Historia del municipio Jovellanos (provincia Matanzas)


Historia del municipio Jovellanos (provincia Matanzas)
Información sobre la plantilla
Cronología
Período precolombino
Período colonial (1492–1898)
Proceso de mercedación
Poblamiento de la zona
Evolución económica
Evolución social
Luchas independentistas
Período neocolonial (1902–1958)
Situación económica
Situación social
Partidos políticos
Movimiento obrero y campesino
Repercusión en Jovellanos del Golpe de Estado de 1952
Revolución en el poder
Transformaciones económicas
Transformaciones sociales

Historia del municipio Jovellanos (provincia de Matanzas). La historia del municipio Jovellanos comienza en el período aborigen con el asentamiento de varios grupos en el actual territorio.

La región aparece en los intereses económicos del gobierno colonial, con la mercedación de tierras realizadas entre la segunda mitad del siglo XVI y el siglo XVIII; el área tuvo una importante contribución a las gestas independentistas.

El movimiento obrero y campesino en la República neocolonial tuvo en Jovellanos un accionar consecuente contra los abusos y explotación de las compañías y terratenientes como la fundación de las primeras células comunistas.

Después de la salida de Fidel y sus compañeros de la prisión, el ascenso en el movimiento revolucionario contra la tiranía batistiana tuvo un eslabón importante en la ciudad con la creación del Movimiento 26 de julio (M–26–7), a finales de 1955. El 1 de enero de 1959, al conocer el derrocamiento de la dictadura batistiana, el pueblo jovellanense salió a las calles para cumplir las orientaciones dadas por el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz.

Situado en la zona central de la provincia de Matanzas, limita al norte con el municipio Cárdenas, al este con el municipio Perico, al sur con los municipios Pedro Betancourt y Jagüey Grande y al oeste con los municipios Pedro Betancourt y Limonar.

El municipio se caracteriza por tener aproximadamente diez tipos de suelos diferentes, en su mayoría aptos para la agricultura. Su relieve es generalmente llano, localizándose en el mismo la subregión geográfica Bejucal–Madruga–Coliseo con colinas que no rebasan los 200 metros sobre el nivel del mar y donde predominan las rocas magmas y calizas, rodeando el poblado de San Miguel de los Baños. La loma de Jacán, con 309 m de altura, constituye la mayor de este sistema de elevaciones. Los ríos Copey, San José, Cimarrones y el arroyo Burenes conforman la hidrografía del territorio.

Existe una flora variada donde aparecen plantas frutales y maderables, existiendo una gran concentración de estas últimas, fundamentalmente, en la zona de San Miguel de los Baños. Como especie endémica está la orquídea de San Miguel, descubierta por el sabio cubano Tomás Roig. La fauna es variada, compuesta por diferentes especies; entre estas, la especie de murciélago cubano, descubierto por el naturalista alemán Juan Cristóbal Gundlach en la Fémina.

Período precolombino

En el Mesolítico se desarrollaron las comunidades aborígenes en el centro de la provincia de Matanzas, al nordeste de Jovellanos en un lugar conocido como Diana. Estos grupos fueron caracterizados como siboney aspecto Guayabo Blanco, por las actividades que realizaban ubicados como recolectores–cazadores–pescadores, desconocedores de la cerámica.

El medio geográfico influyó en el desarrollo de estas comunidades que vivieron en el área circundante al río Blanco, cuyo cauce se deslizaba con mayor rapidez e impetuosidad. En este sitio las comunidades mesolíticas encontraron las condiciones idóneas en su paso sur–norte, utilizando como comunicación las vías fluviales. La flora y fauna ricas en especies facilitaron su fuente alimentaria, imprescindible para su economía de subsistencia. Aunque por la lejanía de las costas lo podemos caracterizar como un sitio de tierra adentro, es significativa la abundancia de evidencias arqueológicas marinas.

Estos hombres, para construir sus instrumentos de trabajo, utilizaban la piedra tallada, encontrándose fragmentos de lascas y láminas de sílex pequeños o medianos. Fueron colectadas tres gubias en elaboración y se localizaron dieciséis strombus, diez cassis y tres raspadores. Llama la atención la ausencia prácticamente, en este residuario, de picos de mano y de puntas de proyectil, comunes en este nivel de desarrollo.

También es de destacar la abundancia de gubias, lo que indica el intenso trabajo de madera desarrollado por los pobladores del lugar. Las evidencias en piedra tallada son numerosas. En el asentamiento fueron hallados abundantes majadores, uno de ellos elaborado en una estalactita; se hallaron tres lajas moledoras en caliza; en una roca ígnea y en un fósil de caliza fueron colectados dos percutores. La actividad canoera debió ser intensa por las vías fluviales del lugar, en busca de gran cantidad de gasterópodos marinos cuyos restos fueron hallados en el sitio.

En el territorio actual de Jovellanos encontramos el aporte cultural aborigen en palabras y nombres de lugares como Jacán, Copey, Burenes y bohío, entre otros.

Período colonial (1492–1898)

Proceso de mercedación

El actual territorio de Jovellanos, como el resto de la provincia de Matanzas, fue dependiente del cabildo de La Habana desde el siglo XVI cuando, con la real autorización para el otorgamiento de mercedes por los cabildos, comienzan aparecer las primeras referencias documentales del territorio asentadas en las actas capitulares en los protocolos notariales habaneros.

Una parte del territorio de Jovellanos formó parte del primer mayorazgo cubano, siendo este un fenómeno de franca filiación feudal.

La primera merced otorgada en el territorio fue a José Antón Recio y su esposa Catalina Hernández. El proceso de mercedación del territorio, de vital importancia para el desarrollo agrícola, alcanzaría su máximo esplendor entre los años 1550 y 1630 y las familias más beneficiadas fueron aquellas que tenían altas responsabilidades, como los Recio y los Sotolongo. Es característico encontrar mercedado un sitio como hacienda, como sitio de labranza, como hacienda ganadera o corral dedicado a la cría de ganado mayor y menor, fenómeno explicable con la legislación del oidor Alonso de Caseres.

Poblamiento de la zona

La existencia de población en esta región se remonta al año 1600 cuando se le asigna un cura al corral de San Pedro, donde se encontraba incluido el sitio Cimarrones.

En el cabildo celebrado en La Habana en 1765 se tomó un acuerdo de suma importancia, al disponer que se fundaran a todo lo largo de la Isla y se multiplicasen las poblaciones, fundamentalmente en los puertos de mar y dentro de tierra firme. Por la ubicación geográfica de Cimarrones, se tuvo en cuenta su situación privilegiada vinculada a una importante vía de comunicación, el camino real.

En sentido general, puede afirmarse que la evolución histórica del municipio de Jovellanos estuvo vinculada a la explotación de haciendas abandonadas o atendidas por su dueño, el escaso poblamiento rural y la cercanía de otros importantes poblamientos determinó las características generales del municipio.

Origen del nombre

Según la hipótesis sostenida por el sabio investigador don Fernando Ortiz, muchos de los esclavos traídos al territorio para satisfacer la mano de obra de la industria azucarera provenían de la región africana del Congo conocida como Zanzíbar de Pemba y estos esclavos, por desconocimiento del castellano y transgresión idiomática pronunciaban Bemba. Esta hipótesis de don Fernando es la más acertada entre otras que explican el surgimiento del primer nombre de este territorio.

En febrero del año 1870, don Manuel Antonio González, alcalde del poblado, de origen asturiano, realiza la solicitud para sustituir el nombre de Bemba por el de Jovellanos, rindiendo así honores al ilustre polígrafo gijonés don Gaspar Melchor de Jovellanos. Este cambio fue autorizado según el decreto emitido por el capitán general, el 13 de septiembre de 1870.

Evolución económica

El escaso rendimiento de los yacimientos de oro determinó el abandono de la actividad y su orientación a otras ramas como la ganadería, que encontrará un terreno propicio en la enorme demanda por parte de las flotas y la explotación de cueros y cebo. El corte de madera sería otra de las actividades que tendrían gran demanda en el territorio.

Evolución social

El auge del poder municipal, representado en los cabildos que desempeñaban funciones ejecutivas en una amplia comarca bajo su jurisdicción, determinó muchas de las características generales del territorio que actualmente ocupa el municipio.

En 1574, el oidor Alonso de Caseres hace legítima la actividad gubernamental a través de sus ordenanzas. El enclave del actual Jovellanos estaba conformado por las haciendas Cañongo, Soledad, Cimarrones y el sitio Bemba. Las mismas dependían en su actividad político administrativa del cabildo de La Habana.

En el aspecto religioso, el territorio dependía del obispado de la Habana y oficiaban las parroquias de San Cipriano de Guamacaro y la de Santa Catalina Mártir de Macurige. El 3 de noviembre de 1600 se le asigna un cura al corral de San Pedro, con lo que el sitio de Cimarrones fue beneficiario de la actividad religiosa.

Luchas independentistas

Guerra de los Diez Años (1868–1878)

En el alzamiento del 10 de febrero de 1869 en Jagüey Grande participaron varios revolucionarios de Cimarrones y de Bemba, que partieron del ingenio Amelia para incorporarse a dicha insurrección. Este alzamiento fue cruelmente aplastado, seguido de una sangrienta represión, y algunos de los que pudieron escapar fueron fusilados. Simultáneamente con el alzamiento de Jagüey Grande, debió producirse uno en el ingenio San Francisco, perteneciente a Cimarrones, para el que se había depositado 100 carabinas, pero también este intento fue frustrado.

No obstante, el ideal de libertad quedó arraigado y, aunque escasas, se dieron manifestaciones de lucha suficientes para perjudicar al gobierno colonial y atizar la llama revolucionaria.

El 10 de diciembre de 1869 circularon proclamas en Bemba, instando a los propietarios a quemar y destruir todos los bienes, ya que ellos estaban alimentando a España.

En febrero de 1870, patriotas bajo las órdenes de José Inclán extendieron la quema a varios cañaverales de ingenios, algunos de los cuales pertenecían a Bemba. Otro jefe insurrecto que operó en la zona fue el llamado Robiera, guarda almacén de Ferrocarriles Unidos. En el transcurso de este mismo año, en los alrededores de Bemba operaban partidas que eran ayudadas por los vecinos.

A medida que transcurre la década de 70, las insubordinaciones de esclavos van en aumento: en 1871, esclavos que habían huido de sus dotaciones formaron un palenque en las lomas de Jacán, en San Miguel de los Baños; en 1872, del ingenio Afán y San Antonio, pertenecientes a Cimarrones, huyeron cincuenta asiáticos de cincuenta y dos que constaban en la dotación. También aparecen grupos separatistas que tratan de promover agitación entre los chinos en los ingenios inclinándoles a sublevarse; así lo prueba una proclama litografiada en chino que circuló el 14 de septiembre de 1873.

Conocedores de que en las comarcas matanceras estaban los recursos económicos de España en Cuba, las tropas invasoras que operaron en las proximidades de Bemba, lideradas por Henry Reeve, incendiaron todo lo que le fue posible antes de retornar a Yaguaramas. Quemaron los ingenios Panchita y El Escorial, así como gran cantidad de campos de caña. El 8 de junio de 1876, el comandante Arango, bajo el mando de Reeve, saqueó la tienda del ingenio Victoria perteneciente a Bemba. Esta acción se cumplió con éxito pese al intenso fuego de la guarnición defensora.

El fuerte aparato represivo colonial fue distribuido según las exigencias de la lucha en la zona oriental y en los importantes centros económicos y ciudades del occidente. En esta región, y por la significación económica que tenían las fértiles llanuras, merecía atención especial el territorio de Bemba como baluarte azucarero con una situación geográfica estratégica por tener importantes entronques ferroviarios. Por estas características, Bemba era un lugar ideal para la concentración de fuerzas militares ya que, al tiempo que defendía posiciones económicas, en caso necesario podía desplazarse con facilidad y rapidez hacia donde fueran requeridas.

Cada acción revolucionaria engendró una violenta represión de la metrópolis. Así ocurrió con los que participaron en el alzamiento de Jagüey Grande y también fueron ejecutados por causas políticas Juan Valdez y Lorenzo Inda, el 21 de marzo de 1869, y Bonifacio Samaniego, N. García y Toribio Peña, asesinados por los Chapelgorris de Guamuta, el 30 de marzo de ese mismo año.

El gobierno siempre estaba atento para mantener bajo control cualquier conspiración por leve que fuera. El 10 de septiembre de 1873 se orienta a los propietarios de las fincas y a los militares, agudizar la vigilancia para descubrir a los que en el territorio lanzaban proclamas para sublevar a los asiáticos. Constantemente las autoridades chequeaban a las personas que defendían los ideales de independencia y tomaban medidas contra ellos.

Además del maltrato físico, confiscaban los bienes a quienes eran defensores de la libertad. En 1869, a Antonio M. Mora le es embargado el ingenio San Joaquín, con sus 150 esclavos y 250 asiáticos, como represalia por sus ideas políticas. En el mismo año, a Cristóbal Madan le embargaron dos acciones en los ferrocarriles de Sabanilla y también su ingenio La Rosa —perteneciente a Cimarrones— con 260 esclavos y cuarenta asiáticos. Asimismo, en ese mismo año, le embargaron bienes a Francisco Fesser. Con esta represión, el gobierno colonial logró mantener una relativa tranquilidad en este territorio durante la guerra de 1868.

Tregua Fecunda (1879–1895)

Durante la Guerra Chiquita (1879–1880) el territorio de Jovellanos no fue ajeno a este nuevo intento de lucha. En este sentido, fue significativa la labor del Club 71 de Jovellanos que estaba insertado al Club Central Revolucionario Cubano de occidente. Pese al fuerte aparato represivo que poseía el gobierno español en la localidad, este club contribuyó con un botiquín provisto de todo lo necesario para el auxilio de todos los compatriotas. Tuvieron que luchar contra el desánimo de los pobladores que temían por la violenta represión, tratando de mantener viva la esperanza entre los desafectos a España.

Como resultado de la guerra se iba cristalizando la conciencia revolucionaria en diferentes sectores de la población y, entre esta, una gran masa esclava en el territorio manifestaba de diversas formas su oposición al sistema. Durante el año 1879, las sublevaciones e insubordinaciones de esclavos eran hechos cotidianos. En noviembre de dicho año, se sublevó la dotación del ingenio Santa Isabel de Toscano. Los esclavos armados con sus instrumentos de trabajo, protestaron por los métodos de castigo. La sublevación fue sofocada con la presencia de las fuerzas de Jovellanos.

En ese mismo mes, la dotación del ingenio San Joaquín de Ibáñez se subleva en horas de la madrugada, emprendiéndola a botellazos, pedradas y con sus guatacas contra el administrador; también se necesitó de la presencia de las fuerzas represivas. En febrero, se insubordinan varios esclavos de la dotación del ingenio Alcancía. A causa de los trabajos forzados y castigos, los esclavos veían en la huída su medio de libertad, como hicieron los de los ingenios Campo Alegre, San Ramón, San José, Ceres y Luisa, entre otros.

En 1879 apareció un sumario instruido contra los negros Guillermo y Casimiro Criollo del ingenio Alcancía por insubordinación del mayoral de la finca. El 8 de enero de 1880 la dotación de esclavos del ingenio Soledad se sublevó. Durante el suceso, el administrador Manuel Pérez, ex teniente del escuadrón de tiradores de la muerte, fue descuartizado a machetazos.

Por las constantes insubordinaciones de la dotación del ingenio Ojo de Agua, el 6 de abril de 1880 se solicita de la celaduría de Guamacaro al Gobierno provincial, una pequeña fuerza del Batallón de Infantería de Marina para que se alojara en dicho lugar. El 25 de septiembre de 1880, para sofocar la sublevación del ingenio Caridad de Rueda, fue necesario el envío de la sección montada del batallón de marina que encerró la dotación en sus barracones y aplicó la mayor energía para restablecer la tranquilidad.

Esta forma de represión se extendió a formas superiores. Aun en 1880 se llevaba un estricto chequeo de los hacendados partidarios de la independencia y de su comportamiento se rendía cuenta al Gobierno provincial.

Pese a la férrea represión en la localidad, no dejaron de haber quienes, en la década de 1890, estaban entregados a la lucha por la independencia. La fundación del Partido Revolucionario Cubano (PRC) en el extranjero extendió sus raíces hasta este territorio. En agosto de 1892, el jovellanense Cosme de la Torriente Peraza participa, junto a otros cubanos, en una reunión con Gerardo Castellanos, comisionado especial de Martí en Cayo Hueso, quien entró a Cuba para establecer contacto con miembros del PRC y dejó constituido el primer Comité Revolucionario en Matanzas, en el que aparecía como vocal el también jovellanense Gerardo Domenech.

Y al quehacer de estos preparativos, también se van formando grupos de conspiradores en la localidad de Jovellanos. Sus jefes eran Emilio Sorondo, Ángel Díaz y el señor Rovira, este último guarda almacén de los Ferrocarriles Unidos y que había participado en la guerra de los Diez Años.

Guerra de 1895

A los pocos días del estallido del 24 de febrero de 1895, salían para Filadelfia los jovellanenses Gerardo Domenech y Cosme de la Torriente, junto a otros revolucionarios, para posteriormente encontrarse en los campos insurrectos cubanos.

Ese día se levanta en armas el joven Domingo Mújica y Carratalá, que lo hace en Las Villas y viene posteriormente al territorio de Jovellanos con el fin de levantar la jurisdicción; pero fue hecho prisionero y pasado por las armas, constituyendo el primer fusilado en la gesta del 95 en la provincia de Matanzas. También caía José Cárdenas en encuentro con la Guardia Civil de Jovellanos, constituyendo el primer insurrecto que muere en este término con las armas en la mano.

En los meses sucesivos, entre junio y julio, se incrementa el movimiento revolucionario al aparecer levantamientos en el ingenio Pichardo, en el poblado de Coliseo, Tosca y La Isabel. En esos meses constituían escenarios de acciones Jacán, Jovellanos, Coliseo, Cimarrones (hoy Carlos Rojas), Carlota y San José, zonas estas pertenecientes al actual municipio de Jovellanos.

A pesar de la brutal represión desatada contra la población, no pudo el Gobierno español evitar que residentes de este término, de diferentes orígenes sociales, se unieran a engrosar las filas insurrectas o apoyar de diferentes formas la noble causa de los cubanos.

La provincia de Matanzas tenía tres zonas de suma importancia económica; Colón, Cárdenas y Jovellanos. Para defender estas comarcas del peligro inminente que representaba la invasión insurrecta a Occidente, el Estado Mayor General español, concentró a mas de 30 000 soldados con un poderoso arsenal bélico. La invasión irrumpía en la provincia de Matanzas el 20 de diciembre de 1895. Después de incursionar por la zona de Colón y reducirla en gran parte a cenizas, las fuerzas invasoras de Gómez y Maceo entran el día 22 al territorio de Jovellanos, separadamente.

Combate de Coliseo

El día 23, mientras Gómez continúa aplicando la tea incendiaria en toda la zona de Cimarrones, Maceo lo hace en el territorio de Cárdenas. A las 12 del día, los dos caudillos se unen en Madan, lugar cercano a Coliseo, y juntas salen las dos columnas hacia ese poblado.

Mientras la caballería oriental se apodera de Coliseo, asomaron grupos enemigos por la retaguardia. Estos se extendieron rápidamente por la sabana contigua a los cañaverales del ingenio Audaz que todavía no habían sido reducidos a cenizas. Gómez ordena que la retaguardia ocupe los muros de Audaz mientras él marcha de flanco sobre el enemigo que empezaba a desplegarse. Tras los muros de Audaz quedaba atrincherada la retaguardia invasora con 200 hombres que, firmes en sus puestos, trataban de contener 2 500 soldados españoles para que el resto de la columna continuara su avance.

Uno de los grupos invasores contuvo el avance iniciado por los españoles para proteger la retirada que se realizó en orden, aunque bajo en fuego enemigo. Cuando la retaguardia dejó los muros no hubo más disparos. Volvían a reunirse las huestes invasoras a corta distancia de Coliseo esperando a los españoles, pero el general Arsenio Martínez Campos, al frente d las ropas españolas, ni siquiera hizo adelantar su vanguardia más allá de los muros. Coliseo fue el último escenario de combate para el general español.

Los acontecimientos ocurridos en los campos de Coliseo fueron una victoria de las armas cubanas, porque en este lugar se realizó una triple operación; Coliseo fue atacado, ocupado totalmente y reducido a cenizas. El combate de Coliseo, librado en los muros de Audaz, no se puede considerar una acción formal, fue una escaramuza que se ideó sobre el propio campo de acción, con gran genio militar y con gran decisión por ambos caudillos invasores.

Dio paso a su vez a una nueva estrategia, la contramarcha invasora, que fue elaborada por Gómez y Maceo en la noche del 23 en el campamento de Sumidero, perteneciente a Limonar. El día 24 salían en horas del mediodía las columnas invasoras del territorio de Jovellanos. Quedaba tras su paso una vasta zona azucarera envuelta en llamas y cenizas.

El paso de la invasión de Gómez y Maceo por el territorio de Jovellanos, dejó una profunda huella en la economía; se destruyeron todos los campos de caña de más de catorce ingenios; las estaciones ferrocarrileras de Tosca, Madan y Coliseo, gran cantidad de fincas, potreros y sitios de labor fueron destruidos, así como las innumerables colmenas en los alrededores del poblado de Jovellanos.

Las fuerzas insurrectas que le dieron apoyo a la invasión, entre otras acciones, descarrilaron las máquinas de carga de los ingenios Atrevido y Medina, cortaron los alambres de telégrafo de los ingenios Dolores, Diana y La Isabel. Esas fuerzas, que operaban dentro del territorio al mando de Pepe Roque, Bermúdez y Lacret, entre otros, también continuaron la tea incendiaria en los días sucesivos y a todo lo largo del período de guerra.

A partir de la conmoción que el paso de la invasión originó, y en los días y meses sucesivos, se fueron incorporando hombres, fundamentalmente de nuestros campos, para engrosar las fuerzas insurrectas que operaron dentro de la localidad de Jovellanos. Estas no solo dirigían su acción hacia las bien pertrechadas tropas hispanas y los destacamentos que protegían cada ingenio del territorio. También iban dirigidas hacia el ataque y destrucción de ingenios, cañaverales, fortines, poblados, tronos y vías férreas. Las acciones acometidas por las fuerzas insurrectas a lo largo del periodo de guerra en el territorio, logró desestabilizar la economía.

Durante todo el periodo de guerra las fuerzas insurrectas del territorio contaron con el apoyo de las familias del campo. A ellas se les sumaron otras personas de diferente origen social que apoyaron con pertrechos de guerra y prestaron grandes servicios a la causa cubana. Entre ellos, el hacendado Cristóbal Madan, dueño del ingenio La Rosa; de Cimarrones, el doctor Diego Pintado y de la villa de Jovellanos, Adolfo Paniagua, José Grave de Peralta, José Domínguez, Esteban Tío y los doctores Antonio Cadenas, Ignacio J. Mena, Carlos Narganes, José María de la Vallina y Adalberto González.

Reconcentración

Dada la fuerza que ya habían cobrado los ideales independentistas en todos los sectores de la población y la presencia constante del Ejército Libertador, fue decretada por Valeriano Weyler la reconcentración que consistió en sacar a todas las familias del campo y situarlas en los poblados con el fin de que las fuerzas insurrectas no tuvieran el apoyo material de sustento.

En el poblado de Jovellanos fueron reconcentrados 951 personas de las fincas cercanas; en el ingenio Soledad, 400; en Santa Sofía, 121; en San Vicente, 500; en el ingenio Victoria, 160; en La Luisa, 169 y en el San Joaquín, ochenta y nueve. Como consecuencia de ese período de reconcentración, los campos quedaron deshabitados y sin producción, por lo que escasearon los alimentos y aumentaron de precio los artículos de primera necesidad.

Fin de la guerra

Durante el mes de noviembre de 1898, las fuerzas insurrectas que operaron en el territorio de Jovellanos comienzan a concentrarse en el ingenio La Rosa de Madan, perteneciente a Cimarrones. Este sería el punto de concentración de las huestes cubanas.

El 29 de diciembre de 1898 el Ejército Libertador hace la entrada oficial en la villa de Jovellanos. El recorrido se había efectuado desde el demolido ingenio La Rosa de Madan hasta el arco triunfal levantado en su honor, sito en calle Alcalá entre Real y San Ignacio. A la cabeza de las fuerzas libertadoras venía el general Clemente Gómez y lo acompañaban el comandante Horacio Ferrer, el general Manuel Francisco Alfonso, el teniente coronel Daniel González y el capitán Abelardo Jorge, entre otros oficiales. También llegaban con el jefe insurrecto los soldados Jaime Graupera, Ramiro Gispert, Canuto Torriente, Prudencio Ugarte, José Dimas, José Chavao, Juan León Cruz y Domingo Alondo, entre otros. Ante la multitud congregada, que acogió a los libertadores con demostraciones de afecto y cariño, se pronunciaron discursos por el comandante Horacio Ferrer, el doctor José Antonio Cadenas y el general Clemente Gómez.

Período neocolonial (1902–1958)

Dos acontecimientos trascendentales en el acontecer de la vida política de la población jovellanense fueron, el primero, la presencia de mayor general Máximo Gómez, en febrero de 1899, en el poblado, oportunidad que tuvo el pueblo de tributarle su admiración, y el segundo, el sepelio con honores militares a los veteranos muertos en la guerra, el 11 de septiembre de 1899.

Situación económica

Una vez finalizada la guerra, la situación estuvo caracterizada por dos momentos: la ruptura con el régimen colonial español y la entrada a la órbita de dominación neocolonial yanqui con su consecuente repercusión en el ámbito local.

La economía local, desde inicios de la etapa neocolonial, estuvo caracterizada fundamentalmente por la agricultura basada en el monocultivo cañero, que constituía la fuente de trabajo que ocupaba el mayor número de habitantes y en la que prevaleció la mano de obra barata.

El cuadro estadístico de 1899 sobre la riqueza agrícola de Jovellanos estaba representado por cinco ingenios, con una extensión de 225 caballerías, y Carlos Rojas con cinco ingenios y 315 caballerías, teniendo, al inicio de la etapa republicana, la mayor expansión del cultivo de la caña de azúcar.

Entre los más importantes ingenios estaban el Nueva Luisa, el San Vicente y La Victoria, los cuales tenían un tipo de producción semimecánica.

La economía local entraba al siglo XX regida paulatinamente por capitales extranjeros que se interesaron en el control de la industria azucarera, adquirido a través de hipotecas y la compra. Tal es el caso del ingenio Soledad, que en 1905 constituyó hipoteca voluntaria a favor de la sociedad Yarniow Mac Cucal S. Limited, de Londres y New York, y en 1916 fue vendido a la sociedad norteamericana Cuban Sugar Cane Corporation de New York. Otro caso típico de la inversión del capital extranjero fue la venta, en 1905, del ingenio San Vicente a la Cuban Comercial and Industrial Company; así como el ingenio Gratitud y su potrero Aguas Nuevas, que en 1906 se hipotecaron a favor de American Sugar Company W. Palters.

La penetración norteamericana se extendió a los servicios públicos; el primero de septiembre de 1909 aparece la concesión otorgada a la Cuban Telepnone Company para establecer en Jovellanos una sucursal y, en 1922, la creación de la sucursal de la corporación de Royal Bank of Canadá.

La crisis económica de 1929 a 1933, que repercutió desfavorablemente sobre la economía cubana al traer consigo la reducción de los precios del azúcar y la restricción, se vio reflejada en el territorio local con el cese transitorio de los ingenios Victoria y Caridad y la demolición del Nueva Luisa y el San Vicente.

Los talleres de fundición y pailería estuvieron desde su creación vinculados estrechamente al desarrollo económico industrial azucarero, fundamentalmente. La sociedad Paniagua–Gumá, creada en 1899, se dedicaba al ramo de la fundición realizando trabajos para centrales azucareros. La fundición de Romeo, bajo la dirección de Genaro Gómez, inició la fabricación de equipos pesados entre los años de 1922 a 1925 con nuevas tecnologías para convertirse en una industria de gran importancia que sobrepasó los límites regionales.

Otra industria importante fue la de pailería Iturralde, en la que en 1902 se hicieron ampliaciones y reformas; pero en 1925 estaba en franca decadencia por el advenimiento de nuevas técnicas, como la soldadura autógena y eléctrica y el corte y barrenado de acero por medio de la mezcla de oxígeno y acetileno.

La fundición Cuba Industrial, luego de estar parada desde 1922, reinició sus trabajos en 1938 produciendo grandes piezas para los centrales azucareros, al mejorar sus instalaciones progresivamente y adaptándolas a los incesantes progresos de la mecánica.

Otras pequeñas industrias proporcionaron empleo a la población, como la fábrica de hielo creada en 1908 y tres fábricas de tabaco y cigarros, en 1923, con tecnología de corte manual y algunos dispositivos modernos.

Entre los años de 1902 a 1924, Jovellanos estuvo representado comercialmente por 374 establecimientos de distintos giros. Aparece en 1923 la farmacia La Central, donde se logró crear una fórmula de una pasta dental que devino, en 1925, en la reconocida pasta Gravi, comercialmente conocida en el ámbito nacional e internacional. Los laboratorios de la Gravi fueron de los primeros que se adhirieron a la iniciativa encaminada a lograr que el gobierno declarara puerto franco al de Matanzas, con lo que se lograría la reactivación económica e industrial en la provincia.

Situación social

La estructura poblacional del territorio, en 1899, era de 7 529 habitantes, incluyendo a Carlos Rojas con 3 174, apreciándose un decrecimiento poblacional motivado por la guerra y la represión desatada por el gobierno español en la Isla.

En Jovellanos el 24 % de la población se dedicaba a la agricultura y en Carlos Rojas el 38 %. El 5 % de la población de Jovellanos tenía ocupación laboral en la industria mecánica de la época —determinada por diez ingenios, dos fundiciones y una pailería—, y en Carlos Rojas, el 2 %. Otras fuentes de trabajo, como el comercio y el transporte, proporcionaron la ocupación laboral al 9 % de los habitantes.

En 1907, la población de Jovellanos había ascendido a 17 024 habitantes; se incrementaron los servicios profesionales a un 37% y el 47 % de ambos sexos se dedicaban a la servidumbre doméstica. En 1919, la población urbana era de 14 115 habitantes; el 16 % se dedicaba al trabajo en los sitios de labor y el 7 % a la industria mecanizada.

El censo de 1945 refleja un alto porcentaje de obreros no asalariados con respecto a los asalariados, ocurriendo así en ocasiones el éxodo a regiones orientales en busca de trabajo. Como consecuencia de la crisis capitalista de 1929 a 1933, se agudizó la situación de la población al quedar sin empleo muchos obreros y bajar extremadamente los salarios, por la reducción del número de ingenios a moler y la duración de la zafra.

La educación en el término de Jovellanos estuvo condicionada a la creación de la Junta de Educación, el 19 de diciembre de 1899, constituyendo el primer intento de organización de la labor instructiva y educadora. Fue designado presidente de esa Junta el general del Ejército Libertador, Clemente Gómez.

En 1899, existían en la localidad cinco maestros titulados y, en 1900, ocho escuelas con tres aulas cada una, con una matrícula de 620 alumnos. Entre esas escuelas había una privada para alumnos procedentes de familias pequeño burguesas.

En esta etapa se destacaron en el ejercicio del magisterio los maestros Rosa, Carmelina y Gumersinda Valdés, las que constituyeron una familia de maestros en la localidad. Otros fueron Julio Molina, Manuel Peraza, Caridad Prado, América Marcos y Mario Fondevilla.

En 1908 se constituyó el distrito escolar de Jovellanos y, en 1910, el de Carlos Rojas. El distrito escolar de Jovellanos, para 1923, había experimentado cierta mejoría al poseer treinta y siete maestros, veintiuna aulas urbanas y ocho rurales, con una población escolar de 3 524 y una matrícula de 735 alumnos que representaba solamente el 50%. El distrito escolar de Carlos Rojas poseía cuatro aulas urbanas y once rurales, con quince maestros. Su población escolar era de 2 225 alumnos y solo estaban matriculados 737, que representaban el 51%.

En 1926 fue creada la escuela superior y cuatro escuelas cívicas militares, para la formación de pedagogos, higienistas, veterinarios, dentistas, maestros de oficios y maestros agrícolas.

Figuraron en la educación muchos maestros que dedicaron su esfuerzo a mejorar la instrucción; sin embargo, el panorama local, en la década de 1950, se igualaba a otros lugares del país con altos índices de analfabetismo; solo el 56% de los niños comprendidos en la edad escolar asistían a las escuelas, no había la atención requerida por los gobernantes a un programa educacional para una gran población de bajo nivel cultural.

En las publicaciones periódicas Jovellanos tuvo un lugar destacado en el país, por lo que fue sede, en 1951, del VI Congreso Nacional de Prensa Plana. En ese año, el 10 de septiembre, sale por vez primera el órgano Opinión bajo la dirección de Plácido Boitel Valdés. El 20 de mayo de 1952 sale a la luz pública Radar.

Jovellanos poseía una banda municipal que magistralmente era dirigida por Dagoberto Hernández Piloto.

De las manifestaciones del deporte en la localidad no se ha encontrado información antes de 1921. En esa fecha existía el Tenis Club que tenía como objetivo fomentar el espíritu deportivo entre los jóvenes de ambos sexos. El primer desafío se efectuó el 22 de enero de 1922.

En 1923 surgen otros clubes deportivos dedicados a la práctica del béisbol, denominados Relámpago, Providencia y Carmelita. Entre sus integrantes figuraron Braulio Leonard y Ricardo Palma, quien llegó a ocupar posiciones destacadas en la Liga Nacional. El básquet se inició en Jovellanos en 1925 y la insignia del equipo era el alacrán. En el mismo figuraron Calixto Leonard, Julián Juantorena y Benito Bouza, teniendo como entrenador a Luis Salomé Fernández.

En las décadas de 1940 y 1950, los diferentes equipos de béisbol, como el de la Gravi y Estrellas de Víctor, realizaban encuentros con sus similares de Pedro Betancourt. En febrero de 1940 comienza a funcionar un equipo de pelota denominado Aguas Minerales, compuesto por jóvenes de San Miguel de los Baños.

El 8 de julio de 1951 se inauguró la Liga Amateur de Jovellanos con el desfile de los equipos que iban a tener parte principal en el evento deportivo, acompañados de la Banda Municipal. En 1952 se construye el estadio municipal en el reparto Aurora en cuya labor fue principal personalidad Sagüita Hernández.

En 1899 existía en la localidad un dispensario público, atendido por el médico municipal Leonardo Esperón Rubí. Por las certificaciones médicas extendidas, las enfermedades que más proliferaban en la población eran la tuberculosis, tisis, viruela, paludismo y tifus. Las posibilidades de recursos para atender a los casos afectados no resolvían la situación, pues la jefatura local de sanidad contaba solamente con cinco médicos. En las farmacias locales se realizaban trabajos dedicados a la preparación de medicamentos elaborados a base de plantas medicinales y se distinguían las farmacias y droguerías de los doctores Figueroa, Isidro Cárdenas y José Agustín Fernández.

La jefatura local de sanidad de Jovellanos fue creada en 1907 y dirigida por el doctor Alberto Gumá Serico.

En 1899 el término municipal de Jovellanos carecía de carreteras; solo algunos caminos reales y vecinales que eran intransitables en la época de lluvia. Entre 1943 y 1951 se realizaron obras de construcción y reconstrucción de carreteras que unían a San Vicente, Carlos Rojas y la Isabel.

En 1902 los poblados de Carlos Rojas y Jovellanos contaban con pequeñas oficinas de correos. En 1918 se inauguró la red telefónica local y en 1928 se instala la oficina de correos y telégrafo en San Miguel de los Baños. En los poblados de Jovellanos, Carlos Rojas y Coliseo se realizaron servicios de bultos postales, giros postales, y telegráficos.

Las comunicaciones por el ferrocarril hicieron de Jovellanos un entronque ferroviario de importancia. En 1914 fue construida la nueva estación de ferrocarril por la Empresa de Ferrocarriles Unidos de la Habana, constituyendo esa nueva estación un empalme ferroviario.

Figuras destacadas

Entre las personalidades que se distinguieron en el desarrollo cultural y social figura Leonardo Esperón Rubí, sabio médico y teniente coronel del Ejército Libertador, quien fue director del hospital en 1902.

En 1908, el nombre de Carlos Pratts, periodista, poeta y escritor, se consolidó en Matanzas junto a la juventud intelectual encabezada por Agustín Acosta, uno de los grandes nombres de la poesía de nuestro país, quien fue hijo adoptivo del pueblo de Jovellanos.

Religiones y agrupaciones sociales y políticas

En 1904 comienza a divulgarse la religión protestante por el pastor de Colón, el reverendo Francisco Díaz.

La Iglesia Católica de Nuestra Señora de la Asunción fue declarada en 1906. Otras fueron construidas en Carlos Rojas, Coliseo, San Miguel de los Baños y una capilla en el central Soledad.

En 1928 se realiza la ampliación de la iglesia católica de San Miguel de los Baños, con la construcción de dos naves laterales. Durante los años 1942 y 1943 fue construida la escalinata de la Ermita de Cristo, en la loma Jacán, bajo la dirección del ingeniero matancero Sergio Barrientos, e inaugurada el 19 de abril de 1943, oficiando como párroco de la iglesia el padre Domingo Lorenzo.

En 1952 fue construida la iglesia en Carlos Rojas por monseñor Alberto Martín. El central Dolores fue visitado, en 1950, por la presidenta de la juventud católica de Madrid, Dolores García Otero.

En 1920 tuvo lugar el asentamiento de la religión Arará en el territorio local, representado por Esteban Baró, hijo de un esclavo procedente de la región del África llamada Dahomey, quien organizó la sociedad San Manuel. Esta sociedad ha estado regida por la familia Baró y es atendida actualmente por los hijos y nietos, descendientes de sus fundadores.

También tuvo asentamiento la religión de los Iyesá, compuesto por esclavos llegados desde Nigeria, de donde proviene el cabildo de la familia Terán que hasta la fecha han salvaguardado con mucho celo su patrimonio originario.

Otra de las sociedades de descendientes de esclavos africanos es la denominada de las cinco naciones, dedicada a la práctica de rituales africanos donde en sus fiestas dominicales ejecutaban la macuta, toque de congos reales.

Las sociedades de instrucción y recreo tenían como objetivo establecer las relaciones sociales entres los habitantes del pueblo y difundir su cultura. La sociedad El Liceo, para personas blancas, se inauguró el 15 de abril de 1900; la sociedad El Porvenir, para personas de color, fue fundada el 29 de julio de 1900. En 1902 fue fundado el Centro Español para personas blancas y españolas. Los masones formaban un núcleo fuerte en la sociedad jovellanense, representado por las logias Unión y Confianza. Otras agrupaciones sociales fueron la sociedad 10 de octubre, constituida en 1915, y el Comité de Damas dirigido por María Fidelia Rubio Sotomayor.

La sociedad Club Maceo, creada en 1930, cada 7 de diciembre conmemoraba la caída de Antonio Maceo con la presencia de destacados oradores nacionales —como el doctor Salvador García Agüero, Clemente Inclán, Sergio Aguirre y Génova de Zayas— y de las instituciones locales. Figuraron entre otras asociaciones, la Asociación de Colonos del Central Progreso, la Asociación de Colonos de Cuba, el Club Rotario, el Club de Leones, la Cámara de Comercio y el Colegio Médico.

Partidos políticos

Los partidos políticos de mayor fuerza que se destacaron en los decenios de la república fueron el Liberal y el Conservador, carentes ambos de verdaderos programas y cuya función era la de servir de vínculos a través de los cuales se materializaban las ambiciones de los políticos que los lideraban.

Las primeras elecciones parciales se efectuaron el 1 de junio de 1901 para designar a los gobernadores, consejeros, alcaldes, concejales y miembros de la Junta de Educación. Fueron elegidos alcaldes, en Jovellanos, Clemente Gómez Díaz y, en Carlos Rojas, A. Sánchez Roque.

En los comicios de 1905 fue elegido alcalde del término municipal Abelardo Jorge, al que le sucedió Francisco González Oliva, quien fue reelegido para el cargo de 1913 hasta 1917, por el Partido Liberal.

Otro alcalde en Jovellanos fue Manuel Rubio, de 1917 a 1921, y Gabriel Isasi Gómez, de 1923 a 1927. En Carlos Rojas, Filiberto Carbot ocupa la alcaldía, a partir de 1918, por varios periodos.

La primera célula del Partido Comunista fue creada en 1932 en el poblado de Coliseo, integrada por los militantes Conrado del Puerto Domínguez y Lorenzo Alzugaray Díaz, quienes crearon a su vez una célula de la Liga Juvenil Comunista, formada por Miguel de Armas Suárez, Aurelio Figueredo Martell y Argelio Rodríguez Álvarez. En 1933, se constituyó otra célula de la Liga Juvenil Comunista en la finca Ponce. A mediados de ese año se constituye en el poblado de Jovellanos la célula del Partido Comunista, integrada por José Antonio Morales, Ramón Cuba y Evelio Vasallo.

En octubre de 1936, queda constituida la célula del Partido Comunista en la casa de la familia Álvarez Laza, sita en la calle 9 No. 306 e/ 24 y 26, en Jovellanos. Fue integrada por Luis, María y Rosalina Álvarez Laza, Amado Peña Fleitas, Pablo Quintana, Bonito Marante y Reynaldo Rodríguez; se incorporaron Esteban Castro, Paulino Gómez, Moisés Peláez y Rogelio Pérez Zambrana.

Movimiento obrero y campesino

El movimiento obrero y campesino estuvo representado por las manifestaciones incipientes de la toma de conciencia laboral que fue ganado en organización en cada una de las etapas.

El 6 de abril de 1902 fue redactado el primer reglamento del Centro Obrero de Jovellanos que entre sus objetivos tuvo el de procurar mejoras económicas para el obrero y el reconocimiento de sus derechos.

Entre las primeras muestras de inconformidad de los obreros contra las arbitrariedades de los patrones está la huelga de los obreros y colonos del central Victoria, el 12 de febrero de 1907. Los obreros protestaban por el no pago de su salario y los colonos porque se les adeudaban sus cañas de las zafras anterior y en curso. Los obreros y colonos en forma enérgica bloquearon la salida del batey Terán de un tren cargado de azúcar con destino al puerto de Cárdenas. El movimiento fue reprimido por fuerzas de la Guardia Rural.

El 8 de enero de 1925 los macheteros organizados en gremios van a la huelga exigiendo mejoras. Estos movimientos sirvieron de base para las acciones del proletariado que luchaba por la unidad y el resultado de su trabajo.

Durante el gobierno tiránico de Machado, los obreros y trabajadores de Jovellanos se manifestaron a través de diferentes medios de lucha como huelgas, manifestaciones públicas y otras acciones. Las principales huelgas en la provincia de Matanzas se realizaron en el central Soledad, en Jovellanos, y en el central Cuba, perteneciente a Pedro Betancourt.

Los colonos y obreros agrícolas formaron un frente único de lucha y se negaron a iniciar la zafra de 1933 en el central Dolores. Fueron al paro las fincas Dolores, Diana, Palo Seco, Potrero Viejo, Andrea, Punta Brava, Malpica y Estrella, entre otras. Los colonos demandaban la restitución de media arroba de azúcar por 100 de caña, que se les había rebajado en sus liquidaciones en la zafra de 1932, y los obreros (macheteros y carreteros) que se les pagara en dinero cincuenta centavos por el corte, alza y tiro de cada 100 arrobas de caña. Este movimiento huelguista fue orientado por el Partido Comunista. La represión machadista aplastó el movimiento huelguista y detuvo al dirigente comunista Francisco Cambeiro. La fuerza de la Guardia Rural de Jovellanos invadió los bateyes o implantaron el terror en la zona, siendo detenidos los huelguistas Diego Sardiñas y Evelio Pérez, de la finca Andrea.

El movimiento huelguista se extendió a la finca Audaz y, dirigidos por los jóvenes comunistas Miguel de Armas Suárez, Aurelio Figueredo y Argelio Rodríguez, los trabajadores acordaron paralizar sus trabajos e ir en marcha al batey del central para demandar del hacendado Manuel Flores un aumento de diez centavos a los que cargaban y transportaban la caña en carretas al ingenio. La columna de huelguistas fue interceptada y disuelta por la Guardia Rural.

Los obreros y campesinos de Jovellanos fueron a la huelga en varias ocasiones para reclamar sus derechos.

En noviembre de 1946, los dirigentes sindicales de Jovellanos se reunieron con el líder azucarero Jesús Menéndez para tratar sobre el diferencial azucarero en la casa de los Álvarez Laza, que constituía centro de actividades del Partido Comunista y del movimiento obrero y campesino.

Otra de las actividades del movimiento obrero fue la asamblea general del sindicato de la Gravi, efectuada el 4 de septiembre de 1948, acordándose realizar una huelga con la que paralizaron las actividades de la fábrica. Las demandas de los trabajadores no fueron aceptadas por la patronal y el día 6 fue tomado el Ayuntamiento por la clase obrera durante tres días y la patronal concedió las demandas que consistían en un aumento salarial.

El 12 de junio de 1950, un grupo de chóferes de Jovellanos fueron detenidos por haber penetrado y ocupado el Ayuntamiento en señal de protesta contra la Circular No. 89 de la Comisión Nacional del Transporte.

En el año 1940, un grupo de campesinos se reunieron en la casa de los Álvarez Laza con los dirigentes nacionales Romárico Cordero y Antero Regalado, quienes visitaron el entonces municipio de Carlos Rojas y los barrios de Tosca y San Ramón para conocer la situación del campesinado y cómo estaban organizados.

El Congreso Provincial de Campesinos de Matanzas sesionó los días 18 y 19 de enero de 1941 en el teatro Rialto de la ciudad de Colón, donde estuvo presente el campesinado del territorio jovellanense. La Unión Campesina de la provincia de Matanzas, constituida en aquel evento, jugó un papel importante durante varios años en la organización y movilización de los campesinos en defensa de sus derechos.

En agosto de 1944, en la finca Elizalde y sus anexos, se realizó la asamblea general de todos los trabajadores porque la patronal se negaba a reconocer sus demandas, acerca de las cuales el Ministerio de Trabajo había fallado a favor de los obreros. Después de efectuada la asamblea frente a la casa del patrono, fueron apresados y acusados de comunistas Víctor Valdés, Heliodoro Cuellar, José Ramón Valdés y Reynaldo Rodríguez. Por lo que originó este hecho, el patrono se vio obligado a reconocer y ordenar el pago del dinero que les debía a los trabajadores.

Al inicio de 1948, en esa finca se efectuó la huelga general por el diferencial azucarero, orientada y dirigida por miembros del Partido Comunista, por la que fueron apresados ochenta y siete trabajadores y trasladados a Matanzas.

Respuesta popular a la dictadura machadista

La llamada porra, creada por el dictador Machado e integrada por delincuentes pagados por el gobierno para ripostar la acción revolucionaria del pueblo, existió en Jovellanos presidida por José Solar de la Campa, quien ocultó en la finca Gumá a los asesinos de Julio Antonio Mella.

La respuesta del pueblo ante la dictadura machadista tuvo eco en la localidad jovellanense, cuando se produce un alzamiento, en 1931, con una gran repercusión. En agosto de 1933, los comunistas de Coliseo participaron en la huelga general revolucionaria que derrocó al régimen tiránico de Machado. Pese a la represión al movimiento huelguista por la Guardia Rural y miembros de la organización profascista ABC procedentes de Cárdenas, la huelga en Coliseo culminó en éxito.

Los obreros, campesinos y jóvenes en desacuerdo con la política de Machado, jugaron un papel importante en las luchas durante esta etapa de la república. En la madrugada del 10 de enero de 1933, en el poblado de Coliseo, aparecen letreros con las consignas:

"¡Abajo Machado!"
"¡Abajo el imperialismo! "
"¡Viva Rusia socialista!"

El 1 de mayo de 1933, los comunistas de Jovellanos repartieron proclamas en el pueblo y pintaron carteles en los muros, mientras que los de Coliseo realizaron una intensa propaganda convocando a los obreros, y a la población en general, para efectuar actos conmemorativos por el día internacional del proletariado.

Otra de las acciones que constituyeron medios de lucha fue la colocación de una bandera donde está ubicado el museo Domingo Mújica y en la salida del pueblo, encomendada por el Partido Comunista, mientras otros revolucionarios pintaron lemas en las paredes de las casas. Ante estos hechos, la guardia rural inició una brutal represión contra los revolucionarios.

Repercusión en Jovellanos del Golpe de Estado de 1952

El 10 de marzo de 1952, Fulgencio Batista da el golpe de Estado, como consecuencia del cual se disuelve el Congreso y fueron suspendidas las garantías constitucionales. El pueblo recibe la noticia del cuartelazo a través del período El Imparcial y los políticos de Jovellanos, que habían buscado cédulas a cambio de falsas promesas, fundamentalmente en las clases más humildes de la población, representando los partidos Demócrata, Liberal y Auténtico, no realizaron acciones al ocurrir el golpe. El Partido Socialista Popular mantuvo una actitud consecuente, al no plegarse ante el nuevo régimen, aunque no pudo realizar grandes acciones.

Revolución en el poder

El territorio de Jovellanos no estuvo ajeno a los sucesos que siguieron al triunfo revolucionario del 1 de enero de 1959 y, como en todo el país, sus pobladores respondieron al llamado de la huelga general. En las primeras horas de la mañana era confirmada la huida del tirano a través de las trasmisiones de Radio Rebelde, y mientras las fuerzas militares y sus colaboradores se concentraban, grupos de revolucionarios; entre ellos, Valerio Galloso y Mario Gilberto García, bajo las órdenes de Herminio Fernández Rodríguez, tomaron el local de la policía que aún estaba armada. La jefatura fue tomada por un grupo de jóvenes entre los que se encontraban Roberto Fraguela y Roger García.

Antiguo cuartel de la policía batistiana de Jovellanos, convertido en escuela

Se decretó la huelga y se cerraron los comercios y todos los centros de trabajo. Un grupo del Movimiento 26 de Julio (M–26–7) partió en jepp para el poblado de Manguito con el objetivo de capturar al ex capitán de la policía que había huido en busca de refugio. Un pequeño destacamento quedó en el cuartel con la misión de custodiarlo y se detuvieron a los colaboradores y chivatos, que fueron juzgados posteriormente por los tribunales revolucionarios.

Al paso de la columna comandada por Víctor Bordón, este visitó lugares y nombró en la Alcaldía a José Alberto Rodríguez Bermúdez como responsable civil del municipio.

Simultáneamente los miembros del destacamento guerrillero Enrique Hart, que se encontraban en las lomas de San Miguel de Los Baños, al conocer la huida del tirano, se dirigieron a dicho poblado a ocupar la posta donde los soldados de la tiranía hicieron resistencia.

Una vez dominada la situación, el destacamento guerrillero se dividió en dos grupos, uno para tomar Coliseo y la carretera central, en espera de la Columna Antonio Maceo para sumarse a ella; mientras que el otro marchó hacia Cárdenas y Varadero, donde hicieron prisioneros a un grupo de guardias y soldados.

En Carlos Rojas, un grupo de revolucionarios, entre los que se encontraba Evelio Valenzuela Plasencia, tomaron la Estación de Policía y el Ayuntamiento.

El 2 de enero, a las 11:15 de la mañana, pasó el comandante Camilo Cienfuegos por Jovellanos; momentos más tarde, a las 11:50, llega a Coliseo, después de haber rendido homenaje en Audaz a las fuerzas del Ejército Libertador que, en 1895, combatieron en el lugar, ante el obelisco que recuerda el hecho. Desde el cuartel de la Guardia Rural (hoy policlínico del poblado) habla del regimiento Plácido, al que exigió la rendición de la plaza militar.

El 6 de enero se realizó un acto multitudinario de apoyo popular a la Revolución, en el parque José Martí del poblado cabecera, en el que hicieron uso de la palabra el capitán del Ejército Rebelde William Gálvez y Néstor Sotomayor.

En horas de la mañana del día 7 de enero, el pueblo se concentró en la calle principal de la localidad para recibir la Caravana de la Libertad. El vehículo en que viajaba el máximo líder, se detuvo en la casa número 2417 de la calle 11, entre 24 y 26. Lo acompañaba Celia Sánchez Manduley, Teté Puebla y otros combatientes. Según testimonio de Juan Olivera, miembro de la escolta personal de Fidel, esa visita fue motivada por la destacada actividad de la familia Álvarez Laza contra la tiranía batistiana.

Entre las cinco y seis de la tarde, Fidel, aclamado por el pueblo, subió a la carrocería del auto en que viajaba y, con voz ronca y pausada llena de emoción, expresó el agradecimiento que sentía por los aportes del pueblo de Jovellanos al triunfo de la Revolución e hizo el compromiso de volver, lo que cumpliría años más tarde.

El tribunal provincial, instaurado para juzgar a los asesinos que cometieron crímenes durante la tiranía, fue el encargado de procesar al asesino José Rodríguez (alias Pepe Caliente), victimario de los hermanos Remberto y Pedro Nilo Almeida y de Francisco D. Gutiérrez.

Transformaciones económicas

A partir de enero de 1959, Jovellanos dejo de ser un municipio eminentemente agrícola para convertirse en agroindustrial.

Surgen nuevas industrias, se amplían las ya existentes y se hacen nuevas inversiones en la agricultura y en la industria azucarera; se moderniza la fábrica Gravi para convertirse en la Empresa Luis Ávila Rosales y se crean las fábricas Enrique Cabré, la de prefabricado gran panel, el silo de cemento y la planta de asfalto.

La actividad de distribución de electricidad resultó uno de los sectores priorizados por constituir un elemento indispensable para el desarrollo económico y social en la localidad, para lo que se instaló una subestación en la zona de Gobel, con carácter provisional.

La producción azucarera representa el principal renglón económico del territorio, desarrollándose una gama de inversiones para dicha industria, la agricultura y la infraestructura de aseguramiento con centros de acopio, caminos, sistemas de riego y mecanización de la cosecha, entre otros adelantos.

Se nacionalizaron los cuatros centrales azucareros locales, quienes cambiaron sus nombres por hechos y figuras del proceso histórico nacional: Santa Amalia, Carolina, Soledad y Dolores por Victoria de Yaguajay, Granma, Julio Reyes Cairo y Jaime López, respectivamente.

La aplicación de la ciencia en el desarrollo de tan importante industria está presente en los logros alcanzados en la Estación Experimental de la Caña de Azúcar Antonio Mesa Hernández. Sus resultados productivos en 1959 fueron de 46 506 arrobas, cifra superada en 1977 cuando se produjeron 163 000 arrobas. La obtención de tan alto rendimiento fue posible, entre otros factores, por la incorporación en 1964 de los primeros quince técnicos egresados del Instituto Tecnológico de la Caña Álvaro Reinoso. Esto permitió abrir nuevas líneas de investigación para el desarrollo de la agricultura cañera.

En la rama de la construcción, de gran importancia por su incidencia en el desarrollo industrial, y en el económico en general, se produjo la creación y ampliación de varias industrias vinculadas a los materiales de construcción que garantizan el desarrollo económico y social del municipio.

La industria sideromecánica se fue conformando para, en 1980, constituir una de las más importantes del territorio.

Muestra ello son la fundición 2 de septiembre, cuya línea de producción fundamental, en 1970, era la de piezas fundidas para la industria azucarera y, en 1980, era la de equipos dedicados a la agricultura y de piezas generalizadas de hierro fundido; la fábrica Enrique Cabré —fundada en 1967 con tecnología húngara— cuya creación estuvo vinculada al desarrollo agrícola con la producción y reparación de equipos y que, a partir de 1971, realiza hazañas productivas y abre cursos de superación para jóvenes que se incorporarían al movimiento obrero; y el taller José Smith Comas, T- 9, fundado en 1977 con el objetivo de reparar equipos de esteras pertenecientes al Ministerio del Azúcar en la provincia de Matanzas, en cuyas instalaciones se han reparado el 60 % de estos equipos y que ha estado muy vinculado al desarrollo de la zafra a nivel provincial y, en menor cuantía, a nivel nacional.

En la industria ligera, el territorio contaba entre sus industrias más importantes con la fábrica Luis Ávila Rosales —antes de 1959 denominada Gravi— cuyos trabajadores constituyen una masa concientizada y fue un centro de tradiciones revolucionarias en la lucha contra la tiranía. Esta fábrica fue visitada por el Che en 1963 y la ardua labor de sus trabajadores hace de ella un ejemplo de conciencia productiva.

La industria alimentaria era prácticamente inexistente en el territorio al triunfo de la Revolución. Comenzó su florecimiento a partir del 11 de enero de 1962, con la creación de la fábrica de queso y embutidos que forma parte del proyecto de experimentación creado por el Che para el fomento de las pequeñas industrias en la Unidad Agrobotánica Experimental Ciro Redondo. En este lugar el Che materializó sus ideas de hombre de ciencia.

Esa industria contaba con una escuela para la superación cultural de los combatientes, un laboratorio donado por la República Popular China donde laboraban técnicos de ese país y el ingeniero Guillermo Cid. Contaba con una nave para el depósito de la producción, las fábricas de embutidos, hielo, perfumes, vino, queso y aceite. Se extraía aceite de las semillas de girasol, ajonjolí, cártamo y tomate; además, de la cáscara de naranja se extraían aceites esenciales. También se construyó el taller de maquinaria y la carpintería. El Che visitó por última vez ese lugar el de marzo de 1965, coincidiendo con la fecha en que por última vez se veía en público en Cuba.

El 26 de julio de 1967 se crea la pasteurizadora de leche donde se utilizan las más modernas máquinas en la eliminación de bacterias. En 1976 se comienzan los trabajos para la construcción del Combinado de Alimentos Juan Fernández Duque, formado por las plantas de hielo, refrescos y sorbetos. Fue inaugurado en 1981 por el primer secretario de la provincia de Matanzas, Esteban Lazo Hernández.

Al triunfo de la Revolución, la situación de la agricultura en el territorio no distaba de la del resto del país. El pequeño productor agropecuario estaba atado por la miseria a una pequeña parcela, pagando elevadas rentas o entregando parte de su producción a los dueños de la tierra, viviendo en completa degradación económica, social y cultural.

El área agrícola se calcula en 5 001.2 caballerías de tierra; de ellas, estaban dedicadas al cultivo de la caña 1 880.3 caballerías; el resto se dedicaba a la ganadería y otros cultivos, entre ellos, el arroz.

El atraso de las técnicas de cultivo obedecía a la presencia de rasgos feudales en la explotación de la tierra, con el predominio de la pequeña y mediana propiedad; las grandes propiedades estaban representadas en una minoría latifundista como Flores Pedroso, en Carlos Rojas; Nano González, en Jovellanos y la S.A. Atlántica del Golfo, en las tierras del central Soledad.

Estos rasgos esenciales en la agricultura caracterizaban la situación en los momentos que se dicta la Primera Ley de Reforma Agraria, que fue respaldada por los campesinos y el pueblo en general y abrió paso a las manifestaciones de lucha de clases con el enfrentamiento del pueblo a los elementos desclasados, aliados a los Estados Unidos para destruir el proceso revolucionario.

Después de la Segunda Ley de Reforma Agraria, el desarrollo de la agricultura cubana quedó definitivamente sobre dos bases: la producción estatal y la de los pequeños agricultores.

Dada la importancia del sector ganadero dentro de la alimentación, urgía la necesidad de la aplicación de la ciencia y la técnica y la creación de una infraestructura ganadera que permitiera la recuperación de la misma y la obtención de altas producciones de carne y leche. En el territorio se crearon instalaciones, abrevaderos, casas de sombra y el centro de inseminación artificial; se aplicaron baños garrapaticidas y cruces de razas para asegurar una mejor calidad del ganado. Se aplicó la mecanización al ordeño en las vaquerías Anchura, Elizalde, Maria Luisa y Hatillo, esta última en San Miguel de Los Baños.

Transformaciones sociales

El pueblo de Jovellanos recibió los beneficios de la intervención de la compañía de teléfonos, la rebaja de alquileres y la construcción de nuevas escuelas, como la Secundaria Básica Frank País y las primarias Camilo Cienfuegos y Abel Santamaría. Se realizaron nuevas obras constructivas como la comunidad Cuba Libre, primera construida por la Revolución. Se llevó el alumbrado público a los barrios marginales.

La puesta en práctica de la Ley de Reforma Urbana permitió a cada jovellanense ser dueño de la vivienda y, entre sus particularidades, la creación del Reparto Horacio Rodríguez.

Los sindicatos fueron saneados y expulsados los elementos que no habían servido a los intereses de las clases trabajadoras. Los trabajadores que por su actividad revolucionaria habían sido despedidos, se incorporaron a sus labores como en los casos de los obreros de la fábrica Gravi.

Se confiscan los bienes malversados por funcionarios politiqueros y simpatizantes del régimen batistiano.

Se pone en manos del pueblo el patrimonio financiero a través de la Ley # 891 para evitar la fuga de capitales. En Jovellanos esta Ley se aplicó a las sucursales bancarias, Banco Continental Cubano y el Banco Agrícola S.A. El primero de ellos fue nacionalizado y el segundo confiscado en julio de 1960, por estar sus accionistas vinculados al enriquecimiento ilícito.

En materia de salud, en 1958 el número de médicos alcanzaba la cifra de trece y en 1980 llegan a noventa y cinco galenos. Con las medidas tomadas por el Ministerio de Salud Pública, las condiciones de vida de la población mejoraron, al realizarse las campañas de vacunación que hacen que los niños no mueran por enfermedades tales como difteria, tétanos, poliomielitis y otras.

En 1969 la mortalidad infantil aún era alta: de 990 nacidos vivos en la región, se producen cincuenta y una defunciones. En 1970 nacen vivos 1 054 niños y se producen treinta y cuatro defunciones, continuando el descenso hasta 1980, en que la tasa de mortalidad fue de 9.2 por cada 1 000 nacidos vivos.

Para mejorar las condiciones de vida se construyó un hogar para niños con problemas nutricionales y un hogar materno cuyo objetivo principal es la disminución de las muertes maternas e infantiles, a través de la protección a las embarazadas que presentan riesgos durante el período gestacional. Para la protección del adulto mayor se creó el Hogar de Ancianos, ubicado en San Miguel de los Baños.

Son atendidos por la dirección de salud, otras entidades como el hospital territorial, tres policlínicos comunitarios, una clínica estomatológica, un policlínico de consultas especializadas y postas sanitarias.

Con el objetivo de mejorar la calidad de vida de la población, la práctica del deporte se incrementa a partir del 18 de junio de 1964, cuando llegaron al territorio los primeros graduados de la Escuela Nacional de Deportes Manuel Piti Fajardo.

El béisbol, como deporte de gran arraigo en la población, se ha destacado con figuras de alto rendimiento como Marcial Rionda, Julio Éraso, Ibrahím Torriente y Pepe Reyes. Jovellanos ha estado representado en los juegos panamericanos y centroamericanos en las figuras de los hermanos Wilfredo y Fernando Sánchez.

La defensa de la patria tuvo su expresión de apoyo popular cuando el 23 de febrero de 1983 se crea la Zona de Defensa 05, la primera de todo el país.

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