Diferencia entre revisiones de «Don Juan Tenorio»

(IV: El diablo a las puertas del cielo)
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|autor(es)= [[José Zorrilla]]
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'''Don Juan Tenorio.''' La obra narra las peripecias de don Juan Tenorio, un joven caballero entregado a una vida desenfrenada de apuestas, amoríos y duelos. El comienzo de la trama es de hecho una apuesta entre él y otro joven por ver quién en un año hace más maldad con más fortuna.  
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'''Don Juan Tenorio.''' La obra narra las peripecias de don [[Juan Tenorio]], un joven caballero entregado a una [[vida]] desenfrenada de apuestas, amoríos y duelos. El comienzo de la trama es de hecho una apuesta entre él y otro joven por ver quién en un año hace más maldad con más fortuna.
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Esto a su vez desencadena otra apuesta a ser posible más descabellada, que consiste en que don Juan consiga seducir a una joven novicia, [[doña Inés]], y a la prometida del otro joven. Don Juan con gran maestría va consiguiendo todo lo que se propone, pero cada vez su [[alma]] se va perdiendo más y más. Al final de la obra debe enfrentarse literalmente a sus [[fantasma]]s y sólo el [[amor]] que por él siente la joven Inés es capaz de salvarle de perecer eternamente en el [[infierno]].
  
Esto a su vez  desencadena otra apuesto a ser posible más descabellada que consiste en que don Juan consiga seducir a una joven novicia, doña Inés, y a la prometida del otro joven. Don Juan con gran maestría va consiguiendo  todo lo que se propone, pero cada vez su alma se va perdiendo más y más.  Al final de la obra debe de enfrentarse literalmente a sus fantasmas y  solo el amor que por él siente la joven Inés es capaz de salvarle de perecer eternamente en el infierno.
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==Sinopsis==
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Drama religioso-fantástico que consta de dos partes. Publicado en [[1844]] por [[José Zorrilla]] y conforma junto con “[[El burlador de Sevilla y convidado de piedra]]' (1630), atribuida a Tirso de Molina y de la que Don Juan Tenorio es deudor, una de las dos principales materializaciones literarias en [[lengua]] española del mito de Don Juan.
  
== Personajes Principales ==
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==Prólogo==
* '''Don Juan Tenorio''': Es  el protagonista de la obra que lleva su nombre. Caballero rico, noble, bravo, español y pendenciero. Persiguiendo siempre amoríos, aventuras y  peleas es la causa constante de males entre sus semejantes. Al final  solo será redimido por el amor de su dama doña Inés.       
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Era una tarde de febrero. Un [[carro]] fúnebre caminaba por las calles de [[Madrid]]. Seguíanle, en silenciosa procesión, centenares de jóvenes con semblante melancólico, con ojos aterrados. Sobre aquel carro iba un ataúd, en el ataúd los restos de [[LARRA]], sobre el ataúd una corona. Era la primera que en nuestros días se consagraba al talento; la primera vez acaso que se declaraba que el genio es en la sociedad una aristocracia, un poder.
* '''Don Luis Mejía''': Caballero adversario de don Juan. Una apuesta entre los dos es la causa de toda la trama de la obra.      
 
* '''Don Gonzalo de Ulloa''':  Padre de doña Inés. Aunque primero concierta la boda de su hija con don  Juan, al enterarse de que es un canalla lucha porque ésta no se lleve a  cabo y salvar el honor de su hija.       
 
* '''Don Diego Tenorio''': Padre de don Juan al que trata de alejar de su vida de calavera, sin conseguirlo por supuesto.       
 
* '''Doña Inés de Ulloa''':  Joven novicia que va a ser casada con don Juan. Al final la boda es cancelada, pero ella forma parte de la apuesta entre los dos jóvenes  caballeros. Su amor salva a don Juan del infierno.
 
       
 
* '''Doña Ana de Pantoja''': Prometida de don Luis, es la otra parte de la apuesta entre los rivales.
 
  
== Resumen Primera Parte ==
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Todos tristes, todos abismados en el dolor, conducíamos a nuestro [[poeta]] a su capitolio, al cementerio de la puerta de [[Fuencarral]], donde las manos de la amistad le habían preparado un nicho. Un numeroso concurso llenaba aquel patio pavimentado de huesos, incrustado de lápidas, entapizado de epitafios, y la descolorida luz del [[crepúsculo]] de la tarde daba palidez y aire de sombras a todos nuestros semblantes....
=== I: Libertinaje y escándalo ===
 
Comienza  la acción en Sevilla por el año de [[1545]], estos cuatro primeros actos  transcurren todos en la misma noche, es noche de carnaval y don Juan con  antifaz escribe en una mesa en la hostería de Buttarelli, que conversa  con Ciutti, que funge como criado de don Juan. Hablan de su señor al que  presenta como un caballero español, franco, rico, noble y bravo, del  que sin embargo dice desconocer el nombre. Don Juan se dirige a Ciutti y  le entrega una carta que le dice debe ser entregada a doña Inés dentro  del Horario en que reza y que debe esperar de su dueña, que sabe de sus  intenciones, una hora, una llave y una seña.
 
       
 
Habla  don Juan con Buttarelli y le pregunta por don Luis Mejía. Buttarelli le  dice que no se encuentra en [[Sevilla]] hace tiempo. Don Juan le pide  alguna noticia de él y entonces Buttarelli recuerda que ese mismo día se  cumple el plazo de un año en el que apostaron Luis Mejía y Juan Tenorio  que "quién haría en un año, con más fortuna, más daño". Don Juan le  pregunta si cree que don Luis acuda a la cita y Buttarelli contesta que  ojalá pues pagan bien las apuestas, pero que no cree que ninguno de los  dos se acuerde de la apuesta y ya el plazo concluye. Don Juan le dice  que de todas formas prepare dos de sus mejores botellas por si acaso  aparecen.
 
       
 
Buttarelli  cree que Mejía y Tenorio ya están en Sevilla pues aquel hombre parece  saberlo bien, de pronto se asoma a la puerta y ve entre gran bullicio al  forastero riñendo en la plaza. Piensa que estando los dos en la ciudad  ésta anda ya toda revuelta y manda a Miguel que prepare la mesa para el  encuentro de los dos hombres.
 
       
 
Aparece  don Gonzalo de Ulloa (comendador de Calatrava) y le pregunta a  Buttarelli si don Juan tiene hoy aquí una cita. El posadero le pregunta  si él es don Luis y contesta que no, pero que le interesa presenciar el  encuentro. Buttarelli le ofrece prepararle otra mesa cercana y don  Gonzalo le dice que le gustaría verlos pero ocultamente. Buttarelli le  dice que no hay ningún aposento contiguo, pero que por ser carnaval tras  un antifaz cualquier señor se puede ocultar. Así don Gonzalo le indica  que traiga el antifaz.
 
       
 
Mientras  lo espera declama sus razones para presenciar el encuentro, pues parece  querer guardar la honra de su hija, que dice prefiere ver antes muerta  que esposa de don Juan. Buttarelli le trae el antifaz y le indica que la  hora del encuentro ya está muy cercana, es a las ocho y quién no se  presente a la primera campanada perderá. El posadero se retira  preguntándose quién será ese caballero y el hombre se lamenta de estar  en ese papel, aunque se dice que todo es por el bien de su hija.
 
       
 
Aparece  en la puerta don Diego Tenorio que pregunta si ésta es la hostería del Laurel, si está el hostelero y si allí tiene una cita esa noche don Juan  Tenorio. Pasa y se sienta al lado opuesto de don Gonzalo, dándole  dinero a Buttarelli para que no haga preguntas. Don Diego se lamenta que  un hombre de su linaje deba descender "a tan ruin mansión", pero piensa  que no hay humillación a la que un padre no se rebaje por su hijo.  Desde el fondo Buttarelli mira sorprendido a los dos hombres.
 
       
 
Llegan  el capitán Centellas, Avellaneda y dos caballeros para presenciar la  apuesta. Saludan a Buttarelli como viejos conocidos y él les trae  botellas, mientras los caballeros discuten por ver quién de los dos  apostadores es más mala cabeza y hacen también sus respectivas apuestas.  Le preguntan a Buttarelli, que les cuenta la llegada de un hombre  extraño con antifaz que escribió unas cartas y le dio dos monedas de oro  para que preparara una mesa con su mejor vino. Le dicen si no reconoció  a ninguno de los caballeros y él lo niega. Unos apuestan que era don  Luis y otros que se trataba de don Juan. Comienzan a dar los cuartos de  las ocho, entran varias personas a la hostería y al dar la última  campanada don Juan con antifaz llega a la mesa preparada, inmediatamente  llega hasta allí don Luis también con antifaz.
 
       
 
Los  dos se retan y dudan sobre su identidad. Entonces se quitan los  antifaces y sus amigos se acercan a saludarlos y también los curiosos. Pronto pasan a la apuesta de quién en un año podría hacer con más  fortuna más maldades. Primero don Juan cuenta sus aventuras en Italia,  sus duelos y amoríos e inmediatamente don Luis hace lo mismo relatando  lo sucedido en Flandes y París, como perdió tres veces su fortuna y como  piensa reponerla pues mañana se casa con doña Ana de Pantoja, rica  doncella.  
 
  
Las dos historias de ambos son muy parecidas por lo que se disponen a revisar las listas que los dos llevan con sus muertos en duelo y sus mujeres seducidas. Al hacer la cuenta don Juan aventaja en buen número a don Luis en ambos casos. Entonces don Luis desafiante le dice que sólo le falta en la lista una novicia que esté para profesar. Don Juan altanero le dice que acepta la apuesta y que adjuntará a ella la novia de algún amigo que para casarse esté, así le dice que piensa quitarle a doña Ana. Los dos aceptan la apuesta y hablan a solas un momento con sus criados.
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==Resumen primera parte==
       
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===I: Libertinaje y escándalo===
Don  Gonzalo interpela entonces a don Juan y le advierte que su padre le  había apalabrado una boda para hacerle bien y que verlo allí le  avergüenza. Don Juan le dice que se quite el antifaz, así lo hace ante  la sorpresa de Tenorio y se marcha diciéndole que se olvide de doña  Inés.  
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Comienza la acción en [[Sevilla]] por el año de [[1545]], estos cuatro primeros actos transcurren todos en la misma [[noche]], es noche de [[carnaval]] y don Juan con antifaz escribe en una [[mesa]] en la hostería de Buttarelli, que conversa con Ciutti, que funge como criado de don Juan. Hablan de su señor al que presenta como un caballero [[español]], franco, rico, noble y bravo, del que sin embargo dice desconocer el nombre. Don Juan se dirige a Ciutti y le entrega una [[carta]] que le dice debe ser entregada a doña Inés dentro del horario en que reza y que debe esperar de su dueña, que sabe de sus intenciones, una hora, una [[llave]] y una seña.
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Habla don J[[uan con Buttarelli]] y le pregunta por [[don Luis Mejía]]. [[Buttarelli]], le dice que no se encuentra en Sevilla hace [[tiempo]]. Don Juan le pide alguna noticia de él y entonces Buttarelli recuerda que ese mismo día se cumple el plazo de un año en el que apostaron Luis Mejía y Juan Tenorio que "quién haría en un año, con más fortuna, más daño". Don Juan le pregunta si cree que don Luis acuda a la cita y Buttarelli, contesta que ojala, pues pagan bien las apuestas, pero que no cree que ninguno de los dos se acuerde de la apuesta y ya el plazo concluye. Don Juan le dice que de todas formas prepare dos de sus mejores [[botella]]s por si acaso aparecen.
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Los dos se retan y dudan sobre su identidad. Entonces se quitan los antifaces y sus amigos se acercan a saludarlos y también los curiosos. Pronto pasan a la apuesta de quién en un año podría hacer con más fortuna más maldades. Primero don Juan cuenta sus aventuras en [[Italia]], sus duelos y amoríos e inmediatamente don Luis hace lo mismo relatando lo sucedido en [[Flandes]] y [[París]], como perdió tres veces su fortuna y como piensa reponerla pues mañana se casa con [[doña Ana de Pantoja]], rica d[[oncella]].
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Las dos [[historia]]s de ambos son muy parecidas por lo que se disponen a revisar las listas que los dos llevan con sus muertos en duelo y sus [[mujer]]es seducidas. Al hacer la cuenta don Juan aventaja en buen [[número]] a don Luis en ambos casos. Entonces don Luis desafiante le dice que sólo le falta en la lista una novicia que esté para profesar. Don Juan altanero le dice que acepta la apuesta y que adjuntará a ella la novia de algún amigo que para casarse esté, así le dice que piensa quitarle a doña Ana. Los dos aceptan la apuesta y hablan a solas un momento con sus criados.
  
Pero don Juan le contesta que o se la da o a quitársela ha de ir.  Se planta ante él ahora don Diego que lo reprende y reniega de él y le  recuerda que hay un Dios justiciero. Preguntándose quién es aquel que le  habla de aquella forma le arranca el antifaz y se sorprende al ver a su  padre. Don Diego y don Gonzalo salen diciendo que anulan la boda  pactada, más don Juan no se amilana y al recibir el perdón de su padre y  de Dios en el juicio final, le dice que muy largo se lo fía y que  además él no ha pedido perdón.
 
       
 
Al  salir de la hostería don Juan y don Luis son apresados por los  alguaciles que cada uno  de sus criados había hecho llamar delatando al  contrario. Pero antes de separarse reafirman que la apuesta sigue en  pie. Quedan el capitán Centellas, Avellaneda y otros curiosos apostando  cada quién por uno de ellos.
 
 
=== II: Destreza ===
 
=== II: Destreza ===
Aparece Don Luis Mejía escondido merodeando el exterior de la casa de doña Ana. Aparece Pascual, criado de doña Ana y don Luis lo llama. Éste se muestra sorprendido de verlo allí pues decían que andaban presos. Le dice que su primo, el tesorero real, le prestó dinero para que pudiera salir de prisión y le cuenta todo lo sucedido con don Juan, la apuesta y cómo teme por doña Ana, pues sabe de las habilidades portentosas del caballero Tenorio. Pascual intenta calmarlo diciéndole que don Juan se encuentra en prisión, más don Luis le dice que si él consiguió escapar por qué no ha podido hacer lo mismo su adversario.  
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Aparece don Luis Mejía escondido merodeando el exterior de la [[casa]] de doña Ana. Aparece Pascual, criado de doña Ana y don Luis lo llama. Éste se muestra sorprendido de verlo allí pues decían que andaban presos. Le dice que su primo, el tesorero real, le prestó [[dinero]] para que pudiera salir de prisión y le cuenta todo lo sucedido con don Juan, la apuesta y cómo teme por doña Ana, pues sabe de las habilidades portentosas del caballero Tenorio. Pascual intenta calmarlo diciéndole que don Juan se encuentra en prisión, más don Luis le dice que si él consiguió escapar por qué no ha podido hacer lo mismo su adversario.  
 
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Después de expresarle  estos temores don Luis le dice que la única forma en que se quedará  tranquilo es pasando la noche dentro de la casa de doña Ana o que de los  contrario toma la calle aunque la justicia lo halle, pues si hay  alguien de quien se fíe menos que de don Juan es de las mujeres. Pascual  le reprende pero finalmente acepta que pase con él la noche en su  cuarto, más le pide silencio absoluto y cuando don Luis se dispone a  entrar le dice que debe esperar a que su amo, don Gil de Pantoja se retire a sus aposentos a las diez, así que le pide que a esa espere en  una reja y allí llame y que mientras confíe en él.
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Don Juan parece conmoverse ante el [[retrato]] que le pinta [[Brígida]] y ésta se sorprende, le dice, pues le creía un libertino. Él alega que "en un objeto tan noble hay que interesarse doble". Brígida le dice que las madres ya deben estar recogidas y que con la llave que le ha dado puede entrar por el claustro y llegar fácilmente a su celda. Sale Brígida y aparece Ciutti. Le dice su escudero que por ahora está [[libre]] de don Luis y que se dispone a llamar a Lucía con una seña que tiene convenida con ella para que don Juan la pueda abordar. Llega Lucía y al verlo le pregunta qué quiere. Él sin [[preámbulos]] le dice que quiere ver a Ana de Pantoja. La muchacha primero se escandaliza, pues su ama se casa mañana, pero rápidamente don Juan le ofrece una gran cantidad de dinero que de inmediato parece quitarle cualquier prejuicio. Quedan a las diez de la noche para que ella le entregue una llave. Don Juan se ríe exclamando que con oro no hay nada que falle, y se marchan mientras le dice a Ciutti: "a las nueve en el convento, a las diez en esta calle".
       
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Sin  embargo don Luis no puede esperar allí sin hacer nada, los nervios le  corroen y no esperaba sentir tanto amor y desasosiego por doña Ana, así  que se decide a llamar a la ventana. Allí le contesta doña Ana y él le  cuenta de su miedo a don Juan, ella le dice que no tenga cuidado, que  confíe en ella, pues mañana será su esposa. Sin embargo don Luis le pide  por su tranquilidad que le conceda un favor.
 
       
 
Mientras  conversan en el otro lado de la reja se encuentran don Juan y Ciutti.  Éste le pregunta a su criado si ha cumplido bien sus encargos. Ciutti  asiente y le entrega la llave del jardín del convento y dice que la  beata le espera allí. El criado oye que hay alguien más en la reja y  entonces al darse cuenta don Juan que se trata de don Luis hablando con  una dama deciden tenderle una emboscada. Doña Ana y don Luis se despiden  quedando en que ella le aguardará allí de nuevo a las diez y le  entregará la llave de la casa.
 
 
 
Oyen alguien que se acerca y se despiden.  Es don Juan que intercepta a don Luis y cuando ambos desenvainan sus  espadas, Ciutti con los suyos se colocan detrás de Mejía y lo atrapan.  Don Juan se alegra de su buena suerte, pues ahora mientras le arrebata  la dama el otro estará encerrado en su bodega. Pero de pronto oye llegar  otra mujer.
 
       
 
Se  trata de Brígida, la beata,  que le trae noticias de la novicia doña  Inés. Don Juan le pregunta si su paje le ha entregado un bolsillo y un  papel, ella contesta que en él debe estar leyendo ahora doña Inés y que  la ha preparado con tal maña que seguro caerá rendida ante él. Le dice  que está muy hermosa, sólo tiene diecisiete años y que tanto le ha  hablado de él que ya arde en su corazón una llama de amor inextinguible.
 
 
 
Don Juan parece conmoverse ante el retrato que le pinta Brígida y ésta se sorprende, le dice, pues le creía un libertino. Él alega que "en un objeto tan noble hay que interesarse doble". Brígida le dice que las madres ya deben estar recogidas y que con la llave que le ha dado puede entrar por el claustro y llegar fácilmente a su celda. Sale Brígida y aparece Ciutti.
 
       
 
Le dice su escudero que por ahora está libre de don Luis y que se dispone a llamar a Lucía con una seña que tiene convenida con ella para que don Juan la pueda abordar. Llega Lucía y al verlo le pregunta qué quiere. Él sin preámbulos le dice que quiere ver a Ana de Pantoja. La muchacha primero se escandaliza, pues su ama casa mañana, pero rápidamente don Juan le ofrece una gran cantidad de dinero que de inmediato parece quitarle cualquier prejuicio. Quedan a las diez de la noche para que ella le entregue una llave. Don Juan se ríe exclamando que con oro no hay nada que falle, y se marchan mientras le dice a Ciutti: "a las nueve en el convento; a las diez en esta calle".
 
 
=== III: Profanación ===
 
=== III: Profanación ===
En la celda de doña Inés habla con ella la abadesa, que parece comunicarle la decisión de su padre de que permanezca de por vida en el convento. La abadesa alaba su suerte pues como no ha salido nunca de allí y no conoce el mundo exterior tampoco lo puede añorar y por tanto está libre de tentación. Dice que de veras la envidia. Doña Inés suspira y la abadesa piensa que es porque hecha de menos a su aya, le dice que cuando regrese la enviará con ella y la manda a dormir.
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En la celda de doña Inés habla con ella la abadesa, que parece comunicarle la decisión de su padre de que permanezca de por [[vida]] en el [[convento]]. La abadesa alaba su suerte pues como no ha salido nunca de allí y no conoce el [[mundo]] exterior tampoco lo puede añorar y por tanto está libre de tentación. Dice que de veras la envidia. Doña Inés suspira y la abadesa piensa que es porque hecha de menos a su aya, le dice que cuando regrese la enviará con ella y la manda a dormir.
       
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Al marchar la abadesa se dice Inés que no sabe qué tiene pues las palabras  de la abadesa que tanto otras veces la han convencido hoy parecían vacías. Oye las pisadas de su aya Brígida, que al entrar cierra la puerta, aunque Inés le dice que es orden en el convento de que esté abierta. Brígida le dice que así podrán hablar mejor y le pregunta si ha mirado el libro que le trajo. Inés contesta que no tuvo tiempo pues vino la abadesa. Brígida le anuncia que el libro se lo envía don Juan.  
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Al marchar la abadesa se dice Inés que no sabe qué tiene pues las [[palabra]]s de la abadesa que tanto otras veces la han convencido hoy parecían vacías. Oye las pisadas de su aya Brígida, que al entrar cierra la [[puerta]], aunque Inés le dice que es orden en el convento de que esté abierta. Brígida le dice que así podrán hablar mejor y le pregunta si ha mirado el [[libro]] que le trajo. Inés contesta que no tuvo [[tiempo]] pues vino la abadesa. Brígida le anuncia que el libro se lo envía don Juan.  
 
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Inés emocionada abre el libro y cae una carta de entre sus hojas. Inocente pregunta qué y de quién será aquel papel. De quién va ha ser, sino de don Juan, contesta el aya. La novicia suspira y le cuenta a Brígida como no hace otra cosa que pensar en el caballero Tenorio. Ella le dice que eso parece amor, pero Inés lo niega y dice no atreverse a leer la carta. Animada por su aya, por fin lee la carta de don Juan, que la va atrapando más y más hasta hacerle tragar el anzuelo entero. Cuando acaba Brígida le dice que tal vez como las ánimas don Juan pueda llegar hasta allí, si tiene la llave adecuada. En ese momento se oyen pasos en la escalera y aparece don Juan.
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Inés emocionada abre el libro y cae una [[carta]] de entre sus hojas. Inocente pregunta qué y de quién será aquel [[papel]]. De quién va ha ser, sino de don Juan, contesta el aya. La novicia suspira y le cuenta a Brígida como no hace otra cosa que pensar en el caballero Tenorio. Ella le dice que eso parece [[amor]], pero Inés lo niega y dice no atreverse a leer la carta. Animada por su aya, por fin lee la carta de don Juan, que la va atrapando más y más hasta hacerle tragar el anzuelo entero. Cuando acaba Brígida le dice que tal vez como las ánimas don Juan pueda llegar hasta allí, si tiene la llave adecuada. En ese momento se oyen pasos en la [[escalera]] y aparece don Juan.
       
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Inés  lo mira sorprendida, sin saber si es realidad o espejismo y de la  impresión cae desmayada, tomándola en sus brazos don Juan y dejando caer  de sus manos la carta que éste le envió. Don Juan dice que así está  mejor y que le ahorra tiempo, pues piensa llevársela y su gente abajo ya  le espera. Brígida conmocionada piensa que aquel hombre es una fiera.  Salen.
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Éste le cuenta todo lo que tiene que ver con don Juan y le pide que traiga a su hija, pues él la quiere cuidar, ya que las personas dicen que han visto a su aya hablando con el criado de don Juan. La abadesa manda a la Tornera que busque a doña Inés que no se encuentra en su lecho. El padre se sobresalta pues sabe que ya es hora de que esté allí y entonces encuentra la carta de don Juan, que lee lamentándose. Llega la Tornera diciendo que vio un hombre saltando por la tapia de la huerta y don Gonzalo sale corriendo, temiendo por su honor robado.
       
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Entra  la abadesa preguntándose dónde estarán Inés y su dueña, pues no las vió  en su celda. Aparece la hermana Tornera y le dice que un caballero  anciano quiere hablar con ella, que sus fueros le autorizan a pasar al convento. Al saber la abadesa que se trata de don Gonzalo de Ulloa,  comendador de la orden, lo hace pasar.
 
 
 
Éste le cuenta todo lo que tiene que ver con don Juan y le pide que traiga a su hija, pues él la quiere cuidar, ya que las gentes dicen que han visto a su aya hablando con el criado de don Juan. La abadesa manda a la Tornera que busque a doña Inés que no se encuentra en su lecho. El padre se sobresalta pues sabe que ya es hora de que esté allí y entonces encuentra la carta de don Juan, que lee lamentándose. Llega la Tornera diciendo que vio un hombre saltando por la tapia de la huerta y don Gonzalo sale corriendo, temiendo por su honor robado.
 
 
 
 
=== IV: El diablo a las puertas del cielo ===
 
=== IV: El diablo a las puertas del cielo ===
En la quinta de don Juan Tenorio, cerca de [[Sevilla]] a orillas del [[Río Guadalquivir|Guadalquivir]]. En un balcón haban Ciutti y Brígida. Ésta se encuentra molida por la cabalgata a caballo. Inés se encuentra y ellos hablan de la osadía de don Juan. Las doce ya dan en la catedral y a esa hora dice Ciutti que debía regresar don Juan. Brígida pregunta por qué no vino con ellos y él le responde que todavía debía arreglar unos asuntos en la ciudad. Ciutti le señala el bergantín que anclado en el río los espera para llevarlos a salvo a Italia cuando regrese don Juan. Doña Inés empieza a despertar y el escudero le dice a Brígida que se encargue de ella.
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En la quinta de don Juan Tenorio, cerca de [[Sevilla]] a orillas del [[Río Guadalquivir|Guadalquivir]]. En un balcón haban Ciutti y Brígida. Ésta se encuentra molida por la cabalgata a [[caballo]]. Inés se encuentra y ellos hablan de la osadía de don Juan. Las doce ya dan en la [[catedral]] y a esa hora dice Ciutti que debía regresar don Juan. Brígida pregunta por qué no vino con ellos y él le responde que todavía debía arreglar unos asuntos en la [[ciudad]]. Ciutti le señala el [[bergantín]] que anclado en el [[río]] los espera para llevarlos a salvo a [[Italia]] cuando regrese don Juan. Doña Inés empieza a despertar y el escudero le dice a Brígida que se encargue de ella.
       
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Despierta Inés sorprendida por hallarse en aquel aposento desconocido. No recuerda nada y más se sorprende al saber que se halla en la quinta de don Juan. Brígida le cuenta una historia de un incendio en el convento y como ella se desmayó y don Juan las salvó a las dos de morir asfixiadas y por ser tales horas intempestivas las llevó a su casa hasta la aurora. Inés le dice que se vayan de allá, pues ella tiene la casa de su padre y no le parece bien estar en la de don Juan, pero la aya le dice que están lejos de Sevilla, al otro lado del Guadalquivir.  
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Despierta Inés sorprendida por hallarse en aquel aposento desconocido. No recuerda nada y más se sorprende al saber que se halla en la quinta de don Juan. Brígida le cuenta una [[historia]] de un [[incendio]] en el [[convento]] y como ella se desmayó y don Juan las salvó a las dos de morir asfixiadas y por ser tales horas intempestivas las llevó a su [[casa]] hasta la aurora. Inés le dice que se vayan de allá, pues ella tiene la casa de su padre y no le parece bien estar en la de don Juan, pero la aya le dice que están lejos de [[Sevilla]], al otro lado del Guadalquivir.  
  
Inés le pide  que huyan, pues tiene envenenado el corazón, tal vez ama a don Juan,  pero algo le dice que debe apartarse de él antes de que regrese, pues si  lo ve delante de ella tal vez ya no tenga fuerzas para hacerlo. En ese  momento oyen ruido de remos en el río, es don Juan que regresa. Brígida  le dice que sus hombres la llevarán a su casa, pero que antes deben  despedirse de él.
+
Llega don Juan, Brígida le dice lo del incendio que contó a Inés y él le dice que habló con su padre diciéndole que se encuentra en su casa segura. Sale Brígida y don Juan despliega toda su galantería, prometiéndole con las palabras más bellas a Inés que su [[amor]] por ella es sincero y verdadero. Inés embriagada le dice que ella siente lo mismo y él le propone hablar con su padre para que le entregue su amor. En ese momento oyen llegar otra barca, manda don Juan a Inés con Brígida y aparece Ciutti diciéndole que un enmascarado se empeña en entrevistarse con él, don Juan le dice que le permita entrar.
       
+
Llega don Juan, Brígida le dice lo del incendio que contó a Inés y él le dice que habló con su padre diciéndole que se encuentra en su casa segura. Sale Brígida y don Juan despliega toda su galantería, prometiéndole con las palabras más bellas a Inés que su amor por ella es sincero y verdadero. Inés embriagada le dice que ella siente lo mismo y él le propone hablar con su padre para que le entregue su amor. En ese momento oyen llegar otra barca, manda don Juan a Inés con Brígida y aparece Ciutti diciéndole que un enmascarado se empeña en entrevistarse con él.  Don Juan le dice que le permita entrar.
+
Don Juan se ciñe al cinto la [[espada]] y dos [[pistola]]s y manda salir a su escudero. Aparece el enmascarado que se trata por supuesto de don Luis, que viene a vengar la afrenta de don Juan a doña Ana en un duelo, pues así dice que lo que apostaron fueron sus [[vida]]s y habiendo perdido él, no le queda otra opción que batirse. A punto están de comenzar el duelo cuando oyen ruidos fuera. Entra Ciutti anunciando que llega el Comendador con hombres armados y pidiéndole a don Juan que huya por su vida, más don Juan le pide que deje entrar al Comendador, pero sólo a él. Entonces le pide a don Luis que espere detrás de una [[puerta]] que hable con el Comendador, pues su hija allí se encuentra y que en cuanto acabe se batirá con él. A regañadientes don Luis acepta.
       
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Don Juan se ciñe al cinto la espada y dos pistolas y manda salir a su escudero. Aparece el enmascarado que se trata por supuesto de don Luis, que viene a vengar la afrenta de don Juan a doña Ana en un duelo, pues así dice que lo que apostaron fueron sus vidas y habiendo perdido él, no le queda otra opción que batirse. A punto están de comenzar el duelo cuando oyen ruidos fuera.
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== Resumen segunda parte ==
       
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=== I: [[La sombra de doña Inés]] ===
Entra Ciutti anunciando que llega el Comendador con hombres armados y pidiéndole a don Juan que huya por su vida, más don Juan le pide que deje entrar al Comendador, pero sólo a él. Entonces le pide a don Luis que espere detrás de una puerta que hable con el Comendador, pues su hija allí se encuentra y que en cuanto acabe se batirá con él. A regañadientes don Luis acepta.
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[[Panteón]] de la [[familia]] Tenorio. Estos tres actos restantes suceden en una [[noche]], cinco años después de lo narrado anteriormente. En el hermoso [[jardín]] del [[cementerio]] se pueden observar en primer término los sepulcros de [[don Gonzalo de Ulloa]], de doña Inés y de don Luis Mejía. Detrás de estos se observa el sepulcro de don Diego Tenorio.
       
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Entra  el Comendador enfurecido dispuesto a recuperar a su hija y darle su  merecido a su secuestrador. Don Juan sin embargo postrándose a sus pies  le pide que le perdone, pues declara que su amor por doña Inés es  verdadero y que su candidez ha logrado lo que no han conseguido  encierros ni sermones de curas, volverle de un demonio en un ángel. Dice  que hará cuanto el Comendador señale, pagará su penitencia si al final  él le permite casarse con su hija honradamente. Pero el Comendador se niega a hacerle caso y declara que nunca será su esposa, que es un  cobarde y que sospecha que esta es la última de las tretas de don Juan para salirse con la suya, pero que no lo logrará. Don Juan le dice que le quiso satisfacer, pero que ahora con armas habrá de probarle su honor  y valentía.
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El [[escultor]] admirando su obra ya terminada, se dispone a marcharse cuando llega don Juan embozado. Le pide al escultor que le explique, pues hace [[tiempo]] que falta de [[España]] y encuentra este recinto muy distinto. El escultor le dice que por supuesto, pues antes aquello era un palacio que se convirtió en [[panteón]] por deseo de su propietario. Le dice que es una famosa [[historia]] a la cual él debe su fama y don Juan le pide que se la relate. El escultor le narra como habitó allí un [[caballero]], don Diego tenorio, que tuvo al peor de los hijos, así que dejó su hacienda al que la convirtiera en panteón, con la condición de que se enterrara en él a aquellos que habían perecido por la maldad de su hijo.  
       
 
Sale  don Lis Mejía de su escondite reclamando también su venganza y así  quedan los dos afrentados cara a cara con don Juan, se produce una  reyerta y el Tenorio mata a sus dos adversarios. Sale Ciutti diciéndole a  su amo que se arroje por el balcón para salvarse y así lo hace,  oyéndoselo caer al río y ser recogido por el barco que se aleja  rápidamente.
 
       
 
Al  momento entran soldados y alguaciles en la habitación, seguidos de doña  Inés y Brígida. Encuentran a los dos cadáveres. Doña Inés reconoce el  cadáver de su padre. Los soldados ven alejarse el barco y claman  justicia por doña Inés. "Pero no contra don Juan", exclama la enamorada.
 
  
== Resumen Segunda Parte ==
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Queda sólo don Juan en el panteón, observando que a los que la [[vida]] quitó dio una buena sepultura. Parece meditar sus acciones pasadas y así se dirige a la estatua de doña Inés diciéndole que desde que tuvo que huir no pensó en otra cosa que en ella y ahora que por fin consigue regresar, lo hace para encontrar su sepultura. Se apoya en el sepulcro y esconde su [[rostro]] entre sus [[mano]]s como si llorara. De pronto un vapor envuelve la estatua de doña Inés y ésta desaparece. Don Juan sale de su estupor, cree sentir un ser [[sobrenatural]] y ve que la estatua ha desaparecido.
=== I: La sombra de doña Inés ===
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Panteón  de la familia Tenorio. Estos tres actos restantes suceden en una noche,  cinco años después de lo narrado anteriormente. En el hermoso jardín  del cementerio se pueden observar en primer término los sepulcros de don  Gonzalo de Ulloa, de doña Inés y de don Luis Mejía. Detrás de estos se  observa el sepulcro de don Diego Tenorio.
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Aparece la [[sombra]] de doña Inés hablándole a don Juan. Éste cree enloquecer y escucha sus [[palabra]]s. Ella le dice que ofreció su [[alma]] a [[Dios]] en precio del alma impura de don Juan y éste le dijo que si tanto lo quería allí en su sepultura esperase a don Juan, y que su salvación dependerá de que él se arrepienta, más si no lo hace junto a su alma, la de doña Inés perecerá. Así le dice que esa noche obre con [[conciencia]] pues es la fecha en donde se decidirá su destino y diciendo esto desaparece la sombra de Inés. Todo queda como antes menos la estatua que no vuelve a aparecer.
       
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El  escultor admirando su obra ya terminada, se dispone a marcharse cuando  llega don Juan embozado. Le pide al escultor que le explique, pues hace  tiempo que falta de España y encuentra este recinto muy distinto. El  escultor le dice que por supuesto pues antes aquello era un palacio que  se convirtió en panteón por deseo de su propietario. Le dice que es una  famosa historia a la cual él debe su fama y don Juan le pide que se la  relate. El escultor le narra como habitó allí un caballero, don Diego  tenorio, que tuvo al peor de los hijos, así que dejó su hacienda al que  la convirtiera en panteón, con la condición de que se enterrara en él a  aquellos que habían perecido por la maldad de su hijo.
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=== II: La estatua de don Gonzalo ===
 
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En el aposento de don Juan cenan sentados a la [[mesa]] con él, [[Centellas]] y [[Avellaneda]]. En la mesa se ve un cubierto más y una silla desocupada. Don Juan relata como recibió el favor del emperador que le permitió regresar a [[Sevilla]] y como compró inmediatamente una [[casa]] amueblada que se vendió barata como pago a acreedores. Sirven [[vino]] y don Juan le dice a Ciutti que sirva al Comendador. Sus amigos se ríen de él, más les indica que aunque un amigo no haya podido venir no va a dejar de servirle como debe. Ríen y mientras brindan se oye un aldabonazo en la [[puerta]] de la [[calle]]. Manda don Juan a Ciutti que abra, pero él regresa diciendo que no se ve a nadie afuera. Vuelven a llamar y don Juan le dice a Ciutti que le dé un pistoletazo al bromista. Suenan más aldabonazos, pero esta vez en la [[escalera]].
Le cuenta que él  es el escultor que hizo todas las estatuas y le pregunta si conoció a  los difuntos y al tal don Juan. Éste asiente y va reconociendo las  estatuas allí presentes y tras defender el honor de tal caballero don  Juan, de pronto divisa la estatua de doña Inés. Pregunta si ella también  murió y el escultor le contesta que al parecer murió de sentimiento al  volver al convento abandonada por don Juan. Éste le pide al escultor que  le deje solo y le entregue las llaves del campo santo, más cuando le  dice que es imposible descubre su identidad y amenazándolo le hace  entregar las llaves.
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Don Juan les dice a sus amigos que se trata de una broma por ellos tramada, pero los señores lo niegan. Mientras los aldabonazos suenan cada vez más cerca. Don Juan cierra los cerrojos de la puerta de la sala y les pide que vuelvan a cenar. Llaman ya a esa puerta y entonces Tenorio reta a los que llaman, pues si se trata de muertos por la puerta cerrada deben poder pasar. En ese momento la estatua de don Gonzalo pasa por la puerta sin abrirla y sin hacer ruido. Centellas y Avellaneda caen desfallecidos al ver aquel portento. Don Juan exclama: "Es realidad o deliro". La estatua del Comendador le dice que por qué se asombra de encontrar allí al que él mismo convidó. Don Juan reconoce la [[voz]] del Comendador y le dice que como no sea un espectro no saldrá vivo de allí.
Queda sólo don Juan en el panteón, observando que a los que la vida quitó dio una buena sepultura. Parece meditar sus acciones pasadas y así se dirige a la estatua de doña Inés diciéndole que desde que tuvo que huir no pensó en otra cosa que en ella y ahora que por fin consigue regresar, lo hace para encontrar su sepultura. Se apoya en el sepulcro y esconde su rostro entre sus manos como si llorara. De pronto un vapor envuelve la estatua de doña Inés y ésta desaparece. Don Juan sale de su estupor, cree sentir un ser sobrenatural y ve que la estatua ha desaparecido.
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La estatua le avisa que [[Dios]] le concedió el derecho a asistir a aquella cita para avisar a don Juan que hay una eternidad después de la [[vida]] y que él ha de morir mañana, por lo que Dios todavía le concede ese plazo para que ordene su [[conciencia]]. Entonces lo convida a que mañana se encuentre con él pagándole así la visita. Don Juan acepta la invitación pero dice que antes quiere cerciorarse de que se trata de un espectro. Toma su [[pistola]] pero antes de que pueda disparar éste desaparece atravesando la [[pared]]...
Aparece la sombra de doña Inés hablándole a don Juan. Éste cree enloquecer y escucha sus palabras. Ella le dice que ofreció su alma a Dios en precio de la alma impura de don Juan y éste le dijo que si tanto lo quería allí en su sepultura esperase a don Juan, y que su salvación dependerá de que él se arrepienta, más si no lo hace junto a su alma la de doña Inés perecerá. Así le dice que esa noche obre con conciencia pues es la fecha en donde se decidirá su destino y diciendo esto desaparece la sombra de Inés. Todo queda como antes menos la estatua que no vuelve a aparecer.
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=== III: Misericordia de Dios y apoteosis del amor ===
Don Juan queda atónito y piensa que todos son imaginaciones de su conciencia y reta a los difuntos a que salgan, para que él de nuevo los regrese a sus sepulturas.
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En el [[panteón]] de la [[familia]] Tenorio aparece don Juan, embozado y distraído, lamentándose por la [[muerte]] de sus dos amigos, que dice buscaron su propia ruina. Ve que falta la estatua de don Gonzalo y llama al Comendador. El sepulcro se cambia en una parodia de [[mesa]] de convidado, con [[culebra]]s, [[fuego]] y [[ceniza]]s. Todos los otros sepulcros se abren y aparecen las osamentas de las víctimas de don Juan y la estatua de don Gonzalo. La única tumba que permanece es la de Inés.
       
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Aparecen  el capitán Centellas y Avellaneda llamando a don Juan Tenorio. Éste al  verlos los trata de espectros, más ellos se identifican como amigos y lo  saludan. Le preguntan qué hace allí y él les contesta que habla con sus  difuntos. Ellos se mofan y le preguntan si tiene miedo de ellos y él altivo lo niega.  
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La estatua le dice que ya su [[tiempo]] expira pues el capitán lo mató fuera de su [[casa]]. Don Juan exclama que ya no hay perdón para él y la estatua le pide que le dé la [[mano]] en señal de despedida. En ese momento exclama que como desaprovecha su último momento de redención de su mano ha de ir al [[infierno]]. Don Juan se intenta zafar de la mano de [[piedra]] mas todos los muertos se ciernen ya sobre él.
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Don Juan se inca de [[rodilla]]s pidiendo perdón al [[cielo]] con una mano levantada. En ese momento aparece doña Inés tomando la mano de don Juan y dice que al entregar su [[alma]] salvó a la de su amado. Manda a los muertos regresar a sus sepulcros y exclama que el [[amor]] salvó a don Juan. Cae doña Inés sobre un lecho de [[flor]]es y a su lado cae don Juan, de sus [[boca]]s salen sus almas como dos llamas brillantes que se pierden en el cielo al compás de la [[música]].
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==Personajes principales==
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* '''Don Juan Tenorio''': es el [[protagonista]] de la obra que lleva su nombre. Caballero rico, noble, bravo, [[español]] y pendenciero. Persiguiendo siempre amoríos, aventuras y peleas, es la causa constante de males entre sus semejantes. Al final sólo será redimido por el [[amor]] de su dama doña Inés.  
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* '''Don Luis Mejía''': caballero adversario de don Juan. Una apuesta entre los dos es la causa de toda la trama de la obra.
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* '''Don Gonzalo de Ulloa''': padre de doña Inés. Aunque primero concierta la [[boda]] de su hija con don Juan, al enterarse de que es un canalla [[lucha]] porque ésta no se lleve a cabo y salvar el honor de su hija. 
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* '''Don Diego Tenorio''': padre de don Juan al que trata de alejar de su [[vida]] de calavera, sin conseguirlo por supuesto.  
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* '''Doña Inés de Ulloa''': joven novicia que va a ser casada con don Juan. Al final la boda es cancelada, pero ella forma parte de la apuesta entre los dos jóvenes caballeros. Su amor salva a don Juan del [[infierno]].
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* '''Doña Ana de Pantoja''': prometida de don Luis, es la otra parte de la apuesta entre los rivales.
  
Le piden que esa noche les cuente la historia de su  regreso a Sevilla. Los invita a cenar esa noche a su hacienda para  contarles la historia, pero antes de marcharse para demostrar que no  tiene miedo a los espectros convida a la cena al Comendador dirigiéndose  a su sepulcro. Centellas le dice que eso no es valor sino locura, más  don Juan reafirma su invitación.
+
==Sitios en la obra==
=== II: La estatua de don Gonzalo. ===
+
*Hostería del Laurel: Es la taberna en la que don Juan y don Luis habían acordado reunirse transcurrido un año después de su apuesta. Es donde se desarrolla casi todo el Acto I de la obra y es propiedad de Cristófano Buttarelli.
En  el aposento de don Juan cenan sentados a la mesa con él, Centellas y Avellaneda. En la mesa se ve un cubierto más y una silla desocupada.
+
*Calle de la casa de doña Ana: Es allí donde don Luis Mejía le pide a doña Ana que le permita el acceso al interior de su residencia para defender su virtud frente a las pretensiones de don Juan. En esta calle don Luis es encerrado en una bodega, permitiendo a don Juan realizar su parte de la apuesta.
       
+
*Convento de la Virgen : Donde se encuentra recluida doña Inés desde su nacimiento. Allí es donde Inés lee la carta de don Juan y se desmaya al ver a éste entrar intempestivamente.
Don  Juan relata como recibió el favor del emperador que le permitió  regresar a Sevilla y como compró inmediatamente una casa amueblada que se vendió barato como pago a acreedores. Sirven vino y don Juan le dice a Ciutti que sirva al Comendador. Sus amigos se ríen de él, más les  indica que aunque un amigo no haya podido venir no va a dejar de servirle como debe. Ríen y mientras brindan se oye un aldabonazo en la  puerta de la calle. Manda don Juan a Ciutti que abra, pero él regresa  diciendo que no se ve a nadie afuera. Vuelven a llamar y don Juan le  dice a Ciutti que le dé un pistoletazo al bromista. Suenan más  aldabonazos, pero esta vez en la escalera.  
+
*Quinta de don Juan: Allí es llevada doña Inés y don Juan le declara su amor hacia ella. En esta casa don Juan da muerte a don Gonzalo de Ulloa y don Luis Mejía.
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*Panteón — Cementerio: Casa de don Diego Tenorio convertido en Panteón. Allí don Juan se encuentra con el escultor de las estatuas y le intimida para que le de las llaves de éste. En este lugar también suceden ciertos acontecimientos sobrenaturales, como por ejemplo que las estatuas cobren vida, que las sombras hablen, etc.
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*Casa de don Juan: Allí son convidados Avellaneda y Centellas a cenar y es donde se les aparece el espectro de don Gonzalo, quien advierte a don Juan que le queda un sólo día de vida y si no se arrepiente, será llevado al infierno; también se materializará el espectro de doña Inés. Finalmente, será allí don Juan será asesinado por el capítán Centellas.
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==Datos del autor==
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[[Archivo:JoséZorrilla22.jpeg|thumb|ritgh|''José Zorrilla, autor del libro”]]
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[[José Zorrilla]]. (Valladolid, 1817 - [[Madrid]], [[1893]]). [[Escritor]] español. Es el principal representante del [[romanticismo]] medievalizante y legendario. En [[1833]] ingresó en la Universidad de [[Toledo]] como estudiante de leyes, y en [[1835]] pasó a la [[Universidad]] de [[Valladolid]]. José Zorrilla publicó sus primeros versos en el diario vallisoletano «El Artista».  
  
Don Juan les dice a sus  amigos que se trata de una broma por ellos tramada, pero los señores lo  niegan. Mientras los aldabonazos suenan cada vez más cerca. Don Juan  cierra los cerrojos de la puerta de la sala y les pide que vuelvan a  cenar. Llaman ya a esa puerta y entonces Tenorio reta a los que llaman,  pues si se trata de muertos por la puerta cerrada deben poder pasar. En  ese momento la estatua de don Gonzalo pasa por la puerta sin abrirla y sin hacer ruido.
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Escribió numerosas [[leyenda]]s “Cantos del trovador”, 1840-1841; “Vigilias del estío”, 1842; “Flores perdidas”, 1843; “Recuerdos y fantasías”, 1844; “Un testigo de bronce”, 1845), en las que resucita a la [[España]] medieval y renacentista. Cabe destacar «A buen juez mejor testigo», «Margarita la Tornera» y «El capitán Montoya».
       
 
Centellas  y Avellaneda caen desfallecidos al ver aquel portento. Don Juan  exclama: "Es realidad o deliro". La estatua del Comendador le dice que  por qué se asombra de encontrar allí al que él mismo convidó. Don Juan  reconoce la voz del Comendador y le dice que como no sea un espectro no  saldrá vivo de allí.  
 
  
La estatua le avisa que Dios le concedió el  derecho a asistir a aquella cita para avisar a don Juan que hay una  eternidad después de la vida y que él ha de morir mañana, por lo que  Dios todavía le concede ese plazo para que ordene su conciencia.  Entonces lo convida a que mañana se encuentre con él pagándole así la visita. Don Juan acepta la invitación pero dice que antes quiere  cerciorarse de que se trata de un espectro. Toma su pistola pero antes  de que pueda disparar éste desaparece atravesando la pared.
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De regreso a [[España]] (1866), José Zorrilla se casó con la actriz Juana Pacheco, viajó a [[Roma]] (1871) e ingresó en la Real Academia (1882). De estos años son “Recuerdos del tiempo viejo” (1880-1883), “La leyenda del Cid” (1882), “El cantar del romero” (1883) y “Mi última brega” (1888). Fue coronado como [[poeta]] en el alcázar de [[Granada]] ([[1889]]) por el duque de Rivas, en representación de la reina regente.
       
 
Don  Juan duda de su visión y cree que sea causa de los licores ingeridos.  Llama entonces a doña Inés que antes le dijo que a su lado aparecería si  la necesitaba y entonces traspasando la pared aparece la sombra de la  difunta. Ella le insta a que mañana acuda a la cita y con cordura acepte  la muerte y ese día sus cuerpos dormirán en la misma sepultura.  Desaparece la sombra.
 
       
 
Queda  don Juan sorprendido y nervioso y piensa que esta fue treta de sus  amigos que fingieron estar dormidos y tal broma le jugaron. Los  despierta preguntándoles si es esto cierto mas lo9s dos dicen no saber  nada y creen sin embargo que es don Juan el que los ha dormido con un  veneno para luego poderles contar la historia de los difuntos. Se  ensartan en tal discusión que acaban retándose a duelo.
 
=== III: Misericordia de Dios y apoteosis del amor ===
 
En  el panteón de la familia Tenorio aparece don Juan, embozado y  distraído, lamentándose por la muerte de sus dos amigos, que dice  buscaron su propia ruina. Ve que falta la estatua de don Gonzalo y llama  al Comendador. El sepulcro se cambia en una parodia de mesa de convidado, con culebras, fuego y cenizas. Todos los otros sepulcros se  abren y aparecen las osamentas de las víctimas de don Juan y la estatua  de don Gonzalo. La única tumba que permanece es la de Inés.
 
       
 
La  estatua le dice que ya su tiempo expira pues el capitán lo mató fuera  de su casa. Don Juan exclama que ya no hay perdón para él y la estatua  le pide que le dé la mano en señal de despedida. En ese momento exclama  que como desaprovecha su último momento de redención de su mano ha de ir  al infierno. Don Juan se intenta zafar de la mano de piedra mas todos  los muertos se ciernen ya sobre él.  
 
  
Don Juan se inca de rodillas  pidiendo perdón al cielo con una mano levantada. En ese momento aparece  doña Inés tomando la mano de don Juan y dice que al entregar su alma  salvó a la de su amado. Manda a los muertos regresar a sus sepulcros y  exclama que el amor salvó a don Juan. Cae doña Inés sobre un lecho de  flores y a su lado cae don Juan, de sus bocas salen sus almas como dos  llamas brillantes que se pierden en el cielo al compás de la música.
+
==Enlaces relacionados==
== Fuentes ==
+
*[[José Zorrilla]].
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*[[Literatura española]].
  
* Zorrilla, J. d. ([[1986]]). Don Juan Tenorio (8va ed.). (A. Peña, Ed.) Madrid, [[España]]: Cátedra Letras Hispánicas.
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==Fuente==
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* Zorrilla, José. ([[1986]]). Don Juan Tenorio 8va edición. (A. Peña, Ed.) [[Madrid]], [[España]] : Cátedra [[Letra]]s Hispánicas.
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*Artículo: Drama religioso. Disponible en: [http://www.cervantesvirtual.com/obra-visor/don-juan-tenorio-drama-religiosofantastico-en-dos-partes--0/html/ff68b298-82b1-11df-acc7-002185ce6064_1.html/ Cervantesvirtual]. Consultado el [[12 de noviembre]] de [[2014]].
 +
*Artículo: José Zorrilla. Disponible en: [http://www.biografiasyvidas.com/biografia/z/zorrilla.htm/ Biografiasyvidas]. Consultado el [[12 de noviembre]] de [[2014]].
  
[[Category:Literatura]]
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[[Categoría:Literatura de España]]  [[Categoría:Escritores de España]] [[Category:Drama]] [[Category:Literatura religiosa]]

última versión al 11:16 23 jul 2019

Don Juan Tenorio
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Narra las peripecias de don Juan Tenorio, un joven caballero entregado a una vida desenfrenada de apuestas, amoríos y duelos. El comienzo de la trama es de hecho una apuesta entre él y otro joven por ver quién en un año hace más maldad con más fortuna.
Título originalDon Juan Tenorio
Autor(a)(es)(as)José Zorrilla
Editorial:Cátedra, Letras Hispánicas
GéneroPoesía
EdiciónJoaquín Juan Penalva
PaísBandera de España España

Don Juan Tenorio. La obra narra las peripecias de don Juan Tenorio, un joven caballero entregado a una vida desenfrenada de apuestas, amoríos y duelos. El comienzo de la trama es de hecho una apuesta entre él y otro joven por ver quién en un año hace más maldad con más fortuna.

Esto a su vez desencadena otra apuesta a ser posible más descabellada, que consiste en que don Juan consiga seducir a una joven novicia, doña Inés, y a la prometida del otro joven. Don Juan con gran maestría va consiguiendo todo lo que se propone, pero cada vez su alma se va perdiendo más y más. Al final de la obra debe enfrentarse literalmente a sus fantasmas y sólo el amor que por él siente la joven Inés es capaz de salvarle de perecer eternamente en el infierno.

Sinopsis

Drama religioso-fantástico que consta de dos partes. Publicado en 1844 por José Zorrilla y conforma junto con “El burlador de Sevilla y convidado de piedra' (1630), atribuida a Tirso de Molina y de la que Don Juan Tenorio es deudor, una de las dos principales materializaciones literarias en lengua española del mito de Don Juan.

==Prólogo== Era una tarde de febrero. Un carro fúnebre caminaba por las calles de Madrid. Seguíanle, en silenciosa procesión, centenares de jóvenes con semblante melancólico, con ojos aterrados. Sobre aquel carro iba un ataúd, en el ataúd los restos de LARRA, sobre el ataúd una corona. Era la primera que en nuestros días se consagraba al talento; la primera vez acaso que se declaraba que el genio es en la sociedad una aristocracia, un poder.

Todos tristes, todos abismados en el dolor, conducíamos a nuestro poeta a su capitolio, al cementerio de la puerta de Fuencarral, donde las manos de la amistad le habían preparado un nicho. Un numeroso concurso llenaba aquel patio pavimentado de huesos, incrustado de lápidas, entapizado de epitafios, y la descolorida luz del crepúsculo de la tarde daba palidez y aire de sombras a todos nuestros semblantes....

Resumen primera parte

I: Libertinaje y escándalo

Comienza la acción en Sevilla por el año de 1545, estos cuatro primeros actos transcurren todos en la misma noche, es noche de carnaval y don Juan con antifaz escribe en una mesa en la hostería de Buttarelli, que conversa con Ciutti, que funge como criado de don Juan. Hablan de su señor al que presenta como un caballero español, franco, rico, noble y bravo, del que sin embargo dice desconocer el nombre. Don Juan se dirige a Ciutti y le entrega una carta que le dice debe ser entregada a doña Inés dentro del horario en que reza y que debe esperar de su dueña, que sabe de sus intenciones, una hora, una llave y una seña.

Habla don Juan con Buttarelli y le pregunta por don Luis Mejía. Buttarelli, le dice que no se encuentra en Sevilla hace tiempo. Don Juan le pide alguna noticia de él y entonces Buttarelli recuerda que ese mismo día se cumple el plazo de un año en el que apostaron Luis Mejía y Juan Tenorio que "quién haría en un año, con más fortuna, más daño". Don Juan le pregunta si cree que don Luis acuda a la cita y Buttarelli, contesta que ojala, pues pagan bien las apuestas, pero que no cree que ninguno de los dos se acuerde de la apuesta y ya el plazo concluye. Don Juan le dice que de todas formas prepare dos de sus mejores botellas por si acaso aparecen.

Los dos se retan y dudan sobre su identidad. Entonces se quitan los antifaces y sus amigos se acercan a saludarlos y también los curiosos. Pronto pasan a la apuesta de quién en un año podría hacer con más fortuna más maldades. Primero don Juan cuenta sus aventuras en Italia, sus duelos y amoríos e inmediatamente don Luis hace lo mismo relatando lo sucedido en Flandes y París, como perdió tres veces su fortuna y como piensa reponerla pues mañana se casa con doña Ana de Pantoja, rica doncella.

Las dos historias de ambos son muy parecidas por lo que se disponen a revisar las listas que los dos llevan con sus muertos en duelo y sus mujeres seducidas. Al hacer la cuenta don Juan aventaja en buen número a don Luis en ambos casos. Entonces don Luis desafiante le dice que sólo le falta en la lista una novicia que esté para profesar. Don Juan altanero le dice que acepta la apuesta y que adjuntará a ella la novia de algún amigo que para casarse esté, así le dice que piensa quitarle a doña Ana. Los dos aceptan la apuesta y hablan a solas un momento con sus criados.

II: Destreza

Aparece don Luis Mejía escondido merodeando el exterior de la casa de doña Ana. Aparece Pascual, criado de doña Ana y don Luis lo llama. Éste se muestra sorprendido de verlo allí pues decían que andaban presos. Le dice que su primo, el tesorero real, le prestó dinero para que pudiera salir de prisión y le cuenta todo lo sucedido con don Juan, la apuesta y cómo teme por doña Ana, pues sabe de las habilidades portentosas del caballero Tenorio. Pascual intenta calmarlo diciéndole que don Juan se encuentra en prisión, más don Luis le dice que si él consiguió escapar por qué no ha podido hacer lo mismo su adversario.

Don Juan parece conmoverse ante el retrato que le pinta Brígida y ésta se sorprende, le dice, pues le creía un libertino. Él alega que "en un objeto tan noble hay que interesarse doble". Brígida le dice que las madres ya deben estar recogidas y que con la llave que le ha dado puede entrar por el claustro y llegar fácilmente a su celda. Sale Brígida y aparece Ciutti. Le dice su escudero que por ahora está libre de don Luis y que se dispone a llamar a Lucía con una seña que tiene convenida con ella para que don Juan la pueda abordar. Llega Lucía y al verlo le pregunta qué quiere. Él sin preámbulos le dice que quiere ver a Ana de Pantoja. La muchacha primero se escandaliza, pues su ama se casa mañana, pero rápidamente don Juan le ofrece una gran cantidad de dinero que de inmediato parece quitarle cualquier prejuicio. Quedan a las diez de la noche para que ella le entregue una llave. Don Juan se ríe exclamando que con oro no hay nada que falle, y se marchan mientras le dice a Ciutti: "a las nueve en el convento, a las diez en esta calle".

III: Profanación

En la celda de doña Inés habla con ella la abadesa, que parece comunicarle la decisión de su padre de que permanezca de por vida en el convento. La abadesa alaba su suerte pues como no ha salido nunca de allí y no conoce el mundo exterior tampoco lo puede añorar y por tanto está libre de tentación. Dice que de veras la envidia. Doña Inés suspira y la abadesa piensa que es porque hecha de menos a su aya, le dice que cuando regrese la enviará con ella y la manda a dormir.

Al marchar la abadesa se dice Inés que no sabe qué tiene pues las palabras de la abadesa que tanto otras veces la han convencido hoy parecían vacías. Oye las pisadas de su aya Brígida, que al entrar cierra la puerta, aunque Inés le dice que es orden en el convento de que esté abierta. Brígida le dice que así podrán hablar mejor y le pregunta si ha mirado el libro que le trajo. Inés contesta que no tuvo tiempo pues vino la abadesa. Brígida le anuncia que el libro se lo envía don Juan.

Inés emocionada abre el libro y cae una carta de entre sus hojas. Inocente pregunta qué y de quién será aquel papel. De quién va ha ser, sino de don Juan, contesta el aya. La novicia suspira y le cuenta a Brígida como no hace otra cosa que pensar en el caballero Tenorio. Ella le dice que eso parece amor, pero Inés lo niega y dice no atreverse a leer la carta. Animada por su aya, por fin lee la carta de don Juan, que la va atrapando más y más hasta hacerle tragar el anzuelo entero. Cuando acaba Brígida le dice que tal vez como las ánimas don Juan pueda llegar hasta allí, si tiene la llave adecuada. En ese momento se oyen pasos en la escalera y aparece don Juan.

Éste le cuenta todo lo que tiene que ver con don Juan y le pide que traiga a su hija, pues él la quiere cuidar, ya que las personas dicen que han visto a su aya hablando con el criado de don Juan. La abadesa manda a la Tornera que busque a doña Inés que no se encuentra en su lecho. El padre se sobresalta pues sabe que ya es hora de que esté allí y entonces encuentra la carta de don Juan, que lee lamentándose. Llega la Tornera diciendo que vio un hombre saltando por la tapia de la huerta y don Gonzalo sale corriendo, temiendo por su honor robado.

IV: El diablo a las puertas del cielo

En la quinta de don Juan Tenorio, cerca de Sevilla a orillas del Guadalquivir. En un balcón haban Ciutti y Brígida. Ésta se encuentra molida por la cabalgata a caballo. Inés se encuentra y ellos hablan de la osadía de don Juan. Las doce ya dan en la catedral y a esa hora dice Ciutti que debía regresar don Juan. Brígida pregunta por qué no vino con ellos y él le responde que todavía debía arreglar unos asuntos en la ciudad. Ciutti le señala el bergantín que anclado en el río los espera para llevarlos a salvo a Italia cuando regrese don Juan. Doña Inés empieza a despertar y el escudero le dice a Brígida que se encargue de ella.

Despierta Inés sorprendida por hallarse en aquel aposento desconocido. No recuerda nada y más se sorprende al saber que se halla en la quinta de don Juan. Brígida le cuenta una historia de un incendio en el convento y como ella se desmayó y don Juan las salvó a las dos de morir asfixiadas y por ser tales horas intempestivas las llevó a su casa hasta la aurora. Inés le dice que se vayan de allá, pues ella tiene la casa de su padre y no le parece bien estar en la de don Juan, pero la aya le dice que están lejos de Sevilla, al otro lado del Guadalquivir.

Llega don Juan, Brígida le dice lo del incendio que contó a Inés y él le dice que habló con su padre diciéndole que se encuentra en su casa segura. Sale Brígida y don Juan despliega toda su galantería, prometiéndole con las palabras más bellas a Inés que su amor por ella es sincero y verdadero. Inés embriagada le dice que ella siente lo mismo y él le propone hablar con su padre para que le entregue su amor. En ese momento oyen llegar otra barca, manda don Juan a Inés con Brígida y aparece Ciutti diciéndole que un enmascarado se empeña en entrevistarse con él, don Juan le dice que le permita entrar.

Don Juan se ciñe al cinto la espada y dos pistolas y manda salir a su escudero. Aparece el enmascarado que se trata por supuesto de don Luis, que viene a vengar la afrenta de don Juan a doña Ana en un duelo, pues así dice que lo que apostaron fueron sus vidas y habiendo perdido él, no le queda otra opción que batirse. A punto están de comenzar el duelo cuando oyen ruidos fuera. Entra Ciutti anunciando que llega el Comendador con hombres armados y pidiéndole a don Juan que huya por su vida, más don Juan le pide que deje entrar al Comendador, pero sólo a él. Entonces le pide a don Luis que espere detrás de una puerta que hable con el Comendador, pues su hija allí se encuentra y que en cuanto acabe se batirá con él. A regañadientes don Luis acepta.

Resumen segunda parte

I: La sombra de doña Inés

Panteón de la familia Tenorio. Estos tres actos restantes suceden en una noche, cinco años después de lo narrado anteriormente. En el hermoso jardín del cementerio se pueden observar en primer término los sepulcros de don Gonzalo de Ulloa, de doña Inés y de don Luis Mejía. Detrás de estos se observa el sepulcro de don Diego Tenorio.

El escultor admirando su obra ya terminada, se dispone a marcharse cuando llega don Juan embozado. Le pide al escultor que le explique, pues hace tiempo que falta de España y encuentra este recinto muy distinto. El escultor le dice que por supuesto, pues antes aquello era un palacio que se convirtió en panteón por deseo de su propietario. Le dice que es una famosa historia a la cual él debe su fama y don Juan le pide que se la relate. El escultor le narra como habitó allí un caballero, don Diego tenorio, que tuvo al peor de los hijos, así que dejó su hacienda al que la convirtiera en panteón, con la condición de que se enterrara en él a aquellos que habían perecido por la maldad de su hijo.

Queda sólo don Juan en el panteón, observando que a los que la vida quitó dio una buena sepultura. Parece meditar sus acciones pasadas y así se dirige a la estatua de doña Inés diciéndole que desde que tuvo que huir no pensó en otra cosa que en ella y ahora que por fin consigue regresar, lo hace para encontrar su sepultura. Se apoya en el sepulcro y esconde su rostro entre sus manos como si llorara. De pronto un vapor envuelve la estatua de doña Inés y ésta desaparece. Don Juan sale de su estupor, cree sentir un ser sobrenatural y ve que la estatua ha desaparecido.

Aparece la sombra de doña Inés hablándole a don Juan. Éste cree enloquecer y escucha sus palabras. Ella le dice que ofreció su alma a Dios en precio del alma impura de don Juan y éste le dijo que si tanto lo quería allí en su sepultura esperase a don Juan, y que su salvación dependerá de que él se arrepienta, más si no lo hace junto a su alma, la de doña Inés perecerá. Así le dice que esa noche obre con conciencia pues es la fecha en donde se decidirá su destino y diciendo esto desaparece la sombra de Inés. Todo queda como antes menos la estatua que no vuelve a aparecer.

II: La estatua de don Gonzalo

En el aposento de don Juan cenan sentados a la mesa con él, Centellas y Avellaneda. En la mesa se ve un cubierto más y una silla desocupada. Don Juan relata como recibió el favor del emperador que le permitió regresar a Sevilla y como compró inmediatamente una casa amueblada que se vendió barata como pago a acreedores. Sirven vino y don Juan le dice a Ciutti que sirva al Comendador. Sus amigos se ríen de él, más les indica que aunque un amigo no haya podido venir no va a dejar de servirle como debe. Ríen y mientras brindan se oye un aldabonazo en la puerta de la calle. Manda don Juan a Ciutti que abra, pero él regresa diciendo que no se ve a nadie afuera. Vuelven a llamar y don Juan le dice a Ciutti que le dé un pistoletazo al bromista. Suenan más aldabonazos, pero esta vez en la escalera.

Don Juan les dice a sus amigos que se trata de una broma por ellos tramada, pero los señores lo niegan. Mientras los aldabonazos suenan cada vez más cerca. Don Juan cierra los cerrojos de la puerta de la sala y les pide que vuelvan a cenar. Llaman ya a esa puerta y entonces Tenorio reta a los que llaman, pues si se trata de muertos por la puerta cerrada deben poder pasar. En ese momento la estatua de don Gonzalo pasa por la puerta sin abrirla y sin hacer ruido. Centellas y Avellaneda caen desfallecidos al ver aquel portento. Don Juan exclama: "Es realidad o deliro". La estatua del Comendador le dice que por qué se asombra de encontrar allí al que él mismo convidó. Don Juan reconoce la voz del Comendador y le dice que como no sea un espectro no saldrá vivo de allí.

La estatua le avisa que Dios le concedió el derecho a asistir a aquella cita para avisar a don Juan que hay una eternidad después de la vida y que él ha de morir mañana, por lo que Dios todavía le concede ese plazo para que ordene su conciencia. Entonces lo convida a que mañana se encuentre con él pagándole así la visita. Don Juan acepta la invitación pero dice que antes quiere cerciorarse de que se trata de un espectro. Toma su pistola pero antes de que pueda disparar éste desaparece atravesando la pared...

III: Misericordia de Dios y apoteosis del amor

En el panteón de la familia Tenorio aparece don Juan, embozado y distraído, lamentándose por la muerte de sus dos amigos, que dice buscaron su propia ruina. Ve que falta la estatua de don Gonzalo y llama al Comendador. El sepulcro se cambia en una parodia de mesa de convidado, con culebras, fuego y cenizas. Todos los otros sepulcros se abren y aparecen las osamentas de las víctimas de don Juan y la estatua de don Gonzalo. La única tumba que permanece es la de Inés.

La estatua le dice que ya su tiempo expira pues el capitán lo mató fuera de su casa. Don Juan exclama que ya no hay perdón para él y la estatua le pide que le dé la mano en señal de despedida. En ese momento exclama que como desaprovecha su último momento de redención de su mano ha de ir al infierno. Don Juan se intenta zafar de la mano de piedra mas todos los muertos se ciernen ya sobre él.

Don Juan se inca de rodillas pidiendo perdón al cielo con una mano levantada. En ese momento aparece doña Inés tomando la mano de don Juan y dice que al entregar su alma salvó a la de su amado. Manda a los muertos regresar a sus sepulcros y exclama que el amor salvó a don Juan. Cae doña Inés sobre un lecho de flores y a su lado cae don Juan, de sus bocas salen sus almas como dos llamas brillantes que se pierden en el cielo al compás de la música.

Personajes principales

  • Don Juan Tenorio: es el protagonista de la obra que lleva su nombre. Caballero rico, noble, bravo, español y pendenciero. Persiguiendo siempre amoríos, aventuras y peleas, es la causa constante de males entre sus semejantes. Al final sólo será redimido por el amor de su dama doña Inés.
  • Don Luis Mejía: caballero adversario de don Juan. Una apuesta entre los dos es la causa de toda la trama de la obra.
  • Don Gonzalo de Ulloa: padre de doña Inés. Aunque primero concierta la boda de su hija con don Juan, al enterarse de que es un canalla lucha porque ésta no se lleve a cabo y salvar el honor de su hija.
  • Don Diego Tenorio: padre de don Juan al que trata de alejar de su vida de calavera, sin conseguirlo por supuesto.
  • Doña Inés de Ulloa: joven novicia que va a ser casada con don Juan. Al final la boda es cancelada, pero ella forma parte de la apuesta entre los dos jóvenes caballeros. Su amor salva a don Juan del infierno.
  • Doña Ana de Pantoja: prometida de don Luis, es la otra parte de la apuesta entre los rivales.

Sitios en la obra

  • Hostería del Laurel: Es la taberna en la que don Juan y don Luis habían acordado reunirse transcurrido un año después de su apuesta. Es donde se desarrolla casi todo el Acto I de la obra y es propiedad de Cristófano Buttarelli.
  • Calle de la casa de doña Ana: Es allí donde don Luis Mejía le pide a doña Ana que le permita el acceso al interior de su residencia para defender su virtud frente a las pretensiones de don Juan. En esta calle don Luis es encerrado en una bodega, permitiendo a don Juan realizar su parte de la apuesta.
  • Convento de la Virgen : Donde se encuentra recluida doña Inés desde su nacimiento. Allí es donde Inés lee la carta de don Juan y se desmaya al ver a éste entrar intempestivamente.
  • Quinta de don Juan: Allí es llevada doña Inés y don Juan le declara su amor hacia ella. En esta casa don Juan da muerte a don Gonzalo de Ulloa y don Luis Mejía.
  • Panteón — Cementerio: Casa de don Diego Tenorio convertido en Panteón. Allí don Juan se encuentra con el escultor de las estatuas y le intimida para que le de las llaves de éste. En este lugar también suceden ciertos acontecimientos sobrenaturales, como por ejemplo que las estatuas cobren vida, que las sombras hablen, etc.
  • Casa de don Juan: Allí son convidados Avellaneda y Centellas a cenar y es donde se les aparece el espectro de don Gonzalo, quien advierte a don Juan que le queda un sólo día de vida y si no se arrepiente, será llevado al infierno; también se materializará el espectro de doña Inés. Finalmente, será allí don Juan será asesinado por el capítán Centellas.

Datos del autor

José Zorrilla, autor del libro”

José Zorrilla. (Valladolid, 1817 - Madrid, 1893). Escritor español. Es el principal representante del romanticismo medievalizante y legendario. En 1833 ingresó en la Universidad de Toledo como estudiante de leyes, y en 1835 pasó a la Universidad de Valladolid. José Zorrilla publicó sus primeros versos en el diario vallisoletano «El Artista».

Escribió numerosas leyendas “Cantos del trovador”, 1840-1841; “Vigilias del estío”, 1842; “Flores perdidas”, 1843; “Recuerdos y fantasías”, 1844; “Un testigo de bronce”, 1845), en las que resucita a la España medieval y renacentista. Cabe destacar «A buen juez mejor testigo», «Margarita la Tornera» y «El capitán Montoya».

De regreso a España (1866), José Zorrilla se casó con la actriz Juana Pacheco, viajó a Roma (1871) e ingresó en la Real Academia (1882). De estos años son “Recuerdos del tiempo viejo” (1880-1883), “La leyenda del Cid” (1882), “El cantar del romero” (1883) y “Mi última brega” (1888). Fue coronado como poeta en el alcázar de Granada (1889) por el duque de Rivas, en representación de la reina regente.

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