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Juegos Olímpicos
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Fecha de comienzo:776 a.n.e
Lugar:Olimpia, Bandera de Grecia Grecia

Juegos Olímpicos. Son eventos deportivos multidisciplinarios en los que participan atletas de diversas partes del mundo, en la antigua Grecia eran dedicados al dios Zeus. Existen tres tipos de Juegos Olímpicos: los Juegos Olímpicos de Verano, los Juegos Olímpicos de Invierno, y los Juegos Olímpicos de la Juventud que por primera vez se desarrollaron del 14 al 26 de agosto del 2010. Los dos primeros se realizan con un intervalo, de dos años desde 1992. La organización encargada de la realización de los mismos es el Comité Olímpico Internacional (por su abreviatura, COI).

Los Juegos Olímpicos actuales se inspiraron en los eventos organizados por los antiguos griegos en la ciudad de Olimpia, entre los años 776 a. C. y el 393 d. C. En el siglo XIX, surgió la idea de realizar unos eventos similares a los organizados en la Antigüedad, los que se concretarían principalmente gracias a las gestiones del noble francés Pierre Frèdy, Barón de Coubertin. La primera edición de los llamados Juegos Olímpicos de la Era Moderna se realizó en Atenas, capital de Grecia en 1896. Desde aquella oportunidad, los Juegos Olímpicos de Verano han sido realizados cada cuatro años en diversas partes del planeta, siendo las únicas excepciones las ediciones de 1916, 1940 y 1944, debido al estallido de la Primera y Segunda Guerra Mundial.

El símbolo olímpico consiste en cinco anillos que representan los cinco continentes del mundo: África, América (del norte y del sur), Asia, Europa y Oceanía. Están entrelazados para simbolizar la amistad deportiva de todos los pueblos.

Los Juegos Olímpicos de Invierno se realizaron por primera vez en 1924, en la localidad francesa de Chamonix. Originalmente realizados como parte del evento de verano, el COI los consideró como un evento separado retroactivamente, y desde esa fecha comenzaron a realizarse en el mismo año que los Juegos originales. Posteriormente, con el fin de potenciar el desarrollo de los eventos invernales, el COI decidió desfasar la realización de los Juegos Olímpicos de Invierno a partir de Lillehammer 1994. Desde esa fecha, los Juegos Olímpicos Invernales se realizan en los años pares entre dos Juegos de Verano.

En 2007, el COI gracias a la idea de su presidente, el belga Jacques Rogge, decidió incorporar un nuevo tipo de evento: los Juegos Olímpicos de la Juventud, que comenzarán a celebrarse a partir de 2010 y 2012 en sus ediciones de verano e invierno, respectivamente.

La última edición de los Juegos Olímpicos se desarrolló en la ciudad de Londres, capital del Reino Unido, entre julio y agosto de 2012[1], la próxima edición tendrá lugar en Río de Janeiro en 2016. Mientras que los Juegos Olímpicos de Invierno se celebrarán en la ciudad rusa de Sochi en 2014.

Historia

Los Juegos en la Era Antigua

En la Grecia antigua, los más prestigiosos militares, literatos, intelectuales o escultores pasaban el atardecer cultivando sus músculos en aquellos gimnasios, que de hecho por su composición tenían un carácter clasista, pues solo admitía a los ciudadanos puros, es decir, los Jonios, en Atenas, y los Dorios, en Esparta, por ejemplo. Ni siquiera la llamada clase media, Periecos o Metecos, tenían acceso a esas instalaciones.

De alguna manera tiene que haber incidido también las condiciones de guerra entre las ciudades, si se tiene en cuenta que los Juegos detenían las confrontaciones. En el mismo sentido no se podría descartar la incidencia de los atributos físicos que fueron curtiéndose, tanto por la importancia de la cultura física, como en el mismo fragor de las batallas.

Pero lo cierto es que los griegos llegaron a unos Juegos, que para la época alcanzaron un alto rigor, pues en su reglamento de 12 acápites, se recoge hasta la exigencia de un certificado de 10 meses de entrenamiento previo, algo así como lo que sería hoy un requisito de clasificación o una marca mínima para acceder a la final.

El nombre de Olímpicos se debe a que los Juegos se celebraban en el Santuario de Olimpia, en el Peloponeso, en honor de Zeus, y comenzaban con una ceremonia y un sacrificio a esa deidad. La primera edición consistió únicamente en una carrera de 185 o 190 metros (un largo de la pista de atletismo) por 32 de ancho y el vencedor fue Coraebo de Élide. Posteriormente se fueron añadiendo carreras más largas, luchas y el pentatlón, que comprendía lanzamientos de disco y jabalina, carreras a campo traviesa, salto de longitud y lucha libre. Después se agregaron el boxeo, las carreras de carros, la forma de lucha violenta conocida como pancracio, y otros deportes.

La conquista de Grecia por los romanos en el siglo II antes de nuestra era trajo una paulatina flagelación de los Juegos, pues los romanos, aunque comenzaron dándole a los Juegos también un carácter religioso, poco a poco lo fue perdiendo, por la exaltación por encima de aquellos de la persona del Emperador. De la misma forma, fueron perdiendo también en rigor hasta llegar a degradarse convirtiendo los escenarios de competencias en campos de muertes.

Ya con una situación insostenible, que también tocó al poderoso Imperio, en el año 393, el Emperador Teodosio abolió los Juegos Olímpicos[2].

Los Juegos en la Era Moderna

Tuvieron que pasar 1 503 para que la humanidad recibiera otra vez a los Juegos Olímpicos. Gracias a la obra y la tenacidad del francés Pierre de Coubertin el excelso momento de la gloria volvió a reinar en los estadios.

El Barón Pierre de Coubertin, impulsor de los Juegos Olímpicos de la Era Moderna
La restauración de los Juegos Olímpicos en consonancia con las exigencias de la vida contemporánea, permitirá reunir cada cuatro años a representantes de todas las naciones del mundo, y creemos que esta lucha pacífica y etica creará el mejor internacionalismo
Pierre de Coubertin

La filosofía olímpica de Coubertin se basa en un profundo estudio sobre el mundo griego y más que todo en que se da cuenta que el deporte podría convertirse en un elemento esencial en la formación del hombre. Por supuesto, además, de su pasión por el mundo helénico, Pierre de Fredi (nombre de Pila), recibe una gran influencia de varios pensadores, sobre todo del inglés Thomas Arnold, considerado por muchos estudiosos como el padre de la Cultura Física Moderna.

Profesor de la prestigiosa Universidad francesa de Sorbona, Coubertin desarrolla allí su idea sobre la restauración de los Juegos Olímpicos y en ese mismo escenario recibe las primeras críticas.

Llega entonces el 10 de abril del año 1894 y el francés logra crear el Comité Olímpico Internacional, con solo 13 miembros, Australia, Bohemia, Gran Bretaña, Hungría, Francia, Rusia, Grecia, Bélgica, España, Estados Unidos, Holanda, Italia y Suecia. Ya desde entonces se llegan a varias definiciones como: suspensión, descalificación, calificación y otras.

Ese primer Comité Olímpico Internacional fue presidido por el griego Demetrius Vikelas, quedando Coubertín en el cargo de Secretario General. El organismo rector fija para el 6 de abril de 1896 la primera edición de los Juegos Olímpicos de la Era Moderna. En el Estadio Panathinaiko donde alrededor de 80 000 personas asistieron a la apertura de la fiesta deportiva mundial, el rey Jorge I de Grecia, realizó la inauguración oficial al expresar:

“Proclamo la apertura de los primeros Juegos Olímpicos internacionales en Atenas. Larga vida a la Nación. Larga vida al pueblo griego"
El lanzador de disco norteamericano Robert Garret, primer campeón de los Juegos Olímpicos modernos en lanzamiento del disco y lanzamiento de peso.

El estadounidense John Conolly, abrió el casillero de medallas de oro de estas citas al estirarse hasta los 13 metros y 71 centímetros en la competencia de salto triple. Un total de 245 atletas, todos hombres, pues la herencia helénica de Coubertín también incluyó la exclusión de las mujeres de los Juegos, participaron en las lides de nueve disciplinas: atletismo, Lucha Grecorromana, pesas, tiro, esgrima, tenis, natación, gimnasia artística y ciclismo. El estadio Pericles, construido para la ocasión, fue el anfitrión principal de la fiesta deportiva.

Fueron 14 las naciones que respondieron a esta primera convocatoria. Alemania, Australia, Bulgaria, Chile, Dinamarca, Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña, Grecia, Hungría, Suecia y Suiza, son los pabellones fundadores de los Juegos.

Si bien el norteamericano Robert Garret, dejó atónito y frustrado a los griegos por su triunfo en el lanzamiento del disco, prueba pionera de los Juegos Olímpicos Antiguos, y en la que Garret fue el único concursante extranjero, los anfitriones si desbordaron de alegría cuando Spridiom Luis tendió un puente con sus antepasado al coronarse campeón de la carrera de la maratón, modalidad que Coubertín incluye en los Juegos como homenaje justamente a Grecia y en honor al guerrero Filípides quien recorrió 40 kilómetros para transmitir las noticias de la batalla de la maratón e indicar que los persas habían invadido. Estados Unidos mayoreó en la natación, Francia en el ciclismo y Alemania en la gimnasia.

Tras el éxito de Atenas 1896, los Juegos Olímpicos entraron en un período de estancamiento que amenazó su supervivencia. Los Juegos Olímpicos celebrados en la Exposición de París en 1900 y la Exposición Universal de San Luis en 1904 fueron atracciones secundarias. En París 1900 la mujer hizo su aparición en las Olimpiadas por primera vez. En San Luis 1904 participaron alrededor de 650 atletas, pero 580 eran de Estados Unidos. El carácter homogéneo de estas celebraciones fue un punto en contra para el Movimiento Olímpico.

Los Juegos se recuperaron en 1906 cuando se celebraron los primeros y únicos Juegos Intercalados —llamados así porque fueron los segundos Juegos celebrados en la tercera Olimpiada— en Atenas. Estos no están oficialmente reconocidos por el COI. Atrajeron a un amplio campo internacional de participantes y generaron un gran interés público. Esto marcó el inicio y constante aumento tanto de popularidad como de tamaño de los Juegos Olímpicos.

Modalidades

Juegos Olímpicos de Verano

París 1900

El esgrimista cubano Ramón Fonst, primer latinoamericano en conquistar una medalla olímpica

La segunda cita de los Juegos resultó, desde el punto de vista organizativo un fracaso. La indiferencia de París por ellos los sumió en un verdadero chasco. Cinco meses duraron las competencias, desde el 20 de mayo hasta el 28 de octubre de 1900. Ni siquiera hubo ceremonia inaugural, tampoco medallas para los vencedores, y pocos sabían donde quedaban los escenarios competitivos. Los propios atletas tuvieron que costearse los gastos de hospedaje en la capital francesa.

Todo vino a complicarse al incluir a la cita deportiva dentro de una exposición mundial, por el, advenimiento del siglo XX, la cual dejó en los oscuro a los atletas. Sin embargo, la celebración de los II Juegos Olímpicos reafirmó la vitalidad de la idea de Coubertín. Y pese a los escollos, la urbe parisina fue testigo de grandes marcas y de las faenas de grandes deportistas. El germano-estadounidense Alvin Kraenzlein, representando a Estados Unidos, se alza como la figura descollante de esta versión al coronarse en cuatro pruebas del atletismo: 60 metros planos. 110 con vallas, 200 con vallas y salto largo con impulso. Otro grande, sin dudas, fue el esgrimista cubano Ramón Fonst, que dio a Cuba y a Latinoamérica la primera victoria en Juegos Olímpicos.

También sobresaliente fue la actuación de otro representante de Estados Unidos. Ray Ewry, quien cuando niño estuvo a punto de la invalidez, asombró al mundo con sus tres éxitos en salto largo sin impulso, en alto y en triple. A pesar de la posición de Coubertín llega la primera presencia femenina en los Juegos, aunque muy discreta, pues solo fueron seis tensitas y una golfista. En total participaron 1 066 deportistas de 20 naciones, en 17 deportes.

San Luis 1904

El fracaso de París, en 1900, hizo que una ciudad norteamericana fuera sede del evento. Los americanos pretendían despertar la envidia de los franceses, pero esta edición llegó a los límites de la desorganización.

Estuvo precedida por un enfrentamiento, a la americana, entre dos ciudades de Estados Unidos: Chicago y San Luis. En la cuarta sesión del Comité Olímpico Internacional, la primera aseguró tener 120 000 dólares para el anhelado deseo anfitrión y garantizaba más de 200 000 taquillas, argumentos que inclinaron la balanza a su favor.

Sin embargo, su rival siguió empeñado en albergar los III Juegos de la era moderna para respaldar la exposición por el centenario de la cesión de Louisiana. El COI cedió ante esta urbe, pues si no lo hacía, los sanluiseños harían pruebas atléticas paralelas, otorgando jugosos premios.

En medio de tanto caos y con el desafío de cruzar el Atlántico a inicios del siglo XX, 496 atletas, de ellos solo 46 extranjeros inician las competencias. Doce países optan por engrosar sus arcas en el medallero olímpico. Compiten seis mujeres, por lo que todavía no se puede calificar como oficial la participación femenina.

Pero surgen nuevos astros y hubo quien hasta repitió sus éxitos de la edición anterior. El estadounidense Ray Ewry, volvió a conquistar tres preseas doradas, en salto largo, alto y triple, en tanto que su compatriota Archie Hahn es considerado como el deportista más destacado al vencer en las pruebas de velocidad de 60, 100 y 200 metros planos. De los héroes repetidores de hazañas, uno se destacó de manera singular. El cubano Ramón Fonst se alzó con tres medallas de oro en las competencias individuales de esgrima y con dos triunfos más en las lides por equipos.

El absurdo de los Juegos resultó la organización de competencias paralelas para negros, indios y orientales. Según los organizadores de los III Juegos, los negros, indios, filipinos, turcos, sirios, judíos, nacidos o naturalizados en Estados Unidos, pero no reconocidos como estadounidenses verdaderos, no podían actuar en la batalla real. Periódicos de la época en los propios Estados Unidos, calificaron la versión sanluiseña como una auténtica juerga deportiva. Los norteamericanos no convencieron a los europeos de que valdría la pena cruzar el Atlántico para participar de la competición. Hasta el mismísimo Pierre de Coubertin, que prestigió tanto la tradición del evento, no asistió a los Juegos.

Londres 1908

Regresan a Europa los Juegos, y la capital británica acoge a 2 059 atletas, asciende a 26 la representación femenina. Sin embargo, la fiesta deportiva sigue por causes encrespados. En París 1900 y San Luis 1904, las exposiciones opacan las lides deportivas, también la urbe inglesa la hizo coincidir con un evento similar, la Exposición Franco-Británica, conmemorativa de la "Entendente Cordiale", firmada en 1904.

Pero lo que más empaña a la cita londinense, en 21 deportes y con 22 naciones, es la ausencia de deportividad. Pierre de Coubertín, de vuelta a las sedes, pues no asistió a San Luis, tiene que recurrir a toda su paciencia por lo ocurrido.

Bastaría solo con relatar que los organizadores no aceptaron jueces extranjeros para las competencias, lo que significó un atentado a la necesaria imparcialidad. Un reportero francés expresó entonces:

"Los Juegos han dado el golpe de gracia a la reputación del sportmanship inglés"

Por ejemplo, la final de los 400 metros tuvo que repetirse, pues aunque el estadounidense Carpenter entró primero a la meta, el británico Halswell fue aguantado por los coequiperos de Carpenter. Lo asombroso es que descalifican al ganador y no a los infractores. La protesta no se hizo esperar y todos los concursantes, menos Halswell, renunciaron a presentarse a una segunda salida. Sin embargo, el inglés corrió solo y se le otorgó la presea dorada.

Mas, Coubertín, pese a todos los problemas deja para la historia en esta cita su frase: "Lo importante no es ganar, sino competir".

Un sudafricano irrumpe como campeón de los 100 metros, Reginald Walker se llevó la victoria con un tiempo de 10.8. Lo interesante es que el joven de 19 años, no había sido elegido para el equipo de su país, solo la enfermedad de quien debía asistir le abrió las puertas a la gloria.

Como dato curioso, John Taylor se convierte en el primer negro que compite en un equipo de Estados Unidos en las pruebas de relevo de 1 600 metros.

Pero quizás ninguna historia de los IV Juegos alcanzó tanto dramatismo como lo que le sucedió al italiano Dorando Petri, casi a punto de vencer en la carrera de la maratón. Fue devorando kilómetros hasta entrar primero al estadio, pero el ritmo que le había impuesto a su anatomía durante toda la trayectoria fue muy fuerte y ya no encontró el aliento, cuando apenas a unos metros de la raya de sentencia. Incluso fue ayudado por algunos jueces, pero al no estar permitido esa ayuda, el estadounidense Hayes se proclama campeón.

La reina Alejandra le expresó posteriormente:

"No tengo ni diploma, ni medalla, ni laurel que entregar, señor Dorando, pero he aquí una copa de oro para premiar vuestro esfuerzo y espero que no os llevaréis solamente malos recuerdo de nuestro país"

Estocolmo 1912

La primera vez que los Juegos Olímpicos fueron vistos como un acontecimiento de expresión mundial fue durante su celebración en Estocolmo, capital sueca. Los suecos, para evitar el desorden ocurrido en la edición pasada en Londres, establecieron reglamentos uniformes.

Los organizadores construyeron estadios, pistas y prefectos gimnasios. Fue creado por primera vez un afiche del evento y este fue distribuido mundialmente. También se usó por primera vez el cronometro y la fotografía para la confirmación de los resultados en el atletismo. Las atracciones no fueron limitadas a los deportes, hubo varias en el orden cultural durante las pruebas.

Sin embargo, un suceso dejaría marcada esta edición para la historia. El nombre de Jim Thorpe recorrió el mundo. Sucedió que Thorpe, un indio norteamericano, pagó cara su procedencia. Venció indiscutiblemente en las pruebas de decatlón y pentatlón, dejando tras cada salida al estadio una estela de admiración que llegó hasta el propio Rey Gustavo V, quien le expresó: "usted es el más maravilloso atleta que han visto los siglos".[3] Un comentarista de la época narró: "que un mortal haga tantas pruebas y tan bien es increíble. Ha dejado a los expertos con la boca abierta. Torpe es el más destacado de los Juegos, sin dudas".

Pero ya la delegación estadounidense en la capital sueca había dado muestra de su viseral racismo. Drew, un negro norteamericano había quedado en el cuarto, porque su propio entrenador lo encerró para que no tomará su posición en la final de los 100 metros planos. "Casi prefiero a un extranjero que a un negro como vencedor", dijo el instructor. Y Drew no pudo correr.

Thorpe, del colegio indio de Carlisle, Pensilvania, también fue presa del odio entre las razas. Su propia delegación, por vía de la Unión Atlética Amateur nunca estuvo contenta con aquella victoria. Indagó sobre él y encontró que había jugado béisbol por 70 dólares en Carolina del Norte entre 1909 y 1910. Lo vetaron por ser un atleta profesional, y tuvo que entregar sus medallas, devueltas después al entrar profesionales millonarios a los Juegos. Al indio le fueron devuelta sus preseas en 1984. Sus familiares la recibieron, pero Thorpe se fue de este mundo en 1953 sin ellas.

Un monumento levantado por los pieles rojas deja leer en su base la sentencia: A James Thorpe, el más extraordinario atleta del mundo y al que más injustamente le negaron las glorias de su triunfo.[4]

En Estocolmo hubo una significativa participación femenina y es oficial el torneo de natación entre 57 damas. No hay boxeo, porque el deporte de los puños Suecia lo prohíbe.

Los suecos quisieron eliminar la prueba de la maratón pero el Comité Olímpico Internacional se negó, aduciendo que era la prueba atlética más emblemática. Pero los temores de los organizadores sobre la ruda prueba no eran infundados, y aunque exigieron a los corredores un certificado médico para poder participar, ocurrió la desgracia. El portugués Francisco Lázaro, murió en plena carrera debido al intenso calor.

Berlín 1916

Los VI Juegos Olímpicos de la Era Moderna encuentran, tan solo a los 20 años de su restauración, su primer gran escollo. Lo que nunca pasó durante más de 14 siglos y 291 ediciones en la antigua Grecia, ocurrió en pleno siglo XX. Por primera vez en la historia olímpica, desde la Antigua Grecia, quedan suspendidos unos Juegos. El motivo: la Primera Guerra Mundial.

Amberes 1920

La Primera Guerra Mundial, en 1914, impidió la realización de los Juegos Olímpicos en 1916, que le habían sido destinado a la ciudad alemana de Berlín.

En 1920, Amberes, Bélgica, tuvo el mérito de continuar la ruta. Pero desde el principio se notó algo diferente. Las delegaciones desfilaron tristes en la apertura. En la ruinas próximas al estadio y en los cuerpos de muchos atletas estaban las cicatrices dejadas por la primera Guerra Mundial.

En el día inaugural, el 20 de abril, en vez de una fiesta se realizó una misa en homenaje a los muertos. Alemania, Bulgaria, Austria, Hungría y Turquía, enemigas de Bélgica durante el conflicto, no comparecieron a la Juegos.

Por primera vez aparece la bandera olímpica con sus 5 anillos entrelazados, representando los 5 continentes en sus cinco colores (verde, amarillo, negro, rojo y azul), que también representan las banderas, porque al menos uno de esos colores forma parte de las enseñas nacionales del planeta. Fue confeccionada en 1916, cuando se celebró el vigésimo aniversario de la creación de los Juegos, y el diseño es obra del restaurador de los Juegos, Pierre de Coubertin.

Otra novedad. En la justa belga se escucha por primera vez el Juramento Olímpico, leído por el polista belga Víctor Boin: Juramos que nos presentamos en los Juegos Olímpicos como participantes leales, respetuosos de los reglamentos que los rigen y deseosos de participar en ellos con espíritu caballeroso por el honor de nuestros países y la gloria del deporte.

Bélgica recibe a 2 066 atletas, 63 de esos competidores son mujeres. Son 29 naciones en concurso y 23 las disciplinas competitivas.

Johnny Weismüller, quien se convirtiera después en el más famoso Tarzán del celuloide, ha sido sin dudas uno de los mejores nadadores que ha pasado por los escenarios olímpicos.

Amberes mostró al mundo a dos grandes atletas que seguirían luego escribiendo valiosas páginas para la historia olímpica. El finlandés Pavo Nurmi y el estadounidense Johnny Weismüller.

Nurmi, con solo 23 años, obtiene en los VII Juegos las dos primeras medallas de oro de un aval que creció hasta nueve, compitiendo siempre en las distancias larga del atletismo. Fue inobjetable dueño de todas las pruebas olímpicas entre los 1 000 y 20 000 metros, sin excluir las distancias inglesas. Llegó a posee todas las marcas mundiales de ese amplio y difícil espectro competitivo.

Pero este profesor —amante de la música clásica—, se quedó con el deseo de vencer en una maratón. Quiso intentarlo en la edición de 1936, pero fue declarado atleta profesional, y el sueño quedó frustrado.

Johnny Weismüller, quien se convirtiera después en el más famoso Tarzán del celuloide, ha sido sin dudas uno de los mejores nadadores que ha pasado por los escenarios olímpicos.

El antiguo caballerizo del Illinois Athletic Club, quien de pequeño fue abatido por la poliomielitis, combatida con fiereza en el lago Michigan, para que las secuelas no le dejarán marcas, estableció 67 marcas mundiales y jamás perdió una prueba en Juegos Olímpicos. Además, lo meritorio de su carrera deportiva está en que consiguió esos triunfos firmados con increíbles récords para la época en distancias que fueron desde las cincuenta hasta las 800 yardas, lo que lo presentaba no solo como un nadador de velocidad, sino también como todo un fondista.

Con estos inigualables sellos Amberes devolvió la vida a los Juegos y Coubertín volvió a respirar tranquilo.

París 1924

Cartel de propaganda de los VIII Juegos

Por segunda vez París, capital de Francia, vuelve a recibir los Juegos Olímpicos. Esta representaba la oportunidad de enmendar los errores en que cayeron los de 1900, cuando la "ciudad luz" opacó la cita multideportiva en medio de una exposición por el advenimiento del siglo XX.

Sin embargo, según crónicas de la época la improvisación se apodera de los VIII Juegos. En 1900 el aporte de una entidad privada, el Racing Club, salvó un poco la situación, aunque entonces no hubo estadios, sino los terrenos del Bosque de Bolonia, y se nadó en el Sena. De nuevo el Racing Club tiene que intervenir para que la cita de 1924 pueda salir airosa. La organización presta sus terrenos de Colombés.

Lo que si no fue igual que en 1900 fue el respaldo del público. Más de 60 000 personas presenciaron el acto inaugural, por lo que los 3 092 atletas, de ellos 136 mujeres, ya de pleno en las competencias olímpicas, tienen mucho más seguidores. Un total de 44 naciones se dan cita en Francia.

Ese cinco de julio de 1924 le dieron la bienvenida a los Juegos el presidente francés Gastón Doumergue, recibido por Pierre de Coubertín, en sus últimos Juegos como presidente del Comité Olímpico Internacional. En la apertura también se dieron cita el rey Carol, de Rumania; el Sha de Persia; el príncipe de Gales; las estrellas de cine Douglas Fairbanks y Mary Pickford.

El primer campeón fue el finlandés Ville Ritola en los 10 000, aunque los héroes de 1920 en Amberes, siguen siendo los grandes protagonistas de la lid parisina. Pavo Nurmi y Johnny Weismüller continúan acaparando la atención de las graderías.

Los franceses también tuvieron a su ídolo en el pesista Charles Rigoulot. El panadero se batió en la palanqueta y llenó de gloria a París, que aunque no pudo tomar desquite de su fracaso organizativo de 1900, si logró una mejor cara frente a las exigencias de un movimiento olímpico que empieza ya a exigir en el mundo moderno.

Ámsterdam 1928

Los IX Juegos no contaron con la presencia de su fundador, el Barón de Coubertin quien decidió retirarse y renunciar a la presidencia del COI. Fue en el Congreso del COI, el 28 de mayo de 1925, en Praga, donde hizo su anuncio, y donde lo sucedió el Conde belga, Henry Baillet-Latour, quien se convirtió desde entonces en el tercer presidente del organismo rector del deporte en el planeta.

Con Baillet-Latour al frente del COI, los IX Juegos se enfrentaron a la falta de apoyo de parte del Reino de los Países Bajos, cuya monarca, la reina Guillermina no simpatizó con los Juegos a los que consideró como "paganos" y en homenaje a los vencedores de la Primera Guerra Mundial.[5][6]

Vale señalar también la eliminación del tenis del programa de competencias, debido a los conceptos, y hasta también a la actitud, de la Federación Internacional con respecto al amateurismo y las raquetas rentadas.

No obstante, los Juegos Olímpicos de Ámsterdam marcaron el inició de un mayor seguimiento del evento por parte de la prensa. Esto fue decisivo para la popularización del deporte en el periodo de post-guerra. Los atletas salieron del anonimato y los campeones pasaron a adquirir la condición de ídolos. En las escuelas y en las calles, los jóvenes seguían el ejemplo de los grandes ganadores de medallas, como Johnny Weissmuller y Pavo Nurmi, quienes ampliaron sus cosechas doradas y continuaban en la preferencia de las tribunas.

La gran novedad en la ciudad holandesa es que por primera vez la llama olímpica preside los días de Juegos Olímpicos.

Las mujeres antes discriminadas tuvieron su primera participación oficial. Antes, participaron apenas en deportes considerados menos "masculinos", como el tenis y la natación. En la Ámsterdam, intervinieron en la más popular de las modalidades, el atletismo. En total la participación femenina llegó a 290, dentro de una cifra de competidores que llegó hasta la cifra de 3 014. Se inscribieron 46 naciones y se compitió en 15 deportes.

Los Ángeles 1932

El regreso al continente americano de los Juegos Olímpicos trajo también la aparición de la primera Villa Olímpica. Los Ángeles recibió a 1 331 atletas de 38 países, quienes compitieron en 17 deportes y disputaron 124 medallas. Otra novedad fue el debut del podio de premiaciones para los ganadores de medallas.

También novedoso es que Japón logra desplazar a Estados Unidos en las competencias de natación, mientras el argentino Juan Zabala fue la gran sorpresa al vencer en la carrera de la maratón.

Y aunque hubo grandes aplausos para el estadounidense Tolan por ser el mejor en los 100 y 200 metros con cronos de 10.3 y 21.2; también para el trío de jabalinitas de Finlandia, que capitaneado por Matti Jarvinen, consiguió copar los tres primeros lugares, o para el martillista irlandés O´Callaghan, el único monarca de 1928 que pudo repetir su corona.

La estadounidense Mildred Ella Didrikson, conocida por Babe fue jugadora de baloncesto, pero se contagió con la magia del atletismo. En el certamen norteamericano, previo a la magna cita de 1932, donde se buscaban las clasificaciones, se presentó ella como si fueras un equipo. Luchó en ocho de las diez disciplinas convocadas y venció en cinco, y por el total de puntos, ganó también por equipos, superando a escuadras que habían reunido y hasta 22 miembros.

Con solo 18 años se presentó en los X Juegos Olímpicos, consiguiendo el título dorado en los 80 metros con vallas, con 11.7; dominó en la jabalina con 43.68. Salió con la presea de plata en el salto alto a pesar de saltar lo mismo que su compatriota Shiley, ganadora con tope de 1.65. Las tres marcan constituyeron entonces récord del mundo.

Berlín 1936

Miles de voces se habían levantado contra las pretensiones atléticas germanas. Una gran campaña también tuvo lugar en contra del escenario seleccionado. Pero el Comité Olímpico Internacional, presidido por el belga Henry Baillet-Latour, no escuchó, o no quiso escuchar. Lo cierto es que la Berlín de Adolf Hitler acogió a los XI Juegos Olímpicos en 1936, justo en el umbral de la II Guerra Mundial.

Tipos de Juegos Olímpicos

Actualmente existen tres tipos de Juegos Olímpicos: los Juegos Olímpicos de Verano que se celebran cada cuatro años, los Juegos Olímpicos de Invierno, los que se realizan con un intervalo de dos años y los Juegos Olímpicos de la Juventud, los cuales fueron aprobados por el Comité Olímpico Internacional y la primera edición se realizó en el 2010 en Singapur.

En el Siglo XX los Juegos Olímpicos se vieron interrumpidos por dos Guerras Mundiales, afectándose las citas de Berlín en 1916, Tokio en 1940 y Londres en1944,pero las Olimpiadas habían llegado para quedarse, y desde que Gran Bretaña las celebró en 1948, no se ha interrumpido el ciclo.

Sedes de los juegos de verano

Año Evento País
1896 Juegos Olímpicos de Atenas 1896 Bandera de Grecia Grecia
1900 Juegos Olímpicos de París 1900 Bandera de Francia Francia
1904 Juegos Olímpicos de San Luis 1904 Bandera de los Estados Unidos de América Estados Unidos
1908 Juegos Olímpicos de Londres 1908 Bandera del Reino Unido Reino Unido
1912 Juegos Olímpicos de Estocolmo 1912‎ Bandera de Suecia Suecia
1916 Juegos Olímpicos de Berlín 1916‎ Bandera del Imperio Alemán Imperio Alemán
1920 Juegos Olímpicos de Amberes 1920‎ Bandera de Bélgica Bélgica
1924 Juegos Olímpicos de París 1924‎ Bandera de Francia Francia
1928 Juegos Olímpicos de Ámsterdam 1928‎ Bandera de los Países Bajos Países Bajos
1932 Juegos Olímpicos de Los Ángeles 1932‎ Bandera de los Estados Unidos de América Estados Unidos
1936 Juegos Olímpicos de Berlín 1936 Bandera de Alemania Nazi Alemania Nazi
1940 Juegos Olímpicos de Helsinki 1940‎ Bandera de Finlandia Finlandia
1944 Juegos Olímpicos de Londres 1944 Bandera del Reino Unido Reino Unido
1948 Juegos Olímpicos de Londres 1948‎ Bandera del Reino Unido Reino Unido
1952 Juegos Olímpicos de Helsinki 1952 Bandera de Finlandia Finlandia
1956 Juegos Olímpicos de Melbourne 1956‎ Bandera de Australia Australia
1960 Juegos Olímpicos de Roma 1960‎ Bandera de Italia Italia
1964 Juegos Olímpicos de Tokio 1964 Bandera de Japón Japón
1968 Juegos Olímpicos de México 1968‎ Bandera de los Estados Unidos Mexicanos México
1972 Juegos Olímpicos de Múnich 1972‎ Bandera de Alemania Alemania
1976 Juegos Olímpicos de Montreal 1976 Bandera de Canadá Canadá
1980 Juegos Olímpicos de Moscú 1980‎ Bandera de la Unión Soviética Unión Soviética
1984 Juegos Olímpicos de Los Ángeles 1984‎ Bandera de los Estados Unidos de América Estados Unidos
1988 Juegos Olímpicos de Seúl 1988 Bandera de Corea del Sur Corea del Sur
1992 Juegos Olímpicos de Barcelona 1992 Bandera de España España
1996 Juegos Olímpicos de Atlanta 1996 Bandera de los Estados Unidos de América Estados Unidos
2000 Juegos Olímpicos de Sídney 2000‎ Bandera de Australia Australia
2004 Juegos Olímpicos de Atenas 2004 Bandera de Grecia Grecia
2008 Juegos Olímpicos de Beijing 2008 Bandera de la República Popular China China
2012 Juegos Olímpicos de Londres 2012‎ Bandera del Reino Unido Reino Unido
2016 Juegos Olímpicos de Río de Janeiro 2016‎ Bandera de Brasil Brasil

Símbolos Olímpicos

Lema Olímpico

El lema olímpico queda recogido en la siguiente frase.

"El más rápido, el más alto, el más fuerte"

Es realizado el 7 de marzo de 1891 por el dominico francés Henri Didon, amigo personal de Pierre de Coubertin, y establecido oficialmente como lema olímpico oficial en el Congreso de París en 1994.

Coubertin como pedagogo y sociólogo, exalta el espíritu de lucha como constancia vital.

"La vida es simple -decía- porque la lucha es simple. El buen luchador

retrocede pero no abandona. Se doblega, pero no renuncia. Si lo

imposible se levanta ante él, se desvía y va más lejos. Si le falta el

aliento, descansa y espera. Si es puesto fuera de combate, anima a sus

hermanos con la palabra y su presencia. Y hasta cuando todo parece

derrumbarse ante él, la desesperación nunca le afectará."y continua exponiendo "...La vida es simple, porque la lucha es simple. El buen luchador retrocede pero no abandona..."[7]

Anillos

El Símbolo olímpico cuenta con cinco anillos que representan los continentes del mundo: África, América, Asia, Europa y Oceanía, los cuales se entrelazan como significado de la amistad deportiva de todos los pueblos. EL Comité Olímpico Internacional tiene la sede central en la ciudad suiza de Lausanne y es el encargado de elegir la sede de los Juegos Olímpicos con un intervalo de seis años de antelación. El presidente es el belga Jacques Rogge y el presidente del Comité Olímpico Cubano es José Ramón Fernández Álvarez.

Himno Olímpico

El Himno Olímpico oficial fue adoptado por el Comité Olímpico Internacional en 1957, el mismo está basado en un poema griego de Cotis Palamas y le pone la música Spirous Samaras en 1896 y se canta por primera vez en los Juegos Olímpicos de Atenas 1896, desde entonces se interpreta durante la jornada Inaugural de los Juegos, acompañando la

entrada de la bandera Olímpica al Estadio.

El Himno Olímpico sólo existe en el idioma original (griego), en Inglés y Francés, por ser estos los dos idiomas oficiales del COI.

Antorcha Olímpica

Se remonta a los Juegos antiguos, en los que una flama sagrada ardía en el altar de Zéus durante una competencia. Es reintroducida en los Juegos Olímpicos de Amsterdam en 1924 y se enciende nuevamente en 1932.

Carl Diem, dirigente del comité organizador de los Juegos Olímpicos de Berlín en 1936, propuso que la Antorcha se encendiera en Grecia y fuera transportada a Berlín en un recorrido por relevos. La idea fue aceptada y continúa haciéndose desde 1952.

La Antorcha se enciende en la antigua ciudad de Olimpia con los rayos del Sol, que son reflejados en un espejo curvo, en medio de una ceremonia con mujeres en ropas que recuerdan aquellos tiempos remotos, y luego la entregan al primer relevo designado.

Juramento Olímpico

El juramento es escrito por el Barón de Coubertin y fue tomado por primera vez en los juegos de 1920 y expresa:

"En nombre de todos los competidores, prometo que todos formaremos parte de estos Juegos Olímpicos respetando y obedeciendo las reglas que los rigen en el verdadero espíritu de los

deportistas por la gloria del deporte y el honor de nuestros equipos"

"Lo más importante en los Juegos Olímpicos no es ganar sino competir, así como la parte más

importante en la vida no es el triunfo sino la lucha. Lo esencial no es la conquista sino haber luchado bien" Aunque ha habido muchos cambios en el mensaje original, este es el credo que aparece en la pizarra durante la ceremonia de inauguración.

Bandera Olímpica

La bandera olímpica tiene un fondo blanco. En el centro se encuentran cinco anillos

formando 2 hileras de tres anillos arriba y dos abajo. Los anillos de la hilera superior son de izquierda a derecha: azul, negro y rojo. Los anillos de la hilera inferior son amarillo y verde. Fue elevada por primera vez en Alejandría, Grecia, pero debuta en los Juegos de 1920.

En las ceremonias de clausura de los Juegos Olímpicos, el alcalde de la ciudad sede

le entrega la bandera al alcalde de la ciudad que será la próxima sede. La bandera se mantiene en el centro de la ciudad que será la próxima sede hasta los siguientes Juegos.

Referencias

Enlaces externos

Fuentes

  • Datos aportados por Javier Pampin del Departamento de estadística del CINID-INDER.
  • Datos aportados por Richard González Carrodeguas.
  • El deporte en la revolución cubana.
  • Anuario Estadístico de Cuba, 2007.