Pedro de Valdés

Pedro de Valdés
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Bandera de Cruz de Borgoña.png
Gobernador de Cuba
1603 - 16 de junio de 1608
PredecesorJuan Maldonado Balnuevo
SucesorGaspar Ruiz de Pereda
Datos Personales
Nacimiento1544
Gijón, Asturias, Bandera de España España
Fallecimientomarzo de 1615
Roces, Gijón, Bandera de España España

Pedro de Valdés y Menéndez de Lavandera, también conocido como Pedro de Valdés Basnueva. Militar español. Gobernador y Capitán General de Cuba en 1603-1608. Su mandato se destacó por su intento de frenar el contrabando, lo cual provocó una abierta rebelión en Bayamo, la primera en Cuba de civiles armados contra las autoridades españolas, en la que los vecinos se salieron con la suya.

Sus primeros años

Nació en 1544 en Gijón, Asturias, España. De familia noble, viajó al Reino de Nápoles cuando tenía dieciséis años, sin habérselo comunicado antes a sus padres. Sin embargo, tras llegar al reino italiano, se presentó al virrey y éste le concedió una plaza de entrenamiento en su palacio virreinal. Tras un arduo entrenamiento, el virrey le ordenó navegar en una de las galeras con el fin de buscar y eliminar a los piratas moros. Así, se enfrentó contra ellos en constantes combates, obteniendo con el tiempo el grado de alférez de infantería. Durante su liderazgo en la galera, él y su compañía tuvieron que luchar con otras naves moras, logrando la captura de dos de ellas.

Conquistador en América

En 1566 se alistó en la Armada del primer adelantado Pedro Menéndez de Avilés para luchar y eliminar a los corsarios franceses del Océano Atlántico. Se mantuvo fiel al adelantado durante ocho años, siendo así Maestre de Campo y Almirante. Además, participó en la reconquista de Florida, donde parece que destacó en todas las batallas de la entonces provincia española, luchando contra los hugonotes franceses.

Capitán General de la Armada

Fue ascendido a Capitán General de la “Armada de los galeones de la Carrera de Indias” en dos ocasiones, así como a Capitán General de la Armada de Flandes. Fue durante su liderazgo en esta armada cuando invadió Amberes. Tras ser luego armada la flota en corso -bajo su mando- navegó con la flota por las costas cantábricas, donde atacó y apresó a muchos barcos enemigos. Sin embargo, la rebelión ocurrida en el reino de Portugal provocó un bloqueo naval en las costas cantábricas.

Más tarde, fue ascendido a Almirante del escuadrón de Andalucía en la posteriormente llamada Armada Invencible. Pero tras su derrota por parte de los ingleses (agosto de 1888), se perdió su galeón, “Nuestra Señora del Rosario”, y fue apresado por los ingleses, permaneciendo prisionero en la Torre de Londres durante siete años, hasta que su rescate fue pagado "con lo que le quedaba de la herencia de sus padres". Después de esto Valdés fue nombrado General y Gobernador por Mar y Tierra en Ultramar.

Gobernador de Cuba

Ocupó el cargo a partir de 1603 en que sustituyó a Juan Maldonado Balnuevo. Asumió Pedro Valdés como capitán general de Cuba y Juan Villaverde y Ozeta como capitán a guerra de Santiago. En La Habana residía el gobernador y capitán general de la isla y en Santiago un gobernador y capitán a guerra. En el ramo de guerra el gobernador de Santiago quedaba en dependencia del capitán general. Cada gobernador tenía autonomía en lo administrativo, entendiéndose directamente con la Corte del rey. En lo judicial ambas gobernaciones continuaron en la jurisdicción de la Real Audiencia de Santo Domingo. Ocupó el cargo de en una etapa de pleno florecimiento del contrabando.

En 1603 se fundó en la zona del antiguo cacicazgo el Hato de Las Tunas, llamado así por las posibilidades que ofrecía el lugar para la cría y desarrollo de ganado vacuno, zona fértil y rica en abundantes pastos. En ese año también se dispuso la fundación del Convento de Santa Clara de Asís por el gobernador Pedro de Valdés.

Asumió Pedro Valdés como capitán general de Cuba y Juan Villaverde y Ozeta como capitán a guerra de Santiago. En La Habana residía el gobernador y capitán general de la isla y en Santiago un gobernador y capitán a guerra. En el ramo de guerra el gobernador de Santiago quedaba en dependencia del capitán general. Cada gobernador tenía autonomía en lo administrativo, entendiéndose directamente con la Corte del rey. En lo judicial ambas gobernaciones continuaron en la jurisdicción de la Real Audiencia de Santo Domingo. Ocupó el cargo de en una etapa de pleno florecimiento del contrabando.

En ese año de 1603 hizo una pesquisa en Bayamo, comprobando lo que incluso él sabía, que todo el mundo era culpable de participación en el comercio clandestino de rescate: comerciantes, autoridades civiles y eclesiásticas, y el pueblo en general. También Puerto Príncipe, actual Camagüey, en su ubicación definitiva muy alejada de las costas, y por tanto de la supervisión oficial, debía en gran parte su prosperidad inicial al comercio de contrabando.

El monarca Felipe II dictó dos reales cédulas, en agosto y diciembre de ese mismo año, en las que exigía a sus virreyes y gobernadores americanos tomar medidas drásticas para poner coto al fenómeno que estaba afectando seriamente los ingresos a las cajas reales por concepto de tributos, y «mezclando, en intolerable convivencia, a súbditos cristianos con herejes enemigos».

Pedro de Valdés, envió a su teniente, el licenciado Melchor Suárez de Poago, acompañado por una veintena de arcabuceros, para poner drástico fin al delito de contrabando en Bayamo. Poago involucró en un largo y riguroso proceso al alcalde, los regidores, eclesiásticos, funcionarios y vecinos de todas las categorías, a los que halló culpables y condenó a penas de multas, confiscación de bienes, largos períodos de prisión y hasta a 80 de ellos, a muerte.

La respuesta fue contundente: unos 200 bayameses armados se emboscaron a las salidas del pueblo, con tal disposición, que Poago, a pesar de su escolta, temió por su vida y por la custodia de sus prisioneros, por lo cual no se atrevió a salir de la villa. En el golfo de Guacanayabo también le aguardaban en talante no menos belicoso los otros grandes perjudicados por su celo, los corsarios contrabandistas, de manera que el diligente funcionario se vio cercado por más de 6 meses en la villa donde era un indeseable, plazo en el que las quejas, reclamaciones y el oro de los vecinos llegaron a la Audiencia de Santo Domingo.

Los juicios a los presuntos culpables y a Poago por supuestas arbitrariedades marcharon simultáneamente y fue tan evidente el cohecho, que la Audiencia fue casi totalmente renovada. El malestar creado a lo largo y ancho de la Isla hizo que, de conjunto, el gobernador Valdés, el obispo Altamirano y hasta el propio Poago intercedieran ante el rey, quien, al fin, en 1607, amnistió a los condenados.

Pero el mal ya estaba hecho; se había producido una contradicción económica antagónica entre los habitantes de Bayamo y las autoridades representantes del poder colonial, a la que los primeros dieron solución con las armas en la mano, y se salieron con la suya. Esta contradicción manifestó la existencia de una identidad local, germen del surgimiento del sentimiento nacional.

En 1603 fomentó un proyecto para la construcción de una muralla que protegiera La Habana del ataque de los piratas y posibles invasiones extranjeras, pero no contó con el apoyo ni el dinero de la Corona española para llevarlo a cabo. En La Habana, a un alto costo para la época, se había hecho necesaria en gobiernos anteriores la creación de un sistema de fortificaciones, especialmente, para protegerse contra los ataques y así resguardar las flotas durante su estadía, que incluía el Castillo de la Real Fuerza (terminado en 1577), San Salvador de la Punta (1589), el de los Tres Reyes del Morro (1591). Precisamente en este último castillo Pedro de Valdés estableció la “Batería de los 12 apóstoles”, una batería de 12 piezas de artillería situadas en una plataforma muy resistente, que aún preside esta fortaleza.

Otro hecho histórico que habla del espíritu independiente y rebelde de los bayameses se produjo en 1604. El corsario francés Gilberto Girón se encontraba fondeado en la Bahía de Manzanillo cuando le llegó la información de que el obispo de Cuba, Jamaica y la Florida, fray Juan de las Cabezas Altamirano -que se había establecido en Bayamo- se encontraba en el hato de Yara. Hasta ese lugar marchó Girón al frente de 26 corsarios y, después de matar a dos lugareños, secuestró al obispo y al canónigo Francisco Puebla, administrador de los bienes de la iglesia en la región. Después de conducir a los rehenes a bordo de su nave, pidió un fuerte rescate por ellos. Dos corsarios -uno genovés, y el otro flamenco- que se encontraban también fondeados en la bahía de Manzanillo, tal vez por ser católicos, sirvieron de fiadores por el obispo hasta tanto la población reuniera el rescate exigido. Girón liberó al obispo, pero dejó en garantía al clérigo prisionero.

El capitán Gregorio Ramos, al frente de unos veinte hombres, incluyendo esclavos e indios -armados fundamentalmente con machetes, cuchillos y lanzas- atrajo al corsario a una emboscada para trabar combate. El lance fue decidido por el esclavo criollo Salvador Golomón, quien en duelo con Girón lo atravesó con una lanza. Los corsarios fueron perseguidos hasta el mar y aniquilados. La victoria se celebró con un motete, cantado en la iglesia de Bayamo.

Basado en este hecho y la celebración el canario radicado en Puerto Príncipe, Silvestre de Balboa Troya y Quesada, se inspiró para producir la primera obra literaria escrita en Cuba: Espejo de Paciencia, publicado en 1608.

Mediante la Real Cédula del 8 de octubre de 1607 el rey Felipe III dividió la Capitanía General de Cuba en dos gobiernos, el Occidental con sede en La Habana y el Oriental con sede en Santiago de Cuba. La jurisdicción que abarcaría el gobernador de La Habana fue fijada por el este hasta cincuenta leguas de la ciudad.

El rey lo dispuso de la siguiente manera:

“(...) y quiero y es mi voluntad que el de los dichos dos gobernadores tuviere á su cargo el gobierno de la ciudad de San Cristóbal de La Habana y los dichos lugares de su distrito sea y se titule mi gobernador y capitán general de la isla de Cuba y de la dicha ciudad como se han titulado hasta agora los que lo han sido de toda la Isla (...) Y por los inconvenientes que se considera podrían resultar de lo contrario, mando que mi gobernador y capitán á guerra de la ciudad de Santiago de Cuba y su distrito esté subordinado en todo lo que tocare y fuere dependiente de materias de gobierno y guerra al mi gobernador y capitán general de dicha Isla y ciudad de La Habana (...)”.

Las villas de Baracoa, Bayamo y Puerto Príncipe (hoy Camagüey) quedaron bajo jurisdicción del gobernador de Santiago de Cuba. Las villas de San Juan de los Remedios, Sancti Spíritus y Trinidad no fueron adjudicadas a ninguno de los gobiernos y quedaron exentas y sujetas directamente al capitán general. La isla fue dividida mediante la siguiente orden: “mídanse 80 leguas a partir del cabo de San Antonio, y tírese una raya de norte a sur.”

Fin de su gobierno y muerte

El 16 de junio de 1608 Pedro de Valdés fue relevado de su cargo de Gobernador de Cuba y sustituido por Gaspar Ruiz de Pereda.

Tras una vida azarosa, con 54 años de servicio al Rey como Capitán, Maese de Campo, General y Gobernador por Mar y Tierra en Ultramar, rindió testamento el 9 de marzo de 1615 muriendo arruinado, en su palacio de Roces (Gijón).

Fuentes

  • Arcadio Ríos. Hechos y personajes de la Historia de Cuba. Recopilación Bibliográfica. La Habana, 2015. 320 p.
  • Historia Naval de España. Biografía de don Pedro de Valdés y Menéndez de Lavandera.