Tribunal Provincial Popular de Santiago de Cuba

Palacio de Justicia
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Institución con sede en Bandera de Cuba Cuba
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Palacio de Justicia, sede del Tribunal Provincial Popular de Santiago de Cuba
Tipo de unidad:Judicial
Director/a :Yipsy Pedreira Rodríguez
País:Bandera de Cuba Cuba
Sede:Santiago de Cuba
Dirección:Avenida de los Libertadores No. 6, Santiago de Cuba

Tribunal Provincial Popular de Santiago de Cuba. El antiguo Palacio de Justicia, hoy sede del Tribunal Popular Provincial, tiene su sede, en el municipio cabecera de la provincia. Por los valores históricos acumulados, la importancia y papel desempeñado por personalidades revolucionarias durante las acciones del asalto al cuartel Moncada el 26 de julio de 1953, así como los procesos judiciales celebrados en él durante la última etapa de lucha insurreccional, y ser uno de los ejemplos paradigmáticos de la arquitectura monumental moderna en la ciudad de Santiago de Cuba, fue declarado Monumento Nacional el 10 de julio de 1998.

Historia

Santiago de Cuba hasta finales de la década del 30 del siglo XX, no contaba con una digna sede para impartir justicia, pues los locales que había ocupado resultaban inadecuados. En esa época la Audiencia radicaba en el edificio de Enramadas y San Félix, y había sufrido serias afectaciones cuando el terremoto de 1932. Luego de deliberaciones y propuestas, se escogió una céntrica manzana de la Carretera Central, en su último tramo, conocido como Avenida de los Libertadores.

La construcción del Palacio de Justicia en este entorno constituyó una expresión de progreso, no sólo por la modernidad de las líneas arquitectónicas del edificio, sino por lo que acarreó en cuanto al mejoramiento de la infraestructura urbana de la zona, a fin de dotar al inmueble con todas las comodidades requeridas para su acceso, tanto peatonal como vehicular.

El proyecto, aprobado el 30 de noviembre de 1938, se hace oficial el 10 de mayo de 1939 a través de los Decretos Presidenciales # 2131, 368 y 493. Todo parecía que, en pocos años Santiago de Cuba, contaría con una sede digna para la judicatura; sin embargo, quedó paralizada y se mantuvo en los cimientos, motivada por la falta de gestión, mal manejo de los fondos por parte del Ministerio de Obras Públicas y la desidia de los gobiernos, tanto de la provincia como de la nación.

Después de doce años de demoras y cambios en la conceptualización del proyecto, en julio de 1950, se reinicia la construcción. El equipo de trabajo estuvo integrado por el arquitecto proyectista Mario B. Lenz; los dibujantes R. Padrón y P. Pérez Luján; el director general de Arquitectura, arquitecto Ángel de Zárraga y Moya; por el arquitecto jefe de Negociado Rolando del Castillo; el ingeniero de Obras Públicas Antonio Feria y a cargo de la obra estuvo el contratista santiaguero Guillermo Sagaró Artola.

Inauguración

El 10 de febrero de 1952, quedó inaugurada la nueva sede del Poder Judicial. Con la presencia del Presidente de la República, Carlos Prío Socarrás, el ministro de Obras Públicas Luis Casero Guillén, el ministro de Justicia Dr. Jorge Casusso, el alcalde municipal Felipe Fernández Castillo.

La edificación

El edificio constituye, un ejemplo significativo del estilo Monumental Moderno, que entonces constituía la carta de triunfo en obras civiles emprendidas por el estado, así se cuentan, otros ejemplos, la Escuela Profesional de Comercio (1945), la Escuela de Artes y Oficios (1948), Maternidad Obrera (1954) y el antiguo edificio de rectorado de la Universidad de Oriente.

Desde el punto de vista simbólico – expresivo, por su escala y líneas arquitectónicas, resulta una majestuosa e imponente edificación, evidente en sus volúmenes puros, las aristas vivas y la ausencia de toda decoración; la jerarquización de su acceso principal fue concebida a partir de la proyección de un volumen que se adelanta, a manera de gran pórtico con doble puntal, sustentado por un sistema de columnatas que sobrepasan la altura total del edificio y refuerzan su verticalidad así como su sentido opresivo; la columnata remata en un frontón adintelado donde se halla una inscripción en bajorrelieve que identifica a la entidad.

El acceso principal del inmueble se dispone hacia la Avenida de los Libertadores, y en este eje se extiende en tres niveles, mientras en la zona posterior se desarrolla en cuatro. Sus fachadas se distinguen por un tratamiento de superficie liso, enfatizados por las bandas continuas de las ventanas Miami aisladas. Sus plantas en forma de O (el sótano), y en forma de U (los tres niveles restantes), resultan funcionales, ventiladas y con una magnífica iluminación natural y en estos darían cabida a: cuatro Salas de lo Criminal, una de lo Civil y una para el Pleno, amplias galerías permiten la circulación de grupos de personas sin dificultades. Dos escaleras y dos elevadores en ambos extremos permiten el acceso al tercer nivel, donde se localiza el Salón del Pleno, con salas de togas; sala de espera, sala de despacho del Presidente de la Audiencia, local para Archivo de materiales, biblioteca – despacho privado del fiscal, salón de empleados de la fiscalía, salón de abogados, fiscales y oficial del teniente fiscal.

La edificación no fue culminada en su totalidad, por lo que quedaron sin albergar algunas dependencias como: los dos Juzgados de Instrucción, los dos municipales y los dos correccionales. Un nuevo proyecto de ampliación fue concebido por los arquitectos e ingenieros Francisco Ravelo Repilado y H. Monteagudo, pese a no haber sido ejecutado.

Palacio de Justicia, escenario de los hechos del 26 de julio de 1953

La madrugada del 26 de julio de 1953, el Palacio de Justicia adquiere una connotación histórica sin precedentes. Los jóvenes de la “Generación del Centenario” concibieron un plan de ataque que incluía además del cuartel Moncada, el edificio del poder judicial y el hospital Saturnino Lora. Dos circunstancias condujeron a la elección de este edificio: su altura, que permitía observar y defender el flanco derecho del cuartel Moncada, y los escasos metros que le separaban del escenario principal de la confrontación. Se destinó para la toma del Palacio al segundo grupo de acción, dirigido por Léster Rodríguez, e integrado Raúl Castro Ruz, Mario Dalmau de la Cruz, José Ramón Martínez, Ángel Sánchez y Abelardo García Illis. Las acciones de esa madrugada no produjeron el resultado esperado; sin embargo, del Palacio salió un nuevo jefe Raúl Castro, quien con su actitud decidida cambió el rumbo de las acciones que allí se sucedieron.

A partir de esos sucesos, no se hizo esperar la ola represiva de la tiranía batistiana contra el pueblo, dando lugar a una de las páginas más sangrientas de la historia. Fue decretado el acuartelamiento de las fuerzas armadas en todo el país y declarado el estado de sitio para el caso de Santiago de Cuba. En los días siguientes a la acción, en los alrededores de la ciudad y en otras poblaciones aparecieron los cadáveres de los jóvenes asaltantes, cuyos cuerpos presentaban signos de tortura y de heridas de balas; sin embargo, los uniformes estaban intactos. Fidel en su alegato de autodefensa así lo describe:

“[…] Aquí todas las formas de crueldad, ensañamiento y barbarie fueron sobrepasadas. No se mató durante un minuto, una hora o un día entero, sino que en una semana completa, los golpes, las torturas, los lanzamientos de azotea y los disparos no cesaron un instante como instrumentos de exterminio manejados por artesanos perfectos del crimen”.

En medio de la convulsa situación, se decide juzgar a los moncadistas en Santiago de Cuba, tomando en cuenta que la Audiencia de la provincia de Oriente que hasta mayo de 1951 estaba categorizada como de segunda clase e integrada por un Presidente y cinco magistrados, pasa por la Ley No. 1, a la nueva categoría de primera clase, homologada a la de La Habana, e integrada por un Presidente y 16 magistrados. Igualmente, a los Tribunales de Urgencia, que se habían dedicado a dirimir los delitos leves o de menor cuantía, les fueron concedidas facultades plenas para procesar hechos revolucionarios, convirtiéndose en un aparato de represión judicial, estaba vigente la suspensión de garantías y funcionando con todo rigor la Ley de Orden Público y la censura de radio y prensa. Por tal motivo, en el Tribunal de Urgencias de la ciudad fue radicada la causa por los hechos del 26 de Julio con el número 37.

Causa 37

El 21 de septiembre de 1953, daba comienzo al juicio a los moncadistas; por tal motivo, a fin de evitar cualquier incidente, desde horas tempranas hubo un despliegue de cientos de soldados en los alrededores de la manzana ocupada por el edificio del Palacio de Justicia; los jóvenes esposados y fuertemente escoltados fueron conducidos al interior del inmueble hasta llegar al segundo piso donde se encuentra la Sala del Pleno y allí, “entre un centenar de ametralladoras y bayonetas que invadían escandalosamente la sala de justicia”, dar comienzo a la Causa 37, considerada como la de mayor envergadura y trascendencia de la época en Santiago de Cuba.

El Tribunal estuvo conformado por:

  • Presidente: Dr. Adolfo Nieto Piñeiro Osorio;
  • Fiscal: Dr. Francisco Mendieta Hechavarría;
  • Magistrados: Dr. Ricardo Díaz Olivera y Dr. Juan Francisco Mejías Valdivieso;
  • Secretario: Raúl Fernández Mascaró;
  • Oficial del Secretario: Adolfo Alomá Serrano;
  • Alguaciles: Mariano Redondo Solano, Bernardo Duany Castillo, Edesio Ramos, Lupicinio Trujillo Bonet, Alcibíades Salazar;
  • Abogados defensores: Dr. José Valls Tamayo, Dr. Rubén Alonso Álvarez, Dr. Juan José García Benítez, Dr. Baudilio Castellanos García, Dr. Conrado Castells Cordero, Dr. Luis Antonio Gómez Domínguez, Dr. Elizardo Díaz Lorenzo, Dr. Héctor Canciano Labori, Dr. Miguel Ángel Pérez Lamy, Dr. Rafael Cisneros Ponteau, Dr. Raúl de Villalvilla Carbonell, Dr. Domingo Estrada Beatón, Dr. Carlos Peña Jústiz, Dr. Andrés Silva Adams, Dr. Jorge Nariño Brauet, Dr. Gerardo Hernández Vera, Dr. Lucas Morán Arce, Dr. Eduardo Eljaieck Eldidy, Dr. José María Badell Romero, Dr. Roberto Rosillo Rodríguez, Dr. Luis Pérez Rey, Dr. Jorge Pagliery Cardero, Dr. Marcial Rodríguez Gutiérrez;
  • Auxiliares de la defensa: Carlos Martorell García;
  • Médicos forenses: Manuel Prieto Aragón, Alpidio Rodríguez López, José Ramón Cabrales Arjona;
  • Médicos peritos: Fernando Blanc Corbín, Arturo de Feria Mora;
  • Investigadores: Manuel Ruiz Rodríguez, Vicente Reynal Garcés, Eduardo Rivero Suárez;
  • Peritos de balística: teniente Heriberto Amador Cruz, teniente Eusebio Berrio, capitán. Pedro Rodríguez Medrano;
  • Peritos tasadores: teniente Vicente Campos Ruiz, teniente Adolfo Hernández Pérez e ingeniero José Oñate Arias.

Ese primer día, Fidel asistía junto a los demás encausados, y en su declaración dejaba sentada las bases de la postura de los jóvenes asaltantes, sus convicciones y las razones que los llevaron a protagonizar la acción armada, desmontando así las mentiras que había divulgado el gobierno. Luego de este proceso ocupa un lugar entre los abogados defensores, misión que consideraba como la más importante del juicio, pues desde esta posición podía:

[…] destruir totalmente las cobardes cuanto alevosas y miserables, cuanto impúdicas calumnias que se lanzaron contra nuestros combatientes, y poner en evidencia irrebatible los crímenes espantosos y repugnantes que se habían cometido con los prisioneros, mostrando ante la faz de la nación y del mundo la infinita desgracia de este pueblo, que está sufriendo la opresión más cruel e inhumana de toda su historia.

Su disposición en esas dos primeras sesiones fue decisiva, pues no sólo expresó la firmeza y convicción de los ideales que los condujeron al ataque, sino que afianzó la calidad revolucionaria de sus colegas de lucha. A partir de la tercera sesión, a Fidel por sus posiciones y denuncias, no se le permite asistir al proceso; sin embargo, los jóvenes implicados demostraron su valor y dignidad, por lo que el juicio constituyó un ejemplo de bravura y patriotismo:

“Sí, vinimos a combatir por libertad de Cuba y no nos arrepentimos de haberlo hecho”
“A medida que se desarrolló el juicio, los papeles se invirtieron: los que iban a acusar salieron acusados, y los acusados se convirtieron en acusadores. No se juzgó allí a los revolucionarios, se juzgó para siempre a un señor que se llama Batista”

Aun así fueron condenados. El día 23 se daban los resultados:

Otras causas

Entre 1953 y 1958, la Sala del Pleno sería testigo de varios procesos judiciales de gran connotación para la historia de la patria. Los juicios realizados por el Tribunal de Urgencias de Santiago de Cuba se convirtieron en algo cotidiano para la población que cada día veía aumentar la represión por parte de la dictadura y, por ende, el número de personas acusadas por diferentes delitos contra el régimen.

La Causa no. 67 de 1956, efectuada entre los días 22 de abril al 10 de mayo de 1956, contra los participantes en el levantamiento armado del 30 de noviembre de 1956, 22 expedicionarios del yate Granma y un grupo de los alzados en el central Ermita. Fueron acusadas 154 personas de delito contra los poderes del Estado. El 10 de mayo se dictaba sentencia, los expedicionarios del Granma, algunos de los participantes en las acciones del 30 de noviembre y los alzados del central Ermita, fueron condenados a uno, seis y nueve años de prisión que debían cumplir en la fortaleza de La Cabaña. Aun cuando el tribunal falló a favor de la prisión de los encartados, su presidente Manuel Urrutia Lleó estuvo en contra, “pues estimó que todos debías ser absueltos, al fundamentar que no cometieron delito alguno”.

Los demás, entre ellos Frank País, resultaron absueltos. Al terminar de escuchar la sentencia, los jóvenes permanecieron de pie y entonaron las notas del Himno Nacional. Vilma Espín, señaló sobre la actuación de los jueces:

“con el trabajo de nuestros jueces del Movimiento logramos que absolvieran a Frank y algunos más en la Causa 67”

Resulta significativa la actuación de la sociedad civil en repudio a este hecho, entre las asociaciones destacadas se encuentra el Movimiento de Resistencia Cívica, que a través de su Comité Femenino durante los días del juicio desarrollaron una febril actividad en apoyo a los jóvenes, alentaron a la población a congregarse en los alrededores del Palacio de Justicia para “lanzar banderas cubanas y flores”; de igual manera, asistían al Salón del Pleno para, durante el receso, brindar a los acusados alimentos; su actuación mereció el elogio y agradecimiento del Movimiento 26 de Julio, por medio de su boletín clandestino, exponían que:

El Movimiento 26 de Julio agradece a las MUJERES CUBANAS que integran el Comité Femenino de Resistencia Cívica, el estímulo que brindan a los jóvenes detenidos como supuestos cómplices de los hechos del 30 de noviembre.

Las mujeres del Comité se agolpan a lo largo de la carretera, desde Boniato a la Audiencia, para saludar a los detenidos a su paso con banderas, flores y aplausos y ofreciéndoles luego refrigerios en los recesos.

Ello contribuyó en gran medida a que los jóvenes encausados sintieran el respaldo moral y material de la ciudadanía, y a la reafirmación de sus convicciones patrióticas y revolucionarias. Por eso en la Sala del Pleno se escuchó en más de una ocasión, las notas del Himno Nacional y el grito de “¡Viva Cuba Libre!”, “como expresión de esperanzas de justicia y fe patriótica […]”. Declararon el 10 de mayo, último día del juicio, como “Día del decoro y de la reafirmación patriótica”, en apoyo de aquellos que “en los días que corren transitan por la misma senda de abnegada defensa de las libertades patrias”.

También se radicó la Causa no 15 de 1952, por el delito de desorden público contra los acusados Alfredo Reyes Trejo, Fidel Domenech, César Pascual Montaña, Juan Monterrey Caballero y Constantino López Rodríguez. Según el acta levantada habían situado carteles en distintas estatuas de la ciudad con textos como “La Libertad Nunca Muere” y “Estatutos no, Constitución Sí”, además de colocar lazos negros en “la estatua de Aguilera, parque de Crombet, estatua de Estrada Palma, plaza de Marte, busto de Guiteras, todos los del paseo Martí, parque Serrano y otros lugares más” en señal de protesta contra el régimen de gobierno. Al ser interrogados los encartados expresaron que:

“su protesta tiene un carácter cívico y que entienden que con eso no cometen delito alguno”

El tribunal que los juzgó, luego de varias vistas en juicio oral, absolvió a los procesados.

En 1952 en diferentes meses fueron presentados ante el Tribunal de Urgencia, numerosos miembros del Partido Socialista Popular, entre los que pueden significarse Juan Taquechel López, el manzanillero Buenaventura Parra Iser, dirigentes de Palma Soriano y Guantánamo, encausados por encontrarles proclamas que incitaban al pueblo a formar un Frente Democrático Nacional; folletos de tendencia comunista, bonos, ejemplares del magazine Mella, volantes, hojas sueltas donde se convocaba a que “los trabajadores levantaran la bandera de la lucha por la democracia sindical, por la vuelta a la normalidad constitucional, a través de unas elecciones libres y democráticas”.

Una nueva etapa en el Palacio de Justicia

Tras el derrocamiento de la dictadura en 1959, el gobierno revolucionario tomó medidas tendientes a su organización, por ello con rapidez comenzaron a formular leyes como la Ley no. 1 del 6 de enero de 1959, la cual declaraba, en su artículo 1, extinguidos los tribunales de Urgencia y que sus atribuciones pasarían a las salas y secciones ordinarias de la Audiencia. De igual manera fueron establecidos los Tribunales Revolucionarios que en su mayoría estuvieron compuestos por miembros del Ejército Rebelde, algunos sin la preparación profesional adecuada, pero que dadas las circunstancias y el momento histórico preciso debieron enfrentar los juicios a los criminales de guerra y dictar justicia en época tan convulsa, aun así, actuaron de acuerdo a la Legislación Penal de la Revolución con su reglamento no. 1.

Uno de las causas juzgadas por los tribunales revolucionarios fue la no. 633 de 1957, en la que se levantaban cargos contra tres miembros del Ejército, la Marina de Guerra y la Policía Nacional del gobierno de Batista, responsables del triple asesinato de los jóvenes Floro Vistel Somodevilla, Salvador Pascual Salcedo y Josué País García. Ésta, en su momento había sido tramitada por simple rutina a través del Juzgado de Instrucción del Norte de Santiago de Cuba. Solo después del triunfo de la revolución se le hizo justicia cuando fueron condenados los responsables de tan horrendo crimen del 30 de junio de 1957.

El 23 de diciembre de 1973 desaparecen los Tribunales Revolucionarios, dando lugar a la constitución del Tribunal Provincial Popular de Santiago de Cuba. Luego, con la nueva División política administrativa, se adecuaron los tribunales a nivel municipal y provincial, por lo que el 24 de febrero de 1978, se procedió de forma nacional y simultánea a la toma de posesión de los jueces.

Elección de Fidel Castro como precandidato al Primer Congreso del PCC

La institución ha vivido momentos inolvidables, pero sin lugar a dudas una de las más significativas por su honda significación y emotividad fue la asistencia el jueves 10 de julio de 1975 del Comandante Fidel Castro a la Asamblea de Balance, renovación o ratificación de mandatos del seccional Ciudad Escolar 26 de Julio, reunida en el Salón del Pleno del Palacio de Justicia. Asistió junto a Michael Manley, primer ministro de Jamaica, se encontraban presentes los miembros del Buró Político del Comité Central, comandante de la Revolución Juan Almeida Bosque y Armando Hart Dávalos, Carlos Rafael Rodríguez y Faure Chomón, miembros del Secretariado, Haydée Santamaría, Raúl Roa, Manuel Piñeiro, Raúl Menéndez Tomassevich, José Naranjo, José Arteaga y Ursinio Rojas, todos miembros del Buró Ejecutivo y Comité Provincial del Partido. Se acuerda por los delegados, ratificar la proposición formulada por el núcleo de primaria de la Ciudad Escolar 26 de Julio de elegir como precandidato a delegado al Primer Congreso del Partido a Fidel Castro.

Restauración del edificio

Este edificio ha sido objeto de restauraciones. En 1967 como parte de las acciones conmemorativas del XIV aniversario de la significativa acción del 26 de julio de 1953, fue develada en el sitio una tarja como recuerdo imperecedero de los acontecimientos y que expresa:

Palacio de Justicia

Simultáneamente con el asalto a la posta 3 del Cuartel Moncada, un grupo de combatientes, comandados por Raúl Castro, tomó este Palacio de Justicia. A diferencia de la tiranía, los combatientes revolucionarios fueron generosos con los vigilantes del palacio y otros militares capturados en el desarrollo de la acción, y todos conservaron sus vidas. Dos meses después, el 21 de septiembre se dio inicio en la Sala del Pleno de la Audiencia, que aquí radica, el juicio por los sucesos del Moncada y de Bayamo (causa 37), hasta el 4 de octubre del mismo año. ¡Viva el ejemplo de la juventud del Centenario!

Santiago de Cuba, 26 de julio de 1967, Decimocuarto Aniversario del Heroico asalto al Moncada. Patria o Muerte !Venceremos!

Comisión de Monumentos históricos

Después de más de 45 años de vida útil, entre 1996 y 1998 la Oficina del Conservador de la Ciudad de Santiago de Cuba, en conjunto con la Dirección del Tribunal Provincial Popular, realizó las labores de restauración de este inmueble; su proyectista principal fue la M.Sc Arq. Marta Elena Lora Álvarez, directora de la Oficina Técnica, y el equipo de proyectos estuvo integrado por: la historiadora Isabel Losada Gudiña; la ingeniera eléctrica, María Elena Llanos Vicente; el técnico hidrosanitario, Ángel Luis Pérez; los técnicos de dibujo, Héctor Pavón, Yamilét Méndez Romero, Ramón Navarro Casales, Isora Asencio Sirés; presupuestista. Con esa restauración, se le devolvieron muchos de sus espacios originales y fue inaugurada una Sala de Historia, que recoge los acontecimientos más significativos acaecidos en ese edificio y por los que ha trascendido a la historia patria.

Como parte de las acciones por el 60 aniversario del asalto a los cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes, se realizó otra restauración, emprendida por la Oficina del Conservador de la Ciudad, el gobierno y el Partido en la provincia.

Fue declarado Monumento Nacional el 10 de julio de 1998, según consta en la Resolución 151.

Palacio de Justicia- Sede del Tribunal Provincial Popular de Santiago de Cuba

El antiguo Palacio de Justicia, es hoy sede del Tribunal Popular Provincial, tiene su sede, en el municipio cabecera de la provincia Santiago de Cuba.

Fuentes

  • Mencía, Mario : El grito del Moncada. Editora Política.La Habana, 1986.
  • Blanco, Katiuska : Fidel Castro guerrillero del tiempo, pp. 212 – 216. Casa Editora Abril. La Habana,Cuba.
  • Castro Ruz, Fidel : La historia me Absolverá, p. 72.
  • Castro Ruz, Fidel : La historia me Absolverá, p. 27.
  • Castro Ruz, Fidel : La historia me Absolverá, p. 29.
  • Castro Ruz, Fidel : La historia me Absolverá, p. 33
  • Gálvez Rodríguez, William: Frank entre el sol y la montaña, t. II, p. 471.
  • Discurso pronunciado por Vilma Espín, en el 40 aniversario de la muerte de Frank País y Raúl Pujol, el 30 de julio de 1997.
  • Biblioteca Provincial Elvira Cape, Fondos Raros y Valiosos (BPECFRV): Diario de Cuba, miércoles 24 de abril de 1957, pp. 1 y 5; en, Alcibíades Poveda Díaz: Propaganda y Revolución en Santiago de Cuba: 1952 – 1958, p. 241.
  • Últimas Noticias, Boletín Informativo del Movimiento 26 de Julio, Santiago de Cuba, lunes, abril 29 de 1957, p. 1; en, Alcibíades Poveda Díaz: Ob. Cit., p. 242.
  • Diario de Cuba, viernes 10 de mayo de 1957, p. 1, en, Alcibíades Poveda Díaz: Ob. Cit., p. 243.
  • Alcibíades Poveda Díaz: Ob. Cit., p. 243.
  • Alcibíades Poveda Díaz: Ob. Cit., p. 133.
  • Periódico Sierra Maestra, sábado, 12 de julio de 1975, p. 1.
  • Morales Tejeda, Aida Liliana: Palacio de Justicia.
  • www.tsp.gob.cu
  • www.tsp.gob.cu
  • www.tvsantiago.icrt.cu
  • www.cubadebate.cu
  • www.ecured.cu