Historia del municipio Los Palacios (Provincia de Pinar del Río)


Historia del municipio Los Palacios (provincia Pinar del Rio)
Información sobre la plantilla
Cronología
Etapa prehispánica
Etapa colonial
Fundación de Los Palacios
Manifestaciones culturales
Luchas por la Independencia
Neocolonia]
Década del 30
Década del 50
Revolución en el poder
Década del 60
Quinquenio de 1970 a 1975
Período de 1975 a 1990
Reformas económicas e inicios de la recuperación
Batalla de Ideas

Historia del municipio Los Palacios (Provincia de Pinar del Río). Los antecedentes de este territorio prueban que estuvo poblada por grupos humanos hace 400 años. A la llegada de los colonizadores españoles en el siglo XVI con su régimen de mercedes, comienza el proceso de desaparición de sus primitivos habitantes.

La rebeldía provocada por las ansias de justicia y de independencia de sus pobladores condujo durante la Guerra de los Diez Años, a los intentos de alzamientos que se produjeron en el poblado. Cuando se reinició la Guerra Necesaria, Los Palacios estaba listo para sumarse a la lucha.

En los años posteriores, se mantuvo en rebeldía el espíritu de sus masas frente a la explotación de la clase dominada, aliada al imperialismo yanqui. Varios hechos revolucionarios protagonizó este pueblo de Pinar del Río, enfrentando la creciente represión desatada por el régimen imperialista.

La última etapa de la lucha armada en Los Palacios, sumada a la ofensiva del Ejército Rebelde, y la intensificación de las acciones clandestinas en todo el país condujeron a la victoria del 1 de enero de 1959.

Se encuentra localizado en la porción más oriental de la provincia Pinar del Río, la más occidental del país. Su territorio se extiende desde las elevaciones de la Cordillera de Guaniguanico hasta la costa sur, teniendo los límites siguientes: por el norte La Palma y San Cristóbal, por el oeste Consolación del Sur, por el este San Cristóbal y por el sur con el Golfo de Batabanó.

Etapa prehispánica

Los hallazgos arqueológicos y las investigaciones practicadas revelan que el territorio fue habitado por aborígenes cazadores, pescadores y recolectores. Las saludables aguas de los ríos, arroyos y lagunas del entorno geográfico, así como la abundancia de especies comestibles tanto de la flora como de la fauna, posibilitaron condiciones idóneas de hábitat para los grupos humanos que poblaron el territorio en el pasado. En el Informe realizado por el destacado arqueólogo Dr C. Enrique Alonso Alonso para las áreas protegidas de Mil Cumbre en 1980, aparecieron recomendaciones de protección para los sitios de Los Palacios:

  • […] La Güira (Sitio turístico), Cabañas Los Pinos (en la Sierra de La Güira).
  • Cueva de la Comandancia (en Seboruco).
  • Cueva del Hoyo del Majagual I (vertiente norte de la Sierra de la Güira entre Galalón y Bermejales).
  • Cueva del Majagual II (frente a la anterior)
  • Cueva del Abrón (zona occidental de la Sierra de la Guira a unos 300 metros de elevación, en la cima del mogote)
  • Solapa de la Cueva del Abrón: se encuentra a unos 15 metros al noroeste de la cueva anteriormente citada y en el mismo paredón, se abre un abrigo rocoso de características muy semejantes a la cueva orientada hacia el este y no parece que haya existido comunicación directa natural entre ambas espeluncas. Por su importancia, este sitio fue declarado y tiene abierto un expediente como patrimonio arqueológico.
  • Caverna Caimito de los Ranchos (Sierra de Seboruco).
  • Cueva de Sotolongo (Sierra de la Güira-Galalón).
  • Cueva de Hermenegildo (al nordeste de la Cueva de Sotolongo).
  • Alto de Vivó (norte de la Sierra del Seboruco) (1)
  • Sitio Mangle Hediondo (Dayaniguas): En la costa sur a unos 6 Kms aproximadamente de la desembocadura del río San Diego y en su margen este. Es el único donde se ha reportado el hallazgo de una piedra moledora típicamente aborigen.

En varios de estos sitios se colectaron instrumentos líticos como: majadores, percutores, piedras moledoras, también vasijas de conchas, gubias, caracoles, estratus cenizosos, así como restos alimenticios de aves y especies terrestres y marinas.

El hombre que habitó el territorio tenía las mismas características del indio americano: cara ancha, pómulos prominentes, órbitas cuadradas, ancho espacio interorbital, marcado desgaste de las mesetas de las piezas dentarias y aberturas puriformes, o sea (de la nariz) medianas o estrechas, según los casos individuales, con bordes filosos no muy pronunciados en las escotaduras, eran hombres rudos de estatura media.

Respecto a los instrumentos de producción; la concha y la piedra fueron los principales materiales encontrados en los sitios donde incursionaban, eran utilizados con la finalidad de realizar tareas necesarias e imprescindibles, como: golpear, cortar, punzar y remover. Estos les facilitaban las actividades económicas. Muchos de estos instrumentos estaban en estado natural.

Las actividades económicas descansaban fundamentalmente en la recolección de alimentos, vegetales, la captura de especies de mamíferos, aves, reptiles e insectos, por último la recolección y pesca de moluscos, crustáceos y peces.

En la flora hay un gran número de frutas, tales como el anón, el mamey, papayo, guayaba, entre otras muy apreciados todos y que pudiesen haber sido en gran medida parte de la dieta vegetal, también podía complementarse la misma con raíces y tubérculos silvestres. Pero en ambos casos no se trataba de una búsqueda de alimentos en forma fortuita, sino de una actividad que respondía al grado de desarrollo de su economía, y para ello contaban con el auxilio de los implementos que poseían, no descartando de que hayan utilizado catauro de la fibra de la yagua de la palma, vasijas de güira u otros recursos que le sirviesen de cestos para la recolección.

En cuanto al lenguaje, en fuentes escritas de primera mano cómo son: las actas capitulares, se puede observar como el colonizador interpretó o bautizó sitios en la geografía con nombres que aparecen en otras regiones del archipiélago y del Caribe, como son: Dayaniguas (sitio y ensenada); Macorí o macurije (sitio y río Los Palacios); Caiguanabo (sitio y río San Diego); Guasimal (sitio); Jagüey (sitio); Guacamaya (sitio); Guacunagua (río Bacunagua); Guira (sitio); Curaguao (carraguao) sitio y estero.

Evidencias arqueológicas, toponímicos, leyendas, tradiciones y otras referencias confirman la presencia del hombre aborigen en Los Palacios como bien citara el célebre naturalista Tranquilino Sandalio de Noda cuando expresó:

«[...] Cuando se funda Los Palacios aún habían familias descendientes de indígenas.»

Etapa colonial (1492–1898)

El proceso de conquista y colonización, durante el período entre 1492 a 1553, tuvo escasa repercusión en el territorio de acuerdo con las fuentes consultadas hasta el momento, no obstante se ha comprobado que en 1494 el Almirante Cristóbal Colón navegó al sur de esta zona al realizar su segundo viaje a la isla y que hizo firmar el acta de carácter continental de Cuba el 12 de junio de ese año.

Aunque relacionadas con el territorio palaceño y por consiguiente con la provincia de Pinar del Río no existe una amplia información documental o escrita en lo concerniente a estos primeros años de conquista, no es de extrañarse que debe haber sido similar a otras zonas, pues los colonizadores españoles acaudillados por Velázquez al instalarse en Cuba y en la zona occidental comenzaron a poner en producción las tierras y fomentar las crías de ganados y bestias que trajeron y que tanto dependieron de ellas. Además se aprovecharon de la mano de obra indígena casi exclusivamente.

Según las actas del Cabildo del Ayuntamiento de La Habana y otras fuentes consultadas arrojaron que para el actual municipio de Los Palacios fueron mercedados tres hatos y veinticinco corrales:

«El Hato San Pedro de Dayaniguas, entregado al español Juan Gutiérrez Manibaldo el 26 de noviembre de 1569, significó la primera mercedación oficial del siglo XVI, sirviendo como punto de partida para la colonización del territorio, proceso éste que continuó hasta siglos posteriores. Pero su nombre original, según la tradición oral nos revela una leyenda: Yaniguá o Hayaniguá era una india joven y atractiva que habitaba en el Sur, próximo al río Caiguanabo, siendo sojuzgada por los colonizadores; habiendo dejado descendientes de uno de ellos. A la zona se le denominaba Hayaniguas y en tiempos de Manibaldo la llamaron Dayaniguas

Además del mencionado Hato San Pedro de Dayaniguas, fueron importantes para el ulterior desarrollo del territorio los Hatos; El Ciego, entregado a Juan Sánchez el 27 de abril de 1590 y el Hato San Pedro de las Galeras: Sitio llamado originalmente Sabanilla de las Galeras en el río Caiguanabo, solicitado por Pedro del Castillo el 30 de agosto de 1624. El 31 de marzo de 1632 se le otorga el sitio a Don Diego de Zayas y Soto. En 1661 solicita el sitio de Los Baños Don Ubaldo Arteaga. El 18 de abril de 1687 se formó un solo cuerpo con el Hato y otras tierras realengas que pasaron a las concesiones de Don Mateo Pedroso.

Con el reparto de las mejores tierras el colonizador aprovechó sus ricos y abundantes recursos naturales, introdujo la cría de ganado mayor y menor, con el objetivo de autoabastecerse de sus carnes, cuero y cebos y a la vez apoyar económicamente con otros recursos a la flota y armada que emprendía la conquista de América.

El proceso de poblamiento fue extremadamente lento ya que para el año de 1680 para la parte occidental, a partir de La Habana existían:

«33 Hatos, 116 corrales y 10 sitios, de ellos, pertenecían a esta zona; 3 hatos, 12 corrales y un sitio, dedicados todos a la cría menor y mayor de ganado.»

Necesariamente esto trajo consigo el surgimiento de monteros y sabaneros, que como es natural fueron construyendo sus ranchos, trajeron sus mujeres, nacieron sus hijos y tuvieron la necesidad de introducir algunos cultivos de subsistencia.

En la misma medida que la Villa de La Habana se iba convirtiendo en capital y centro marítimo portuario, determinó que en la llanura occidental existiera el predominio pecuario que impidió hasta el siglo XIX la individualización progresiva de las fincas para otros fines. Se había consolidado como actividad económica fundamental la ganadería y sus derivados. En consecuencia fue significativo contar con el embarcadero de Dayaniguas o Hernán Cortés, favoreciendo el comercio, pues cubría las necesidades de la amplia zona que abarcaba desde San Marcos hasta Consolación del Sur. Maderas, pieles, cebos, carne salada, viandas, mieles, frutas y otras producciones, salían con destino a la Villa. Por este mismo lugar llegaba todo tipo de mercadería que se demandaba.

Durante ésta primera época colonial (15531774) la producción azucarera no fue introducida en la zona, a pesar de que ya había alcanzado gran auge en otros lugares de la Isla.

Fundación de Los Palacios (1760)

En el asiento original del Hato El Ciego y próximo al camino carretero central a la Vuelta Abajo dentro de un hermoso pinar, se creó por el año de 1705 un oratorio que después fuera Curato de Monte y para 1735 se convertiría en Capellanía hasta poseer iglesia propia bajo la advocación de Jesús de Nazareno. A este Curato se le conoció con los nombres de ”El Ciego del Nazareno” o “Jesús Nazareno del Ciego”. Este lo conformaba un incipiente caserío, con cierto trazado urbano para 1760.

Según Esteban Pichardo en su obra Geografía de la Isla de Cuba publicada en 1854 refiere que:


«[…] Hace más de dos siglos, según tradición, existía una Iglesia en el asiento del Hato El Ciego, al naciente de donde hoy se halla. En el año 1705 siendo arrendatario Don Gaspar de la Cruz, un incendio causó su traslación hacia el caserío que comenzaba a fomentarse.»

La tradición oral reafirma esta anotación ya que un capataz de la hacienda El Ciego nombrado Pedro Gaspar Hernández cambió su apellido por el de la Cruz, dando origen a las fiestas del 3 de mayo de Jesús de Nazareno y trasladó la santa misa y el caserío original, después de un incendio hacia la margen este del río, lugar que daba paso a un establecimiento y corral nombrado Los Palacios en la otra orilla.

El 30 de marzo de 1735, mediante acta testamentaria de la muy reverenda Madre novicia María del Tránsito, religiosa del Monasterio de Santa Catalina de Zena de la ciudad de San Cristóbal de La Habana, dispuso varios legados y mandó fundar una casa capellanía en el Hato El Ciego.

El 12 de junio de 1764 Agustín Morell de Santa Cruz, Obispo de Cuba, eleva al rey un detallado proyecto para dividir en tres partes las diócesis de Cuba, en ella da cuenta que de los diecinueve curatos de monte, El Ciego era uno, y refiere que ya en ellos se fomentaban pequeños núcleos urbanos.

Toda la bibliografía consultada cita la fundación de Los Palacios en el año 1760, en tierras del Hato El Ciego, a orillas del río Macurijes y que en 1763 las religiosas del Convento de Santa Catalina de Zena, cedieron dos caballerías de tierras para la urbanización del pueblo y la construcción de la Iglesia parroquial.

Su nombre lo adquiere de una antigua familia apellidada Palacios, de origen español, asentada en este lugar.

Sus pobladores se dedicaron, además de la cría de ganado, a la tala de árboles, la labranza de la tierra, cultivando tabaco y frutos menores. Ya en la segunda mitad del siglo XIX aparecen plantaciones de caña de azúcar, el trabajo manual en tenerías, tejares, entre otros, junto al desarrollo del comercio.

Como hechos históricos relevantes que ocurren en el actual municipio, en el siglo XIX, tenemos la fundación de los pueblos Paso Real de San Diego y San Diego de los Baños en 1820 y 1844 respectivamente.

Paso Real de San Diego (1820)

Debe su existencia como grupo poblacional a los baños de San Diego, encontrándose su asentamiento en la encrucijada de los cuatro caminos: Dayaniguas–Baños de San Diego y La Habana–Vuelta Abajo. Su fundación data de 1820, para el año 1879 era un pueblo totalmente trazado urbanísticamente, con ayuntamiento y categoría de municipio.

Al producirse la invasión a occidente por el Lugarteniente General Antonio Maceo, Paso Real era un pueblo próspero, donde sus hijos nativos demostraron su simpatía por la causa libertaria de la patria, como fue la suma de su alcalde y familia a la gesta independentista.

En el mes de marzo de 1896 el pueblo fue incendiado y destruido y aun así se le conocía como Paso Real de San Diego y se le adjudicó el nombre de Julián Díaz en 1898, pero rápidamente comenzó a fomentarse en el sitio de Las Pozas en el corral Santa Bárbara en el apeadero del tren un nuevo caserío conocido como el actual Paso Real.

En el año 1900 fue suprimido por orden militar 343 y los barrios de La Herradura y Ceja de La Herradura fueron anexados al término de Consolación del Sur y los barrios Paso Real (pueblo) Santa Mónica y, Los Palacios y el guajiro al término de Los Palacios.

San Diego de los Baños (1844)

Cuenta la leyenda que el esclavo Taita Domingo, abandonado por su dueño por padecer de lepra, yendo a la aventura de frutas silvestres encontró los manantiales de aguas sulfurosas del río Caiguanabo ó San Diego; donde se bañó y curó sus males y regresó a la finca San Pedro de Las Galeras para contar el milagro de la madre naturaleza.

Investigaciones realizadas científicamente permiten afirmar que el sitio original del primer San Diego fue en el antaño Paso Real del camino carretero a la Vueltabajo conocido como Paso Real de San Diego, hoy Paso Quemado, y que al sitio de los baños desde 1775, acudían enfermos a bañarse y que el 22 de marzo de 1793 se celebró la primera misa en la Ermita nueva, bajo la advocación de San Diego de Alcalá patrocinada por labradores del Hato San Pedro de las Galeras y del sitio de los baños perteneciente a Don Mateo Pedroso.

Durante muchos años acudían a los baños sulfurosos, personas que improvisaban ranchos y chozas y se fue creando un conjunto de éstas en forma desordenada. A partir de entonces comienza a crearse el núcleo poblacional conocido como Baños de san Diego, y que solo era habitado generalmente en temporadas ya que en los inicios del siglo XIX la fama de sus aguas atraían a naturalistas, científicos, políticos, escritores, poetas, entre otros y cada vez con más auge acudían enfermos de todas partes de la isla, buscando alivio por sus innegables características curativas.

La visita que realizó Cirilo Villaverde durante esa época a los baños, ayudó considerablemente al crecimiento de los mismos y al fomento de la población.

En 1844 (Fecha que se toma como fundación oficial) Don Luis Pedroso y Echevarría comprendiendo las ventajas económicas que le podía aportar el sitio de los baños, acometió y encargó al Agrimensor Don Cristóbal Gallegos a hacer el trazado urbanístico del pueblo y se comenzó con el concurso de comerciantes y vecinos, sustituir las viejas chozas por nuevas edificaciones denominándose el pueblo como Baños de San Diego.

En 1847 se crea un cuartel para militares enfermos y en 1850 existían 120 casas de las cuales 51 eran de mampostería y los habitantes fijos eran 137, comenzaron a proliferar las casas de huéspedes, las posadas y los hoteles, pues el flujo constante de bañistas alcanzaba cifras notables en el orden de los miles por temporadas. En esta época los vecinos comenzaron a identificar el poblado con el nombre que llega hasta estos días, San Diego de los Baños, perteneciente al Partido de San Diego, que tenía como lugar cabecera el pueblo de Paso Real de San Diego.

El pueblo de San Diego adquiere la categoría de municipio en el año 1878, al aprobarse la Ley de Municipalidad, y pierde dicha condición por la orden 23 del Gobierno Provisional de 1902, anexándose su territorio a Consolación del Sur.

Manifestaciones culturales

Eran diversas las formas de manifestaciones culturales y tipos de tradiciones que se practicaban en el territorio. Los negros, con su rico acervo folclórico de origen africano hacían las fiestas del Bembé, practicaban danzas o bailes en las que invocaban a sus orishas como los dedicados a Elegguá, Obatalá, Changó, Oggún, Yemayá, Babalú Ayé, Zarabanda, Orula, Oshún, Oyá, Ochosi, Aggayú Solá, los Jimaguas y otros.

Otras fiestas conocidas y que se efectuaban en la zona eran las del Tambor Yuca y los llamados bailes de palo, destacándose el Palo con cinta y El Tornillo, practicándose estos, tanto por negros libertos como por esclavos, hay referencias también que a muchas de estas fiestas y bailes acudían personas de origen canario.

Sobreviven en la memoria popular tradiciones muy arraigadas como las llamadas carreras de sortijas que se remontan a la tradición ganadera, pues lo practicaban los monteros y hábiles jinetes, así como una gran mayoría de campesinos en sus briosos corceles. Otros juegos tradicionales fueron el del Palo Encebado, la Cucaña, el Palo Enterrado, el Puerco Encebado, carreras de caballos (independientes y con carruajes) monta de toros, enlace de ganado, entre otros.

Luchas por la Independencia

Guerra de los Diez Años

El inicio de la Guerra de los Diez Años, el 10 de octubre de 1868 influyó profundamente en el sentir de muchos patriotas pinareños existiendo una activa conspiración, formada por 4 núcleos, uno de los cuales, tenía su centro en Paso Real de San Diego y se extendía desde San Cristóbal hasta Consolación del Sur, cuyo jefe fue el patriota, residente el Partido de Paso Real de San Diego, Rafael del Pino Díaz.

Esta conspiración, que posiblemente estaba sincronizada con el Alzamiento de Las Villas, abortó en enero de 1869, ya que fue delatada por alguien que conocía a toda su estructura, siendo apresados la mayoría de sus miembros y remitidos a la Fortaleza de San Carlos de la Cabaña, donde después se le sometieron a Consejo de Guerra, condenándose muchos a muerte; a otros se les conmutó la pena por el pago de grandes sumas de dinero, como la familia del Pino Díaz, siendo deportados a la Isla de Fernando Poo y después a España, siendo muy significativas las relaciones patrióticas que a partir de 1872 entablan los desterrados palaceños con Fermín Valdés Domínguez y José Martí.

En abril de 1867 alegando una débil neuralgia en la cara realizaba Ignacio Agramonte Loynaz un curioso viaje al Balneario de San Diego que pudo haber tenido carácter político. Es significativo el hecho de que en las cercanías de esta población, radicara el centro de uno de los núcleos de conspiradores de Vuelta Abajo.

Algo había que intranquilizaba a Agramonte durante su estancia en San Diego. La falta de noticias de su hermano Enrique que se encontraba en La Habana y participa con él en los trabajos revolucionarios, le inquieta y le hace temer alguna novedad en dicha ciudad.

En Los Palacios, existía ya en la segunda quincena de Octubre de 1868 síntomas de anormalidades acentuados con motivo de la intersección por las autoridades locales de una proclama sediciosa dirigida a Desiderio Acosta y Hernández, que poseía una finca al norte de este Partido, quien fuese observado o vigilado en otras ocasiones como enemigo de las instituciones coloniales.

«El 13 de marzo de 1869, el teniente Gobernador de San Cristóbal, informó al Obispo que el Párroco de San Diego de los Baños, José C. de Cerguera, acudía a reuniones subversivas, las que se celebraban en la finca de la viuda Doña Petrona Acosta, Partido de Los Palacios, ordenándose su detención.»

Todo parecía indicar que algunos párrocos de la Jurisdicción estaban comprometidos en la causa liberadora, pues anteriormente el 18 de febrero era entregado en el seminario de San Carlos el cura Párroco de San Cristóbal, Don Pedro Nolazco Alberro que se hallaba preso en la fortaleza de El Morro, desde el 9 de febrero que ingresó en compañía de su colega de Candelaria Manuel Lechera.

Guerra Chiquita

Presencia física de José Martí en Los Palacios

La presencia física de José Martí en Pinar del Río fue revelada por primera vez por el destacado historiador (Premio Nacional de Historia 2012) César García del Pino en el Primer Evento Científico sobre la vida y obra del Héroe Nacional de Cuba que se desarrolló en Los Palacios, auspiciado por la Unión Nacional de Historiadores de Cuba (UNHIC) y la Comisión Municipal del Centenario. En aquella ocasión García del Pino aseveró, entre otros asuntos importantes los siguientes:

«Martí visitó en varias ocasiones la provincia Pinar del Río para contactar con los revolucionarios pinareños entre el 22 de mayo y el 17 de septiembre de 1879, en el período más candente de la Guerra Chiquita» »Los viajes de Martí, solo no fueron por simple paseo o placer, argumentaba que estaba convencido, que era en labores conspirativas.»

Posterior a la revelación hecha por García del Pino, el historiador pinareño Armando Abreu encontró textos publicados en el periódico Patria, que dan fe de la presencia del Apóstol en Las Pozas, municipio La Palma entre el 18 y 21 de marzo de 1879, teniendo la posibilidad de publicar un libro, pues allí radicaban José Inocente y José Bonifacio Azcuy, de un tronco familiar de destacada trayectoria revolucionaria; con ellos y con los rebeldes Socarrás, se encontró Martí, según afirma Abreu.

Tanto César García del Pino, como Armando Abreu, coincidían en que José Martí, realizó más de un viaje a Pinar del Río y que el realizado en marzo de 1879 fue en tren, y que descendió del mismo en San Cristóbal, sin precisar el lugar exacto. El libro Presencia física y vínculo martiano con Vuelta Abajo, revela con sólidos argumentos que Martí descendió del tren en el apeadero Los Pozos, próximo a Paso Real de San Diego, donde residían los Del Pino Díaz (Rafael padre e hijo), y que la amistad con el apóstol venía desde el destierro en España; pues Carlos Sauvalle, no se encontraba en Cuba en esos momentos (marzo de 1879).

Martí y sus acompañantes estaban disfrazados, utilizando seudónimo para no despertar sospechas, por el camino próximo a San Diego de los Baños, que paralelo al río Caiguanabo o San Diego se introducía en la serranía que conducía a Las Yeguas–Las Catalinas–Cerro Las Pozas. De esta manera, como existía gran tráfico de caballería, pasaron inadvertidos, pues el Balneario ubicado en San Diego era muy frecuentado por paisanos y extranjeros. Dicho camino lo envolvía un gran palmar, y en el Corral Caraballo se levantaba el ingenio San Miguel, propiedad del Conde de Palatino Don Gregorio González, con una numerosa dotación de esclavos y plantaciones cañeras. Las características de la zona y los diferentes análisis tienen coinciden perfectamente con su descripción en Canto y Dialecto para dejar sentado la presencia física de José Martí en Los Palacios.

Este hecho recientemente fue corroborado además por el destacado investigador y biógrafo de José Martí; Ibrahim Hidalgo Paz, en su última cronología sobre el Apóstol, dando fe de su presencia en Paso Real de San Diego, entre los meses de marzo y abril de 1879.

Guerra de 1895

La presencia de las fuerzas invasoras al mando del Lugarteniente General, se hizo sentir en Los Palacios durante la Guerra Nacional Liberadora de 1895–1898, pues tempranamente su vanguardia compuesta por el regimiento de Las Villas, protagonizó, el 14 de enero de 1896, el primer combate en Vueltabajo, en Bacunagua, donde también cayó el primer Mambí en tierras pinareñas, el sargento villareño Abraham Téllez.

En su campaña invasora, después que Maceo lleva la invasión victoriosa hasta Mantua, a su regreso tiene su primer combate en paso Real de San Diego, el 1 de febrero de 1896, acción que le produjo a las fuerzas españolas más de 100 bajas, y que ha quedado como una huella indeleble en la presencia del Titán en tierras palaceñas.

Otras acciones combativas no menos importantes, fueron libradas por este paladín de las gestas independentistas en este territorio, como fue, la destrucción del heliógrafo de El Toro, el 1 de abril, los dos combates de Bacunagua los días, 3, 16, 17, y 18 de agosto, el Combate Las Catalinas y Galalón, los días 8 y 9 de octubre, donde las fuerzas cubanas combatieron en proporción de 5 a 1 contra los españoles, siendo uno de los combates de mayor envergadura de la campaña de occidente, donde se les causó más de 300 bajas al enemigo, y como un imperecedero regalo que parece que nos dejara Maceo, para la historia de este municipio, celebró aquí en Sabana de Maíz, el 10 de octubre de 1896 el 28 Aniversario del Alzamiento de La Demajagua.

Significativa fue la presencia de la insigne patriota Vueltabajera Isabel Rubio, en este territorio, que con sus 57 años, engrandeciendo su obra de sanidad, es herida el 12 de febrero de 1898 en La Loma Gallarda, lo que le causó la muerte 3 días después en Pinar del Río. Cincuenta y ocho palaceños integraron las gloriosas filas del ejército libertador lo que engrandece las tradiciones de lucha y de combate.

Las consecuencias de la guerra, unido a la reconcentración de Weyler, fueron nefastas para el territorio palaceño, pues de una población de 17 738 que existía en 1887, solo quedaron 6746 en 1899, lo que equivale a una pérdida demográfica de 10 992. La economía sufrió enormes daños y fue prácticamente arruinada; las plantaciones de caña y los dos ingenios azucareros fueron devastados.

El poblado de Paso Real, así como la parte oeste de Los palacios, fueron incendiados en el año 1896, por lo que gran parte de la población quedó sin vivienda.

Etapa Neocolonial

A partir del 1 de enero de 1899 hasta el 20 de mayo de 1902, Los Palacios, como todo lugar de Cuba, fue regido por un gobierno militar yanqui. El Ejército Libertador fue licenciado y desarmado.

El 5 de marzo de 1902 fue promulgada la Orden militar Nro. 62, la cual puso en vigor normas expeditivas para la disminución y deslindes de las haciendas, hatos y corrales comuneros, lo que permitió su fácil traspaso a las empresas norteamericanas.

Los españoles residentes, dueños de las mayores riquezas, no pusieron obstáculo para aliarse al joven y agresivo imperialismo, con el ánimo de conservar una buena parte de sus propiedades, sobre todo la tierra. Por lo que comenzó un proceso de penetración económica del capital norteamericano a través de inversiones en grandes y medianas fincas, todo lo cual se acentúa a partir de la instauración del gobierno entreguista de Tomás Estrada Palma.

Los tres municipios sufrieron grandes transformaciones: Paso Real de San Diego (entonces llamado Julián Díaz), resultó suprimido en 1900 por la Orden militar Nro. 343, distribuyéndose su territorio entre los municipios de Consolación del Sur y Los Palacios (Los barrios de Herradura y Ceja de Herradura, se anexaron al término de Consolación del Sur y los Barrios de Paso de Real (pueblo) Palacios (campo), Santa Mónica y El Guajiro, al término de Los Palacios. Posteriormente al cabo de dos años se suprimieron los términos municipales de Los Palacios y San Diego de los Baños por la Orden militar Nro. 23 de 24 de febrero de 1902. El Ayuntamiento de Los Palacios fue anexado al de San Cristóbal, incluyendo las zonas de Paso Real que fueron anexadas a este, durante el año 1900. San Diego de los Baños, al suprimírsele su término municipal fue incorporado al municipio Consolación del Sur, a excepción del barrio Catalina que se anexó a Consolación del Norte.

En 1910 por Ley del Congreso de 20 de julio, se le otorga nuevamente la condición de municipios en la provincia de Pinar del Río a Mariel, Candelaria y Los Palacios.

Según refiere el historiador Julio Le Riverend:

«no hay en la historia republicana de Cuba hechos más ilustrativos de la debilidad de nuestra estructura económica que los que caracterizaron a la crisis financiera de 1920 a 1921. Ellos son los que ponen a la luz del día las graves consecuencias que tenía la estrecha vinculación de la economía cubana con la economía norteamericana a causa de la producción y el comercio particularmente exclusivo de azúcar.»

La población laboralmente activa se dedicaba a labores agrícolas en forma general y es por esta fecha que centenares de personas se encontraban sin ocupación lucrativa, indicador que resume las condiciones socioeconómicas.

Década del 30

Los rasgos de subdesarrollo de la economía, heredados del colonialismo español, fueron acentuados por la dominación neocolonial de los Estados Unidos. Existía una completa dependencia a empresarios norteamericanos; burgueses, latifundistas nacionales y extranjeros controlaban las formas fundamentales de nuestra economía, existía una estructura económica predominantemente agrícola sumamente atrasada de carácter intensivo, donde imperaba el latifundio, el desempleo y subempleo constituían parámetros que alcanzaban un porciento alto en la fuerza de trabajo, y la economía era abierta y monoexportadora.

Los Palacios se convirtió a la sazón en zona de operaciones del grupo insurreccional que comandaba Francisco Peraza Delgado, quien había sido General del Ejército Libertador en la Guerra del 95 y conocía en detalle la topografía palaceña. Para esta época, el partido Unión Nacionalista, al cual pertenecía Peraza, contaba con un grupo considerable de adeptos en el territorio quienes se reunían y daban mítines como el protagonizado en junio de 1930, en la plazoleta ubicada frente a la Estación del Ferrocarril. En él tomaron parte el propio Peraza, el patriota íntegro Juan Gualberto Gómez, Carlos Mendieta y Amelio Álvarez. Esta manifestación fue brutalmente reprimida a plan de machete por fuerzas del ejército y la policía local.

En Hoyo de Majagual en agosto de 1931, cayó baleado el general Francisco Peraza Delgado y un grupo de revolucionarios que se alzaron en armas contra la dictadura de Gerardo Machado, expresión del sentimiento de rebeldía del pueblo contra los gobiernos tiránicos y explotadores.

La agobiante situación que vivía todo el país, bajo la férrea dictadura de Gerardo Machado, dio como resultado una amplia oposición política, en casi todos los sectores de la sociedad. Fue en estas circunstancias que se gestan diversos levantamientos contra ese gobierno. En una de ellas protagonizada en agosto de 1931 participan elementos militares y políticos. Al frente de la misma figuraban Mario García Menocal y Carlos Mendieta. Bajo estas circunstancias se desarrollaban los acontecimientos de Río Verde, en Pinar del Río.

Década del 50

Pero la deplorable salubridad se reflejaba en 1952, que de un total de 4 112 viviendas, sólo 232 tenían inodoro, letrinas, 1 532; sin letrinas ni inodoro, 2 220. Las viviendas que poseían instalaciones hidráulicas ascendían a 199 y el agua provenía del río sin tratamiento potabilizador. Se practicaban las colectas públicas, las recogidas de dineros como promesas a santos y las rifas para mitigar el dolor de los enfermos, el desamparo y el hambre.

En todo el municipio existían un total de 6 médicos (1 médico por 4167 habitantes), 4 estomatólogos, no existían pediatras ni ginecólogos, una comadrona facultativa. Existía una mortalidad general de 81.8 por cada 1000 habitantes y una mortalidad infantil de 61.8 por cada 1000 nacidos vivos.

Aunque han pasado muchos años aún resulta fácil hacer el inventario físico de lo que aparentaba ser el departamento de sanidad: un camión para la recogida de basura, una mula, un trabajador, una pala y una empleada en el registro de defunciones.

La educación también constituía uno de los problemas de carácter social más agravantes; en la población de 6 a 9 años, el analfabetismo en la zona urbana estaba representado por el 71.1% y en la rural por el 85.8% y en los mayores de 10 años, que sumaban 14 733 habitantes, 5.576 eran analfabetos, es decir el 38.5%. En sentido general la población opta por el estudio, mayores de 6 años de edad, alcanzaban la cifra de 17.066 habitantes, de los cuales 7 667 eran analfabetos.

Muchos males sociales habían generado al pueblo palaceño aquellos gobiernos neocoloniales, plegados a los intereses norteamericanos; pues en el aspecto social de la Salud Pública, había descendido a niveles humillantes en 1958, ya que con una población de 25 000 habitantes, Los Palacios contaba con una improvisada casa de socorro, en un local adjunto al ayuntamiento, cuyo presupuesto era de miseria; los medicamentos que allí se brindaban a los enfermos en su inmensa mayoría provenían de las muestras gratis, que dejaban los viajantes de medicamentos como propaganda de los laboratorios que representaban.

Guerra de Liberación Nacional

Decenas de palaceños se destacaron en la última etapa del proceso de Liberación Nacional, tanto en la lucha clandestina como en el Ejército Rebelde. El Movimiento Revolucionario 26 de Julio, fundado en 1956, se convirtió en la organización de vanguardia en la lucha insurreccional contra la tiranía batistiana.

En el entorno montañoso norte se fraguó el Frente Guerrillero de Pinar del Río, primero con el intento de abrirlo en marzo de 1958 por el destacado revolucionario Juan Palacios Beltrán, llegando a nuclearse con 54 combatientes, entre ellos 13 palaceños, y posteriormente con la fundación oficial del frente por parte del Comandante Derminio Escalona el 26 de julio del propio año, creando su comandancia en la Loma del Seboruco, municipio Los Palacios, formando parte de este 23 aguerridos combatientes de esta tierra palaceña.

En esta heroica lucha contra la oprobiosa dictadura de Fulgencio Batista, perdieron la vida 8 de los hijos de este territorio, cuyo legado será siempre paradigma y ejemplo para todos los palaceños, ellos son: Adolfo Raúl Delgado Rodríguez, caído en las acciones del 13 de marzo de 1957, junto a José Antonio Echevarría, Adrián y Enrique Troncoso Castro, caídos en combate en abril de 1958, Pedro Hernández Camejo, Patricio Páez, Luis Cardoso y Martín González, víctimas de un crimen horrendo en el Salto del Venado, en la Loma de El Toro, realizado el día 21 de octubre, así como Alfredo Núñez y Ángel Cayetano Ramírez, asesinados en noviembre y diciembre respectivamente.

Revolución en el poder

Al ser de público conocimiento la huida del tirano y sus más cercanos seguidores, el 1 de enero de 1959, el pueblo se lanzó a las calles en masivo y contagioso júbilo revolucionario.

«Un grupo de compañeros miembros del M–26–7, se dirigieron al ayuntamiento y desarmaron al guardia rural que allí estaba apostado, siendo tomada dicha instalación. Después fueron llegando otros compañeros y con las pocas armas existentes se preparaban para tomar la jefatura de la policía, que un poco más tarde se rendía incondicionalmente. Los claxon de los carros sonaban insistentemente, hombres, mujeres y niños se abrasaban. Al fin se habían rotos las cadenas, las campanas de la iglesia tocaban a rebato y cantaban un himno de libertad.»

Los asesinos que habían masacrado al pueblo debían responder por sus incontables crímenes. El sicario Jacinto Menocal se trasladó a Dayaniguas con el objetivo de huir hacia el exterior en una avioneta, pero su intento fracasa, la casa en que se refugia es rodeada por decenas de milicianos y miembros del 26 de julio hasta la llegada de oficiales del Ejército Rebelde. Se intercambian disparos y horas después se encuentran al cadáver de Menocal con huellas de un orificio de bala en la cabeza.

José Sánchez Capote (Cheo) otro connotado asesino y lugarteniente de Menocal, escogió como refugio la zona sur de Los Palacios para tratar de evadir su responsabilidad criminal. Se internó en un lugar conocido por El Salado, a 35 kilómetros del pueblo, siendo capturado. Al traerlo al cuartel, varios revolucionarios tuvieron que oponerse con firmeza a las masas populares, que exigían su linchamiento, siendo entregado posteriormente a la justicia revolucionaria.

La situación existente en Los Palacios como en toda Cuba exigía que la Revolución acabara con todos aquellos males heredados del capitalismo, tarea sumamente compleja para edificar una nueva sociedad, por tanto en la primera etapa debía tener un carácter democrático y popular y un contenido agrario y antimperialista.

La estructura económica era predominantemente agrícola donde hasta ese momento imperaba el latifundio, el desempleo y el subempleo alcanzaban un alto por ciento de la fuerza de trabajo activa. La precaria atención a la salud pública y el arraigado analfabetismo constituían prioridades en el accionar de la nueva administración.

Con la Ley de Reforma Agraria se les entregó gratuitamente la tierra a los campesinos que verdaderamente la trabajan. La agricultura pronto se vio beneficiada con la creación de las granjas del pueblo; la diversificación de los cultivos y muy especialmente el del arroz. La Primera Ley de Reforma Agraria, firmada el 17 de mayo de 1959, vino a dar la respuesta más importante en este proceso, pues liquidó la gran propiedad latifundista criolla y extranjera, entregó gratuitamente la tierra a los campesinos que la cultivaban en calidad de arrendatarios aparceros y precaristas, aunque dejó un amplio margen a la propiedad privada permitiendo feudos de 30 caballerías. Para hacer cumplir esta relevante tarea se envió a Los Palacios como Delegado del INRA (Instituto Nacional de Reforma Agraria) a los compañeros Efraín Hernández y Gustavo Hernández Rodríguez.

Otra ley que por su contenido social mereció amplio respaldo popular fue la Ley de Reforma Urbana que se promulgó el 14 de octubre de 1960 y que tuvo su antecedente en el cumplimiento de la Ley de Alquileres, promulgada el 6 de marzo de 1959. La misma estipulaba que toda familia debía tener una vivienda decorosa y que el Estado Revolucionario haría efectivo ese derecho. Decenas de viviendas en Los Palacios fueron entregadas a sus moradores como las que radicaban en las cuarterías; de Aquilino, de Los Viñas, los Cabreras, los Fernández y otras que beneficiaron a 211 familias en esta etapa inicial.

La Revolución activó un moderno sistema de riego y drenaje. Construye la presa La Juventud, con una capacidad de 105 millones de metros cúbicos de agua; así como las presas de Los Palacios y Bacunagua, para beneficiar los cultivos en la llanura sur.

Década del 60

Para 1960 se habían nacionalizados los medios fundamentales de producción, la industria, la banca y el comercio, se liquidó la dependencia económica e inició la construcción de la sociedad socialista. Fue muy importante la creación de las primeras Cooperativas y/o Granjas del pueblo que trajo consigo empleos estables a grandes masas de trabajadores, amplio incremento económico que benefició a toda la sociedad entre los que se encontraba: mejores abastecimientos de alimentos, más oportunidades para todos y una dignificación por el trabajo, hasta entonces desconocida.

La movilización de centenares de trabajadores, estudiantes, soldados y voluntarios del pueblo, hicieron posible la ejecución de las zafras en aquellos primeros años.

El papel desempeñado por el INRA impulsó la creación y organización de las granjas del pueblo, hizo posible la diversificación de la agricultura. Los esfuerzos se centraron en mejorar las plantaciones cañeras, incrementar el cultivo del arroz y su proceso industrial, el cultivo del tabaco, la reforestación, mejorar la masa ganadera y porcina, se crearon modernas vaquerías que incrementó la producción de leche y carne, se crearon granjas avícolas y se ampliaron los planes para los cultivos varios.

Toda Revolución radical como la cubana, estremecieron los cimientos en los que se apoyaba la sociedad burguesa. Las leyes revolucionarias que tendía a favorecer a las mayorías del pueblo trabajador dañaron los grandes intereses de los terratenientes, empresarios burgueses, comerciantes, politiqueros, exmilitares y funcionarios del anterior régimen, que en algunos casos arrastraron con su influencia a hombres sencillos, engañados por su escasa cultura y la comprensión cabal de los verdaderos fines de la naciente Revolución. La unificación de las fuerzas revolucionarias que se enmarca en esta etapa juega un papel determinante para frenar la contrarrevolución interna y externa, pues correspondió al pueblo uniformado jugar el papel decisivo para no permitir las acciones subversivas.

Los primeros alzados contrarrevolucionarios de que se tiene noticia en Los Palacios operaron en la zona montañosa perteneciente a San Diego de Los Baños a principios de 1959. Se trataba de tres elementos, los que fueron capturados con el concurso de milicianos locales y fuerzas del ejército y enviados a La Habana.

En 1960 se organizaron las patrullas campesinas, pues se iban incrementando las acciones contrarrevolucionarias a través de la quema de cañaverales, casas de tabaco y diversos tipos de industrias; avionetas enemigas procedentes de los Estados Unidos, violaban el espacio aéreo y lanzaban pertrechos de guerra y avituallamiento para fomentar la creación de posibles bandas. Las patrullas campesinas se organizaron estratégicamente en las principales zonas de importancia del municipio llegando a conformarse un total de 15 y muchos de sus miembros fueron seleccionados posteriormente para pasar la Escuela de Milicias en Matanzas.

Poco a poco la vida socioeconómica y política fue tomando otra dirección, acorde con las exigencias de la naciente Revolución, comenzando un proceso de integración y unidad del pueblo en las distintas organizaciones que se crearon; (Asociación de Jóvenes Rebeldes, 1960, (convertida en 1962 en Unión de Jóvenes Comunistas) los Comités de Defensa de la Revolución,1960, la Federación de Mujeres Cubanas,1960, Junta Central de Ejecución e Inspección (JUCEI) a finales de 1961, la Asociación de Agricultores Pequeños en 1961, las Organizaciones Revolucionarias Integradas (ORI), en 1962, entre otras.

La administración local, entre sus múltiples funciones, no descuidó en la esfera sociocultural, la realización de las primeras verbenas en el período revolucionario, así como la programación de juegos deportivos y recreativos que llegaron a alcanzar mucho colorido. Se tuvo en cuenta mantener la continuidad de nuestras genuinas tradiciones culturales, entre las que contaban, las Academias de Arte Manuales, Corte–costura y Bordado.

En 1961 se llevó a cabo la gran Campaña de Alfabetización, el fenómeno cultural más amplio en la historia y que parecía irrealizable, habida cuenta los siglos de abandono educacional que la Isla había padecido por la desidia de sus gobernantes.

La fuerza alfabetizadora estaba constituida al comienzo de la campaña por 1 354 compañeros, de ellos 561 brigadistas; 144 maestros; 572 alfabetizadores populares y 77 brigadistas Patria o Muerte.

Los Palacios fue el 7mo municipio en declararse Libre de Analfabetismo en la provincia. Fueron alfabetizados 3538 ciudadanos. Se consideró a 837 como inalfabetizables por diferentes causas mientras que 161 se negaron a recibir instrucción. Se les dio baja de la campaña a 29 por fallecimiento y a 342 por motivos de traslado hacia otras zonas.

En el contexto de la Crisis de Octubre, Estados Unidos detectó el emplazamiento de los cohetes y a partir del día 22 de octubre desplegó alrededor de Cuba una poderosa fuerza militar situando al mundo al borde de una guerra termonuclear. En Los Palacios los emplazamientos de los cohetes R-12 se encontraban en la zona del Cacho y Peña Blanca, próximo al entorno montañoso.

La misma culminó con los acuerdos soviético–norteamericano sin la participación de Cuba y aunque el compromiso era retirar los cohetes y las tropas soviéticas a cambio de que Estados Unidos no invadiría a Cuba, el Gobierno Revolucionario Cubano consideraba otros aspectos y fijó en cinco puntos fundamentales la posición de Cuba expresados por el líder histórico de la Revolución Cubana, Fidel Castro Ruz.

Quinquenio de 1970 a 1975

Entre 1970 y 1975 se evidenciaron avances socioeconómicos con la creación de obras sociales importantes como fueron; la construcción de la Reconstructora de Ómnibus de Bacunagua, el Centro de Recepción de Combustible del Instituto Cubano del Petróleo, la Estación Experimental de Arroz, los Supermercados de Los Palacios y Paso Quemado y otras redes de servicios, la Base de Taxi con autos modernos para el servicio público, el Hospital Materno Infantil. Se construyó la Escuela de Oficios Antón Makarenko y la Escuela Especial Conrado Benítez García, se crearon postas médicas en las comunidades rurales para ampliar los servicios de salud.

Se creó una amplia red de instalaciones deportivas (canchas de voleibol y baloncesto), terrenos de béisbol y gimnasios. Se destacaron atletas en el ámbito nacional como Vicente Llano y Emilio Salgado en béisbol y Jesús Mirabal en atletismo.

Las fiestas tradicionales de mayo se convirtieron en el carnaval, con una amplia aceptación popular al seleccionarse en concurso desde las comunidades hasta el nivel municipal a las muchachas más bellas que resultaban estrellas y luceros, que a su vez competían a nivel provincial.

Período de 1975 a 1990

En el periodo de Renovación y rectificación del Socialismo (1975–1990) se produjeron amplias transformaciones en el municipio en beneficio del pueblo, destacándose; la nueva división político administrativa de 1976 que transformó la extensión territorial, así como la creación de los Órganos Locales del Poder Popular en el propio año, la aplicación de una nueva estrategia de desarrollo económico en el período comprendido entre 19761980, el cumplimiento del Plan Nacional de Ciencia y Técnica a partir de 1976. El sector educacional experimentó cambios cualitativos y cuantitativos sustanciales, pues el plan de perfeccionamiento comenzó aplicarse en los distintos sub–sistemas de enseñanza, llegando a existir en el año 1978, 64 centros docentes, se incrementó la matrícula y los graduados en todas las enseñanzas, dada cuenta que en este propio año 1978.

En 1976 se creó el Sectorial Municipal de Cultura significando un gran paso de avance en el desarrollo sociocultural, dando respuesta a las tesis y resoluciones del Primer Congreso en cuanto a la política cultural, artística y literaria.

Reformas económicas e inicios de la recuperación

«La estrategia seguida por la dirección de la Revolución para enfrentar los retos del periodo especial (ofreció sus primeros signos positivos —aunque muy débiles aún— en 1994, los que se hicieron más palpables en 1995 y se han consolidado y ampliado en el primer semestre de 1996).»

La dirección política y administrativa del municipio aplicó la estrategia orientada:

Surgieron 11 Unidades Básicas de Producción Cooperativa (UBPC) con el objetivo de buscar una mayor eficiencia económica y productiva; El Jagüey, 28 de Octubre, El Blay, Puerta Colorada, La Cubana y otras dedicadas a los cultivos varios, la actividad pecuaria y el cultivo de la caña de azúcar. Las grandes empresas como el CAI Arrocero y Cultivos Varios optaron por nuevas estructura en sus establecimientos.

La creación del mercado libre agropecuario fue otra medida de gran impacto en la población, creándose 8 unidades de comercialización con precios liberados, regidos por la oferta y la demanda.

El V Congreso del Partido realizado en octubre de 1997 tuvo un fuerte sentido programático al llevar al pueblo el estudio colectivo de los principios expresado en el documento El Partido de la Unidad, la Democracia y los Derechos Humanos que defendemos. Los Palacios desplegó la discusión del documento en el 100% de los núcleos del Partido, en las organizaciones políticas y de masas, centros de trabajo y estudio. Se comenzó un trabajo profundo para combatir las ilegalidades y en forma general defender nuestra identidad, independencia y soberanía y ratificar la unidad.

A la educación se le dedicó el 53.2% del presupuesto con un incremento de 592,8 MP. A la Salud pública el 25% con un incremento de 185,6 MP. A la cultura y el arte se destinaron 384,6 MP, 100,7 MP más que el año anterior. También crecen las cifras dedicadas a los servicios comunales, la vivienda, la asistencia social, la cultura física y el deporte, la administración y el mantenimiento constructivo.

Batalla de Ideas (1999–2005)

La Batalla de Ideas comenzó el 5 de diciembre de 1999, cuando uno de los jóvenes participantes en la Octava Conferencia Nacional de las Brigadas Técnicas Juveniles propuso marchar frente a la Oficina de Intereses de los Estados Unidos para reclamar la devolución del pequeño cardenense Elián González, secuestrado por la mafia anticubana en Miami. A esta gran manifestación de pueblo se sucedieron otras e ininterrumpidas marchas. En Los Palacios en cada uno de los 8 Consejos Populares se realizaron actos para ser valer la dignidad de los cubanos y el deseo irrevocable de independencia y el regreso del niño. La entrada del año 2000 marcó un hito en lo que se ha dado en llamar Programas Sociales, enmarcados en una Batalla de ideas dirigida a enraizar los más elevados ideales patrióticos e internacionalistas y de manera muy particular en niños y jóvenes.

Trascendental en este proceso fue el Juramento de Baraguá en el año 2000, en el que los palaceños expresaron una vez más su decisión de continuar la batalla por el futuro libre de la patria, contra el bloqueo imperialista y las Leyes Torricelli y Helms Burton, la de Ajuste Cubano y cualquier otra amenaza a la soberanía e integridad nacional, siguiendo el pensamiento de nuestros líderes el pueblo hizo suyo la prédica ¡Nadie se rendirá!

La batalla continuaba por la liberación de los Cinco Héroes prisioneros del Imperio, injustamente encarcelados por ser dignos y combatir el terrorismo. Otra vez los palaceños se unieron en la Tribuna Abierta, junto a otros pinareños el 30 de junio del 2001 en la Comunidad de pueblo Nuevo Cubanacán, donde más de 50 mil conciudadanos expresaron su solidaridad y el reclamo de que René, Fernando, Antonio, Gerardo y Ramón ¡Volverán! Este patriótico acto estuvo presidido por el General de Ejército Raúl Castro Ruz y los Comandantes de la Revolución Juan Almeida Bosque, Ramiro Valdés Menéndez y Guillermo García Frías. Además se encontraban presentes los familiares de los cinco héroes, dirigentes provinciales y municipales. Dejaron una profunda huella las expresiones de Adriana Pérez O Connor, esposa de Gerardo Hernández que en su ferviente alocución expresó:

«Yo quiero dirigirme al pueblo norteamericano, a los hombres y mujeres que conservan y defienden los más nobles sentimientos […] No permitan que los mercaderes de la política sucia contra nuestro país los engañe, no se hagan cómplice de esta injusticia que será un oprobio para la historia de su propia patria.»

En el propio año 2001 en el país se desarrollaron unos 70 programas y para el 2003 superó los 100, mucho de los cuales la mayoría se implementan en el municipio con el objetivo de no solamente elevar la calidad de vida y la salud del pueblo si no apuntar hacia una formación plena, una educación y una Cultura General Integral.

Se instrumentó el Curso de Superación Integral para Jóvenes con el objetivo de capacitar a todos los jóvenes entre 17 y 29 años, sin vínculo con el sistema de educación con el interés de prepararlos en la prestación de servicios asociados a la calidad de vida, recibiendo un estipendio de 150 pesos y los graduados de duodécimo grado, pueden aspirar a carreras universitarias.

La municipalización de la enseñanza superior ha tenido una respuesta efectiva al crearse las sedes universitarias de Cultura Física, Ciencias Médicas, Pedagógica y la del Ministerio de Educación Superior (MES). Este sistema ha permitido el ingreso hasta el 2005 de más de 1470 estudiantes en la Educación Superior en especialidades como: Medicina, enfermería, tecnología de la salud, cultura física, licenciatura en diferentes enseñanzas de la educación, derecho, historia, psicología, estudios socioculturales, comunicación social, economía, contabilidad y finanzas entre otras. Estas carreras antes del año 2002 solo se impartían en las universidades provinciales.

En el año 2004, por acuerdo de la Asamblea Municipal del Poder Popular, previa propuesta de la Unión de Historiadores del municipio; se declaró el 3 de mayo como Día de la fundación de Los Palacios, Día Festivo y Día del Palaceño Ausente, lo que ha tenido, desde entonces, una gran aceptación popular.

Dos de los principales resultados en Los Palacios han sido la salud y educación. El territorio posee 1 médico por cada 298 habitantes, una enfermera por cada163 habitantes, 1 estomatólogo por cada1174 habitantes, la esperanza de vida de los hombres es de 79 años, mientras que las mujeres es de 78 años y la mortalidad infantil en el 2019 se comportó al 2.5% por cada mil nacidos vivos. En el sector educacional se cuenta con 1 maestro por cada 64.2 habitantes y por cada 16.2 estudiantes. Existen 23 escuelas de Educación Primaria,17 de ellas rurales y 6 urbanas, 2 en el Plan Turquino; 3 Secundarias Básicas, 1 politécnico, 1 Preuniversitario,1 Escuela Especial, 1 Centro Mixto (ETP-IPU), 2 Centros de Adultos,1 Escuela de Idiomas y 3 Círculos Infantiles. Se cuenta además con un centro Universitario Municipal.

Fuentes

  • Enrique Alonso Alonso: “Informe de localización para la zona protegida Mil Cumbre”. Academia de Ciencias de Pinar del Río. 1980, pp. 9-78.
  • Archivo Nacional de Cuba:” Memoria de la sociedad patriótica”. año 1841. Tomo II, folios 123 y 124,
  • Archivo Nacional de Cuba: ”Acta Capitular del Ayuntamiento de La Habana”,11 de noviembre de 1575, Tomo ll pág.51.
  • Esteban Pichardo:” Geografía de la Isla de Cuba”. Editorial La Habana, 1854. Pág. 136.
  • Registro de la Propiedad Municipal. Los Palacios, Tomo I, Finca 27, folio 160.
  • Eugenio Betancourt Agramonte: “Ignacio Agramonte y la Revolución Cubana”. La Habana, 1928. Pág. 308.
  • Jacinto R F Martínez Sáez: ”Los Voluntarios y el Obispo de La Habana”. Imprenta de D.R Pérez Portiul. Madrid 1871.pág.50.
  • Julio Le Riverend Brusone: ”La República: dependencia y evolución. Instituto Cubano del Libro, La Habana, 1969, pág. 67.
  • Rodolfo Ramírez Mendoza. “La victoria revolucionaria del 1ro de Enero de 1959 en Los Palacios.Testimonio (Inédito) .1992. Pág. 4.
  • Dora Arrastía Solís y Oscar Ipsán Hernández. Memorias de la Campaña de Alfabetización en Los Palacios, 1991, Inédito Pág. 5.
  • Profesor José Cantón Navarro: “El desafío del Yugo y la Estrella”. Editorial SI-MAR.SA. 2003, pág. 262.
  • Periódico Juventud Rebelde, Domingo 1ro de julio del 2001, pág.2