Santa Tecla

Para otros usos de este término, véase Santa Tecla (desambiguación).
Santa Tecla
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Religión o MitologíaCatólica
Día celebración23 de septiembre
País o región de origenBandera de Italia Italia
Venerado enA Nivel Mundial

Santa Tecla. Virgen y mártir, originaria de Iconio, en Licaonia (Siglo I). Nació en Seleucia, de Cilicia.

Durante el año 48, en la ciudad de Iconio, San Pablo predicaba en la casa de un amigo. Enfrente vivía Tecla, hija de Teoclia, una joven de familia rica, prometida en matrimonio a Tamiris, quién quedó extasiada con la predica de San Pablo y decidió seguirle en su peregrinar.

Su prometido denunció a San Pablo por hechicero y este fue encarcelado. Ante esta situación, Tecla repartió sus joyas entre los pobres y las utilizó para sobornar a los carceleros y conseguir la liberación de San Pablo. A partir de este momento, Santa Tecla y San Pablo viajan juntos y van cristianizando el mundo. En sus viajes, San Pablo y Santa Tecla visitan Tarragona y predican consiguiendo muchas conversiones.

Posteriormente la santa siguió sola su misión evangelizadora en Seleucia. Fue perseguida por los enemigos del cristianismo, encarcelada y sometida a terribles tormentos de los que salió incólume.

El martirio de Santa Tecla incluye, entre otros, los siguientes tormentos: Fue lanzada a un foso con reptiles venenosos, que la respetaron. Se la ató entre dos bueyes, para despedazarla, y estos perdieron su fuerza. La colocaron sobre una pira para quemarla viva, pero el fuego se apartó y quemó a sus verdugos. Por fin fue lanzada a los leones, los cuales lamieron sus heridas y sanó.

Derrotados sus perseguidores la dejaron en libertad y ella vivó en una cueva, como anacoreta, dedicada a la oración hasta su vejez. Sin embargo, en una nueva agresión, le fueron enviados unos soldados para ultrajarla, ella oró para librarse del nuevo tormento y permanecer pura. La cueva se derrumbó dejando solamente su brazo al descubierto. Los seguidores de la santa recogieron el brazo y lo trasladaron a Armenia para darle sepultura y rendirle culto. De allí fue trasladado a Tarragona para custodiarlo en la catedral consagrada a su memoria.

¿Por qué es la patrona de Tarragona?

La primera referencia de Tecla en las comunidades cristianas del Camp de Tarragona data del Siglo III d.c. En un documento de un religioso anónimo que recogía datos sobre la implantación del cristianismo en la Península Ibérica habla de la gran devoción que tenían los tarraconenses hacia una “beata Thecla virgine”, egipcíaca, que fundó un convento de religiosas junto a Tarraco.

“Beata” viene a significar “persona de rango importante en el entorno religioso”. Una abadesa, por ejemplo. /// “Virgine” significa célibe. Generalmente religiosa apartada de la vida social. Lo que hoy entenderíamos por una monja. /// “Egipcíaca” puede significar “oscura de piel” o “perteneciente a la rama del apóstol Tomás”)

En 1117 el Conde Ramón Berenguer III conquista Tarragona y dona las tierras a la Iglesia. Dada la devoción hacia Santa Tecla, tan viva en el Camp de Tarragona, deciden nombrarla patrona. El problema viene porque en el santoral eclesiástico aparecen diversas Teclas y no saben cual de ellas es a la que rinden culto los tarraconenses.

Se deciden por Santa Tecla de Iconio, dado que fue discípula de San Pablo y se supone que el santo visitó la ciudad. En consecuencia se supone, también, que lo acompañaba Santa Tecla. (Actualmente los historiadores consideran muy poco probable que San Pablo visitara la ciudad). Santa Tecla de Iconio, patrona de Tarragona, es venerada como Santa Tecla, virgen y mártir.

Este cuadro merece la pena comentarlo. Aparentemente (y así lo indican los guías turísticos) Santa Tecla se retira a casa de una reina o princesa, sin embargo, el significado simbólico de un castillo o fortaleza es la protección de un tesoro espiritual. Si la puerta está abierta, significa que la persona que entra tiene reconocida la sabiduría, el conocimiento esotérico o el logro espiritual. La dama coronada que le abre la puerta es el principio femenino, la Gran Madre, Reina del Cielo, el mercurio... Es decir, Santa Tecla comparte la sabiduría con la Reina del Cielo.

La historia de la reliquia

En septiembre de 1319, don Ramón de Aviñon y los cónsules de Tarragona, embarcan en Barcelona con una carta de recomendación del rey Jaime II para el rey Onsino, de Armenia, en la que se interesan por las reliquias de la santa.

El rey de Armenia, a cambio de 40 caballos andalusíes, un trono de oro, dos mil quesos mallorquines y otros bienes, cede los restos de los dos brazos del cadáver y algunos huesos más a la comitiva, que regresa a [[Barcelona en diciembre de 1320.(Curiosamente, el cadáver de la santa estaba completo, en contradicción a la leyenda, según la cual sólo se había salvado un brazo)

Las reliquias son depositadas y custodiadas en el monasterio de Sant Cugat del Vallés, pero los huesos de uno de los brazos son trasladados a Tarragona, en solemne procesión y entre grandes festejos, en mayo de 1321.

En junio de 1811, en el asalto a la ciudad de Tarragona por las tropas francesas comandadas por el general Suchet, durante la guerra de la independencia, la reliquia del brazo de Santa Tecla se perdió.

(El sitio de Tarragona fue extremadamente duro y cruel y la defensa de la ciudad estuvo mal organizada. Tarragona no se rindió. En realidad no pudo rendirse por la descoordinación de las autoridades. Los tarraconenses luchaban “por libre”, desconociendo la situación real. Esta tozudez y la ausencia de una autoridad reconocida le costó la destrucción de la ciudad, ya que el general Suchet dio libertad total a sus soldados para el pillaje).

En 1814, el monasterio de Sant Cugat dona a Tarragona la reliquia del “segundo” brazo de Santa Tecla que estaba bajo su custodia, para que la ciudad pueda honrarlo.

A finales del pasado Siglo XX, durante la rehabilitación de una casa antigua de la parte alta de Tarragona, aparece tras una pared una arqueta con unos huesos de un brazo humano. Se hacen las averiguaciones pertinentes y se certifica que es la reliquia de Santa Tecla, extraviada durante la guerra de la independencia. Es decir, a partir de este momento, la catedral de Tarragona custodia “los dos” brazos de Santa Tecla.

Una sorpresa reciente

En 1995, en unas excavaciones realizadas para la construcción de un complejo comercial, junto al río Francolí, al lado de la necrópolis paleo-cristiana de la fabrica de tabacos de Tarragona, se hallaron los restos de una basílica monástica del Siglo III d.c. En el conjunto había un cementerio de la comunidad religiosa. Una tumba central, principal, rodeada por una docena de tumbas complementarias. Todas las tumbas eran anónimas, excepto la central que se identifica con la inscripción “BEATA THECLA VIRGINE” en una losa.

Esta losa está custodiada en los almacenes del Museo Provincial, pero en el parking del centro comercial pueden visitarse los restos, y allí se exhibe una réplica de la losa. Hay quien piensa que la “Beata Thecla” del centro comercial es la verdadera patrona de la ciudad, a la que Tecla, la mártir de Armenia, le robó nombre, gloria y patrocinio de la ciudad de Tarragona.

La Basílica

El centro del culto de la "protomártir semejante a los apóstoles", estaba en Meriamlik, cerca de Selefkie o Seleucia. La basílica de la Santa, uno de los más concurridos santuarios de la antigüedad, era una construcción monumental, magníficamente decorada. Bajo el templo se encontraba la gruta en que Tecla habría terminado su vida antes de desaparecer tras de la roca, que se cerró para ocultar su cuerpo.

Lo propio de este culto es que en él falta la tumba. San Basilio, en el libro de los Milagros, nos habla de las impresiones de los peregrinos del Siglo V. "Uno ensalza el esplendor de las fiestas, otro la inmensa multitud de los visitantes, otro el gran número de Ios obispos, otro la elocuencia de los oradores, otro la belleza de la salmodia, otro la concurrencia de los fieles a los oficios de la noche, otro la magnificencia de las ceremonias, otro la piedad de los asistentes, o los apretujones de la multitud, o el calor sofocante, o el oleaje de los que entran y salen, los gritos, las disputas, el desorden y hasta las disputas por ocupar los primeros puestos durante la celebración de los santos misterios."

Entre los milagros que nos cuenta el obispo de Seleucia hay algunos que nos recuerdan casos parecidos de los templos paganos, como este que antaño se había atribuido a Asclepios: "Una madre presenta ante la Santa a su hija, que estaba a punto de perder un ojo, la lleva al parque de las aves, y mientras la niña juega con ellas, un ganso le pica en el ojo enfermo. Hubo gritos y lamentos, pero pronto pudo verse que el ave había hecho reventar un abceso, con lo cual la paciente sanó rápidamente".

Muerte

El poder de la Santa atraía peregrinos de todas las regiones del imperio. Allí se postró Gregorio de Nacianzo, allí se presentó muchas veces Tarasio, corresponsal de San Isidoro de Pelusio, allí llegó también, en 415, la monja española Eteria, que oró junto al martyrium, y mandó luego que la leyesen las actas de la Santa. Jerusalén tenía también su iglesia de Santa Tecla, situada en Bethfagé, la tenían también Antioquía y Constantinopla, y en Chipre había cinco localidades con el nombre de Hagia-Thekla, con ferias el 24 de septiembre, que era, según los calendarios orientales más antiguos, el día de su fiesta.

En 1320, el brazo de la Santa, lo único que había quedado al desaparecer detrás de las rocas, fue trasladado de Armenia a Tarragona, cuya catedral está consagrada a su memoria. De aquí el culto que se le rinde en el levante español. Un primitivo de la escuela levantina, tal vez Jacomart, representa a San Martín hablando con Nuestra Señora, con Santa Tecla y Santa Inés, inspirándose en el relato de Sulpicio Severo.

Fuente