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*[http://www.revistacaliban.cu/articulo.php?numero=7&article_id=81 El primer Partido Comunista de Cuba y su posición ante los gobiernos auténticos] por Paula Ortiz Guilián.
 
*[http://www.revistacaliban.cu/articulo.php?numero=7&article_id=81 El primer Partido Comunista de Cuba y su posición ante los gobiernos auténticos] por Paula Ortiz Guilián.
 
* [http://www.bohemia.cu/2010/07/30/historia/cuba-partido-comunista.html Primer Partido Comunista de Cuba: Eslabón imprescindible] por Pedro Antonio García.
 
* [http://www.bohemia.cu/2010/07/30/historia/cuba-partido-comunista.html Primer Partido Comunista de Cuba: Eslabón imprescindible] por Pedro Antonio García.
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* [http://www.radiorebelde.com.cu/50-revolucion/historia/partido-comunista.html Historia del Partido Comunista de Cuba] publicado en [[Radio Rebelde]] con motivo de celebrarse los primeros 50 años de la [[Revolución Cubana]].
  
 
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Partido Comunista de Cuba
Información sobre la plantilla
Institución con sede en Bandera de Cuba Cuba
Pcc logo.jpg
Organización que agrupa a la vanguardia de los revolucionarios cubanos
Nombre:Partido Comunista de Cuba
Siglas o Acrónimo:PCC
Fundación:3 de octubre de 1965
Tipo de unidad:Partido Político
Secretario/a General:Fidel Castro
Ideología política:Comunismo (marxista-leninista y martiano)
Organización juvenilUnión de Jóvenes Comunistas
País:Bandera de Cuba Cuba
Sede:Plaza de la Revolución
Dirección:Bandera de Cuba Cuba
Publicación:Diario Granma
Cuba Socialista
Sitio web
Partido Comunista de Cuba

Partido Comunista de Cuba. Organización que agrupa a la vanguardia de los revolucionarios cubanos. La Constitución de la República de Cuba, aprobada en referéndum popular, lo define como "martiano y marxista-leninista, vanguardia organizada de la nación cubana, es la fuerza dirigente superior de la Sociedad y el Estado".

Historia

Antecedentes

El 5 de enero de 1892 se aprueba la creación del Partido Revolucionario Cubano (PRC) y sus Bases y Estatutos Secretos por José Martí y Carlos Baliño que quedará fundado el 10 de abril de 1892.

Fundación

Para su fundación los delegados se reunieron en una vieja casa de la calle Calzada, del Vedado capitalino, numerada entonces con el 81, en el lugar donde hoy se erige la sala teatral Hubert de Blanck. Corrían tiempos difíciles: desgobernaba a Cuba el tirano Gerardo Machado, quien había prometido a Wall Street que una huelga en la Isla no duraría un cuarto de hora y que ya en agosto de 1925 comenzaba su vasto expediente de crímenes políticos, con el asesinato de un periodista opositor, Armando André, y un obrero comunista, Tomás Grant.

Carlos Baliño, como el delegado de mayor edad, procedió a recibir las credenciales, el 16 de agosto de 1925, del Primer Congreso Nacional de las Agrupaciones Comunistas de la Isla de Cuba.

José Miguel Pérez, el Primer Secretario General del partido

Además de él, representaban a los comunistas de la capital el maestro canario José Miguel Pérez, el líder estudiantil Julio Antonio Mella y el dirigente sindical cigarrero Alejandro Barreiro, entre otros. Venancio Rodríguez era el delegado de la agrupación de Guanabacoa; Miguel Valdés, del Sindicato de Tabaqueros, y Emilio Rodríguez, de la de San Antonio de los Baños. Por la Sección Hebrea y su Juventud Comunista, estaban Yoshka Grinberg, Yunger Semiovich (seudónimo de Fabio Grobart) y Félix Gurbich. Los manzanilleros carecían de dinero para trasladarse a La Habana y no pudieron concurrir, por lo que Mella y Barreiro asumieron su representación en el evento. El Partido Comunista Mexicano envió solidario a Enrique Flores Magón para que ayudara a organizar la magna cita.

Estos delegados, en su casi totalidad —y podemos hacerlo extensivo a la mayoría de los militantes en la primera década de existencia del Partido— no eran marxistas formados ni amplios conocedores del socialismo científico. Comunistas de corazón, anhelaban la redención de la clase obrera y el pueblo cubanos, aunque carecían de los conocimientos indispensables para afrontar dicha tarea. A pesar de sus limitaciones, sí supieron comprender, sobre todo gracias a Mella y Baliño, su rol de eslabón indispensable entre el pensamiento patriótico del siglo XIX y las ideas de emancipación social de la vigésima centuria. De ahí el rescate del ideario del Apóstol que se propuso Julio Antonio con sus Glosas al pensamiento de José Martí (1926). Línea en la que con posterioridad profundizarían mediante sus ensayos y artículos otros destacados dirigentes como Blas Roca, Juan Marinello y Carlos Rafael Rodríguez.

La principal misión de aquellos fundadores fue crear el primer Partido Comunista de Cuba y afiliarlo a la Tercera Internacional, fundada por Vladimir I. Lenin en 1919. Aparte de un programa de reivindicaciones para los obreros y campesinos, se propusieron trabajar activamente en los sindicatos, organizar a los campesinos y luchar por los derechos de la mujer y la juventud. Concedieron gran importancia a la educación partidista y al reforzamiento ideológico de la prensa obrera.

José Miguel Pérez resultó electo secretario general. El Comité Central lo integraron, además, Mella, Baliño, Barreiro, Venancio Rodríguez, Rafael Suárez y Yoshka Grinberg.

Primeros años (1925-1944)

Desde su fundación, el primer Partido Comunista de Cuba tuvo que afrontar una feroz represión

A solo quince días de constituido, el primer Partido Comunista de Cuba tuvo que sumirse en la más absoluta clandestinidad. Su secretario general, José Miguel Pérez, fue detenido por los aparatos represivos de la tiranía machadista, el 31 de agosto de 1925, y expulsado de Cuba bajo el cargo de extranjero indeseable. A Mella le orientó la dirección partidista en 1926 marcharse del país ya que sobre él pendía una orden de asesinato por parte del régimen, el cual se perpetró tiempo después en México (1929). Baliño murió ese año. Peña Vilaboa, en 1928.

A partir de 1927, Rubén Martínez Villena deviene líder natural del movimiento comunista cubano, aunque nunca ocupara el cargo de secretario general, pues solo fue miembro del Comité Central y asesor de la Confederación Nacional Obrera de Cuba (CNOC). Bajo su liderazgo, se realizó la huelga general del 20 de marzo de 1930 y en agosto de 1933 él encauzó un paro espontáneo del movimiento obrero capitalino hacia la huelga general revolucionaria, que puso a todo el país en pie de guerra contra el machadato y logró su derrocamiento.

Cuando en 1936 se produjo en España un levantamiento contrarrevolucionario apoyado por la Alemania nazi y la Italia fascista, el primer Partido Comunista de Cuba organizó la marcha de más de mil cubanos a la península, a luchar por la libertad en la primera gran gesta internacionalista de nuestro pueblo (1936-1939).

Posteriormente, en los años de la Segunda Guerra Mundial, dicho partido desempeñó un notable papel en el Frente Nacional Antifascista, el cual envió ropa, medicinas, azúcar y tabaco a las tropas aliadas. Dos de sus militantes ofrendaron sus vidas como parte del Ejército Rojo Soviético: Aldo Vivó, en la defensa de Leningrado (hoy San Petersburgo) y Enrique Vilar en la liberación de Polonia.

El ascenso y la lucha contra el fascismo trajo consigo una nueva estrategia y táctica para el movimiento comunista mundial emanadas básicamente del VII Congreso de la Internacional Comunista.

En vísperas del VII Congreso de la Internacional Comunista, la revista Internacional Comunista publicó un artículo sobre los problemas de la lucha por la creación del Frente Único contra el imperialismo en las colonias y países dependientes, en el que se criticaban los errores sectarios cometidos por los comunistas en el movimiento de liberación nacional y se examinaban las posibilidades de la cohesión y unificación con el grueso de la burguesía nacional y la pequeña burguesía en la lucha contra el imperialismo. La consigna de establecimiento del poder soviético en los países atrasados (subdesarrollados) podría plantearse sólo con fines de propaganda. No aplicar la táctica del Frente Nacional Único, por el peligro que implicaba la acción conjunta con la burguesía nacional contra el imperialismo, en realidad significaba renunciar a la preparación de la revolución de liberación nacional y conduciría inevitablemente al aislamiento de los partidos comunistas del grueso del movimiento popular.

Internamente en Cuba, el Partido Comunista ya estaba trabajando en esa línea antes de la Conferencia de Montevideo y del artículo de la Revista Internacional Comunista, debido a situaciones muy concretas que venían desarrollándose en el país. La posición en la práctica que el Partido Comunista adoptó frente al gobierno de los Cien Días, considerando sólo los elementos reformistas y los negativos de éste, donde no vio la existencia de un sector revolucionario y por ende, la magnitud de la posición nacionalista revolucionaria, sin entender por tanto la necesidad de apoyarlo y consolidarlo, manteniendo una actitud incorrecta frente a las distintas clases y tendencias en el mismo, llevó entre otros factores a su fracaso y a la agudización cada vez mayor de la contrarrevolución en el país.

El Partido comenzó a trabajar, desde entonces, porque el Frente Único se constituyese. Se realizaron diversos llamados a la unidad de acción contra la reacción, contra el enemigo principal; el imperialismo, para la conquista de la independencia económica, política y social, llevando a cabo un acercamiento al Partido Revolucionario Cubano y Joven Cuba, comprendiendo la influencia que ambas organizaciones habían alcanzado en las masas, para trabajar en conjunto por la unidad.

Para lograr el Frente Único el Partido Comunista debía constatar con las direcciones de los otros partidos opositores. En ese sentido, por ejemplo, se dirigió oficialmente a la dirección nacional del Partido Revolucionario Cubano (Auténtico) y a su máximo dirigente Ramón Grau San Martín residente en Miami, proponiéndole la unidad de acción y la constitución del Frente Popular Antiimperialista.

Los pasos que el Partido Comunista de Cuba venía dando para la conformación de un frente único, incluyendo a las fuerzas de la burguesía que se enfrentaban de una u otra forma a la reacción, se verían reforzados por la situación internacional y en torno a ella la celebración y las orientaciones que resultaron del VII Congreso de la Internacional Comunista en julio-agosto de 1935.

El tema central del Congreso fue la lucha contra el fascismo a nivel mundial. Jorge Dimitrov fue el encargado de presentar el informe sobre este punto, donde analizó todo lo relacionado con el fascismo y cómo combatirlo, dando el programa de lucha contra él y contra la guerra que se avecinaba. En ese sentido, el Congreso se pronunció a favor de la unidad, del frente único obrero y del frente de los pueblos para combatir a sus opresores, o sea Frente Unido a nivel proletario y Frente Popular a nivel político.

Con relación a la lucha de los países coloniales y dependientes, se partía de la conclusión de que el impacto en ellos de la profundización de las contradicciones interimperialistas, creaba un ambiente propicio para que fuera aprovechado en determinada medida por la inclinación nacional liberadora:

Luchar contra la explotación imperialista y contra la feroz esclavización del país... para asegurar la victoria de las revoluciones contra el imperialismo, los comunistas debían conseguir que se creara el frente único antimperialista, susceptible de aunar todas las fuerzas de la liberación nacional.[1]

Los Partidos Comunistas, según las orientaciones del Congreso, debían desarrollar una política audaz de aglutinamiento en el frente único de cuantos pudieran luchar contra el imperialismo, sin excluir a la burguesía nacional, ya que según el Congreso las contradicciones de esta con los intereses imperialistas de sus metrópolis se habían agudizado mucho en estos países.

A partir de ese momento los partidos comunistas latinoamericanos tratarían de aplicar las nuevas orientaciones, buscando los asociados para un frente popular local. En la mayoría de los países del Continente, en ausencia de partidos socialdemócratas, las alianzas se harían directamente con fuerzas burguesas consideradas liberales o nacionalistas, o simplemente no fascistas.

La tarea principal en estas circunstancias, era la lucha por la creación del Frente Unido de los trabajadores y por el Frente Popular Antimperialista de los partidos oposicionistas, para luchar contra Batista y el imperialismo, en el plano nacional y contra el fascismo en el plano internacional.

La celebración del VI Pleno constituyó oficialmente el viraje en la estrategia y en la táctica del Partido Comunista de Cuba, que ya venía, en la práctica, efectuándose desde antes de la huelga de marzo de 1935, cuando empezaron a eliminar sus errores sectarios, al plantearse la necesidad y la posibilidad de la alianza de la clase obrera con los estudiantes, con la pequeña burguesía e incluso con la burguesía nacional.

El trabajo del Partido Comunista después del VI Pleno se desarrolló en varias líneas, teniendo como centro la lucha por la democratización del país, en contra del militarismo de Batista y por la creación del Frente Popular Antiimperialista.

Cuando el 13 de septiembre de 1938 el Partido Comunista de Cuba nace a la legalidad lo hace con incongruencias para muchos en el país, motivadas fundamentalmente por la política de alianzas que el mismo venía tratando de instrumentar para la concertación de la unidad a través de la creación del Frente Popular Antimperialista, y posteriormente por su entendimiento público con Fulgencio Batista.

Dentro de las fuerzas opositoras al gobierno y principalmente a Batista, muchos no entendían el acercamiento del Partido Comunista a ciertos grupos de la política tradicional. Los dirigentes del Partido sabían que el problema de Cuba no se resolvía por la vía electoral, pero pensaban que la acción en conjunto con todos los posibles aliados permitiría fortalecer al movimiento liberador. El problema radicaba en la definición de quiénes podían ser los aliados, y sin lugar a dudas no siempre actuaron acertadamente.

Blas Roca, en el acto que se celebró en el Estadio La Polar de La Habana el 12 de noviembre de 1938, refiriéndose a la legalización del Partido Comunista manifestó que:

La legalización del Partido... ha sido un paso democrático de la mayor importancia, que ha contribuido a aclarar el panorama político de Cuba y a reafirmar las orientaciones del gobierno.[2] [2]

Por supuesto que esta nueva posición del Primer Partido Comunista de Cuba con respecto al gobierno y por ende a Batista no podía ser fácilmente comprendida por otras fuerzas políticas, por parte del pueblo, e incluso, por los propios militantes de la organización.

De la celebración del IX Pleno del Comité Central al X efectuado el 18 de julio de 1938 se operaron cambios muy significativos que determinaron nuevos lineamientos en la posición del Partido con respecto a la figura de Batista y su actuación política. La nueva táctica política del Partido Comunista de Cuba estará precisada por determinados cambios en la situación internacional y nacional.

En medio de un período de dictadura militar, comienzan, a partir de 1937, a operarse cambios democráticos en la vida política del país. En esa apertura democrática a la crisis política del país influyó la atmósfera creada en la coyuntura internacional donde cada vez se hacía más creciente la contradicción entre el imperialismo norteamericano y la Alemania hitleriana, así como la poderosa corriente antifascista mundial. De la misma forma se agudizaban las contradicciones entre los intereses imperialistas de Estados Unidos en América Latina y la agresividad expansionista de las potencias del Eje fascista.

A partir del X Pleno, el Partido en su práctica política y en su oratoria fue coincidente con la mayor parte de la política de Batista y la del gobierno norteamericano presidido por Roosevelt, subrayando la importancia de la unidad contra el fascismo, poniendo énfasis en la política de colaboración continental americana y en la posibilidad de una Liga de Naciones del Mundo incluyendo a Estados Unidos y la URSS.

La participación del Partido Unión Revolucionaria Comunista en la Coalición Socialista Democrática, junto con el grueso de los partidos políticos burgueses, la conforman como un Frente Popular de unidad a nivel político, obteniendo los mayores resultados en las elecciones generales la cual logró elegir corno Presidente a su candidato Fulgencio Batista, a 24 senadores, 96 representantes y 6 gobernadores. El Bloque oposicionista eligió 12 senadores, 64 representantes y ningún gobernador.

Las tesis de conciliación mantenidas por Browder en Estados Unidos y que en gran medida venía desarrollando el Partido Unión Revolucionaria Comunista en Cuba, ahora la justificaban aún más por las nuevas circunstancias de la guerra, ahora era mucho más amplia que la de los frentes unidos y populares, sintetizada en la Unidad Nacional junto al gobierno.

La conferencia de Teherán y sus acuerdos en noviembre de 1943 entre Winston Churchill, José Stalin y Franklin D. Roosevelt, fue el marco básico de las tesis de Browder. La colaboración entre países capitalistas con la Unión Soviética socialista durante la guerra, y los acuerdos de dicha Conferencia lo llevaron a sacar conclusiones erróneas de esta coyuntura histórica, arraigando aún más sus ideas de colaboración con el gobierno de Estados Unidos y sus ilusiones de paz clasista y progresismo capitalista después de concluido el conflicto.

Browder y sus colaboradores consideraron los acuerdos de Teherán como un programa para derrotar al fascismo y para la colaboración internacional y entre las clases en la paz, por lo que concluyeron que el imperialismo se había modificado, perdiendo su esencia agresiva y convergería con el socialismo (sobre todo después de la victoria) a través de acuerdos y cooperación.

En Cuba había que trabajar por lograr la unidad de todos los cubanos bajo la dirección del gobierno, pues era necesaria la creación de un Gran Frente Nacional dispuesto a llevar la lucha contra el fascismo hasta sus últimas consecuencias. En el Frente Nacional cabían todos los cubanos sin exclusiones de clases: obreros, campesinos, estudiantes, profesionales, artistas, escritores, burgueses, capitalistas; La diversidad debía ceder a la unidad ante la emergencia nacional.

El año 1943 fue portador de acontecimientos mundiales que vinieron a profundizar y consolidar la política de colaboración y conciliación que el Partido Unión Revolucionaria Comunista venía desarrollando en su práctica política, que en sentido general hemos explicado. Estos acontecimientos son la disolución de la Internacional Comunista en mayo de 1943 y la celebración de la Conferencia de Teherán en noviembre del mismo año.

Haciendo un análisis de la situación nacional manifestaba:

Hay que considerar la influencia que en la situación nacional ejercen y ejercerán más en el futuro los acuerdos históricos de las conferencias de Moscú, El Cairo y de Teherán, que han consagrado la posibilidad de no sólo derrocar al eje mediante la coalición de las Naciones Unidas y la colaboración entre Inglaterra, Estados Unidos y la URSS; si no que han asegurado más que eso: la seguridad de que después de la derrota, estas potencias... mantendrán su colaboración por un largo período de tiempo en el desarrollo pacífico del Mundo, en la lucha por mantener una paz estable y duradera basada en la independencia y en la seguridad de los pueblos.[3]

Según Blas Roca estas perspectivas mundiales de un alcance nuevo en la historia de la humanidad, abrían también perspectivas nacionales muy fecundas, en el sentido de que la unidad nacional proclamada por ellos con motivo de la guerra no era una política transitoria y de escaso alcance, sino que era una política de largo alcance, que marchaba por el camino de la liberación nacional, hacia el camino del desarrollo progresivo de todas las fuerzas económicas de los pueblos de América Latina.

Partido Socialista Popular

Artículo Principal: Partido Socialista Popular

Tres de los principales dirigentes del movimiento comunista cubano: Lázaro Peña, Blas Roca y Juan Marinello

La institucionalización oficial en el Partido de los comunistas cubanos de las líneas seguidas por Browder, a partir de las interpretaciones de los acuerdos de Teherán, se produjeron en la II Asamblea Nacional del PSP celebrada del 13 al 17 de octubre de 1944, en el local social del Comité de Barrio del Cerro, situado en la Calzada del Cerro.

La Asamblea discutió los más importantes problemas políticos y económico de Cuba y del Mundo; concibiendo un nuevo rumbo para el país en las condiciones de post guerra (a la luz de los acuerdos de Teherán) y trazando los lineamientos de la política del Partido Socialista Popular basada en la Unidad Nacional.

Haciendo un balance del tiempo trascurrido desde la primera Asamblea Nacional a esta segunda, señaló que habían ocurrido transformaciones, dadas fundamentalmente por el triunfo de Grau San Martín en las elecciones de junio de 1944. A partir de la concepción de trabajar por la Unidad nacional y la creencia de la Conferencia de Teherán como un programa de largo alcance, será la posición asumida ante el gobierno de Grau San Martín.

Por eso, el dirigente del Partido Blas Roca, no consideraba que el triunfo de Grau pudiera interpretarse como el triunfo de los reaccionarios, porque el principal elemento que determinó el resultado de las elecciones fueron las fuerzas populares, independientemente de que apoyándolo estaban las fuerzas más regresivas del país, y que según él fueron las que lograron con sus maniobras, que el Presidente hiciera las declaraciones del 4 de junio contra la CTC, las cuales inquietaron a todo el país y parecían anuncios de choques, de violencias y de trastornos nacionales, pero que la situación se había modificado a partir de las aclaraciones serenas que el Partido hizo y de la gran manifestación del día 4, donde las masas en las calles apoyaron a la CTC y al Partido.

Las aclaraciones a que se refirió Blas Roca fueron leídas el 7 de junio por la emisora Mil Diez y publicadas en la edición del periódico Hoy el 8 de junio, con el título Contestando a Grau San Martín: Lo que hacemos y firmada por Blas Roca.

En la misma el dirigente del PSP aclaraba que no era que estuvieran atacando al gobierno antes de constituirse, como planteaban algunos auténticos, lo que simplemente estaban haciendo era defendiéndose de sus ataques. Las primeras declaraciones que ellos hicieron después de electo Grau fueron para reconocer su triunfo y levantar la fe de los afiliados y simpatizantes en el programa de mejoramiento nacional y social.

Grau contestó con unas agresivas declaraciones en el Diario de la Marina, más por lo que sugerían que por lo que decían en realidad. En ellas manifestaba entre otros ataques, el desalojar a los comunistas de la dirección de la CTC.

Blas Roca en la respuesta que ofreció dejaba bien claro que ellos no iban a crear obstáculos al nuevo gobierno si este seguía la senda de la unidad nacional, del respeto de los derechos ciudadanos y las libertades públicas, de la satisfacción de las reivindicaciones nacionales y populares. De la misma forma darían apoyo a quienes respetaran a la CTC y facilitaran la línea de resolver las peticiones de los trabajadores y los conflictos sociales a través del arbitraje y la cooperación del gobierno, y promovieran la colaboración entre obreros y patronos para evitar divisiones que resultaban peligrosas en los momentos de guerra contra el Eje, cuando lo que hacía falta era evitar las huelgas y los incidentes que pudieran disminuir la producción.

Dejaba claro que si el gobierno actuaba en correspondencia con la unidad nacional y a favor de cumplir con un programa de beneficio popular, sería apoyado por los comunistas, no importaban las diferencias políticas e ideológicas que con ellos se hubieran tenido.

Recordó que ante ese cuadro, la posición del PSP fue definida por su Comité Ejecutivo Nacional el 29 de junio:

  • Apoyo a todas las iniciativas progresistas y populares que tome el gobierno.
  • Integración de la Coalición Socialista Democrática en el Congreso en tanto paso de avance en la integración de la Unidad Nacional.
  • La integración del Bloque Parlamentario de mayoría habría de apoyarse en un programa de beneficio nacional al servicio del pueblo.
  • El Bloque Parlamentario no iba a dedicarse a hacer una oposición estridente, irresponsable y sin principio, sino que habría de orientarse a apoyar todo lo bueno y progresivo que pudiera proponer el Gobierno. La unidad nacional tenía que expresarse siempre en actos de gobierno, y forjarse alrededor del gobierno, que significaba apoyar las decisiones justas del mismo.

En la discusión del Informe de Blas Roca la mayoría de los delegados se referían fundamentalmente al tema de la unidad nacional y a las relaciones del Partido Socialista Popular con Grau San Martín. Los planteamientos coincidían en el criterio de que Grau San Martín no había cambiado después del 4 de junio, que realmente eso era parte de una maniobra, forzado por la situación política del país, y de lo difícil que resultaba en esas condiciones lograr la unidad nacional.

Así lo expresó Ladislao González Carbajal y se basaba en dos elementos. Uno de ello era el discurso de Grau San Martín en Columbia, en el que atacaba a los comunistas, no de un modo para lo inmediato, pero sí para en cualquier momento atacar los principios de su ideología. El otro elemento era sus declaraciones en Estados Unidos, donde afirmó que en Cuba no habría ni fascismo, ni comunismo. Además refirió que Grau tenía tres grandes problemas: el Congreso, en el cual tenía minoría, el problema del ejército, en el cual también tenía minoría, y el problema de los comunistas. Las conclusiones de todos los análisis realizados se llevaron a cabo en la III Asamblea Nacional del Partido Socialista Popular celebrada en enero de 1946.

De la III a la IV Asamblea Nacional del PSP celebrada los días 10, 11, y 12 de enero de 1948, el panorama político del país había sufrido toda una serie de transformaciones. La verdadera fisonomía política de Grau San Martín afloró con los cambios que se habían producido en el orden internacional después del fin de la segunda guerra mundial y de la aplicación de la Política de Guerra Fría. Los hechos le dieron la razón a los militantes del Partido que consideraban que Grau San Martín en su momento oportuno actuaría contra la organización y que el mismo no había perdido su carácter anticomunista.

La dirección del Partido en la IV Asamblea Incitó a los delegados a encaminar los análisis y debates a darle una salida democrática al momento, para combatir de manera eficaz y práctica al imperialismo norteamericano y derrotar en las elecciones próximas a un gobierno corrupto y entreguista que en los últimos tiempos había sido el instrumento de las fuerzas imperialistas en la tarea de dividir a la CTC de Lázaro Peña.

Al rendir su informe a la asamblea, Blas Roca hizo un balance de la situación política del país para las próximas elecciones, manifestando la preocupación de las fuerzas democráticas ante las perspectivas de la contienda electoral que se avecinaba, de si era posible y en caso de serlo cómo lograr elegir un gobierno que diera tranquilidad, bienestar y progreso a la patria y que observara escrupulosamente la Constitución y respetara los derechos populares, así como repudiara el pistolerismo, los atentados, los asaltos a los sindicatos y el divisionismo. En el orden económico, que acabara con la corrupción administrativa y la bolsa negra, que liberara a los campesinos, defendiera la industria nacional y desarrollara la economía, terminara con los abusos de la Compañía de Electricidad y Teléfono, que pusiera freno a los imperialistas extranjeros y a sus provocaciones.

En la reunión del Comité Ejecutivo Nacional del Partido Socialista Popular, de noviembre de 1948, culminó realmente la rectificación de las formas y métodos de lucha que habían sido sometidos a críticas. En la misma se trataron cuestiones internacionales y nacionales.

Se siguió con la línea de lucha de masas con las cuales se pretendía ir socavando los cimientos institucionales del país. Aunque no se pronunció por la violencia revolucionaria contra la violencia reaccionaria, ya no había cabida para la conciliación.

Los acontecimientos y circunstancias históricas posteriores al año 1946, son las que en la práctica llevaron al Partido Socialista Popular con más fuerza a la rectificación de gran parte de las concepciones que consideró erróneas y al abandono de las consignas anteriores del Partido. La aplicación en Cuba de la política de guerra fría fue determinante al respecto.

Para las elecciones generales de 1948, ninguno de los partidos políticos quiso entrar en alianza con el Partido Socialista Popular. Este último lanzó la consigna de constituir un bloque popular por encima de gobernistas y opositores, asumiendo una posición de lucha independiente, al margen de la postura que tomaran los demás partidos y sus alianzas electoralistas. Convocó a las grandes masas a apoyar la candidatura de Juan Marinello como Presidente y Lázaro Peña como vicepresidente.

El 10 de marzo de 1952, Fulgencio Batista usurpó el poder mediante una asonada e ilegalizó el Partido Socialista Popular. En la lucha contra la larga noche del batistato cayeron abatidos dirigentes sindicales militantes del Partido como José María Pérez y el ex alcalde de Manzanillo Paquito Rosales, entre otros. Adherido al Pacto del Pedrero (1958), suscrito por el Che en Las Villas, el destacamento guerrillero organizado por los comunistas en esa provincia hizo causa común con sus hermanos de las columnas del Movimiento 26 de Julio (M-26-7) y los comandos del Directorio Revolucionario (DR), y juntos participaron en el derrocamiento de la tiranía.

Revolución en el poder

El triunfo de la Revolución Cubana, el 1 de enero de 1959, dio respuesta no sólo a una exigencia planteada por las difíciles condiciones en que vivió el pueblo cubano durante casi 57 años de república neocolonial, sino también significó la conquista definitiva de los ideales y objetivos que movieron las luchas de la nación desde la época colonial, frustrados después de las guerras de independencia por la confabulación del imperialismo norteamericano y la oligarquía criolla, incluida la sangrienta dictadura de su representante incondicional Fulgencio Batista.

El antecedente histórico más inmediato de la formación del Partido Comunista de Cuba se encuentra en el amplio proceso unificador que tuvo lugar en 1961 con la formación de las Organizaciones Revolucionarias Integradas (ORI), que constituyó el primer paso hacia la creación del instrumento político unitario de la Revolución; formadas por el Movimiento Revolucionario 26 de Julio, liderado por Fidel Castro, fundador del Ejército Rebelde e iniciador de la última etapa de la lucha revolucionaria; el Partido Socialista Popular (PSP) (Comunista) cuyo secretario general era Blas Roca y el Directorio Revolucionario 13 de marzo, dirigido por el comandante Faure Chomón.

Después de unos meses de vida se hizo un análisis de los logros de la integración y de los errores de sectarismo por parte de miembros de la dirección de las ORI. El 26 de marzo de 1962, se inició una nueva etapa en la construcción de un partido, que a partir de esa fecha se denominó Partido Unido de la Revolución Socialista de Cuba (PURSC).

Se inició así la construcción de las bases del Partido, según el principio de una selección rigurosa e individual y apoyada en la consulta con los trabajadores. Se precisaron desde entonces los conceptos y el método que se aplicarían para constituir las organizaciones de base.

El 3 de octubre de 1965, quedó constituido el primer Comité Central del Partido Comunista de Cuba (PCC), en el acto solemne en el cual Fidel Castro leyera la carta de despedida del Guerrillero Heroico Ernesto Che Guevara, quien fuera uno de los inspiradores de la creación de un Partido, ejemplo vivo y organización de vanguardia de la Revolución, dado el grado de desarrollo de la conciencia político-ideológica del pueblo cubano.

Del 17 al 22 de diciembre de 1975 se celebra el Primer Congreso del Partido Comunista de Cuba.

La Constitución de la República de Cuba aprobada en referendo popular el 15 de febrero de 1976, en el que votaron el 98% de los electores y la aprobaron el 97,7, definió el papel del Partido en la sociedad cubana. En el artículo 5 del capítulo I de la Constitución se establece que:

El Partido Comunista de Cuba, martiano y marxista-leninista, vanguardia organizada de la nación cubana, es la fuerza dirigente superior de la Sociedad y el Estado, que organiza y orienta los esfuerzos comunes hacia los altos fines de la construcción del socialismo y el avance hacia la sociedad comunista.

Del 17 al 20 de diciembre de 1980 se celebra el Segundo Congreso del Partido Comunista de Cuba.

Del 4 al 7 de febrero de 1986 se celebra el Tercer Congreso del Partido Comunista de Cuba.

Del 10 al 14 de octubre de 1991 se celebra el Cuarto Congreso del Partido Comunista de Cuba.

Del 8 al 10 de octubre de 1997 se celebra el Quinto Congreso del Partido Comunista de Cuba.

Objetivos

Entre sus objetivos fundamentales está la lucha por consolidar una nueva moral en la sociedad cubana, cimentada en la ideología de la Revolución, la solidaridad, la igualdad y la justicia social, la confianza mutua, la disciplina consciente, la modestia, la honradez, el espíritu crítico y autocrítico, la seguridad en el porvenir socialista; en consecuencia, combate resueltamente la explotación del hombre por el hombre, del individualismo, la supervivencia de prejuicios raciales y discriminatorios de cualquier índole, el escepticismo, la falta de fe en el socialismo, el derrotismo, el oportunismo, la simulación y la doble moral, la indisciplina, la corrupción y toda forma de conducta delictiva y antisocial.

La autoridad del Partido se basa en la justeza de su línea política, en el ejemplo de sus militantes, en el vínculo con el pueblo, en su capacidad de escuchar, de persuadir y de incorporar a la mayoría a la lucha por los objetivos de la Revolución.

La labor del Partido Comunista de Cuba en el terreno de la ideología se fundamenta en la teoría marxista-leninista, en la prédica martiana y en las tradiciones de lucha del pueblo, en su experiencia histórica y la de los demás pueblos y naciones. El Partido en este campo promueve y exalta el mérito y la virtud para que siempre prevalezcan en toda valoración individual o social de las instituciones.

Democracia partidista

El Partido Comunista de Cuba fundamenta su actividad en el principio del centralismo democrático, otorgando la máxima importancia a la real y efectiva articulación de la disciplina consciente con la más amplia democracia interna, el ejercicio de la dirección colectiva y de la responsabilidad individual, asegura la plena libertad de discusión y opinión y la unidad de acción de sus organismos y organizaciones; estimula y respalda el pensamiento creador y antidogmático y el ejercicio de la crítica constructiva.

En el Partido todos los cargos son electivos, sin excepción y desde la base hasta el Comité Central pasan, previo a su elección, por la consulta con las masas, tanto en el centro de trabajo donde laboran los candidatos como en su lugar de residencia, para lo cual se utilizan las asambleas del colectivo laboral u otras reuniones convocadas a esos efectos; se publican los datos y la trayectoria revolucionaria de esos compañeros en murales o en periódicos locales u otras vías, de manera que cualquier trabajador o ciudadano del lugar de que se trate pueda expresar a las organizaciones de base u organismos del Partido cualquier tipo de opinión u objeción, la que se tiene muy en cuenta a la hora de aprobar definitivamente las correspondientes candidaturas.

En las asambleas de elección de trabajadores ejemplares, que se realizan en los centros laborales, en las que los trabajadores proponen y eligen a aquellos que según su criterio reúnen las condiciones para ser procesados con vistas a su ingreso al Partido, se tiene una de las experiencias más importantes y valiosas en la lucha por lograr, en las condiciones históricas concretas, un Partido de calidad y estrechamente vinculado a las masas populares que velan por mantener la pureza de sus filas.

Órganos de Dirección

Buró Político

Buró Político del Partido Comunista de Cuba electo en el V Congreso (Efectuado en octubre de 1997) y ampliado en el VI Pleno del Comité Central del Partido (abril 28 del 2008)

Secretariado del Comité Central

Referencias

  1. Blas Roca: Informe al VI Pleno del CC del PCC. octubre de 1935, en: Hortensia Pichardo: Documentos para la Historia de Cuba. Tomo IV, segunda parte, Editorial Pueblo y Educación. La Habana, 1986, pp. 13 y 17.
  2. Blas Roca: La unidad vencerá al fascismo. Ediciones Sociales, La Habana 1939, pp. 12.
  3. Blas Roca: La Internacional Comunista. Su disolución. Fondo Archivo del IHC
Libros
Discursos
  • Discurso de Fidel Castro por el aniversario 50 del primer Partido Comunista de Cuba, 1975.
  • Discurso de Raúl Castro en la proclamación de la Constitución Socialista, 1976.

Fuentes