Cocamillas

Cocamillas
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Concepto:Población indígenas

Cocamillas. Población indígenas.

Ubicación geográfica

Los cocamas habitan la planicie inundable del Río Bajo Ucayali en el Este del Perú, en un lugar situado desde los 6° 10' de latitud sur, hasta la desembocadura de dicho río.

Los Cocamillas, en cambio, están ubicados en la planicie inundable del Bajo Huallaga, desde los 5° 28' de latitud sur hasta su desembocadura. Los límites indicados fueron los que históricamente tenían los territorios de ambos grupos que, en los últimos tiempos, se han expandido considerablemente. En la actualidad pueden ser encontrados en agrupaciones pequeñas diseminados a lo largo de las orillas y planicies inundables de los ríos Marañón. Alto Amazonas, Nanay Pastaza y Bajo Napo, por mencionar algunos.

En general, los cocamas – cocamillas se encuentran ubicados en el departamento de Loreto y en una pequeña parte del departamento de Ucayali (véase anexo nº1); estos, suelen encontrarse agrupados en comunidades (véase anexo nº2).

Límites

Clima

Empleando el sistema de Holdrige, gran parte de la selva baja del área que habitan los Cocamillas sería clasificada como "bosque húmedo tropical pre montado". El clima es cálido y muy lluvioso. Las lluvias suceden a lo largo de todo el año. La temperatura media anual máxima es 31°C (87,7ºF) y la mínima 21,°C (71,1ºF).

Población

Constituyen un grupo distribuido en tres comunidades mayores y doce comunidades menores y son considerados como un sub-grupo de los Cocama. Según el censo realizado, en las comunidades indígenas, en el 2005 muestra que hay: Total: 10 705, hombres: 5 606 y mujeres: 5 099.

Este grupo con sus 10 705 personas empadronadas constituye 4,47% del total de la población indígena censada. Se estima que el último censo no ha levantado adecuadamente la información poblacional para este grupo indígena, debido principalmente a la dificultad de identificar sus asentamientos, muchos de los cuales ocultan su verdadero origen étnico.

Los datos estimados de la población cocama-cocamilla anteriores al censo señalaban un mínimo de 15 000 a un máximo de 28 000 personas (Varese, 1972; Uriarte, 1976; Chirif y Mora, 1977 y Wise y Ribeiro, 1978). El promedio poblacional para los asentamientos de cocama-cocamillas es de 297 personas. El índice de masculinidad es de 109,9.

El cuadro de estructura poblacional por edad y sexo muestra una población muy joven: 51,9% es menor de 15 años. Los mayores de 64 años constituyen 2,3% del total poblacional. La tasa bruta de mortalidad se ubica en 9,81. Sin embargo, luego de conversar con Richard Ricopa, quien es el representante del pueblo Cocama en AIDESEP, el último sondeo que han realizado, se han identificado un aproximado de 14 000 pobladores cocamas. El problema de no saber con exactitud cuántos cocamas o cocamillas hay es, como dice Richard Ricopa: "

… el problema radica en que el cocama no se identifican con sus orígenes, se avergüenza de estos, y así estamos viendo cómo se pierden los Kukama-kukamilla".

Hidrografía

Los cocamas se encuentran ubicados en las orillas del Río Huallaga, en el Bajo Marañón (por la margen derecha), Bajo y Alto Ucayali, bajo Amazonas (Marislcal Castilla) y Bajo Nanay.

Accesibilidad

En vista de que el pueblo cocama – cocamilla se encuentra ubicado a las orillas de los ríos, llegar a ellos es completamente fácil. Richard Ricopa nos mencionó que en cualquier tipo de embarcación acuática podemos tener acceso a los diferentes lugares donde pueden estar ubicados. Podemos llegar a ellos desde Nauta, Moronachocha o Bellavista Nanay.

Origen del lugar

Para los países andinos sudamericanos, la selva fue siempre el interior lejano, donde el difícil acceso a los valles situados al Este de los Andes, por su escabrosa topografía y su vegetación exuberante que lo ocultaba y lo cubría, permitió proteger al bosque virgen y a los nativos de una destrucción total.

Ninguno de estos grupos tienen una antigua y larga historia en el Perú, pero evidencias arqueológicas indican que Tupi peruanos, incluyendo a los Cocama y a los Cocamilla, llegaron probablemente como parte de una migración histórica de los nativos Tupi, efectuada no más de 200 ó 300 años antes de la conquista y como consecuencia de una expansión de sus pobladores, los que de acuerdo a las informaciones existentes en las fuentes históricas, fueron sumamente belicosos en sus primeras etapas, no siendo en la actualidad grandes guerreros.

Al identificar el complejo Caimito del Río Medio Ucayali como perteneciente a los antecesores de los cocama, existe la probabilidad de que éstos se descendieran de los Omagua, no antes del Siglo XIV y avanzando aguas arriba, entraron en el Río Ucayali, habiéndose establecido, en aquel tiempo, desde el mencionado río hasta el Tamaya hacia el sur. Los Cocama, los que cuando fueron descubiertos en 1557 con la expedición de Juan Salinas Loyola. Se encontraron aislados entre un grupo llamado los "Benorinas", hacia el norte, y los grupos Pano parlantes hacia el sur.

Empleando la información sobre distancias de Salinas Loyola, y descomponiéndola para comparar las antiguas estimaciones en leguas y los kilómetros indicados en los mapas modernos, parece muy improbable que los Cocama estuviesen distribuidos en esa época más al sur de tierra Blanca y probablemente ni llegaron hasta allí, lo cual indicaría que los nativos Pano-parlantes hubiesen hecho retroceder constantemente a los Cocama durante 200 años. En los Siglo XVII los Cocama estuvieron ciertamente en guerra con los Pano parlantes hacia el sur, viéndose obligados a concentrar su población más grandes en dichas fronteras.

Hacia 1619 los Cocama se habían separado en dos grupos, los Cocama propiamente dichos y los Cocamilla. La dirección de la fisión no fue aguas arriba por el Ucayali, sino más bien por el istmo que separa los desagües de los ríos Ucayali y Huallaga en sus cursos bajos.

En el Río Bajo Huallaga, los Cocamilla frecuentemente llamados los Cocama del Huallaga o simplemente los Guallagas en la antigua literatura, habían formado por lo menos un pueblo en algún lugar de la vecindad de la boca del Río Shishinahua, probablemente en la margen occidental del valle del Río Huallaga. Los Cocamilla estaban en paz con los nativos Xéberos, grupo que habitaba entre los ríos Huallaga y Marañón tierras adentro, y se habían asimilado a dichos nativos Xéberos usando su vestimenta durante el tiempo que estuvieron en contacto con ellos. Los hombres se ataban el pene con una cuerda alrededor de su cintura y a veces utilizaban un poncho corto abierto a los dos lados; las mujeres tanto Cocama como Cocamilla, llevaban una falda corta de algodón pampanilla), que desde la cintura llegaba hasta las rodillas y las mujeres Cocama usaban a veces un tipo de chal. Los hombres Cocama continuaban vistiéndose como los Omagua, con camisetas largas, algo sueltas (cushma), pintadas en diseños geométricos de colores vivos como el rojo, azul, amarillo, anaranjado y verde.

Los Cocamilla, desprovistos de canoas en la alturas, podrían haberse asimilado a los nativos Xéberos en algo más que en la vestimenta; porque un subgrupo, tal vez un grupo familias, que se habían separado del grupo principal de los Cocamilla, era conocido como los Pamdabeques, los que al igual que los Xéberos podrían haber explotado la tierra al oeste del río Bajo Huallaga.

Después de tener contacto hacia afuera, algunos de estos Cocamilla fueron en realidad agrupados en la misión de los Xéberos, primero en su propio asiento fundado en 1646, San Pablo de Pamdabeques y más tarde formando un barrio en la reducción reubicada de los Xéberos, en el lugar actual del pueblo. Las primeras descripciones de ellos, se establece que tanto los Cocama como los Cocamilla estuvieron viviendo en caseríos en la planicie inundable y que además, los cocama vivieron en la misma orilla del río. Los hombres de Salinas Loyola describieron a los cocama como pueblo que tenía "tierra muy poblada de gente en número de más de 20.000 indios de manta y camiseta, muy dóciles, de buena disposición y voluntad. En 1644 Gaspar de Cujia que los vio brevemente, estimó su población entre 10,000 a 12,000 habitantes, que tenía tres pueblos en el Río Ucayali con un total de 150 casas. Y las casas eran de forma rectangular con tejado a dos aguas, extendiéndose este casi hasta el suelo, tenían paredes laterales bajas de palmas partidas.

Los Cocama y Cocamilla siempre han vivido en comunidades bastante nucleadas con muchas casas, a diferencia de los patrones de asentamiento que tiene la mayoría de los otros grupos en la selva peruana.

Familia lingüística

La familia lingüística a la que pertenecen los Cocama – Comamilla, es: Tupi Guaraní. Entendiéndose también con los Omagua. Richard Ricopa mencionó que:

"Se podría decir que los Cocamas, hablamos el lenguaje bien hablado, en orden; mientras que, los Cocamilla, lo hacen de manera más corta y en desorden, sin embargo, nos podemos entender sin problema alguno, porque utilizamos las mismas palabras".

Organización histórica

Como ya mencionamos en 1557 fueron descubiertos por la expedición de Juan Salinas de Loyola. Hacia 1619, los Cocamas -así escindidos de los Omaguas- se dividieron en dos grupos: los Cocamas propiamente dichos y los Cocamillas. En 1641, estos últimos empezaron a ser evangelizados por el P. Cueva. En 1644, sufrieron una primera epidemia y huyeron de la misión junto con los jeberos. A pesar de su resistencia fueron reducidos por la fuerza en un pueblo cerca del Río Shichinahua junto con los Cocamas hasta 1649, en que un nuevo misionero, el P. Bartolomé Pérez fundó el pueblo de Santa María de Huallaga como misión cCcamilla. En 1651, este misionero es reemplazado por el P. Santa Cruz, bajo cuya dirección los Cocamillas intervinieron en la reducción de los nativos paranapura, muniche y mayoruna entre 1652 y 1653.

En ese período, se logró una situación estable en las misiones y los Cocamillas -junto con los Cocamas- se encargaron del transporte fluvial de los misioneros y de los productos de las misiones. Sin embargo, en 1655, un ciento de Cocamillas fueron reclutados para un fallido intento de dominar por las armas a los jíbaros shuar del río Santiago, aventura en que mueren varios, lo cual coincidirá con una epidemia que barrió con la población del Huallaga, matando a muchos miembros de esta étnia. Descontentos y disminuidos en número, los Cocamillas huyeron en 1662 al morir ahogado el P. Santa Cruz, iniciándose una rebelión en la que participaron también los Cocamas y los Chipeoa. El P. Maxano, por ese entonces misionero de los Cocamas, intentó reducir nuevamente a estas poblaciones por la fuerza y, en 1663, entró a la zona con una fuerza de 200 nativos amistosos y algunos soldados españoles, haciendo ahorcar a 10 caciques cocamas y 4 chipeos y azotando a los demás.

Hacia mayo de 1666, en respuesta a estas acciones, una armada compuesta por cocamas, cocamillas, chipeos y maparinas dieron muerte a los padres Figueroa y Maxano y atacaron la misión de jeberos donde mataron también a 44 miembros de este grupo, por su participación en el ahorcamiento de sus caciques. Ante estos hechos, en agosto de 1666, los españoles de Borja y Moyobamba enviaron una armada de 200 nativos y 20 españoles acompañados por el P. Lucero que entraron en batalla matando y ahorcaron a 200 rebeldes.

Muchos otros fueron llevados a Moyobamba, siendo sometidos a juicio en Borja. Esta sería la última gran rebelión de los Cocamillas. Luego del desastre militar, las enfermedades continuaron y en 1680 una epidemia de viruela barrió con los cocamillas de Santa María del Huallaga. Cuando cesó la epidemia en 1681 no quedaron suficientes cocamillas como para fundar un pueblo, por lo que en 1682 fueron trasladados a Lagunas donde establecieron un barrio en una misión compuesta además por cocamas, chipeos y panos (Mapartua). Hacia 1682, las misiones organizaron milicias nativas para contrarrestar las intrusiones de colonos portugueses que cada año avanzaban más río arriba para capturar esclavos.

En 1768, se produjo la expulsión de los jesuitas, extinguiéndose la mayor parte de las reducciones y perdiendo los nativos esta suerte de amortiguador de las relaciones con los españoles. En 1777, a fin de evitar el avance portugués río arriba, es establecido el gobierno militar de la Provincia de Mainas y es enviado Francisco Requena como gobernador y jefe militar. Bajo esta administración, los nativos, incluidos los cocamillas, trabajaron bajo coacción militar como esclavos de los oficiales de gobierno.

Con la independencia del Perú, los oficiales de la Corona huyeron, quebrándose entonces el monopolio de éstos sobre la mano de obra nativa y empezó una competencia por su control entre autoridades políticas, extractores y comerciantes. Así, los cocamillas continuaron siendo canoeros, guías y guardianes de otros nativos en expediciones en busca de oro y abastecedores de alimentos a las operaciones extractivas en el valle del Huallaga.

En 1853, se iniciaron los proyectos de colonización de la selva a gran escala, los que dieron origen en la zona del Huallaga al surgimiento de haciendas. Los dueños de las mismas entregaban a los cocamillas mercancías a cambio de su trabajo en un sistema de enganche por endeudamiento. Al iniciarse el "boom" del caucho, la competencia por trabajadores nativos se hizo más intensa con la aparición de bandas armadas que capturaban a la fuerza a los nativos. Tras el "boom", los cocamillas continuaron como peones de las haciendas produciendo barbasco para los patrones.

En 1926, fueron introducidas escuelas en pueblos pequeños y, en 1935, las principales comunidades cocamillas ya contaban con éstas. Tras la caída del precio del barbasco, se inició el colapso de las haciendas y del sistema patronal. En 1968, bajo el gobierno militar, se promovió el establecimiento de oficinas del Banco Agrario en la región, así como la explotación petrolera. Como resultado de ello, los cocamillas vieron incrementado su acceso al crédito para la producción agrícola y se convirtieron temporalmente en obreros industriales asalariados.

Fuentes