Calixto III (papa)

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Calixto III
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Papa de la Iglesia católica
8 de abril de 1455 - 6 de agosto de 1458
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PredecesorEugenio IV
SucesorPío II
Información personal
Nombre secularAlfonso de Borja y Cavanilles
Nacimiento31 de diciembre de 1378
Torreta de Canals, Valencia, Bandera de España España
Fallecimiento6 de agosto de 1458
Roma, Bandera de Italia Italia

Calixto III. Pontífice romano de origen español, sucesor del Papa Nicolás V. Fue elevado a la cátedra de San Pedro a la avanzada edad de 77 años, convirtiéndose así en el Papa # 209 de la Iglesia Católica. Su pontificado se caracterizó por el acceso de muchos de sus familiares a altos cargos de la curia papal, lo que atrajo contra los «catalanes» la hostilidad de las familias de la oligarquía romana. [1]

La estirpe de "Los Borgia" tuvo su origen en la familia valenciana Borja, algunos de cuyos miembros se establecieron en Nápoles y Roma a mediados del siglo XV y adoptaron la grafí­a italiana por la que fueron mundialmente conocidos. Su habilidad para maniobrar en polí­tica vaticana y los matrimonios con miembros de otras familias importantes, incluida la realeza, facilitaron su creciente pujanza, que fue máxima durante el papado de Alejandro VI. [2]

Biografía

Primeros años

Alfonso de Borja y Cavanilles, (Papa Calixto III), nació el 31 de diciembre de 1378 en Torreta de Canals, Reino de Valencia, España, en el seno de la familia noble de los Borja quienes, provenientes de villa zaragozana de Borja, se habí­an instalado en el reino de Valencia tras participar en su conquista junto a Jaime I. Fue bautizado en la colegiata de Játiva por lo que algunos le han supuesto hijo de esa ciudad.

Estudió leyes en Zaragoza y fue profesor de derecho de la universidad de Lérida, donde llamó la atención del antipapa Benedicto XIII que lo atrajo a su doctrina en la pugna que el Cisma de Occidente había provocado en la Iglesia Católica. El apoyo brindado al antipapa lo convirtió en el protegido de San Vicente Ferrer y propició su nombramiento como canónigo de la catedral de Lérida.

Fue además el consejero de Alfonso V de Aragón conocido como Alfonso el Magnánimo, a quien asistió como jurista y diplomático y quien deseoso de lograr un acercamiento con Roma lo envió, como legado, en 1429 a Peñiscola con el objetivo de lograr que el antipapa Gil Muñoz (Clemente VIII), sucesor de Benedicto XIII, que se había instalado desde 1423 en este lugar, renunciara y se sometiera al Papa Martín V.

Obispo de Valencia

Alfonso de Borja tuvo un gran éxito en su negociación pues consiguió poner fin al Cisma de Occidente que había dividido la iglesia desde 1378, e inducir al antipapa al tan esperado sometimiento. Como premio al cumplimiento de la misión encomendada obtuvo la silla episcopal de Valencia en 1429. En 1432 abandonó el lugar acompañando a Alfonso V en su campaña como vicecanciller y consejero real, la misma se extendió hasta 1442 concluyendo con la conquista del reino de Nápoles.

Cardenal

El 2 de mayo de 1444 fue nombrado Cardenal por el papa Eugenio V, quien le llamó a su lado. Durante el período que fungió en este cargo desarrolló la práctica que definiría su pontificado, el nepotismo, ofreciendo a sus dos sobrinos de quienes era tutor, Luis Juan de Milá y Rodrigo de Borja, importantes cargos y beneficios eclesiásticos. [3]

Siendo cardenal asistió como consejero al Papa Nicolás V, y a la muerte de este fue elegido como sumo pontífice, adoptando el nombre de Calixto III.

Papa

Tenía 77 años tenía cuando fue elegido Papa el 8 de abril de 1455, siendo coronado el día 20, del propio mes, cumpliendo así la profecía de San Vicente Ferrer, que había pronosticado la elevación de Alfonso en la Cátedra de San Pedro. Una vez elegido hizo venir a Roma a sus dos sobrinos, a quienes categorizó como príncipes, nombrando además a Rodrigo como notario apostólico y a Luis Juan de Milá, gobernador de Bolonia. Ambos fueron nombrados cardenales, al año siguiente. Rodrigo posteriormente se convertitía en el Papa Alejandro VI y Luis Juan de Milá, Duque de Espoleto, sería el candidato ideal para el trono de Nápoles.

Dentro de sus prioridades como sumo pontífice estuvo la canonización del Santo Dominico al 29 de junio de 1455; y la reconquista de Constantinopla de la que Mahometo II se había apoderado dos años antes; Calixto puso gran empeño en arrojar a los turcos de Europa; aspiraba a provocar una cruzada general de la cristiandad, y con tal fin promulgó una bula en la que predicaba la cruzada contra los mismos, envió legados a todas partes, Inglaterra, Francia, Alemania, Hungría, Portugal y Aragón, y dispuso que se echaran las campanas a vuelo tres veces al día para que al oírlas todos los fieles rogasen por los guerreros que combatían contra los musulmanes.

En un primero momento recibió el apoyo de los de húngaros, portugueses y genoveses, sin embargo sólo la flota húngara partió hacia Belgrado que se encontraba sitiada por el ejército del sultán turco. Cuando supo, el 14 de julio de 1456, que los cristianos capitaneados por Juan Huniades, a quien acompañaban el franciscano Juan de Capistrano y el cardenal Carvajal, legado pontificio, habían ganado la célebre Batalla de Belgrado, sintió gran júbilo y aumentó la solemnidad de la antigua fiesta de la transfiguración del señor.

Como para las guerras que proyectaban contra los turcos necesitaba muchos recursos, fue extremado en sus peticiones de dinero a los fieles, lo que ocasionó algunas disidencias con estos, especialmente con los alemanes, a quienes por medio de cartas y de su legado Eneas Silvio procuró satisfacer. Lo mismo que los obispos alemanes, la Universidad de París se quejaba de que el pontífice distraía los diezmos en asuntos que no eran la liga contra los turcos.

En 1456, declaró inocente a Juana de Arco de los cargos de brujerí­a por los que habí­a sido quemada en la hoguera en 1431 estableciendo una comisión que decretó nulo ducho juicio. En ese mismo año promulgó la "bula Inter Caetera" que certificaba a los portugueses la exclusividad de la navegación a lo largo de la costa africana.[4]

Altercados durante el papado

Calixto procuraba justificar sus gastos enviando escuadras a las islas del archipiélago y oro a los soldados del célebre Scanderbeg, defensor de Albania. Alfonso V de Aragón parecía el monarca más dispuesto a secundar los planes del Papa; sin embargo pronto surgieron problemas entre uno y otro. Calixto sostenía, como todos los pontífices, los derechos que la iglesia se había atribuido sobre el reino de Nápoles; Alfonso, por su parte, no podía avenirse a tratar como superior poder a quien había sido súbdito y consejero suyo.

El Papa se negó a dar la investidura del reino napolitano al monarca aragonés y Alfonso se vengó haciendo que sus tropas desbastaran los territorios pontificios. Murió el rey, y Calixto se negó a reconocer como heredero a Fernando, hijo natural y sucesor de Alfonso. Declaró el trono vacante, prohibió a Fernando tomar el título de rey, desligó a sus súbditos del juramento de fidelidad y haciendo correr la voz de que era aquel un hijo supuesto del conquistador de Nápoles, consiguió que cundiera la rebelión en el reino. Alarmado Fernando le escribió una humilde y afectuosa carta donde le recordaba los viejos tiempos en que bajo sus cuidados y dirección había estado de joven, que juntos habían ido desde Aragón a Nápoles, y añadió además que estaba dispuesto a respetarle como un hijo a su padre; pero Calixto no se dejó enternecer; llamó a los italianos a las armas, y los lanzó sobre Nápoles. Fernando entonces apeló también a la fuerza y la guerra civil era inminente, pero afortunadamente para Italia, murió el Papa.

En aquella época había sostenido otra querella con la Universidad de París, pues el Papa Nicolás V había autorizado a los frailes para que confesasen; los clérigos se oponían a esto y los apoyaba la Universidad. Calixto III decidió el conflicto a favor de los frailes; pero la universidad persistió en su opinión y la Santa Sede tuvo que ceder y retractarse por no perder la protección del rey de Francia y los diezmos que sacaba de este reino.

Reacción hacia el cometa Halley

Pierre Simon Laplace, matemático francés del siglo XVIII embelleció y popularizó una biografía póstuma que revelaba que Calixto III habí­a tomado como medida excomulgar al Cometa Halley en 1456, en ocasión de su paso sobre Europa.

Esta acción estaba fundamentada por la creencia de que los cometas eran símbolos de mal agüero, y en aquella oportunidad era para los cristianos defensores de la localidad de Belgrado, sitiada por los orientales, pues se llevaba a cabo la cruzada contra los turcos.

La bula de Calixto III del 29 de junio de 1456, en lugar en el que solicita las oraciones de los leales para el triunfo de la cruzada, ni siquiera menciona al cometa. Para el 6 de agosto de 1456, cuando el sitio de la localidad fue roto por los defensores, hací­a varias semanas que el cometa habí­a dejado de ser visible. [5]

Muerte

Calixto III murió el 6 de agosto de 1458. Al morir dejó 50 mil escudos de oro que, supuestamente, estaban destinados a la guerra contra los turcos. Le sucedió en la cátedra de San Pedro el cardenal Eneas Silvio, con el nombre de Pío II.

Véase también

Referencias

Enlaces externos

Fuentes