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Historia de Sancti Spíritus
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Escudo de Sancti Spíritus
Cronología
Época precolombina
Corrientes migratorias
Comunidades existentes
Colonia
Fundación de la villa
Movimientos revolucionarios
Etapa republicana
Dictadura batistiana
Guerra de Liberación Nacional
Revolución en el poder
Organización territorial
Provincia cubana

Historia de Sancti Spíritus. El actual municipio cubano de Sancti Spíritus, capital dela provincia de igual nombre, posee una rica historia que comienza con los asentamientos aborígenes establecidos en el territorio que actualmente ocupa el municipio, lo que se le denomina etapa precolombina, y llega hasta la actualidad, pasando por la ocupación española, las luchas de independencia, la etapa republicana o seudorepública hasta llegar a la etapa revolucionaria.

Los primeros hombres que habitaron el territorio espirituano fueron grupos de cazadores, con tradiciones paleolíticas, que llegaron a estas tierras procedentes de América del Norte hace unos 8 000 años. En este periodo precolombino existieron comunidades con características paleolítica, mesolíticas y neolíticas incipientes, las cuales se asentaron principalmente cerca de los ríos y las cosas. Estas poblaciones subdesarrolladas fueron las que encontraron los conquistadores españoles en 1514 cuando llegaron al territorio y fundaron la cuarta villa del Imperio Español en la isla de Cuba. Este hecho ocurrió a mediados de este año bajo la guía del Adelantado Diego Velázquez de Cuéllar.

Época precolombina

El territorio que actualmente ocupa la provincia de Sancti Spíritus comenzó a ser habitada por seres humanos unos 8 000 años ante de la llegada de los primeros conquistadores españoles en 1514. En esta época, identificada por el nombre de precolombina, llegaron los primeros grupos de cazadores-recolectores. Desde aquellos tiempos hasta que se produce la conquista y colonización europea se establecen en el territorio espirituano comunidades con características étnicas y niveles de desarrollo económico diversos. De estas comunidades aborígenes, los cronistas sólo pudieron dar referencias, algunas distorsionadas, de las que encontraron en su paso por la región.

Los estudios arqueológicos efectuados hasta el presente han posibilitado la realización de una reconstrucción histórica, quizás bastante aproximada, de estas comunidades en lo tocante al desarrollo socioeconómico alcanzado y su filiación cultural a partir de las evidencias materiales descubiertas en diversas localidades de este territorio.

Corrientes migratorias

La llegada de los primeros hombres al territorio espirituano ocurrió en diversas o corrientes migratorias. La primera corriente migratoria se produce hace unos 8 000 años, cuando grupos de cazadores, con tradiciones paleolíticas, procedentes de América del Norte, se desplazaron a través de las islas que componen el archipiélago de las Bahamas y penetraron, a partir de la costa norte de las actuales provincias de Matanzas y Villa Clara, en estos territorios, logrando dispersarse algunos de estos grupos en la zona de la actual provincia de Sancti Spíritus.

Una segunda corriente llegó a este territorio central del país hace unos 4 500 años, en esta ocasión llegaron procedentes del continente suramericano (Venezuela, Nicaragua y Honduras), esta corriente esta formada por grandes grupos cuyo estadio se correspondía con el mesolítico temprano. Estas comunidades se establecen temporalmente en algunas áreas de la costa sur espirituana, otras se internan tierra adentro a través de los ríos que desembocan en dicha costa, mientras que otros grupos establecen sus asentamientos en determinados puntos de la costa norte y la cayería existente al norte del actual Yaguajay. La mayoría de los asientos de estas comunidades al norte de la provincia se ubicaron en cuevas y solapas de los cayos: Lucas, Salinas y Caguanes, mientras que los de tierra firme, no muy lejos del litoral. Al parecer estos últimos arribos debieron producirse por vía marítima, si se tiene en cuenta la barrera natural que impone las alturas del nordeste por un lado, y la distribución espacial de los sitios tipo reconocidos hasta el presente.

La tercera corriente migratoria se origina a partir del 500 a.n.e. Aquí se distingue claramente dos tipos de comunidades diferentes: una de ellas con características de la etapa mesolítica (tardías) con presencia de tradiciones neolíticas incipientes.

Los grupos pertenecientes a estas comunidades proceden de Norte América (Península de la Florida y Valle del Mississippi) y luego de su arribo a la costa norte de Matanzas se expanden al oriente y occidente de la isla de Cuba. En la provincia de Sancti Spiritus algunas agrupaciones humanas penetran por la costa sur hasta zonas mediterráneas, mientras que otros logran ubicarse hacia la porción norte del territorio.

Las restantes están constituidas por comunidades neolíticas (en Cuba también se denominan agricultores-ceramistas), del tronco étnico aruaco que, procedentes de la isla La Española, se asentaron en la región oriental de la isla y desde allí llegaron por la costa sur hasta el territorio espirtuano estableciéndose unas próximas al litoral, mientras que otras lo hacen en zonas mediterráneas[1].

Comunidades existentes

Paleolíticas

El manatí, uno de los mamíferos cazados por los grupos paleolíticos cubanos.

Las primeras comunidades existentes en el archipiélago cubano poseían, según las herramientas de piedras encontradas en investigaciones arqueológicas y su patrón habitacional, una economía de apropiación, un desarrollo socioeconómico de cazadores-recolectores y una división natural del trabajo por sexo y edad[2]. Emplearon piezas de piedra tallada de grandes dimensiones, como láminas puntiagudas para ser usadas en lanzas y otros artefactos cortantes, tales como cuchillos; que pudieran emplearse no sólo para la caza de pequeños roedores, reptiles, aves, etcétera; sino para la caza de animales de cierta corpulencia, como la foca tropical (Manachus Tropicalus), ya extinta y el manatí (Trichechus Manatus). También recolectaban moluscos terrestres y marinos, capturaban crustáceos y reptiles, practicaron la pesca y la caza de aves y jutías.

En el territorio de la provincia de Sancti Spiritus, se han reportado dos sitios de habitación correspondientes a los períodos más tempranos de su ocupación, localizados en la cayería al norte de Yaguajay, además de algunas evidencias aisladas hacia el centro del municipio de Cabaiguán en el contexto de grupos paleolíticos más tardíos.

Por lo general, sus asentamientos se localizan a cielo abierto, y en menor medida en cuevas y abrigos rocosos. La presencia de estas comunidades ha sido ubicada en las márgenes del río Zaza y algunos de sus afluentes, y en otros puntos de la provincia en los municipios La Sierpe, Sancti Spiritus y Cabaiguán. En cuevas pueden citarse los sitios de Cueva de la Guinea y la de los Cuchillos, en el municipio de Yaguajay. En estas cuevas se destacan manifestaciones del arte rupestre cubano, atribuibles a esta cultura, así como la presencia de entierros cubiertos con capas de moluscos terrestres[3].

Mesolíticas

Como pueblos que vivían de la caza y la recolección de productos terrestres y marinos, y de la pesca; estas comunidades tenían que moverse en un medio dado por las consecuencias estacionales, en las que las especies tengan ciclos de vida más abundantes y otros en las que son más escasas dentro de la misma zona.

Los ecosistemas explotados por los mesolíticos que habitaron el territorio provincial fueron muy variados, así tenemos las cuevas de los Cayos de Piedra, al norte de Yaguajay, sitios mediterráneos con fuerte énfasis en la zona de manglar como la Toma de Agua, en La Sierpe; mediterráneos hacia la zona de la llanura central con una explotación intensiva de los ecosistemas de tierra adentro y una dependencia menos marcada de los recursos de la zona de manglares y costeras, como son los casos de La Luisa y La Aurora, y aquellos que explotaban los ecosistemas de montaña, como El Garrote, en la zona de Banao, y los sitios ubicados en la parte montañosa de Fomento. Es de suponer que las especies obtenidas mediante la caza, pesca y recolección variaran según los ecosistemas en los que desarrollaron sus actividades subsitenciales, observándose acumulaciones significativas de conchas de moluscos marinos bivalvos y univalvos conjuntamente con abundantes huesos de jutías, algo menores de aves, de tortugas, de peces y reptiles en áreas de habitación costeras.

La elaboración y uso de los recursos maderables variados fue uno de los procesos de trabajo más comúnmente desarrollados por estos grupos aborígenes, lo que se infiere a partir de los resultados de investigación de las herramientas de piedra tallada en las que principalmente se emplean las muescas y los denticulados. De esta forma, construyeron canoas para el transporte fluvial y marítimo, levantaron viviendas, fabricaron un sinnúmero de utensilios, recolectaron frutos, semillas, raíces, tubérculos, huevos de aves, de quelonios, moluscos, etcétera.

La recolección de materiales y materias primas para la confección de medios de producción y objetos propios de los procesos de trabajo vinculados con la superestructura abarcó, a su vez, materiales silíceos, rocas tenaces, conchas de moluscos; así como ramas y troncos para el mantenimiento del fuego.

La presencia de instrumentos y artefactos de piedra y concha como majadores, piedras molederas y gubias, en cantidades significativas en sitios mesolíticos tardíos, en zonas bióticas de la llanura central, conjuntamente con la presencia de elementos transculturales neolíticos, hace suponer que ya para esta etapa; grupos mesolíticos conocían determinados cultígenos y debían practicar la agricultura como actividad subsistencial; con el conjunto herramental propio, que se desarrolla independientemente a la observada para los apuros neolíticos cubanos[4].

Construyeron herramientas de piedra tallada, empleando como materia prima el sílex, el chert, la calcedonia, el cuarzo y otras variedades, que por su alta dureza, les permitían la cumplimentación de diferentes procesos de trabajo (raspadores, raederas, muescas, buriles, denticulados, perforadores, etcétera.

Otro de los materiales ampliamente usado fue la piedra en volumen, de la cual se elaboraron diferentes tipos de herramientas (percutores, majadores, lajas molederas, lajas afiladoras, manos de morteros, morteros, así como artefactos mágico-religiosos, entre los que se destacan las esferas líticas.

Estas comunidades humanas poseían gran movilidad y flexibilidad en sus movimientos cíclicos estacionales, en los cuales, dadas las circunstancias, podían constituirse en grupos de propósito concreto para la caza, la pesca o determinadas actividades recolectoras; o grupos forrajeros integrados por distintas familias, en determinadas situaciones y épocas del año y bajo el influjo de condiciones especiales se produce, incluso la separación de familias aisladas. Estas relaciones gentilicias, establecidas a partir del derecho materno y de la división del trabajo por sexos y edades; son atribuibles, en sentido general, a las comunidades mesolíticas de Cuba.

Manifestaciones mágico religiosas

Un aspecto significativo es el culto a los muertos. Los mesolíticos tempranos sepultaban a los muertos tanto en los sitios de habitación como en los recintos dedicados a tales fines: abrigos rocosos y cuevas. Practicaban los entierros primarios y secundarios.

Las principales ofrendas que acompañaban a los muertos consistían en restos de alimentos, algunos objetos de concha (vasijas, gubias, platos, etcétera) y bolas líticas. Las primeras referencias de estas manifestaciones datan de 1888 (Cueva de la Boca del Purial, en el Pico Tuerto del Naranjal). También pueden citarse a modo de ejemplificación la Cueva de los Niños, en Cayo Salinas, al norte de Yaguajay. Otro caso particularmente interesante es el del sitio La Almendra, en el municipio La Sierpe (antigüedad: 2868 + 200 años a.p.) donde se colectaron 24 esferas líticas.

Las manifestaciones de sus concepciones mágico-religiosas quedaron plasmadas en sus expresiones del arte rupestre, cuestión que queda evidenciada con mayor profundidad en algunas cuevas de la zona de Caguanes y Punta Judas (Yaguajay), El Garrote (Banao, Sancti Spiritus) y Cueva de La Jía o María Teresa (Trinidad).

Neolíticas incipientes

Conocidas en Cuba por el término protoagricultoras, estas comunidades, a diferencia de las mesolíticas, se caracterizan por tener conocimientos rudimentarios relacionados con la elaboración de vasijas de cerámica y por la incorporación de ciertos cultivos de manera incipiente, como complemento de las actividades apropiadoras.

A pesar de no ser numerosos los asentamientos localizados en el territorio espirituano, se tiene una información bastante detallada de algunos de ellos. En primer lugar se advierten algunas diferencias sustanciales en cuanto a la economía, pues existieron comunidades con una fuerte orientación marina, como ocurre con las que habitaron Birama (Trinidad) y las de los cayos, al norte de Yaguajay; además, comunidades con economía típica mediterránea o de "tierra adentro": los emplazamientos de los territorios de Cabaiguán, Fomento y Sancti Spiritus; grupos que indiscutiblemente debieron haberse establecido mucho antes, o sea, emplazamientos de mayor antigüedad cronológica.

A excepción de Birama, en el resto de los sitios sólo se destaca la presencia de cerámica lisa dentro de su ajuar, y una industria de piedra tallada en lascas con dimensiones microlíticas; elementos que los distingue como grupos pertenecientes a la filiación cultural protoagricultores, sin embargo el resto de sus características muestra tendencias notables hacia la etapa mesolítica. En el territorio espirituano se dan dos vertientes diferenciadas, que supone una fase temprana, en lo esencial arcaica y con cerámica, y otra tardía, en la que se incorpora el componente agroalfarero aruaco[5]

Evidentemente la supervivencia de estas comunidades con modelos económicos orientados a la explotación del ecosistema de manglar era mucho más eficiente, si se tiene en cuenta toda la fuente protéica que se obtiene de su explotación. Dicha actividad estaba asegurada en el caso de Birama, pues el río Manatí posibilitaba no sólo el acceso hasta el manglar, sino que constituía a la vez otra fuente provisoria de alimento para esta comunidad.

Entre las actividades económicas subsistenciales fundamentales figuraron la caza, la pesca, la recolección y la agricultura de manera incipiente:

  • Restos óseos de jutías de diferentes especies, pertenecientes a los géneros capromys, geocrapomys y heteroxomys, así como de iguanas, almiquí, manatí y de diversas aves demuestran evidentemente la variedad de especímenes faunísticos que les servían de alimentos; a los que se incorporaban además moluscos marinos, terrestres y fluviales; así como también quelonios, tanto marinos como fluviales y crustáceos en menor escala. Dentro de los peces, ocupó un lugar preferencial la pesca de la cubera, el sábalo, el róbalo y la lisa y menos frecuente la barracuda y la levisa, elementos óseos también presentes entre los restos de la dieta en los emplazamientos de este tipo en nuestro territorio.
  • La recolección, se centraba en la colección de vegetales (tubérculos, frutas y semillas), como en la de animales. Esta última comprendía la recolección de moluscos marinos y fluviales; además de huevos de quelonios y de aves. A esto se suma la colecta de diversos materiales para la fabricación de herramientas y artefactos tanto de uso doméstico (majadores, morteros, vasijas de cerámica, etcétera); contemplados todos ellos en las diferentes industrias que llegaron a desarrollar, a parecer con cierta amplitud.
  • Sobre la agricultura se poseían conocimientos en el sitio Birama donde los restos arqueológicos indican el cultivo del maní o cacahuete (Arachis hipogea); según las investigaciones realizadas. La posibilidad de que el cultivo, por otra parte, de la yuca amarga de forma incipiente, haya sido practicado por esta comunidad se hace también evidente por la colecta en las capas más superficiales de dos fragmentos de burén, artefacto de barro sobre el cual se depositaba la torta de cazabe para su cocción.
Aspectos sociales y la superestructura

La ubicación espacial de estos grupos protoagricultores en el entorno de los ríos, permite suponer, ciclos económicos más extensos y dinámico, lo cual debió incidir en el papel de los grupos forrajeros, organizados en familias interclánicas, capaces de garantizar la reproducción generacional.

Otros grupos de propósito concreto pescadores, cazadores y recolectores- se integraban, en épocas específicas del año, a partir de campamentos base. Ello posibilita pensar en la existencia, durante buena parte del año, de una residencia también neolocal, lo que debió haber creado una situación que, en sí misma, implicaba el detrimento de las relaciones gentilicias[1]. La uniformidad de las pequeñas dimensiones de la cerámica y su carácter utilitario, así como el análisis de los ajuares de silex se corresponden con grupos más reducidos. Debía existir una división del trabajo por sexos y edades, tanto en las actividades de elaboración de materias primas como en las actividades apropiadoras.

A medida que el trabajo en la agricultura se fue consolidando, dicha actividad quedaría a cargo de las mujeres, mientras que los hombres proseguirían encargados de las actividades apropiadoras.

Técnicas de manufactura y tecnología

Estas colectividades se encontraban en una fase de neolitización, al elaborarse ya artefactos de piedra pulida, lo que introdujo nuevas técnicas en la producción y manufacturas tanto en sus útiles de trabajo como de otros componentes del ajuar.

La industria de la piedra tallada está representada principalmente por exponentes microlíticos, en lascas, con escasos representantes de medianas dimensiones y una baja frecuencia laminar microlítica, mostrando similitudes tipológicas con la de Playitas; entre las herramientas de silex más significativas aparecen: raspadores, perforadores, lascas retocadas, buriles, raederas y puntas, entre otras[4]. Estas herramientas cumplían diversas funciones dentro de las actividades extrativas (caza, pesca y recolección) y de elaboración de materias primas.

Hacha utilizada por los aborígenes cubanos.

Dentro de los componentes de la industria de la piedra en volumen se destacan los majadores campaniformes con superficies bien pulimentadas, lajas molederas, lajas afiladoras, morteros con sus manos, esferas líticas, pulidores, desbastadores, percutores, pesos para redes de pesca y hachas petaloides, los mismos intervenían directamente en diferentes actividades, ya sea preparación de alimentos, elaboración de medios de trabajo o elaboración de objetos utilitarios y no utilitarios[6].

La industria de concha la componen gubías y martillos, elaborados respectivamente a partir de los caracoles marinos strombus (cobo) y cassis sp., además diversos objetos de uso corporal, como cuentas de collar, pendientes y olivas sonoras, entre otros. Estos objetos fueron creados mediante las técnicas de rotura y fractura; además de la abrasión de las conchas.

Para elaborar la cerámica se basaron en el modelado mediante el acordonamiento o "acordelado", predominando las vasijas globulares o en forma de "boles" desprovistas en su mayoría de asas o decoraciones, salvo algunas excepciones, donde se presenta la decoración incisa de líneas. Hay una tendencia a la producción de vasijas de mediana a pequeñas dimensiones. El proceso de cocción de las vasijas resultó incompleto, sin lograr obtener una atmósfera oxidante, lo que demuestra que estas comunidades no habían logrado aún el dominio de las técnicas alfareras en esta etapa de desarrollo social. Dicha cerámica cumplía un fin más bien utilitario o doméstico[7].

Manifestaciones mágico religiosas

No resulta posible establecer una diferenciación entre las manifestaciones mágico religiosas de estas comunidades con tradicciones neolíticas incipientes y la de la etapa mesolítica, debido muchas veces a la convergencia y de manera reiterada- de útiles de ambas culturas. Los asentamientos de El Garrote (Banao) y cueva La Jía (Trinidad), donde fueron tallados en la roca un buen número de petroglifos, son ejemplos elocuentes de la presencia de algunas de estas manifestaciones[8].

En general, y como ha ocurrido en muchos pueblos primitivos los protoagricultores practicaron determinados ritos o cultos dedicados a los muertos, basados todos ellos en la creencia de una vida después de la muerte.

El hallazgo de una esfera lítica en el sitio Birama evidencia la utilización por el grupo que habitó el lugar, de estos artefactos como ofrendas funerarias.

Las prácticas funerarias debían estar impregnadas de un contenido mágico animista y totémico profundo, las que a su vez posibilitaban la confección de determinados objetos para estos fines.

Colonia

Fundación de la villa

Documentos fundacionales

Adelantado Diego Velázquez de Cuéllar, conquistador español que funda la Villa de Sancti Spíritus.

Aunque en ningún documento de la época se hace referencia explícita a la fecha de la fundación de Sancti Spíritus, existen tres textos imprescindibles para arrojar luz sobre este proceso y servir de fuente primaria a los investigadores. Ellos son: Las Cartas de Relación del Repartidor de Indios Diego Velázquez a Su Alteza Fernando II de Aragón, del 1 de abril de 1514 y el 1 de agosto de 1515, en Documentos para la Historia de Cuba, de Hortensia Pichardo Viñals, tomo I y la Historia de las Indias, del Padre Bartolomé de las Casas.

El análisis de la Carta de Relación que enviara el Adelantado al Rey, el 1 de abril de 1514, el documento más interesante que se conserva sobre la conquista de Cuba - al decir de la doctora Hortensia Pichardo:
(...) permiten afirmar que la erección de Sancti Spíritus nunca pudo ocurrir antes de esa fecha, pues el remitente no la menciona, olvido impensable en un informe de esa naturaleza.
Las palabras de Las Casas constituyen el único fundamento documental sobre la fundación de Sancti Spíritus[9]:
(... ) y porque Diego Velázquez con la gente española que consigo traía, se partió del puerto de Jagua para hacer y asentar una villa de españoles en la provincia donde se pobló la que se llamó de Sancti Spíritus, y no había en toda la isla ni clérigo ni fraile, después de en el pueblo de Baracoa donde tenía uno, sino el dicho Bartolomé de Las Casas, llegándose la Pascua de Pentecostés, acordó dejar su casa que tenía en el río de Arimao (...) una legua de Xagua, donde hacía sus haciendas, e ir a decirles misa y predicarles aquella Pascua.

Este testimonio permite enmarcar en tiempo la fundación de Sancti Spíritus. La Pascua de Pentecostés es una fiesta dedicada al Espíritu Santo - bajo cuya advocación estaba la nueva villa -, que varía del 10 de mayo al 13 de junio, y que de acuerdo al cronista Gonzalo Fernández Oviedo en 1514 correspondió al 4 de junio [10]. Si bien no podemos circunscribir a una fecha lo que constituye todo un proceso,[11] sí podemos afirmar que entre abril y mayo de ese año quedó establecida la villa de Sancti Spíritus en un punto no determinado de la región central de Cuba. Por la relación de Velázquez se sabe que el 1º de abril él todavía estaba en Jagua, donde agora dice que está, y que en esa fecha la villa espirituana aún no existía, pues de lo contrario no hubiera dejado de consignarla.

El padre Las Casas fue muy explícito[12]:
Velázquez partió de Jagua para fundar Sancti Spíritus y cuando se acercaban los días de Pentecostés - probablemente en mayo- el sacerdote marchó de Arimao en dirección a la nueva villa para predicarles a sus pobladores el sermón correspondiente a la festividad. Fue un momento crucial para él, porque la lectura de las sagradas escrituras para preparar su alocución antes de partir para Sancti Spíritus determinó una toma de conciencia que lo llevó a renunciar de inmediato a las encomiendas y a comenzar su prédica a favor del indio. Le comunicó su decisión a Velázquez y ambos, conocedores de la trascendencia y las consecuencias que traería tal acto, acordaron mantenerla en secreto durante un tiempo.

Ceremonia fundacional

Bartolomé de las Casas, obispo español que estuvo en la expedición de Velázquez y fue un digno historiador de los primeros años de la conquista española.

Por tanto, a falta de fuentes más exactas para precisar el origen de Sancti Spíritus, es lógico suponer que, entre marzo y abril, ocurrió la llegada del territorio, previamente escogido por los exploradores y los guías nativos, de los conquistadores –devenidos colonizadores-, el establecimiento del campamento, la verificación de la justeza de las informaciones anteriores y, solo entonces, se tomaría la decisión de erigir una nueva villa, lo cual requería de un acto de fundación, con su correspondiente ceremonia, avalada por la presencia de un sacerdote. Todo este proceso debe haber ocupado a los españoles entre abril y junio de 1514.

A diferencia del resto de las primeras siete villas, que se establecieron en la costa o cerca de ella, Sancti Spíritus se asentó en un paraje interior que, en medio de la isla, podría facilitar el acceso de la costa sur a la norte, al respecto se refería Bartolomé de Las Casas[13]:
/Diego Velázquez/ (...) Ordenó que se poblase otra villa más dentro en la tierra, cuasi en medio de las dos mares del Sur y del Norte, y llamóla la villa de Sancti Spiritus /sic/.

Otra razón importante podría ser la cercanía a las excelentes minas descubiertas en el territorio nombrado por los aborígenes Cubanacán - más al norte, en la región central de la isla -, hallazgo relatado también por Las Casas. En este sentido Sancti Spíritus podía funcionar como un sitio puntual en la carrera del oro en su tránsito del norte al sur para ser sacado por el puerto de Trinidad - único más cercano que por entonces había en la región centro-sur de la isla- y por las propias minas de su territorio, como lo demuestran la propuesta de la corona en 1517 y 1518 para establecer la fundición de oro en Sancti Spíritus, entre otros lugares de la isla, (24) y la producción aurífera de este territorio todavía significativa en la década del 30 del siglo XVI.

La ceremonia fundacional debe haberse efectuado el mismo 4 de junio, coincidiendo con el Domingo de Pentecostés y el famoso Sermón del Arrepentimiento, donde Bartolomé de las Casas, invitado especial del fundador Diego Velázquez, fustigara duramente la crueldad con que los colonizadores se servían de los indios, su ceguedad, las injusticias e iniquidades cometidas con aquella gente inocente y mansísima. Las Casas no regresó a las encomiendas y permaneció en Sancti Spíritus, de acuerdo con sus propias palabras:
(...) predicando el dicho clérigo, día de la Asunción de Nuestra Señora en aquel lugar en que se dijo que estaba.

Al contrario de Pentecostés, el Día de la Asunción es fecha fija y se celebra desde el siglo VI el 15 de agosto, por lo tanto, en esa fecha y en Sancti Spíritus Las Casas pronunció su famosa homilía que ha pasado a la historia como el Sermón del Arrepentimiento. Allí rompió su promesa de silencio al proclamar su toma de conciencia a favor del indio y conminar a sus compañeros a arrepentirse de su impiedad. Este sermón se convirtió en la más dura crítica a la injusticia y crueldad de los conquistadores con los indocubanos.

Sermón del Arrepentimiento
El sentimiento religioso que pretendía cobijar el egoísmo colonizador, fue también el formidable explosivo político que utilizó el Padre Las Casas contra el inhumano sistema de encomiendas:
Mancillada es la ofrenda del que hace sacrificio de lo injusto.

Como quien inmola al hijo a la vista de sus padres, así es el que ofrece sacrificio de lo robado a los pobres, mata al prójimo quien le priva su subsistencia, y demanda sangre el que retiene el salario jornalero.
Sobre el Sermón la doctora Hortensia Pichardo señaló:
A la villa de Sancti Spíritus le cabe la gloria de que en su suelo se haya escuchado por primera vez en la Isla una voz clamando por la libertad de los naturales, voz que, si fue combatida por muchos, tuvo también muchos seguidores, y logró fijar la atención de los monarcas y del Consejo de Indias en el problema indígena y en la necesidad de hallarse soluciones más humanas.

En un sentido más amplio. El proceso de fundación puede entenderse como el período inicial de creación y fomento de una villa, lo cual implicó, en todos los casos cubanos, el cambio de lugar de emplazamiento, buscando el sitio idóneo. Para Sancti Spíritus, este proceso abarcaría, desde la primavera de 1514, hasta su traslado definitivo a las márgenes del Yayabo, en 1522.

Traslado de la Villa

Río Yayabo en la actualidad, afluente de agua donde los espirituanos establecieron la villa actual en 1522.

Parece que a los pobladores de Sancti Spíritus en su primer emplazamiento y a los que fueron después no les satisfizo, o no estuvieron conformes con la elección del lugar, ya porque aquél no fuese sino zona minera, ya por encontrarse demasiado retirado de la costa, dificultando la comunicación marítima con Trinidad, Santiago de Cuba y La Habana, o porque se sintiesen atraídos por las fértiles sabanas que bañadas por el río Yayabo hacían de aquel lugar el de sus ensueños de riquezas, pensaron abandonar las riberas del Tuinucú para situarse en estas del Yayabo en el año 1522.

Las primeras casas se situaron muy próximas al río, ocupando la iglesia el mismo lugar que ocupa hoy la Iglesia Parroquial Mayor.

Respecto al traslado de la villa de Sancti Spíritus, no existe prueba documental ni arqueológica que los justifique, aunque esa cualidad de villa itinerante bien pudo tenerla como el resto de las primeras villas, excepto Santiago y Baracoa, de las que hasta ahora no existen pruebas fehacientes de ello. Una antigua tradición oral recogida por el primer historiador espirituano Tadeo Martínez Moles presupone un cambio de asiento en 1522 desde las orillas del río Tuinucú hacia las cercanías del Yayabo y le atribuye diversas causas, entre ellas la muy conocida plaga de bibijaguas que asoló la villa, que a pesar de su matiz de inverosimilitud resulta una interesante nota de carácter ecológico. Otros criterios se inclinan hacia un acontecimiento político que debe haber marcado la vida de la villa en el año 1521: la violenta represión a la llamada revuelta comunera en Sancti Spíritus por Vasco Porcallo de Figueroa, que, procedente de Trinidad con una partida de hombres armados, depuso del cargo en nombre del rey al alcalde Hernán López, elegido por los vecinos, para dejar en esa plaza al que él consideraba serviría a los intereses reales (¿o velazquistas?), Jorge Velázquez[14].

El historiador Manuel Martínez Moles aporta un criterio a favor de una traslación digno de ser tomado en cuenta: el probable deseo de acercarse a Trinidad y al puerto, también de que la salida por el río Yayabo, navegable hasta 36 Km de su desembocadura, se hacía más rápida, así como la comunicación con Trinidad. Además, considera el posible aprovechamiento de mejores pastos para la cría de ganado caballar, vacuno y de cerda y la proximidad a los terrenos auríferos para los que se dedicaban a buscar oro en las vertientes de las montañas[14].

Tras su traslado a las márgenes del río Yayabo, se inició un lento, pero sostenido proceso de crecimiento y desarrollo de la jurisdicción, a partir del desarrollo de la ganadería como fuente principal de riqueza.

Otorgamiento del Título de Ciudad

Sorpresivamente el 24 de julio de 1867 se recibe en Sancti Spíritus la Real Orden de su Majestad la Reina Isabel II de España, fechada el 12 de mayo del propio año por la cual se otorgaba a la villa espirituana el Título de Ciudad, lo cual fue dado a conocer en Cabildo extraordinario el 27 de julio del mismo año.

Movimientos revolucionarios

Abolicionismo y anexionismo

Durante la década de 1840 toma auge las ideas abolicionistas en Cuba estimuladas por la campaña inglesa contra la trata y la esclavitud y especialmente con la llegada del inglés David Turnbull como Cónsul y superintendente de libertos.

Se conoce de la llegada a Sancti Spíritus del pintor inglés James Gay Sawkins, conocido abolicionista, quien estuvo varios días en la villa, aparentemente dedicado a la creación artística. Además fue notoria la inquietud de negros y mulatos durante el proceso denominado La Escalera, tal vez por implicaciones que existieron en conspiraciones. El mulato Andrés Pérez de Ordaz y Quezada tuvo que huir hacia Santa Clara y sus bienes fueron embargados por el gobierno español[15].

Ante la creciente ola abolicionista en Cuba y el temor a que la monarquía española cediera ante las presiones inglesas, los hacendados criollos comenzaron a pensar en la posible “salvación” de sus intereses económicos incorporando la Isla a los Estados Unidos.

Mariscal del Campo Narciso López, máximo exponente del anexionismo en la región central de la isla de Cuba en la década de 1850.

Los casos más relevantes de movimientos conspirativos anexionistas en el centro de la Isla fueron la conspiración de la Mina de la Rosa Cubana dirigida por Narciso López y el alzamiento coordinado del grupo trinitario y el camagüeyano en 1851. El Mariscal del Campo Narciso López, quien tenía buenas relaciones en el centro de la Isla por haber sido Gobernador del Departamento Central en 1842 en la ciudad de Trinidad, logró una vez cesado en el cargo, establecer la explotación de una mina nombrada la Rosa Cubana. Desde allí tejía los hilos de una conspiración que algunos autores señalan con probables ramificaciones en Cienfuegos, Sancti Spíritus y Matanzas.[16]

El historiador espirituano Segundo Marín García destaca la existencia de relaciones de amistad de López con los trinitarios Roque de Lara y Justo Germán Cantero y del Conde de Villamar, que era espirituano, pero no añade nuevos elementos con relación a la vinculación espirituana a la conspiración anexionista de la mina de la Rosa Cubana[17]. Más tarde aparecen los espirituanos Ignacio de Belén Pérez y Francisco Hernández Perdomo respectivamente en las conspiraciones de Camagüey y Trinidad de 1851 pero siempre, el citado autor señala que Sancti Spíritus no fue cuna de importantes acciones contra el poder colonial español en esta época[17].

Los espirituanos no eran seguidores de unirse al estados esclavistas del norte del continente americano. Se caracterizaban por una economía no sustentada en las grandes plantaciones azucareras, por lo que no temían a una posible abolición de la esclavitud por parte de España, y un apego a sus propias tradiciones y costumbres. Sus ideas en contra de la alianza con los estadounidenses fue expresada años después por el ayuntamiento espirituano, cuando en una extensa manifestación en contra una posible compra de la Isla por Estados Unidos manifiesta ese hecho como un acto humillante, con el que no están de acuerdo por que traería[18]:
(...) mezcla de idioma, sentimientos y costumbres con extranjeros de tan diversas inclinaciones y tendencias (...)

Movimiento independentista

Guerra de los Diez Años

Al producirse el estallido insurreccional de 1868 en el oriente cubano, se habían agudizado extraordinariamente todas las contradicciones sociales, políticas y económicas de la colonia cubana, además de haberse formado la nacionalidad cubana.

En cuanto a la economía la situación era grave por los efectos de los altos impuestos que gravaban el comercio con las naciones extranjeras, y los que aquejaban a los productores. A través de los mismos, España extraía de Cuba los recursos para costear sus aventuras bélicas. Todos estos problemas se agudizaban por la incidencia de las crisis económicas de 1857 y 1866 y la baja internacional de los precios del azúcar impedía la tecnificación de las fábricas y las conducía a la quiebra.

Desde el punto de vista político a la carecía de libertades políticas, civiles y religiosas se unía la crisis de las ideas reformistas más aguda aún tras el fracaso de la Junta de Información. Sumado a esto una plaga de funcionarios peninsulares cometía todo tipo de arbitrariedades sin que los cubanos tuvieran derecho a reclamas.

Sancti Spíritus no era ajena a toda esta situación general del país y específicamente en la esfera social, lo referente al miedo al negro no es el elemento dominante en el panorama. En primer lugar, porque los principales dirigentes de la conspiración en Sancti Spíritus y Trinidad no se comportaron como grandes terratenientes, tal es el caso de los Fernández Cavada, de Honorato del Castillo, Marcos García, Serafín Sánchez y otros. Si bien, algunos eran acaudalados su conducta desde los inicios de la guerra fue radical con respecto a la esclavitud y las propiedades pues aplicaron la tea, liberaron esclavos y los incorporaron a las filas insurrectas.

Con respecto a la población, válido es considerar que la cantidad de esclavos de Sancti Spíritus se limitaba al 19,5% y que el total de la población negra era el 35,18%[19]. Además la economía de dicha jurisdicción era predominantemente ganadera, no requería de grandes dotaciones de esclavos por lo que no tuve inconvenientes por esa parte para incorporarse a la guerra el 6 de febrero de 1869, como mismo ocurrió con las demás jurisdicciones de Las Villas.

Honorato del Castillo Cancio, líder indiscutido del naciente movimiento independentista de 1868 en Sancti Spíritus.

El pensamiento político predominante entre los criollos llegó a ser el independentismo y su modo de realizarlo, la lucha armada por lo que comenzaron a aparecer grupos que laboran por la independencia de Cuba. En Sancti Spíritus se comienza a conspirar en conexión con la Junta Revolucionaria de La Habana y muy vinculada a la Junta Revolucionaria de Santa Clara que presidía el patriota Miguel Jerónimo Gutiérrez. Entre los independentistas espirituanos quien mas se destacaba era el joven médico y profesor del colegio El Salvador, Honorato del Castillo y Cancio, quien mantenía relaciones con Rafael Morales, Luis Ayesterán, Vicente Antonio de Castro, y otros personajes notarios del reformismo habanero.

El Grito de Independencia o Muerte lanzado por Carlos Manuel de Céspedes el 10 de octubre de 1868, en el Ingenio Demajagua, había sido secundado por los Camagüeyanos el 4 de noviembre del propio año en Las Clavellinas y Las Villas, se preparaban para sumarse a la lucha por la independencia, pero al irse cercando la guerra al centro del país el reforzamiento por parte de las autoridades españolas de las regiones no imbricadas en la insurrección hacía muy difícil las labores conspirativas[20].

El historiador Segundo Marín García afirma que la Junta de Sancti Spíritus estaba constituida ya a finales de 1868, la componían mayoritariamente intelectuales, miembros de la clase media y el artesano urbano teniendo en su dirección a Honorato del Castillo y a Marcos García, ambos intelectuales seguidores de las prédicas de José de la Luz y Caballero en el colegio El Salvador. La Junta espirituana aceleró sus trabajos al calor de los acontecimientos de Oriente y Camagüey y de las primeras acciones en la región: Valdés Urra había tomado a Arroyo Blanco, Bernabé Varona, atacó a Guasimal mientras en Yaguajay se producían encuentros armados en el ingenio El Trapiche, el río Jatibonico y Mayajigua[21]. Hacia el Oeste, en la antigua jurisdicción de Trinidad, operaban los alzados del Partido de Sipiabo[21].

Levantamiento armado

Ante el aumento de las medidas represivas españolas se decide llevar a hechos el alzamiento el 6 de febrero de 1869 en cinco puntos de la Jurisdicción en forma simultánea de ahí que Honorato Jefe del Movimiento lo haga en Jobosí, Néstor Leonelo Carbonell en el Jíbaro, Leonte Guerra en Morón, Serafín Sánchez al frente de 45 hombres en la finca Los Hondones, zona de Bellamota y Marcos García en Banao, que protagoniza el levantamiento más nutrido, en los días sucesivos se levanta en arma el Partido de Yaguajay en coordinación con la Junta de Remedios. Hacia el suroeste, los trinitarios, mandados por Federico Fernández Cavada se pronuncia contra el coloniaje español, realizando exitosas acciones iniciales gracias a la labor organizativa de su Junta y al entrenamiento dado a los combatientes en la finca Boca de Camarones comprada para tal fin por el propio Fernández Cavada.

Seguidamente al levantamiento, todos los grupos envían sus representantes para la gran cita colectiva: el 7 de febrero en Cafetal González, Valle de Manicaragua, Villa Clara. Los objetivos eran pronunciarse contra el coloniaje y emprender la guerra unificadamente. El primero se logró, el segundo no, pues la guerra en Las Villas se mantuvo con criterios muy regionales aunque en determinados momentos se hacían algunas coordinaciones entre los diferentes grupos. En Cafetal se concentraron unos 5 000 hombres con sólo unas 200 escopetas lo que determinó la búsqueda de soluciones a la carencia de armas, acordándose marchar hacia el este en busca de ayuda en Oriente y Camagüey.

Acciones militares

Después de la magna concentración de Manicaragua los diferentes grupos se reintegran a sus territorios de procedencia donde ya se realizan acciones combativas: Marcos García ha tomado a Banao, el mismo día 6 incendió los ingenios próximos y liberó los esclavos que se le incorporaron; Leonte Guerra con su grupo atacó a Mayajigua el 10 de febrero, se abasteció de recursos e integró más hombres a sus huestes, posteriormente combatió también en Chambas el 13 y 14 del propio mes.

En el momento de incorporarse Las Villas a la guerra los insurrectos de Camagüey se encuentran a la ofensiva, los de Oriente en defensiva, pero tienen los recursos mínimos para batirse, sin embargo los villaclareños no logran superar la carencia de armas que los golpea siempre y tienen que buscar soluciones tácticas de acuerdo al gran problema que presentan y al reforzamiento de la actividad enemiga.

Después de la Asamblea de Guaímaro Honorato, que había sido participante en aquel magno evento, regresa a su tierra y reasume el mando de la División de Sancti Spíritus manteniendo a Marcos García al frente de la zona occidental de su jurisdicción para ambos hostigar al enemigo en diferentes frentes.

Las Coloradas, las Yanas, Judas Grande, Santa Gertrudis y el Jobo se añaden a la cadena de éxitos de Honorato mientras que Marcos moviéndose hasta los límites de Trinidad, se llega a convertir en una amenaza para el gobernador Mediavilla que pide al Ayuntamiento fondos para fortificar la ciudad. Su habilidad guerrera se manifiesta en las acciones victoriosas del Hondón, Río Abajo, Las Angosturas, Loma de los Barriles y otras[22].

Guerra Chiquita
Guerra Necesaria

Etapa republicana

Primeros años

Entre el Machatado y 1952

El 20 de mayo de 1925 llega al poder en Cuba el presidente Gerardo Machado Morales, un hombre de mano dura que al finalizar las guerras independentistas cubana ostentaba el grado de General del Ejercito Libertador cubano. Gerardo Machado estableció un gobierno dictatorial durante ocho años (1925-1933) que reprimió al pueblo y a cualquier pensamiento que representara una amenaza para su régimen político-militar-social que contaba con el apoyo de los Estados Unidos.

Dictadura batistiana

Fulgencio Batista y Zaldívar vistiendo uniforme militar de gala durante su gobierno dictatorial.
El 10 de marzo de 1952 se produjo en Cuba un golpe de estado llevado a cabo por el General Fulgencio Batista y Zaldívar y las fuerzas militares leales a él. Este hecho profundizó más la crisis económica, social y política del país y de los territorios que formaban la actual provincia de Sancti Spíritus. Durante el periodo dictatoria del General Batista (1952-1958) las clases reaccionarios de la oligarquía cubana y el imperialismo yanqui vieron como sus negocios iban hacia su máximo esplendor mientras el pueblo sufría cada vez más[23]:
El golpe mereció aún más la independencia y soberanía de Cuba, abrió en mayor medida los puertos del país a los monopolios yanquis; favoreció plenamente los intereses de los latifundistas urbanos y extranjeros; incrementó la explotación de los obreros, campesinos pequeños y medios, empleados modestos y pequeños comerciantes. Agravó el problema del desempleo crónico de los trabajadores; propició el aumento de los genocidios de las grandes empresas a costa del nivel de vida de las masas; derrochó las divisas de nuestro país; aplastó las pocas libertades democráticas existentes antes del 10 de marzo.

Los defectos o males del gobierno nacional se dejaron sentir en los territorios que hoy forman la provincia de Sancti Spíritus. En aquella etapa abarcaba el municipio de Sancti Spíritus abarcaba 2 879 km2[24] y como en el resto del país se puso en marcha el Plan Truslow, el cual buscaba una mayor apertura a los inversionistas extranjeros, principalmente estadounidenses, y mayor represión contra los trabajadores para evitar que estos se pudieran unir contra los maltratos realizados por las grandes empresas y monopolios transnacionales que tenían sucursales en el país.

Economía (1952-1958)

La aplicación de las recomendaciones del Plan Truslow y en general la política económica del Batistato, se manifestaron de una u otra forma, en las distintas esferas de la economía espirituana en la etapa de 1952 a 1958. La economía de la actual provincia estaba basada en la agricultura, la que daba empleo al 60,8 % de la población económicamente activa[25]. Los principales cultivos de estos territorios eran la caña de azúcar, el tabaco, el arroz, el tomate, el pepino, el café y algunos frutos menores.

También la economía espirituana contaba con algunas industrias entre las que se destacaban los centrales azucareros, la industria láctea, la tabacalera, refinería de petróleo, industria de conserva y otras producciones manufactureras. La ganadería ocupó además un lugar importante en estos territorios de la otrora provincia villareña donde se destacaba la región espirituana. Otros renglones que venían a completar la estructura económica de la actual provincia en ese tiempo fueron la minería, la construcción, el comercio y los servicios representados por una gran cantidad de medios y pequeños establecimientos.

Uno de los renglones agrícolas de la economía espirituana más importantes en este periodo fue la producción azucarera, la principal fuente de ingresos por exportaciones del país. En el municipio de Sancti Spiritus existían tres grandes centrales: Central Tuinucú, Central Amazonas y Central Natividad. Todos ellos produccieron entre los años 1950 y 1958 unas 596 881 toneladas de azúcar, siendo el Tuinucú el mayor productor. El Central Tuinucú era propiedad de The New Tuinucú Sugar Co. de capital estadounidense, el cual realizaba sus ventas a través de la Czarnikow-Rionda Company, Inc de Nueva York[26]. El Central Amazonas era propiedad de la Azucarera Amazona S.A., que tenía como presidente a Antonio M. Aliyores López cuya familia era propietaria de otros latifundios dedicados a la ganadería en la región[27]. El Natividad se encontraba en manos de la compañía Ingenio Natividad S.A. presidida por Estanislao del Valle y Grau, miembro de una poderosa familia espirituana que manejaba otros negocios en la esfera agropecuaria de Sancti Spíritus[28].

Estas fábricas de azúcar recibían el abasto de caña de grandes latifundios que poseían o controlaban sus propietarios los cuales dominaban cientos de caballerías de las mejores tierras cultivables de estas regiones. La mayor parte de estas tierras estaban arrendadas a colonos que se encargaban de abastecer a los centrales de la caña necesaria en cada una de las zafras. Mucha de la caña sembrada no se molía todos los años, pues acorde con la política del gobierno las zafras se fueron reduciendo, lo que imposibilito la utilización de estas inmensas extensiones de tierras. Esto afectaba por demás a los colonos, fundamentalmente a los pequeños que casi siempre estaban a merced de los grandes propietarios nacionales y las compañías extranjeras.

Según datos obtenidos del manual azucarero de Cuba de 1959 donde se describen aspectos esenciales de los centrales azucareros, pueden calcularse alrededor de 8 000 caballerías de tierras dedicadas al cultivo de la caña y la existencia de decenas de colonos encargados de su explotación en condiciones de arrendatarios en el territorio espirituano.

A pesar de que la producción azucarera seguía siendo el renglón más significativo del territorio, también se encontraban sembrados en esta etapa otros cultivos importantes como el tabaco, el café, el arroz y el tomate que tenían cierto paso en nuestra economía. Algunos de ellos como el tabaco era ya tradicionales en estas regiones y otro se vieron favorecidos por la política de diversificación agrícola que había recomendado el informe Truslow y por determinados coyunturas favorables del mercado internacional por la propia demanda para el consumo nacional que aportaba algunos dividendos al territorio. Esto no significa en modo alguno que Sancti Spíritus tuviera un milagro económico en esta etapa y mucho menos que se hubiera emancipado de la condición de región subdesarrollada en el país.

El cultivo del tabaco también tenía una fuerte presencia en el municipio de Sancti Spíritus. En dicha zona se encontraban numerosos cultivos en las tierras fértiles en las tabacaleras localidades de Zaza del Medio y Taguasco, lo que ubicaba a los espirituanos entre los primeros lugares del país. En esta etapa se cultivaban 6 314 hectáreas de tierras distribuidas en alrededor de 380 pequeñas fincas dedicadas al tabaco en las que sembraban anualmente un promedio de 160 millones de posturas. Sancti Spíritus con estas cosechas lograba altos niveles de producción. Baste señalar que en 1957 se produjeron 8 983 835 libras de tabaco. En el torcido se alcanzaron en 1956 la cifra de 58 libras y e4n 1957 la de 59 892 libras. Este municipio procesaba su producto en varias fábricas entre las que se destacaba la Juventud[29].

El café fue otro renglón de la economía espirituana de esta etapa. La producción cafetalera en Cuba, en la década de 1950, había logrado una relativa estabilidad y se dedicaba en gran medida al consumo nacional. Las principales áreas de producción se encontraban en las zonas montañosas de Oriente y Las Villas. En le territorio espirituano se cultivaba café en las montañas del Escambray, pertenecientes a los municipios de Trinidad, Fomento y Sancti Spíritus. En el caso del municipio espirituano este poseía junto a Fomento unas 89 caballerías de café cultivadas.

La producción arrocera fue otro renglón que aportaba la agricultura a la economía espirituana en esta etapa. Es necesario señalar que este cultivo no tuvo un crecimiento notable en Cuba a causa de las presiones ejercidas por los productores norteamericanos, que consideraban a Cuba como un mercado seguro y cercano para sus ventas[30]. Las principales producciones arroceras del territorio se desarrolla en las zonas del Jíbaro y Mapos que en esa etapa pertenecían al municipio Sancti Spíritus, actualmente pertenecen al municipio de La Sierpe. Aunque este cultivo se desarrollada desde la década del 40 no fue hasta la década del 50 que cobra mayor importancia con la política de diversificación económica que recomendó la misión Truslow.

En 1950 el norteamericano George Happer, obtuvo 200 caballerías de tierras, a través de un negocio realizado con la familia Valle, máxima propietaria de la zona del Jíbaro. A este personaje se debe el primer secadero montado en la zona de Romero en El Jíbaro[30]. En ese mismo año llegan a la zona los Hermanos Palacios quienes compran 300 caballerías de tierras a las Valles para dedicar una parte a la cosecha de arroz y la otra a la cría de ganado. Estos fundan la Campaña Fomento Agropecuario, S.A.[31] El cultivo del arroz llegó a convertirse en una de las principales actividades económicas de la localidad y en una importante fuente de trabajo para trabajadores de la zona y otros que venían de diferentes lugares.

Desde la década de 1940 también venían fomentándose en el territorio los cultivos de tomate y del pepino, los que se incrementaron hacia 1950- como parte de los planes de diversificación agrícola. Estos renglones tuvieron su mayor producción en las zonas del Jíbaro y Taguasco, pertenecientes en aquella etapa al municipio de Sancti Spíritus.

La ganadería era uno de los renglones más importantes de la economía espirituana de aquella etapa. Teniendo el municipio de Sancti Spíritus un lugar destacado a escala nacional. Este territorio tenía una gran masa ganadera y una significativa producción láctea, que la ubicaba entre las principales cuencas lecheras de Cuba. Entre los grandes ganaderos de la región se destacaba los sucesores de María Suárez de Argudín, que manejaban un significativo capital español y varios propietarios cubanos como los sucesores de Javier del Valle García Rubio, Orizondo y Rafael Madrigal, quien se dedicaba a la cría de ganado fino y caballos de raza, para la exportación. La cría de ganado vacuno y caballar era en forma extensiva en grandes latifundios. Cabe agregar la utilización de la inseminación artificial y escasez de personal técnico calificado. Según el censo ganadero de 1952 el país contaba con 4 millones de cabezas de ganado vacuno. De estos 199 579 pertenecían al territorio espirituano, para el 4,98% del total nacional.

Movimiento antibatistiano

Guerra de Liberación Nacional

Liberación de Sancti Spíritus

Revolución en el poder

Organización territorial

Provincia cubana

Referencias

  • Angel Miguel M. Gómez y Armando Falcón Méndez (1996). Petroglifos en pequeñas lajas de piedra en Yaguajay. Resúmenes IV Evento Nacional y I Internacional de Arqueología aborigen Yaguajay 96.
  • Col. De autores (1996): Estudio Geográfico integral del municipio de Yaguajay, Norte de la Provincia de Sancti Spiritus, Cuba. Tomo I y II. Publicaciones SIT. GEOCUBA-IC. p. 207.
  • Enrique Alonso (1988): Contribución al estudio de especies económicas de la sociedad preagroalfarera, en Anuario de Arqueología, p. 45, La Habana: Editorial Academia, Cuba.
  • Reinaldo Pérez y Santiago Silva: Las esferolitas de la Almendra, en revista Siga la Marcha, no. 6, Sancti Spiritus, 1995.
  • Santiago Silva y Orlando Alvarez: Sitio arqueológico Neiva Viejo. Inédito, 1984.
  • Javier Sanzo y Colaboradores: Pueblo Viejo. Sitio de contacto cultural del siglo XVI. Inédito, 1991.
  • Pedro P. Godo: El problema del protoagrícola de Cuba: discusión y perspectivas en el Caribe. El Caribe Arqueológico, no. 2, p. 27, Santiago de Cuba, 1997.
  • Pedro P. Godo, J. A. Ramos y R. Gualdarramas: Arqueología de Jatibonico. Inédito, 2000.
  • José M. Guarch: El Taíno de Cuba, p. 143, Editorial Academia, La Habana, Cuba, 1978.
  • Jorge Febles y colaboradores: Una particularidad de la industria de la piedra tallada del sitio agroalfarero Toma de Agua. Sancti Spiritus, p. 10, Editorial Academia, La Habana, 1995.
  • Santiago Silva y colaboradores: Algunas consideraciones sobre la dieta de una comunidad aborigen establecida en las proximidades del río Zaza. Inédito, 1988.
  • Santiago Silva y colaboradores: Poblamiento aborigen del territorio de Sancti Spiritus. Inédito, 1994.
  • Santiago Silva y Reinaldo Pérez (1989): Interpretación figurativa del pendiente de concha del sitio arqueológico aborigen Toma de Agua, La Sierpe, Sancti Spiritus. Inédito.
  • Ubaldo Lazo y Domingo Corvea (1990): Trabajo preliminar para el censo arqueológico de la provincia de Sancti Spiritus. Inédito.

Fuentes