Ibn Battuta

Ibn Battuta
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Es el más conocido de los grandes viajeros árabes: sus viaje por el oriente duró veinte años
NombreAbu Abd Allah Muhammas Ibn Battuta
Nacimiento25 de febrero de 1304
Califato Abasí,Tánger, Bandera de Marruecos Marruecos
Fallecimiento1368 o 1377
Bandera de Marruecos Marruecos
EducaciónMagistratura islámica (cadíes)
OcupaciónViajero, Explorador
Obras destacadasEl Libro “Rihläh” (Viajes)

Ibn Battuta. (Abu Abd Allah Muhammas Ibn Battuta) Viajero y geógrafo árabe. Fue el más importante de los viajeros musulmanes en la Edad Media, famoso por escribir el libro Rihläh (Viajes), en el año 1355, donde plasmó con todo lujo de detalles las experiencias vividas a lo largo de los más de 120.000 kilómetros que recorrió desde el año 1325 a 1355.

Síntesis biográfica

Ibn Battuta nació el 25 de febrero de 1304 en Califato Abasí, Tánger. Miembro de una familia honorable dedicada a la magistratura islámica (cadíes), desde muy joven Ibn Battuta se aficionó a la lectura, especialmente de obras relacionadas con la geografía y con todo tipo de libros de viajes. Ayudado por el desahogo económico de su familia, cuando tan sólo contaba con veintiún años de edad, Ibn Battuta comenzó su periplo viajero. El 13 de junio del año 1325, partió en dirección a La Meca con el designio de cumplir la peregrinación preceptiva para todo musulmán de visitar la ciudad santa por excelencia del Islam.

Historia

Es el más conocido de los grandes viajeros árabes: sus viaje por el oriente duró veinte años, que relató con detalle en una crónica dictada al estudioso granadino Ibn Yuzayy, a instancias del sultán marínida (o benimerín). Prácticamente todo lo que se sabe de su vida procede de el retrato más fiel que existe de la parte del mundo que el viajero recorrió en esa época. En su viaje recorrió una distancia mayor que la de su contemporáneo Marco Polo, recorriendo en total el oeste, centro y norte de África, el sur y el este de Europa, Oriente medio, la India, Asia central, el sureste asiático y China.

En 1976 la Unión Astronómica Internacional nombró un astroblema lunar, «Ibn Battuta» en su honor. El aeropuerto de Tánger, su ciudad natal, también lleva su nombre.

El Rihläh

La obra, traducida en occidente con el nombre de A través del Islam, constituye una valiosísima fuente de información de primera mano sobre la historia y la geografía del mundo musulmán durante la Edad Media, además de ser en su época una de las pocas referencias fiables de unos territorios desconocidos por casi todo el mundo habitado.

Aunque la obra contiene numerosísimos errores geográficos y bastantes pasajes con poca credibilidad, toda vez que la narración posee un alto grado literario y artístico, donde se puede apreciar el deseo del autor por agradar al lector con historias y relatos maravillosos al uso de la época. Ibn Battuta fue testigo directo de una de las mayores convulsiones que asolaron a la Edad Media: la Peste Negra del año 1348, que le alcanzó cuando éste estaba en Siria, y cuyos efectos catastróficos describió minuciosamente.

Su Obra

Ruta viajes Ibn Battuta

De Tánger a La Meca

Siguió la costa norte de África, a la que no presta mucha atención en su relato, hasta llegar a Egipto. Desde allí había tres rutas comúnmente usadas para ir a La Meca e Ibn Battuta escogió la menos frecuentada: un viaje Nilo arriba (esto es, hacia el sur) y luego hacia el puerto de Aydab en el Mar Rojo. Sin embargo, una rebelión local le impidió llegar a Aydab, debiendo regresar a la capital egipcia.

Desde la capital arranca un periplo por el País de Sham (Siria y Palestina), que entonces formaba parte de los dominios de la misma dinastía mameluca —la dinastía Bahrí— que gobernaba Egipto. Esto le permitió desplazarse con cierta seguridad, ya que las autoridades mamelucas hacían un especial esfuerzo en mantener segura para los peregrinos la ruta que pasaba por los lugares santos de Hebrón, Belén y Jerusalén.

Tras pasar el mes de ramadán en Damasco, Ibn Battuta siguió con una caravana un viaje de 800 millas que hay hasta Medina, en cuya mezquita principal está enterrado Mahoma. Luego siguió viaje a La Meca, donde cumplió con los ritos habituales de un peregrino musulmán, adquiriendo el apelativo de hayi («peregrino»). En teoría había cumplido los objetivos de su viaje, pero en lugar de volver a Marruecos decidió acompañar a una caravana de peregrinos procedentes de Irak eIrán de regreso a sus hogares.

raq, Persia, Kurdistán y regreso a La Meca

Ibn Battuta conoce el Iraq gobernado por los Mongoles. En primer lugar visita Nayaf, el lugar de enterramiento del cuarto califa, Ali ibn Abi Talib. Desde allí viajó a Basora y luego pasa a Persia, visitando Isfahán –que sólo unas décadas atrás había sido casi destruida por Tamerlán–, Shiraz y otros lugares. Vuelve a Iraq y visita Kufa y Bagdad, la antigua capital de los Abbasíes, ahora convertida en ciudad de segundo orden tras haber sido saqueada por las tropas mongolas de Hulagu Jan.

En Bagdad conoció al joven Abu Said Bahadur, «rey de los dos Iraq» y último gobernante del Iljanato unificado, cuya muerte y posterior fragmentación de su reino cuenta también Ibn Battuta en su relato, escrito varias décadas después.

Viaja con la caravana real y se desvía de ella acompañando a uno de los príncipes a la ciudad persa de Tabriz en la Ruta de la Seda, para regresar luego al campamento de Abu Saíd. Obtiene del rey el patrocinio para realizar una segunda peregrinación a La Meca, regresando a Bagdad para hacer los preparativos. Ibn Battuta aprovecha el tiempo que resta hasta la salida de la caravana de peregrinos para visitar el norte del país, atravesando poblaciones como Samarra, Tikrit y Mosul y llegando hasta el Kurdistán.

En sus viajes por Iraq y Persia, Ibn Battuta tiene ocasión de conocer a los chiíes, rama del Islam inexistente en el Magreb, de cuyas creencias abomina y a quienes no oculta su antipatía.

Tras cumplir por segunda vez con el rito del hach, Ibn Battuta permaneció en La Meca durante un año, dedicándose por entero a la vida religiosa, lo que le permitió trabar conocimiento con numerosos peregrinos.

Ibn Battuta es recibido por Mohammed ibn Tughliq

Yemen y la costa africana

Hacia diciembre de 1330 Ibn Battuta emprende viaje hacia el sur. En Yida se embarca hacia la costa nubia, en el actual Sudán, para cruzar de nuevo el Mar Rojo poco después hacia el Yemen, donde es alojado por el Nur ad-Din Ali. De Adén arranca un largo viaje por mar con el que recorrerá las costas de África, el sur de la Península Arábiga y el Golfo Pérsico.

Pasando alrededor de una semana en cada uno de sus destinos, visitó Etiopía, Mogadiscio, Mombasa, Zanzíbar y Kilwa Kisiwani, entre otros. Con el cambio del monzón, el barco en que iba embarcado volvió hacia el sur de Arabia. Habiendo completado su aventura, antes de establecerse, inmediatamente decidió ir a visitar Omán y el Estrecho de Ormuz. Hecho esto, viajó a la Meca otra vez.

Asia occidental y central

Al cabo de un año, decidió buscar ocupación con el Sultán de Delhi. Necesitando un guía y traductor para viajar allí, fue a Anatolia, entonces bajo el control de los turcos selyúcidas, para unirse a una de las caravanas que iban hasta la India. Un viaje por mar desde Damasco en un barco genovés lo llevó hasta Alanya en la costa sur de Anatolia. Desde allí viajó por tierra a Konya y después a Sinope en la costa del Mar Negro.

Cruzando el Mar Negro, Ibn Battuta tomó tierra en Kaffa, en Crimea, y entró en las tierras de la Horda de Oro. Allí compró un carro y de manera fortuita se unió a la caravana de Ozbeg, el Khan de la Horda de Oro, en un viaje hasta Astracán en el río Volga. Tras alcanzar Astrakhan, el khan permitió a una de sus esposas embarazadas volver a dar a luz en su ciudad de origen, Constantinopla. No es quizá una sorpresa para el lector que Ibn Battuta persuadiera a alguien para poder viajar en esa expedición, la primera de las suyas fuera de los límites del mundo islámico.

Tras llegar allí hacia el final del 1332, encontró al emperador Andrónico III y vio el exterior de Santa Sofía. Después de un mes en la ciudad, volvió sobre su ruta hacia Astrakhan, continuó más allá del Mar Caspio y el Mar de Aral a Bujará y Samarcanda. Desde allí viajó hacia el sur hasta Afganistán, cuyos pasos de montaña cruzó para seguir a la India.

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India

El Sultanato de Delhi era una adición relativamente nueva a Dar al-Islam (la tierra del Islam), y el sultán había decidido traer tantos estudiosos musulmanes como fuera posible para consolidar su dominio. Con la sabiduría adquirida en sus años de estudio mientras estaba en La Meca, Ibn Battuta fue nombrado qadi ("juez") por el Sultán Muhammad Tuguluq. Pero el Sultán era incluso más arbitrario que lo usual en su época e Ibn Battuta pasó de vivir la cómoda vida de un subordinado de confianza a estar bajo sospecha por muchas razones. Con el tiempo decidió irse, bajo pretexto de hacer otra peregrinación a La Meca, pero el Sultán le ofreció la posibilidad de ir como embajador a China. Ante la oportunidad, tanto de alejarse del sultán, como de visitar nuevas tierras, Ibn Battuta aceptó.

En ruta hacia la costa, él y su grupo fueron atacados por rebeldes hindúes y separado de los otros le robaron y casi pierde la vida. No obstante, logró alcanzar a la caravana en dos días y continuó su viaje a Cambia. Desde allí embarcaron hacia Calicut. Pero, mientras Ibn Battuta visitaba una mezquita en la costa, se desencadenó una tormenta y dos de los barcos de su expedición resultaron hundidos. El tercero, entonces, partió sin él y terminó requisado por un rey local en Sumatra unos meses más tarde.

Temeroso de volver a Delhi fracasado, permaneció un tiempo en el sur, bajo la protección de Jamal al-Din, pero cuando este hombre justo fue derrocado, Ibn Battuta debió abandonar completamente la India. Decidió continuar hacia China con un desvío a las Maldivas cerca del comienzo del viaje.

En las Maldivas pasó nueve meses, mucho más de lo que se proponía. Su saber como qadi era muy apreciado en las islas y fue medio sobornado medio secuestrado para quedarse. Nombrado juez en jefe y casado dentro de la familia real, se llegó a ver enredado en la política local, y terminó por marcharse de mala manera, al imponer Battuta juicios estrictos en el reino isleño, habituado al "laissez-faire". Desde allí, continuó a Ceilán para visitar el Pico de Adán.

Al poco de salir de Ceilán, su barco casi se hundió en medio de una tormenta, luego el barco que lo rescató fue atacado por piratas. Desembarcado en la costa, Ibn Battuta una vez más rehizo su camino de vuelta a Calicut, desde donde navegó a las Maldivas de nuevo antes de embarcar en un junco chino y tratar otra vez de alcanzar China.

Sureste asiático y China

Esta vez tuvo éxito, alcanzando en rápida sucesión Chittagong, Sumatra, Vietnam, y finalmente Quanzhou, provincia de Fujian, en China. Desde allí siguió al norte hasta Hangzhou, no lejos de la moderna Shanghái. También pretendió haber viajado incluso más al norte, por del Gran Canal a Janbalic (Pekín), pero se cree que es una de sus invenciones, no un hecho real.

Vuelta a Marruecos por el Mediterráneo

De vuelta a Quanzhou, Ibn Battuta decidió volver a casa, aunque era un pequeño problema saber exactamente dónde fuera "su casa". Volviendo a Calicut una vez más, consideró acogerse a la piedad de Mohammed Tuguluq, pero lo pensó mejor y decidió seguir a la Meca otra vez. Volviendo vía Ormuz y el Il-Khanato vio que el estado se deshacía en una guerra civil, habiendo muerto Abu Sa'id desde su anterior viaje allí.

Volviendo a Damasco, con la intención de seguir otra vez la ruta de su primer hach, supo que su padre había muerto. La muerte estuvo presente durante el año siguiente porque la Peste negra había comenzado, e Ibn Battuta estaba a su alcance conforme se extendía por Siria, Palestina y Arabia. Tras llegar a la Meca, decidió volver a Marruecos, casi un cuarto de siglo después de salir de allí. Durante el viaje hizo un último desvío hasta Cerdeña, y luego volvió a Tánger para descubrir que su madre también había muerto, pocos meses antes.

Habiéndose afincado en Tánger durante unos años, Ibn Battuta comienza un viaje a al-Andalus (España musulmana). Por entonces Alfonso X de Castilla amenazaba con conquistar Gibraltar, e Ibn Battuta se unió a un grupo de musulmanes que salían de Tánger con la intención de defender el peñón. Cuando llegó, Alfonso había muerto de la peste negra y la amenaza había desaparecido, así que Ibn Battuta decidió seguir el viaje por placer. Viajó por Valencia y terminó en Granada.

Al dejar España decidió viajar por una de las pocas partes del mundo musulmán que nunca había explorado: Marruecos. En su vuelta a casa se detuvo un poco en Marrakesh, que era casi una ciudad fantasma tras la reciente epidemia y el cambio de la capital a Fez.

Una vez más retornó a Tánger, y una vez más volvió a partir. Dos años antes de su primer viaje a El Cairo, el rey del Imperio de Malí, Mansa Musa había pasado por esa ciudad en su propio hach y había causado sensación con sus extravagantes riquezas; algo así como la mitad del suministro mundial de oro en ese tiempo venía de África Occidental. Aunque Ibn Battuta nunca lo menciona abiertamente, esas noticias oídas durante su propio viaje debieron incitar su curiosidad, porque decidió partir y visitar ese reino musulmán en el otro extremo del Desierto del Sahara.

África occidental

Al finales de 1351, Ibn Battuta partió de Fez, alcanzando la última localidad de (Sijilmasa) poco más de una semana después. Cuando las caravanas de invierno comenzaron pocos meses más tarde, se unió a una de ellas, y en un mes estaba en la localidad de Taghaza, en el Sáhara Central, perteneciente al reino de Mali. Centro del comercio de la sal, Taghaza estaba inundada de sal y de oro de Mali, aunque Ibn Battuta no tuvo una favorable impresión del lugar. Otro viaje de 800 km a través de la peor parte del desierto lo llevó a Mali, y más exactamente, a la localidad de Walata.

Desde allí viajó al suroeste a lo largo de un río que el creía ser el Nilo (pero que era realmente el Río Níger) hasta que alcanzó la capital de Imperio de Mali. Allí encontró a Mansa Soulayman, rey desde 1341. Aunque dudoso por la escasa hospitalidad del rey, permaneció sin embargo durante ocho meses antes de volver hacia el Níger y hasta Tombuctú que, aunque en los siguientes dos siglos llegaría a ser la ciudad más importante de la región, en esa época era pequeña e insignificante, e Ibn Battuta pronto siguió adelante. En algún lugar de su viaje a través del desierto recibió un mensaje del Sultán de Marruecos ordenándole volver a casa. Así lo hizo, y esta vez se quedó.

Muerte

Se conoce poco de la vida de Ibn Battuta posterior a la fecha de publicación de la Rihla. Podría haber sido nombrado qadi en Marruecos.

Ibn Battuta murió en Marruecos en algún momento entre 1368 y 1377. Durante siglos su libro fue desconocido, incluso dentro del mundo musulmán, pero en el siglo XIX fue redescubierto y traducido a varios idiomas europeos. Desde entonces la fama de Ibn Battuta ha ido creciendo y es ahora una figura bien conocida en el Oriente Medio. En la medina de Tánger Ibn Batuta tiene un pequeño mausoleo familiar, que es lugar de oración.

Fuente

  • Biografía Ibn Battuta. Disponible en "www.biografiasyvidas.com". Consultada: 20 de agosto del 2011.
  • Ibn Battuta, A través del Islam, traducción: Serafín Fanjul y Federico Arbós, Alianza Editorial, 2005, Madrid, ISBN 84-206-4585-0