Diferencia entre revisiones de «Bandera de La Demajagua»

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'''La bandera de La Demajagua.&nbsp;''' Estandarte que simboliza <br>
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'''Bandera de La Demajagua'''. También conocida como la '''Bandera del Diez de Octubre'''. Fue la que [[Carlos Manuel de Céspedes]] enarboló en el ingenio [[La Demajagua]] el [[10 de octubre|10 de Octubre]] de [[1868]]. A propuesta de Antonio Zambrana se acordó que dondequiera que se reuniesen los legisladores del pueblo cubano, la Bandera de La Demajagua presidiese, junto a la de la Estrella Solitaria, las sesiones parlamentarias. Por ello todas las Sesiones de la [[Asamblea Nacional del Poder Popular]] de [[Cuba]] están siempre presididas por ambas banderas.
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== Antecedentes ==
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[[Carlos Manuel de Céspedes]] se había propuesto tener un estandarte los simbolizara en el estallido de la  revolución. Es por ello que diseña una bandera similar a la de [[Chile]], pero invertido el pabellón rojo y azul.
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Él conocía que el gobierno de Chile a través de Benjamín Vicuña, agente confidencial de [[Cuba]] y [[Puerto Rico]] en [[Nueva York]], había posibilitado que los barcos cubanos utilizaran la bandera chilena en alta mar para evitar contratiempos contra los cubanos.<br>Inspirado en ese pabellón, solicita a la hija de su mayoral Juan Acosta, la señorita de 17 años Candelaria Acosta Fontaine(Cambula), que confeccionara la bandera.
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=== La confección ===
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Para el diseño de la bandera, Céspedes tuvo en cuenta varios detalles. Podía utilizar la insignia chilena, pero esto podía traer confusión a la hora del levantamiento. También existía el precedente de que las banderas de [[Colombia]], [[Venezuela]] y [[Ecuador]] también tenían los mismos colores: blanca, azul y rojo; con la ligera variante que establecían en la franja azul, las respectivas divisas de estos tres países.
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Por todo esto, Céspedes, inspirado en la bandera de [[Chile]], diseñó una bandera nueva, que luciendo los mismos colores y forma de la de Carreras y O´Higgins, se diferenciaba de ésta en la disposición de los colores.
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El rojo ocuparía con el blanco la parte superior, el azul marino se extendería a lo largo de la inferior, situándose la estrella blanca en el centro del cuadro rojo. Algunos de los presentes vieron como buen augurio el que no se hubiese podido reproducir la bandera de López y Agüero.[[Image:Bandera de CM.jpg|thumb|right|200px|Bandera de Carlos Manuel de Céspedes]]
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Candelaria Acosta Fontaine(Cambula) había sido llamada por [[Carlos Manuel de Céspedes]] a su casa en el Ingenio y le había señalado la necesidad de poder contar, al día siguiente, con la bandera que él había diseñado. La joven enamorada, tan cariñosa como cumplidora con él, asumió la tarea, a fin de tratar de complacerle. Examinó el diseño de la bandera y expresó su opinión acerca de la cantidad y calidad de la tela necesarias para confeccionar el estandarte. Cambula sólo le exigió al prócer que mandara por la tela a los establecimientos comerciales de [[Manzanillo]] en esa misma mañana.
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Las autoridades de la ciudad ya habían sido avisadas de lo que en el ingenio se preparaba. Desde el día el día [[8 de octubre]], el Gobernador junto a varios españoles, habían estado en el vecino Ingenio Santa Isabel, de Agustín Valerino, buscando al dueño de [[La Demajagua]] para arrestarlo, tanto a él como a todos aquellos que lo acompañaban. Al no encontarlos, el referido funcionario dio instrucciones a la policía para que vigilasen a cuantos trataran de entrar o salir de la ciudad.
  
== Antecedentes ==
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Como el tiempo apremiaba, Céspedes ordenó a José Antonio Castillo, mayordomo del ingenio, que fuera inmediatamente a Manzanillo a comprar las telas para la bandera. La compra debía hacerse con la mayor rapidez posible, pero sobre todo, con mucha discresión.
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Por su puesto de mayordomo de La Demajagua, Castillo era persona sospechosa para los españoles. Por ello fue enconmendado con tan riesgoza misión un negro nombrado Eustaquio, más conocido por todos como el "Negro Colorado". Castillo lo acompañaría discretamente.
  
Carlos Manuel de Céspedes se había propuesto tener un estandarte que le simbolizara en el estallido de la revolución. Es por ello que diseña una bandera similar a la de Chile, pero invertido el pabellón rojo y azul. Él conocía que el gobierno de Chile a través de Benjamín Vicuña, agente confidencial de Cuba y Puerto Rico en Nueva Cork, había posibilitado que los barcos cubanos utilizaran la bandera chilena en alta mar para evitar contratiempos contra los cubanos.<br>Inspirado en ese pabellón, solicita a la hija de su mayoral Juan Acosta, la Señorita Candelaria Acosta Fontaine “Cambula”, una joven que había correspondido a los amores del Padre de la Patria a pesar de sus 17 años.  
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El camino entre La Demajagua y Manzanillo se suponía a veces intransitable, por la abundancia de las lluvias en el mes de [[octubre]]. Pero Eustaquio era buen jinete y conocía el terreno, así que llegó a las primeras casas del poblado. Allí se enteró del estado de alarma existente en la zona y de que "''el que estaba en el pueblo no podía salir y si se le concedía era llenando infinidad de requisitos''". Ante tal situación Eustaquio volvió al ingenio, solo acompañado de Castillo, sin que ninguno de los dos trajese las telas ordenada. Mucho contrarió a Céspedes el resultado del viaje. Sin perder tiempo fue a visitar de nuevo a Cambula; quien volviendo en su compañía a la casa de vivienda, le propuso, hacer la bandera con telas de la propia casa.
  
== La confección de la Bandera<br>  ==
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Y en efecto, desbarató el cielo del mosquitero de una cama para obtener el rojo, que resultó ser un rosado subido; cortó un pedazo de una tela, probablemente de hilo fino que días antes había guardado para hacerse un corpiño; y Céspedes, en los apuros de hablar de tela azul marino, se dirige hacia un retrato de su difunta esposa, y examina el velo que lo cubría, y vio que era un tul azul. Ya se disponía a desprenderlo del marco del retrato, cuando Cambula le dice: "''no es necesario, yo tengo un vestido azul de mi uso''". Con todos los recortes reunidos y bajo la dirección de Céspedes, Cambula comenzó a coser la bandera.
  
El viernes 9 de octubre de 1968 parecía no suceder nada en la hacienda del Ingenio Demajagua, sin embargo la preocupación de Céspedes alcanzaba límites insospechables, al no tener, aún, una bandera que le representase a la hora del levantamiento armado. Sin embargo hay momentos en que la vida depara ternura a quien eso ha de suceder, y así resultó. Cambula había sido llamada por Carlos Manuel su casa en el Ingenio y le había señalado la necesidad de poder contar, al día siguiente, con la bandera que él había diseñado, a lo que ella rápidamente, tan cariñosa como cumplidora con él, asumió la tarea, a fin de tratar de complacerle, no sin antes proponerle que mandara por la tela a los establecimientos comerciales de Manzanillo en esa misma mañana por lo temprano.<br>Inspirándose en la de Chile, Céspedes imagino una bandera nueva, que luciendo los mismos colores y forma de la de Carreras y O´Higgins, se diferencia de esta en la disposición de aquellos. Aunque la república hermana había ofrecido a los conspiradores cubanos en 1866 su bandera para los buques que pudieran armar en corzo y existe el precedente de que las repúblicas de Colombia, Venezuela y Ecuador tienen una misma bandera blanca, azul y rojo, con la ligera variante que establecen en la franja azul las respectivas divisas de estos tres países, debió parecerle a Céspedes susceptible de provocar confusión el adoptar la enseña chilena misma para su levantamiento y tomando un lápiz creó la bandera de la Demajagua.<br>El rojo ocuparía con el blanco la parte superior, el azul marino se extendería a lo largo de la inferior, situándose la estrella blanca en el centro del cuadro rojo. Algunos de los presentes estuvieron de buen augurio el que no se hubiese podido reproducir la bandera de López y Agüero.<br>En una de las casas del batey más cercanas a la mansión de Céspedes, de anchos portales y columnas dóricas, viven con los demás miembros de su familia, y en compañía de sus padres, Juan Acosta (mayoral del Ingenio) y Concepción Fontaine, la señorita Candelaria Acosta Fontaine “Cambula”, que según Fernando Figueredo y Socarrás, era ya entonces “una mujer extraordinaria”, así como según Céspedes era de “clara inteligencia y hermosura”.<br>Ella se presentó en la casa de vivienda, examinó el croquis (la bandera), expresó su opinión acerca de la cantidad y calidad de la tela necesaria para confeccionar el estandarte. Apremiando el tiempo, ordenó Céspedes a José Antonio Castillo, llamado Moringo, mayordomo del ingenio, que fuera inmediatamente a Manzanillo a comprar las telas, o que mandase a uno o varias personas de su confianza a traerlas, con toda la rapidez posible, pero con la mayor discreción, porque avisadas las autoridades de la ciudad de lo que en el Ingenio se preparaba, ya desde el día 8 habían estado el Gobernador con varios españoles en el vecino ingenio Santa Isabel de Agustín Valerino, buscando el dueño de La Demajagua para arrestarle con las personas con que con él estuviesen, y no había dejado el referido funcionario de dar instrucciones a la policía para que vigilasen a cuantos trataran de entrar o salir de la ciudad.<br>Pero como Castillo, por su puesto de mayordomo de La Demajagua, tenía que ser persona sospechosa a los españoles, lo más probable es que creyeran en definitiva, más prudente despachar con el encargo, y que quizás lo acompañara aquel buena parte del camino, a uno de los trabajadores del Ingenio, escogidos entre los que mejores condiciones reunían para realizar el mandado; y este emisario resultó ser un tal Eustaquio, por más señas, “Negro Colorado”, según ha descrito Candelaria Acosta, quien vivió horas de ansiedad pendiente del resultado de la arriesgada misión.<br>El camino entre La Demajagua y Manzanillo aún se supone a veces intransitable, por la abundancia de las lluvias, en el mes de octubre, pero sin duda, buen jinete y aprovechando el paso por los arenales cubiertos de mangle, de la orilla de la costa para evitar los baches y abolladuras del entonces pomposamente llamado “Camino Real de Manzanillo a Campechuela”. Eustaquio llegó a las proximidades o primeras casas de la población y enterándose allí por los vecinos o transeúntes del estado de alarma existente en aquella, y de que “el que estaba en el pueblo no podía salir y si se le concedía era llenando infinidad de requisitos” (1) volvió grupas y en cuatro o cinco horas después de haber partido se desmontaba ya de regreso en el Ingenio, solo acompañado de Castillo, sin que ninguno de los dos trajese las telas cuya adquisición se había ordenado.<br>Mucho contrarió a Céspedes el resultado del viaje que queda expuesto; pero conversando de nuevo con Candelaria, a quien fue a ver expresamente para comunicárselo y acordar con ella algún otro plan, la patriótica jovencita, volviendo en su compañía a la casa de vivienda, le propuso, llena de fe y confianza, hacer la bandera con telas que ella trataría de proporcionárselas allí mismo. Y en efecto, desbarató el cielo del mosquitero de una cama para obtener el rojo, que resultó ser un rosado subido; cortó un pedazo de una tela, probablemente de hilo fino que días antes había guardado para hacerse un corpiño; y Céspedes, en los apuros de hablar de tela azul marino, se dirige hacia un retrato de su difunta esposa, como “herido por una idea salvadora” (2) orgulloso de aquella dama sonriente de grandes virtudes y respetada memoria concurriese, de algún modo, a resolver el problema, aunque fuese preciso cambiar el azul marino por azul celeste, que hasta simboliza, por otra parte, el cielo de Cuba; y examina el velo que lo cubre o resguarda, encontrando talvez que, por ser de tul, no podía servir cumplidamente su propósito.<br>Pero resultó a utilizar, a pesar de todo, aquel material por no tener a su disposición otro más adecuado, intenta desprenderlo del marco del retrato cuando Cambula le dice: “no es necesario, yo tengo un vestido azul de mi uso” (3) (era también azul celeste), que pudo buscar i utilizar igualmente y reunidas las telas al fin, bajo la dirección de Céspedes y sentada en la misma espaciosa sala, se puso a coser la bandera.<br>Era esta enseña de un poco más de un metro de largo, casi cuadrada, los tres paños expresados, rojo y blanco en la parte superior y azul celeste n toda la inferior, entonces le dijo Céspedes a Cambula: “falta ahora una estrella de cinco puntas”; a lo que ella contestó: “no la se bordar y aunque lo supiera tampoco lo haría porque no se dibujarla” (4).<br>En ese momento es el joven Emilio Tamayo, que tenía entre 20 y 22 años de edad, quien resuelve enseguida la última dificultad. Esperaba é, junto a las otras personas congregadas en torno a Cambula, que terminara la bandera y con más impaciencia y ansiedad que los otros espectadores, porque aspiraba a la gloria de ser el abanderado de los revolucionarios. Dibujó la estrella en un papel; y Cambula, que hubo de fijarla en un paño blanco por medio de alfileres, lo recortó y luego lo fijó a la bandera no quedando a la perfección, según su propio dicho, porque ella no era experta en costura y debido a la festinación que todos querían se pusiese en la labor por acercarse rápidamente las sombras crepusculares.<br>Pero ya la nueva estrella existía. Prendiese el lienzo a una asta improvisada y el gallardo joven bayamés recibió el estandarte de las propias manos de Cambula, en medio de los vivas de los patriotas reunidos en el batey del Ingenio, que estaba convertido ya en un verdadero campamento.<br>El hecho de no ser Cambula una costurera experta imposibilitó, quizás que hubiera salido mejor la tarea, pues no pudo hacerse con las medidas exactas desde el punto de vista rectangular, sino más bien es casi un cuadrado al medir 126 cm. de ancho por 130 cm. de largo, no obstante ese cumplido de Cambula contribuyó a aliviar el alma del Padre de la Patria, pues tarde en la noche del 9 de octubre de 1868 ya la estaba entregando para que en la mañana siguiente pudiera ser jurada para ir al cadalso o a la gloria, antes de la cabalgadura de los corceles briosos o de la marcha para la conquista de la libertad de la revolución cubana y la abolición total de la esclavitud padecida en nuestro país.<br>Como a las diez del día del sábado 10 de octubre de 1868, reunidos casi 500 conjurados y luego de la arenga de Céspedes que los invitaba a compartir el sacrificio heroico por la libertad e independencia se hacía el juramento a la bandera:<br>“¿Juráis vengar los agravios de la Patria? – Juramos (…) ¿Juráis perecer en la contienda antes que retroceder en la demanda? – Juramos (…) Enhorabuena sois unos patriotas valientes y dignos. Yo por mi parte, juro que os acompañaré hasta el fin de mi vida, y que si tengo la gloria de sucumbir antes que vosotros, saldré de la tumba para recordaros vuestros deberes patrios y el odio que todos debemos al gobierno español, venganza, pues, y confiemos en que el cielo protegerá nuestra cusa”.
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=== Características de la nueva bandera ===
  
== Bandera<br>  ==
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Esta enseña era de un poco más de un metro de largo, casi cuadrada, los tres paños expresados, rojo y blanco en la parte superior y azul celeste en toda la inferior. Céspedes entonces le pidió a Cambula que añadiera una estrella de cinco puntas. Mas como la joven no sabía dibujar, ni bordar, tuvieron que auxiliarse de otro joven: Emilio Tamayo, que tenía entre 20 y 22 años de edad y fue quien resolvería enseguida la última dificultad. Él, como tantos otros, aspiraba a ser el abanderado de la nueva insignia.
  
Prisionera de los españoles en terreno del Ingenio Santa Rosa de la Guanaja el 30 de diciembre de 1870 y conducida a la Habana, donde fue desterrada de la Isla de Cuba por el Capitán General, Conde de Balmaceda, Ana de Quesada y Loynáz, esposa en segundas nupcias de con Céspedes, fijó su residencia desde fines de enero de 1871 en Nueva Cork.<br>Céspedes encargó a su hermano Pedro de Céspedes (fusilado en Santiago de Cuba en noviembre de 1873) para que la llevase a Ana de Quesada, a fin de que la conservara hasta mejores momentos, pero como tuvo que quedarse en la Isla por problemas de salud le encargó la misión al Coronel Pío Rosado (fusilado en Bayamo en 1880). Luego de manos del Coronel Pío Rosado la recibió el Coronel Manuel Anastasio Aguilera en enero de 1872, la bandera, el puño de la espada de Perucho Figueredo y la carta de Céspedes que acompañaba a las reliquias. La bandera estaba dentro de un tubo de latón ovalado como de unos 40 cm de largo por 15 cm de ancho, Aguilera la entregó a Ana de Quesada en Nueva Cork.<br>Al efectuarse la entrega de la carta y las reliquias a la esposa de Céspedes, esta extrajo la bandera del tubo en que se hallaba, y Aguilera, que conocía bien la enseña (…) le dijo a la señora que esa bandera era la misma que céspedes había enarbolado en La Demajagua; que su esposo se la había enviado para que la conservase hasta mejores tiempos (…). La esposa de Céspedes dijo que en aquellos mismos días llegase a manos de la viuda de Figueredo que se hallaba ya en Key West, el puño de la espada de este glorioso patriota, y desde aquel momento Ana de Quesada guardó la bandera de La Demajagua con más cuidado aún que sus propias joyas. Todos los 10 de octubre se exponía a la veneración de los compatriotas y amigos fieles que visitaban la casa de la familia de Céspedes, primero en Nueva Cork y más tarde en París, aquel símbolo de heroísmo y abnegación, que lo era a la vez de la esperanza de los cubanos. <br>El juramento a la bandera, entrañaba desde aquellos momentos, el firme compromiso para luchar para arrancar el brazo de hierro ensangrentado y oprobioso que imponía España a Cuba. Céspedes tenía para Cuba reservado sus más nobles ideales: “Cuba aspira a ser una nación grande y civilizada para tender un brazo amigo y un corazón fraternal a todos los demás pueblos” (6).<br>La Bandera de La Demajagua fue una obra artesanal de las manos amorosas de la “Lugareña” Candelaria Acosta, joven vegitera en la que Céspedes encontró el amor que la muerte le negara con la pérdida de su primera esposa María del Carmen. Con ella el Padre de la Patria tuvo dos hijos Carmen y Carlos Manuel.<br>Cambula nació en Veguitas el día 2 de febrero de 1851. Acompañó a Céspedes en su vida mambisa hasta que el día 9 de septiembre de 1871 él la embarcó hacia Jamaica, pues la vida en la manigua se hacía muy difícil, sobre todo para los niños. Cuando salió al extranjero iba encinta y en la isla vecina dio a luz al varón. Al terminar la guerra del 68 Cambula volvió a Cuba con sus dos hijos, sufrió muchas dificultades económicas, pues toda la familia había muerto y se vio sola con sus dos niños pequeños. Años después se unió a Miguel Acosta con el que tuvo tres hijos más: Isabel, Ernesto y José.<br>Por otra parte Carmita, la hija de Cambula y Céspedes se casó en Santiago de Cuba con Antonio Milanés y con quien tuvo 5 hijos. Más tarde ese matrimonio se fue a vivir a Jamaica, pero volvieron a Cuba donde ella murió en 1898 durante el bloqueo norteamericano. Mientras el otro hijo Carlos Manuel Acosta, quien comenzaba la guerra del 95 no se había levantado a pelear lo que provocó que Cambula fue a verlo para decirle: “parece mentira que tu, siendo hijo de Carlos Manuel de Céspedes, un hombre tan patriota, estés todavía aquí”, a lo que la hija de este le contestara: “mamá no le digas así, ¿y si lo matan?”, a lo que Cambula replicó rápidamente: “¿qué importa?, ¡cuantos cubanos han muerto por ver su patria libre¡ si muriera en la guerra, orgullosa me sentiría de que un hijo mío hubiera muerto defendiendo su patria.<br>Carlos Manuel Acosta se casó varias veces y tuvo una larga descendencia. Él vivió hasta el 4 de mayo de 1966.<br>La bandera con que inició Céspedes la guerra fue llevada a los Estados Unidos, encargada por Carlos Manuel para que su hermano Pedro María se la entregara a su esposa Ana de Quesada en Nueva Cork, a fin de que no cayera en manos del enemigo y la guardara el 18 de octubre de 1871 y con ella un escrito que decía con su puño y letra: “te envío mi Bandera de Yara, guárdala con cuidado religioso hasta nuestros días”.  
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Emilio dibujó la estrella en un papel; y Cambula, la fijó en un paño blanco por medio de alfileres, lo recortó y luego lo cosió a la bandera. El lienzo fue prendido a un asta improvisada y Emilio recibió el estandarte de las propias manos de Cambula, en medio de los vivas de los patriotas reunidos en el batey del Ingenio, que estaba convertido ya en un verdadero campamento.
  
== Vuelta a Cuba de la Bandera  ==
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El hecho que Cambula no fuera una costurera experta imposibilitó quizás que hubiera salido mejor la  tarea. La bandera no pudo hacerse con las medidas exactas desde el punto de vista rectangular, sino más bien fue casi un cuadrado al medir 126 cm. de ancho por 130 cm. de largo. Sin embargo, la nueva insignia fue catalogada de perfecta, por todo el sacrificio y la entrega que implicó su confección desde el primer momento.
  
Terminado el protocolo para el establecimiento de la paz, Washington, el 12 de agosto de 1898, y evacuada ya la Provincia de Oriente por las tropas españolas, la viuda de céspedes Ana de Quesada y Loynáz, volvió a Cuba por primera vez, desde que, prisionera de las tropas españolas el 30 de diciembre de 1870, fue deportada de la Isla por el Capitán General Conde de Balmaceda. <br>Deseando ser una de las primeras personas que se repatriara en aquellos históricos momentos, tomó en al mes de septiembre un vapor de la línea de Ward que hacía el viaje directo de Nueva Cork hasta Santiago de Cuba.<br>En Santiago tuvo ella y su hijo Carlos Manuel de Césped y Quesada la fortuna y la dicha de reunirse después de los tres años de amarga separación que les impuso la guerra, pues se habían separa en Nueva Cork en los primeros días de la segunda quincena del mes de octubre de 1895, al salir el joven para Cuba libre, en la primera expedición que desembarcó, felizmente, en Baracoa, cerca de Punta de Maisí, el 28 de octubre de 1895.<br>El Coronel Céspedes y Quesada había ido a Santiago a recibir a su mamá haciéndose acompañar por el General José Lacret Morlot y sus ayudantes. <br>Luego de permanecer Ana y su hijo un tiempo en Santiago de Cuba salieron para Manzanillo, invitado por Francisco Javier de Céspedes (Mayor General), para pasar un par de semanas en su casa. Ya Francisco Javier contaba con más de 80 años de edad.<br>Como la viuda de Céspedes traía en su equipaje la Bandera de La Demajagua, hubo de enseñarle aquella reliquia gloriosa a su cuñado Francisco Javier, que a penas podía moverse de su sillón, el que se emocionó profundamente al contemplarla.<br>A fines de diciembre, Ana de Quesada y su hijo embarcaron para Batabanó en uno de los vapores de la costa sur, de la Compañía de Menéndez. El día de año nuevo de 1899, como a las 5:00 de la tarde llegaron a la Habana, solo unas horas antes se había arriado la bandera española en la Fortaleza del Morro y La Cabaña, en lo que quedó definitivamente consumado el cese de la secular soberanía de España sobre la Isla de Cuba.<br>Es una circunstancia digna de contar en su historia que la Bandera de La Demajagua, entró en la capital de la República el mismo día en que el Pabellón de España dejó de ondear sobre Cuba para siempre como símbolo de la soberanía de la Madre Patria, para ser entregada aquella a la Nación, por la viuda de su autor el 4 de julio de 1902, pasando a ocupar su puesto de honor en la Cámara de Representantes en cumplimiento de los altos designios de la Providencia y del acuerdo legislativo del 21 de mayo de 1902.<br>Enterada Cambula desde su hogar en Santiago de Cuba de que la Bandera estaba a salvo en la Habana, hizo el viaje a fin de reconocerla y cuando la tuvo en su poder exclamó: “Esta es la Bandera que cosieron mis manos la tarde-noche del 9 de octubre de 1968 y no otra”, con ella Carlos Manuel partió a la guerra desde su Ingenio de Demajagua.<br>En la actualidad se conserva en la sede de las banderas del Palacio de los Capitanes Generales encabezando los estandartes que recuerdan los momentos trascendentales de la Revolución Cubana.
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Tarde en la noche del [[9 de octubre]] de [[1868]], Cambula entregó a Céspedes, la bandera de [[La Demajagua]] para que en la mañana siguiente pudiera ser jurada camino al cadalso, o a la gloria. El sábado [[10 de octubre]] de [[1868]], el prócer, junto a casi 500 conjurados, realizó el juramento a la bandera: {{Sistema:Cita|"¿Juráis vengar los agravios de la Patria? – Juramos (…) ¿Juráis perecer en la contienda antes que retroceder en la demanda? – Juramos (…) Enhorabuena sois unos patriotas valientes y dignos. Yo por mi parte, juro que os acompañaré hasta el fin de mi vida, y que si tengo la gloria de sucumbir antes que vosotros, saldré de la tumba para recordaros vuestros deberes patrios y el odio que todos debemos al gobierno español, venganza, pues, y confiemos en que el cielo protegerá nuestra causa "|[[Carlos Manuel de Céspedes]]}}
  
== Fuentes  ==
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== Destierro==
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La Bandera de [[La Demajagua]] fue hecha prisionera de los españoles en terreno del Ingenio Santa Rosa de la Guanaja, el [[30 de diciembre]] de [[1870]] y conducida a [[La Habana]].  Aquí es desterrada de la Isla de [[Cuba]] por el entonces Capitán General [[Conde de Valmaseda]].
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[[Ana de Quesada y Loynaz]], esposa en segundas nupcias de Céspedes, fijó su residencia, desde fines de [[enero]] de [[1871]],  en [[Nueva York]].<br>Céspedes encargó a su hermano Pedro de Céspedes (fusilado en [[Santiago de Cuba]] en [[noviembre]] de [[1873]]) para que llevase la desterrada bandera a Ana de Quesada, a fin de que esta la conservara hasta mejores momentos. Pedro, sin embargo, tuvo que quedarse en la Isla por problemas de salud y encargó la misión al Coronel [[Pío Rosado]] (fusilado en [[Bayamo]] en [[1880]]). Luego, de manos del Coronel Pío Rosado, la recibió el Coronel [[Manuel Anastasio Aguilera]] en [[enero]] de [[1872]], junto al puño de la espada de [[Perucho Figueredo]] y la carta de [[Carlos Manuel de Céspedes]] que acompañaba a las reliquias.
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La bandera viajó dentro de un tubo de latón ovalado como de unos 40 cm. de largo por 15 cm. de ancho. Aguilera la entregó a Ana de Quesada en Nueva York. Al efectuarse la entrega de la carta y las reliquias a la esposa de Céspedes, esta extrajo la bandera del tubo en que se hallaba, y pidió a Aguilera que llevase  a la viuda de Figueredo, que se hallaba ya en Key West , el puño de la espada de su glorioso esposo. Desde aquel momento Ana de Quesada guardó la bandera de [[La Demajagua]] con más cuidado aún que sus propias joyas; tal y como su esposo le pidiera en su misiva: {{Sistema:Cita|" te envío mi Bandera de Yara, guárdala  con cuidado religioso hasta nuestros días "|[[Carlos Manuel de  Céspedes]]}}
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Todos los [[10 de octubre]] se exponía la insignia a la veneración de los compatriotas y amigos fieles que visitaban la casa de la familia de Céspedes, primero en Nueva Cork y más tarde en [[París]].
  
*Enciclopedia Manzanillo 2007
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== Regreso a Cuba ==
*Investigación del Joven Club de Computación Manzanillo 3
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Terminado el protocolo para el establecimiento de la paz, en [[Washington]], el [[12 de agosto]] de [[1898]], y evacuada ya la Provincia de Oriente por las tropas españolas, la viuda de Céspedes,  [[Ana de Quesada y Loynaz]], volvió a [[Cuba]] por primera vez, desde que, prisionera de las tropas españolas el [[30 de diciembre]] de [[1870]], fuera deportada de la Isla por el Capitán General [[Conde de Valmaseda]]. <br>La señora deseaba ser una de las primeras personas que se repatriara en aquellos históricos momentos; por lo que tomó en el mes de [[septiembre]] un vapor de la línea de Ward que hacía el viaje directo de [[Nueva York]] hasta [[Santiago de Cuba]].<br>En Santiago se reunió con su hijo [[Carlos Manuel de Céspedes y Quesada]], después de tres años de amarga separación.
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El Coronel Céspedes y Quesada había ido a Santiago a recibir a su mamá haciéndose acompañar por el General [[José Lacret Morlot]] y sus ayudantes. Luego de permanecer Ana y su hijo un tiempo en Santiago de Cuba salieron para [[Manzanillo]], invitados por el Mayor General [[Francisco Javier de Céspedes]], para pasar un par de semanas en su casa.
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La viuda de Céspedes traía en su equipaje la Bandera de [[La Demajagua]], y hubo de enseñarle aquella reliquia gloriosa a su cuñado Francisco Javier, quien tenía casi 80 años y que se emocionó profundamente al contemplarla.<br>A fines de [[diciembre]], Ana de Quesada y su hijo embarcaron para [[Batabanó]] en uno de los vapores de la costa sur, de la Compañía de Menéndez.
  
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=== Curiosidad histórica ===
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El día de año nuevo de [[1899]], como a las 5:00 de la tarde llegaron a [[La Habana]], solo unas horas antes se había arriado la bandera española en la Fortaleza [[San Carlos de la Cabaña]], en lo que quedó definitivamente consumado el cese de la secular soberanía de [[España]] sobre la Isla de [[Cuba]].<br>Es una casualidad histórica que la Bandera de [[La Demajagua]] entrara en la capital de la República el mismo día en que el Pabellón de España dejó de ondear sobre Cuba para siempre.
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La bandera mambisa entraba en La Habana como símbolo de la soberanía de Cuba. Fue entregada a la nación, por la viuda de su autor, el  [[4 de julio]]  de [[1902]], y pasó a ocupar su puesto de honor en la Cámara de Representantes en cumplimiento del acuerdo legislativo del [[21 de mayo]] de 1902.
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Enterada Cambula desde su hogar en [[Santiago de Cuba]] de que la bandera estaba a salvo en La Habana, hizo el viaje a fin de reconocerla y cuando la tuvo en su poder exclamó: {{Sistema:Cita|"  Esta es la Bandera que cosieron  mis manos la tarde-noche del [[9 de octubre]] de [[1968]] y no otra. "|[[Carlos  Manuel de Céspedes]]}}
  
== Véase también  ==
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== Hoy ==
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En [[Abril|abril]] de [[1869]] en la [[Asamblea Constituyente de Guáimaro|Asamblea Constituyente]] de la República de [[Cuba]], en [[Guáimaro]], fue aprobado que esta bandera quedara respetuosamente erguida en la Sala de Sesiones de la Cámara de Representantes y adoptó que la gloriosa Bandera de [[La Demajagua]] se fijara en la sala de sus sesiones y se considerara como parte del tesoro de la República. La bandera que [[Carlos Manuel de Céspedes]] enarboló en el ingenio [[La Demajagua]] el [[10 de octubre|10 de Octubre]] de [[1868]] se representa, generalmente, en forma rectangular, compuesta de dos franjas horizontales del mismo ancho, la inferior azul, y la superior dividida a su vez verticalmente en dos partes iguales, roja y blanca; la estrella se coloca con una punta hacia arriba, en la parte roja. Por razones estéticas se aumentó la longitud para adecuarla a las dimensiones de la bandera de [[Narciso López]]. 
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En la actualidad la insignia nacional se conserva en la sede de las banderas del [[Palacio de los Capitanes Generales]] y encabeza los estandartes que recuerdan los momentos trascendentales de la [[Revolución]] cubana.
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A propuesta de Antonio Zambrana se acordó que dondequiera que se reuniesen los legisladores del pueblo cubano, la Bandera de La Demajagua, debía mostrarse junto a la [[Bandera de  la Estrella Solitaria]].
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Las Sesiones de la [[Asamblea Nacional del Poder Popular]] de Cuba están siempre presididas por dos banderas: la de la estrella solitaria y la bandera de La Demajagua.
  
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==Véase también==
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* [[Banderas que han ondeado en Cuba]]
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* [[Bandera de la  Estrella Solitaria]]
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* [[Carlos Manuel de Céspedes]]
 
*[[El Himno de Manzanillo|El himno de Manzanillo]]  
 
*[[El Himno de Manzanillo|El himno de Manzanillo]]  
 
*[[El escudo de Manzanillo|El escudo de Manzanillo]]
 
*[[El escudo de Manzanillo|El escudo de Manzanillo]]
 
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== Fuentes ==
 
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*Enciclopedia [[Manzanillo]],  [[2007]].
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*Investigación del [[Joven Club de Computación y Electrónica]] Manzanillo 3.
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[[Categoría:Símbolos nacionales de Cuba]][[Category:Patrimonio_Histórico]]
[[Category:Historia_de_la_localidad]]
 

última versión al 20:17 20 dic 2022

Bandera de La Demajagua
Información sobre la plantilla

Bandera de La Demajagua

Datos generales
Colores     Blanco      Azul      Rojo

Bandera de La Demajagua. También conocida como la Bandera del Diez de Octubre. Fue la que Carlos Manuel de Céspedes enarboló en el ingenio La Demajagua el 10 de Octubre de 1868. A propuesta de Antonio Zambrana se acordó que dondequiera que se reuniesen los legisladores del pueblo cubano, la Bandera de La Demajagua presidiese, junto a la de la Estrella Solitaria, las sesiones parlamentarias. Por ello todas las Sesiones de la Asamblea Nacional del Poder Popular de Cuba están siempre presididas por ambas banderas.

Antecedentes

Carlos Manuel de Céspedes se había propuesto tener un estandarte los simbolizara en el estallido de la revolución. Es por ello que diseña una bandera similar a la de Chile, pero invertido el pabellón rojo y azul. Él conocía que el gobierno de Chile a través de Benjamín Vicuña, agente confidencial de Cuba y Puerto Rico en Nueva York, había posibilitado que los barcos cubanos utilizaran la bandera chilena en alta mar para evitar contratiempos contra los cubanos.
Inspirado en ese pabellón, solicita a la hija de su mayoral Juan Acosta, la señorita de 17 años Candelaria Acosta Fontaine(Cambula), que confeccionara la bandera.

La confección

Para el diseño de la bandera, Céspedes tuvo en cuenta varios detalles. Podía utilizar la insignia chilena, pero esto podía traer confusión a la hora del levantamiento. También existía el precedente de que las banderas de Colombia, Venezuela y Ecuador también tenían los mismos colores: blanca, azul y rojo; con la ligera variante que establecían en la franja azul, las respectivas divisas de estos tres países.

Por todo esto, Céspedes, inspirado en la bandera de Chile, diseñó una bandera nueva, que luciendo los mismos colores y forma de la de Carreras y O´Higgins, se diferenciaba de ésta en la disposición de los colores.

El rojo ocuparía con el blanco la parte superior, el azul marino se extendería a lo largo de la inferior, situándose la estrella blanca en el centro del cuadro rojo. Algunos de los presentes vieron como buen augurio el que no se hubiese podido reproducir la bandera de López y Agüero.

Bandera de Carlos Manuel de Céspedes

Candelaria Acosta Fontaine(Cambula) había sido llamada por Carlos Manuel de Céspedes a su casa en el Ingenio y le había señalado la necesidad de poder contar, al día siguiente, con la bandera que él había diseñado. La joven enamorada, tan cariñosa como cumplidora con él, asumió la tarea, a fin de tratar de complacerle. Examinó el diseño de la bandera y expresó su opinión acerca de la cantidad y calidad de la tela necesarias para confeccionar el estandarte. Cambula sólo le exigió al prócer que mandara por la tela a los establecimientos comerciales de Manzanillo en esa misma mañana.

Las autoridades de la ciudad ya habían sido avisadas de lo que en el ingenio se preparaba. Desde el día el día 8 de octubre, el Gobernador junto a varios españoles, habían estado en el vecino Ingenio Santa Isabel, de Agustín Valerino, buscando al dueño de La Demajagua para arrestarlo, tanto a él como a todos aquellos que lo acompañaban. Al no encontarlos, el referido funcionario dio instrucciones a la policía para que vigilasen a cuantos trataran de entrar o salir de la ciudad.

Como el tiempo apremiaba, Céspedes ordenó a José Antonio Castillo, mayordomo del ingenio, que fuera inmediatamente a Manzanillo a comprar las telas para la bandera. La compra debía hacerse con la mayor rapidez posible, pero sobre todo, con mucha discresión. Por su puesto de mayordomo de La Demajagua, Castillo era persona sospechosa para los españoles. Por ello fue enconmendado con tan riesgoza misión un negro nombrado Eustaquio, más conocido por todos como el "Negro Colorado". Castillo lo acompañaría discretamente.

El camino entre La Demajagua y Manzanillo se suponía a veces intransitable, por la abundancia de las lluvias en el mes de octubre. Pero Eustaquio era buen jinete y conocía el terreno, así que llegó a las primeras casas del poblado. Allí se enteró del estado de alarma existente en la zona y de que "el que estaba en el pueblo no podía salir y si se le concedía era llenando infinidad de requisitos". Ante tal situación Eustaquio volvió al ingenio, solo acompañado de Castillo, sin que ninguno de los dos trajese las telas ordenada. Mucho contrarió a Céspedes el resultado del viaje. Sin perder tiempo fue a visitar de nuevo a Cambula; quien volviendo en su compañía a la casa de vivienda, le propuso, hacer la bandera con telas de la propia casa.

Y en efecto, desbarató el cielo del mosquitero de una cama para obtener el rojo, que resultó ser un rosado subido; cortó un pedazo de una tela, probablemente de hilo fino que días antes había guardado para hacerse un corpiño; y Céspedes, en los apuros de hablar de tela azul marino, se dirige hacia un retrato de su difunta esposa, y examina el velo que lo cubría, y vio que era un tul azul. Ya se disponía a desprenderlo del marco del retrato, cuando Cambula le dice: "no es necesario, yo tengo un vestido azul de mi uso". Con todos los recortes reunidos y bajo la dirección de Céspedes, Cambula comenzó a coser la bandera.

Características de la nueva bandera

Esta enseña era de un poco más de un metro de largo, casi cuadrada, los tres paños expresados, rojo y blanco en la parte superior y azul celeste en toda la inferior. Céspedes entonces le pidió a Cambula que añadiera una estrella de cinco puntas. Mas como la joven no sabía dibujar, ni bordar, tuvieron que auxiliarse de otro joven: Emilio Tamayo, que tenía entre 20 y 22 años de edad y fue quien resolvería enseguida la última dificultad. Él, como tantos otros, aspiraba a ser el abanderado de la nueva insignia.

Emilio dibujó la estrella en un papel; y Cambula, la fijó en un paño blanco por medio de alfileres, lo recortó y luego lo cosió a la bandera. El lienzo fue prendido a un asta improvisada y Emilio recibió el estandarte de las propias manos de Cambula, en medio de los vivas de los patriotas reunidos en el batey del Ingenio, que estaba convertido ya en un verdadero campamento.

El hecho que Cambula no fuera una costurera experta imposibilitó quizás que hubiera salido mejor la tarea. La bandera no pudo hacerse con las medidas exactas desde el punto de vista rectangular, sino más bien fue casi un cuadrado al medir 126 cm. de ancho por 130 cm. de largo. Sin embargo, la nueva insignia fue catalogada de perfecta, por todo el sacrificio y la entrega que implicó su confección desde el primer momento.

Tarde en la noche del 9 de octubre de 1868, Cambula entregó a Céspedes, la bandera de La Demajagua para que en la mañana siguiente pudiera ser jurada camino al cadalso, o a la gloria. El sábado 10 de octubre de 1868, el prócer, junto a casi 500 conjurados, realizó el juramento a la bandera:

"¿Juráis vengar los agravios de la Patria? – Juramos (…) ¿Juráis perecer en la contienda antes que retroceder en la demanda? – Juramos (…) Enhorabuena sois unos patriotas valientes y dignos. Yo por mi parte, juro que os acompañaré hasta el fin de mi vida, y que si tengo la gloria de sucumbir antes que vosotros, saldré de la tumba para recordaros vuestros deberes patrios y el odio que todos debemos al gobierno español, venganza, pues, y confiemos en que el cielo protegerá nuestra causa "

Destierro

La Bandera de La Demajagua fue hecha prisionera de los españoles en terreno del Ingenio Santa Rosa de la Guanaja, el 30 de diciembre de 1870 y conducida a La Habana. Aquí es desterrada de la Isla de Cuba por el entonces Capitán General Conde de Valmaseda. Ana de Quesada y Loynaz, esposa en segundas nupcias de Céspedes, fijó su residencia, desde fines de enero de 1871, en Nueva York.
Céspedes encargó a su hermano Pedro de Céspedes (fusilado en Santiago de Cuba en noviembre de 1873) para que llevase la desterrada bandera a Ana de Quesada, a fin de que esta la conservara hasta mejores momentos. Pedro, sin embargo, tuvo que quedarse en la Isla por problemas de salud y encargó la misión al Coronel Pío Rosado (fusilado en Bayamo en 1880). Luego, de manos del Coronel Pío Rosado, la recibió el Coronel Manuel Anastasio Aguilera en enero de 1872, junto al puño de la espada de Perucho Figueredo y la carta de Carlos Manuel de Céspedes que acompañaba a las reliquias.

La bandera viajó dentro de un tubo de latón ovalado como de unos 40 cm. de largo por 15 cm. de ancho. Aguilera la entregó a Ana de Quesada en Nueva York. Al efectuarse la entrega de la carta y las reliquias a la esposa de Céspedes, esta extrajo la bandera del tubo en que se hallaba, y pidió a Aguilera que llevase a la viuda de Figueredo, que se hallaba ya en Key West , el puño de la espada de su glorioso esposo. Desde aquel momento Ana de Quesada guardó la bandera de La Demajagua con más cuidado aún que sus propias joyas; tal y como su esposo le pidiera en su misiva:

" te envío mi Bandera de Yara, guárdala con cuidado religioso hasta nuestros días "

Todos los 10 de octubre se exponía la insignia a la veneración de los compatriotas y amigos fieles que visitaban la casa de la familia de Céspedes, primero en Nueva Cork y más tarde en París.

Regreso a Cuba

Terminado el protocolo para el establecimiento de la paz, en Washington, el 12 de agosto de 1898, y evacuada ya la Provincia de Oriente por las tropas españolas, la viuda de Céspedes, Ana de Quesada y Loynaz, volvió a Cuba por primera vez, desde que, prisionera de las tropas españolas el 30 de diciembre de 1870, fuera deportada de la Isla por el Capitán General Conde de Valmaseda.
La señora deseaba ser una de las primeras personas que se repatriara en aquellos históricos momentos; por lo que tomó en el mes de septiembre un vapor de la línea de Ward que hacía el viaje directo de Nueva York hasta Santiago de Cuba.
En Santiago se reunió con su hijo Carlos Manuel de Céspedes y Quesada, después de tres años de amarga separación. El Coronel Céspedes y Quesada había ido a Santiago a recibir a su mamá haciéndose acompañar por el General José Lacret Morlot y sus ayudantes. Luego de permanecer Ana y su hijo un tiempo en Santiago de Cuba salieron para Manzanillo, invitados por el Mayor General Francisco Javier de Céspedes, para pasar un par de semanas en su casa. La viuda de Céspedes traía en su equipaje la Bandera de La Demajagua, y hubo de enseñarle aquella reliquia gloriosa a su cuñado Francisco Javier, quien tenía casi 80 años y que se emocionó profundamente al contemplarla.
A fines de diciembre, Ana de Quesada y su hijo embarcaron para Batabanó en uno de los vapores de la costa sur, de la Compañía de Menéndez.

Curiosidad histórica

El día de año nuevo de 1899, como a las 5:00 de la tarde llegaron a La Habana, solo unas horas antes se había arriado la bandera española en la Fortaleza San Carlos de la Cabaña, en lo que quedó definitivamente consumado el cese de la secular soberanía de España sobre la Isla de Cuba.
Es una casualidad histórica que la Bandera de La Demajagua entrara en la capital de la República el mismo día en que el Pabellón de España dejó de ondear sobre Cuba para siempre. La bandera mambisa entraba en La Habana como símbolo de la soberanía de Cuba. Fue entregada a la nación, por la viuda de su autor, el 4 de julio de 1902, y pasó a ocupar su puesto de honor en la Cámara de Representantes en cumplimiento del acuerdo legislativo del 21 de mayo de 1902.

Enterada Cambula desde su hogar en Santiago de Cuba de que la bandera estaba a salvo en La Habana, hizo el viaje a fin de reconocerla y cuando la tuvo en su poder exclamó:

" Esta es la Bandera que cosieron mis manos la tarde-noche del 9 de octubre de 1968 y no otra. "

Hoy

En abril de 1869 en la Asamblea Constituyente de la República de Cuba, en Guáimaro, fue aprobado que esta bandera quedara respetuosamente erguida en la Sala de Sesiones de la Cámara de Representantes y adoptó que la gloriosa Bandera de La Demajagua se fijara en la sala de sus sesiones y se considerara como parte del tesoro de la República. La bandera que Carlos Manuel de Céspedes enarboló en el ingenio La Demajagua el 10 de Octubre de 1868 se representa, generalmente, en forma rectangular, compuesta de dos franjas horizontales del mismo ancho, la inferior azul, y la superior dividida a su vez verticalmente en dos partes iguales, roja y blanca; la estrella se coloca con una punta hacia arriba, en la parte roja. Por razones estéticas se aumentó la longitud para adecuarla a las dimensiones de la bandera de Narciso López. En la actualidad la insignia nacional se conserva en la sede de las banderas del Palacio de los Capitanes Generales y encabeza los estandartes que recuerdan los momentos trascendentales de la Revolución cubana.

A propuesta de Antonio Zambrana se acordó que dondequiera que se reuniesen los legisladores del pueblo cubano, la Bandera de La Demajagua, debía mostrarse junto a la Bandera de la Estrella Solitaria. Las Sesiones de la Asamblea Nacional del Poder Popular de Cuba están siempre presididas por dos banderas: la de la estrella solitaria y la bandera de La Demajagua.

Véase también

Fuentes