Mujeres en la guerra de independencia cubana

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Plantilla:Hechos

Mujeres en la Guerra de Independencia. Nueve mujeres mambisas recibieron el grado militar de capitana y una el de comandante en el Ejército Libertador de Cuba. Otras cuatro aparecen reseñadas en el Diccionario Enciclopédico de Historia Militar de Cuba, publicado por la Editora Verde Olivo en 2001, aunque no recibieron ningún grado militar.

Las nombradas Capitanas.

Luz Palomares García

Cayó presa en el cuartel de Las Tunas y después fue trasladada a Holguín, donde guardó prisión en La Periquera hasta el fin de la guerra. Al inicio de la contienda de 1895 vivía en la finca El Buquién, en Toa. A su casa llegaron los Maceo y el resto de los expedicionarios de la goleta Honor. El general Antonio la ascendió por sus méritos a capitana. Murió en Antilla, el 1 de agosto de 1948.

Ana Cruz
  • Trinidad Lagomasino Álvarez se desconocen fechas de nacimiento y muerte, nació en Sancti Spíritus, Las Villas. Fue mensajera clandestina de los insurrectos en 1895. Participó como correo militar en Cienfuegos, Caibarién, Matanzas y La Habana. Siempre actuó sola y le conocían como La Solitaria. Actuó como mensajera personal de Máximo Gómez. También cuidó enfermos y heridos y empuñó las armas como soldado. El mismo Generalísimo la ascendió a capitana. Murió en el anonimato en Sancti Spíritus en los primeros años de la República.
Catalina Valdés
Isabel Rubio

Integró la Columna que el Titán de Bronce organizó para marchar hacia el este y luego se quedó en el hospital de la finca Jicarita, en Matanzas, con su esposo médico, que se encontraba herido y al que los españoles mataron allí. Fue apresada y la llevaron hacia Isla de Pinos, donde sufrió severos maltratos. En noviembre de 1897 fue indultada, regresó a la manigua y se mantuvo con la salud quebrantada. Se quitó la vida en la ciudad de Matanzas, el 16 de agosto de 1901.

La única mujer Comandante.

Caso único fue el de Mercedes Sirvén Pérez–Puelles, quien llegó a comandante. Era Doctora en Farmacia. Nació en Bucaramanga, Colombia, de padres cubanos emigrados. Hermana del coronel mambí Faustino Sirvén. Ingresó en las filas insurrectas el 5 de octubre de 1896, en Holguín.

Fundó una botica revolucionaria en el rancho Palmarito, al sur de Las Tunas, para abastecer de medicamentos y materiales de curación a los diferentes hospitales de guerra, fijos y ambulantes, en todo el territorio holguinero. Fue ascendida a capitana a fines de 1896 y a comandante en 1897. Murió en La Habana, el 25 de mayo de 1948.

Mujeres Generalas del Ejército Libertador

Cuidaba a enfermos y heridos en combate. Acompañó al Titán de Bronce en toda la guerra de 1868. Tras el fin de esta contienda, salió para Jamaica con Mariana, en mayo de 1878. Durante la llamada Tregua Fecunda (1880-1894) fundó y presidió el Club de Mujeres Cubanas en Costa Rica y posteriormente el Club Femenino José Martí, en Kingston, Jamaica. A mediados de 1899 regresó a Cuba. Murió en la finca donde nació, el 28 de julio de 1905.

Mariana Grajales Coello

Todos sus hijos pelearon en la guerra de 1868. Felipe fue fusilado. Fermín murió en la acción de Cascorro, Manuel en el Combate de Santa Isabel, y Justo fue fusilado cerca de San Luis. De los Maceo el primero en caer fue su esposo Marcos, en el Combate de San Agustín, el 14 de mayo de 1869. Rafael murió en la Cárcel de Chafarinas, Marruecos, el 2 de mayo de 1882. Miguel cayó junto a su hermano Fermín, en Cascorro. Julio murió en la Acción de Nuevo Mundo, el 12 de diciembre de 1870. Mariana murió en Kingston, Jamaica, el 27 de noviembre de 1893. Sus restos los trasladaron a Cuba el 24 de abril de 1923. Hoy descansan en el cementerio de Santa Ifigenia, en Santiago de Cuba.

Bernarda del Toro Pelegrín

Sus 13 hermanos se incorporaron a la guerra. Solo sobrevivieron uno de los ocho varones y una de las hembras. Al inicio de la lucha en 1868 ya muerto su padre, su madre quemó las propiedades y se alzó con sus hijos. En 1878 fue a República Dominicana. Durante la guerra de 1895 la delegación cubana de Nueva York le ofreció ayuda económica, pero ella respondió: Las que hemos dado todo a la patria, no tenemos tiempo para ocuparnos de las necesidades materiales de la existencia. No debe gastarse con nosotros lo que hace falta para comprar pólvora. Murió en La Habana el 29 de noviembre de 1911. Todas ellas merecieron ser ascendidas al grado de Generalas de la Independencia.

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