Cemí

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Cemí
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Concepto:Dios y su representación para los aborígenes taínos de las Antillas.

Cemí. Dios o ente sobrenatural, personificación de una fuerza de la naturaleza vinculada con la vida económica del grupo, de determinados poderes sociales y con la función protectora de la comunidad o del individuo en la sociedad taína.

Representaciones religiosas

Las noticias sobre las creencias de los indios recogidas por el fraile Ramón Pané en La Española, encomendado por Colón, evidencian una no distinción entre el objeto de culto y la fuente divina que esta representaba, o sea, el ídolo y la divinidad eran una misma cosa, presumiblemente. En concordancia con las creencias animistas y fetichistas de estos grupos humanos, las representaciones de estas entidades podían tomar aspectos zoomorfos, antropomorfos o antropozoomorfos.

Funciones rituales

Al respecto, el cronista Pedro Mártir de Anglería menciona en su primera década: Piensan que los zemes [sic] envían la lluvia o el sol en respuesta a sus plegarias, de acuerdo a sus necesidades. […] Cada cacique tiene sus zemes, a quienes honra con meticuloso cuidado.[1]

Por otro lado, el antropólogo José R. Oliver en su libro Caciques and Cemí Idols, describe cómo algunos cemíes pueden adoptar arquetipos y características (personalidades) diferentes desde la perspectiva del objeto relativo al observador, mostrándose ora de un modo, ora de otro. Así:

Un cemí tiene múltiples naturalezas: se manifiesta o está imbuido en elementos físicos (piedra, madera/árboles, oro, huesos, etc.) y como fenómenos ambientales (huracanes, inundaciones), así como los ídolos e íconos creados. En virtud del comprometimiento del cemí en las relaciones sociales con los seres humanos en una variedad de contextos, estos son traducidos como personas (antropomorfismo). Y como los seres humanos, estos cemíes tienen nombres y títulos, roles marcados por el género, la edad y el rango social; construyen reputaciones y tienen un historial de hechos basados en sus actos y relaciones con los seres humanos y con otros entes y cosas en el cosmos ―en otras palabras, tienen biografías.[2]

Elementos del ritual cemiísta

El ritual cemiísta posee dos elementos indisolubles, pero a la vez de origen distinto: el culto de los íconos representantes de los poderes que se manifiestan en la naturaleza (antepasados míticos) por un lado, y por otro el de los ancestros de la tribu (por lo general caciques cemiificados).

Como se ha visto, los ídolos representantes de los antepasados míticos del pueblo podían ser elaborados en diversos materiales: piedra, hueso, concha, madera, etc. Los antepasados reales del grupo, en general sus líderes o personajes importantes, sufrían un proceso diferente denominado por Oliver cemiificación.

La cemiificación es el proceso de deconstrucción (muerte-descomposición) y reconstrucción (renacimiento-revivificación) de la persona del cacique en la forma de un ídolo o cemí, producto de la transformación material y espiritual del personaje glorificado después de la muerte. Este define las relaciones (deberes, obligaciones, modos de conducta social) entre los descendientes sobrevivientes.

Evidencias del culto a los ancestros fueron identificados por el propio Colón y otros cronistas en forma de huesos colocados dentro de un calabazo (recordando el mito de Yayael) y luego también la arqueología en forma de ídolos tejidos en fibra de algodón con restos de cráneo en su interior (así como en vida la cabeza era el repositorio del alma viviente o guaíza, tras la muerte la calavera era el receptáculo del alma del difunto u opía)

Ser supremo

Entre los antepasados míticos del pueblo taíno se distingue uno equiparable con la figura del cacique, evidenciando el calco de la estructura social en las concepciones religiosas de un pueblo practicante de idolatría. Esta divinidad suprema es nombrada indistintamente en diferentes mitos como Anacacuya, Yaya, Yucaguamá o Yúcahu Bagua Maórocoti. Así, la prominencia del dios de la yuca por sobre el resto del panteón se debe, como bien ha expresado José Juan Arrom, a una imitación del medio insular en que habitó el taíno, vivo reflejo de su carácter y cosmovisión: la tierra y el mar como sustento de la vida y el humano al centro del conjunto.

El padre Las Casas, parafraseando la Relación de Pané, sobre este dios principal dice: La gente de esta isla Española tenía cierta fe y conocimiento de un verdadero y solo Dios, el cual era inmortal e invisible que ninguno lo puede ver, el cual no tuvo principio, cuya morada y habitación es el cielo [3] Anglería dice otro tanto: Creen que los zemes son intermediarios entre ellos y Dios, a quien consideran uno, eterno, omnipotente e invisible.[4]

De todo esto queda entendido que la religión de los taínos era marcadamente henoteísta.

Otros cemíes

Referencias

  1. MacNutt, Francis A. The Eight Decades of Peter Martyr D'Anghera. Vol. I. New York: Knicherbocker Press, 1912. p 167.
  2. Oliver, José R. Caciques and Cemí Idols. The Web Spun by Taíno Rulers Between Hispaniola and Puerto Rico. Tuscaloosa: The University of Alabama Press, 2009. p 54.
  3. Arrom, José Juan. Mitología y artes prehispánicas de las Antillas. México D. F.: Siglo XXI Editores, S. A., 1975. p 19.
  4. MacNutt, Francis A. The Eight Decades of Peter Martyr D'Anghera. Vol. I. New York: Knicherbocker Press, 1912. p 167.

Bibliografía

  • Arrom, José Juan. Mitología y artes prehispánicas de las Antillas. México D. F.: Siglo XXI Editores, S. A., 1975.
  • MacNutt, Francis A. The Eight Decades of Peter Martyr D'Anghera. Vol. I. New York: Knicherbocker Press, 1912.
  • Oliver, José R. Caciques and Cemí Idols. The Web Spun by Taíno Rulers Between Hispaniola and Puerto Rico. Tuscaloosa: The University of Alabama Press, 2009.
  • Rodríguez López, Ivan. El politeísmo henoteísta taíno: espacio insular antillano y representaciones religiosas Holguín: Casa de Iberoamérica, 2014.