Catalina Lara

Catalina Lara
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Figura relevante por sus aportes a la cultura espirituana.
NombreCatalina Lara Companioni
Nacimiento¿ de 1846
Sancti Spíritus, Bandera de Cuba Cuba
Fallecimiento23 de febrero de 1963
Trinidad, Sancti Spíritus, Bandera de Cuba
Causa de la muerteNatural
NacionalidadCubana
OcupaciónProfesora de baile
PadresJuana Lara

Catalina Lara. Profesora de baile cubana. Fue la primera persona que se dedicó a la enseñanza de la Danza en la ciudad de Sancti Spíritus en el pasado siglo. Consagró toda su vida a la carrera artística haciendo grandes aportes a la cultura espirituana.

Síntesis bográfica

Nació en el año 1846 en Sancti Spíritus, Cuba y aunque muchos consideran que su segundo apellido era Hernández, en su certificado de defunción consta como Companioni. Su madre se llamó Juana Lara, morena, descendiente de africanos que trabajó como doméstica en la casa indicada con el número 3 de la antigua calle Marcos García, entre Céspedes y Martí, en la ciudad de Sancti Spíritus, propiedad del matrimonio formado por Adolfo Edilla y Rafaela de la Aguilera. Catalina siempre radicó en la casa de los Edilla, aunque su madre vivió en el boquete de El Pico.

Infancia

Su niñez transcurrió en la ciudad espirituana, entre esta familia que la acogió y la trató con cariño, de allí que fuera también conocida con el seudónimo de "la negrita Edilla". Posteriormente, los señores de la casa, debido a razones de trabajo, cambian su residencia para La Habana y Catalina se traslada con ellos.

Fue una niña muy precoz y se destacó por su gusto por la danza, característica que llamó la atención de los Edilla, que vivían cerca del teatro de Enriqueta Sierra, en La Habana, a donde la pequeña se dirigía a observar los ensayos y actuaciones de ballet.

Bajo la dirección del profesor Modestín Morales, en la Academia de Artes de La Habana, adquiere una serie de conocimientos sobre técnicas de espectáculos de cabaret, que satisfacen sus inquietudes artísticas y que luego pone en práctica.

Trayectoria artística

En la década de 30 regresa a su ciudad natal y crea la Academia Privada de Enseñanza de Bailes, donde era profesora de un gran número de alumnos, a los que enseñaba bailes populares. Las clases eran acompañadas con un fonógrafo y, posteriormente, por un piano. En una casa situada en la calle Martí, entre San Cristóbal y Santa Inés radicó la primera escuela de bailes.

En los primeros años de la década del 50 se traslada para la Avenida Marcos García, hoy Avenida de los Mártires, esquina a Rosario. Allí funda la Academia de Ballet Catalina Lara, tal vez motivada por la creación del Ballet de Alicia Alonso en 1948 y la Academia de Ballet, en 1950. Poseía una matrícula numerosa de alumnas que en su mayoría eran hijas de familias adineradas. Allí mantuvo también en otras secciones del día, las clases de bailes de salón y bailes populares.

Con sus discípulas participaba en diferentes actividades y veladas que eran realizadas en el antiguo Teatro Renacimiento, de esta ciudad, y en otras sedes de sociedades de la burguesía espirituana. Entre sus más destacadas alumnas estuvo María Cristina Souto, quien llegó a ser integrante del Cuerpo de Baile de la Televisión en La Habana.

Catalina con Alicia Alonso.

Esta singular profesora impartía clase de baile fuera de la ciudad, muy a menudo en Trinidad y Cabaiguán y también en centrales azucareros cercanos a la ciudad espirituana. Además, era muy solicitada para asesorar actos y veladas culturales, ya fuesen públicas o privadas, de blancos o de negros. En muchas ocasiones fue directora artística de eventos y actividades que se desarrollaban en la villa. Participó como presidenta del Jurado de las fiestas del Santiago Espirituano, marco que aprovechaba para formar comparsas. Asimismo organizaba actividades para los trabajadores de los gremios tabaqueros. Para amenizar estas fiestas, que ella misma organizaba, creó un coro de jóvenes negros de uno y otro sexo, todos elegantes y apuestos.

Existen referencias, sobre agrupaciones musicales femeninas formadas por esta gran promotora cultural, alrededor del año 1929. Una de ellas fue el sexteto Aires del Yayabo, formado por mujeres jóvenes. También creó un septeto llamado Cacomaijú, por las iniciales de cada uno de los nombres de las integrantes del conjunto, y el grupo Ronda Lírica Espirituana.

Trayectoria revolucionaria

Aunque estaba imbuida en el quehacer cultural, no dejó de atender al llamado de la Patria. Asistía periódicamente al café El Marlo, donde se entrevistaba con combatientes clandestinos, y en una ocasión fue perseguida por conspirar activamente contra el gobierno de Fulgencio Batista.

Su vida fue muy intensa. Los que la conocieron afirman que jamás en sus presentaciones se sintió marginada ni relegada por ser negra, ni esto constituyó un freno a su carrera artística. Nadie recuerda que haya bailado frente a un público, pero con su vocación por la enseñanza de la Danza y la Música, supo ganarse un reconocido prestigio. No poseía los conocimientos básicos de la técnica del ballet, pero a pesar de ello, varias personalidades le reconocían su gran voluntad y valentía.

Muerte

La muerte la sorprendió el 23 de febrero de 1963 en uno de sus viajes a Trinidad a donde se dirigía a impartir clases. Al morir contaba con 67 años de edad, y se encontraba activa en sus funciones de profesora de baile, preocupada siempre por incentivar en las niñas y jóvenes espirituanas el gusto por la danza en todas sus manifestaciones. Merece el reconocimiento por la labor que llevó a cabo en pos de la [[cultura espirituana, en los finales de la década del 20 y hasta los años 50.

Fuentes