Historia del municipio Báguanos (provincia de Holguín)


Historia del municipio Báguanos (provincia de Holguín)
Información sobre la plantilla
Cronología
Comunidad Primitiva
Colonia
Guerras de independencia
Guerra de los Diez Años
Combate de Rejondón de Báguanos
Últimos años de la guerra grande en la comarca baguanense
Guerra Chiquita
Guerra del 95
Parlamento de Bijarú
Acciones combativas
República neocolonial
Orígenes de los actuales Báguanos y Tacajó
Vida socio cultural de Báguanos durante los años neocoloniales
Lucha revolucionaria entre 1953-1958
Constitución de células
Actividades del MR 26-7
Revolución en el poder
Nuevos órganos del poder revolucionario
Institucionalización
Alfabetización y nuevos profesionales
Zafra histórica
Nueva división político-administrativa
La gran expedición[1] del internacionalismo
Caídos por la defensa
Por la Capital de la Cultura Comunitaria
Báguanos mantiene sus dos centrales azucareros

Historia del municipio Báguanos (provincia de Holguín). La historia del municipio Báguanos se extiende desde la comunidad primitiva hasta la Revolución en el poder. En el período de la colonia analiza el desarrollo de las guerras de independencia. Durante la república neocolonial aborda los orígenes de los actuales Báguanos y Tacajó, la vida socio cultural y la lucha revolucionaria entre 1953-1958. En la Revolución en el poder expone sobre los nuevos órganos del poder revolucionario, la institucionalización, la alfabetización y nuevos profesionales, la zafra de 1970, la nueva división político-administrativa, el internacionalismo, los caídos por la defensa, la Cultura Comunitaria y cómo hoy mantienen sus dos centrales azucareros.

Es uno de los 14 municipio de la provincia de Holguín, está ubicado al centro de esta, posee 803,3 km2, limita al norte con Rafael Freyre y Banes, al sur con Cueto y Urbano Noris, al oeste con Holguín y Cacocum, y al este con Banes y Mayarí. Su población, desde su constitución en 1976 hasta la actualidad, ha sobrepasado los 52 mil habitantes[2], concentrados en su mayor parte en los dos bateyes azucareros y otros pocos asentamientos.

Entre sus principales accidentes geográficos están ríos de nombre aborigen (Tacajó, Báguanos y Bijarú) y otros de nombre español (Alcalá y Camazán), las lomas del grupo de Maniabón y gran parte del valle de Nipe.

Comunidad primitiva

La geografía de la municipalidad baguanense se encuentra dominada por las elevaciones de Maniabón, las que se abren a las puertas del poblado cabecera en un abrazo al valle de Nipe, hacia el este. De entre las lomas baja una densa y poco caudalosa red fluvial que en su mayoría converge en el llano formando el cauce del río Tacajó, conductor de estas aguas hasta la bahía de Nipe. Las tierras fueron asiento tardío de pequeños y medianos grupos de aborígenes agricultores, procedentes del área de Banes y Antilla.

Los indígenas que habitaron estas tierras tuvieron como actividad económica principal la agricultura que, entre ellos, no llegó a alcanzar alto desarrollo y, en consecuencia, estuvieron obligados a complementar sus necesidades vitales con la pesca, la caza y la recolección. Sus principales instrumentos de trabajo eran fabricados de piedra, hueso, concha y madera, y entre los más significativos contaron con hachas petaloides, tanto para fines económico-productivos como con funciones litúrgicas, estas últimas eran objeto de esmeradas labores de pulimento y acabado. Uno de sus principales instrumentos agrícolas fue la coa, consistente en una vara de madera dura, aguzada en su extremo inferior para labrar de modo muy simple la tierra y proceder a la siembra de sus cultivos, entre los cuales sobresalían el maíz, la yuca y el boniato.

Si bien llegaron a tener una vida sedentaria, al conformar pequeñas aldeas en sitios de permanencia duradera, en los cuales construían casas rústicas con cujes, yaguas y guano, en forma rectangular, unas veces (bohíos) y circular, en otras (caneyes), también se guarecían en cuevas, grutas y abrigos rocosos de cualquier tipo, que utilizaban especialmente como campamentos más o menos temporales para sus recorridos de exploración y subsistencia alrededor de sus bateyes. Los ríos no solo les servían como asequible fuente de agua y pesca, sino también como vía de comunicación.

Entre los sitios de mayor relevancia arqueológica de Báguanos se encuentran: Salazar I y Salazar II, loma de Los Mates y Alcalá, junto a otros de menor importancia como Manantialito, Bijarú y La Jagua, los cuales estaban habitados por comunidades de relativo nivel de desarrollo. Estos grupos humanos, de filiación sub-taína[3] y raíz etnolingüística aruaca[4], con características artefactuales asimilables a la variante cultural Baní, desarrollaron en la zona actividades agrícolas como el cultivo de la yuca amarga y otros tubérculos, vía fundamental de subsistencia, apoyada en la caza, pesca y recolección. La cercanía de los principales asientos aborígenes sugiere un amplio intercambio tribal, que aportó en determinado momento productos para la subsistencia y, en general, herramientas de variado uso que pudieron potenciar la entrada de nuevas ideas[5].

La falta de evidencias sobre la estructura social y el desarrollo de estas comunidades no impide suponer, basado en los cronistas y documentos de Indias, la presencia de una jerarquía centralizada en la tribu o aldea, con creencias animistas y cemiistas y supervivencias totémicas y matriarcales, características descritas para los grupos sedentarios de perfil neolítico temprano en las Antillas[6]. Esta carencia se agrava por la no ubicación de cementerios aborígenes en todo el territorio, que permitan identificar elementos de distinción entre los individuos a partir del ajuar funerario y las posiciones de enterramiento. Prácticas sociales como juegos y danzas (quizás ceremoniales) han sido sugeridas factualmente en al menos un sitio (Salazar II). La presencia de ídolos sedentes y otros de dudoso carácter funcional encontrados en pequeñas cuevas y sitios de habitación al aire libre indican, por otro lado, un elevado desarrollo de la vida espiritual de estas comunidades.

Fuertes elementos de transculturación indohispánica se han observado en el sitio de Alcalá, donde se produjo una convivencia pacífica relativamente prolongada entre aborígenes y europeos, desde inicios del siglo XVI, en algún momento posterior al viaje que realizara el adelantado Diego Velázquez en octubre de 1513, al rodear las lomas de Maniabón rumbo a Bayamo y hacer escala en las provincias indígenas[7] de Baní y Barajagua[8]. Evidencias de la domesticación del cerdo y el caballo, así como fragmentos de cerámica europea y la apropiación del vidrio por los aborígenes en el tallado de cuentas con fines ornamentales son ampliamente reconocidas. Pruebas de contacto menos relevantes han sido encontradas en la loma de Los Mates. Solo puede conjeturarse la suerte corrida por estos grupos aborígenes posterior a la conquista española, ya que no ha quedado registro histórico al respecto.

Colonia

Las áreas de Báguanos y Alcalá fueron subordinadas en 1660 al partido pedáneo de Almirante, bajo cuya jurisdicción se mantuvieron hasta 1804. En este último año fueron creados los partidos de San Cristóbal, Bariay y Majibacoa. Es de suponer que Báguanos se subordinara a la capitanía pedánea de Bariay, hasta 1817, en que fue creado el partido de Tacámara, al cual pasó. Entre 1752 y 1782 se fomentaron, de modo legal en lo que habían sido tierras realengas, varias haciendas y sitios de crianza en Tacajó, Bijarú, Báguanos y San Francisco. Se debe entender como estancia, en esta etapa, aquella:

“hacienda pequeña de campo reducida a los cultivos menores de viandas, hortalizas, frutales, etc., y como sitio de crianza o sitio de hacienda un establecimiento rural, exclusivamente destinado a la cría de ganado (…) y no delimitado (…) por ninguna cerca ni artilugio artificial.”[9]

En 1860, según los trabajos de Jacobo de la Pezuela, se mantenían relativamente abandonadas las tierras de lo que había sido el hato de Báguanos, con un evidente estancamiento de sus actividades agropecuarias y de producción azucarera, pero el historiador español menciona un ingenio bajo la administración de Agustina Rodríguez, viuda de Francisco Feria, que alcanzaba la producción de 150 cajas para el consumo de los vecinos y se refiere, también, a la existencia de espesos bosques que, como se verá más adelante, fueron escenario de una gran diversidad de acciones por parte del Ejército Libertador[10]. En los años sesentas del siglo XIX, se mantiene el ingenio antes mencionado, movido por bueyes, con solo seis caballerías de caña productivas y 150 improductivas. En 1866 había tres ingenios en Tacajó.

Guerras de independencia

Guerra de los Diez Años

Al producirse el estallido insurreccional el 10 de octubre de 1868, Luis de Feria Garayalde, junto a su hermano, se unió a las fuerzas del General Julio Grave de Peralta, el 14 de octubre, con lo que ya queda el territorio baguanense incorporado a la gesta emancipadora.

Báguanos se convirtió en una zona de relevantes y continuos hechos de armas, establecimiento de prefecturas y hospitales de sangre y fuente de aprovisionamiento de hombres, recursos bélicos y de muy diverso tipo. Entre las más importantes acciones combativas que tuvieron lugar en sus comarcas, casi desde el mismo comienzo de la guerra grande se encuentra la movilización de hombres por parte de Luis de Feria Garayalde, a fines de abril de 1869 para apoyar a la expedición encabezada por Francisco Javier Cisneros que había desembarcado por la cercana bahía de Nipe.

Combate de Rejondón de Báguanos

El 29 de junio de 1872, fuerzas al mando del brigadier Manuel de Jesús Calvar, Titá, y del coronel Antonio Maceo y Grajales escenificaron el resonante combate de Rejondón de Báguanos contra la tropa española del Batallón Provincial Nº 1.

“Al mando del comandante Aguilar que, junto con los guerrilleros de caballería que formaban su vanguardia, ascendía a más de 400 hombres que conducían un convoy de Holguín a Barajagua. En la acometida lograron los españoles romper las formaciones de los primeros escalones cubanos, pero acude Maceo en ayuda de Calvar y con la impetuosidad que le era habitual se arroja sobre el flanco enemigo, que se detiene en la falda de una loma, en posición bastante peligrosa, que aprovechan Calvar y Maceo para destrozarlos completamente, al cabo de seis horas de fuego.”[11]
Últimos años de la guerra grande en la comarca baguanense

El 29 de junio de 1875, Antonio Maceo escribió al Presidente de la República desde territorio baguanense, refiriéndole sus acciones para impedir el crecimiento de las indisciplinas dentro del ejército mambí.

El 18 de junio de 1875, se realizó en el más antiguo poblado baguanense la conferencia de Alcalá, en la cual el general Antonio Maceo convocó a los oficiales de la jurisdicción de Holguín para enfrentar las nefastas resoluciones de Lagunas de Varona. Los mambises de Holguín, liderados por el Titán, acordaron transmitir a la Cámara de Representantes el pedido de poner los intereses de la patria por encima de todo[12]. Alcalá continuó siendo escenario de importantes acontecimientos para el futuro de la revolución cuando en agosto de 1875, el general Vicente García, acudió a un encuentro solicitado por el general Maceo y acordaron no cometer indisciplinas que comprometieran la unidad[13]. De esa manera, en Báguanos, los mambises mantuvieron el espíritu de lucha y trabajaron en pos de la unidad para poder continuar la guerra.

Entre los hechos más significativos de la guerra de independencia ocurridos en la jurisdicción de Holguín en 1876, estuvo:

la visita del Gobierno Revolucionario, que llegó a Tacajó desplegando sus actividades para el mayor éxito de los proyectos del Gral. Gómez en las Villas. El 10 de octubre sorprendió al Gobierno Cubano en Bijarú, (…) donde se celebró la gloriosa fecha.[14] No obstante, en el segundo semestre de 1877, era evidente el avance de la campaña pacificadora y el propio Arsenio Martínez Campos estableció uno de sus campamentos en Bijarú.[15]

En San Juan, el 26 de abril de 1877, los cubanos hostigaron a una columna española y retardaron su avance. Por esta fecha, en San Francisco, Calixto García atacó el ingenio existente en ese lugar, lo destruyó y liberó a la dotación de esclavos; de los cuales, doce se incorporaron a la lucha. El Ejército Libertador ocupó importantes recursos e hizo 14 prisioneros.

Rejondón fue escenario, el 12 de mayo de 1877, de una derrota de los españoles a manos de fuerzas libertadoras dirigidas por el general Antonio Maceo y Grajales. Esta acción continuó extendiéndose hacia Mejías y resultó herido el coronel José Maceo, hermano del Titán de Bronce[16]Meses después, el 6 de agosto de 1877, en la misma estratégica zona de Rejondón-Tacámara-Mejías, específicamente en Mangos de Mejías, el general Antonio fue gravemente herido en un cruento combate contra columnas españolas.

La comarca baguanense continuó siendo testigo de los acontecimientos finales de la Guerra de los Diez Años. El general Antonio Maceo, que estuvo a punto de morir en combate en Mangos de Mejías, se recuperó casi milagrosamente de las heridas y, a comienzos de marzo de 1878, estaba consagrado a salvar la causa independentista en la zona de Báguanos, donde, además, se reunió con la oficialidad holguinera.

Hay que destacar que en Baraguá estuvo Luís de Feria Garayalde, que luego del 15 de marzo de 1878, siguió como Jefe del Regimiento de Holguín hasta que el Gobierno Provisional Mambí decidió la capitulación y las fuerzas del jefe holguinero estuvieron entre las últimas en presentarse.

Guerra Chiquita

La comarca baguanense volvió a ser escenario de la lucha por la conquista de la independencia. Los jefes y oficiales holguineros estuvieron entre los principales protagonistas de la denominada Guerra Chiquita.

Luis de Feria Garayalde, jefe de la Zona Oriental durante la preparación de la Guerra Chiquita, se alzó en la zona de Alcalá el 24 de agosto de 1879, y entre los combates que escenificó estuvo el de Las Margaritas, dentro del actual término municipal de Báguanos, y fue uno de los últimos en capitular, el 27 de diciembre de 1879.

Guerra del 95

En 1890 Antonio Maceo hizo una escala en Gibara, y entre los patriotas holguineros que le ofrecieron continuar la lucha independentista se encontraron Remigio Marrero Álvarez y Luis de Feria Garayalde. Estos dos patriotas cumplieron con el Titán de Bronce en la guerra organizada por José Martí.

Remigio Marrero se alzó en Báguanos, el 30 de marzo de 1895, y luego marchó hacia Bijarú con un grupo de patriotas, al frente de los cuales se mantuvo, peleando con agilidad y valentía a pesar de sus 66 años.

Luis de Feria Garayalde por su parte, se alzó en Tacajó, ya con el grado de coronel, el 2 de marzo de 1895 “al frente de unos doscientos hombres con los cuales organizó el regimiento de infantería Julio Grave de Peralta.”[17]

Parlamento de Bijarú

En carta desde Bijarú, fechada a finales de mayo de 1895, Juan Maspons Franco le escribe a Enrique Trujillo:

“(…) El entusiasmo raya en delirio (…) la juventud de Holguín viene diariamente a engrosar nuestras filas (…) los veteranos de esta jurisdicción están con nosotros (…).”[18]

El entusiasmo descrito anteriormente propició la celebración del Parlamento de Bijarú (fines de mayo de 1895), en el que participaron, entre otros, el brigadier Luis de Feria Garayalde, los coroneles Rafael Manduley del Río y José Miró Argenter y los tenientes coroneles Rafael Portuondo Tamayo y Fernando Salcedo Bonastra. En el parlamento acordaron que el gobierno de la República en Armas descansara en un directorio de pocos miembros y que el ejército tuviera la mayor suma posible de facultades, para evitar las contradicciones y errores suscitados por las interferencias de la Cámara de Representantes acaecidas durante la Guerra de los Diez Años.

Acciones combativas

Antonio Maceo llegó a Bijarú el 27 de mayo y permaneció allí hasta el día 31. Se alojó en la finca de José Codales. Los días 5 y 6 de junio de 1895, acampó en las faldas de la loma de la Gloria, donde descansaron luego de los combates en Gibara y Aguas Claras, que se habían llevado a cabo para distraer a las tropas españolas y contribuir al paso de Gómez hacia Camagüey. Por esos días, Tomás Salazar Feria organizó el Regimiento de Infantería Loño, que más tarde se llamó Regimiento de Infantería de Tacajó, el cual contaba con dos brigadas, 4 divisiones y 2 cuerpos. Salazar Feria fue su jefe hasta el fin de la guerra[19].

Desde los alzamientos de 1895 y durante todo el año siguiente, las tropas mambisas se mantuvieron organizadas y activas en la comarca baguanense. El 24 de marzo de 1896 se incorporó Calixto García Íñiguez; a partir de esa fecha invadió el norte de la jurisdicción holguinera y reorganizó el Departamento de Oriente, colocando a José Maceo como jefe del primer cuerpo y a Jesús Rabí como jefe del segundo. Mariano Torres, ya con el grado de general, fue designado jefe de la división de Holguín, y el 11 de agosto de 1896 ejecutó el incendio de Banes. El 20 de agosto de ese mismo año fue el heroico ataque al fuerte de Loma de Hierro o San Marcos, al que le dispararon 28 cañonazos, que marcan el primer uso de la artillería por el Ejército Libertador, ante lo cual Gómez exclamó:

“¡Orientales!, os cabe la satisfacción inmensa de ser los primeros cubanos vencedores con artillería. Loor y Gloria a nuestro general Calixto García.”

El 21 de marzo de 1897, arribó por el Esterón de Júcaro, en la bahía de Banes la expedición del vapor Laurada, comandada por Carlos Roloff Mialofsky y Joaquín Castillo Duany, que fue apoyada por las tropas de Mariano Torres, las cuales operaban en la zona de la prefectura de Bijarú. En ella vino José Martí Zayas Bazán, hijo del Apóstol.

En enero de 1898, desde su campamento en Rejondón de Báguanos, Calixto García Iñiguez ordenó el arresto del brigadier Remigio Marrero Álvarez y del comandante Rafael Gutiérrez, acusados de haber tenido contacto (correspondencia) con los partidarios de la autonomía. Hay que decir que Remigio desconocía las órdenes terminantes al respecto y su “error” se limitaba al hecho de haber contestado una carta al general español Varela en la que este militar le exhortaba a incorporarse al movimiento autonomista. El anciano brigadier le había contestado con una rotunda negativa y el consejo de guerra, sin siquiera despojarlo de sus armas, le hizo una leve amonestación.

El 31 de enero de 1898, Tomás Salazar Feria, ya con el grado de coronel, atacó a una fuerte columna española en Minas de Melones y, días después, el 8 de febrero, hostilizó a otra columna en La Güira de Báguanos y, al día siguiente, volvió a darle combate en la vereda de Santa Clara, cerca de Tacajó[21].

República Neocolonial

Al final de la última guerra por la independencia de Cuba, en 1898, la población existente en los principales pueblitos y caseríos de la comarca baguanense era la siguiente: Bijarú, 2 151; Alcalá, 2 022; La Cuaba, 1 323; Camazán, 1 254; La Caridad, 1 063; Tacajó, 896 y Tacámara, 832[22].

Orígenes de los actuales Báguanos y Tacajó

Durante la primera década del siglo XX, varias familias campesinas, que de una u otra forma habían participado en la contienda independentista, se establecieron a dos quilómetros del batey azucarero actual, en lo que hoy se conoce como Báguano Viejo. Entre dichas familias estaban los Suárez y los Infante. Según la tradición oral, ya en 1912 había diecisiete casas en dicho pobladito, organizado formalmente por el juez o jefe Juan Suárez, llamado “general” por algunos de los vecinos y que era dueño de un trapiche productor de raspadura, el cual disponía de tres masas verticales movidas por yuntas de bueyes, en tanto un obrero se encargaba de entrar la caña y otro la recibía por el lado opuesto.

Juan Suárez fue una de las primeras figuras típicas de la localidad, y dejó entre los vecinos una aureola de hombre valiente, ganada en la guerra, donde había sido uno de los bravos, y de la que atesoraba en su casa decenas de armas, en especial escopetas, revólveres y machetes. Uno de los principales méritos del “general” Suárez fue su ético comportamiento cuando la guerra de razas de 1912, en que protegió y salvó en su casa a varios negros de la zona.

La primera construcción en lo que es hoy el batey del ingenio, fue un enorme ranchón para albergue de los obreros que iban a construir el central. Ese albergue estuvo ubicado muy próximo al río de Báguanos, donde se encuentra el puente de la entrada. Los cubanos Melchor Palomo, Fernando López, Bebé Sánchez y Gabriel Mouriño, estuvieron al frente de las faenas de desmonte, y fueron los empresarios que más adelante fundaron el central. Los primeros desmontes para cañaverales se hicieron en el triángulo conformado por los puntos Cañamazo, Báguano Viejo y Báguanos actual. Tumbaban los árboles, les daban candela y plantaban la caña, que muy pronto dio unas cosechas enormes.

Las instalaciones del ingenio comenzaron a construirse en 1915. Muchos de los obreros que llegaron a trabajar en el nuevo central, traían a sus familias y se asentaban en el batey, primeramente en el barrio Palomo, hacia el oeste de la fábrica y, luego, en el barrio Canta Rana[23]. Por su parte, los vecinos más acomodados, y hasta ricos, se fueron instalando en la parte este del batey, especialmente en el barrio de La Herradura, a un kilómetro de la fábrica, y otros aledaños hasta llegar a la altura del central.

La tradición oral, considera que la familia de los Ibarra es una de las primeras que se asentó en la zona de Tacajó durante la etapa neocolonial. De modo, que cuando se proyecta la construcción del central por empresarios de otras comarcas, ya había un núcleo poblacional estable en Tacajó. El poblado asentado en Tierra Buena se convirtió en el centro de un amplio caserío campesino. Alrededor de 1913 se iniciaron los trabajos para la construcción del ingenio, dirigidos por una compañía conformada con capitales provenientes de las familias Beola, procedente de Gibara, y Dumois, de Banes y Antilla.

Luego de los desmontes en las tierras al este y al sur de Tacajó, del aprovechamiento de muchos árboles para traviesas, puentes y otras obras, y la quema de abundantes recursos forestales, sembraron los cañaverales. Así, en 1916 fue la fundación oficial del Tacajó, cuando ya existían algunos pequeños asentamientos humanos en Kingston y Mamey desde el año 1904, y desde mucho antes en San Gerónimo, que en 1915 fue reconocido como barrio rural debido a su importante población. En 1925, San Gerónimo pasó a integrar el término municipal de Antilla. En lo adelante, continuó su desarrollo vinculado a la nueva fábrica de azúcar, y en 1931 ya contaba con una población de 2 925 habitantes.

Vida socio cultural de Báguanos durante los años neocoloniales

Como parte de los centenares de trabajadores industriales y agrícolas que arribaron a los centrales y campos de la localidad en busca de empleo, solos o acompañados por sus familias, junto a los de origen cubano hubo también muchos de otras nacionalidades, lo que dio lugar a una importante diversidad étnica enriquecida por el aporte de españoles, haitianos, jamaicanos, trinitarios y de otras pequeñas islas del Caribe, libaneses (o moros[24] en general), alemanes, chinos y hasta polacos.

En ambos bateyes estaban construidos los cuarteles de la Guardia Rural. El de Tacajó tenía 138,79 m2 de fabricación, sobre pilotes de concreto, armazón de madera, forro sencillo, techo de zinc, tabloncillo y portales al descubierto; disponía de salón dormitorio, calabozo, oficina, cuarto de clase, cuarto monturero, comedor, cocina, hall y baño; en el patio disponía de caballerizas y abrevadero. El de Báguanos era aun más grande, con 260,89 m2 de superficie, armazón de madera, paredes de forro sencillo, techo de zinc, portal a la calle G y piso de tabloncillo; contaba con salón dormitorio con once camas habilitadas, oficina, cuarto de clase, cuarto monturero, cuarto de útiles, calabozo, salón comedor, cocina, ducha y water closet[25]; en el patio también contaba con una caballeriza de abrevadero interior[26]. En Báguanos también existió desde la fundación del central una casa cuartel de la guardia jurada, con 95,55 m2 de superficie, distribuidos en portal, oficina, cuarto de clase, salón dormitorio con nueve camas, baño y W.C.

En los dos bateyes había una escuela pública. La de Tacajó, en 1933, tenía dos aulas, cada una con seis ventanas, una puerta principal y una puerta a los servicios sanitarios, además de comunicarse por una puerta interior; con 172,66 m2 de fabricación en madera, paredes de doble forro, piso de tabloncillo y portales al descubierto. La de Báguanos era diminuta, de una sola aula y un servicio para niñas y otro para niños; solo tenía 95,92 m2 de fabricación sobre pilotes de madera, paredes de forro sencillo, piso de tabloncillo y sin portal. En 1934 había una casa escuela en Potreros de Camazán que tenía 66,79 m2 de fabricación, techo de guano, piso de tabla y paredes de forro sencillo, con un solo salón, dos puertas y seis ventanas. Durante toda la etapa neocolonial, el analfabetismo y el bajo nivel escolar predominaron entre la población baguanense.

Otras edificaciones típicas durante los años neocoloniales fueron las casas venduta (de las cuales hubo varias en ambos centrales), las caballerizas, las fondas-hoteles o viceversa, carnicería, lechería, y comercios con café, billar y vitrolas o traganíquel. En 1931, Báguanos contaba con una administración de correos y telégrafos instalada en una casa familiar de la clase 3ra, tipo “C”, de 107,13 m2 de fabricación, que en su parte de servicio público tenía correo, telégrafo y despacho.

Tanto en Báguanos como en Tacajó, el más grande de los comercios fue el departamento comercial. En el primer lustro de la década de 1930 ya se contaba con una farmacia en cada batey respectivo. Desde sus mismos inicios, ambos bateyes contaron con amplios cine-teatros.

Las sociedades o clubes en ambos bateyes, que contribuían a ir conformando un pseudo clima de colaboración y tranquilidad sociales alcanzaron un gran auge. Las capas altas, medias y más o menos acomodadas socializaron sus ideas, valores y costumbres a través de los clubes de blancos, en los cuales estaba celosamente prohibida la entrada de las personas denominadas eufemísticamente “de color”.

Alcanzó una relevante posición dentro del tiempo libre de los trabajadores la práctica de la pelota, para lo cual se fueron acondicionando cada vez mejores terrenos. La difusión del béisbol se hizo predominante sobre todo entre los obreros del central, que hacían sus prácticas después de terminada la jornada laboral y desarrollaban los juegos solamente los domingos.

En la localidad se dio de modo álgido, desde la década de los años veintes del siglo XX, la batalla entre la pelota y el balompié por la preponderancia en el gusto popular. Hasta finales de la década de 1930, la popularidad de ambos deportes estuvo pareja, pues había no pocos inmigrantes y descendientes de españoles que alentaron la práctica del fútbol, en la que también participaron jamaicanos y algunos pichones de haitianos junto a los cubanos, en las canchas que se habilitaron en ambos centrales.

En la década de los años treintas, comenzaron a celebrarse las verbenas; la primera se desarrolló detrás de la oficina del central Báguanos. Estas fiestas se organizaban sábados y domingos y eran convocadas por las Instituciones de Instrucción y Recreo y el Ayuntamiento.

Hacia finales de esa misma década, se hicieron más populares algunas congregaciones religiosas y se erigieron los primeros templos, tanto en Báguanos como en Tacajó, con singular relieve para los misioneros metodistas provenientes de los Estados Unidos, que fueron mayoritariamente mujeres en esos años. Desde mayo de 1945 se inició la edificación del templo de Tacajó, mientras que los primeros cultos de esa religión en Báguanos tuvieron lugar en una capilla en el barrio de La Loma, situado al este del ingenio, durante los años finales de la década del 40[27]. Al terminar los años cuarentas ya estaba construida la iglesia tacajoense, la cual fue inaugurada por Monseñor Pérez Serante y tuvo como primer oficiante al sacerdote Sillero, de nacionalidad española. En 1953 se construyó el templo que todavía se mantiene en el centro del batey de Báguanos y en su inauguración también participó el Arzobispo de Santiago de Cuba; el primer sacerdote fue de apellido Lence, el cual muy pronto fue relevado por Mauro Morloe Hechavarría.

Lucha revolucionaria entre 1953-1958

Durante la etapa de lucha contra la tiranía de Fulgencio Batista, en el territorio tuvieron lugar importantes acciones revolucionarias, desde la fundación de las células del Movimiento 26 de julio en Báguanos, Tacajó, Bijarú y otros barrios

Constitución de células

La primera célula del MR 26-7 fue organizada personalmente por Pedro Díaz Coello en la zona de Bijarú, en un punto no precisado entre Los Ajíes y Los Naranjos, en diciembre de 1955. Entre los dirigentes de aquellas estructuras revolucionarias compartimentadas estuvieron Hugo López Leyva, en Báguanos; en Tacajó, el doctor José Achucarro y los compañeros Celestino Expósito, Rafael Guerrero y Pedro Barnuevo[28]; y en Bijarú, junto a los hermanos Felipe y Miguel Salcedo estuvieron Marcelo Pupo y Fernando Cruz.

En el batey baguanense el movimiento revolucionario fue organizado bajo la orientación de José Menéndez Nápoles por Hugo López Leyva y Rolando Aguilera Rodríguez, a partir de febrero de 1957 y, desde esa fecha, entre sus principales actividades se contaron el despojo de armas a los guardias jurados, la toma de seis fusiles del cuartel de la rural el 11 de mayo de 1957 y venta de bonos para recaudar fondos.

Según el testimonio de María Luisa Bellido Gómez, combatiente de la clandestinidad, la célula organizada por Hugo tuvo el número 43 y, tras la muerte de este, su dirección pasó a Enrique Pino Fontela. Esta célula aportó a dos compañeras como guerrilleras, que fueron Inés Proenza Lozano y Esperanza Vázquez Cabrera[29].

Actividades del MR 26-7

Los miembros y colaboradores del MR 26-7 en ambos bateyes controlaban el movimiento de soldados y armamentos de la tiranía, así como los convoyes que entraban y salían, y de ello mantenían informados a los campamentos rebeldes. También se realizaban acciones de sabotaje a los tendidos telefónicos y otras instalaciones.

En diciembre de 1958 entraron a Báguanos cuatro convoyes con tropas de la tiranía, fuertemente pertrechados con armas y hombres. Las tropas rebeldes alzadas en la zona, las milicias clandestinas ya constituidas y los miembros de la célula del MR 26-7 ofrecieron fuerte resistencia a casquitos[30] de la dictadura y los hostilizaron continuamente.

El cuartel de la Guardia Rural de Tacajó fue incendiado el 15 de febrero de 1958 por rebeldes de la columna No. 16. Una planta eléctrica en la zona de Bijarú fue quemada por integrantes de la célula clandestina en septiembre de 1958 y, pocos meses después, en mayo de 1958 fue capturado el jefe de la guarnición de Antilla cuando circulaba por la carretera.

Desde la tarde del 31 de diciembre de 1958, los rebeldes de la columna No. 16 Enrique Hart tomaron posiciones para el ataque y toma del cuartel de la tiranía en Báguanos, bajo las órdenes del comandante Nicaragua. En la madrugada del 1 de enero de 1959 el combate aún estaba en su apogeo. Ese mismo día el batey fue ametrallado y bombardeado por la aviación batistiana durante más de cinco horas, a consecuencia de lo cual, la mayor parte del centro comercial quedó destruida; además resultó herido severamente el niño Manuel Ferreiro Cobas, alias Manoli, cuya sangre puede contarse como la última que hizo verter el ejército de la tiranía. Solo pasadas las cinco de la tarde del día 1 de enero de 1959, los casquitos, ya con muy poco parque y atemorizados por los efectivos disparos de la bazuca rebelde, aceptaron deponer incondicionalmente las armas[31].

Revolución en el poder

A partir del 1 de enero de 1959 se inició un proceso de transformación radical de la sociedad cubana, el cual abarcó la vida económica, política y sociocultural. El poder del Estado pasó a manos de una vanguardia popular y antiimperialista profundamente inspirada en las ideas de José Martí y lo mejor de la doctrina socialista. Como culminación de más de cien años de génesis, desarrollo y consolidación de la nacionalidad, se comenzó a desmontar desde la raíz toda la estructura neocolonial y, al mismo tiempo, una esperanzada y larga obra por la transformación integral de la sociedad y la cultura, lo cual incluyó el cultivo de nuevos principios y valores patrióticos y éticos.

En Báguanos, el pueblo y sus dirigentes se incorporaron a la extraordinaria contienda por alcanzar la consagración de la primavera y para ello contaron con el ejemplo de numerosos mártires de la lucha por la liberación. En homenaje a los que con su sangre habían regado el árbol del decoro y la igualdad, muchas fábricas, escuelas, hospitales, calles y otras obras sociales, recibieron el nombre de los caídos. Altamente paradigmático fue el renombramiento del central Báguanos como López-Peña y del Tacajó como Fernando de Dios, en homenaje de perpetua recordación a estos jóvenes que sacrificaron sus vidas en la lucha contra la tiranía de Batista.

Nuevos órganos del poder revolucionario

Las alcaldías municipales inmediatamente fueron transformadas en juntas de la JUCEI que, estuvieron encabezadas en Báguanos por Eloy Ricardo Rodríguez bajo la jurisdicción de Holguín, y en Tacajó por Pedro Barnuevo, de la jurisdicción de Antilla. Muy pronto estas juntas se convirtieron en los órganos del Poder Local, atendido por Oraine Cabrera Hernández en el primero de los centrales y por Rubén Díaz Díaz en el segundo.

Institucionalización

El proceso de institucionalización revolucionaria y socialista abarcó los años de 1959 hasta 1975 y se llevó a cabo en medio de agudas circunstancias económicas, políticas, sociales y militares, caracterizadas por la continua y creciente agresividad e injerencia del gobierno imperialista de los Estados Unidos. Los líderes baguanenses contaron con la incorporación casi absoluta del pueblo trabajador y participaron en las épicas contiendas de la alfabetización, los combates de Playa Girón, limpia del Escambray, movilizaciones productivas y militares.

El 17 de diciembre de 1960 fue organizado el batallón 109 de milicianos baguanenses, completado con hombres de San Germán y Tacajó, el cual tuvo entre otras tareas, la defensa de las trincheras asignadas en la zona de Punta de Mulas durante la Crisis de Octubre, la vigilancia cederista y revolucionaria para impedir la subversión interna de elementos contrarrevolucionarios alentados desde el exterior y, en medio de todo eso, la organización del nuevo sistema de educación con la creación de centros escolares y escuelitas a todo lo largo del territorio, construcción y habilitación de los nuevos hospitales y mantenimiento de las dos fábricas de azúcar en producción. El batallón 113, organizado en Antilla, fue reforzado con milicianos de Tacajó. En 1960 se comenzó a organizar el Ministerio del Interior (MININT) en los dos bateyes azucareros.

Alfabetización y nuevos profesionales

Adolescentes y jóvenes de la localidad, algunos con menos de doce años, se desempeñaron como alfabetizadores, no solo en el municipio, sino también en intrincados y lejanos puntos en que fueron necesitados. En apenas década y media, la localidad contó con los primeros graduados universitarios, entre los cuales estuvieron abogados, periodistas, médicos, ingenieros agrónomos, arquitectos y economistas, recibidos en las universidades de Oriente, Camagüey y La Habana, entre otras.

Zafra histórica

En los largos meses de la zafra histórica de 1970, todo el municipio se convirtió en un gigantesco campamento y, aunque no se lograron los diez millones, la comunidad dio las más altas muestras de esfuerzo patriótico, al trabajar de modo incansable y alegre con un gran espíritu solidario. Pocos años después los centrales baguanenses se colocaron entre los más destacados a nivel nacional. En la zafra de 1973, el central López-Peña (antiguo Báguanos) resultó el mejor de todo el país en su categoría. Se comenzó a moler el 15 de noviembre de 1972 y la contienda se extendió hasta el 2 de abril de 1973, para un total de 139 días de labor. Fueron procesadas 38 316 832 @ de caña y se produjeron 49 061,347 toneladas métricas de azúcar, lo que representó el 107 % de cumplimiento[32].

Nueva división político-administrativa

El actual municipio de Báguanos, con “s” al final, fue constituido acorde con la Ley Nº 18 de los límites territoriales de las provincias y de los municipios creados en 1976, por la nueva división político-administrativa.

Con el proceso de la nueva DPA fueron constituidos en la localidad los órganos del Poder Popular, para lo cual se contó con la experiencia organizativa del Partido, los CDR y la FMC, entre otros organismos y organizaciones revolucionarias. Los precandidatos a delegados se eligieron a través del voto directo y público, sobre la base de sus cualidades éticas y patrióticas, en asambleas que contaron con una alta participación del pueblo. Se crearon las circunscripciones y se constituyó la primera Asamblea Municipal, el 10 de octubre de 1976, cuyo gobierno contó con Guillermo Peña Vidal como presidente y Ramona Guillén Sánchez como vicepresidenta. Otros presidentes de la Asamblea Municipal del Poder Popular han sido Renides Bermúdez, Víctor Silva, Roberto Guerrero, Roberto Cabrera, Jorge Luis Suárez Portelles, Rossel Alberteris y Rossel González Pérez.

El municipio se fundó con una población de poco más de 50 mil habitantes en una extensión de 806 km2. Bajo su jurisdicción quedaron los poblados de Bijarú, Tacajó, Alcalá, La Güira, San Fernando, Los Haticos, Camazán, La Caridad, Los Jobos, Tacámara, El Manguito y se consolidaron nuevos asentamientos como los de La Esperanza y Unión 6, entre otros.

En la actualidad, a pesar de las dificultades materiales, en gran medida ocasionadas por el sostenimiento del bloqueo económico y comercial imperialista, en el municipio se mantiene un sistema de educación gratuita y masiva que alcanza al ciento por ciento de la población, y va desde la enseñanza general y especial hasta la formación de obreros calificados y técnicos y desde la primaria hasta la universidad. También se fundaron desde los años ochentas clubes de computación y hoy la cabecera municipal cuenta con un centro para la producción de software médico de avanzada (ICID).

La gran expedición del internacionalismo

Los baguanenses participaron desde muy temprano en las épicas campañas del internacionalismo de la revolución socialista cubana. Entre sus más sobresalientes héroes y mártires se recuerdan con orgullo anécdotas sobre la valentía de Néstor López Cuba (nacido en Palmarito de Tacámara) al frente de los tanques cubanos en el norte de África, especialmente en Siria, a comienzos de los años 1970.

Otro paradigma de aquellos primeros años fue el doctor Octavio de la Concepción y de la Pedraja, nacido en Tacajó, combatiente y médico de la epopeya solidaria del Che en Bolivia, donde quedó inmortalizado en las páginas del diario del Guerrillero Heroico.

En la gran expedición internacionalista (La gran expedición[33] del internacionalismo), jóvenes formados en la nueva sociedad cubana, impregnados de los valores patrióticos, solidarios y antiimperialistas de raíz martiana, fidelista y guevariana, cumplieron de forma voluntaria, y se dieron muchísimos ejemplos de compañeras y compañeros que se presentaban reiteradamente en la sede del Comité Militar y en otros puntos de alistamiento, para pedir su inclusión en los listados.

Caídos por la defensa

Llegar a la victoria de enero, costó la vida de veinte mil cubanos. Otros cayeron en la defensa de las conquistas revolucionarias. Báguanos aportó muchos de sus hijos desde los tiempos de la lucha por la independencia hasta la etapa del movimiento revolucionario contra la dictadura de Fulgencio Batista.

Entre los mártires caídos por la defensa se encuentran:

Por la Capital de la Cultura Comunitaria

La red de instituciones culturales de Báguanos se completó en el primer lustro de la década de 1980 con dos casas de cultura, librerías, bibliotecas, galería de arte, museo, cines y salas de video, dirección sectorial de cultura y programa cultural para la promoción de la creación local y la preservación de los valores tradicionales. Se constituyeron clubes de amigos del libro y la lectura y talleres literarios. La localidad fue precursora en los movimientos de la nueva trova y de jóvenes creadores, primero con la Brigada Hermanos Saíz (luego con la Asociación del mismo nombre).

La sensibilidad y creación artística y literaria lograron reconocimientos a nivel nacional, fruto de los veinte años de la Tertulia Literario Cultural José Martí. La experiencia de edición de libros artesanales durante los años más difíciles de la opción cero del período especial, fue presentada al Comandante en Jefe, en la reunión con los directores de cultura el 16 de septiembre de 1999, y se convirtió en la génesis del programa nacional de ediciones territoriales[34].

En el año 2000 se constituyó el Consejo Editor Municipal, que aprobó los libros Imaginario de la esperanza, ''El río tiene un güije'' y ''Todos los silencios'', editados al año siguiente y entregados al compañero Fidel en el Palacio de Convenciones, en las sesiones del Congreso de la Asociación Hermanos Saíz, como argumentación del sueño de la universalización de la cultura y de que cada municipio contara con la posibilidad de editar su obra literaria[35]. En la actualidad, Báguanos tiene 30 libros publicados por autores locales que, además, han obtenido más de quince premios en concursos nacionales de literatura[36], sin incluir a Cosme Proenza Landrove, pintor, Lourdes González Herrero y Alberto Rocasolano, artistas y escritores, nacidos ese terruño, que alcanzaron reconocimiento nacional desde mucho antes.

La obra desplegada por los creadores del municipio se ha consolidado en el campo del trabajo cultural comunitario, dentro del cual se fundaron símbolos como el Árbol que Silba y Canta, la escultura El Martí de todo Báguanos, la peña trovadoresca Gente de Fe[37], la primera Casa del Joven Creador en un batey azucarero, el encuentro de trova y poesía Del Verso y de la Miel y el proyecto El Árbol por los Cinco en las comunidades[38]. Actualmente el municipio cuenta con cuatro miembros de la UNEAC, como reconocimiento a la calidad de su aporte artístico y cultural.

Báguanos mantiene sus dos centrales azucareros

A finales del año 2002, se recibieron los primeros nubarrones que predecían la paralización del central López-Peña. En los años 2004, 2005 y 2006, el central se detuvo. No obstante, sus dirigentes y obreros, escritores y artistas y todos los vecinos de la localidad, expresaron su gran amor al ingenio y su decisión de mantenerlo con vida. Así, se logró una mínima zafra de solo dieciséis días en el 2007, otras también pequeñas en el 2008 y en el 2009 y luego volvió a paralizarse en el bienio 2010-2011.

Con grandes esfuerzos y la sensibilización de los nuevos funcionarios azucareros por el sentido de identidad y pertenencia demostrado por los baguanenses, el López-Peña ha vuelto a mover sus máquinas, con nuevas inversiones, renovados cañaverales y la más firme decisión, dentro de una sinfonía que preludia larga vida y provechosas moliendas. Con los dos centrales en activo, los símbolos sagrados de la historia y un árbol que silba y canta, el pueblo de Báguanos enfrenta su futuro.

Referencias bibliográficas

Fuente

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  • Comisión de Historia del PCC de Báguanos, Historia de Báguanos. (Material inédito)
  • COR del PCC Regional. Una zafra histórica. Folleto Impreso en la ECAG-Unidad 274-16-05, Gibara, Holguín, noviembre de 1973.
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  • Abreu, Andrés D. y Pedro de la Hoz, Un futuro promisorio en la multiplicación de la cultura, en: Granma, 19/10/2001, con el subtítulo “Comparte Fidel jornada de clausura del Congreso de los jóvenes escritores y artistas”.
  • Entrevista a María Luisa Bellido Gómez, combatiente clandestina.