiciones creadas para que continuaran cada año.
En la labor divulgativa jugó un papel importante Oscar Albezún Estévez corresponsal de radio y prensa del municipio, dando cobertura a todas las informaciones y contribuyendo al nivel cultural de la población.
El movimiento cultural de los primeros años de la revolución fueron muestra de la libertad obtenida en el terreno espiritual, convirtiéndose del pueblo majagüense en ente activo de la cultura y del arraigo de sus tradiciones; se habrían nuevos caminos a las manifestaciones artísticas y al disfrute de la cultura.
Aunque todas estas medidas tomadas por el gobierno revolucionario aumentaron el nivel cultural del pueblo, la cultura artística y literaria no estaba desarrollada, sino que hasta el momento del triunfo la cultura era un instrumento más de colonización y una fuente de formación y penetración ideológica. Con el triunfo de la revolución surgieron nuevas vías para el desarrollo cultural del pueblo, la campaña de alfabetización y los planes de reforma de la enseñanza cumplieron una primera fase y la Revolución dio al pueblo acceso ilimitado a la cultura. En enero 1961 se creó el Consejo Nacional de Cultura que propició el rescate de las tradiciones culturales y el trabajo artístico-literario. Se nacionalizaron la radio y la televisión, se creó el ballet nacional, la Casa de las América, la Orquesta Sinfónica Nacional y casas editoriales, que dieron un fuerte impulso a la cultura.
En la zona de Majagua el panorama de la cultura artística y literaria era sombrío, se contaba con la "Unión Latina" donde se efectuaban actividades principalmente recreativas de ámbito social, y a la mayoría de la población no le era permitida la entrada, además funcionaba el "Club Unión Social" para negros. Existían tres cines de 35 mm: el "Nieves" de Majagua, el "Rosa" de Guayacanes y el “Belic” del central.
Perduraba una fuerte cultura popular arraigada con el tiempo en la población. La presentación de los bandos Rojo y Azul, fiestas netamente campesinas cuyos orígenes se remontan a la década del 30 y que abarca todas las manifestaciones del arte, las parrandas campesinas que celebraban cumpleaños, una buena cosecha, una boda, torneos de cintas y las peleas de gallos entre otras formaban parte del arsenal folclórico de la localidad sin que mediara una institución u organismo.
Se comenzó a dar los primeros pasos del movimiento de artistas aficionados. Se desarrollaron diferentes actos culturales aparejados al quehacer político con efervescencia revolucionaria, desarrollándose la representación teatral y la música.
La literatura tuvo su mayor expresión en la décima y en estos primeros años se continuaban de forma empírica por parte de algunos aficionados escritores del municipio, destacándose los poetas Gilfredo Boan Pina y Hortensia Vega Medina.
Salud
Situación de la salud en el municipio Majagua a partir del año 1912 y hasta la actualidad.
En el año 1912 se establecieron en el municipio de Majagua los primeros médicos y
sus consultorios privados, dentro de ellos estaba el Dr. Ramón Aruz situado
al final del Paseo Martí donde hoy se alza el centro escolar Sergio Pérez Castillo en el terreno donado por la viuda de Aruz para la construcción del centro escolar, el doctor Nodal, Justis Madraso y Aurelio Jorge.
Una de las primeras farmacias del poblado se edificó en 1915-1920 ubicada en la calle Adelfa hoy Orlando González propiedad de Pedro Torres Hernández.
Etapa 1925-1940
En esta etapa el sector de la salud era poco atendido en el municipio. Los índices de mortalidad eran muy altos por la poca atención médica que recibía la población, solo existían consultas privadas en Majagua y Guayacanes, en el central Algodones el médico solo atendía a los obreros del mismo, quejándose los vecinos (familiares de los obreros) prueba de lo cual es la noticia aparecida en el periódico El Pueblo de Ciego de Ávila que textualmente decía:
“Ayer nos visitó un padre de familia vecino del Batey del Central Algodones el cual nos dio cuenta de que en dicho lugar existían cinco casos del Tifus, algunos de ellos de bastante gravedad, nos agrega el informante. La situación es difícil para los que tienen esos enfermos ya que la crisis reinante hacía imposible el pagar diariamente el viaje de un médico de Majagua a aquel lugar, resultan por lo tanto abandonados los atacados por ese mal que puede propagarse”.
Otro hecho que demuestra hasta que punto la administración del central actuaba en contra de los trabajadores es el ocurrido y publicado en Prensa Nacional de que cesantearon a cinco obreros del central por el solo hecho de protestar por la conducta del médico doctor Jorge que reiteradamente abandona a sus enfermos al extremo de que un niño murió de tétanos por carecer de una asistencia adecuada. Estas cesantías causaron gran indignación entre los trabajadores.
En la época existían dos farmacias pero el poblado no contaba con hospital ni casa de socorro.
Etapa de 1940-1959
De 1940 a 1959 la situación de la salud se mantenía igual que en el resto del país, los vecinos que podían pagar el médico en consulta privada acudían a estos y las farmacias de acuerdo con sus posibilidades, de lo contrario recurrían a remedios caseros, no existía hospital ni casa de socorro en la localidad.
Después del triunfo de la Revolución
La Revolución tuvo que enfrentar grandes tareas en el campo de la salud. El territorio de Majagua estaba acorde con la situación nacional. En el año 1959 la atención médica en el municipio se limitaba a una casa de socorro con las condiciones mínimas indispensables para su funcionamiento y cinco médicos particulares, tres en el poblado cabecera, uno en el poblado de Guayacanes y otro en el poblado del central Orlando González, el cual atendía los casos de la fábrica de azúcar por lo que la población estaba sin asistencia médica, acentuándose esta situación aún más en las zonas rurales.
Producto de una posible agresión imperialista en 1961 se comenzaron a organizar brigadas sanitarias auspiciadas por las FMC y entrenadas y preparadas por el personal de salud. En ese mismo año ya existían y funcionaban una policlínica en el poblado de Majagua y una unidad sanitaria en el central Orlando González. En esos momentos con arreglo al personal que disponían las unidades de salud y los locales en que radicaban se prestaba una función social a la población, no sólo desde el punto de vista clínico, sino también como educadores de la salud como hábitos de higiene, embarazo precoz, aunque se presentaban dificultades para su más eficaz funcionamiento debido a la falta de equipos, personal técnico y locales.
La salud continuó elevando la calidad en la asistencia médica . En el programa materno infantil se bajó la tasa de mortalidad. Se contaba con un total de ocho médicos, la policlínica Majagua y tres postas médicas con una plantilla de 59 trabajadores en este sector.
En esta etapa se sufrió el azote de la epidemia del "Dengue", con 486 casos, a los cuales se les dio el tratamiento pertinente. Una vez más la dirección del país a todos los niveles tuvo que desafiar esta nueva agresión imperialista al introducir en el territorio esta enfermedad infectocontagiosa.
En 1980 se creó el Centro de Higiene y Epidemiología que combatió eficazmente este flagelo, además de contribuir al control de todo tipo de vectores y la vacunación contra enfermedades.
En 1985 se creó el programa del médico de la familia un programa que funciona actualmente y que ha resultado de vital importancia para las familias cubanas.
La fuerza de trabajo del sistema de salud en el municipio en 1988 había aumentado 25 veces respecto 1959. El programa de educación para la salud lograba materializar la disminución constante del índice de mortalidad infantil y se elevaba el promedio de vida a 76 años.
Fuente
- Síntesis Histórica de Majagua. (2000) Colectivo de Autores: Lic. Inocencio Fernádez Pumarada, Lic. Jorge Félix Guerrero Vega, Lic.Mayra Tamayo Hidalgo, Lic. Mayra Pérez Morales y MsC. José Lino González Hernández.
- Joven Club de Computación y Electrónica Majagua I. Félix Jorge Guerrero Vega. Obra Científica. Municipio Majagua. Etapa colonia. Majagua, 1991. p.p. 36-42.
