Acciones de la Guerra del 95 (Fomento)

Acciones de la Guerra del 95 en Fomento
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Acciones de la Guerra del 95 en Fomento
Fecha:Entre los años 1895 y 1898
Lugar:Fomento, Cuba

Acciones de la Guerra del 95 en Fomento. Hechos históricos ocurridos durante la Guerra Necesaria (1895-1898) en el municipio de Fomento, provincia Sancti Spíritus, Cuba.

Antecedentes

El nuevo grito de independencia lanzado el 24 de febrero de 1895 en Baire y otros lugares de Cuba encontró en nuestro territorio adhesión y firmeza en el levantamiento armado de mayo de 1895 que arrastra la vieja masa veterana de la zona de Quemadito, Cariblanca y otros lugares del territorio al mando del fogueado Rafael Sorí Luna, natural de Cuatro Veredas.

Acciones en 1895

Rafael Sorí Luna, es quien asume la organización del levantamiento en la mayor parte del actual municipio de Cabaiguán y Fomento pasando a engrosar las tropas del glorioso Serafín Sánchez después de su exitoso desembarco en Punta Caney. En Sipiabo se pronunciaban Blas Hernández y Ciriaco Cabrera el 2 de julio, otro tanto haría el veterano José del Carmen Hernández en el propio Fomento el 14 de octubre.
Durante los meses de julio y agosto, Juan Bruno Zayas opera en el territorio donde se reúne en la finca La Campana con el general Carlos Roloff quien le confirma el nombramiento de Coronel, entregándole además sesenta libras de dinamita, seis mil tiros calibre 43, dos mil calibre 44, cinco mil mixto para calibre 43, veinticinco mil para calibre 44, seis paquetes de mecha y una caja de fulminantes. Estando acampado en el mismo lugar, el día 28 de agosto sostiene combate por espacio de 1 hora yendo a acampar a Las Pozas sin novedad.
El 11 de septiembre de 1895 acampan en Jíquima el General de Brigada José Rogelio Castillo Zúñiga desembarcado en la expedición de Serafín Sánchez, con él acampan sus ayudantes los alférez Octavio Rodríguez y Francisco García, la escolta compuesta por 12 números armados, el escuadrón central de Trinidad con 26 plazas al mando del capitán Pedro Muñoz y 56 números al mando del capitán Estenoz con 4 asistentes.
El día 12 de septiembre a esta fuerza se le unen en Sipiabo el escuadrón # 1 Honorato del Castillo al mando del teniente Agustín G. Caballero con 30 números pasando por la casa del teniente coronel José de Jesús Pentón y acampando en Manaca Ranzola. Se tiene noticias que en noviembre, fuerzas del mismo general Castillo tenían campamento en Jíquima, finca esta que junto a la de Los Indios fueron destruidas totalmente por la guerra.
En octubre de 1895 se desataba una epidemia de Tifus y fiebre amarilla dentro de las tropas españolas acantonadas en el poblado, compuestas por un batallón del Regimiento de Infantería Olana, un batallón del Regimiento de Infantería de Zamora y un Escuadrón de la Guerrilla del Comercio de La Habana, solamente del 1ro al 30 de octubre fallecieron 30 soldados y oficiales del batallón de Olana y 22 soldados y oficiales del batallón de Zamora. Ante esta situación las autoridades españolas tuvieron que convertir el Cuartel de Infantería en improvisado Hospital Militar, del que todos los días eran extraídos varios cadáveres que eran transportados en una carreta para ser sepultados en una fosa común en las afueras del cementerio local. Después de acampar en Pozas, la noche del 8 de diciembre, el ejército invasor con Máximo Gómez y Antonio Maceo Grajales al frente emprende marcha hacia Fomento sobre las 6.00 am del día 9 de diciembre, penetrando en el territorio por la porción noreste, atravesando en esta marcha las zonas de Quemadito - Quemadito Viejo y Loma Alta, lugar donde avistan la ciudad.
En las primeras horas de la marcha, caminos y senderos pedregosos serpenteando la loma Tibisial, un subidero horrible para las cabalgaduras, hasta que dieron con la vista del pueblo de Fomento que poseía fama de ser un poblado muy españolizante, conociéndose en la región por la osadía de sus guerrilleros, contaba además, con dos cuarteles, uno de infantería y otro de caballería, puntos fortificados, trincheras, guerrilla volante y por su posición era centro de operaciones.
El ataque directo a una plaza fortificada como Fomento, no entraba en los planes militares de la invasión. Intento temerario hubiera sido atacar a la población, bien defendido como estaba, aparte de que esta clase de empresa se reservaba para más adelante...
En este punto de la marcha el Ejército Invasor hace ligera inclinación con rumbo noroeste, quedando la ciudad en el flanco izquierdo de la columna.
Desde los fuertes empezaron a molestarlos; primero con disparos sueltos; luego a descargas cerradas... no obstante se provocó a los defensores... Cogiéndole una recua de caballos del pie de las trincheras, y quedó el general Maceo con las fuerzas de retaguardia en observación de la Plaza, para caer sobre aquellos si intentaban alguna salida.

Máximo Gómez Carga al machete

La vanguardia y el centro de ejército, con Máximo Gómez, prosiguen marcha ininterrumpida atravesando el camino de Fomento a Placetas, tomando por la zona de San José, entre El Ñame y Agabama con rumbo a Los Indios, ya para ese entonces el jefe de la Plaza de Fomento había hecho llegar un aviso del paso de los cubanos a una columna española que se hallaba protegiendo unas obras de fortificación, en un lugar conocido por Casa de Tejas y donde tuvo la oportunidad de desplegarse en batalla para agredir al cuerpo invasor.
La vanguardia de la columna del Ejército Invasor, el centro de ella y la mayor parte de los bagajes, habían cruzado sin novedad por un travesío al camino real de Santa Clara, y llevaban andando por esta vía unos cuantos metros... de repente, una furiosa descarga dispersó a los que se hallaban de facción, otras disparadas, casi al mismo tiempo sobre los acemileros fatigados, aumentó la confusión. Al escuchar las descargas, José Miró jefe del E.M. de Maceo, organiza la defensa y contraataca a la infantería española emboscada bajo la hierba. El General Máximo Gómez, apreciando que el enemigo maniobraba por el campo hasta llegar con sus fuegos al centro de la columna, atacó con dos escuadrones de caballería.
El General Maceo, que se encontraba al empezar el combate en las inmediaciones del poblado de Agabama, acudió presuroso al lugar del desafío, arremetiendo con sus fuerzas desde la retaguardia, superando cercas y todo tipo de obstáculos, lo que hizo retroceder a los infantes españoles, los que se hicieron fuertes en una hondonada del terreno, ante esta situación en la que los caballos no podían maniobrar se detiene la caballería de Maceo, quedando libre el camino.
El contraataque español no se hizo esperar, esta vez de un terreno propicio, lleno de depresiones y cubierto de vegetación, donde la caballería avanzaba con grandes dificultades, cargaron los cubanos con singular empuje que los españoles emprendieron silenciosa retirada a pesar de lo ventajoso de su posición, dejando el camino franco a las tropas cubanas que continuaron su marcha.
El resultado de esta batalla fue de 12 bajas cubanas, que con tres heridos, producto de la escaramuza de Fomento, sumaban 15. Los españoles, por su parte, salieron probablemente ilesos y victoriosos por la forma atrevida en que atacaron.
El escaso número de bajas cubanas en esta acción, se atribuye a la falta de serenidad de los tiradores peninsulares.
Ventilado el combate de Los Indios, por llamarse así el lugar de la refriega, la columna toma rumbo oeste atravesando el caudaloso río Agabama para acampar en Quemado Grande, jurisdicción de Villa Clara. La jornada recorrida por los cubanos este día es de 9 leguas o 36 km, aproximadamente según la tabla de marcha confeccionada por el general José Miró Argenter, de esta distancia correspondía a Fomento unas 5 leguas ó 20 km aproximadamente, atravesando el Ejército Libertador el territorio de este a oeste en su porción norte.

Acciones en 1897

Para esta etapa de la guerra 1897, en la región de Fomento estaban creadas las condiciones que permitían la continuación de la lucha irregular que se llevaba a cabo contra la metrópolis. Existían en esta región campamentos insurrectos en Jíquima, Los Indios, El Pedrero, Manaca Ranzola, Charcón, Cariblanca, Gavilanes y Sipiabo, en los cuales por lo general pernoctaban fuerzas mambisas. Las prefecturas y subprefecturas se encontraban en Sipiabo, Manaca Ranzola, Pedrero y Gavilanes, donde existían depósitos de caballos y talleres de producción artesanal que garantizaban el abastecimiento de las fuerzas insurrectas.
Aunque el territorio de Fomento pertenecía a la brigada de Trinidad, en el mismo operaban fuerzas cubanas pertenecientes a la jurisdicción de Villa Clara y la brigada de Sancti Spíritus, las que tenían campamentos y talleres en Cariblanca, Sipiabo, Quemadito y Casa de Zinc, el regimiento “Honorato” de la brigada de Sancti Spíritus operaba en el sudeste de la zona y del cual eran capitanes, jefes de escuadrones los fomentenses Bernabé Rodríguez y Antonio Estenoz.
El 21 de abril el brigadier Rogelio Castillo en extensa comunicación, cuenta del abandono por los españoles del fuerte heliógrafo de Pico Tuerto, del regimiento Alfonso XIII que se llevó todo lo que allí había, destruyendo el fuerte.
El 14 de abril de 1897 se produce un combate en la zona de Manaca, en Agabama, entre las fuerzas cubanas mandadas por el coronel José Caridad López quien tenía la orden del general Quintín Bandera de recoger ganado en las inmediaciones de Fomento, el encuentro duró una hora y continuó posteriormente el día 15 sin novedad para la parte cubana.
El 24 de abril de 1897 se produce el combate del Bejuco, entre el camino de Fomento a Güinía de Miranda, este encuentro dura desde el amanecer hasta las 6 de la tarde, en el intervienen los generales Mayía Rodríguez, Francisco Carrillo y Quintín Bandera, enviando a los españoles una columna con los heridos hacia Fomento, continuando el ataque hacia Las Calabazas donde terminó el encuentro. El 26 de abril el general Mayía Rodríguez llega a Veguitas, continuando hacia el cuartel general en Quemado Grande, hostilizado constantemente por el enemigo, salió hacia Jíquima con toda la caballería, donde se encontró nuevas columnas españolas flanqueándolas logró llegar a Manaca Ranzola sin novedad, teniendo como bajas 2 muertos y 8 heridos, el día 28 Mayía era sorprendido en su campamento de Sipiabo. Este encuentro calificado por los generales Quintín Bandera y Loynaz del Castillo como desastroso, trajo como resultado la pérdida del archivo que cayó en poder del enemigo, la retaguardia insurrecta fue macheteada y dispersa y el propio Mayor General Mayía Rodríguez, por la inesperada violencia del ataque, estuvo a punto de caer prisionero o muerto.
El 29 de abril fuerzas españolas, al mando del coronel Palanca, sufren una derrota en Cariblanca a manos de las fuerzas cubanas al frente del comandante Rafael Sorí.
En el informe del brigadier Castillo al cuartel general, se expresa que el 28 de mayo de 1897 se presentaron 3 columnas españolas operando en combinación sobre Limones y Manaca Ranzola, llevándose tres depósitos de caballos malos que cambiaron los generales Díaz, Carrillo y Banderas. Esas columnas han sufrido constantes fuegos, día y noche, que les hicieron el comandante Trujillo de la zona de Trinidad y el comandante Rafael Sorí que está curándose por Limones.
En comunicación oficial al cuartel general, con fecha 9 de agosto de 1897, el brigadier Bermúdez escribe que recibió el parte del teniente coronel Gerardo Machado, donde expresaba que en la noche del 4 de agosto penetraron en el pueblo de Fomento las fuerzas del regimiento a sus órdenes, juntamente con las de infanterías puestas a su disposición, a pesar del crecido número de fuertes que guarecían el poblado y de una columna enemiga, los cubanos penetraron en el poblado con gran decisión y valentía arrollando las avanzadas que pretendían cerrarles el paso. Las bajas de los cubanos han sido 1 muerto y 2 heridos menos graves, ignorando las del enemigo. Más de dos horas estuvieron los mambises en el pueblo, habiéndose apoderado de ropas, monturas y muchos efectos.
El día 5 de diciembre de 1897 fue puesto en libertad el general Lino Pérez, que se encontraba prisionero en Sancti Spíritus víctima de una delación hecha por un ranchero nombrado Rafael Fernández, quien condujo tropas españolas hacia Gavilanes donde se encontraba este jefe insurrecto enfermo, acogiéndose al indulto decretado por el Gobernador General Blanco después de permanecer 1 mes en prisión.
Después de sustituir al general Quintín Banderas, Máximo Gómez nombra al coronel Juan Masó Parra como jefe de la tercera brigada de Trinidad, de la cual se hizo cargo el día 6 de junio de 1897. Este oficial después de realizar algunas acciones exitosas se estableció en la zona de Fomento en una cueva a escasos 4 km del poblado, permitiendo que los españoles recogieran ganado a cambio de dinero y negociando productos del campo cubano por productos del campo enemigo, cosa que estaba terminantemente prohibida, lo que motivó que el general en jefe comisionara al general Alfredo Rego Alfonso con órdenes de sustituir en el mando a Masó y enviarlo al cuartel general.

Traición del Coronel Juan Masó Parra

Juan Masó Parra previendo lo que le esperaba se pone en contacto con las autoridades españolas y firma un documento de capitulación el día 19 de enero de 1898, presentándose a los españoles en Fomento el día siguiente, llevando consigo unos 120 hombres entre oficiales y soldados. Este hecho motivó que al brigadier Rego y al teniente coronel Juan Manuel Menocal se le sometiera a Consejo de Guerra, pues según opinión de Máximo Gómez ellos pudieron haber impedido la traición de Masó Parra.

Acciones de 1898

Al iniciarse el año 1898, los españoles dominaban solamente el pueblo de Fomento, ya que los verdaderos dueños del terreno eran las tropas cubanas.
Al producirse la intervención norteamericana, después de la derrota de la escuadra española y la capitulación de Santiago de Cuba, las fuerzas españolas evacuan el pueblo de Fomento siendo ocupado este por tropas cubanas al mando del cabo Periut y Valdivia, instalándose en el antiguo cuartel de infantería de los colonialistas.

Consecuencias

A finales de enero de 1896 con la renuncia de Arsenio Martínez Campos, tomó el mando de la isla el general Valeriano Weyler y Nicolau, que cubrió la isla de cadáveres en su afán de pacificar a Cuba a toda costa tras su escandalosa derrota al tratar de aniquilar a Maceo en Pinar del Río, firma el tristemente célebre Bando de Reconcentración que costó la vida a cientos de miles de cubanos. Si tenemos en cuenta que los campesinos diseminados por los sitios de labor, vegas, estancias y potreros constituían mayoría en la población rural, se puede formar idea del grado de hacinamiento y las condiciones infrahumanas de vida a que se vieron sometidas innumerables familias, obligadas a vivir en los pueblos fortificados y defendidos que en este caso era uno, Fomento, pronto el hambre y las enfermedades en forma de epidemia elevaron la mortalidad a niveles nunca vistos sobre todo en la población infantil. De julio del 95 a julio del 96 fallecieron 29 niños; de agosto del 96 a diciembre del 97 fallecían 394 niños y de enero del 98 al 31 de diciembre del propio año 328 niños.
Por causa de la Guerra murieron en Fomento 888 personas. Dejaron de nacer, 900 niños. Total de víctimas civiles, 1788, lo que revelaron el horror de la reconcentración en el territorio, las cifras son elocuentes aunque conservadoras, pues muchos decesos ocurridos fuera del pueblo no eran cuantificados.
Otras familias, despavoridas ante la pesadilla, se refugiaban en los más intrincados lugares o acudían a los campamentos cubanos en solicitud de abrigo. Era el período en que la guerra se manifestaba en toda su fría crueldad; el crimen, el despojo y la violación eran lícitos por parte de los que dentro de las plazas fortificadas pedían el exterminio de los insurrectos y de todos los que por necesidad vivían en los despoblados, fuera del radio de la reconcentración, numerosos puntos agrestes de la geografía foméntense sirvieron de mísero hogar a aquellos que el genocidio colonial rebajó a la categoría de fieras perseguidas.
En la zona de Cariblanca en un cerrado valle se improvisó un cementerio donde eran enterradas las personas refugiadas en el lugar, llegando a contar según testigos presenciales, casi 200 tumbas anónimas. El 25 de febrero de 1897, la localidad era estremecida por un nuevo crimen de la colonia, en horas de la mañana era asesinado por los voluntarios el niño Juan Bautista Marín de 9 años de edad, su delito el haberse negado a darle comida a los caballos españoles.

Fuente

Pérez Colina, Bárbaro: "Historia Local de Fomento", Editorial Luminaria. S.S. 2009, consultado el 30 de enero de 2020