Margarita Díaz Gonzalez

Margarita Díaz González
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Nacimiento3 de febrero de 1918
municipio Guanajay,
provincia de Artemisa,
Cuba Bandera de Cuba
Fallecimiento30 de diciembre de 2007
ciudad de La Habana,
Cuba Bandera de Cuba
Nacionalidadcubana
Ocupacióncantante lírica
PadresAmbrosio Díaz y Felipa González.

Margarita Díaz González (Guanajay, 3 de febrero de 1918 - La Habana, 30 de diciembre de 2007) fue una cantante lírica soprano cubana, debutante en la radio como intérprete de música clásica. Viajó a varios países como embajadora de la música lírica cubana.

Síntesis biográfica

Nació en Guanajay (que en aquella época se encontraba en la provincia de Pinar del Río), en los predios donde actualmente se encuentra la cárcel de Guanajay (avenida 57 entre calles 64 y 66), antiguo poblado de Pinar del Río, en la residencia del Alcaide, Ambrosio Díaz, su padre. Su madre, Felipa González, fue la fundadora de la Cruz Roja Cubana en 1909. Su abuelo fue el mayor general Pedro Díaz, un militar veterano de las guerras de independencia, fundador de la primera sociedad de negros que existió en dicha localidad.

Es una de las hijas más ilustres de esta localidad cuando de canto lírico se trata (cantante lírica de profesión).

El maestro Ernesto Lecuona afirmó en 1950 en el periódico ABC de Madrid (España):

Margarita Díaz es una gloria de Cuba y una fiel embajadora de nuestra música lírica en el mundo entero.
Ernesto Lecuona

Después del inicio de la Revolución cubana (1957) Margarita Díaz fue despreciada ya no por el color de su piel, sino por ser cubana. Había desplegado una exitosa carrera que la llevó a presentarse en escenarios de más treinta países de Europa, América, África y Asia. En los años sesenta, un funcionario español de emigración, después de revisar su pasaporte, la obligó a abandonar el vagón del ferrocarril en que la cantante se trasladaba desde la ciudad de Colonia (Alemania) hasta la ciudad de Barcelona (España), donde había debutado en una revista musical que marcó su trayectoria artística en el viejo mundo. Algunos Gobiernos europeos no ocultaban su hostilidad hacia la naciente Revolución cubana y aquel hombre, antes de ensañarse con ella, reprochó a la cantante ser nativa de un país comunista. Ella comentó: «Cuando me vi en aquel campo nevado con mi equipaje y mi perro San Bernardo me juré que regresaría a Cuba. Había visto desprecio en la cara de aquel hombre, ¡y yo me siento orgullosa de ser cubana!».

Aunque la fecha de su regreso a Cuba no está especificada, Radamés Giro, en su diccionario, sitúa esa vuelta en 1965, ya que en 1964, escribe Giro, la artista andaba aún por España al frente de su propia compañía. Desde su regreso trabajó en el Instituto Cubano de Radio y Televisión hasta 1989.

Gilda Guimeras, historiadora guanajayense refiere:

Conocí a Margarita cuando, ya con 77 años, había perdido buena parte de su belleza, pero no la simpatía, la agilidad mental ni el gusto por los vestidos, los adornos y el maquillaje.

Entonces me prometió que algún día regresaría a cantar para su pueblo natal, confieso que acogí la idea con una mezcla de desilusión y escepticismo. ¿Cuánto quedaría de aquella voz que las viejas grabaciones, pese a todos sus defectos, nos revelaban brillantes y cálidas?

La prueba de que mis temores eran infundados la tuve durante la celebración de su cumpleaños 83 en el museo Carlos Baliño, acompañada al piano por el también guanajayense Juan Espinosa, sorteó con su gran dominio técnico los estragos causados por el tiempo, con una voz aún sorprendentemente joven, y con su cubanísima gracia mulata convocó la complicidad y la entrega de un auditorio formado mayormente por conocedores de la música.

Recuerda Gilda Guimeras que en ese entonces la artista cojeaba, andaba como escorada, pero se había hecho maquillar cuidadosamente y lucía con naturalidad las gangarrias y la peluca, resultaba conmovedor su vestido, un vestido gastado que en su tiempo debió ser de grandes presentaciones.

Margarita Díaz falleció en La Habana el 30 de diciembre de 2008.

Trayectoria artística

Sus primeros pasos como cantante los da cuando su profesor de solfeo y teoría musical, Eduardo Goicochea Arrieta, le monta un repertorio de música sacra que interpreta en la iglesia, pero no inicia su carrera artística hasta el 15 de septiembre de 1932 en el Teatro Vicente Mora, donde canta Serenata de Schubert, Estrellita de Ponce, Ave María de Gounod, entre otras obras clásicas.

En 1933 se traslada al Cerro e ingresa en el Conservatorio Municipal dirigido por Gonzalo Roig y como profesor de canto Gonzalo Rubiera. Estudia además con los profesores Tina Farelli y Arturo Bovi.

Debuta en la radio como intérprete de música clásica en CMCQ, formando parte de un cuarteto de cámara en Radio Lavín. Al conocerla, Ernesto Lecuona la invita a pertenecer al elenco de conciertos en el Teatro Nacional.De ese compositor estrenó piezas como Soñé que me dejabas, Ilusión y ¿Dónde estas? E interpretó otras, en ocasiones acompañadas por el mismo maestro, como Arrullo de palmas. No pocas veces salió en escena con el respaldo de orquestas conducidas por músicos de la talla de Gonzalo Roig, Rodrigo Prats, Dámaso Pérez Prado, González Mántici, Adolfo Guzmán…. Mantuvo en la Radio espacios líricos de gran audiencia.

Desde 1937 interpreta sus propias obras. Actúa también en repertorio de zarzuelas y operetas en la emisora Mil diez.
Es en 1942 que comienza la carrera internacional de Margarita Díaz. Durante seis años hace presentaciones en Panamá, Estados Unidos y México, donde no demoran en bautizarla como la Voz de Oro del Caribe.

Se hace aplaudir además en Brasil, Venezuela, Colombia, Perú y Canadá.
Se va a Europa y debuta en Barcelona en 1952. Pasa a Amberes, en Bélgica, y a Atenas, Grecia, donde actúa en el hotel Reina Cristina.
Toma parte en el homenaje que se le brinda a Maurice Chevalier en Roma.
Ya no hay límite ni vallador que no venza: recorre con su música el Medio Oriente y parte de África.

Logros y resultados

Esta soprano - lírica de señora voz fue triunfadora en largo período artístico, dueña como muy pocas del arte de escribir una canción con las manos; sentía honradamente por los escenarios del mundo la nostalgia de su patria.

Viajó a 22 países como embajadora de la música lírica. Tuvo relaciones con no pocos famosos. Pablo Picasso la acogió en su círculo íntimo, algo inusitado en alguien tan arisco y distante como el gran pintor español. María Callas y Edith Piat fueron sus amigas, al igual que Sara Montiel, Lena Home y Josephine Baker. También Mario Lanza, Nat King Cole, el ya maestro Chevalier….

Aunque el erudito Radamés Giro no lo consigna en su utilísimo Diccionario enciclopédico de la música cubana, es vox pópuli en Guanajay, y así lo refieren las historiadoras Rebeca Figueredo y Gilda Guimeras, que en Grecia la soprano cubana gozó de la preferencia de la reina Federica y cantó en fiestas que se organizaban en el palacio real de Atenas. Así, fue invitada a cantar en la fiesta de 15 de la princesa Sofía, reina de España desde 1975, aunque no faltan los que afirman que lo hizo, no solo en el cumpleaños, sino en su boda con el futuro rey Juan Carlos.

De cualquier manera, asevera Gilda Guimeras, aunque la misma historiadora lo ponga entre signos de interrogación, Margarita fue considerada en algún momento la cantante extranjera mas popular en Grecia. Para muchos griegos, el nombre de esa soprano evoca toda una época musical. Quizá eso explique el documental que la televisión griega filmó sobre la vida de Margarita Díaz en un momento en que conocía ya el olvido en que vive ahora. Obtuvo la Distinción Por la Cultura Nacional y la María Teresa Vera.

Margarita Díaz es una soprano dramática que ha viajado durante años toda América, Europa, Asia y África, elevando el nombre de Cuba a la más alta categoría. Mi música en su voz es como la luz resplandeciente y esplendorosa de nuestro sol tropical. Su técnica es perfecta. Su tesitura y extensión es completa, y su voz es cálida y sensual.
Ernesto Lecuona

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