Crimen de Barbados

(Redirigido desde «Crimen en Barbados»)

Artículo de referencia


Crimen de Barbados
Información  sobre la plantilla
Avión DC-8, 1201, de Cubana de Aviación.jpg
Cartel que muestra la explosión del avión en pleno vuelo.
Lugar:mar Caribe,
8 km al oeste del aeropuerto de Seawell,
ciudad de Bridgetown,
Barbados Bandera de Barbados
Blanco(s):Douglas DC-8 de Cubana de Aviación
Fecha:6 de octubre de 1976
Tipo de ataque:Atentado terrorista mediante la colocación de dos bombas
Arma(s):Dos bombas descritas como dinamita o explosivo C-4.
Muertos:73 personas
Perpetrador(es):Autores intelectuales:
Luis Posada Carriles
Orlando Bosch Ávila
Ejecutores:
Hernán Ricardo
Freddy Lugo

Crimen de Barbados. Nombre utilizado para nombrar la destrucción en pleno vuelo, debido a un ataque terrorista, de la aeronave CU-455 de Cubana de Aviación, la cual se dirigía desde la isla de Barbados a la de Jamaica con destino a la capital de Cuba, La Habana. Este lamentable hecho ocurrió el 6 de octubre de 1976. Las 73 personas a bordo de la aeronave, un Douglas DC-8 de fabricación estadounidense, resultaron muertas en el hasta entonces peor ataque de este tipo en el hemisferio occidental y uno de los más brutales actos de terrorismo ejecutados por personas al servicio de la CIA en contra de la Revolución Cubana. En el luctuoso hecho se utilizaron dos bombas, descritas como dinamita o explosivo C-4.[1]

El crimen fue orquestado en la ciudad de Caracas (Venezuela) por los terroristas de origen cubano Luis Posada Carriles y Orlando Bosch Ávila[2] quienes emplean a los venezolanos Hernán Ricardo y Freddy Lugo para realizar la colocación de las bombas dentro del avión.[3][4] Estos personajes fueron detenidos y procesados por las autoridades venezolanas, las que sentenciaron a los autores materiales a 20 años de prisión, mientras que Orlando Bosch fue detenido inicialmente tras presuntos defectos técnicos quedó absuelto. Por su parte, Posada Carriles estuvo detenido durante ocho años mientras aguardaba una sentencia definitiva, pero logró huir con el apoyó de los guardias de la prisión.[5]

Desde el primer momento el gobierno de Estados Unidos puso obstáculos para que el hecho se condenara en el Consejo de Seguridad de la ONU, ya que ellos habían colaborado con el hecho y el propio Posada Carriles era un agente de la CIA. Aunque en ese momento Cuba no tenía pruebas concretas para acusar al gobierno estadounidense de manera oficial se demostró la participación de este en unos documentos de la propia CIA que se desclasificados en 2005 donde se indica que esa agencia estadounidense «tenía inteligencia concreta de avanzada, tan temprano como junio de 1976, sobre planes de grupos terroristas cubanos exiliados, de atacar con una bomba un avión de línea de Cubana».[6] Por su parte, el propio Carriles negaría haber estado personalmente involucrado en el atentado, pero no obstante proveería varios detalles del mismo en su libro Los caminos del guerrero (de 1994).

Antecedentes

Meses antes del caso Barbados, las principales figuras de la Casa Blanca lanzaron duras amenazas contra Cuba debido a la conocida ayuda internacionalista que Cuba le prestó a Angola, y a continuación se intensificaron las agresiones terroristas contra Cuba. Fueron dirigidas fundamentalmente contra sedes diplomáticas cubanas y representaciones aéreas de la misma nacionalidad, sobre todo en Panamá y países del Caribe que mantenían relaciones con La Habana, tales como México, Colombia, Jamaica, Barbados, Trinidad y Tobago y Venezuela.

Para la organización de sus actividades subversivas utilizan en primer lugar, las bases montadas a lo largo de años en Miami y Puerto Rico, así como los territorios de Chile y Nicaragua donde se movían con asistencia oficial.

En junio de 1976 se dieron cita en la ciudad de Bonao (República Dominicana), un grupo de terroristas de origen cubano representativos de organizaciones extremistas asentadas en territorio de los Estados Unidos. Como coordinador figuró el criminal Orlando Bosch Ávila, prófugo entonces de la justicia estadounidense por haber violado la libertad condicional al ser juzgado por varios delitos, incluida la extorsión contra emigrados cubanos con empleo de métodos terroristas. El propósito del encuentro era coordinar las acciones futuras contra representaciones cubanas, su personal e intereses de países que a pesar de las presiones mantenían relaciones con el gobierno cubano. Dos reuniones se produjeron, una constitutiva de la llamada Coordinación de Organizaciones Revolucionarias Unidas (CORU), alianza terrorista y otra para planificar más de 20 actos de terror de inmediata ejecución. Todos los presentes firmaron, excepto los miembros del grupo fascista Movimiento Nacionalista Cubano (MNC), quienes alegaron que tenían en curso una acción ordenada por la Dirección de Inteligencia Nacional de Chile (DINA), que no era otra, como se conoció después, que el asesinato del exembajador chileno en Washington, Orlando Letelier del Solar, que sería cumplida el 21 de septiembre de 1976.[7]

Desde esta organización los terroristas cubanos planearon sabotear el vuelo 467 de Cubana de Aviación Panamá-Habana,[8] acción que resultó infructuosa. Luego, el 9 de julio del propio año, estalló una bomba en un equipaje que era conducido a un avión cubano de pasajeros, en Kingston, Jamaica, cuya salida se había visto retrasada 40 minutos por causas operacionales. Gracias a esto se conjuró una catástrofe terrible.[9]

Semanas después, en un periódico editado en Miami publican un denominado parte de guerra. En dicho parte comentaron como volaron un automóvil y realizaron disparos frente a la embajada de Cuba en Colombia, además de los estragos propiciados por la detonación de una bomba el 11 de julio en las oficinas de la Línea Aérea Air Panamá en tierras colombianas. Al final de la publicación declaran:[10]

Muy pronto atacaremos aeronaves en vuelo.

El 21 de septiembre de aquel año, dos hombres de estos grupos, los hermanos Ignacio Novo Sampoll y Guillermo Novo Sampoll, asesinaron en Washington, con una bomba, al excanciller chileno Orlando Letelier y a su secretaria de nacionalidad estadounidense, Ronny Moffit. Tras este hecho Orlando Bosch expresó el interés del CORU de realizar un crimen de mayor magnitud:[8]

Ahora que nuestra organización ha salido bien parada del trabajo (asesinato) de Letelier, vamos a tratar de hacer algunas otras cosas.

Más tarde ambos terroristas ocupan responsabilidades públicas en la Fundación Nacional Cubano Americana (FNCA).

El 5 de octubre de 1976 llega al aeropuerto de Timehri (en Guyana), el DC-8 de Cubana de Aviación, que realiza el vuelo CU-455.

Avión DC-8 de Cubana de Aviación, que cubría el vuelo CU-455 semanas antes del atentado

El 6 de octubre el avión parte hacia el aeropuerto Piarco (en Puerto España), con 27 minutos de retraso por esperar a una delegación oficial de la República Popular Democrática de Corea. En Trinidad y Tobago, montan los 24 integrantes del equipo juvenil de esgrima de Cuba, ganadores de todas las medallas de oro en el recién finalizado Campeonato Centroamericano y del Caribe de ese deporte y que esa madrugada habían arribado en vuelo de la Pan American, procedentes de Caracas (Venezuela).

La aeronave salió hacia Barbados. Son tomadas las medidas que se aplican desde un frustrado atentado a un avión de Cubana en Kingston, Jamaica: no aceptar carga o correo, ni equipaje sin acompañante; chequear el equipaje de mano y revisar si los pasajeros iban armados, pero el equipo utilizado por las autoridades aduaneras no estaba preparado para detectar sustancias explosivas.

El vuelo arriba al aeropuerto Seawell, en Barbados. Entre quienes concluyen su viaje se hallan Freddy Lugo y José Vázquez García (nombre falso que dio Hernán Ricardo Lozano).

Atentado

Explosión

Representación de la explosión en el avión de Cubana

El 6 de octubre de 1976 sobre las 12 del mediodía (hora local, 17:00 GMT) el avión CUT-1201 comenzó la maniobra de arranque de los motores y retirada de las plantas auxiliares y tomó pista. La nave hizo su despegue normalmente a las 12:15 p.m. (17:15 GMT) del aeropuerto internacional de Seawell con destino a Jamaica, a borde de ella iban 73 personas, incluidos jóvenes guyaneses que viajaban a Cuba para estudiar Medicina y 10 tripulantes que se encontraban hospedados en Bridgetown, la capital barbadense, debido a la rotación del personal de la aerolínea Cubana de Aviación.

Al despegar el avión efectuó un giro de salida a la derecha durante la trepada, para interceptar la aerovía roja 11 rumbo a Kingston; la altura autorizada era de 35000 pies. De la torre de control se le instruyó que reportada cuando alcanzara los 18000 pies, y acusó recibo de esta orden.

A las 12:23 p.m. (17:23 GMT) en la torre de control del aeropuerto Seawell se escucha la voz del capitán

desde la radio de la aeronave cubana, el grito de alarma del capitán, Wilfredo Pérez:[11]

Piloto (Wilfredo Felo Pérez): ¡Cuidado!

Copiloto (Miguel Espinosa Cabrera): Felo, fue una explosión en la cabina de pasajeros y hay fuego.
Piloto: Regresamos de inmediato; avisa a Seawell
Copiloto: Seawell...; Seawell... CU-455 -CU-455... Seawell. Tenemos una explosión y estamos descendiendo inmediatamente, tenemos fuego a bordo!

Torre de control: ¿CU-455 regresará al campo?

En el momento de ocurrir la explosión, la distancia con el aeropuerto Seawell era de 28 millas (45 km). En la pantalla del radar se vio que el avión realizó un amplio giro hacia la derecha, para regresar hacia el aeropuerto entre los radiales 315-285. A 18 millas del aeropuerto (12:25:20 p.m. hora local, 17:25:20 GMT) solicitó aterrizaje inmediato:[11]

Piloto (Wilfredo Felo Pérez): Seawell CU-455... Pedimos inmediatamente, inmediatamente pista.
Torre de control: CU-455 Autorizado a aterrizar. Recibido.

La tripulación había dominado parcialmente la caótica situación. Fue desplegado el tren de aterrizaje y se tomaron las medidas en el afán de salvar vidas.

A las 12:25:27 p.m. (17:25:27 GMT) en Seawell se oye una frase en español en el cual el copiloto grita:[11]

Piloto (Wilfredo Felo Pérez): ¡Cierren la puerta, cierren la puerta!
Torre de control: CU-455. Tenemos emergencia total, continuamos escuchando, respondan.

En ese momento, el piloto perdió el control del aparato (una segunda explosión había tenido lugar en el área de los baños traseros). Sin percatarse aún de la fatal complicación final, el copiloto le grita:[11]

Copiloto (Miguel Espinosa Cabrera): ¡Eso es peor! ¡Pégate al agua, Felo, pégate al agua!

Con un elevado sentido de responsabilidad, el piloto hace girar la aeronave hacia un lado, con lo cual evita que caiga sobre la playa cercana. Desde áreas cercanas a las costas de Barbados, varias personas presenciaron cómo el avión caía al mar.

Los intentos mediáticos por encubrir la acción criminal como un accidente no fructificaron. La comisión investigadora y, sobre todo, el perito cubano Julio Lara Alonso, demostraron hasta la saciedad que el DC 8 cayó al mar a consecuencias de dos explosiones: una, localizada entre las filas de asientos 7 y 11, ocurrida a las 12:23 a. m. (hora local); la otra, en el baño trasero de la cabina de pasajeros (12:27 a. m., hora local). Esta última es la que ocasiona el derribo de la nave.[12]

Víctimas

El 7 de octubre de 1976 el Instituto de Aeronáutica Civil de Cuba informó oficialmente que, de los 73 pasajeros que perecieron, 57 eran cubanos, 11 guyaneses y cinco coreanos.

Proceso investigativo

Tras años de investigación, se determinó que el terrorista internacional de origen cubano Pablo Gustavo Castillo Díaz, alias El Cojo, uno de los autores materiales del asesinato del técnico cubano Artaignán Díaz Díaz, ocurrido en México el 23 de julio de 1976, que escapó después del crimen a Venezuela, estudió las rutas aéreas de Cubana de Aviación por el Caribe y seleccionó la nave que fue después siniestrada.[13]

Se constató que el 11 de octubre de 1976, cuando es detenido Orlando Bosch en Caracas, estaba acompañado por Castillo. Este fabricó las bombas que después son colocadas en el avión cubano por los mercenarios venezolanos Freddy Lugo y Hernán Ricardo Lozano. Lo hace con el explosivo y los detonantes, que le proporcionó un experto en explosivos de la DISIP a cambio de un paracaídas que pertenecía al terrorista anticubano Rolando Otero Hernández, quien se autodenominaba Cóndor y actuaba como asalariado de Luis Posada Carriles dentro de la Operación Cóndor dirigida por la Dirección Nacional de Inteligencia de Chile.

Documentos de la CIA dan fe del conocimiento anticipado que tuvo de los planes que se urdían para derribar el avión cubano y nada hicieron para evitarlo, no transmitieron una simple alerta oportuna a las autoridades cubanas.

Un documento secreto desclasificado y fechado 13 de octubre de 1976, con la acotación «Terreno no. 7514», identificaba a la fuente como:

Un antiguo funcionario del gobierno de Venezuela, quien es habitualmente un informante confiable.

Y alertaba:

Esta información no es para discutirse con ningún funcionario extranjero, incluyendo aquellos del gobierno de Venezuela.

El texto sobre el plan de derribo señalaba:

Bosch hizo la declaración: «Ahora que nuestra organización ha salido del trabajo Letelier con buena presencia, vamos a tratar algo más».

Añade el informe:

{{Sistema:Cita|A los pocos días en una comida para recaudar fondos, Posada fue escuchado diciendo «vamos a atacar a un avión cubano» y «Orlando tiene los detalles».}

Después del derribo del avión cubano Luis Posada Carriles sugirió sacar al terrorista Orlando Bosch de Venezuela y el 9 de octubre este cruzó al territorio colombiano.

Anteriormente, el 22 de junio de 1976, la CIA tuvo conocimiento adelantado de los planes para derribar aviones civiles cubanos, así lo revela el documento de esa agencia estadounidense fechado y distribuido ese día y que significaba:

Informe de clase secreto, sensible, fuentes y métodos de inteligencia involucrados. No divulgar a nacionales extranjeros. No distribuible entre contratados o consultores contratados.
Un hombre de negocios con vínculos estrechos con la comunidad de exiliados cubanos. Habitualmente es un informante confiable. Reveló que un grupo extremista de cubanos exiliados, del cual Orlando Bosch es el líder, planea colocar una bomba en un vuelo de la aerolínea Cubana de Aviación que viaja entre Panamá y La Habana. Los planes originales para esta operación planteaban que se pondrían dos bombas en el vuelo del 21 de junio de 1976, número 467, el cual estaba programado para salir de Panamá a las 11:15 a.m. de la hora local de Panamá.

Del documento se enviaron copias al Departamento de Estado, Dirección de Inteligencia del Ejército, Ejército, Armada, Fuerza Aérea, FBI, y la CIA, pero el gobierno cubano no fue destinatario de esta información, que precisaba incluso que se colocarían dos bombas, como ocurrió posteriormente en Barbados, mencionaba al criminal Orlando Bosch como gestor del crimen, que, además, el objetivo sería un avión civil de la línea aérea Cubana de Aviación y todos estos datos precisos fueron conocidos por la CIA cuatro meses antes del 6 de octubre.

Barbados

El 11 de octubre el primer ministro de Barbados, Tom Adams, declara ante la XXXI Asamblea General de la ONU que el desastre de un aparato de Cubana de Aviación en el Caribe fue un acto de terrorismo. Este acto fue autoatribuido a la organización contrarrevolucionaria Coordinación de Organizaciones Revolucionarias Unidas (CORU) radicada en Miami.

El gobierno de Estados Unidos le indica a Barbados su interés de asistir a este país en sus investigaciones sobre el desastre pero el país caribeño rechaza la ayuda.

Investigación pública

El 26 de octubre el Gobierno de Trinidad y Tobago deporta hacia Venezuela a los terroristas Freddy Lugo y Hernán Ricardo.

El 28 de octubre comienza en Bridgetown la investigación pública sobre el desastre, la cual se extendió hasta el 3 de diciembre de 1976. Barbados invita para estar representados a Cuba, otros países caribeños y Canadá -por ser donde se fabricó la aeronave. Estados Unidos solicita participar.

La representación cubana entrega a la comisión investigadora las pruebas y evidencias en su poder, que incluyeron el informe del perito criminalista Julio Lara. Este sustentó que el sabotaje es ocasionado por las explosiones de dos artefactos: una que ocurre primero en la cabina económica, en un área cercana a la fila siete, y luego por otra de gran potencia, cercana al baño número dos, probablemente en su interior. La onda expansiva de esta última afecta considerablemente los elementos del mando de cola y, como consecuencia, provoca una reacción incontrolable de la aeronave.

Cuba

Tras notificarsele a las autoridades cubanas de la explosión en pleno vuelo del avión en Barbados fue creada una comisión integral la cual fue enviada a territorio barbadense para investigar el hecho. Dicha comisión llegó el propio 6 de octubre y se unió a un pequeño grupo de compañeros cubanos que ya se encontraba en el lugar y a los investigadores barbadenses y de otras nacionalidades que apoyaban el trabajo del gobierno de Barbados.

Desde horas tempranas del día 7 de octubre se agruparon los diferentes componente que integraban la delegación cubana. A las 6:00 a.m. se reunión en el lobby del hotel que hospedaba a los investigadores en Bridgentown, los miembros de la aeronáutica civil, de Cubana de Aviación, de los barcos pesqueros que apoyarían el rescate de las víctimas y los restos del avión, del Instituto de Medicina Legal de Cuba y del Laboratorio Central de Criminalística.

Los primeros en comenzar el trabajo investigativo ese día fueron los integrantes de la delegación de Cubana de Aviación, los que revisaban la documentación de la aeronave y se distribuían el trabajo. En los rostros de estos compañeros se podía observar la tristeza por lo ocurrido, algunos de ellos habían perdido en el atentado a familiares y compañeros queridos de años de trabajo. Por su parte los de medicina legal y criminalística revisaban dentigramas, fotos, tarjetas y documentos con huellas de las víctimas, para proceder a su identificación.

Además de estos grupos se encontraban en el hotel miembros del equipo legal cubano que se encargarían de los asuntos jurídicos que podrían afrontar la amplia delegación cubana.

A las 6:15 de la mañana comenzaron a salir del hotel, tras el chequeo de los autos para evitar cualquier incidente, diferentes carros con el personal que trabajaría en el rescate de las víctimas. Desde la madrugada de ese mismo día habían llegado a las costas de Barbados un grupo de cuatro pequeños barcos camaroneros cubanos que encontraban trabajando en las costas de Guyana y que actuarían como parte del apoyo logístico.

Rescate de las víctimas

Vista parcial de la operación de rastreo marítimo frente a la costa de Barbados.

Especialistas, equipos de buceo y barcos de la flota pesquera cubana trabajaron en el rescate de las víctimas, que se hizo muy difícil por la profundidad donde se hallaban los restos de la nave.

Las embarcaciones utilizaron cables de acero, redes metálicas y otros medios en un área de 8, 75 millas cuadradas. Se colocaron de forma escalonada con una separación de 50 metros, pues la red que se confeccionó con pedazos de cadenas y cables tenía 30 metros de largo.

Con esta separación se movían en el mismo sentido, guardando una distancia de aproximadamente 100 metros entre unos y otros, con el objetivo de que cualquiera de los barcos iníciales enganchara algo y tratara de llevarlo a la superficie; en caso de perderlo, la embarcación que venía detrás lo podría recuperar.[14]

El 14 de octubre los restos de los cubanos que pudieron ser rescatados son trasladados a La Habana y expuestos en la base del Monumento situado en la Plaza de la Revolución José Martí. Se decreta duelo oficial.

Trinidad y Tobago

Hernán Ricardo y Freddy Lugo, autores materiales del atentado.

Por las sospechas que levantaron ambos individuos, las autoridades de Barbados advierten a las de Trinidad y Tobago y ese mismo día arrestan a los ciudadanos venezolanos Freddy Lugo y Hernán Ricardo Lozano como presuntos autores del sabotaje.

Con posterioridad, los trinitarios informan a una comisión investigadora convocada por Barbados que Hernán Ricardo Lozano había declarado al jefe de la Policía ser miembro de la Agencia Central de Inteligencia (CIA); que en las pocas horas que permanecieron en Bridgetown, tras bajarse del avión, habían ido del aeropuerto a la embajada de Estados Unidos y que luego, desde el hotel, llamaron por teléfono a Caracas, a Luis Posada Carriles (su jefe), y también a Orlando Bosch Ávila. Sobre esa base, en el informe oficial, Barbados incluiría los datos del hotel donde pernoctaron, desde qué teléfono llamaron y los números de Posada y Bosch en Caracas, a los cuales llamaron.

La Agencia de Noticias Caribeña (CANA) comunica que los dos detenidos, con pasaporte venezolano, realizaban actividades ilegales en el área del Caribe. Oficiales de Trinidad Tobago expresaron que ambos se encontraban en la capital de Barbados cuando ocurrió allí un atentado dinamitero contra el Consulado de Guyana y también habían estado en esta última isla, en Junio pasado, cuando una bomba destruyó las oficinas de la British West Indies Airways. La aviación civil de Barbados da a la publicidad la cinta magnetofónica con la conversación que mantuviera, en los minutos finales del vuelo, la tripulación del CU-455 con el aeropuerto de Seawell.

El 10 de octubre el embajador estadounidense en Barbados, Theodore Britton, parte hacia Washington para «efectuar una consulta de rutina con el Departamento de Estado».

Venezuela

El 12 de octubre en un comunicado oficial, el Gobierno de Venezuela condena el acto de terrorismo contra el avión de Cubana, y reconoce que los dos ciudadanos de ese país sobre quienes recaen las sospechas de estar implicados son Freddy Lugo y Hernán Ricardo Lozano.

La policía política venezolana (DISIP) anuncia la detención en Caracas de los contrarrevolucionarios de origen cubano Orlando Bosch y Luis Posada Carriles y de otros tres implicados. También allana la oficina de Investigaciones Comerciales e Industriales C.A. (ICICA), propiedad de Posada Carriles, donde se encontraban pruebas y equipos relacionados con el acto terrorista.

El 16 de octubre el diario caraqueño Punto da a conocer que la DISIP incautó explosivos, armas y una emisora de radio en la empresa ICICA, financiada por la CIA.

El 17 de octubre, el primer ministro guyanés, Forbes Burnham, rinde homenaje a las víctimas en un gran acto de masas y calificó de ataque a la soberanía de los pueblos de Cuba y Guyana el criminal hecho. Revela que en una agenda de Freddy Lugo había una referencia a Joe Leo, un oficial del FBI enmascarado bajo un cargo de la embajada estadounidense en Caracas.

La AP informa el 18 de octubre desde Caracas que el Gobierno venezolano consideraba una solicitud del Departamento de Estado de los EE. UU. para que Bosch fuera regresado a Estados Unidos por haber burlado la libertad condicional que se le otorgara en 1972.

En un comunicado publicado en Washington, el 19 de octubre, el Departamento de Estado indica que John Blacker, encargado de Negocios de Estados Unidos en Georgetown, había recibido instrucciones de protestar oficialmente por las declaraciones del premier Burnham sobre la participación de la CIA en el sabotaje al DC-8 de Cubana de Aviación.

Sin embargo, Yale Newman, funcionario de la sede diplomática estadounidense en Caracas, reconoce que desde hacía dos o tres años existían contactos entre Leo y Hernán Ricardo, que las más recientes habían tenido lugar en septiembre de 1976, cuando este último se interesó por obtener una visa de entrada a Estados Unidos. Asegura que en esa ocasión la conversación giró acerca de un trabajo fotográfico que Ricardo debía realizar en Puerto Rico para la revista Visión.

Rápidamente, Julio G. Smith, director de esa publicación con circulación latinoamericana, niega de forma categórica cualquier vínculo con Ricardo.

El periódico The Washington Post señala que esos reconocidos contactos hacían dudar de las declaraciones de Kissinger.

Juicio en Venezuela

Propuesta de juicio

El 20 de octubre el gobierno de Trinidad y Tobago convoca una reunión internacional en Puerto España, en la que participan representantes de ese país, Cuba, Barbados, Guyana y Venezuela. Se acuerda que el juicio tenga lugar en esa última nación y que todos cooperarán para que se haga justicia.

El juez noveno penal de Venezuela, Alberto Martínez Moncada, declara sin lugar el 21 de octubre, una solicitud de habeas corpus a favor de Posada Carriles.

Los contrarrevolucionarios Bosch y Posada Carriles prestan declaraciones ante un tribunal el 22 de octubre.

El 23 de octubre, el canciller cubano Raúl Roa formula una denuncia sobre la intención de Estados Unidos de tender una cortina de humo sobre el Sabotaje, al tiempo que trataba de dividir a los países del Caribe y de lograr la impunidad de ese crimen.

Radamés Larrazabal, dirigente comunista venezolano, denuncia el 25 de octubre, que los hilos de las pesquisas en torno al sabotaje involucran al funcionario de la embajada estadounidense en Caracas Joe Leo, y que la CIA, a través del Departamento de Estado, presiona para llevarse de Venezuela a Bosch.

El 29 de octubre, Raymond Aguiar, abogado de Posada Carriles, es condenado por la jueza Delia Estava Moreno a ocho días de prisión, al pronunciarse de forma irrespetuosa ante la oficina privada del tribunal donde era interrogado su defendido.

El diario venezolano El Nacional informa que la policía de Trinidad y Tobago había encontrado en poder de Hernán Ricardo planos de embajadas de Cuba en Venezuela, México y Jamaica.

El juicio

Los culpables del crimen de Barbados son llevados a juicio. En primer plano, Orlando Bosch.

El 1 de noviembre de 1976 la Fiscalía de la República de Venezuela recibió las actuaciones contentivas de la Averiguación Sumaria n.º 3409,[15] instruida por la DISIP del Ministerio de Relaciones Interiores y en razón de que los ciudadanos Hernán Ricardo Lozano y Freddy Lugo aparecen acusados de ser los autores materiales del acto terrorista ejecutado en el avión de Cubana de Aviación el 6 de octubre del año en curso, prestos a disposición del juzgado primero de la primera instancia en lo penal de la circunscripción judicial del distrito federal y del estado de Miranda. Se designó Instructora Especial de los hechos punibles a la doctora Delia Esteva Moreno, jueza primera de ese tribunal, la cual al día siguiente dictó auto de proceder contra los involucrados.

El 2 de noviembre, la jueza Estava Moreno dicta autos de detención por homicidio calificado contra Lugo y Ricardo. La orden formal de detención también afecta a Bosch y Posada Carriles, indentificados como autores intelectuales.

Oscar Alemán, juez tercero de primera instancia, declara sin lugar un recurso de habeas corpus presentado a favor de Posada Carriles.

Poco después de presentar declaraciones ante la jueza Delia Estava, el 18 de noviembre, el terrorista Posada Carriles admite a la prensa haber estado involucrado en la invasión mercenaria que desembarcó por la Bahía de Cochinos, Cuba, en 1961 y manifiesta que fue preparada por la CIA, a la que pertenece.

El 23 de noviembre Hernán Ricardo admite ser agente de la CIA desde 1970. El abogado Francisco Leandro Mora presenta el 27 de noviembre un recurso de recusación en contra de la jueza Estava Moreno, basado en que esta había manejado el proceso con desventaja para los detenidos, y solicita el traslado del expediente a otro tribunal.

El 30 de noviembre la jueza Delia Estava remite el expediente del sabotaje al juez séptimo de lo penal, Héctor Marcano Batistini, con motivo del recurso interpuesto. A la vez, remite la recusación de Mora al juez superior, José Alfredo Rodríguez, para que determine si tiene lugar o no. Poco después de recibir el expediente, Marcano Batistini manifiesta que se inhibirá de conocer el caso por considerar que Mora también lo recusará a él, debido a la existencia de problemas personales entre ambos.

El 12 de enero de 1977 es declarada sin lugar la recusación interpuesta contra la jueza Estava Moreno y le es impuesta al abogado Mora una multa.

El juicio por sabotaje al avión de Cubana queda en suspenso el 17 de febrero al inhibirse el juez cuarto en lo penal, Guillermo Tell Aveledo, quien tenía el expediente de recusación. En medios del tribunal se supo que el abogado Raymond Aguiar había enviado una carta a Tell Aveledo amenazándolo, porque sus decisiones estaban supuestamente parcializadas. Le corresponde entonces decidir al Juez Superior Penal, Jesús Moreno Guacarán.

El 18 de febrero la nueva inhibición, presentada por Moreno Guacarán, origina la intervención del Consejo de la Judicatura y del Ministerio Público, que califican de grave tal actitud. Al día siguiente el Consejo de la Judicatura ordena a la Inspectoría General de Tribunales que investigue las sucesivas inhibiciones de jueces.

Durante un tiempo el proceso contra los terroristas se detiene para investigar el problema hasta que se decide reiniciar el 16 de junio.

El 23 de junio, Delia Estava Moreno es autorizada a continuar, luego de declararse sin lugar el recurso interpuesto en su contra. Con esto se puso en marcha el proceso, estancado durante seis meses por las enrevesadas maniobras de los abogados defensores dirigidas a eliminar a la jueza de este caso.

El 10 de julio se da a conocer el informe, en ocasiones dramático, de la comisión técnica de Barbados, que aporta nuevos elementos sobre el sabotaje. Destaca los esfuerzos realizados por los pilotos, quienes maniobraron durante siete minutos desde la explosión de la primera bomba hasta la precipitación del avión al mar.

El 20 de julio la corte califica de inadmisible la tercera recusación presentada contra Estava Moreno por los abogados defensores y el 29 de julio la jueza ordena ocho días de arresto contra los abogados defensores Raymond Aguiar, Carla del Solar, Francisco Leandro Mora y Pío González por considerar irrespetuosas las frases que utilizaron en su contra. Los dos primeros no pueden ser detenidos por encontrarse en Miami.

El 11 de agosto los abogados defensores de los terroristas pretenden nuevamente obligar a la magistrada Estava Moreno a inhibirse de continuar conociendo el expediente mediante otra recusación.

El 15 de agosto Orlando Bosch es llevado al juzgado para declarar en torno a un segundo juicio en su contra, iniciado por el presidente venezolano Carlos Andrés Pérez al considerar una ofensa las manifestaciones hechas en Julio por el contrarrevolucionario a periodistas del diario estadounidense Daily Journal. Bosch justifica tanto el sabotaje contra el avión cubano en Barbados como un atentado perpetrado el día anterior contra una aeronave militar de Venezuela.

El ministro de Defensa, general Fernando Paredes Bello, demanda el 16 de agosto a los tribunales militares una investigación sumarial sobre el acto terrorista contra el DC-8 de Cubana luego de que, tres días antes, la jueza había pasado el caso al Consejo Permanente de Guerra.

El 23 de agosto el juez militar primero, teniente coronel Néstor Morillo, dicta auto de detención contra Luis Posada Carriles (venezolano por naturalización), Freddy Lugo y Hernán Ricardo, por traición a la Patria, y a Orlando Bosch por rebelión militar y homicidio. Los detenidos se hallaban en la cárcel militar de San Carlos, en Caracas.

El juicio por irrespeto al presidente Pérez seguido contra Bosch, pasa a los tribunales militares el 26 de agosto. El 1 de septiembre los abogados defensores renuncian por considerar que el juicio no debe ventilarse en los tribunales militares.

Solicitud de absolución

El 28 de septiembre de 1980, organizaciones y personalidades políticas venezolanas muestran su rechazo cuando el fiscal militar de Venezuela solicita la absolución de los cuatro terroristas causantes de la voladura de un avión cubano en pleno vuelo. Gustavo Machado, presidente del Partido Comunista, comparte, en un mensaje al pueblo cubano, «la justa indignación por la incalificable decisión absolutoria». El expresidente Carlos Andrés Pérez manifiesta: «Estoy profundamente asombrado».

La periodista venezolana Alicia Herrera informa en conferencia de prensa, ser depositaria de las confesiones que le hicieran Orlando Bosch y Freddy Lugo durante las visitas que, por casi tres años, ella realizó a la cárcel de San Carlos:[16]

Hoy puedo denunciar ante el mundo que conozco profundamente, por confesiones de sus autores, los pormenores de este crimen y la trama vergonzosa que tejió el Gobierno de Luis Herrera Campins para exonerarlos de culpa.

Posada Carriles prófugo

El 18 de agosto de 1985, respaldado por la CIA, Luis Posada Carriles se «fuga», durante un cambio de guardia, por la puerta de la cárcel de máxima seguridad en que se hallaba. Gaetón Fonzi, investigador del Congreso de Estados Unidos, reveló en un libro que:

Jorge Mas, presidente de la Fundación Nacional Cubano Americana (FNCA), fue apoyado por la red encubierta del teniente coronel Oliver North, después que sus amigos de Miami le proporcionaron el dinero para el soborno de los funcionarios de la prisión.

Después de 15 días en Caracas es trasladado a Aruba en un barco camaronero. De allí viaja en un avión privado a Costa Rica y posteriormente a El Salvador. Todas las operaciones son financiadas por la FNCA e indirectamente por la CIA. El inescrupuloso personaje, bajo el falso nombre de Ramón Medina, se incorpora en la base aérea de Ilopango al grupo que organiza los suministros a la contrarrevolución nicaragüense. También forma parte de la red de tráfico de armas controlada desde Washington por el Teniente Coronel Olivert North, asesor para la seguridad interna del entonces presidente de Estados Unidos, Ronald Reagan.

Al desatarse en octubre de 1986 el Escándalo Irán-Contras, Posada Carriles se vincula a un grupo de instructores venezolanos que asesoran a la policía salvadoreña en técnicas contraguerrilleras y de interrogatorio.

Condenas

En 1987, transcurridos 11 años de un proceso lleno de sucias irregularidades, el juez venezolano Alberto Pérez Marcano y un tribunal presidido por Germán Requena Herradas condenan a los mercenarios Lugo y Ricardo. En relación con Posada expresan:

Este señor se mantiene prófugo de la justicia y sobre él no nos pronunciamos.
Jueces de Venezuela

Y consideran a Orlando Bosch ajeno al sabotaje cometido contra el avión cubano y lo liberan.

Bosch fue absuelto no porque se probara su inocencia sino debido a que el tribunal, ignorando la rigurosa labor hecha por las autoridades caribeñas, adujo detalles administrativos acerca de la traducción del inglés al español para desestimarla.

Bosch decide viajar a Estados Unidos, pese a que allí debía responder ante la justicia de ese país por un caso pendiente de violación a su libertad condicional.

El dictamen de Joe D. Whitley, fiscal general asociado actuante en el proceso de admisión a los Estados Unidos de Bosch Ávila, de fecha 23 de enero de 1989 avala su participación en el derribo del avión cubano al concluir:[13]

Bosch, mientras estuvo fuera de los Estados Unidos, fundó y dirigió la Coordinación de Organizaciones Revolucionarias Unidas (CORU), una organización terrorista anticastrista la cual hubo de aceptar su responsabilidad en numerosas explosiones en Miami, Nueva York, Venezuela, Panamá, México, Argentina y otros sitios.

En octubre de 1976, Bosch fue detenido en Venezuela en relación con la explosión de un avión de la línea aérea civil cubana el 6 de octubre de 1976, que resultó en la muerte de 73 hombres, mujeres y niños. Aunque detenido en Venezuela durante 11 años por cargos producto de ese incidente, fue finalmente liberado. En su juicio, se presentaron pruebas de que los dos hombres condenados por homicidio en relación con la explosión, estaban en contacto con Bosch antes y después del hecho.
A raíz de su liberación el 17 de mayo de 1988, Bosch fue detenido por el SIN (Servicio de Inmigración y Naturalización). En aquel momento, el director de distrito del SIN en la ciudad de Miami le entregó a Bosch un aviso de exclusión temporal, alegando que era excluible de los Estados Unidos debido a que «Existen razones para creer que buscaría entrar en Estados Unidos sola, principal, o incidentalmente para mezclarse en actividades perjudiciales para el interés público.
Que es o ha sido un extranjero que aboga o enseña o ha sido un miembro de una organización que apoya la necesidad o la conveniencia de atacar o matar a funcionarios de cualquier gobierno, además la lesión o la destrucción de la propiedad y ejercita los sabotajes.

Existen bases razonables para creer que probablemente él, después de entrar, se mezclaría en actividades que serían prohibidas por las leyes de los Estados Unidos relacionadas al espionaje, el sabotaje, el desorden público, o en otras actividades subversivas para el interés nacional. Ha sido condenado por un delito de bajeza moral, más que un simple delito político».
Fiscal general Joe D. Whitley

Joe Whitley ordena la expulsión de Orlando Bosch de Estados Unidos, pero el presidente George H. W. Bush, contrario al parecer del Departamento de Justicia y el dictamen del fiscal general indulta al terrorista, lo hace sacar del centro de detenciones donde estaba recluido y autoriza a que permanezca detenido en su residencia en Miami.

El 18 de julio de 1990, el presidente Bush declaró a Bosch como «un hombre libre, sin antecedentes penales». Bosch continuó sus actividades terroristas contra Cuba en el grupo llamado Partido Protagonista del Pueblo, sin ser molestado por las autoridades estadounidenses.

Entierro de las víctimas

Sepelio de las víctimas del Crimen de Barbados.

El sepelio de las victimas se realizó el 15 de octubre del propio 1976, a rendirles homenaje en la Plaza de la Revolución de La Habana acudieron más de un millón de personas en representación del pueblo cubano, viéndose una fuerte representación de la sociedad aeronáutica y deportiva del país en duelo por el ataque a sus compañeros de trabajo.

En la despedida de las víctimas estuvo presente el presidente cubano, Comandante en Jefe Fidel Castro, quien pronunció un enérgico discurso donde dio a conocer el coraje del pueblo cubano y su dolor ante esta pérdida:[17][18]

¡Nuestros atletas sacrificados en la flor de su vida y de sus facultades serán campeones eternos en nuestros corazones!

¡Nuestros tripulantes, nuestros heroicos trabajadores del aire y todos nuestros abnegados compatriotas sacrificados cobardemente ese día, vivirán eternamente en el recuerdo, en el cariño y la admiración de nuestro pueblo! ¡Una patria cada vez más revolucionaria, más digna, más socialista y más internacionalista será el grandioso monumento que nuestro pueblo erija a su memoria y a la de todos los que han caído o hayan de caer por la Revolución!

No podemos decir que el dolor se comparte. El dolor se multiplica. Millones de cubanos lloramos hoy junto a los seres queridos de las víctimas del abominable crimen. ¡Y cuando un pueblo enérgico y viril llora, la injusticia tiembla!
Fidel Castro
Fragmento del discurso pronunciado por el comandante en Jefe Fidel Castro en el Sepelio de las víctimas

Impunidad del crimen

El 27 de abril de 1992, el Gobierno de Cuba solicitó al Consejo de Seguridad de la ONU que se reuniera para discutir el caso, aún pendiente, del sabotaje a un avión civil hecho explotar en pleno vuelo en 1976. Finalmente el 21 de mayo de 1992 se reunió el Consejo de Seguridad en una sesión donde solo hablaron Ricardo Alarcón (en nombre de Cuba), y el embajador estadounidense Perkins. Luego de escuchar las mentiras del representante estadounidense, la denuncia cubana fue desestimada.

El 17 de noviembre de 2000, Fidel Castro denunció una conjura para asesinarlo en la Cumbre Iberoamericana de Panamá. Funcionarios panameños encontraron explosivos y arrestaron a Posada Carriles junto a Gaspar Jiménez Escobedo, Pedro Remón y Guillermo Novo Sampoll.

El 20 de abril de 2004 los implicados en el caso fueron condenados a penas entre ocho y cuatro años de cárcel.

Sin embargo, el 26 de agosto de 2004 la entonces presidenta de Panamá, Mireya Moscoso, inesperadamente indultó a los cuatro terroristas. En la madrugada, tomando extremas precauciones, fueron extraídos de la prisión El Renacer, y conducidos al aeropuerto de Albrook, donde tomaron una avioneta hasta el aeropuerto Tocumen (a 15 km de la ciudad de Panamá). Allí montaron en un jet particular que partió con rumbo a Honduras, donde se bajó Posada Carriles, mientras los otros siguieron vuelo hacia la ciudad de Miami (Estados Unidos).

En marzo de 2005, Posada Carriles ingresó ilegalmente a los Estados Unidos y sus abogados dijeron que buscaba asilo.

El 11 de abril de 2005, en la primera de una serie de comparecencias especiales, el presidente cubano Fidel Castro denunció la complicidad del Gobierno estadounidense con el terrorismo, al revelar que se pretende dar cobija en ese país a Posada Carriles.

En su discurso, ante más de un millón 300 mil cubanos reunidos en la Plaza de la Revolución José Martí para celebrar el Primero de Mayo, Fidel Castro aporta otras pruebas acerca de la presencia de Posada Carriles en Miami y la evidente negativa de la Casa Blanca de actuar ante tal cúmulo de evidencias.

En nombre de la justicia, la coherencia y la credibilidad de nuestro país, el gobierno de Estados Unidos debe arrestar y extraditar al terrorista Luis Posada Carriles
Editorial del periódico The New York Times, 10 de mayo de 2005

El 11 de mayo de 2005, el presidente cubano cita un informe del FBI (Buró Federal de Investigaciones), el cual reconoce que los terroristas Luis Posada Carriles y Orlando Bosch están vinculados al asesinato del excanciller chileno Orlando Letelier y su secretaria estadounidense en 1976.

El 12 de mayo de 2005 el presidente Fidel Castro acusa al Gobierno de Estados Unidos de ocultar información, pues un día después de la voladura de un avión cubano frente a las costas de Barbados, el FBI y la CIA tenían conocimiento de los autores materiales e intelectuales del criminal suceso, según un documento leído por el mandatario durante una alocución especial.

El 13 de mayo de 2005, Venezuela solicitó oficialmente a Estados Unidos la extradición de Posada Carriles, basado en un convenio de extradición firmado por ambos gobiernos desde 1922.

Posada Carriles fue arrestado el 17 de mayo por agentes federales y llevado a un centro de detención en el sur de la Florida, donde recluyen a personas con problemas migratorios. El Departamento de Seguridad Interna dice que analizaría la situación del detenido y en 48 horas comunicaría el siguiente paso del proceso. Horas antes, el criminal había ofrecido una conferencia de prensa en la cual confirmó su petición de asilo político al presidente Bush; pero poco después Eduardo Soto, abogado del terrorista, informó que este había decidido retirar la solicitud de asilo político y abandonar el territorio estadounidense.

El 22 de mayo de 2005, el presidente Hugo Chávez aseguró que, si en el plazo establecido Estados Unidos no cumplía con la solicitud de extradición de Luis Posada Carriles, se afectarán las relaciones diplomáticas entre ambas naciones. El 28 de mayo de 2005 las autoridades de Estados Unidos afirmaron que no poseían «argumentos suficientes» para arrestar a Posada Carriles con vistas a su devolución a Venezuela.

Véase también

Fuentes