Operación Carlota

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Operación Carlota
Información sobre la plantilla
Parte de Guerra Fría y Guerra de la frontera de Sudáfrica
Operación Carlota-Bandera.jpg
Bandera identificativa de la Misión Militar Cubana en Angola.
Fecha 1975 - 1991
Lugar Bandera de Angola Angola
Resumen Operación militar mediante la cual Cuba brindó ayuda militar a Angola.
Resultado Victoria militar de Angola y Cuba
Consecuencias
  • Preservación de la independencia y la integridad territorial de Angola
  • Derrota sudafricana
  • Independencia de Namibia
  • Fin del Apartheid
Beligerantes
Bandera de Cuba Cuba
Bandera de Angola Angola
Bandera de la SWAPO.gif SWAPO
FNLC
ANC
Bandera de la República de Sudáfrica Sudáfrica
BanderaUNITA.jpg UNITA
Bandera de Zaire Zaire
Bandera de los Estados Unidos de América Estados Unidos
FNLA
FLEC
Comandantes
Fidel Castro
Arnaldo Ochoa
Leopoldo Cintra
Agostinho Neto
Eduardo Dos Santos
Sam Nujoma
Joe Slovo
Jonás Sabimbi
Sese Seko
Holden Roberto
Henrique N'zita
Magnus de Merindol
Constand Viljoen
Johannes Geldenhuys
Bajas

Operación Carlota. Es el nombre con el cual se conoce a la ayuda militar internacionalista prestada por las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Cuba a la República Popular de Angola, con el objetivo de preservar su independencia e integridad territorial, e impedir una invasión de Sudáfrica por su frontera sur, país que junto a los Estados Unidos y el gobierno de Mobutu en Zaire, armo a las fuerzas antigubernamentales de la Unión Nacional para la Independencia Total de Angola (UNITA), encabezada por Jonás Sabimbi, promoviendo una invasión por diferentes puntos del país para evitar la consumación de la independencia.

La Operación comenzó oficialmente el 4 de noviembre de 1975, cuando, al enterarse el Comandante en Jefe de la Revolución Cubana Fidel Castro de la muerte de asesores militares cubanos en Caporolo tras un enfrentamiento con fuerzas invasoras, ordenó el traslado de las primeras unidades de combate, por vía aérea y naval, iniciándose así una de las más singulares hazañas militares de la historia moderna. Entre ese año inicial y 1991, alrededor de 300 mil cubanos participaron en la epopeya y dos mil perdieron la vida en la contienda[1], cuyos restos fueron repatriados a Cuba durante la Operación Tributo.

La misión militar cubana en Angola fue decisiva para preservar la independencia total del país. También logró la independencia de Namibia y el fin de la política del Apartheid en Sudáfrica.

Historia

Antecedentes

Durante seis días, en enero de 1975, el Gobierno de Portugal, en calidad de metrópoli, se reúne con el Movimiento Popular para la Liberación de Angola (MPLA) dirigida por Agostinho Neto, el único que verdaderamente luchaba por la independencia y un futuro mejor para su pueblo, y las organizaciones fantoches del Frente Nacional de Liberación de Angola (FNLA) y Unión Nacional para la Integración Total de Angola (UNITA), con el fin de organizar el proceso de descolonización de esa nación africana firmando los Acuerdos de Alvor. Dichos acuerdos tomaron el nombre del balneario turístico donde se realizaron las conversaciones. Establecieron la constitución de un gobierno transitorio integrado por representantes de las cuatro partes, para el 31 de enero del mismo año; así como la convocatoria a una Asamblea Constituyente el 30 de abril y la posterior celebración de comicios para elegir los poderes Ejecutivo y Legislativo. También fijaron al 11 de noviembre como la fecha para proclamar la independencia de Angola[2].

El proceso de descolonización pretendía ser abortado desde su origen ya que el FNLA y la UNITA están dirigidas por personas relacionadas con grandes potencias antipopulares: el Frente Nacional de Liberación de Angola estaba encabezado por Holden Roberto, un conocido agente de la Agencia Central de Inteligencia (CIA), y la Unión Nacional para la Independencia Total de Angola esta liderada por Jonnas Savimbi, un personaje ligado a los círculos económicos dominantes y al régimen sudafricano. Este hecho hizo que la FNLA y la UNITA, se confabularan desde el inicio contra el MPLA, contando con el apoyo de gobiernos imperiales, en primer lugar los Estados Unidos, además de Francia, Inglaterra, y la complicidad de sus gendarmes regionales: Zaire y Sudáfrica. Tal era el interés de los Estados Unidos en el derrocamiento de la MPLA que envió a su canciller Henry Kissinger, a dirigir personalmente las acciones de la CIA en apoyo al FNLA y a la UNITA.

La fecha fijada para la independencia de Angola había sido el 11 de noviembre, pero las fuerzas reaccionarias violando ese acuerdo, habían organizado, financiado, armado y entrenado a las tropas encargadas de evitar el inminente ascenso del MPLA al poder, a través de las elecciones anunciadas. Ante este peligro real, el presidente del MPLA, Agostinho Neto, pidió a Cuba ayuda militar para preservar su independencia ya que en los inicios de 1965, luego de un encuentro del Che con representantes de esta organización, efectuado en el Congo, Cuba se había comprometido a prestar ayuda a los guerrilleros contra el colonialismo portugués[3].

A inicios de agosto de 1975, el primer comandante cubano, Raúl Díaz- Argüelles García, inició contactos con el MPLA para concretar la ayuda militar, que al inicio consistió en instructores para cuatro centros de instrucción angolanos que organizarían, prepararían y armarían a unas cincuenta unidades de las FAPLA. Pero las potencias agresoras se daban prisa en su objetivo de impedir la independencia. Por el Norte y por el Sur, tropas agresoras se dirigían ya hacia Luanda con el objetivo de ocupar la capital, dominada por el MPLA, antes del 11 de noviembre.

Entre los días 2 y 3 de noviembre, en Catengue, instructores militares cubanos y sus alumnos angolanos del CIR ubicado en el sur de Benguela, intentan detener el avance de la columna blindada sudafricana, la cual desde el 14 de octubre avanzaba desde Namibia hacia el Norte angolano en dirección a Luanda. Es esa la primera resistencia organizada que encuentran los invasores, quienes a pesar de sufrir sensibles bajas pueden franquear la posición y continúan avanzando hacia el Norte debido a su superioridad en hombres y medios. Sangre cubana y angolana se derramaban juntas por primera vez.

Operación Carlota

Internacionalistas cubanos en Cuito Cuanavale.

Ante el inminente golpe que hubiese aniquilado a las fuerzas revolucionarias del MPLA y de paso a sus asesores cubanos, el gobierno de Cuba decidió enviar tropas regulares y armamento apropiado para enfrentar y derrotar a los agresores. En un lapso de aproximadamente cinco meses, arribaron de manera incesante a Angola miles de internacionalistas cubanos, fuertemente armados, hasta alcanzar la cifra de 36 000 efectivos. Así surgió la Operación Carlota, nombre tomado de una esclava libertaria africana que el 5 de noviembre de 1843, encabezó una rebelión en el ingenio Triunvirato, de Matanzas, contra los esclavistas españoles, siendo salvajemente asesinada, atado su cuerpo a caballos que tiraban de forma contraria, hasta descuartizarla.

En la tareas de coordinación de la Operación Carlota estuvo siempre al frente el Comandante en Jefe Fidel Castro, junto a General de Ejército Raúl Castro. Según narra oficial René Hernández Gattorno, uno de los dispuestos a participar en la misión internacionalista, el día 5 el Comandante en Jefe se reunió con los primeros voluntarios y les comento sobre la misión[4]:
Dijo que algunos de los instructores cubanos habían muerto, que la situación era difícil, que debíamos detener a los sudafricanos antes de que llegaran a Luanda y que muchos de nosotros no regresaríamos. Dijo que le era muy duro decir eso y no acompañarnos.

El 10 de noviembre de 1975, cuando ya las tropas del FNLA apoyadas por mercenarios blancos y regulares sudafricanos y zairenses se preparaban para entrar al día siguiente a Luanda, se produjo la batalla de Quifangondo, donde fuerzas cubanas y de las FAPLA asestaron una rotunda derrota a los agresores del norte, permitiendo que la capital permaneciese en poder del MPLA. Al día siguiente, 11 de noviembre, Agosthino Neto proclamó la independencia y el nacimiento de la República Popular de Angola.

Por el Norte, las tropas agresoras retrocedieron luego de la derrota, pero quedaba la misión de establecer una línea de defensa contra las fuerzas sudafricanas y de la UNITA que avanzaban por el Sur. En esa tarea, el 10 de diciembre del mismo año, caía el jefe de la Misión Cubana, Raúl Díaz- Argüelles García, al ser alcanzado su vehículo por una mina antitanque.

Pocos días antes, el 23 de noviembre, una pequeña unidad de tropas especiales cubanas, armadas de cohetes antitanques portátiles y apoyada por fuego de artillería reactiva, había detenido el avance de los blindados sudafricanos en el pequeño poblado de Ebo y les había infligido una costosa derrota.

En el mes de marzo de 1976 ya unos 36 000 cubanos combatían junto a los angolanos. El 27 de marzo de 1976, los últimos militares sudafricanos trascendían el río Cunene y se internaban en territorio de Namibia, país entonces dominado por el régimen del Apartheid.

Derrotada la agresión externa el Ministro de las FAR, Raúl Castro Ruz viajó a Angola y se entrevistó con el presidente Agosthino Neto. El gobierno cubano propuso, y Angola aceptó, retirar paulatinamente todas sus tropas regulares en tres años, hasta dejar sólo los instructores[5]. El plan de retirada de las tropas cubanas se puso en marcha de inmediato y ya en el primer trimestre de 1977, aproximadamente 1/3 de los 36 000 efectivos cubanos había regresado a su país.

La invasión de la provincia de Katanga en Zaire por parte las fuerzas del Frente de Liberación Nacional Congolés basificadas en Angola y la consiguiente Primera Guerra de Shaba que se prolongó por tres meses hasta la derrota de los katangueses, mantuvo a los mandos angolanos y cubanos en permanente tensión, ante la posibilidad de un ataque zairense a la República Popular de Angola e interrumpió el retiro de las unidades cubanas.

Durante la visita realizada a Angola por el presidente cubano, Fidel Castro Ruz en 1977, se definió – de común acuerdo con el MPLA – la línea estratégica fundamental y el papel de las fuerzas internacionalistas cubanas. Quedó establecido, entonces, que la misión fundamental de las tropas cubanas era evitar una nueva invasión en profundidad por parte de las fuerzas racistas de Sudáfrica. La tarea de la liquidación de los restos de las bandas del FNLA y la UNITA correspondería a las FAPLA [5].

Fin de la operación

La Operación Carlota, concluiría el 25 de mayo de 1991, con el regreso de los últimos 500 militares cubanos que permanecían en la República Popular de Angola. Ya desde 1976, el General de Ejército Raúl Castro había dicho que:
“De Angola nos llevaremos la entrañable amistad que nos une a esa heroica nación, el agradecimiento de su pueblo y los restos mortales de los queridos hermanos caídos en el cumplimiento del deber”

El 7 de diciembre de 1989, fueron repatriados a Cuba los restos de sus nacionales caídos en la Operación Carlota y otras misiones internacionalistas. En todo el país se les rindió homenaje por parte del pueblo como parte de la Operación Tributo.

Referencias

Fuentes