Hera

Hera
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Deidad
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Religión o MitologíaGriega
SincretismoJuno
Patrón(a) o Dios(a) deLas mujeres y el matrimonio.
País o región de origenGrecia antigua
Venerado enGrecia antigua

Hera. Reina de los dioses, mujer y hermana de Zeus e hija de Cronos y Rea. Era la protectora de las mujeres y se la veneraba bajo diferentes nombres. Las fiestas en su honor, las matronalia, se celebran el 1 de marzo. El nombre del mes junio proviene de ella ya en la mitología romana su nombre es Juno.

Hera

En el panteón olímpico de la mitología griega clásica, Hera (en griego antiguo —ático— Ἧρα, Hêra, en jónico y griego homérico Ἧρη, Hêrê) era la esposa y hermana mayor de Zeus. Su principal función era presidir como diosa de los nacimientos y el matrimonio. Su equivalente en la mitología romana era Juno. Hera, queriendo dar un buen ejemplo a los dioses y mortales, eligió la vaca como uno de sus emblemas, porque son los animales más maternales. No queriendo ser vista tan simple como la vaca, también eligió al pavo real y el león.

Hera era hija de Rea y Cronos, y fue tragada al nacer por éste debido a una profecía sobre que uno de sus hijos le arrebataría el trono. Zeus se salvó gracias a un plan urdido por Rea y Gea: la primera envolvió una piedra en pañales y se la dio a Cronos en su lugar. Mientras tanto, Zeus fue llevado a una cueva en Creta. Más tarde Rea dio a Cronos una hierba que según le dijo le haría completamente invencible, pero en realidad le hizo regurgitar a los otros cinco olímpicos: Hestia, Deméter, Hera, Hades y Poseidón, así como la piedra. Cuando Zeus creció, desterró a Cronos al Tártaro (Mitología)|Tártaro]], la sima más profunda del inframundo, pues los Titanes eran inmortales y no podía matárseles.

Se representa a Hera majestuosa y solemne, a menudo en el trono y coronada con el polos (una alta corona cilíndrica usada por varias de las Grandes Diosas), pudiendo llevar en su mano la granada, símbolo de la fértil sangre y la muerte, y sustituto de la cápsula narcótica de la amapola.

Hera fue muy conocida por su naturaleza celosa y vengativa, principalmente contra las amantes y la descendencia de Zeus, pero también contra los mortales con los que se cruzaba, como Pelias. Paris, quien la ofendió al elegir a Afrodita como la diosa más bella, se ganó así su odio.

Culto

Foto templo de Hera en Agrigento, Magna Grecia.

Hera fue especialmente adorada, como ‘Hera Argiva’ (Hera Argeia), en su santuario situado entre las antiguas ciudades-estado micénicas de Argos y Micenas, donde se celebraban en su honor unos festivales, las Hereas.

«Tres son las ciudades que más quiero», declaraba la diosa celestial de ojos de buey: «Argos, Esparta y Micenas, la de anchas calles.»

Su otro centro principal de culto estaba en la isla de Samos. Había también templos dedicados a Hera en Olimpia, Corinto, Tirinto, Peracora y la sagrada isla de Delos. En la Magna Grecia se construyeron dos templos dóricos a Hera, sobre el 500 a. C. y el 450 a. C.

Los altares griegos de la época clásica estaban siempre al aire libre. Hera puede haber sido la primera a quien se dedicó un santuario en un templo cerrado con techo, en Samos sobre el 800 a. C. (Posteriormente reemplazado por el Hereo, uno de los mayores templos griegos de la historia.) Se construyeron muchos templos en ese lugar, por lo que las evidencias son confusas en cierta medida y las dataciones arqueológicas inciertas. Sabemos que el templo creado por el escultor y arquitecto Roico fue destruido entre 570 y el 560 a. C., siendo reemplazado por el templo de Polícrates entre el 540 y el 530 a. C. En uno de estos templos hubo un bosque de 155 columnas. Tampoco hay evidencias de losas en este templo, lo que sugiere que nunca fue finalizado o que estuvo abierto al aire.

En Eubea se celebraba en ciclos de sesenta años el festival de la gran Daedala, consagrado a Hera.

Emblemas de la presencia de Hera

En la imaginería helenística, la carreta de Hera era tirada por pavos reales, pájaros desconocidos para los griegos antes de las conquistas de Alejandro Magno, cuyo tutor, Aristóteles, alude a ellos como «pájaros persas». El motivo del pavo real resurgió en la iconografía renacentista que unificó a Hera y Juno, y en la que se centraron los pintores europeos. Un pájaro que había sido asociado con Hera en un nivel arcaico, donde la mayoría de las diosas egeas estaban relacionadas con «su» pájaro, era el cuco, que aparece en fragmentos mitológicos acerca del primer cortejo de una virginal Hera por parte de Zeus.

Su asociación arcaica era principalmente con el ganado, como una Diosa Vaca que fue especialmente venerada en la «rica en ganado» Eubea. En Chipre, se han hallado yacimientos arqueológicos muy antiguos conteniendo cráneos de toro que fueron adaptados para ser usados como máscaras. Su familiar epíteto homérico βοῶπις boôpis se traduce siempre como ‘con ojos de vaca’, pues, como los griegos clásicos, rechazamos su otra traducción natural como ‘con cara de vaca’ o al menos ‘de aspecto vacuno’. Una Hera con cabeza de vaca, como un Minotauro, estaría reñida con la imagen maternal del período clásico posterior. A este respecto, Hera tiene cierto parecido a la antigua deidad egipcia Hathor, una diosa maternal relacionada con el ganado.

La granada, un antiguo emblema de la Gran Diosa, permaneció como símbolo de Hera: muchas de las granadas votivas y cápsulas de amapola recuperadas en Samos están hechas de marfil, que sobrevive al enterramiento mejor que la madera, de las que debieron estar hechas las más comunes. Como todas las diosas, Hera puede ser representada llevando una diadema y un velo.

Hera y sus hijos

Hera preside sobre los correctos preparativos del matrimonio y es el arquetipo de la unión en el lecho nupcial, pero no destaca como madre.

Descendientes de su unión con Zeus

Descendientes de otras uniones

Hera estaba celosa de que Zeus tuviese a Atenea sin recurrir a ella (en realidad con Metis), así que engendró a Hefesto sin él. Hera estuvo entonces disgustada con la fealdad de Hefesto y lo expulsó del Olimpo.

Hefesto se vengó de Hera por haberle rechazado haciendo un trono mágico para ella que, cuando se sentó, no le dejaba levantarse de él. Los demás dioses rogaron a Hefesto que volviese al Olimpo para liberarla pero éste se negó repetidamente. Dionisio le emborrachó y le llevó de vuelta al Olimpo a lomos de una mula. Hefesto liberó a Hera tras recibir a Afrodita por esposa.

Hera, la némesis de Heracles

Hera fue la madrastra y enemiga de Heracles, quien fue llamado ‘gloria de Hera’ en su honor. Heracles es el héroe que, más incluso que Perseo, Cadmo o Teseo, introdujo los hábitos olímpicos en Grecia. Cuando Alcmena estaba embarazada de Heracles, Hera intentó evitar que éste naciera atando las piernas de Alcmena en nudos. Sus planes fueron frustrados por Galantis, la sierva de Alcmena, quien dijo a Hera que ya había traído el niño al mundo. Hera la transformó en una comadreja.

Cuando Heracles era aún un infante, Hera envió dos serpientes para matarlo mientras dormía en su cuna. Heracles estranguló una serpiente con cada mano y su niñera le halló divirtiéndose con sus cuerpos flácidos como si fueran juguetes. Esta anécdota parte de una representación del héroe asiendo una serpiente en cada mano, justo como las familiares diosas minoicas habían hecho alguna vez. «La imagen de un niño divino entre dos serpientes puede haber sido muy familiar para los tebanos, que adoraban a los Cabiros, aunque no era representada como una primera hazaña de un héroe.» Un relato del origen de la Vía Láctea cuenta que Zeus había engañado a Hera para que amamantase al infante Heracles. Al descubrir quién era éste, lo retiró de su pecho, y un chorro de su leche formó la mancha que cruza el cielo. Los etruscos representaban a un Heracles adulto y barbudo al pecho de Hera; sin embargo, esto puede aludir a su adopción por ella cuando Heracles se volvió inmortal. Heracles le había herido antes gravemente en el pecho.

Algunos mitos sostienen que Hera se hizo amiga de Heracles por salvarla de un gigante que intentó violarla, y que incluso le dio a su hija Hebe como prometida. Cualquiera que fuese el mito fabricado para explicar una representación arcaica de Heracles como ‘hombre de Hera’, se consideró adecuado para los constructores del Hereo en Paestum, que representaron las hazañas de Heracles en bajorrelieves.

Los celos de Hera

Eco

Durante mucho tiempo una ninfa llamada Eco tuvo el trabajo de distraer a Hera de las aventuras de Zeus hablándole incesantemente. Otras dos versiones afirman que Hera estaba siempre entretenida por la charla de Eco o que ésta la engañó contándole que Zeus estaba esperándola en el Olimpo. Cuando Hera descubrió el engaño, maldijo a Eco a pronunciar sólo las palabras de los demás (de ahí nuestra palabra moderna «eco»).

Leto, Artemisa y Apolo

Cuando Hera descubrió que Leto estaba embarazada y que su marido, Zeus, era el padre, prohibió que Leto diera a luz en tierra firme, es decir, el continente o cualquier isla del mar. Leto encontró la isla flotante de Delos, que estaba rodeada de cisnes. La isla no era el continente ni una isla real, y allí pudo dar a luz. Como gesto de gratitud, Delos fue sujetada con cuatro pilares. Más tarde la isla fue santificada a Apolo. Alternativamente, Hera secuestró a Ilitía, la diosa de los partos, para evitar que Leto diese a luz. Los demás dioses obligaron a Hera a dejarla ir. De cualquier forma, primero nació Artemisa y ésta ayudó a nacer a Apolo. Algunas versiones dicen que Artemisa ayudó a su madre a dar a luz a Apolo durante nueve días. Otra variante afirma que Artemisa nació un día antes que Apolo, en la isla de Ortigia, y que ayudó a Leto a cruzar el mar hasta Delos el día siguiente para dar a luz a Apolo. En otra versión, se afirmaba que Hera había enviado a Pitón en persecución de Leto. El viento Aquilón llevó a Leto hasta donde se encontraba Poseidón, que la salvó y cubrió la isla de Ortigia con sus olas mientras Leto daba a luz a Apolo y Artemisa. Más tarde la isla de Ortigia fue llamada Delos y Apolo mató a la serpiente Pitón para vengar los sufrimientos de su madre.

Calisto y Arcas

Hera también aparece en el mito de Calisto y Arcas.

Calisto era una seguidora de Artemisa que hizo voto de permanecer virgen. Pero Zeus se enamoró de ella y se disfrazó de Artemisa para poder atraerla hasta sus brazos. Hera, la esposa de Zeus, convirtió entonces a Calisto en una osa como venganza. Más tarde, el hijo que Calisto tuvo con Zeus, Arcas, estuvo a punto de matarla cuando estaba de cacería, pero Zeus los subió a ambos al cielo como las constelaciones Osa Mayor y Osa Menor.

En una versión alternativa, Calisto era miembro del cortejo de Artemisa y perdió su virginidad con Zeus, quien se había disfrazado de Apolo. Enfurecida, ésta la transformó en oso. El hijo que Calisto había tenido con Zeus, Arcas, estuvo a punto de matarla cuando estaba de cacería, pero Zeus o Artemisa lo detuvieron y subió a ambos al cielo como las constelaciones Osa Mayor y Osa Menor.

Y en otra versión alternativa, Artemisa mató deliberadamente a Calisto cuando ésta tenía forma de oso.

Sémele y Dionisio

Cuando Hera supo que Sémele, hija del rey Cadmo de Tebas, estaba embarazada de Zeus, se disfrazó como su niñera y la persuadió para que le pidiese a Zeus que se mostrase en su auténtica forma. Cuando éste se vio obligado a hacerlo, sus rayos y truenos la mataron. Zeus tomó al niño y completó su gestación cosiéndolo a su propio muslo.

Ío

Hera estuvo a punto de sorprender a Zeus con su amante la princesa argiva Ío, lo que éste logró evitar convirtiéndola en una hermosa ternera blanca. Sin embargo Hera sospechó el engaño y pidió a Zeus que le diese la ternera como un regalo, a lo que éste no pudo negarse.

Cuando Hera recibió a Ío, la dejó a cargo de Argos Panoptes para mantenerla apartada de Zeus. Éste ordenó entonces a Hermes a matar a Argos, quien disfrazado de pastor logró que todos los cien ojos de Argos cayesen dormidos con historias aburridas, y entonces lo mató de una pedrada, rescatando así a Ío. En la interpolación de Ovidio, cuando Hera supo de la muerte de Argos, tomó sus ojos y los puso en el plumaje del pavo real, lo que explica los dibujos de su cola. Hera envió entonces un tábano para que la picase, obligándola a vagar sin rumbo por el mundo con forma de vaca. Finalmente Ío llegó a los confines del mundo, que los romanos creían que era Egipto, donde se convirtió en sacerdotisa de la diosa egipcia Isis.

Lamia

Lamia era una reina de Libia a quien Zeus amaba. Hera la transformó en un monstruo y mató a sus hijos. O, alternativamente, mató a sus hijos y fue el dolor lo que la convirtió en dicho monstruo. Lamia fue maldecida con la incapacidad de cerrar sus ojos, de forma que siempre estuviese obsesionada con la imagen de sus hijos muertos. Zeus le concedió el don de poder sacarse los ojos para descansar, y luego volver a ponérselos. Lamia sentía envidia de otras madres y devoraba a sus hijos.

Otras historias involucrando a Hera

Cidipe

Cidipe, una sacerdotisa de Hera, iba de camino a un festival en honor de la diosa. Los bueyes que tiraban de su carro iban retrasados y sus hijos, Bitón y Cleobis, tiraron del carro el camino completo (45 estadios, 8 km). Cidipe quedó impresionada con la devoción hacia ella y su diosa y pidió a Hera que concediera a los niños el mejor regalo que un dios pudiera dar a una persona. Hera ordenó que los hermanos morirían cuando estuviesen dormidos.

Este honor concedido a los niños fue más tarde usado por Solón como prueba cuando trataba de convencer a Creso de que es imposible juzgar la felicidad de una persona hasta que haya muerto tras una vida gozosa.

Engaño de Zeus

Hera, junto con varios de los olímpicos (Apolo, Atenea, Poseidón) intentaron una vez destronar a Zeus y adueñarse del Olimpo. Para eso encadenaron a Zeus a su lecho y alejaron de él su rayo. Mientras discutían quién gobernaría el Olimpo, el centímano Briareo liberó a Zeus, y el dios castigó a los usurpadores. Como castigo ejemplar, colgó a Hera desde el cielo, con sus brazos encadenados a argollas de oro y un yunque atado a cada pie. Los gritos lastimeros de Hera terminaron ablandando el corazón de Zeus, quien la liberó posteriormente.

Poesía Hera / Juno

Hera / Juno

Zeus pudo elegir mujer o diosa
como íntima, perenne compañera
que sus futuros hijos concibiera,
pero tomó a su hermana por esposa.

Casi tan fiel como lo fue celosa,
y mayestática en sus actos, Hera
más que diosa es mujer que desespera,
persigue a sus rivales, les acosa.

Con el chorro de leche de su pecho
traza la Vía Láctea sobre el techo
del mundo, en arrebato de furor.

Y en Heracles, que otrora amamantara,
y otras proles que Zeus engendrara,
descarga la venganza y el rencor.

Fuentes