Transición Energética en Cuba

Estrategia Nacional para la Transición Energética en Cuba
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Concepto:Estrategia Nacional para la Transición Energética en Cuba

Estrategia Nacional para la Transición Energética en Cuba. Es una estrategia que regula la transición energética de Cuba hacia energías renovables, fue publicada en septiembre de 2024, contiene elementos para actualizar la Política para el desarrollo de las Fuentes Renovables de Energía, aprobada en 2014 y precede a una futura Ley de Transición Energética, la primera de su tipo en la historia de Cuba. Fue elaborada bajo la coordinación de la Dirección de Energía Renovable del Ministerio de Energía y Minas y participaron en su elaboración un equipo multidisciplinario de 36 especialistas de organismos, sistemas empresariales y expertos de las universidades.

Tiene el objetivo de cambiar la matriz energética de Cuba (o sea, con qué fuentes se genera electricidad), en tres etapas (2030, 2035 y 2050) para ir aumentando el uso de combustibles fósiles cubanos y Fuentes Renovables de Energía hasta llegar a generar electricidad en el país solo por estas últimas.

Definición

La transición energética es un proceso fundamental que busca cambiar la forma en que se produce y consume energía en el mundo. Este concepto implica la necesidad de pasar de una economía basada en los combustibles fósiles a una economía basada en el uso de las Fuentes de Energía Renovable, que es más sostenible y respetuosa con el medio ambiente.

La transición energética es un desafío crucial para combatir el cambio climático y garantizar la seguridad energética a largo plazo.

Cada vez en más frecuente leer y escuchar las opiniones de expertos que consideran que el empleo y perfeccionamiento de la utilización de las fuentes renovables de energía podría ser considerado como el inicio de una tercera ¨Revolución Industrial¨.

Importancia

La transición energética en el mundo, en sentido general, es crucial debido a varios factores.

Entre ellos, la crisis climática causada por el uso desmedido de combustibles fósiles ha generado impactos devastadores en el medio ambiente, como el derretimiento de los casquetes polares, el aumento del nivel del mar y la intensificación de fenómenos climáticos extremos. Es necesario reducir las emisiones de gases de efecto invernadero para mitigar estos efectos y preservar el planeta para las generaciones futuras.

Además, la dependencia de los combustibles fósiles genera inestabilidad en los mercados energéticos y los países dependientes de esos combustibles, se hacen vulnerables a la fluctuación de precios de los mismos.

También, para los países con menos recursos, en la medida que puedan ir aumentando el uso adecuado de las FRE, les permite ir ganando en independencia energética y con el tiempo, reduciendo gastos en compra e importación de combustibles fósiles para irlos sustituyendo por fuentes propias, como el sol, el viento, el agua, la biomasa, etc.[1]

Desafíos

A pesar de sus beneficios, la transición energética enfrenta varios desafíos.

Uno de los principales obstáculos es la infraestructura existente, que en muchos casos está diseñada para el uso de combustibles fósiles y no es compatible con fuentes de energía renovable. Por lo tanto, se requiere una inversión significativa en infraestructura y tecnología para poder integrar, de manera efectiva, las energías renovables en el sistema energético.

Otro desafío importante es el aspecto económico, ya que la transición energética puede implicar costos iniciales elevados para la implementación de tecnologías limpias y eficientes. Es necesario encontrar mecanismos de financiamiento y políticas que incentiven la transición hacia un modelo energético sostenible. No obstante, con el desarrollo de las últimas décadas, se han ido reduciendo los costos. Según datos de la Agencia Internacional de Energía Renovable, (IRENA), entre 2010 y 2022, los costos de las tecnologías renovables disminuyeron un 83 % en el caso de la Energía solar fotovoltaica y un 42 % en el de la eólica terrestre, pero comenzar una transición de este tipo, significa que hay que hacer una inversión inicial que por supuesto, conlleva recursos financieros y materiales.

Otro desafío es la llamada “resistencia al cambio”, que no solo influye en esta actividad, sino en todos los aspectos de la vida, en que las personas se acostumbran a lo cotidiano y no les permite conocer otros escenarios. Se aplica en este tema, pues en la mayoría de los países, ciudades y lugares del mundo, es muy fuerte todavía la dependencia de la electricidad por petróleo o carbón, así como de los medios de transporte movidos por diésel o gasolina. Hay quien considera que es “más fácil” ir a un servicentro (o gasolinera) a echar combustible al vehículo que ponerlo a cargar en una estación de carga rápida (teniendo un vehículo eléctrico).[2]

Antecedentes en el mundo

El término “transición energética” se emplea para los procesos que, a través de la historia, se han sucedido relacionados con este tema. Como por ejemplo, el cambio de uso de la madera como combustible por el carbón y después, de este por el petróleo, por citar ejemplos.

Hay países que han optado por una transición hacia la energía nuclear, aunque no se ha expandido tanto por las críticas y objeciones sobre este tipo de energía y tuvo un referente negativo a partir del accidente de Chenóbil.

En países de alto desarrollo se han aplicado medidas en favor de esa transición, aunque de acuerdo con las condiciones y criterios de cada país y su sociedad. En Alemania, por ejemplo, se aprobó legalmente la transición energética hacia las FRE en septiembre de 2010. Aunque no se definió que fuera totalmente, sino en 2050 contar entre el 60% y el 80% del consumo de electricidad por esas fuentes. En Japón, que tiene un componente importante de energía nuclear, el gobierno decidió en 2012 eliminar esa energía para 2030 y 2040, pero las presiones por parte de la industria señalaron que la eliminación de la energía nuclear sería una carga para la economía, y que las importaciones de petróleo, carbón y gas conllevarían altos costos adicionales. El gobierno japonés finalmente aprobó la transición energética, pero dejó abierto el plazo para el cierre de las centrales nucleares.

En la energía eólica, los líderes mundiales han sido China, Estados Unidos, Alemania, India, España y Reino Unido. No obstante, en el caso de los Estados Unidos, la energía eléctrica producida por las FRE sigue siendo una minoría en su economía, en lo cual han influido las compañías petroleras, las que apoyan la producción de ese combustible fósil y evalúan sus posibles pérdidas si disminuye la utilización del petróleo.

Aunque muchas veces las publicaciones y debates sobre la transición energética se concentran en el tema de la generación de electricidad para las viviendas y las industrias, hay otros temas que tienen significación y son parte de dicha transición. Uno de esos es el cambio de la matriz energética en los vehículos. Los llamados países nórdicos (Dinamarca, Finlandia, Islandia, Noruega y Suecia), fueron pioneros en la transición hacia lo vehículos eléctricos desde comienzos de la década de 2010.

Al cabo de 10 años, en 2025, después de creados los mercados y la infraestructura necesaria, las ventas de coches de gasolina en estos países ya eran minoritarias. Noruega se considera un ejemplo, siendo inclusive un país productor de petróleo. Allí, la compra de un auto nuevo conlleva el pago de un IVA (Impuesto al Valor Agregado) del 25 % y de un impuesto de matriculación calculado en función de las emisiones de Dióxido de carbono (CO₂), del vehículo en cuestión. Pero, si se compra uno eléctrico, entonces no se paga IVA ni impuesto de matriculación. No obstante, en 2023 se anunció que se eliminaban algunas de las ayudas a los vehículos eléctricos, pero la integración de estos a esa sociedad ya han sido un hecho contidiano.[3][4]

Carretera que carga los vehículos (Suecia)

Y en Suecia, en mayo de 2023, se prohibieron los vehículos eléctricos en zonas urbanas. Y además, se estableció que quien comprara uno de esos vehículos, estaba liberado de pagar el impuesto anual de circulación por cinco años.[5] Una medida innovadora fue el anuncio de que este país iba a construir una autopista eléctrica permanente, donde los vehículos eléctricos se pudieran cargar mientras están en movimiento, disminuyendo la necesidad de hacer una pausa más larga para cargar.[6]

En varios países se han aprobado leyes concretas sobre este tipo de transición. En España, en 2021 se aprobó la Ley de cambio climático y transición energética. Y en una las comunidades autónomas de ese país, el País Vasco, fue aprobada una ley similar en 2024.[7]

En América Latina, México aprobó una Ley de Transición Energética en 2015, la cual obligó a usar al menos el 35% de energías limpias en la industria para el año 2024. En Chile, desde 2014, una Ley reguló la integración de las energías renovables no convencionales al Sistema Energético Nacional. En 2021, otra ley dictó disposiciones para la transición energética, la dinamización del mercado energético, la reactivación económica del país y otras disposiciones, lo cual modificó la anterior. Y en 2024 fue aprobada una nueva ley sobre esta transición.[8]

Por otro lado, hay países donde a pesar de las intenciones, los análisis sobre la economía no han permitido avanzar en este sentido. En Bolivia, por ejemplo, hay regiones como el departamento de Tarija, donde el 85 % de los ingresos que obtiene el Estado por los impuestos, provienen de la explotación de gas. Por lo tanto, abandonar la producción de hidrocarburos sin una alternativa viable dejaría un vacío fiscal significativo, lo que hace que la transición energética sea un proceso que podría extenderse por muchos años. En Perú, la prensa señaló en abril de 2025, que el Ministerio de Energía y Minas de ese país no se había pronunciado sobre una posible transición energética. Y en Argentina, a pesar de que hay una Subsecretaría de Transición y Planeamiento Energético bajo la órbita del Ministerio de Economía, en marzo de 2025 la prensa nacional publicaba que no existía ningún plan en ejecución para llegar a dicha transición.[9][10]

Estrategia Nacional de Cuba

Antecedentes en Cuba

En la historia de Cuba, se tienen referencias del uso de Fuentes de Energía Renovable, (FRE) desde el Siglo XIX, utilizando la energía hidráulica. En las zonas montañosas de las provincias orientales aún se conservan ruinas de asentamientos de colonos que demuestran que ya en dicha época, utilizaban la energía del agua para mover despulpadoras de café, y molinos de granos, entre otros usos.

La primera Central Hidroeléctrica en Cuba se construyó en 1909, en la provincia de Guantánamo, fue llamada Guaso y tenía una potencia instalada de 1. 75 MW.

Las primeras instalaciones fotovoltaicas de amplio impacto social en Cuba fueron los 460 consultorios médicos de las familias electrificados en áreas rurales a partir de 1987. Por otro lado, en 2013, un total de 1 876 salas de televisión y video se habían electrificado con paneles solares para el disfrute de la población rural en zonas de difícil acceso. Así mismo, 2 361 escuelas se electrificaron en el marco del Programa Audiovisual con cerca de 5 000 instalaciones para la iluminación, televisión, video y uso de computadoras.

Hidroeléctrica Hanabanilla

En el caso de la hidroenergía, en Cuba no existen grandes potencialidades para el desarrollo de la hidroenergía por la ausencia de grandes ríos y embalses.[11] No obstante, unas 35 000 personas se han beneficiado después de 1959, con la electricidad generada en centrales hidroeléctricas. La mayor es la Central Hidroeléctica de Hanabanilla, en la provincia de Villa Clara. La presa fue construida entre 1952 y 1961. Y la central eléctrica se puso en servicio en 1963. En marzo de 2014 se inició una rehabilitación de la central eléctrica. En el país hay 180 centrales hidroeléctricas, la inmensa mayoría pequeñas, de las cuales 31 están conectadas al Sistema Eléctrico Nacional y el resto genera de forma aislada para satisfacer demandas locales.

Con relación a la energía eólica, una investigación del Centro de Estudios de Energía y Medio Ambiente de la Universidad de Cienfuegos, estimó que en Cuba existían unas 7 000 máquinas de este tipo, muchas de ellas en empresas ganaderas. Si todas estuvieran funcionando, estas permitieran un ahorro estimado de 30 000 toneladas de diésel al año. En el 2021, estaban instalados cuatro parques eólicos experimentales con una potencia total de 11.8 MW.[12][13]

Bioeléctrica Ciro Redondo

Y a finales de 2024, por una decisión gubernamental, se acordó el traspaso de la Bioeléctrica Ciro Redondo a la Unión Eléctrica, para ser efectivo en 2025. Esta industria se construyó entre 2017 y 2021 y en diciembre de ese año se interconectó al Sistema Eléctrico Nacional para generar electricidad a partir de biomasa y hasta ese momento, estaba bajo la subordinación del Grupo AZCUBA. Sin embargo, en ese período tuvo muchas intermitencias en su principal objetivo, que era generar electricidad y etapas donde, incluso, no se generó energía.[14][15]

De acuerdo con la CEPAL, en 2020, Cuba estaba entre los primeros países de América Latina en que su población tenía acceso al servicio eléctrico. Y había pasado de un 56% en 1959 al 99% de los cubanos con acceso a este servicio en 2020. No obstante, en ese mismo año, la CEPAL publicó también que Cuba estaba entre los últimos tres países (el lugar 23) en el por ciento de utilización de las energías renovables para la producción de electricidad. [16] En 2022, el país dependía en un abrumador 96% de fuentes fósiles para su generación eléctrica, mientras que apenas un 4% provenía de energías renovables. Esta situación reflejaba, no solo una vulnerabilidad estructural, sino también la urgencia de una transformación radical en su matriz energética.

En 2014, se aprobó la Política para el desarrollo de las Fuentes Renovables de Energía, que permitió avanzar en las proyecciones para el futuro. En ese momento, se estableció la meta de alcanzar en 2030, el 24% de la generación de electricidad por FRE. Las dificultades económicas del país, entre ellas las medidas de incremento del bloqueo de Estados Unidos y la crisis generada por la pandemia de COVID-19, motivaron un aumento de las afectaciones al servicio eléctrico a la población y a la economía y se promovió un reanálisis de dicha política, para valorar cuánto más podrían aportar los combustibles nacionales y las FRE.

En septiembre de 2023, en el Consejo Nacional de Innovación de Cuba fue analizada una propuesta de nueva Política, con un concepto más abarcador de no solo "desarrollar las energías renovables", sino que se evaluó el término de la "transición energética" de Cuba. Este consejo fue presidido por el Presidente cubano, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, quien al referirse a la nueva propuesta, señaló:

“…tiene una concepción más amplia, porque están incluidos los componentes ambientales, económicos, sociales, tecnológicos. O sea, hay más un enfoque de desarrollo sostenible… tiene que ser apoyada por la innovación”.[17]

Elaboración

En septiembre de 2024, el Ministerio de Energía y Minas publicó un documento explicativo sobre la Estrategia Nacional para la Transición Energética en Cuba. En el mismo se refiere que, dicha estrategia fue elaborada bajo la coordinación de la Dirección de Energía Renovable de dicho ministerio. Participó en su elaboración un equipo multidisciplinario de 36 especialistas de organismos, sistemas empresariales y expertos de las universidades.

Entre las entidades participantes en su elaboración, estuvieron:

Objetivo general

Como objetivo general, se definió: Lograr con la participación de toda la sociedad, una rápida Transición Energética que garantice, al menor costo posible y con un positivo impacto ambiental, la SUFICIENCIA, SOBERANÍA Y SEGURIDAD del suministro de energía que se requiere para el desarrollo sostenible del país.[19]

Al publicarse la Estrategia, se incluyeron las palabras de Vicente de la O Levy, Ministro de Energía y Minas, donde precisó:

“Esta Estrategia se corresponde con los Objetivos de Desarrollo Sostenible y contribuirá significativamente al cumplimiento de nuestros compromisos nacionalmente determinados en materia de reducción de emisiones contaminantes y mitigación del cambio climático”.

Etapas

La Estrategia Nacional para la Transición Energética en Cuba se concibió en tres etapas:

  • Primera etapa: Alcanzar en 2030, el 24% de participación de las Fuentes renovables de energía en la matriz de generación eléctrica en el país.
  • Segunda etapa: Alcanzar en 2035, la independencia eléctrica, o sea, poder generar electricidad con combustible nacional más las fuentes renovables.
  • Tercera etapa: Alcanzar en 2050, el 100% de generación eléctrica en el país con fuentes renovables.[20]
PSFV Escuela de Enfermería (Cotorro)

En la primera etapa, se contempló la ejecución de 92 parques solares fotovoltaicos, concebidos para generar aproximadamente 2 mil megawatts de potencia al Sistema Eléctrico Nacional, hasta el 2028. De ellos, en 2025 se instalarán los primeros 55 parques.[21]

El primero de estos 92 parques fotovoltaicos fue inaugurado el 21 de febrero de 2025 en el Cotorro, La Habana, denominado Parque Solar Fotovoltaico Escuela de Enfermería, por la zona donde se construyó.[22]

Fines

Se definieron tres FINES:

  1. Contribuir a la recuperación de la economía nacional y a su posterior crecimiento a través de un suministro eficiente y soberano de servicios energéticos, al menor costo posible y un uso final eficiente de los mismos.
  2. Incrementar la calidad de vida de la población, a través de la satisfacción de la demanda, la accesibilidad y la seguridad de los servicios energéticos del sector residencial.
  3. Reducir las emisiones contaminantes y la huella ambiental del sector energético. .[23]

Ejes

Para poder implementar esta estrategia, se aprobaron 9 EJES, de ellos 4 se previeron como EJES DE ALCANCE y 5 como EJES HABILITANTES. Esta definición permitió ir implementando acciones, que pudieran desarrollarse simultáneamente, en todos los sectores de la economía y la sociedad para ir avanzando en cada uno de ellos. Y también, la necesidad de que se fueran complementando los de ALCANCE con los HABILITANTES. Cada uno de estos EJES fueron concebidos para que pudieran compatibilizar objetivos y metas con los programas y proyectos que se aprobaron en el Plan Nacional de Desarrollo Económico y Social al 2023 en Cuba.

  • Ejes de ALCANCE:
    • Matriz eléctrica
    • Sector industrial y de servicios
    • Sector agroindustrial y de productos de alimentos
    • Sector residencial y gestión local

La proyección fue transitar hacia una matriz eléctrica que fuera económica y ambientalmente sostenible, que pudiera garantizar la suficiencia y la soberanía del suministro eléctrico, promoviendo, en una primera fase, el aprovechamiento de los potenciales de Eficiencia Energética y de todas las fuentes nacionales de energía (sean renovables y no renovables, pero con la garantía que sean de fuentes nacionales). Y en una segunda fase, la transformación total hasta alcanzar el 100% de electricidad con FRE.

En el sector industrial se previó potenciar el autoabastecimiento energético de las empresas, la producción de equipos, piezas y la prestación de los servicios necesarios para esa Transición Energética. Se incluyó la instalación, en una primera etapa, de 24 estaciones de carga rápida a partir de energía solar para los vehículos eléctricos, ubicadas en todas las provincias y los principales polos turísticos del país. El incremento del uso de este tipo de vehículos permite disminuir el uso de combustibles fósiles en el transporte, con todos los beneficios que conlleva, tanto en los gastos de su adquisición, refinación y transportación, como los ambientales, que no son menos importantes.

Bombeo de agua con PSFV (Matanzas)

En el sector agroindustrial, se definió entre los aspectos fundamentales, garantizar la energía con fuentes nacionales para la mecanización, el abasto de agua y el encadenamiento productivo (un aspecto, este último, que ha sido muy promovido en los últimos años, para poder aprovechar las potencialidades internas de todos los actores económicos del país, aunque en el momento de aprobación de la Estrategia no lograba los resultados esperados). Se definió también, por su importancia, el cubrimiento de la demanda en las actividades y procesos relacionados con la producción de alimentos, donde se precisó que el bombeo de agua con energía solar era una garantía para producir alimentos. Y en el sector azucarero, incrementar los aportes energéticos de ese sector, que incluyó la generación eléctrica en períodos fuera de zafra, entre otros aspectos.

En el sector residencial y gestión local, el objetivo definido fue lograr la participación de toda la población y de la gestión efectiva de los gobiernos municipales y provinciales para obtener el máximo aprovechamiento de las FRE y la Eficiencia Energética a partir de las potencialidades de a nivel local. De mucha sensibilidad fue, que la Estrategia incluyó un programa de electrificación con sistemas fotovoltaicos de 76 025 viviendas, ya identificadas que se sirven de las llamadas “tendederas” (líneas eléctricas ilegales), o conectadas a grupos electrógenos o a mini hidroeléctricas y un grupo de 2 479 viviendas que no están conectadas por ninguna vía al Sistema Eléctrico Nacional. Igualmente, potenciar el uso de las FRE en las viviendas, con medidas como disponer en el mercado de esos sistemas, con precios no recaudatorios y con créditos "blandos", entre otras. También, aprovechar el uso de los residuos sólidos urbanos en la generación de energía.

  • Ejes HABILITANTES:
    • Gestión y eficiencia energética
    • Soporte económico – financiero
    • Ciencia e innovación
    • Educación y sensibilización
    • Coordinación y gobernanza

Estos incluyeron aspectos esenciales como el diseño e implementación de mecanismos económicos efectivos y eficaces, que estuvieran acompañados de sistemas de gestión eficientes y proactivos, como la planificación, financiamiento, incentivos (tales como política crediticia, de precios y fiscal que permitan favorecer la estrategia). Igualmente, sistemas que gestionen la innovación, la transferencia tecnológica y la informatización, entre otros. Y se previó también, que esté definido el marco de la “gobernanza” (que es un término que se ha utilizado en el mundo desde la década de 1990 para designar la eficacia, calidad y buena orientación de la intervención del Estado).

La idea prevista fue robustecer los mecanismos e instrumentos financieros y crear otros nuevos que fueran requeridos, con el fin de garantizar el soporte financiero a la Transición Energética en Cuba. Se previeron nuevos esquemas de financiamiento y de negocios, así como una política de créditos y en los anteriores (negocios y créditos), con inclusión de todos los actores de la economía y una política fiscal que estimulara el uso de estas energías dentro del territorio nacional.

El eje relacionado con la ciencia y la innovación se previó que estas dos actividades fueran una de las bases, para poder acelerar este proceso. Para esto, se creó un denominado Ecosistema de innovación integrado para la Transición Energética, donde el MINEM se previó como centro y tres grupos interrelacionados: Sector industrial nacional y Sector empresarial (estatal y privado); Sector residencial y gestión local y el tercero el GNUFRE. Este último, el Grupo Nacional de Universidades para las FRE y los Estudios Energéticos.

Como un proceso de este tipo que necesita involucrar a toda la población, fue imprescindible incluir un eje relacionado con la educación y la comunicación, para lograr la adecuada formación de los recursos humanos en todos los niveles educativos y al mismo tiempo, que la comunicación acerca de todo lo que conlleva este proceso, sea eficiente para poder trasmitir las ideas que ayuden a su comprensión y apoyo.

En el eje de la coordinación y la gobernanza, se previó la creación de un Instituto Nacional para dirigir y controlar la Estrategia Nacional y además, poner en vigor un marco normativo, definido como “adecuado, robusto y eficiente”. En ese sentido, se incluyó aprobar una ley específica.[24].[25]

Ley de Transición Energética

A partir de la aprobación, por referendo popular, de la nueva Constitución de la República en 2019, se definió un cronograma legislativo para ir actualizando las leyes cubanas y adecuarlas a la nueva Carta Magna. La Ley de Transición Energética se previó aprobarla en 2024, pero en diciembre de ese año, la Asamblea Nacional del Poder Popular actualizó el cronograma legislativo y trasladó la aprobación de la misma para diciembre de 2025.

En la estrategia, esta ley se previó como la norma jurídica de mayor rango para dar soporte a todas las transformaciones previstas.

También, para establecer el marco de gobernanza de la Transición Energética, incluidos los instrumentos de planeación y control, tomando como base la interrelación entre todos sectores, actores y niveles de los procesos que intervienen, que abarcan a toda la sociedad, porque es una estrategia que incluye a todos.

Otro aspecto previsto en la Ley fueron las obligaciones en materia de aprovechamiento de las Fuentes Renovables de Energía y la Eficiencia Energética de todas las personas (jurídicas y naturales) establecidas en el territorio nacional.

Entre los resultados que se previeron con la Ley fue que, su implementación podía acelerar la diversificación de los actores involucrados en los procesos de producción y comercialización de la energía a partir de las FRE. [26]

Colaboración internacional

Esta Estrategia Nacional ha estado acompañada, en diferentes acciones, por las relaciones internacionales y de colaboración que Cuba ha mantenido con organismos tales como:

Referencias