Pío IX (papa entre 1846 y 1878)

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Beato Pío IX
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Papa de la Iglesia católica
16 de junio de 1846 - 7 de febrero de 1878
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Ordenación10 de abril de 1819
Consagración episcopal3 de junio de 1827
Proclamación cardenalicia14 de diciembre de 1840
PredecesorGregorio XVI
SucesorLeón XIII
Información personal
Nombre secularGiovanni Maria Mastai Ferretti
Nacimiento13 de mayo de 1792
Senigallia, Bandera de Italia Italia
Fallecimiento7 de febrero de 1878
Bandera de Ciudad del Vaticano Ciudad del Vaticano
Santidad
Beatificación3 de septiembre de 2000 por Juan Pablo II
Festividad7 de febrero
SantuarioBasílica de San Lorenzo Extramuros
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Escudo de Beato Pío IX

Pío IX Giovanni Maria Mastai-Ferreti. Papa (Senigallia, Marcas, 1792 - Roma, 1878). Procedente de la pequeña nobleza italiana, se ordenó sacerdote en 1819. Fue obispo de Imola desde 1832 y cardenal desde 1840. Fue el papa largo en nombres y en años de pontificado: 31 años, el segundo después de San Pedro que duro entre 34 y 37.

Orígenes

Giovanni Maria Giambattista Pietro Pellegrino Isidoro Mastai Ferretti Sollazzi nació en Senigallia, Italia, 13 de mayo de 1792, el noveno hijo del conde Girolamo Mastai Ferretti y de su esposa Caterina Sollazzi. Quiso pertenecer a la Guardia Noble de la Santa Sede, pero fue rechazado por su epilepsia y estudió teología en el seminario de Roma. Fue ordenado sacerdote en abril de 1819, y fue nombrado rector del Instituto Tata Giovanni de Roma, hasta que fue enviado a Chile y a Perú como secretario del nuncio apostólico, Giovanni Muzi. Regresó a Roma para dirigir el hospital de San Michele y para ocupar el cargo de canónigo de Santa Maria in Via Lata.

En 1846 fue elegido para suceder en el Papado a Gregorio XVI, despertando grandes esperanzas entre los nacionalistas italianos por su talante liberal. Sin embargo, al estallar las revoluciones de 1848, el papa rechazó la oportunidad de alinearse con el movimiento nacionalista entrando en la guerra contra Austria. Y cuando la revolución alcanzó a sus propios Estados, en los que se proclamó la República romana, Pío IX huyó de la ciudad y se puso bajo la protección de los ejércitos franceses, napolitanos y españoles en Gaeta (1848). Desde allí bendijo la campaña militar contra la República, que le permitió recuperar su poder temporal en 1850.

Desde entonces su pontificado fue una cruzada contra el liberalismo y el mundo moderno, a los que intentó contrarrestar revitalizando la religiosidad católica. Restauró la jerarquía católica en países de predominio protestante como Inglaterra (1850) y Holanda (1853). En 1854[ proclamó el dogma de la Inmaculada Concepción, según el cual María fue concebida en el seno de su madre, Santa Ana, sin ser alcanzada por la mancha del pecado original. En 1864 condenó todos los «errores» del mundo moderno mediante el Syllabus (que incluía la proscripción del liberalismo, el racionalismo y el cientifismo, así como la renuncia de la Iglesia a reconciliarse con el progreso). En 1869-70 reunió el Concilio Vaticano I, en el que hizo aprobar el dogma de la infalibilidad del papa.

Su intransigencia planteó, además, la «cuestión romana», al ser incorporados por plebiscito los antiguos Estados Pontificios al Estado italiano unificado entre 1859 y 1870, y hacer éste de Roma la capital de la nueva Italia. El papa rechazó esta anexión y, contrario al compromiso que le ofrecía el Parlamento italiano (Ley de Garantías, 1870), se consideró «prisionero» en sus palacios del Vaticano hasta que murió.

Este enfrentamiento abierto entre el Papado y el Estado liberal italiano conllevó la prohibición papal a los católicos de participar de forma constructiva en la vida política del país, actitud que se extendió en menor medida a muchos católicos de otros países europeos. La «cuestión romana», que pesó como un conflicto permanente en las relaciones entre la Italia postunitaria y la Iglesia, no se resolvió hasta mucho después de morir Pío IX y cuando Italia había dejado de ser un Estado liberal, con los pactos de 1929 entre Pío XI y Mussolini. La rigidez e intolerancia de que hizo gala la Iglesia bajo el pontificado de Pío IX debilitó sus posiciones en toda Europa, favoreciendo la extensión del anticlericalismo y la asunción de posturas oficiales beligerantes contra la Iglesia, como la Kulturkampf de la Alemania de Bismarck.

El dogma de la Inmaculada Concepción

Con la encíclica Ineffabilis Deus de 8 de diciembre de 1854 proclamó el dogma de la Inmaculada Concepción, que en 1830, al entregarle la Medalla Milagrosa a Catalina Labouré, proclamaba:

“¡Oh María sin pecado concebida!”

Y 24 años después, Pío IX definió el dogma, en 1854. Fue un Cardenal de la Iglesia:Lambruschini, quien viendo al papa Pío IX, hoy ya Beato, triste y abatido por los conflictos que azotaban a la Iglesia, le aconsejó apresurar la definición. Cuatro años después, el 25 de marzo de 1858, la Virgen le dirá en Lourdes a Bernadette,

“Soy la Inmaculada Concepción”.

Para honor de la Santa e Indivisible Trinidad, para honor y decoro e la Virgen Madre, para exaltación de la fe católica y aumento de la cristiana religión, por la autoridad de Nuestro Señor Jesucristo, de los bienaventurados apóstoles Pedro y Pablo y por la nuestra,

—Declaramos, pronunciamos y definimos que la doctrina que afirma que la bienaventurada Virgen María fue preservada y totalmente exenta de la mancha del pecado original desde el primer instante de su concepción, por un privilegio y gracia singular de Dios omnipotente y en vista de los méritos de Jesucristo, salvador del género humano, es una doctrina revelada, y por consiguiente, debe ser firme y constantemente creída por todos los fieles. (Bula lneffabilis Deus, 8 de diciembredel 1854.)

También convocó el Concilio Vaticano I (1869-1870, que, quedó inconcluso por la guerra, y definió la infalibilidad pontificia para sus pronunciamientos ex cathedra -circunstancia que se ha producido sólo en cuatro ocasiones- y la constitución apostólica Pastor aeternus de 18 de julio de 1870 que fortalece el primado romano. El concilio también recogió las tesis del Syllabus, y mediante la constitución Dei Filius (De fide catholica) dio rango supremo al ultramontanismo romano.

Muerte

Fallece el 7 de febrero de 1878. Es sepultado en las Grutas Vaticanas, en 1881, fue trasladado a la basílica romana de San Lorenzo fuori le mura. Su lápida sepulcral lleva la sucinta frase "Ossa et ceneres Pii IX papae" (Huesos y cenizas del papa Pío IX). Su cuerpo se conserva incorrupto.


Beatificación

El papa Juan Pablo II le proclamó Beato el 3 de septiembre de 2000. Su conmemoración se celebra litúrgicamente el 7 de febrero, aniversario de su muerte.


Fuente