Invasión por Playa Girón

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Para otros usos de este término, véase Playa Girón (desambiguación).
Invasión por Playa Girón
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Invasion Playa giron.jpg
Fidel montado en un tanque ruso T-35, aunque fue de un SU-100 desde donde cañoneó a el barco clase Liberty Houston, de ocho mil toneladas, que apoyaba logísticamente a los mercenarios en Playa Girón.
Fecha:17 de abril de 1961-19 de abril de 1961
Lugar:Bandera de Cuba Playa Girón, Matanzas
Descripción:
La invasión de Playa Girón o Bahía de cochinos fue una estrategia del gobierno de los EUA para poder intervenir militarmente en Cuba.
Resultado:
Primera gran derrota del imperialismo yanqui en América.
Consecuencias:
Al ser derrotadas las tropas mercenarias antes de las 72 horas establecidas para poder solicitar la intervención de los EUA, se frusta la participación del Ejército Estadounidense y Cuba obtiene la victoria.
País(es) involucrado(s)
Bandera de los Estados Unidos de América Estados Unidos
Bandera de Cuba Cuba
Líderes:
Bandera de Cuba Fidel Castro
Ejecutores o responsables del hecho:
Agresores: Mercenarios y asesores norteamericanos---Defensores: Milicianos, combatientes y el pueblo cubano en sentido general.
Organizaciones involucradas:
Bandera de los Estados Unidos de América CIA

Invasión por Playa Girón. Una brigada contrarrevolucionaria, armada, entrenada y transportada por EE.UU., arribó por la Ciénaga de Zapata, al sur de Matanzas, Cuba, la madrugada del 17 de abril de 1961. Todo el pueblo se movilizó, el Ejército y las Milicias, dirigidos por Fidel, contraatacaron de inmediato. En 60 horas de duros combates fueron derrotados los mercenarios, que se rindieron en Playa Girón al atardecer del día 19 de abril. Más de 150 combatientes revolucionarios murieron y varios civiles fueron asesinados por la aviación de los invasores.

La Invasión por Playa Girón fue parte de la Operación Pluto de la CIA[1] y representó la primera gran derrota del Imperialismo yanki en América Latina.

Preludio de la invasión

Operación Pluto

La Operación Pluto, aprobada por el presidente Eisenhower el 17 de marzo de 1960 fue el proyecto más poderoso jamás organizado por la CIA de los Estados Unidos.[2] Su arreglo corría en estrecha colaboración y aprobación del Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas. Un ejército de exiliados sería reclutado, entrenado y equipado en Guatemala; un frente político, organizado; y encontrada la justificación teórica para liquidar a la Revolución Cubana expuesta en el Libro Blanco; y sobre todo, la mano de los Estados Unidos estaba oculta.

Los entrenamientos en Guatemala se organizaron en la llamada Base Trax.[3] La hoja de servicios militares de los instructores cubanos puestos al frente de preparar a los invasores, reflejaba la importancia que los jefes de la CIA otorgaban al aspecto militar, dejando a un lado otras consideraciones como el eventual rechazo que estos ex militares podrían generar en la tropa debido al compromiso de algunos de ellos con el régimen de Fulgencio Batista. La CIA se había esforzado en reclutar ex militares con una limpia hoja de servicios y en lo fundamental formados en sus escuelas.

El 4 de noviembre de 1960, desde la sede de la CIA en Washington se despachó un cable cifrado al oficial a cargo del proyecto en Guatemala, donde se le ordenaba la reducción del entrenamiento de guerrillas y la introducción de entrenamiento convencional para una fuerza de asalto anfibia y aerotransportada. Nacía así la Operación Trinidad –de vida efímera.[3] Luego Trinidad fue desechada como punto de desembarco, pero esta segunda fase de la Pluto mantuvo la perspectiva que ganaba fuerza dentro de la Agencia: liquidar la Revolución Cubana mediante un golpe único, contundente. Todo basado en un desembarco aéreo y marítimo para conquistar una cabeza de playa.

Teniendo en cuenta la decisión del ejecutivo, la Operación Pluto se preparó y aprobó para ser ejecutada con éxito sin la ayuda masiva norteamericana. El desembarco estaba inspirado en la operación anfibia más compleja de toda la guerra del Pacífico: el asalto a Iwo Jima;[4] y en la de Inchón, en Corea del Norte. No era casual entonces que al frente de la Brigada 2506 se encontrara el coronel del US Marine Corp. Jack Hawkins. El coronel fue presentado con el seudónimo de Frank a los reclutas, pronto se distinguiría por su severo sentido de la disciplina y un mal disimulado desprecio hacia los cubanos.

El Cuartel General de la Operación Pluto se ubicó en un edificio del Pentágono, en Washington. En el primer piso se hallaba la Sala de Guerra (War Room), un área restringida con su propio sistema de teletipos. Grandes mapas cubiertos de acetato sellaban las paredes. En casi todos aparecía la isla de Cuba y en no pocos un territorio particular: la Ciénaga de Zapata.

Guerra psicológica

El director de planes de la CIA (segundo en la jerarquía de esa organización), Richard Bissell, era el encargado de la estrategia para el derrocamiento del gobierno cubano. Bissell dirigió los proyectos del primer satélite espía, llegando a ser considerado pionero del reconocimiento aéreo.

Bissell estaba a cargo además de implementar un programa aprobado por el presidente Eisenhower, que consistía en una combinación de guerra psicológica y subversión interna, infiltraciones, abastecimientos de armas, explosivos y medios de comunicación. Desde oficinas ubicadas en Washington se elaboraban los planes de propaganda encaminados al ablandamiento psicológico del pueblo cubano que se desarrollaría a través de emisoras de radio, la prensa, la televisión, el cine y la literatura. También se confeccionaban volantes para lanzar sobre la isla.

Richard Bissell encargó el proyecto de operar una emisora destinada a emitir propagandas en contra del gobierno revolucionario a David A. Phillips, periodista y actor, organizador del hostigamiento radial contra el gobierno del derrocado presidente de Guatemala Jacobo Arbenz en 1954. Phillips explicó a Bisell que en Guatemala solo tomó seis semanas, pero en Cuba tomaría cerca de seis meses crear el clima psicológico apropiado para una invasión.

Phillips escogió la pequeña isla del golfo de Honduras, Swan (cisne), al sur del extremo occidental de Cuba para ubicar una estación de radio que se dedicaría a emitir propaganda e informaciones en contra de la Revolución Cubana. La isla pertenecía a los Estados Unidos. La emisora tuvo como nombre Radio Swan.

La red de Phillips llegó a controlar además las emisoras WRUL y WGBS de Miami, la WKWF de Cayo Hueso, la WWL de New Orleans y la WMIE, que todavía existe en la Florida como emisora contrarrevolucionaria y que actualmente se llama WQBA La Cubanísima.

El mayor peso de la propaganda recaía sobre Radio Swan, que tenía como objetivo crear caos y confusión en la mente del cubano común. Algunas de sus informaciones muestran de forma elocuente este objetivo:

¡Madre cubana!, escucha esto: la próxima ley del gobierno será quitarte a tus hijos desde los cinco hasta los dieciocho años.[5]

¡Miliciano!, ten cuidado cuando vayas a salir: Hazlo igual que en Rusia, en grupos de tres. Si no quieres morir; pásate a las filas de la verdadera revolución.

Fidel está buscando un medio para destruir la Iglesia, pero eso no podrá ser: !Cubano!, ve a la iglesia y sigue las orientaciones del clero.

Radio Swan también comenzó a transmitir una noche de octubre de 1960 una noticia que decía:

¡Madre cubana, no te dejes quitar a tu hijo! El gobierno revolucionario te lo quitará cuando cumpla cinco años y te lo devolverá a los dieciocho, cuando esto ocurra serán monstruos materialistas.

Durante los meses siguientes la emisora radiaría una y otra vez la falsa noticia sobre la patria potestad. Era esta la primera fase de una operación de la CIA que se conocería como "Operación Peter Pan".

En Estados Unidos mientras tanto la prensa arremetía a diario contra el proceso que se desarrollaba en Cuba con afán de desacreditarlo. Los periódicos comparaban a Fidel con Hitler y Mussolini y lo calificaban de mentiroso. En Cuba los órganos de prensa, las emisoras de radio y de televisión, que no habían sido intervenidos, se sumaron mayormente a estas campañas contra Cuba y fueron intervenidos. Sobre el territorio cubano se comenzó a lanzar entonces miles de volantes que exhortaban a la gente a realizar sabotajes, quemar campos de caña, atentar contra milicianos y dirigentes, además de divulgar mentiras. Las avionetas usadas para regar esta propaganda procedían de los cayos de la Florida.

Frente Revolucionario Democrático

Para apoyar la imagen de que estas acciones estaban apoyadas y sustentadas por un segmento político de cubanos opuestos a Fidel Castro, la CIA recomendó que se creara el Frente Revolucionario Democrático (FRD). Fueron escogidos cinco personajes:

  • Manuel Antonio de Varona Loredo (Tony Varona). Político que había ocupado el cargo de presidente del senado y de primer ministro durante el gobierno de Carlos Prío Socarrás. Se oponía a Fidel y consideraba que la solución del "problema" cubano sería un golpe de estado al estilo tradicional. Aspiraba a convertirse en presidente de la república.
  • Manuel Artime Buesa. Exoficial del Ejército Rebelde con una formación religiosa. Bajo la dirección de Humberto Sorí Marín, ministro de agricultura después de 1959 y el director de agricultura Rogelio González Corzo, Artime impulsó la labor de los llamados Comandos Rurales, integrados por jóvenes en su mayoría de la Agrupación Católica de La Habana que ayudaban a los campesinos e intentaban inculcarles la fe religiosa. Ya en territorio norteamericano, Artime organizó el Movimiento de Recuperación Revolucionaria (MRR), que llegó a convertirse en la organización terrorista y contrarrevolucionaria de mayor beligerancia.
  • José Ignacio Rasco. Representante del Movimiento Demócrata Cristiano (MDC). La CIA pretendía inculcar a los religiosos que Fidel era el "anticristo" y para eso se apoyó en Rasco que tenía como sello particular de sus actos el poner a la Iglésia Católica frente a la Revolución. Cientos de miles de creyentes permanecieron sin embargo fieles a la Revolución cubana y el Papa Juan XXIII no excomulgó a Fidel Castro.
  • Aureliano Sánchez Arango. Había sido secretario de estado del gobierno de Carlos Prío. Fue el último político escogido para integrar el frente.

El 20 de junio de 1960 el Frente Revolucionario Democrático y sus dirigentes fueron presentados a la prensa. La CIA lo había organizado todo y el FDR expuso 12 puntos de un programa político que se llevaría a cabo una vez derrocado el Gobierno Revolucionario. Los "lideres" del frente viajaron por muchas ciudades promoviendo una cruzada contra Fidel.

Equipos de infiltración

Los primeros reclutamientos para la futura invasión se efectuaron en Miami. Las organizaciones contrarrevolucionarias apoyaron esta tarea. El 19 de mayo de 1960 partieron hacia la isla Ussepa los primeros agentes reclutados.

El 13 de febrero de 1961 llegaba a Cuba en un avión comercial, el agente de la CIA Manuel Reyes García. Tenia la misión de contactar a los jefes de la contrarrevolución interna. Al día siguiente se infiltró por la zona de Arcos de Canasí, entre La Habana y Matanzas, un grupo conformado por Felix Rodríguez Mendigutía, Segundo Borges, José González Castro, Javier Souto y Edgar Sopo. Traían equipos de comunicación, explosivos y armamentos.

Otros grupos se infiltraron posteriormente y trataron de cumplir las misiones para las que habían sido entrenados: contactar con las organizaciones contrarrevolucionarias, establecer y garantizar comunicaciones con el Cuartel General, localizar zonas para el lanzamiento de armas, entrenar grupos en el manejo de armas y explosivos y participar en la realización de acciones importantes.

De 35 agentes infiltrados antes de la invasión, 20 fueron capturados por la Seguridad Cubana, dos de ellos pudieron escapar posteriormente. Ante este fracaso la CIA determinó abandonar la idea inicial de destruir a la Revolución Cubana mediante la guerra de guerrillas. Esta estrategia no sería desechada, pero ya no formaba parte del proyecto de invadir la isla.

La invasión

El 7 de octubre de 1960 el canciller cubano Raúl Roa denunciaba en la ONU los preparativos de una invasión a Cuba.

"[...] desde fines de agosto y principios de septiembre se ha venido concentrando tropas y barcazas del ejército de Guatemala en la costa Atlántica del país. En la finca Helvetia, ubicada en el municipio de El Palmar, colindante con los departamentos de Retalhuleu y Quetzaltenango, zona occidental del país, adquirida recientemente por Roberto Alejos, hermano del embajador de Guatemala en Estados Unidos, Carlos Alejos y miembros de la familia de premunidos de la corte palaciega, están recibiendo entrenamiento especial numerosos exiliados y aventureros, bajo el mando de militares norteamericanos. El número total de extranjeros asciende a 185, de los cuales 45 son norteamericanos. En la citada finca se ha construido una pista de aterrizaje de concreto, con hangares subterráneos y se está construyendo una carretera hacia la costa del Pacífico. Se han instalado aparatos de detección. Las vías de acceso a la finca Helvetia están controladas por soldados del ejército guatemalteco. A los elementos extranjeros no se les permite relacionarse con la población local [...]

A solo tres semanas de la denuncia del canciller Roa, la seguridad cubana recibió un cable procedente de México en el que se expresaba que: "Nuestros amigos en Guatemala nos informan del traslado de 6 000 hombres de la finca Helvetia a Nicaragua". La desinformación salta a la vista ya que no se había producido ningún movimiento y los efectivos de la Brigada eran inferiores en número.

No sería hasta el 14 de marzo de 1961 que la CIA y el Pentágono seleccionarían a Bahía de Cochinos como punto de desembarco. Debido a anteriores maniobras de distracción que mencionaban este punto, el resultado fue que sin proponérselo la Agencia acababa de ejecutar una brillante operación de desinformación.

Acciones previas al desembarco

El 5 de febrero de 1961 una bomba había estallado en la ciudad de Bayamo cuando un obrero la había encontrado, hiriéndolo de gravedad y ocasionándoles heridas a cinco niños. Ese mismo día un avión lanzaba propaganda sobre La Habana.

El 7 de febrero explota un auto en La Habana, el 13 es detenido un contrarrevolucionario cuando se disponía a colocar una bomba y el 14 son detenidos 14 integrantes del MRR. El 19 de febrero un avión dejaba caer miles de volantes sobre barrios habaneros.

El 28 de febrero el miliciano de 14 años Pedro Morejón es asesinado por la espalda por un grupo de contrarrevolucionarios. El 6 de marzo es asesinado otro miliciano y quemado el almacén que vigilaba. El 14 de marzo una embarcación artillada abría fuego de ametralladoras y cañones contra la refinería de Santiago de Cuba.

Uno de los golpes más duros propinados a la CIA en Cuba ocurrió el 18 de marzo con la detención de varios de sus agentes más importantes. Ese día fueron apresados en una casa del reparto Miramar 11 contrarrevolucionarios entre ellos el organizador del clandestinaje en la Isla y máximo representante del MRR, Rogelio González Corzo, quien bajo el seudónimo de Francisco aparecía una y otra vez en cientos de informes de la Seguridad cubana. Esa noche fueron apresados otros dos contrarrevolucionarios.

El 13 de abril de 1961 es incendiada la tienda por departamentos más grande de Cuba, “El Encanto”, ubicada en La Habana. La tienda quedó destruida totalmente y en este acto terrorista murió la empleada Fe del Valle y resultaron lesionadas 18 personas. Las pérdidas materiales se valoraron en 20 millones de dólares. La acción fue ejecutada por un integrante del grupo terrorista conocido por las siglas MRP.

Bombardeos a aeropuertos cubanos

El 15 de abril de 1961 aviones de guerra atacaron simultáneamente la base aérea de San Antonio de los Baños, la pista de Ciudad Libertad y el actual Aeropuerto Internacional Antonio Maceo, lo que sería el preludio de los sucesos acaecidos dos días después. La acción perseguía como objetivos, además de provocar miedo y confusión, destruir en tierra la escasa y anticuada fuerza aérea cubana, para asegurar la impunidad de otras incursiones enemigas por vía terrestre.

Ese día ocho bombarderos B-26 alzaban vuelo desde Puerto Cabezas (Happy Valley) en Nicaragua. Al aproximarse a Cuba tomaron tres rumbos diferentes: la escuadrilla Puma, integrada por tres aviones atacó el aeródromo de Ciudad Libertad. Linda, con tres bombarderos también, se dirigió a Santiago de los Baños y la formación Gorila atacaría el aeropuerto de Santiago de Cuba. Los aviones iban camuflados con las insignias de la fuerza aérea cubana. Un noveno bombardero B-26 voló directamente de Nicaragua a Miami y daría la versión pública de deserción y rebeldía de los pilotos de la Fuerza Aérea Cubana.

De aquellos B-26, solo cinco pudieron regresar a Nicaragua. Uno fue derribado por las fuerzas revolucionarias; otro fue «tocado» por la artillería rebelde y se vio obligado a aterrizar en Cayo Hueso, mientras que un tercero, tuvo que aterrizar de emergencia en la isla Gran Caimán.

El ataque ocurrió de forma simultanea minutos antes de las seis de la mañana. La escuadra que atacó Ciudad Libertad encontró un fuego antiaéreo tan nutrido que algunos pilotos descargaron sus ametralladores en áreas cercanas a la base, matando a siete personas, entre ellas el miliciano Eduardo García Delgado, quien antes de morir, escribió con su sangre el nombre de Fidel. Otros 53 vecinos de la zona resultaron heridos.

En el sepelio de las víctimas del bombardeo del 15 de abril, Fidel proclamó que: "esta Revolución Socialista la defenderíamos con el valor con que ayer nuestros artilleros antiaéreos acribillaron a balazos a los aviones agresores".

En documentos desclasificados por la CIA se señala:

"Los informes iniciales de los pilotos indicaron que el 50% de la capacidad aérea de Castro quedó destruida en Ciudad Libertad, de un 75% a un 80% en San Antonio de los Baños, y la destrucción en Santiago de Cuba incluyó dos B-26, un DC-3, un Lodestar, y un T-33 o Sea Fury. Los estudios de las fotografías aéreas y las interpretaciones posteriores indicaron que los daños fueron mucho menores".

Se autorizó un segundo ataque aéreo sobre la base de San Antonio de los Baños el lunes 17 (Día-D). Cinco B-26 habían despegado en la noche pero regresaron sin causar daño alguno a sus objetivos.

Batalla en la ONU

En la mañana del 15 de abril de 1961 Frederik H. Boland, presidente de turno de la sesión en Naciones Unidas dio las palabra a Raúl Roa, representante de Cuba, para una cuestión de orden. Según las normas establecidas, no sería hasta el 17 de abril que Cuba tendría la palabra para discutir una denuncia sobre las últimas agresiones de Estados Unidos a la Isla.

Pero mientras los delegados estadounidenses quedaban perplejos, Roa denunció los bombardeos a los aeropuertos cubanos por parte de aviones norteamericanos procedentes de ese país o de países centroamericanos lacayos de este. El presidente de la Asamblea General advirtió al representante cubano que el punto que tocaba no era una cuestión de orden, sino de fondo y que por tanto no podía hacerlo de esa forma. Roa le dio las gracias y agregó que no le era posible retirarse sin acusar al gobierno imperialista de Estados Unidos y los hechos que "ponen en riesgo la paz y la seguridad internacionales". Ante un nuevo llamado de atención, Roa exclamó: "Ya lo he dicho y me retiro".

Inmediatamente y a propuesta del representante de la URSS se solicitó al presidente de la Primera Comisión una reunión urgente que fue aprobada para las tres de la tarde de ese día.

En la reunión y como respuesta a las acusaciones de Roa, el representante de Estados Unidos, Adlai Stevenson pidió la palabra y mostró fotos y declaraciones que según el probaban que los bombardeos habían sido obra de pilotos dela Fuerza Aérea cubana descontentos con su gobierno. Stevenson leyó sin saber que todo era una burda farsa elaborada para ocultar la participación de su gobierno en los bombardeos. El representante de Guatemala negó luego que su país se hubiera prestado para entrenar fuerzas mercenarias contra Cuba.

Mientras tanto en La Habana en la despedida del duelo de las victimas del bombardeo Fidel Castro retaba a cualquiera a mostrar los pilotos "desertores".

El 17 de abril se reanudan los debates en la ONU donde Roa hace recuento del número de veces que Cuba denunciaba las agresiones por parte de Estados Unidos. En las siguientes sesiones numerosos países apoyan la causa cubana lo que lleva a expresar al representante de Estados Unidos a su gobierno su incómoda posición en los debates.

La batalla

Mercenarios detenidos en Playa Girón
Museo de Playa Girón en Matanzas

En la madrugada del 17 de abril, el miliciano José Ramón González Suco comunicó desde Playa Larga que se observaban luces y movimientos en el mar. El batallón 339 de Cienfuegos fue enviado a la zona y chocó con la compañía E de los mercenarios entablándose combate de inmediato.

El pueblo cubano superó el imperativo de derrotar en menos de tres días a los mercenarios, y con la dirección de Fidel Castro, liquidó en sólo 66 horas de lucha a los invasores, que se rindieron en las arenas de Playa Girón al atardecer del 19 de abril de 1961.

Fidel redacta el Comunicado No. 4, y de inmediato se da a conocer: “Fuerzas del Ejército Rebelde y las Milicias Nacionales Revolucionarias tomaron por asalto las últimas posiciones que las fuerzas mercenarias invasoras habían ocupado en el territorio nacional.

Playa Girón que fue el último punto de los mercenarios, cayó a las cinco y treinta de la tarde.

La revolución ha salido victoriosa, aunque pagado un saldo elevado de vidas valiosas de combatientes revolucionarios que se enfrentaron a los invasores y los atacaron incesantemente sin un solo minuto de tregua, destruyendo así en menos de setenta y dos horas al ejército que organizó durante muchos meses el gobierno imperialista de los Estados Unidos.

Más de 150 combatientes revolucionarios murieron, y varios civiles fueron asesinados por la aviación de los invasores. Más de 1 200 prisioneros fueron entregados después a sus amos yanquis, que reconocieron serlo al entregar a cambio de ellos medicinas y alimentos para niños de Cuba.

Día 15 de abril

Alrededor de las seis de la mañana del día 15 de abril, ocho bombarderos norteamericanos B-26, provenientes de su base en Puerto Cabezas, Nicaragua, realizan un ataque sorpresivo contra los aeródromos de Ciudad Libertad, San Antonio de los Baños y Santiago de Cuba.

Valiéndose, como es su costumbre, de procedimientos arteros, disfrazan los aviones con insignias de la Fuerza Aérea Revolucionaria de Cuba, para dar la impresión de que se producía una rebelión interna en la isla. El objetivo principal del ataque a los aeropuertos, era el de destruir en tierra la modesta fuerza aérea cubana, para impedir que fuera utilizada cuando se produjera la invasión. Pero no lograron su propósito. La artillería cubana, aunque todavía falta de experiencia, repelió el ataque y derribó uno de los aparatos enemigos, resultando muertos sus dos tripulantes. Las bajas de la parte cubana fueron 53 heridos y 7 muertos. Uno de éstos, un joven combatiente, expresó la decisión de lucha del pueblo revolucionario al escribir con su propia sangre, en la pared junto a la que cayó, el nombre de «Fidel»

Las aeronaves afectadas por el criminal ataque fueron un C-46, de transporte, y un T-33, ambas de la base aérea de San Antonio de los Baños, en Santiago de Cuba un B-26, que no llegaron a destruir, y el avión ejecutivo en que se movía el entonces Comandante y Ministro de las FAR, Raúl Castro Ruz.

Día 16 de abril

Al día siguiente, 16 de abril, al despedir el duelo de las víctimas del bombardeo, y ante una inmensa concentración de milicianos armados, nuestro Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz proclamó el carácter socialista de la Revolución y declaró el estado de alerta, comprendiendo que la acción del día 15 era el preludio de la invasión. Así, los hombres que enfrentarían al enemigo horas después, combatirían ya conscientemente por el socialismo.

Día 17 de abril

En la madrugada del día 17 de abril se produjo la invasión mercenaria, nominada por sus organizadores «Operación Pluto». Integraban el contingente invasor —Brigada 2506—, un total de 1 500 hombres, que habían salido de Puerto Cabezas a bordo de cinco buques de guerra de Estados Unidos y escoltados por otras unidades navales, también norteamericanas. Desembarcan por dos puntos de Bahía de Cochinos (Playa Girón y Playa Larga), territorio de la costa sur de Las Villas, con el propósito de establecer una cabeza de playa y constituir un gobierno provisional contrarrevolucionario que solicitaría y obtendría de inmediato la intervención de los Estados Unidos. El lugar fue bien escogido. Era una faja de terreno separada de tierra firme por una ciénaga de diez kilómetros de largo, la Ciénaga de Zapata. Sólo tres terraplenes —construidos por la Revolución— comunicaban esa zona con las localidades aledañas, y los invasores consideraron que resultaba fácil impedir la entrada de las fuerzas cubanas por esos tres accesos. Además, la Brigada estaba bien organizada, perfectamente armada y pertrechada y gozaba de todo el apoyo necesario.

Zona por donde ocurre el desembarco.

Pero el gobierno yanqui y los mercenarios no tuvieron en cuenta dos factores: la unidad indisoluble entre el pueblo y su Revolución, y la capacidad estratégica y táctica de Fidel y de la dirección revolucionaria. El pueblo sabía que los invasores representaban un pasado funesto, el imperio de la oligarquía explotadora y de los monopolios imperialistas, que la Revolución había desterrado. Escoltaban a los mercenarios las mismas fuerzas que habían frustrado a finales del siglo XIX la independencia nacional e impuesto a Cuba un régimen de opresión y esquilmación del pueblo.

Una simple ojeada a la composición de la brigada mercenaria mostraba sus objetivos de restauración oligárquica. En ella se encontraban: 194 ex militares y esbirros de la tiranía de Fulgencio Batista Zaldívar, 100 latifundistas, 24 grandes propietarios, 67 casatenientes, 112 grandes comerciantes, 35 magnates industriales, 179 personas de posición acomodada, 112 elementos del lumpen y de otros estratos sociales. Muchos de ellos eran hijos y familiares de elementos acaudalados que habían perdido sus propiedades y privilegios. El pueblo combatiente de Cuba tenía, pues, la fuerza que da la defensa de una causa justa: la emancipación nacional y social recién conquistada.

Por otra parte, la sabiduría y la experiencia del mando revolucionario, demostrada desde los años de la insurrección armada, garantizó la unidad y la preparación del pueblo para ese enfrentamiento. Rápidamente se movilizaron los batallones de milicias de Cienfuegos, Matanzas y La Habana; la Escuela Nacional de Responsables de Milicias y la proveniente de Matanzas, un batallón de la Policía Nacional Revolucionaria y las baterías artilleras del Ejército Rebelde, todos bajo el mando del Comandante en Jefe Fidel Castro. Al mismo tiempo, se pusieron en ejecución los planes para la defensa de todo el territorio nacional, y se efectuó la detención inmediata de unos tres mil elementos desafectos a la Revolución, con los que la CIA contaba para prestar un apoyo decisivo a la invasión mercenaria. Ya un mes antes, los batallones de milicias habían asestado un golpe demoledor a las bandas armadas en el Escambray, desarticulando también en ese punto los planes de la inteligencia norteamericana.

Las fuerzas revolucionarias enfrentaron con heroísmo a la brigada mercenaria, a sus unidades navales, tanques y aviones, empuñando las armas que tan oportunamente acababan de llegar de la Unión Soviética y Checoslovaquia y en menos de 72 horas, el enemigo fue derrotado, con un saldo de 89 muertos, 250 heridos y 1 197 prisioneros.

Día 18 de abril

El 18 de abril se inicia la contraofensiva, con el empleo masivo de artillería adquirida en la Unión Soviética y Checoslovaquia. Las maltrechas tropas de la Brigada que controlan las dos carreteras de acceso a Playa Girón son obligadas a retroceder hasta la zona de San Blas; en Playa Larga las tropas asaltantes, ante su difícil situación por la falta de municiones, deciden abandonar sus posiciones y dirigirse a Playa Girón para unirse a los otros miembros de la brigada. El ejército cubano se hace con el control de Playa Larga.

Ese mismo día en horas de la tarde, a la altura de Punta Perdiz, el Batallón 123 de las milicias revolucionarias que se trasladaba en ómnibus con el objetivo de tomar Playa Girón, fue atacado con cohetes, ametralladoras y bombas de napalm[6] por una escuadrilla de B - 26 que les causó grandes bajas.

Día 19 de abril

Era el 19 de abril de 1961. Las bajas cubanas fueron cientos de heridos y 157 muertos, que Cuba recuerda como «Héroes eternos de la Patria». Cinco días después, el presidente norteamericano, John F. Kennedy, admitió públicamente la plena responsabilidad del gobierno de los Estados Unidos por la invasión a Cuba.

Juicio revolucionario

Más de un millar de mercenarios, capturados durante las tres jornadas de combates y en los días posteriores, tuvieron que enfrentar el peso de la justicia revolucionaria en un juicio sumarísimo celebrado entre el 29 de marzo y el 4 de abril de 1962.

Juicio sumarísimo celebrado entre el 24 de marzo y el 4 de abril de 1962.

En el proceso, que tuvo como sede al Castillo del Príncipe en La Habana, se pusieron al descubierto los detalles de la artera agresión, planificada, financiada y organizada por el gobierno de Estados Unidos desde mayo de 1960.

El tribunal que juzgó a los mercenarios estuvo presidido por el comandante Augusto Martínez Sánchez y actuaron como vocales los también comandantes Juan Almeida, Sergio del Valle, Guillermo García y Manuel Piñeiro; como fiscal actuó el doctor Santiago Cuba, fiscal del Tribunal Supremo de Justicia; como secretario trabajó el capitán Narciso Fernández y como abogado defensor de oficio el doctor Santiago Béjar, profesor de la Universidad de La Habana[7].

Casi al año exacto de la invasión, el 7 de abril de 1962, el tribunal dictó sentencia por el delito de traición contra los mercenarios capturados, a quienes se les condenó a pagar altas indemnizaciones y como subsidiarias a penas de hasta 30 años de cárcel "con trabajo físico obligatorio hasta que sea satisfecha la indemnización".

Mercenarios capturados por las tropas cubanas durante la batalla.

Los mercenarios capturados en Playa Girón y sus alrededores, al ser sancionados legalmente por ese delito, también perdieron la ciudadanía cubana.

Los tres principales jefes de la Brigada 2506, José Alfredo Pérez San Román, Erneido Andrés Oliva González y Manuel Artime Buesa, fueron condenados a pagar al país cada uno medio millón de dólares.

Los demás mercenarios fueron sancionados a pagar 100 mil, 50 mil y 25 mil dólares, de acuerdo con la responsabilidad que tuvieron en la frustrada invasión. La suma total de la sanción impuesta a los mil 181 mercenarios juzgados ascendió a 62 millones 300 mil dólares.

Desde mayo de 1961, apenas unas semanas después de la agresión, el Primer Ministro del gobierno revolucionario Fidel Castro Ruz había expresado la disposición a devolver a Estados Unidos a todos los prisioneros, a cambio de que Washington accediera a indemnizar materialmente a la Isla.

Tres días después, el 20 de mayo, quedó constituido el Comité de Prisioneros que viajaría a Estados Unidos para gestionar la libertad de los integrantes de la Brigada.

El gobierno de John F. Kennedy no quiso participar, de manera oficial, en este proceso, por lo que el asunto quedo en manos de la iniciativa privada que se agrupó en el llamado Comité Roossevelt el cual, a pesar de sus buenos deseos, no pudo dar una rápida solución al problema.

Cuando ya se había dictado sentencia contra los implicados en la Causa 111 de 1961, en junio de 1962, el Fiscal General de Estados Unidos, Robert Kennedy, incorporó a las negociaciones de la Comisión de Familiares de Prisioneros al abogado James Donovan. Las conversaciones sobre el cambio de los prisioneros fueron interrumpidas durante la Crisis de Octubre pero se reanudaron el 18 de diciembre, firmándose los acuerdos el día 21.

Ese convenio comprometía a Estados Unidos a pagar, en un término de seis meses, los 62 millones 300 mil dólares en medicinas y alimentos para niños mientras que Cuba dejaría en libertad a los prisioneros quienes comenzaron a salir de inmediato para Estados Unidos.

Al final, la Casa Blanca no completó su compromiso, pues dejó de pagar dos millones de dólares, aunque, como dijo Fidel:

"Tuvieron que aceptar el pago de la indemnización y por primera vez (…) en su historia el imperialismo pagó una indemnización de guerra."

Documentos desclasificados

Peter Kornbluh, al frente del departamento Cuba del Archivo de Seguridad Nacional de la Universidad George Washington, revela en agosto de 2011 que el esfuerzo legal para develar la historia oficial de la CIA en Playa Girón es muy difícil.

A principios de 1996, cuando se acercaba el 35 º aniversario de la tristemente célebre invasión de la CIA a Cuba, se presentó una solicitud a la Freedom of Information Act (FOIA) para obtener nuevos documentos secretos de la Guerra Fría. El informe altamente secreto echó la culpa de la fallida misión a la mala gestión de la CIA, la incompetencia, la arrogancia y el engaño.

Documentos divulgados en 2011 revelan como un operador de la CIA disparó por error contra sus propios pilotos durante la invasión por Playa Girón en 1961.[8] Los aviones B-26 tripulados por cubanos entrenados en EE.UU., fueron disfrazados para que parecieran naves militares de Cuba, pero el engaño funcionó demasiado bien. El operador, Grayston Lynch, recordó haber disparado a los aviones desde su buque de desembarco cerca de la costa cubana.

Se reveló además que las autoridades estadounidenses autorizaron el uso de napalm contra blancos militares y para proteger el área destinada al desembarco de la invasión a Bahía de Cochinos. En un principio, las autoridades titubearon sobre el uso del napalm porque “causaría preocupación e indignación en el público”, indicó uno de los expedientes. Pero al segundo día de combate, esa idea había sido echada por la borda “a favor de cualquier cosa que pudiera revertir la situación en Cuba a favor de las fuerzas de la brigada” mercenaria.

Referencias

Fuentes