Analgésico

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Analgésico
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Presentación farmacéuticaTableta, ampolleta, bulbo, supositorio, solución oral, gragea
Vía de administraciónOral, intramuscular, intravenosa
Grupo Terapéuticoanalgésicos, antipiréticos, antiinflamatorios no esteroideos (AINES), antigotosos y agentes modificadores de la enfermedad con trastornos reumatoideos

Analgésicos: Medicamentos para combatir el dolor y cuya selección depende del tipo de dolor y de su intensidad, así como de los efectos adversos y las contraindicaciones de cada fármaco. El Ibuprofeno es el preferido generalmente y se recomienda comenzar el tratamiento a la dosis más baja recomendada, no usar más de un AINE a la vez y todos estos fármacos están contraindicados en pacientes con úlcera péptica activa.

El dolor

Es una de las causas más frecuentes de consulta al médico. A menudo el dolor es tratado solo de manera sintomática, y no siempre se investigan sus causas. La identificación del origen del dolor es esencial para poder establecer un tratamiento adecuado. Ello es particularmente importante en caso de dolor agudo, en el que el tratamiento del síntoma debería ir precedido de un diagnóstico preciso.

Tipos de dolores

Nociceptivo

El dolor nociceptivo se debe a la estimulación de receptores dolorosos o térmicos periféricos y es transmitido al sistema nervioso central por fibras nerviosas nociceptivas normales (por ejemplo, por traumatismo o quemadura). En todos los casos se debe considerar su posible causa y el tratamiento de esta. Para el tratamiento sintomático, el dolor nociceptivo responde a los analgésicos-antipiréticos (y a los antiinflamatorios no esteroides), así como a los analgésicos opiáceos.

Neuropático

El dolor neuropático se debe a una afectación anatómica o metabólica de las fibras nerviosas nociceptivas (en diversas neuropatías). En todos los casos se debe considerar su posible causa y el tratamiento de esta. Para el tratamiento sintomático, el dolor neuropático responde a los analgésicos opiáceos y a otros fármacos que no son específicamente analgésicos (por ejemplo, antidepresivos tricíclicos en la neuropatía diabética, carbamazepina en la neuralgia del trigémino).

Psicógeno

El dolor psicógeno se establece directamente en el Sistema Nervioso Central. En todos los casos se debe considerar su posible causa y el tratamiento de esta. El dolor psicógeno responde al tratamiento adecuado de la afección que lo ocasiona.

Analgésicos

En el grupo de los analgésicos, antipiréticos, antiinflamatorios no esteroideos (AINES), antigotosos y agentes modificadores de la enfermedad con trastornos reumatoideos, están los analgésicos no opioides, analgésicos opioides, los antigotosos, y los agentes modificadores de los trastornos reumatoideos La selección de un analgésico depende del tipo de dolor y de su intensidad, así como de los efectos adversos y las contraindicaciones de cada fármaco. Las revisiones sistemáticas no han encontrado diferencias significativas en cuanto a eficacia para alivio de los síntomas de trastornos musculoesqueléticos entre los diferentes AINEs, pero sí hay considerable variación interindividual en cuanto a tolerancia y respuesta. Este grupo comparte los siguientes efectos adversos: propensión a sufrir úlceras gástricas o intestinales, intolerancia digestiva, perturbaciones de la función plaquetaria, prolongación de la gestación o del trabajo de parto espontáneo, cierre prematuro del conducto arterioso, cambios en la función renal, hipertensión arterial por retención hídrica y reacciones de hipersensibilidad.

Analgésicos no opiodes

Analgésicos opioides

Los analgésicos opioides son utilizados en el alivio del dolor moderado a severo, su administración repetida puede causar dependencia y tolerancia, pero esto no es motivo para no usarlo en el control del dolor de la enfermedad terminal. Las recomendaciones principales para su uso son: calcular de la forma más aproximada posible las necesidades de opioides reales del paciente, prescribir dosis fijas, con intervalos regulares y vías de administración apropiados: la vía de elección preferida es la vía oral cuando esta es posible, indicar dosis de rescate, prevenir, anticipar y manejar los efectos secundarios y utilizar adecuadamente los fármacos adyuvantes. Comparten también efectos indeseables, a nivel de Sistema Nervioso Central, sedación, Mareo, Hipotermia, Mioclonías, Hiperestesia, Alodinia, Convulsiones y [[Somnolencia], síntomas gastrointestinales como náuseas y vómitos, constipación, cólico biliar; a nivel cardiovascular producen bradicardia, hipotensión, y otras importantes como depresión respiratoria, retención urinaria, dependencia física y tolerancia. La respuesta de los pacientes a estos fármacos en cuanto a eficacia y seguridad varía ampliamente.

Antigotosos

Las estrategias terapéuticas para compartir las crisis de Gota son los medicamentos uricosúricos, que intensifican la excreción de Ácido úrico y con ello disminuyen las concentraciones de dicho metabolito en plasma. Las crisis agudas de Gota se suelen tratar con dosis altas de un AINE, como la Indometacina, Diclofenaco, Naproxeno y Piroxicam. Los salicilatos, como el Ácido acetilsalicílico, no son recomendables, porque pueden incrementar las concentraciones plasmáticas de uratos. La Colchicina es una alternativa para los pacientes en los que los AINE están contraindicados. Su uso está limitado por la toxicidad a dosis altas. Para el tratamiento a largo plazo de la Gota en pacientes con crisis frecuentes se puede administrar el Alopurinol, un inhibidor de la xantinooxidasa, para reducir la producción de ácido úrico. No se recomienda para tratar una crisis aguda, porque puede prolongarla de manera indefinida. El tratamiento de la gota crónica no se debe iniciar hasta después de la remisión completa de una crisis aguda, habitualmente 2-3 semanas. El inicio del tratamiento con alopurinol puede precipitar una crisis aguda, por lo que se recomienda la colchicina o un AINE adecuado como profiláctico, y se prosigue durante por lo menos un mes después de que la hiperuricemia se haya corregido. Si se produce una crisis aguda durante el tratamiento de la gota crónica, hay que proseguir con alopurinol a la misma dosis y la crisis aguda debe tratarse por sí misma. El tratamiento de la gota crónica se debe proseguir de manera indefinida para prevenir nuevos ataques de gota.

Agentes modificadores de los trastornos reumatoideos

El proceso de destrucción del cartílago y del hueso que se produce en la artritis reumatoide se puede retardar con la administración de un grupo de fármacos conocido como FARME (fármacos antirreumáticos modificadores del curso de la enfermedad), en el que se incluyen:

1- Antipalúdicos

2- Inmunosupresores

El tratamiento se debe iniciar en fases precoces de la enfermedad, antes de que empiece la lesión articular. Se suele iniciar con un AINE cuando el diagnóstico no es seguro y el curso de la enfermedad es imprevisible. Sin embargo, cuando se han confirmado el diagnóstico, la progresión y la gravedad de la enfermedad reumática, hay que introducir un FARME, estos no producen una mejoría inmediata, pero requieren 4-6 meses de tratamiento para una respuesta completa. Su uso a largo plazo está limitado por la toxicidad y la pérdida de eficacia. Si un fármaco no consigue mostrar beneficio en 6 meses, debe retirarse y sustituirse por otro FARME. Las reacciones adversas con los FARME son frecuentes y pueden amenazar la vida del paciente; es necesaria una vigilancia cuidadosa para evitar la toxicidad grave. El tratamiento con muchos FARME se puede asociar a alteraciones hematológicas (depresión de la médula ósea); hay que realizar recuentos de células hemáticas antes y durante el tratamiento. Se ha sugerido que las combinaciones de FARME pueden ser más eficaces que los fármacos en monoterapia, pero el incremento de toxicidad puede ser un problema; tanto si se administran en monoterapia como en combinación, deben ser prescritos sólo por especialistas para asegurar que son utilizados de manera segura y más eficaz.

Fuentes