Historia del municipio Aguada de Pasajeros (Provincia de Cienfuegos)
Historia del municipio Aguada de Pasajeros (Provincia de Cienfuegos). En el momento de la llegada de los españoles a Cuba, la zona en la que está enclavada la actual Aguada de Pasajeros solo tenía asentamientos aislados de guanahatabeyes, en la cual se han hallado restos de su paso por la zona. Durante el periodo colonial, Aguada de Pasajeros, surge inicialmente como caserío y lentamente fue creciendo tanto en población como en importancia económica.
Durante la contienda de 1868 a 1878 se instalaron prefecturas mambisas donde se atendían enfermos y heridos así como se prestaba atención al Ejército Libertador cuando por allí pasaban. Durante la Guerra del 95 se destacaron Indalecio Virinzuela, Ramón González, Epifanio Díaz y los coroneles Joaquín Rodríguez del Rey, Valentín Menéndez y Panchito Pérez.
Es el municipio más occidental de la provincia Cienfuegos. Tiene una extensión de 680,23 kilómetros cuadrados y 31 687 habitantes. Limita al norte y al oeste con la provincia Matanzas, al este con los municipios de Rodas y Abreus y al sur con la Ciénaga de Zapata.
Abarca 4 poblados, Aguada, Primero de Mayo, Real Campiña y Covadonga, los cuales integran 7 consejos populares.
Ubicado al norte–nordeste de la provincia de Cienfuegos, ocupa un área geográfica local de 680, 23 kilómetros, con una población de 31 201 habitantes.
Sumario
Etapa colonial (1492–1898)
Encontrar los orígenes de Aguada de Pasajeros ha sido para los historiadores siempre difícil, pues no existen fuentes escritas. Para analizar el surgimiento de Aguada de Pasajeros, es preciso remitirse al antiguo mayorazgo de Yaguaramas que perteneció a la familia de Antón Recio y Morales.
Los historiadores Pablo Rousseau y Pablo Díaz de Villegas, sitúan este mayorazgo en lo que fue una población indígena. En el Diccionario Geográfico de Jacobo de la Pezuela en 1862 se afirma que era una aldea a orillas del camino de Caimito hacia el Castillo de Jagua y según el libro Crónicas de las Antillas, era una de las poblaciones más antiguas de Cuba. Por su parte, Bernal Díaz del Castillo, durante un viaje por Trinidad en el período de la conquista de tierra firme, naufragó y pudo llegar a un poblado indígena nombrado Yaguaramas, que en aquellos años era de Fray Bartolomé de las Casas. Los informes referidos coinciden en dos puntos: la antigüedad de Yaguaramas y sus antecedentes como caserío indígena.
La destrucción de la antigua hacienda comunera que se encontraba en la zona que hoy ocupa Aguada de Pasajeros, se debió a la aparición de la agricultura comercial que necesitaba de tierras fértiles para poder establecer cultivos y descongestionar las concentraciones poblacionales del occidente de la Isla. Sobre el surgimiento de Aguada de Pasajeros el historiador cienfueguero Florentino Morales señaló:
Un informe del Ministerio de Transporte refiere que se fundó por los años 1778 y 1800 y para 1860 existía un pequeño caserío en el lugar conocido por Palmarejo, a medio kilómetro del actual pueblo, en el lugar de su fundación, que ocupaba una extensión territorial de 4 048 kilómetros cuadrados, incluida la gran Ciénaga de Zapata.
Actividades económicas
La ganadería constituye una de las principales fuentes económicas de la zona, su comercio en ocasiones era desarrollado de forma irregular, o sea, de contrabando, para lo cual la zona estaba favorecida por sus condiciones costeras. Por su situación limítrofe con Occidente, la zona poseía ventajas sobre la oriental para desarrollar el comercio de carne salada, cuero y otros productos debido a las posibilidades de la Ciénaga de Zapata.
Aguada de Pasajeros se vio perjudicada por no tener una buena red fluvial, los principales ríos de la región de Cienfuegos: Arimao, Salado, Caonao y Damují no lo cruzaban y los que tenía eran escasos. Es por ello que a diferencia de otras zonas el desarrollo económico-social fue más lento.
El desarrollo azucarero en Yaguaramas, estaba dirigido hacia la rica sub zona de Abreus, que contaba con la importante red fluvial del Damují, por lo que Aguada de Pasajeros no tuvo participación en la explosión azucarera de la década de los treinta que tanto benefició a la jurisdicción de Cienfuegos, lográndolo solo en el último tercio del siglo XIX.
En Yaguaramas la producción azucarera tuvo su inicio hacia 1820, con la fundación, por don Isidro Armenteros, del primer ingenio llamado Laberinto, en tierras que pertenecían en 1802, a don Manuel de Pino. A pesar de la presencia de esta fábrica en la zona, el azúcar no constituía un producto económico de importancia para los hacendados dedicados a la cría de ganado y el comercio de cabotaje.
Etapa de 1845–1878
En la segunda mitad del siglo XIX cuando surge el caserío de Aguada de Pasajeros, según Florentino Morales:
El naciente caserío estuvo relacionado con Yaguaramas, perteneciente a la jurisdicción de Cienfuegos. El partido de Yaguaramas entre 1845–1878, se encontraba en una franca expansión económica rural. Mientras que en la zona disminuían los potreros y las vegas de tabaco por el auge constante de la producción azucarera, en Aguada, por no existir ingenios ni trapiches en aquellos momentos, se mantenía estable o en ascenso el número de propiedades rurales, los sitios de labor, las haciendas de cría y ceba y por consiguiente, lo que en ellas se producía.
Desde el punto de vista social existía un pequeño número de comerciantes y artesanos dueños de establecimientos o que trabajaban por cuenta propia y trabajadores libres asalariados en algunos de estos establecimientos. Por otro lado la existencia de numerosas propiedades rurales permitió las producciones agrícolas, ganaderas y de apicultura, trabajadas por campesinos y por esclavos en el caso de las haciendas más grandes.
La zona de Yaguaramas, incluida Aguada de Pasajeros, tuvo una activa y sórdida participación en el nefasto negocio de la trata y la esclavitud negra, dada la cercanía de las regiones plantacionistas de Cienfuegos y Colón y las no muy distantes de Sagua la Grande y Remedios, donde había un mercado asegurado y cada vez con mayores demandas, además de que contaba con capitales suficientes para adquirir la mercancía humana a precios que aumentaban rápidamente.
Los esclavos dedicados a las labores agrícolas tenían que trabajar jornadas de catorce y dieciséis horas diarias, vigilados por los mayorales, vivían hacinados en barracones con pésimas condiciones de higiene, lo que favorecía las epidemias. Los esclavos fugados, a los que se les llamaba cimarrones, una vez en su precaria libertad se organizaban en palenques. Los dueños organizaban cacerías humanas, dirigidas por rancheadores, para recuperar a los fugitivos. En la Ciénaga de Zapata existían agrupaciones de cimarrones organizados en palenques procedentes de Yaguaramas, Aguada de Pasajeros, el resto de la jurisdicción de Cienfuegos y de la región occidental.
Los trabajadores asalariados llevaban una vida parecida, puesto que laboraban largas jornadas por un salario ínfimo, no obstante producían más que aquellos, debido al incentivo del salario. En esta zona hubo presencia de asiáticos que figuraban como trabajadores libres, pero en la práctica su situación no se diferenciaba mucho de la de los esclavos.
Ya hacia la década de 1860, dado el aumento de población y su conocida riqueza agrícola en el partido de Yaguaramas, se iba gestando la formación de una incipiente oligarquía dedicada principalmente a la ganadería, productos agrícolas y a la producción azucarera.
Incorporación de la zona a la Guerra de los Diez Años
El inicio del alzamiento en Las Villas fue diferente y tuvo sus especificidades en la región de Cienfuegos y en la zona de Yaguaramas–Aguada de Pasajeros, debido a las siguientes causas:
- La gran cantidad de esclavos en la zona resultaba un factor favorable para la insurrección; las frecuentes sublevaciones de las dotaciones de esclavos sobre todo en la vecina Matanzas y los sucesos en otros países, todavía provocaban terror en la población blanca.
- La topografía de la zona de Aguada de Pasajeros era bastante llana, lo que no ofrecía facilidades para los alzamientos; excepto internarse en la Ciénaga de Zapata.
- Los ferrocarriles, aunque no llegaban a la zona, les permitían a los españoles mover sus tropas con mayor celeridad y enviarlas al punto escogido en un plazo de tiempo breve.
- El lapso de tiempo transcurrido desde los alzamientos de Oriente y Camagüey les permitió a Lersundi y su sucesor, el general Domingo Dulce, el envío de fuerzas a Las Villas, y muy especialmente a la región cienfueguera por su condición fronteriza con Matanzas. La comarca de Aguada de Pasajeros, separada de Matanzas por el río Hanábana, necesariamente se vio afectada por la concentración de fuerzas españolas para contrarrestar la acción insurrecta en esta región.
A pesar de las medidas preventivas tomadas por las autoridades españolas en la región sureña, un buen número de patriotas se lanzó a la lucha el propio 6 de febrero. Los principales iniciadores fueron Juan Díaz de Villegas, Carlos Cerice, José González Guerra, los hermanos Eduardo Entenza y Miguel Entenza, Luis de la Maza Arredondo, Antonio Díaz de Villegas, Antonio de Armas, Rafael Fernández Bullón y otros que establecieron contacto con conspiradores del resto de la jurisdicción.
El jefe militar en la zona de Yaguaramas–Aguada de Pasajeros–Cartagena fue el intrépido Jesús del Sol. En los primeros momentos de la lucha en la zona se tomó Yaguaramas, y hubo otras acciones exitosas, debido al factor sorpresa, la audacia y la gran incorporación que desde los primeros momentos hubo en la zona.
En 1869, el gobierno de la República de Cuba en Armas (1869–1898), autorizó a aplicar contra las propiedades de los más devotos en su apoyo a España la política de la Tea Incendiaria, de esta manera se quemaron y en gran parte se destruyeron, ingenios, potreros y fincas.
Las autoridades españolas, tanto en la jurisdicción como en otras regiones del país, tomaron medidas muy severas para hacer frente a la insurrección. Fueron confiscados los bienes de los que se habían incorporados a la lucha, se produjo el traslado forzoso de los familiares de los insurrectos y los habitantes de las zonas rurales a las poblaciones fortificadas, fueron frecuentes los atropellos y hasta fusilamientos.
Primer intento de invasión a Occidente
Corresponde a la jurisdicción de Cienfuegos y particularmente a Aguada de Pasajeros, un hecho de gran significación, el primer intento de invadir la región occidental de Cuba llevada a cabo por Luis de la Maza Arredondo, habanero avecinado en Cienfuegos que se desempeñaba como procurador y gozaba de una buena reputación.
Luis de la Maza Arredondo concibió un plan de invasión de enorme trascendencia en el orden económico, militar y político. Occidente era la región más rica del país por su producción azucarera. Si los patriotas lograban dañar esta fuente de riqueza, dañaban considerablemente la economía de guerra de España que se sustentaba fundamentalmente en esa gran producción. Como estrategia militar tuvo en cuenta que el hecho de poder llevar las acciones a la región occidental, obligaría al enemigo a dividir sus fuerzas y aliviaría la presión en las otras provincias.
En el orden político, de poder llegar a La Habana, capital de la colonia y su primer bastión económico, militar y político, el hecho tendría resonancia internacional y le daría a la revolución prestigio en el exterior.
El plan de invasión de Luis de la Masa Arredondo fue puesto en práctica a fines de febrero de 1870, después de haber recibido la aprobación del general Federico Fernández Cavada. El contingente estaba integrado por unos 150 hombres, cifra realmente muy reducida para esta empresa militar de tanta importancia. Entre los acompañantes de Luis de la Masa se encontraban Rafael R. Fernández, Bullón del Cueto y Ramón Curbelo García, de la región cienfueguera.
El plan de los patriotas consistía en cruzar rápidamente la provincia de Matanzas por el sur y avanzar hacia La Habana, para establecer contacto con el patriota Carlos García, que intentaba sostenerse en la zona. Al salir de la zona, las fuerzas de Luis de la Maza fueron escoltadas por tropas de Jesús del Sol hasta Cartagena.
Al internarse en Matanzas, los insurrectos fueron perseguidos constantemente por el enemigo, que conocía sus planes. Hostigados de día y noche por fuerzas superiores sufrieron constantes bajas. Las maltrechas fuerzas invasoras, imposibilitadas de continuar la marcha, se dirigieron hacia el sur, bordeando la Ciénaga de Zapata, internándose en esta. El jefe cubano demostró gran habilidad al realizar hábiles maniobras de marchas y contramarchas para despistar al enemigo. La naturaleza cenagosa de la zona que decidieron recorrer, unida a la persecución de que eran objeto, ocasionó terribles penalidades a los patriotas.
La perseguida columna invasora logró entrar a La Habana por el sur, los que fueros hostigados por el coronel Baile que esperaba su salida de la Ciénaga. En la noche del 15 de marzo de 1870, los escasos sobrevivientes, rendidos de hambre y frío, fueron acometidos al sudeste de la estación de Durán, en el ferrocarril de La Habana–Cienfuegos, municipio de Batabanó. Luis de la Maza Arredondo y Fernández del Cueto fueron hechos prisioneros, mientras que el capitán Curbelo y otros tres compañeros lograron escapar.
Los patriotas encabezados por Curbelo lograron entrar en contacto con Carlos García, que les facilitó embarcarse para Estados Unidos, ayudados por la Junta Revolucionaria de La Habana, y terminaron así los intentos de extender la guerra a occidente.
En 1870, por no contar con un mando militar y político provincial, las acciones se fueron haciendo regionales y los jefes luchaban en sus zonas de la forma que les fuera posible.
A pesar del relativo éxito de los insurgentes en Las Villas y en la jurisdicción propiamente dicha, la ventaja estaba de parte de los españoles y en el curso de las operaciones murieron o fueron capturados importantes jefes militares como Félix Bouyón, Luis de la Maza Arredondo, Carlos Cerice y Jesús del Sol que se encontraba enfermo, se presentó voluntariamente con sus fuerzas ante los españoles y negoció las condiciones de su rendición, provocando el inmediato decaimiento de la insurrección en toda la jurisdicción.
A comienzos de 1875, la paz relativa en la jurisdicción cienfueguera se vio interrumpida por la presencia de una avanzada de las fuerzas insurrectas bajo el mando del general Máximo Gómez, los que cruzaron la trocha de Júcaro a Morón y se presentó en la región central del país.
El propósito del general Gómez era avanzar hasta el oeste de Las Villas a las jurisdicciones de Cienfuegos y Sagua la Grande, que limitaban con Matanzas, con el fin de extenderse hasta este emporio azucarero y de allí pasar a La Habana.
El general Gómez estaba secundado por jefes como el brigadier José González Guerra, y el coronel Cecilio González. El brigadier González Guerra ganó importantes acciones ofensivas hasta que fue herido y murió de tétanos, el 28 de febrero de 1875.
Aunque la presencia de los insurrectos se había hecho sentir con gran efectividad en la región central, en Aguada de Pasajeros los primeros encuentros se llevaron a cabo entre el 4 y el 8 de noviembre de 1875, en Monte de Romero y Rincón del Infierno.
El 15 de noviembre de 1875, procedente de Camagüey, se incorporó a las fuerzas mambisas en Ciego Potrero el ya brigadier Henry Reeve, conocido como El Inglesito. Este bravo combatiente se distinguió en Camagüey bajo las órdenes de Ignacio Agramonte, y posteriormente del propio Máximo Gómez, comandando la caballería camagüeyana. Gómez lo nombró Jefe de Operaciones en la jurisdicción de Cienfuegos, nombramiento este que tendría suma importancia para sus planes.
El general Gómez trataba por todos los medios de reforzar las fuerzas de Reeve, dado que conocía la presión que sobre estas descargaban los peninsulares. Un encuentro en el Cafetal González, librado el 27 de febrero de 1876, ocasionó grandes bajas al enemigo, y le hizo perder casi toda su caballería, impidiendo llegar a donde estaba el contingente de El Inglesito.
Las fuerzas de Reeve permanecieron aisladas en los límites de Cienfuegos y Colón, y con peligro de ser atacadas y aniquiladas. Las tropas españolas en Las Villas se elevaban en estos momentos a la impresionante cifra de 60 000 hombres entre soldados de líneas y voluntarios, ubicados en gran parte en la región occidental de la provincia donde, a modo de cuña, se interponían entre Reeve y el resto de las fuerzas cubanas.
A pesar de la adversa situación en que se encontraba, Henry Reeve y sus hombres libraron en la jurisdicción de Cienfuegos y de Colón varias acciones y mantuvieron en jaque constante al adversario, varias de ellas tuvieron como escenario la zona de Aguada de Pasajeros y Yaguaramas.
La muerte de Henry Reeve, fue un golpe terrible para la causa cubana en general y en particular para los insurrectos que se batían en Las Villas y Matanzas, donde operaba como parte del plan invasor trazado por el general Gómez. El glorioso joven norteamericano, desde que desembarcó en Cuba en la expedición del Perit, hasta su muerte en Yaguaramas, había participado en unas 400 acciones.
Tregua fecunda
En el distrito de Cienfuegos, donde está enclavada Aguada de Pasajeros al estallar la Guerra Chiquita en agosto de 1879, la junta directiva del partido autonomista publicó un manifiesto, el 7 de octubre de 1879, en el que condenaba el valeroso alzamiento y se solidarizaba con el régimen colonial, situación que ejemplifica la posición anticubana de los autonomistas.
En cuanto a las elecciones, en el municipio del que era barrio Aguada de Pasajeros desde 1884, ya tenía alcaldía de barrio; por tanto, la situación no sería nada favorable para los liberales autonomistas.
En el término en el que estaba comprendida Aguada de Pasajeros después de terminada la guerra de 1878, eran muy fuertes los capitales de los peninsulares residentes en la región, pero principalmente en la villa. Cienfuegueros como Nicolás Castaño, o hacendados de otros lugares del país, como Nicolás Acea, se avecinaban con poderosos capitales. Estos dos magnates económicos tenían diferencias de todo tipo, pero sobre todo, pertenecían a los dos partidos existentes, y desde sus posiciones políticas dirigían los destinos del municipio, tanto en su centro urbano como en los barrios rurales.
En 1892 José Martí, como máximo líder del Partido Revolucionario Cubano, envió a Gerardo Castellanos a Cuba para organizar los grupos locales en Cienfuegos, y en enero de 1892 fue constituido el Club Estrella Solidaria, dedicado inicialmente a la propaganda independentista. Sus organizadores fueron principalmente intelectuales, jóvenes y obreros.
Los conspiradores de Aguada de Pasajeros trabajaron intensamente en la preparación de un alzamiento en estrecha coordinación con los grupos de Martín Marrero, en Jagüey Grande y Pedro Betancourt, en Matanzas.
Guerra Necesaria
Aguada de Pasajeros respondió al llamado de la patria desde los primeros momentos. Al respecto plantea Florentino Morales:
Se debe aclarar que la Sabana de los Charcones pertenecía a Rodas pero los alzados allí eran en su mayoría de la zona de Aguada de Pasajeros. Igual ocurrió el 4 de marzo cuando se combatió en Los Conucos de Santiago, en el que tomaron parte José Álvarez Arteaga, conocido por Matagás, Regino Alfonso y el Tuerto Matos, que también era de la comarca de Aguada de Pasajeros y cuyo combate fue «indeciso» según narra Andrés Soto Pulgarón.
Entre los patriotas más destacados en la zona se encontraban el coronel Joaquín Rodríguez del Rey, el coronel Valentín Menéndez, el sargento Indalecio Virinzuela, Ramón González Dueñas, su hermano Amado, a quien llamaban Sotero, el veterano Cañizares y otros.
Desde el comienzo de la lucha se puso de manifiesto la estrecha vinculación de la zona con los conspiradores matanceros y habaneros, lo que indica que en la comarca estaba bien estructurada la conspiración separatista y que respondió al alzamiento el mismo 24 de febrero.
No se debe pasar por alto la incorporación femenina a la lucha en la región aguadense. Un grupo de mujeres sirvieron en el Ejército Libertador durante la guerra: unas combatieron bajo la jefatura de Caridad Varle, madre del coronel Joaquín Rodríguez del Rey, del regimiento de Yaguaramas, María Zulueta, La Capitana, y Fermina Cano, La Conga, que se alzó junto a su esposo, el alférez Indalecio Virinzuela; otras se destacaron como enfermeras y las encargadas de un hospital ambulante que seguía a la mencionada tropa Emilia Capote, Carolina del Valle y Flora Nanpchere de Rodríguez del Rey, que la dirigía.
Importantes acciones militares se desarrollaron en la zona durante esta campaña. En octubre de 1895 tuvo lugar el combate de Galeón, donde se enfrentaron las fuerzas dirigidas por el comandante español Mijares y el jefe insurrecto coronel Panchito Pérez, junto con los comandantes José Matagás y Desiderio Matos.
En octubre de 1896 las fuerzas dirigidas por Valentín Menéndez intentaron la toma de Aguada de Pasajeros. El general Arsenio Martínez Campos, que no pudo impedir la invasión, al prever la inminente derrota, pidió su relevo del mando en Cuba. Lo sustituyó el general Valeriano Weyler, marqués de Tenerife, quien ordenó la inhumana política de Reconcentración, que tenía por finalidad impedir el apoyo de la población campesina a los mambises y conseguiría privar a estos de abastecimientos e información.
En 1898 se desarrollaron las últimas acciones de la contienda. El Regimiento de Yaguaramas, que operaba en esa zona, pertenecía a la Brigada de Cienfuegos, y tomó parte en estas acciones bajo el mando de su jefe, Joaquín Rodríguez del Rey, que había sido ascendido al grado de coronel.
Ocupación norteamericana 1899–1902
Aguada de Pasajeros, como el país en general, sufrió una nueva dominación, la de los Estados Unidos. Al frente del gobierno interventor en la región de Cienfuegos estuvo el comandante Dusemberry, y posteriormente el general Bates, que había combatido en Oriente.
La situación económica del territorio, era difícil; la guerra que había abarcado todo el país en mayor o menor proporción, había provocado la ruina de gran parte de la economía cubana. La zona tuvo una cierta producción agrícola, buen desarrollo de los aspectos ganadero y forestal, pero no contaba con producción azucarera de importancia, hasta fines del siglo XIX que la centralización azucarera proveniente de occidente llegó a ella.
En aquellos momentos existían tres ingenios o centrales: El Indio de poca molida y producción, Aguada o María Victoria con un poco más de capacidad productiva y Perseverancia, con casi 14 000 toneladas, cifra que superaba ampliamente a los otros dos juntos, y lo convertía en uno de los principales de toda la región. De esta forma Aguada de Pasajeros resultó una importante zona azucarera, a pesar de su tardía incorporación a este proceso económico.
El sector educacional en la región, y sobre todo en las áreas rurales y aisladas no fue un asunto del todo resuelto y el analfabetismo se mantendría con niveles muy elevados.
Aguada pertenecía al Partido Judicial de Cienfuegos y en 1900 contaba con un juzgado de cuarta clase, del que fue el primer juez Federico Zamora Mesa y el secretario Luis Alegret Mejías.
Etapa Neocolonial
En 1919, poco después de finalizada la Primera Guerra Mundial, el principal renglón económico de Cuba y de Aguada de Pasajeros, el azúcar, gozaba de buenos precios en el mercado extranjero, por lo que la zona adquirió cierta bonanza en su economía.
El 2 de septiembre de 1928 se creó la Cámara de Comercio de Aguada de Pasajeros, bajo la presidencia de José M. Quintero, figura representativa de la zona, el cual estuvo al frente de la misma hasta 1946. La Cámara tenía dentro de sus fines reglamentarios luchar por el mejoramiento de los comercios e industrias locales y mantener relaciones con las otras comarcas del país. También se relacionaba con sus similares en Europa y América. El comercio en general era muy fuerte y activo.
En Aguada de Pasajeros en Real Campiña, hacia los años treinta, existían una calera y una fábrica de almidón, ambos con una buena producción y cuyos obreros recibían salarios muy bajos.
Organizaciones culturales, sociales y políticas
En cuanto a las organizaciones culturales, el historiador Florentino Morales señaló:
Existían dos imprentas, la de Carvajal y la del señor José Manuel Quintero, en ambas se publicaron periódicos.
Para 1920 existían en Aguada de Pasajeros dos sociedades de recreo: El Casino Español, solo para blancos y La Bella Unión, para negros. En estos años se crearon el Liceo de Yaguaramas y el Liceo de Real Campiña.
En el central Perseverancia existieron en la década de 1920 el Club Perseverancia, el Club de Cazadores y el Perseverancia Tenis Club; además la Logia Soles de Martí, este tipo de sociedad fue introducida en Cuba desde el siglo XVI, y tiene sus particularidades.
El Consejo de Veteranos Municipales de la Independencia era el lugar de reunión de los gloriosos mambises que lucharon en la guerra por la libertad de Cuba, fundado el 24 de febrero de 1918, su primer presidente fue el capitán Ángel Ojito, destacado mambí de la contienda iniciada en 1895.
En el ámbito cultural no solo se destaca la creación de disimiles sociedades, sino también el surgimiento del grupo de teatro dirigido por Julio Rodríguez, aproximadamente en 1914.
En 1924 fue fundada Germinal, revista mensual literaria ilustrada, cuyo propietario y director era José Manuel Quintero; en 1932 fue fundado Juvenal, semanario independiente y su director fue Alfredo Muñoz. Ese propio año se fundan los primeros grupos musicales, el cuarteto de los hermanos Córdova Jorrín, con claves, maracas, marímbula y guitarra. Doroteo Arango, por esa misma época, fundó también su grupo con el mismo formato.
En la zona era costumbre, cuando terminaba la zafra azucarera, dar fiestas en todos los bateyes, por lo que se fundaron distintos conjuntos musicales en 1925 y 1926, tales como el de Paco Miranda, el de los hermanos Argüelles, y otros. Las zonas donde se interpretó el son, que tenía una gran aceptación popular en la zona fueron María Victoria, El Indio, El Venero, Violeta y Jagüey Chico.
Desde el punto de vista religioso, la religión católica contaba desde el siglo XIX, con numerosos adeptos. También se evidencia la presencia de la iglesia protestante la cual se asentó en la zona desde finales de este siglo, específicamente representada por metodistas quienes contaban con un templo.
La población denominada como de color contaba con cuatro cabildos en los comienzos del siglo, la casa de Agustín Mederos, la de Pedroso, la de Guillermina Montalvo y la de Abraham Rosell.
Con respecto a las instituciones de gobierno y jurídicas en 1919 se creó el Juzgado Municipal y Correccional de tercera clase, siendo su primer juez el doctor Roberto M. González y Rodríguez del Rey y el secretario Antonio Landeras Arce.
Desde el punto de vista militar se construyó el cuartel de la Guardia Rural en 1909 y una Capitanía en 1920. Fue su primer oficial jefe, el capitán Alfredo Pereira. La Policía Municipal surgió al convertirse Aguada de Pasajeros en municipio.
Desde 1915 un artículo publicado en El Comercio del 15 de noviembre de ese mismo año plantea claramente cómo el problema más urgente de Aguada de Pasajeros era lograr tener un gobierno local propio, que respondiera sobre todo a los intereses comarcados. El desenvolvimiento económico y crecimiento demográfico que en 1915 había alcanzado la jurisdicción, hacían impostergable la creación del municipio, sin embargo, esto se demoró aún varios años.
En la década de 1920, a raíz del crecimiento económico y demográfico que se experimentaba en Aguada de Pasajeros, un grupo de masones y representantes de los partidos Conservador y Liberal plantearon la necesidad de crear un gobierno local propio con su administración. A tal efecto crearon una directiva que se trasladó a La Habana para solicitar la promulgación de una ley que aprobara la creación del municipio. A pesar de la oposición de los representantes políticos de Cienfuegos en el Congreso, la ley fue aprobada y sancionada por el entonces presidente Mario García Menocal el 19 de agosto de 1919.
En Aguada de Pasajeros se presentaron como candidatos para la alcaldía los doctores Carlos Manuel González y Leonardo Cantón, ambos médicos, pero con características distintas: el primero era un pequeño burgués al que si no se le pagaba, no consultaba a nadie; el otro, de un mayor compromiso humano y social, era capaz de ir a caballo con su recetario. Sin embargo, fue impuesto como alcalde, de forma fraudulenta, Carlos Manuel González, adepto al gobierno de Gerardo Machado. Este gobierno tomó posesión a principios de 1933 y solo duró varios meses, ya que al producirse la caída de la tiranía el 12 de agosto de 1933 fue disuelto.
Ante esta situación fue designado para alcalde Ignacio Bargas Leonardo, doctor en farmacia, que mostró preocupación por las necesidades del municipio. Durante su mandato se realizaron obras de carácter social como el arreglo del camino entre Covadonga y el batey de San Pablo, la construcción de un puente que facilitaba el acceso al pueblo de Aguada de Pasajeros y al central Covadonga.
Luchas políticas y sociales
En Aguada de Pasajeros, en las primeras décadas del siglo XX no existía una gran masa obrera por la escasa población y la preeminencia agrícola de la zona. Los más importantes núcleos obreros se encontraban en las centrales azucareros, de los cuales solo quedaban en pie dos en 1925, el Perseverancia y el Covadonga. Se laboraba doce horas por jornada y los salarios no alcanzaban para cubrir las necesidades debido al elevado costo de la vida.
El movimiento obrero no era muy fuerte en la zona y los obreros continuaron trabajando largas jornadas con bajos salarios. En 1924 hubo una huelga en el Perseverancia conocida como la huelga de la Cuban Canes, en la que se reclamaba un aumento de salario, mejor trato y reconocimiento del gremio. Después de múltiples atropellos la huelga fracasó.
En relación con el Perseverancia plantea Sabina Suárez del Villar que en 1925 la compañía, luego de una relación general de la cantidad de trabajadores del central y sus características, se decidió traer obreros de otros lugares del país. El intercambio que se estableció sobre la base de todas estas experiencias, despertó en los obreros las ideas de organizarse para defender sus derechos, intento que fracasó y desembocó en la persecución y amenazas de muerte a los principales dirigentes. Se puso de manifiesto la debilidad de la clase obrera en aquellos momentos, pero también fue un hecho que influyó en el cambio de la institución.
La Confederación Nacional Obrera de Cuba (CNOC) ejerció gran influencia en los obreros de Aguada de Pasajeros, principalmente en su más importante sector, el azucarero, y ayudó a crear en 1930 sindicatos para su enfrentamiento a los explotadores.
Cuando se produjo la caída de la dictadura de Machado el 12 de agosto de 1933, no existía en la zona un movimiento obrero organizado. Inmediatamente comenzaron a surgir sindicatos en los centrales, colonias y otros sectores, fundamentalmente los radicales, entre los principales organizadores estaban José Ramón Muñiz, Raúl Acosta Meyé, Laureano Pérez, Blas Díaz, Alfonso Rodríguez, Tomás Villavicencio, Osvaldo Acosta e Indalecio Gómez.
Estas luchas permitieron a la clase obrera del país alcanzar varios logros entre los que se destacan: la reducción del horario de trabajo a ocho horas en centrales y colonias, el aumento de 60 centavos a un peso diario en los centrales y de 25 centavos a 80 centavos en las colonias. Surgieron sindicatos como el de la Aguja, en San Torres, que aglutinaba a zapateros, talabarteros, costureras, el secretario general era Leónides Villegas; la Federación de Obreros de las Artes y Oficios que abarca a albañiles, carpinteros, plomeros, pintores, barberos, peluqueros, su secretario general Raúl Acosta; el sindicato agrícola, y los sindicatos de Real Campiña, Covadonga y Ciénaga de Zapata.
La clase obrera de Aguada de Pasajeros supo aprovechar muy bien el breve tiempo de semilegalidad posterior al mandato de Machado para que los sindicatos recién creados se fueran fortaleciendo.
Lucha contra las dictaduras
En 1930 surgió en Aguada de Pasajeros un grupo de jóvenes con ideas avanzadas que se reunían en el parque para hablar de temas revolucionarios.
En la zona se izó la bandera de la hoz y el martillo. El Partido Comunista tuvo una pequeña etapa de semilegalidad tras la caída de la tiranía, la cual fue bien aprovechada para crear células y sindicatos en toda la zona.
A partir de enero de 1934, como consecuencia de la instauración de una dictadura militar encabezada por Fulgencio Batista, en la comarca se hizo sentir con todo rigor la persecución a los elementos revolucionarios y en particular a los militantes comunistas que estaban en la vanguardia.
El 19 de julio de 1934 el juez municipal de Aguada recibió un acta donde se exponía que en el centro obrero de la localidad se recibían periódicos y proclamas comunistas. Estas le habían sido ocupadas a Francisco Rodríguez, también se registró la casa de Leónides Villegas Álvarez, a quien se acusó por realizar campañas subversivas. El 26 de julio del propio año, Manuel J. Valdivia Expósito, compareció ante el juez municipal de Aguada planteando que le habían ordenado realizar un registro al centro obrero de Real Campiña en el que habían ocupado carnets de la Confederación Obrera de Cuba y otros documentos comunistas.
Etapa de 1936–1951
En la zona de Aguada, donde había mostrado fuerza el movimiento obrero y revolucionario, en el que los integrantes fueron reprimidos, perseguidos, detenidos y condenados a prisión por oponerse a la dictadura, principalmente afiliados y dirigentes del ilegalizado Partido Comunista. También corrieron igual suerte destacados dirigentes obreros, en su mayoría de militancia comunista, ya que eran los más combativos. Debido a esta situación, en extremo peligrosa, algunos de estos luchadores tuvieron que abandonar la zona ya que sus vidas corrían riesgo.
El 26 de noviembre de 1937 fue celebrado en Aguada de Pasajeros el acto de constitución del Comité Unión Revolucionario. Después de tenaz lucha, el 13 de septiembre de 1938 fue legalizado el Partido Comunista. En el período de la legalización de las agrupaciones comunistas, las existentes en Aguada se encontraban localizadas en el central Covadonga, Perseverancia, Real Campiña, Aguada, Ciénaga de Zapata, Venero y Cayama.
El Partido en la zona estaba organizado a nivel de municipios, barrios y comités socialistas; tenía dos tácticas, una con los afiliados y amigos a los cuales orientaba por mediación del responsable obrero o campesino y la otra con los militantes que era con los que se reunía y a los que se les daban las orientaciones secretas. El partido aprovechaba las tribunas y medios de publicidad para dar a conocer los problemas internos y externos.
A fines de 1939 y teniendo en cuenta la proximidad de la Asamblea Constituyente, el Partido Comunista decidió fusionarse con el PUR, que a partir de ese momento se denominaría Partido Unión Revolucionaria Comunista. En Aguada, producto de esta unión, salieron electos como presidente Francisco Miranda, y como secretario Nicéfaro Acosta.
Movimiento obrero y campesino
La corriente determinante fue la reformista, liderada por el infatigable José M. Quintero, hombre de múltiples actividades. Las ideas políticas de Quintero eran opuestas a la ideología marxista leninista; sin embargo, fue un honesto luchador de las causas justas en la comarca en general y del campesinado en particular. Poseía una imprenta desde 1924, donde publicaba la revista Germinal, a la que en 1935 le cambió el nombre por El Sitiero, voz de los campesinos y fue además fundador de la Asociación de Sitieros de Aguada de Pasajeros, que libró un sinnúmero de batallas en defensa de su clase.
En 1945 la Asociación de Sitieros lanzó una proclama titulada «Guajiro levántate» en la que exhortó al campesinado a que se sumara a la lucha y participara en la marcha campesina desde Santiago de Cuba a La Habana, y que tenía como objetivo ver al Presidente de la República y exponerle la crítica situación en que vivían.
Otra de las batallas libradas por el movimiento campesino tuvo lugar en 1948, cuando se le planteó al gobierno que interpusiera sus buenos oficios en lo referente al deslinde de los terrenos de la zona de la Ciénaga de Zapata. Estas tierras, cuyos límites no estaban bien definidos, eran aprovechadas por los dueños de las propiedades colindantes, quienes se fueron apoderando de las cultivables en detrimento de muchos campesinos.
Situación económica (1930–1952)
A finales de la década de 1930 comenzó a desarrollarse aceleradamente el cultivo del arroz, los principales promotores de este renglón agrícola fueron Gregorio Escajedo y la compañía norteamericana Long Star, de tal modo que Aguada se convertiría en una zona arrocera de importancia.
En el aspecto social se advertían las consecuencias de la situación general del país. La salud, el aspecto más importante de la vida humana, permaneció muy desatendido en el municipio, sobre todo en su área rural, en gran abandono.
En 1946 contaba con una casa de socorro, la instalación de la misma tuvo gran importancia, pero ni aun así pudo solucionar en toda su magnitud el déficit de médicos, estomatólogos y el resto del personal de la salud.
A mediados de los años treinta la educación pública permanecía en una difícil situación. Solo existían algunas en María Victoria, Perseverancia, Covadonga y Real Campiña, posteriormente se crearon en Jagüey Chico, Violeta y Virinzuela, escuelas mixtas hasta el cuarto grado y en los años cuarenta se creó un kindergarten.
En este corto ciclo se mantuvo sólidamente la posición de zona azucarera para Aguada de Pasajeros. En 1952 la región realizó la mayor zafra del país en todo el período neocolonial, igualmente Covadonga y Perseverancia tuvieron cifras muy altas.
El censo ganadero realizado en 1952 arrojó una elevada existencia de ganado vacuno. La región aún contaba con una gran producción de madera cuyos productos eran leña, carbón vegetal y traviesas de ferrocarril. En este propio año mantuvo buenas producciones en diversos rubros, sobre todo en la cosecha de arroz.
Gobiernos municipales (1936–1958)
En las elecciones generales realizadas en 1936 fue electo alcalde municipal Manuel Rodríguez León, que permaneció en el cargo hasta 1940. Ya en la época de la Constitución fue elegido para la alcaldía el doctor Carlos Manuel González, que había sido depuesto del mismo cargo a la caída de Gerardo Machado en 1933.
Durante las elecciones parciales de junio de 1946 fue elegido Roberto Ponce de León, que se mantuvo hasta 1954 y apenas realizó algún que otro arreglo en las calles; más bien se caracterizó por tener en plantillas a una serie de personas que cobraban sin desempeñar trabajo alguno, fenómeno conocido como botella y que garantizaba le respondieran al alcalde con subordinación absoluta.
En las elecciones fraudulentas del 1 de noviembre de 1954, o sea, durante la dictadura de Fulgencio Batista, fue postulado un incondicional del flamante alcalde Ponce de León, Claudio Lliraldi, que desde luego, también cometió fraudes con el erario municipal. Este señor se mantuvo en la alcaldía de Aguada hasta el Triunfo de la Revolución Cubana en 1959.
Gobiernos constitucionales (1940–1952)
Durante el gobierno de Batista, Aguada era una zona potencialmente muy rica, pero con muy mala comunicación, que frenaba su desarrollo económico. En 1949 finalizó el mandato constitucional de Fulgencio Batista y todavía los aguadenses estaban esperando que se diera solución a la construcción de las vías de comunicación.
En ese mismo año el PURC acordó cambiar el nombre por el de Partido Socialista Popular (PSP), se introdujeron algunos cambios en las formas de organización, sin por ello abandonar los principios del marxismo leninismo, ni el centralismo democrático. En las elecciones generales celebradas el 1 de junio de 1944, el PSP de Aguada lograría que fuera elegido como concejal Nicéfaro Acosta, destacado dirigente local del partido.
Gobiernos auténticos (1944–1952)
La situación de la zona de Aguada en estos años no cambiaría a pesar del auge económico. Había una gran decepción en la comarca por la situación en que se hallaba el municipio, tanto social como políticamente. Todo el pueblo clamaba por la construcción de caminos y carreteras que sacaran a Aguada de su casi total aislamiento y que contribuyeran a su desarrollo económico. Existía una natural desconfianza hacia los políticos tradicionales que hacían campañas para obtener votos, pero no cumplían después sus promesas con la población.
Sin embargo, en 1946 se construyó la casa de socorro durante la alcaldía del doctor Carlos Manuel González, obra realmente importante para el pueblo.
Las principales vías de comunicación que necesitaba Aguada continuaban sin construir en 1949. A cada gobierno se le había solicitado el financiamiento, sin recibir respuesta de quienes tomaban el presupuesto para el aprovechamiento personal de los funcionarios.
Revolución en el poder
A partir del 1 de enero el Movimiento 26 de Julio asume el poder, sin embargo, el día cinco, Orlando Lima, elemento derechista y oportunista, demagogo, seguido por un pequeño grupo, prepara condiciones para atacar el cuartel de Aguada. Pocos días antes del triunfo Lima había convocado y engañado a unos cuantos jóvenes de Aguada, que se alzaron junto a él: llegaron a Cruces cuando ya estaba liberado, allí conocen del triunfo. Cuando regresa a Aguada el cuartel está ocupado por los revolucionarios, entonces trata de tomar el mando, y anárquicamente, prepara un cuartel en su propia casa. Hace la intentona cuando ya los verdaderos representantes del pueblo han tomado la justicia en sus manos y preparan las condiciones necesarias para desarticular el grupo.
El Movimiento 26 de Julio, a través de Placer Quintero, Osvaldo Acosta, Pedro Pablo Ramos y Daniel Geada Gudín logran convencer a Lima de que entregue las armas y acate las órdenes del movimiento para no ser juzgado por insubordinación. La mayoría de sus seguidores entregaron las armas.
Con carácter provisional, la Comandancia General del Ejército Rebelde había dado a conocer, el 20 de diciembre de 1958, la Orden Militar que establece el Reglamento sobre administración municipal, que debe ponerse en práctica a partir de que se produzca la liberación de los mismos. Se deja bien claro en este documento emitido por el comandante del Ejército Rebelde, Fidel Castro Ruz, que lo primero será designar tres vecinos de la localidad para que asuman las funciones del gobierno en orden de administración, quienes recibirán el nombre de comisionados.
Los tres primeros, aprobados el 2 de enero de 1959 en Aguada de Pasajeros, fueron Plácido Rouco, Manolo Padrón y Enrique Fajardo, que después traicionó a la Revolución. Ellos sustituyeron al alcalde Claudio Lliraldi. A la vez, Rouco mantuvo también su condición de coordinador del M–26–7.
En los primeros días de 1959 el Coordinador Provincial del M–26–7, Quintín Pino Machado, orienta a las direcciones municipales del movimiento el plazo para depurar el Poder Judicial con verdadero espíritu revolucionario, sin descartar en caso necesario, la posibilidad de convocar a una movilización general para adoptar esta medida.
En Aguada de Pasajeros hubo enfrentamiento por el control del poder en el seno del M–26–7. En la medida en que este se definía como una organización radical, revolucionaria, antimperialista y antilatifundista, fueron ocupando posiciones los elementos más radicales.
Sin embargo, había problemas ideológicos y de lucha por tomar mejores posiciones dentro de la propia clase. En ellos estaban involucrados, entre otros, Manolo Padrón, negociante y colono y Rafael López Palacios, apolítico que subsistió un tiempo royéndoles la corteza a los burgueses. Por tanto, hubo enfrentamientos con la mayoría revolucionaria, integrada por Plácido Rouco, Noda Martín, Egozcue Rosas y algunos miembros del PSP como Daniel Geada Gundín, Placer Quintero, Pablo Junco, que colaboraron con el M–26–7 desde la clandestinidad. Serias discrepancias afloraron también en el caso de Orlando Lima, arribista que quiso copar la dirección del movimiento y después del primer fracaso de intentona por tomar el poder continuó encabezando los elementos que aspiraban a desplazar a los dirigentes revolucionarios. Un hecho que así lo demuestra fue la preparación de la campaña que organizó para ganarse la confianza del pueblo y desvirtuar el objetivo fundamental del acto que por orientación del M–26–7 se efectuaría con participación de cientos de aguadenses, para la propuesta como comisionado de Plácido Rouco.
Movimiento sindical obrero
A principios de enero se comenzaron a fundar los Comités Unidos Municipales, tarea orientada por la Organización Obrera del Movimiento 26 de Julio, que días antes crearon a nivel regional el Comité Obrero Unido (COU).
Por esta fecha el compañero Juan José Hernández, responsable municipal de la Organización de la Sección Obrera del Movimiento 26 de Julio en Aguada, recibió instrucciones de Carlos Rodríguez Quesada, con igual cargo a nivel provincial, para organizar los Comités Sectoriales en los distintos centros de trabajo y designar responsables de cada uno de ellos. Dichos comités serían los encargados de solucionar los problemas laborales que surgieran y de dirigir el proceso de reorganización sindical.
El conflicto por el desplazamiento fue una batalla en la cual los sindicatos de distintos sectores estuvieron enfrascados durante todo el primer año del triunfo revolucionario:
En Aguada de Pasajeros el PSP colaboró con el desarrollo de este proceso. Se dieron pasos importantes que reflejaban cómo las organizaciones obreras tomaron conciencia de las tareas primordiales en cada radio de acción. La atención a la zafra de 1961 es una muestra elocuente. Así lo manifiesta el traslado al central Covadonga del Comité Regional de Defensa de la primera zafra del pueblo, noticia que aparece en acta con fecha del 2 de marzo de 1961. Ya desde enero se trabajaba en la organización del Sindicato Ganadero, constituido en el ámbito provincial en una plenaria efectuada en Sancti Spíritus y presidida por Jesús Soto, secretario organizador de la Central de Trabajadores de Cuba (CTC) a ese nivel, el cual hizo referencia al acuerdo fundamental aprobado en la reunión: aumentar la vigilancia en los centros de trabajo y que las vacantes producidas por compañeros milicianos en servicio, fueran suplidas por los obreros en turnos extras gratuitos.
Aguada de Pasajeros en defensa de la Revolución
Las transformaciones que se produjeron en Cuba como consecuencia de las medidas y leyes revolucionarias aplicadas a partir del 1 de enero de 1959, fundamentalmente la Ley de Reforma Agraria, enfrentaron al pueblo a la oligarquía nacional y al imperialismo norteamericano. Elementos contrarios al proceso se aglutinaron en organizaciones contrarrevolucionarias, otros apoyaron al bandidismo.
En Aguada de Pasajeros, una fuerte fracción de oportunistas y seudo revolucionarios aliados a batistianos desbancados del poder, entre ellos, Orlando Lima Pérez, trabajaron con la finalidad de obligar al gobierno a romper relaciones con el PSP y utilizaron medios disponibles para alentar la contrarrevolución y llevar a cabo acciones subversivas.
No podemos obviar los factores de carácter histórico, la incomunicación que tenía Aguada con la capital, la existencia de zonas extremadamente atrasadas, de campesinos medios con un nivel de vida bastante por encima de los pobres, y el asentamiento de colonias grandes con un gran proletariado agrícola.
A medida que avanzaba el proceso cubano comenzaron a delimitarse las posiciones políticas e ideológicas de las distintas clases y sectores de la población. A inicios de 1960 con la intensificación de las actividades de enfrentamiento a la Revolución en diversas zonas del llano y las montañas. En el mes de febrero fueron arrestados en Aguada treinta y un contrarrevolucionarios, que celebraban frecuentes reuniones en distintas casas, preparaban actividades conspirativas y recaudaban fondos.
Por esta fecha el agente de la Seguridad Ramón López Suárez, mártir del Ministerio del Interior (MININT), se infiltró dentro de una organización apátrida de la Triple A, donde había matanceros que pretendían alzarse en las montañas del Escambray.
El enemigo, siguiendo las orientaciones de la Agencia Central de Inteligencia (CIA), golpeaba el principal renglón de la economía regional. Solamente por mencionar algunos ejemplos correspondientes al mes de marzo de ese año se puede citar: la quema de 1 300 000 arrobas de caña que afectó fincas en Aguada de Pasajeros y Abreus; de 700 000 arrobas en fincas y colonias del antiguo central Cieneguitas y los poblados de Horquita y Yaguaramas; el incendio de varias casas del Instituto Nacional de Reforma Agraria (INRA) en Aguada; la quema provocada por una avioneta pirata que afectó más de medio millón de arrobas de caña, y comenzó cerca del central Australia en Matanzas para luego extenderse hasta las inmediaciones de la Ciénaga de Zapata y Aguada.
En estos y otros muchos hechos estaban implicadas organizaciones contrarrevolucionarias, que en mayor o menor grado, pretendían afectar la economía nacional y ayudar a bandas armadas con hombres y avituallamientos.
A principios de 1961 la actividad de estas organizaciones se hizo más intensa en el territorio sureño. Una de las que cobró auge fundamentalmente en Cruces y en Aguada fue el Frente Nacional Democrático (FND). Su actividad principal consistía en preparar grupos saboteadores, recaudar de fondos y encargarse del avituallamiento de las bandas. Estas actuaban en toda la zona porque tenían enclaves dentro de los terratenientes que se sentían afectados por la propaganda anticomunista y preveían que más tarde podrían perder las tierras.
Se produce una polarización de clases, las que se sentían directamente amenazadas por el proceso revolucionario y las que presuntamente podían sentirse amenazadas por la propaganda; aquí radicó el origen de la contrarrevolución armada. Por otra parte, la gran contribución de Aguada a las filas de la Lucha contra bandidos (LCB), está explicada porque se nutrían de los centrales azucareros, de las grandes fincas donde había una base proletaria.
A pesar del relieve llano y la extensa ciénaga en su parte suroeste, de los cultivos, fundamentalmente caña de azúcar y algunos pocos productos alimenticios y la falta de escondites seguros, entre otros, el imperialismo fomentó la creación de focos de alzados, teniendo en cuenta la existencia de tupidos montes vírgenes y la poca población rural, propensa a cooperar con sus actividades, muchas veces confundidos, y otras, las menos, por haber simpatizado con el régimen depuesto. Se pudo establecer que la red de abastecimiento a la banda era sostenida por comerciantes de los poblados cercanos a través de los campesinos colaboradores. Determinadas familias, a las cuales los beneficios de la Revolución no habían tenido aún oportunidad de llegar, aprovecharon esta situación para manifestar su descontento, incentivado por la activa propaganda enemiga, encaminada a combatir las principales medidas revolucionarias.
El primer grupo de bandidos que se alzó en el llano cienfueguero estaba al mando de un ex cabo de la dictadura llamado Ángel Besu, que comenzó sus actividades contrarrevolucionarias en el barrio Palmillas, limítrofes con la provincia de Matanzas. Posteriormente se trasladó a la zona de Montes Gordos, donde permaneció escondido varios meses. En 1960 se le unió otro grupo, dirigido por Julio García, Lito, que se había alzado en la finca Marcan, integrado por ex militares de Aguada de Pasajeros, algunos de los cuales habían formado parte de la derecha del M–26–7 y depurado de los puestos claves del Estado. El grupo llegó a tener cuarenta y dos hombres, al unírseles elementos de la banda de Abilio Abreus, José Castañeda y algunos campesinos de la zona.
Besu resultó muerto el 1 de noviembre de 1960, en el ataque a la casa de Norberto González, conocido por Mulato González, jefe de milicias de la finca Palma Sola, de Rodas. Fue desintegrándose la banda y capturada más de la mitad de los bandidos. Estos contrarrevolucionarios recibieron el apoyo de la CIA a través del agente Guillermo Reboredo, vecino de Matanzas, el cual recibía entrenamiento de los Estados Unidos y posteriormente se infiltró en el país. Otro agente conocido por Misterioso, capturado en el año 1963 en La Habana, era también enlace mediante el cual Garnica recibía armas, equipos de transporte y radiotransmisores.
Enfrentamiento a la Invasión a Playa Girón
Como parte de los preparativos para la invasión por Playa Girón, los imperialistas norteamericanos, a través de la CIA, alentaron el alzamiento de contrarrevolucionarios en zonas cercanas al lugar escogido para la agresión, cuyo propósito era lograr el apoyo a la acción mercenaria. Se mantenían las bandas de los hermanos Garnica y se habían alzado los bandidos Ipe González y Jesús Sotolongo, conocido como El Rubio y Abilio Abreus, el cual reorganizó los restos de su anterior banda. Estos grupos actuaban en el territorio situado en el límite entre Matanzas y Las Villas, por la zona de Aguada de Pasajeros. Se movieron también en las proximidades de Girón las bandas de Valeriano Montenegro y Rigoberto Ojeda, ente otros. Todos estos grupos de alzados fueron ubicados por la Seguridad. El 12 de abril se efectuó la operación mediante la cual fue ocupado armamento moderno de procedencia norteamericana y se consiguió la captura de los bandidos que estaban en el campamento.
Con la información suministrada por los agentes de la seguridad cienfueguera, acerca de las actividades enemigas en las llanuras limítrofes con Matanzas y teniendo en cuenta los sospechosos movimientos contrarrevolucionarios hacia la zona conocida por Laguna de las Piedras, se determinó que el 16 de abril, Aníbal Velaz, jefe del departamento de la Seguridad del Estado de la provincia de Las Villas, oriente operar en Aguada de Pasajeros contra la organización del Movimiento de Recuperación del Pueblo, que iba a apoyar la invasión. Los agentes de la Seguridad procedieron a la desarticulación del movimiento y la captura de casi todos los miembros en Perseverancia, Covadonga y Aguada.
De la operación señalada anteriormente escaparon Antonio Santana y Filiberto González, El Asturiano, con algunos familiares, quienes se alzaron en un lugar cercano a la Ciénaga de Zapata. Este alzamiento ocurrió el 17 de abril de 1961, día en que comienza la invasión mercenaria al territorio cubano.
La labor conjunta de la Seguridad del Estado, las Milicias Nacionales Revolucionarias, Comités de Defensa de la Revolución, Federación de Mujeres Cubanas, la Policía Nacional Revolucionaria y el pueblo en general, posibilitó la detención de los elementos desafectos y logró neutralizar la contrarrevolución en todo el territorio sureño.
Los alzados, ubicados en las cercanías de Aguada y la Ciénaga de Zapata, al calor de la invasión de Playa Girón desistieron de su empeño de unirse a los mercenarios y decidieron regresar a sus zonas de operaciones y permanecer escondidos. No faltó, desde los primeros momentos en que se conoció del ataque mercenario, el apoyo de las milicias campesinas, que se preparaban para cumplir cualquier misión, y combatieron heroicamente en Cayo Ramona, Soplillar, y Buenaventura, en las cercanías de Playa Larga.
En el central Covadonga las milicias se mantuvieron firmes, con pocas armas se atrincheraron para defender el central al costo que fuera necesario. Las mujeres ocuparon los puestos de los trabajadores que se encontraban combatiendo y se siguió fabricando azúcar, incluso en los peores momentos del ataque.
Es el teniente coronel William A. Selva Álvarez, miembro de esa pequeña unidad, el designado para romper el cerco y llegar hasta Covadonga, lo cual cumplió entre ráfagas de ametralladoras, tiroteo y asedio de un avión a baja altura. Ya en el poblado logró comunicarse con el Comandante en Jefe, el cual ordenó mantener la protección del central a cualquier precio. Un grupo de once hombres, mal armados y equipados, organizó la defensa. En los accesos de Jocuma a unos dos kilómetros de Covadonga hubo un encuentro con el enemigo. Tras el lanzamiento de paracaidistas, el combate casi se hizo a pecho descubierto. Cerca del mediodía llegaron refuerzos, la tropa dirigida por el comandante del Ejército Rebelde, Félix Duque. Se movieron también por este frente el comandante Filiberto Olivera y los capitanes Francisco Cabrera y Gregorio Junco, así como la tercera y cuarta compañía del Batallón 117 del cual era miembro Primitivo Filgueira Rodríguez.
En la dirección de combate Yaguaramas–Horquitas–San Blas, el comandante René de los Santos, Raúl Menéndez Tomassevich y los capitanes Víctor Drake y Emilio Aragonés, además la primera y segunda compañía del Batallón 117 de La Habana, limpiaron de paracaidistas la zona de Horquitas, donde las fuerzas del enemigo se hacían más fuertes hasta San Blas. A propuesta de Fidel el capitán Aragonés quedó designado para dirigir la ofensiva de las unidades blindadas con quince tanques.
No se puede hablar de la victoria en Playa Girón sin destacar el valioso papel de la retaguardia. Desde que se conoció la noticia del ataque mercenario, hombres y mujeres se dirigieron a los puntos de concentración a solicitar su incorporación. Las federadas se movilizaron de inmediato, en función de todo lo que podía ser necesario: medicinas, alimentos, ropas.
Contrarrevolución después de la invasión
Después de derrotada la Invasión por Playa Girón, la CIA se ocupó de fortalecer las bandas contrarrevolucionarias, reorganizar e incrementar las fuerzas, tanto en el Escambray, como en la zona de Rodas, Cartagena y Aguada. Filiberto González García, El Asturiano, se había alzado junto a familiares y amigos de la zona de Real Campiña y la Ciénaga de Zapata del municipio de Aguada. También se movía en la zona el grupo dirigido por Esteban Marrero Acosta, Estebita, que comenzó sus fechorías en Aguada y Cartagena. Cometió varios crímenes, como la quema de bienes del pueblo y la muerte del miliciano Jesús Sardiñas, al cual quemaron vivo en la granja El Pesquero, del municipio Aguada de Pasajeros, y el incendio provocado en una granja avícola en el propio territorio, donde resultaron muertos alrededor de 40 000 pollos.
Se orientó por esta fecha la destrucción de los grupos de bandidos y la protección de todos los ciudadanos residentes en los territorios afectados. Para lograrlo realizaron un trabajo muy intenso la Seguridad del Estado, las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR) y las organizaciones políticas y de masas, combinando los medios militares con el trabajo político.
En abril de 1963 se produjo un combate en el territorio de Aguada de Pasajeros contra la banda de Filiberto González García, el cual resultó muerto, fue capturado el resto de sus miembros en Guanito, posteriormente fueron destruidas las demás bandas en los distintos lugares, lo que dio fin a la historia de los bandidos en el territorio sureño.
Etapa de la construcción del Socialismo (1961–1985)
La etapa de la construcción del socialismo se inició con un gran respaldo popular, expresión de la unidad que se había gestado y el papel aglutinador de Fidel Castro Ruz. Grandes retos había que enfrentar en medio de las constantes agresiones por parte de los Estados Unidos y la contrarrevolución interna, por tanto, se hacía necesario fortalecer la preparación militar del pueblo y los órganos de poder.
A partir del año 1961 los gobiernos municipales, encabezados por los comisionados, en Aguada Plácido Rouco Vázquez, fueron sustituidos por las Juntas de Coordinación, Ejecución e Inspección (JUCEI), integradas por representantes de las organizaciones políticas y de masas y las delegaciones y los organismos de la administración central del Estado en el territorio. En septiembre del referido año comenzaron en los diferentes municipios los procesos para la creación de la JUCEI como muestra de las nuevas estructuras de gobierno. Como parte de dicho proceso surgió en 1963 la Regional Cienfuegos con trece municipios, entre ellos Real Campiña, Yaguaramas, Horquita, Aguada de Pasajeros, que ya lo era, y la Ciénaga de Zapata, segregada de Matanzas. En el ámbito de región quedó integrada esta organización por un presidente, un secretario administrativo, un secretario económico y uno de empresas, además de los presidentes y secretarios de las Juntas Municipales.
En 1966 surgieron los Poderes Locales, una nueva forma de administración para lograr una participación más sistemática y orgánica del pueblo. En 1976 fueron sustituidos por los Órganos de Poder Popular como garantía de la consolidación del sistema político cubano en la construcción de la nueva sociedad.
En el municipio de Aguada se crearon 47 circunscripciones y dos especiales, donde quedó electo como primer presidente de la Asamblea Municipal Bartolomé Rodríguez Hernández en las elecciones del 10 de octubre de 1976.
A partir del año 1962 y hasta 1965, la dirección de la Revolución elaboró un plan cuatrienal con el objetivo de encaminar los esfuerzos y recursos al desarrollo industrial, la diversificación agrícola y la sustitución de importaciones. Dicho plan contribuyó a golpear las afectaciones aún latentes en la economía, producto de la herencia neocolonial y la política de hostigamiento y bloqueo económico, para lo cual el país tuvo que reorientar su comercio hacia países socialistas y de Asia.
Aguada continuó el proceso de diversificación agrícola y eliminación del monocultivo, esto trajo problemas en las granjas debido a la carencia de equipos y otros factores, lo que provocó la improductividad del trabajo, y a su vez la carencia de mano de obra, pues gran parte de los jóvenes abandonaron el campo para cursar estudios o buscar empleo en la ciudad.
A partir de la difícil situación económica de los obreros azucareros y el esfuerzo que habían realizado en la segunda y tercera zafra del pueblo, el Ministerio de Industria de la República de Cuba trazó la política de compensación azucarera, que consistió en abonar a los trabajadores cíclicos una indemnización equivalente a seis días de salario y dictó una serie de instrucciones para que se realizaran correctamente.
Para lograr un mayor fortalecimiento de la producción, se unificaron estas granjas, las del pueblo y las fincas administradas por el Estado, y se crearon las granjas estatales agropecuarias. A pesar de esta unificación, la zafra de 1964 estuvo por debajo de los niveles de producción de los años anteriores.
Como parte de la nueva estrategia del desarrollo económico en el país, se dio un importante paso, la creación del Ministerio de la Industria Azucarera (MINAZ) como dirección independiente de la agricultura. En la provincia de Las Villas se constituyó la Empresa de la Industria Azucarera, que se ocuparía del reordenamiento de esta industria, lo cual, unido a la constitución del Comité Central del Partido en 1975, fortaleció e impulsó las tareas productivas y el reordenamiento y planificación de la economía, e implicó un aumento en la quinta zafra del pueblo, que contó con el apoyo de los militantes del Partido, sindicatos obreros, pequeños agricultores y Juventud Comunista. Con estas condiciones creadas, en el período 1965–1970, la nación se trazó hacer una zafra de 10 millones de toneladas de azúcar. El trabajo de los macheteros voluntarios en la quinta zafra del pueblo fueron estimulados por la CTC con la entrega de bonos correspondientes a mil arrobas cada uno.
La política de la Revolución en los primeros años estuvo orientada a reordenar la economía nacional, ya que era imposible realizar inmediatamente el proceso de desarrollo industrial debido a la falta de financiamiento externo y de recursos tecnológicos. Se imponía construir la base técnica material del socialismo, transformar la agricultura y priorizar, entre otras cosas, la alimentación de la población.
Con las nacionalizaciones el cultivo del arroz pasó a manos del Estado, aunque existían campesinos individuales que se dedicaban a esta actividad en menor cuantía, solo para el consumo personal. La empresa arrocera pertenecía a Matanzas como provincia y era atendida por trabajadores de Aguada. Poseía un plan de 100 caballerías distribuidas en cinco fincas diferentes, que producían alrededor de 800 a 900 quintales, rendimiento que fue mejorando a medida que avanzaron los años.
Referencias
- ↑ Museo Histórico Provincial de Cienfuegos: Papelería inédita de Florentino Morales.
- ↑ Museo Histórico Provincial de Cienfuegos: Papelería inédita de Florentino Morales.
- ↑ Rovira González Violeta: Cienfuegos entre 1878–1902, p. 7.
- ↑ Museo Histórico Provincial de Cienfuegos: Papelería inédita de Florentino Morales.
- ↑ Museo Histórico Provincial de Cienfuegos: Papelería inédita de Florentino Morales.
- ↑ Periódico Liberación, 11 de noviembre de 1959, p. 3..
Fuentes
- Ramiro Guerra Sánchez: Guerra de los Diez Años, Editorial Ciencias Sociales, La Habana, 1973, tomo I, pp. 130-132.
- Gilberto TosteBallart: Reeve El Inglesito, Edit. Ciencias Sociales, La Habana, p. 202
- Enrique Edo Llops: ob. cit., pp. 525–526.
- Violeta Rovira González: Cienfuegos entre 1878–1902, p. 7.
- Andrés Soto Pulgarón: Corazones cubanos, Imprenta El Triunfo, Habana, 1950, p. 40.
- Testimonio de Andrés Martínez.
- Testimonio de Joaquín Rodríguez del Rey.
- Sabina Suárez del Villar: «Historia de Aguada de Pasajeros», inédita, p. 6.
- Pablo Rousseau y Pablo Díaz de Villegas: ob. cit., pp. 253–254.
- Informe que presenta la Comisión de Historia Provincial de Cienfuegos del SNTEC a la comisión de Historia de Aguada.
- Confeccionado por Pablo Izquierdo. Comisión de Historia de Aguada.
- Eladia A. Martínez Rodríguez: «Estudio de una comunidad. Aguada de Pasajeros», Tesis de grado, p. 60.
- El Comercio, 4 de abril de 1922, p. 2.
- Testimonio de Arminda Cano y Virginia de Armas.
- Francisco Rodríguez y Rogelio Echeverría. Exposición sintetizada de la historia del municipio de Aguada de Pasajeros y su Ciénaga de Zapata. Año 1925-1934.
- Trabajo sobre Aguada de Pasajeros de la Comisión Municipal de Historia.
- Violeta Rovira, Maria E. Olite, ÁngelArrechea y Olga Hernández: folleto citado, pp. 87-92.
- Julio Le Riverend y otros: Historia de Cuba, tomo 5, p. 76.
- María L. Fernández y otros: ob. cit., p.15.
- Administración Pública (alcalde) de Aguada de Pasajeros.
- María L. Fernández y otros: «Historia del Partido Comunista de Aguada hasta 1947», p. 19.
- Nicéfaro Acosta Camejo, entrevista efectuada el 12 de diciembre de 1993.
- Periódico Liberación, 11 de noviembre de 1959, p. 3.
- Periódico Liberación, 13 de enero de 1961, p. 7